¿Por qué no hay juezas mujeres en la Torá?

PREGUNTA:

Estoy interesado en saber por qué las mujeres no pueden juzgar disputas en las leyes de la Torá. ¿Cómo es el caso de Débora, la jueza? ¿La sabiduría está limitada a los hombres? ¿Las mujeres no tienen la habilidad de distinguir entre dos puntos en una disputa?

RESPUESTA:

La Torá no trae una razón de por qué las mujeres no pueden ser juezas en casos civiles. El Talmud Yerushalmi dice que las mujeres no pueden ser juezas y trae varias pruebas escritas. La regla está codificada en el Código de la Ley Judía. En este contexto, la regla es algo sorprendente. A lo largo de la Torá escrita y oral nos encontramos con que los hombres consultan a las mujeres y siguen su consejo, a partir de Abraham «obedeciendo a la voz de Sara¨, Iaakov siguiendo el consejo de su madre, y después de consultar con sus esposas antes de salir de Harán (a pesar de que ya había sido encargado de ello por Di-s). Del mismo modo,   es con el asesoramiento de una mujer sabia que el Rey David salva una ciudad entera. Numerosas mujeres se citan en el Tanaj y en el Talmud por su sabiduría, sin embargo, no encontramos ningún caso en el cual deciden situaciones civiles.

 La excepción aparente es la historia de Débora, la profetisa, sentada debajo de su palmera datilera mientras «la gente viajaba a ella para un juicio». Rabeinu Asher escribe que Débora no pudo haber juzgado las controversias por sí misma, ya que a las mujeres no se les permite juzgar. Por el contrario, ella tuvo que haber estado instruyendo a los jueces hombres cómo deben juzgar. Obviamente, la restricción no tiene nada que ver con la experiencia o incluso la inteligencia: aquí tienes la experta en el juicio y sin embargo ella misma no podía juzgar.

Una posible explicación se refiere a las distintas formas en que las mentes masculinas y femeninas operan. La investigación actual apoya la creencia común de que las mentes de los hombres y mujeres son diferentes y sobresalen en diferentes áreas. ¿Cómo estas diferencias se aplican a juzgar una disputa?

En la sentencia de cualquier disputa, hay dos pasos discretos. El primero es el de escuchar a cada parte y tratar de ver la situación desde múltiples perspectivas. Por esta razón, no está permitido juzgar un caso en que él personalmente fue testigo ( ya que se le hace imposible ver cualquier punto de vista distinto). Del mismo modo, un juez que es de mente estrecha y sólo puede ver una perspectiva a la vez no es un juez competente. Extremadamente raro es el caso de que una de las partes es 100% culpable, mientras que el otro es 100% inocente. De hecho, en casos de pena capital, si ningún juez ha presentado un argumento en el mérito de la defensa, la sentencia no es válida.

El segundo paso en el juicio requiere una facultad enteramente diferente. Después que el juez ha pesado y evaluado todos los puntos de vista presentados, debe determinar con certeza quién tiene razón y quién está equivocado. El primer paso requiere de un entendimiento (Biná), la capacidad de comparar las ideas de unos a otros y sentir las cualidades de cada uno. El segundo paso requiere una aptitud completamente diferente, lo que a veces se llama «daat Jazak», una comprensión fuerte. Esto no es un entendimiento comparativo, sino una unión sólida a una sola idea.

¿Cómo se relaciona esto con la neurología masculina y femenina? Al describir la creación de la primera mujer, los Sabios toman el verbo «vaiven», «y Él construyó», que también puede leerse como «entendido». Ellos comentan que la mujer fue creada con un sentido de comprensión más allá de la del hombre. La implicación tácita es que este es un requisito necesario para su papel como un «ezer kenegdo», un compañero que va a ofrecer una visión alternativa, que el hombre por sí mismo no puede ver. De hecho, los Sabios talmúdicos aconsejan al hombre que «se agache y deje que su esposa le susurre en su oído» cuando se enfrentan a una nueva decisión en la vida, especialmente cuando se trata de cuestiones sociales. Este sentido más profundo de comprensión es probablemente también un componente clave en el papel de la mujer como «la madre de toda la vida», nutrir las mentes pequeñas para convertirse en más grandes.

Por otro lado, se dice que los hombres tienen un mayor sentido de «daat», asumir compromisos firmes y decisivos que no se pueden doblar fácilmente. Debo admitir que en mi experiencia personal, pocos hombres han cumplido con esto. Sin embargo, eso no niega la noción de que esto es una cualidad más masculina que femenina. Cualquier suposición que podamos hacer respecto a esto, no son más que conjeturas humanas. La Torá es una disposición de la sociedad de acuerdo a lo Divino, no humano. Las diferencias son obvias, e incluído entre ellos:

Los seres humanos deben trabajar con la naturaleza humana como algo dado y luego desarrollar las reglas de gobierno, Di-s diseña la naturaleza humana de acuerdo a las normas que Él desea que deben regirse. Para que podamos comprender entonces lo más profundo de estas normas debemos comprender nuestra propia naturaleza y la naturaleza de todas las cosas, algo de lo que ninguna criatura es realmente capaz. Sin embargo, creo que podemos decir lo siguiente: El hecho de que la Torá prohíbe a una mujer juzgar los litigios civiles y los casos de capital, de ninguna manera implica que no es una fuente de consejo y sabiduría para los hombres. Por el contrario, la narrativa de la Torá parece que nos da instrucciones de que este es su papel, tanto a través de la historia de su creación, como las historias de las muchas mujeres sobresalientes en nuestra historia a quienes le debemos nuestra supervivencia como un pueblo.

Por: Tzvi Freeman

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