13 cosas sobre Janucá que todo judío debería saber

1. Ocho noches=luces milagrosas

La ceremonia, gratuita y abierta a todo el público, atrae a miles de personas cada año a la Elipse frente al césped de la Casa Blanca (Foto: Baruj Ezagui)

¿Por qué Janucá dura ocho días? El Talmud se pregunta y responde:

Los sabios enseñaron: A partir del 25 de Kislev, los días de Janucá son ocho. Uno no puede hacer discursos fúnebres ni ayunar durante esos días. Esto se debe a que los griegos entraron al Santuario, contaminaron todo el aceite que había y cuando los jashmonaim los vencieron y salieron victoriosos, encontraron sólo una vasija de aceite que aún tenía el sello del Sumo Sacerdote. Ese aceite sólo alcanzaba para encender el candelabro durante un día. Sin embargo, un milagro ocurrió y encendieron el candelabro por ocho días. Al año siguiente, los

sabios instituyeron esos días y los convirtieron en una festividad con recitación de Halel y plegarias de agradecimiento.1

Sin embargo, hay más. El número siete representa todo lo que puede encontrarse en este mundo. La semana tiene siete días, hay siete planetas clásicos y siete notas musicales. De hecho, el mundo fue creado en siete días.

Y luego tenemos el número ocho, que representa todo lo que está arriba, aquello que no entra en las ranuras nítidas que sostienen los fragmentos de nuestras vidas. El número ocho evoca lo transcendental y lo Divino. El ocho es el número de los milagros.

2. La luz después de la oscuridad

El artista Dominic Alves capturó esta imagen de un Janucá nevado en Brighton, Reino Unido

Las velas de Janucá deben arder luego de que caiga la noche, ya que el propósito es traer luz en la oscuridad, pero deben encenderse lo suficientemente temprano como para que alguien pueda verlas. Las velas tienen que verse para que puedan cumplir su función de recordarle a otros el gran milagro que Di-s nos hizo.

3. La fiesta silenciosa

Janucá es la única fiesta judía que no está mencionada en ninguno de los 24 libros de la Biblia. Esto se debe a que el canon fue sellado por los Hombres de la Gran Asamblea, dos siglos antes del milagro de Janucá. Tampoco tiene un tratado en el Talmud que discuta sus observancias. En cambio, tiene apenas una mención en el tratado de Shabat. En el contexto de la discusión del encendido de velas de Shabat, las velas de Janucá (y, por extensión, la festividad de Janucá) tienen su tiempo en el esplendor Talmúdico.

4. Antes de las papas había… ¡queso!

Hoy en día, existe una costumbre muy extendida de disfrutar latkes de papa en Janucá, ya que el aceite con el que se fríen nos recuerda al milagro de las llamas de la Menorá del Templo que ardieron durante ocho días. Pero hay una costumbre más antigua de comer panqueques de queso en Janucá, que nos recuerda aquella comida láctea (y embriagante) que la valiente Judith le dio al general griego antes de decapitarlo mientras dormía y, de esta manera, salvó a su pueblo. Parece ser que los latkes de queso se transformaron en latkes de papa (las papas eran desconocidas en el Viejo Mundo hasta finales del siglo XVI), y nació una nueva costumbre.

5. La menorá que enciendes es la menorá de Hilel

Una menorá de Janucá al octavo día, usando aceite.

En los días del Talmud, había dos grandes academias de aprendizaje: Hilel y Shamai. La casa de Hilel enseñaba que cada noche de Janucá agregamos otra vela—tal como hacemos hoy en día. La casa de Shamai, sin embargo, sostenía que empezamos con ocho luces la primera noche y vamos encendiendo una menos cada día, terminando Janucá con una sola llama.2¿Estàs tentado de probar la manera de Shamai? El tiempo para hacerlo todavía no llegó. La tradición nos dice que, cuando venga Mashiaj, seguiremos las reglas de la Casa de Shamai, pero, hasta entonces, hay una hermosa lección para aprender del modelo de Hilel. Añade más luz cada noche. Cada partecita de luz se suma para crear algo brillante.

6. ¿Sirios, griegos, helenistas o yevanim?

A veces, en la historia de Janucá escuchamos sobre los griegos, los sirios o incluso los helenistas. Entonces, ¿quiénes eran exactamente los intrusos que fueron expulsados por los Macabeos? ¡Todos ellos! Luego de la muerte de Alejandro Magno, su imperio se dividió. El imperio griego seléucida estaba en Siria y el imperio Ptolemaico tenía su base en Alejandría, Egipto. Los soldados que estaban en Judea pertenecían a los greco-sirios. Y, ¿quiénes son los helenistas y los yevanim? La misma gente: Hella es la palabra griega para decir “griego” y Yavan es como lo decimos en hebreo.

(Y ahora, para confundir un poquito más las cosas, también estaban los judíos helenizados, o “Mityavnim” en hebreo, que estaban del lado de los griegos/yevanim/helenistas/sirios/seléucidas y representaban una amenaza aun mayor para la supervivencia de la vida judía tradicional).

7. Menorot por todos lados

El primer Janucá, se encendieron velas por todo el patio del Sagrado Templo en Jerusalén. Esto trajo la luz de Janucá desde el interior del santuario del Templo, el lugar más sagrado de la tierra, hacia afuera. Mientras los judíos continúan observando Janucá en todo el mundo, las ondas de santidad continúan ampliándose y expandiéndose.

8. Muchas opciones

La mayoría de las festividades judías comienzan sólo en cuatro de los siete días de la semana. Por ejemplo, el primer día de Rosh Hashaná puede ser lunes, martes, jueves o Shabat— nunca cae domingo, miércoles ni viernes. Sin embargo, como el mes anterior a Janucá (Jeshván) puede tener 29 o 30 días, Janucá puede empezar en cualquier día de la semana excepto los martes.

9. Los Macabeos, ¿fueron realmente tan geniales?

Cualquier niño que vaya al prescolar de Jabad puede decir que los héroes de la historia de Janucá son los Macabeos, el clan que lideró el valiente levantamiento contra los invasores

griegos. Pero no era todo tan bueno. Iehudá Macabí y su familia eran cohanim, miembros de la tribu de sacerdotes elegidos por Di-s para manejar el Santo Templo. Los sucesores de Iehudá Macabí tomaron el reinado por su cuenta, algo que legalmente les pertenecía a los descendientes del Rey David, de la tribu de Iehudá. Ciertamente, no pasó mucho tiempo hasta que la monarquía de Judea fue arrastrada a una serie de tomas de poder y eventos sangrientos, con un rey atrás de otro intentando imitar a los mismos griegos que sus propios ancestros habían expulsado de la tierra.

10. Janucá en la URSS

Avraham Genin, una figura destacada en la red de instituciones judías clandestinas manejadas por Jabad en la URSS (Foto: Nathan Brusovani (Bar), www.brusovani.com)

La mayor parte de su vida, Avraham Genin encendió la menorá en la privacidad de su casa o en la sinagoga. Ex soldado del Ejército Rojo, perdió su pie culpa de una bomba alemana; pero eso no le impidió continuar caminando a la sinagoga cada semana—un esfuerzo que le llevaba una hora y media. Un jasid incondicional que se negó a inclinarse ante Stalin y sus secuaces, sirvió con valentía como mohel y maestro de Torá, un faro de luz en la era comunista atea.

Pero luego, sucedió lo inesperado. Para la época de Janucá de 1991, se habían formado algunas grietas en la Cortina de Hierro, y, en presencia de aproximadamente 6.000 judíos, Avraham Genin encendió una menorá gigante adentro del Palacio de los Congresos Kemlin (era el segundo año que se encendía una menorá grande en público en la URSS; el año anterior, la menorá se había colocado cerca de la Casa Blanca de Rusia).

Desde entonces, el encendido público de la menorá de Janucá se convirtió en un elemento esencial de la vida judía rusa

11. Janucá en el espacio

En diciembre de 1993, se envió al espacio el Transbordador Espacial Endeavour para servir al Telescopio Espacial Hubble. Uno de los astronautas que valientemente caminó en el espacio para reparar el telescopio fue Jeffrey Hoffman.

Sabiendo que estaría en el espacio durante Janucá, Hoffman se aseguró de llevar con él un dreidel y una menorá de viaje para poder celebrar (por la falta de gravedad y por seguridad, no había manera de encender las velas).

Luego, por comunicación satelital, mostró sus provisiones de Janucá, hizo girar su dreidel en el aire y les deseó a los judíos de todo el mundo un ¡felíz Janucá!

12. Tu menorá ¿está en la entrada o en una ventana?

La costumbre más común (fuera de Israel) es encender la menorá en una ventana. En la época de la Mishná, sin embargo, la menorá se colocaba afuera, del lado izquierdo de la puerta entrando desde la calle.

Esto trajo consigo una ley muy particular. Si una persona colocaba una vela en la calle y luego un burro que cargaba paja pasaba demasiado cerca, el dueño de la vela sería responsable del incendio resultante. En Janucá, sin embargo, estaría exento por estar cumpliendo una mitzvá.

¿Por qué se colocaba la menorá del lado izquierdo de la puerta? Porque la mezuzá está del lado derecho. Con la mezuzá de un lado y la menorá del otro, uno está literalmente rodeado de santidad.

La dura realidad de la diáspora, tanto por el aspecto sociopolítico como por lo meteorológico, forzó a encender la menorá en el interior y, algunas comunidades, tomaron la costumbre de ponerla en el borde de la ventana. Incluso hoy en día, muchas personas (incluidas las de Jabad) preferimos encender en la entrada y rodearnos de las mitzvot de la mezuzá y la menorá, tal como se hacía en el pasado.

13. Cómo Janucá tomó popularidad en tres años

El propósito de la menorá es difundir el conocimiento a la mayor cantidad de personas posible. Por esta razón, se enciende la menorá también en las sinagogas todas las noches. Pero en los últimos años, la mitzvá de la menorá se ha extendido aún más.

El Rabino Moshe Hecht con estudiantes del New Haven Hebrew Day School en Connecticut, 1987.

Durante Janucá de 1973, algunos alumnos de la ieshivá de Jabad-Lubavitch estaban planeando ir a Manhattan para repartir menorot. Se les ocurrió que, si ponían una menorá gigante en el techo del auto, muchas más personas iban a prestarle atención y tomarían las menorot que estaban repartiendo. Con algunos trozos de madera y bloques de cemento, se las arreglaron para construir una menorá enorme y la ataron al techo de una camioneta. La menorá resultó todo un éxito.

Para 1974, el Rabino Abraham Shemtov tuvo la inusual, quizás hasta loca idea de encender una menorá justo enfrente del Salón de la Independencia, donde está la Campana de la Libertad, el ícono de la libertad estadounidense.
En 1975, el Rabino de Jabad, Jaim Drizin, hizo arreglos en San Francisco para encender una menorá gigante de madera en Union Square (Plaza Unión). Bill Graham— un niño que había sobrevivido al holocausto y que era un promotor musical muy reconocido— donó fondos para la construcción de una menorá de 6,7 metros de altura, hecha de caoba. Al día de hoy, se la conoce como la menorá de Bill Graham. (Foto: www.billgrahammenorah.org)

En 1975, en la costa opuesta de los Estados Unidos, el Rabino Jaim Drizin hizo arreglos para encender una menorá gigante de madera en Union Square (Plaza Unión). Bill Graham, un niño que había sobrevivido al holocausto y que era un promotor musical muy reconocido, donó una menorá de caoba de 6,7 metros de altura y la tradición siguió creciendo hasta su forma actual.

En el año 2016, Jabad-Lubavitch instaló más de 15.000 menorot gigantes en espacios públicos. Los encendidos públicos y los eventos de Janucá se realizaron a lo largo de más de 90 países en todo el mundo. Además, circulaban por las calles 5.000 menorot sobre los techos de los vehículos, concientizando a las ciudades, los pueblos y las zonas rurales sobre la festividad.

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NOTAS AL PIE 1.

Shabat 21b, citando Meguilat Taanit. 2.

Shabat 21b.

Por Menajem Posner 

Nota extraída de Chabad.org traducida por Rivka Baron 

 

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