Los hijos de Noaj

“Noaj era un hombre virtuoso en su generación” (Génesis 6:9).

Hay entre nuestros Sabios quienes interpretan este versículo como una ala- banza: [si él fue virtuoso en su perversa generación,] cuánto más habría sido en una generación de personas virtuosas.

Y hay quienes lo interpretan como una desaprobación: En comparación a su generación era virtuoso; pero si hubiera vivido en la generación de Abraham, se lo consideraría como nada. (Rashi sobre el versículo)

Noaj construyó el famoso “bote salvavidas” que lo salvó a él y a otros siete humanos (su esposa, sus tres hijos con sus esposas) del Gran Diluvio. Así que po- demos agradecerle a Noaj haber salvado a la humanidad, o podemos criticarlo (como lo hace el Zohar) por no salvar al resto de su generación.

La Torá nos dice que Noaj no entró en el arca hasta el último minuto, cuando ya estaba lloviendo. Se puede loar su optimismo, o se puede señalar (como lo hace Rashi) que él era “poco creyente” en las palabras de Di-s.

La Torá también cuenta que incluso después de que las aguas del Diluvio hu- bieran retrocedido y la tierra se hubiera secado, Noaj no salió del arca hasta que Di-s se lo ordenara expresamente.

Puede llamárselo tímido, o puede admirárselo (como lo hacen nuestros Sa- 

bios) por su obediencia: Di-s le ordenó que entrara en el arca, por lo que  perma- neció en ella hasta que Di-s le ordenó que saliera.

Lo primero que hizo Noaj para desarrollar la tierra árida que encontró al salir del arca, fue plantar un viñedo, fabricar vino y emborracharse.

Se puede desaprobar su inconstancia, o aplaudir su determinación por infun- dir un poco de alegría y júbilo en un mundo desolado.

Noaj vivió 950 años- bastante tiempo para hacer todo mal y todo bien. Todos nosotros somos los descendientes de Noaj.

Noaj es descendiente de Adam, por lo cual todos nosotros somos, también, hijos de Adam.

Pero el término que usa el Talmud y la Halajá (la ley de la Torá) para la hu- manidad en conjunto es Bnei Noaj (“los hijos de Noaj”). Las Siete Leyes Uni- versales de moralidad entregadas a cada ser humano: prohibición de idolatría, blasfemia, asesinato, robo, adulterio e incesto, crueldad con los animales, y el establecimiento de cortes de justicia, se llaman “Las Siete Leyes de Noaj”- aun- que en realidad, seis de ellas se ordenaron a Adam.

Adam fue el primer hombre. Noaj fue el primer ser humano.

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