Pesaj Sheini

El 14 de lyar, (este año el 15 de Mayo de 2022) es el día conocido como Pesaj Sheini, literalmente, «el segundo Pesaj».

En la época del Beit HaMikdash, todos aquellos que no habían podido traer la ofrenda de Pesaj en la fecha estipulada, el 14 de Nisán, tenían una segunda oportunidad para hacerlo en este día. La Torá (Números 9:10-11) expresa: «Y Di-s habló a Moshé, diciendo: Habla a los Hijos de Israel, diciendo: Si hombre alguno de vosotros o de vuestras generaciones futuras se hallare impuro a causa de un cadáver o esté en camino distante, de todos modos hará la ofrenda de Pesaj a Di-s. La harán el decimocuarto día del segundo mes, hacia el atardecer, la comerán con matzot y hierbas amargas…»

“Pesaj Sheini” se ha convertido en una especie de festividad que celebra la segunda oportunidad de la vida. En las palabras del sexto Rebe de Lubavitch, y elaborado muchas veces por el Rebe, “Es iz nito kein farfalen”, nunca es demasiado tarde. Siempre podes arreglar los errores del pasado. Di-s está constantemente esperando a que expresemos un arrepentimiento sincero. 

Hoy en día, cuando no tenemos el Beit HaMikdash, se acostumbra comer un poco de matzá en Pesaj Sheni, en recuerdo a la ofrenda.

En la época del Beit HaMikdash— este era un día de regocijo para aquellos que cumplían con su obligación de traer la ofrenda de Pesaj. Por lo tanto, se considera en cierto modo especial y en él no se recita Tajanún.

BREVE RESUMEN DE LAS LEYES DE PESAJ SHENÍ

 *Aquel que se encontraba impuro [por haber entrado en contacto con un cadáver humano] en el momento estipulado para traer la ofrenda de Pesaj, o se hallaba en un lugar alejado, o tuvo algún percance, o indeliberadamente —o aun con intención— no la ofreció, debe traer la ofrenda de Pesaj en la tarde del 14 de lyar.

 *Quien se convirtió al judaísmo entre el 14 de Nisán y el 14 de Iyar, o un niño que pasa a ser adulto —respecto de su obligación para con las mitzvot, al cumplir 13 años, edad de bar-mitzvá— durante este período, también trae la ofrenda de Pesa] el 14 de Iyar. 

*Si muchos del pueblo se hallan impuros en el momento de traer la ofrenda de Pesaj: Si constituyen la minoría de la nación, traen su ofrenda en Pesaj Sheni, pero si conforman la mayoría, o si los kohanim (sacerdotes) o utensilios del Gran Templo se hallan impuros en ese momento, de todas formas el sacrificio es traído por todos el 14 de Nisán. Y si el número de personas puras e impuras es el mismo, la ofrenda se trae el 14 de Nisán con la salvedad de que cada grupo la debe traer por separado, sin mezclarse unos con otros.

 ¿Cuál es la diferencia entre la ofrenda de Pesaj traída el 14 de Nisán y la traída el 14 de lyar? 

En la primera se prohíbe el jametz, el cual no puede ser «visto ni encontrado» en posesión del judío. Por ende no debe ser sacrificada junto con éste, siendo necesario exterminar previamente todo jametz de los hogares. Asimismo, ninguna porción de su carne puede ser comida fuera de la javurá [el grupo de personas formado para traer la ofrenda y comer la carne juntos, pues cada cordero era compartido por varias personas]. Además, la ofrenda del 14 de Nisán va acompañada del Halel—cánticos de alabanza— y de una ofrenda festiva especial —korbán jaguigá—, pudiendo ser ofrecida incluso en estado de impureza—si la mayor parte del pueblo se encuentra en esa condición, como vimos antes—.

*En cuanto a la ofrenda de Pesaj traída el 14 de lyar: tanto el jametz como la matzá pueden encontrarse en posesión del judío, no hay obligación de recitar el Halel mientras se come, la carne del sacrificio puede comerse estando la persona separada de los otros miembros de la javurá, el sacrificio no es acompañado de una ofrenda festiva, y no puede ser traído en estado de impureza. Sin embargo, ambos comparten varias cosas en común: pueden traerse en Shabat, requieren del recitado del Halel durante su preparación, deben comerse asados en una misma casa, se comen junto con matzá y maror, no puede sobrar ningún resto de su carne, y no se puede quebrar ninguno de los huesos del animal.

¿Es aun relevante la religión?

Tarjetas inteligentes, bombas inteligentes, células madre y teléfonos celulares. No se puede negar: vivimos una nueva era. La ciencia ficción se transformó en hechos científicos. Y se formula una pregunta: En este nuevo orden mundial, con la ciencia y la tecnología cambiando nuestra forma de vivir, ¿es relevante la religión? ¿Aún necesitamos adherirnos a un antiguo y aparentemente muy obsoleto código de leyes, cuando estamos mucho más avanzados que nuestros antepasados?

Esta cuestión me recuerda al pequeño y viejo Hymie Levy de Londres, que se encontraba asistiendo a un coktail en compañía de la aristocracia. El pobre Hymie estaba completamente fuera de lugar alternando con los caballeros y damas de la realeza y alta sociedad británicas. Una duquesa estaba tan irritada por la presencia de ese ordinario judío que lo enfrentó directamente. Rezumando sarcasmo, con su mejor lenguaje, le dijo a Hymie “¡Sabe usted que el linaje de mi familia se remonta a aquellos que estuvieron presentes en la firma de la Carta Magna!” Hymie Levy se mantuvo inmutable. Se encogió ligeramente de hombros y susurró en el oído de la duquesa “¡Y mi abuelo Moishe estuvo presente en la entrega de los Diez Mandamientos!”

¿Los Diez Mandamientos han pasado la “fecha de vencimiento”? ¿La fe, la duda, el asesinato, el adulterio, el robo, la mentira y la envidia están fuera de moda? A pesar de todos los maravillosos descubrimientos médicos y científicos, ¿el ser humano mismo ha cambiado? ¿Los mismos temas morales que enfrentaron nuestros antepasados no desafían a nuestra generación?

Tanto si es una carreta de bueyes o un Mercedes, cólera o cortes coexistencia son aún una elección que debemos hacer. Cuidar de padres ancianos no es un problema nuevo. Tanto si son Adán y Eva o Miguel y Susana, el pasto siempre parece algo más verde en el otro lado. Por algún motivo inexplicable, la esposa, la casa, el caballo o el auto de la otra persona, aún son más atractivos y deseables que los nuestros.

Los mismos temas que trata la Biblia —rivalidad rampante, socios celosos y aun asesinato —son los titulares de los diarios de hoy. ¿Así que, qué hay de nuevo? ¿Ha cambiado algo? Si, hoy tenemos astronautas y estaciones espaciales y proyectores láser y laptops, pero los temas básicos y las elecciones que el ser humano debe enfrentar siguen siendo iguales. Antes la pregunta era ¿debo golpearlo con mi garrote o degollarlo con mi espada? Hoy la pregunta es ¿debo enviar los submarinos nucleares o enviarle misiles guiados?

La tecnología ha avanzado a pasos agigantados. Pero los temas principales, los dilemas morales básicos no han cambiado un ápice. Aún luchamos para conocer la diferencia entre correcto e incorrecto, moral o inmoral, ético o tortuoso, y ni siquiera la más potente computadora de la tierra puede respondernos estas preguntas.

La ciencia y la tecnología pueden hacer maravillas para la humanidad. Pero también pueden hacer que explotemos para llegar más rápido que Atila el huno, al otro mundo. La ciencia y la tecnología responden Cómo y Qué. No responden al Por Qué. 

¿En primer lugar por qué estamos aquí? ¿Por qué debo ser bueno con mi prójimo? ¿Por qué mi vida debe ser más noble que la de mi perro doberman? La ciencia y la tecnología han revelado muchos misterios que nos intrigaron por siglos. Pero no han respondido a una sola pregunta moral. Solo la Torá se dirige al campo minado de la moral. Y esos temas son quizás más urgentes hoy que nunca antes en la historia.

La Torá es verdad y la verdad es eterna. Los escenarios cambian. El estilo de vida varía con la geografía. El desarrollo histórico es diferente, pero los temas a nivel interior son muy familiares. Aunque nunca necesitamos la religión —o en nuestro lenguaje, Torá —hoy la necesitamos igualmente o quizás mucho más. Que continuemos encontrando guía y claridad en las verdades eternas de nuestra santa y eterna Torá. Amén

Por Yossy Goldman

Un vistazo de santidad

Los historiadores están intrigados por la subsistencia del pueblo judío. ¿Cómo sobrevivieron, a pesar de la exclusión, la expulsión, la persecución, llegando a su apogeo en el Holocausto, y aun en libertad, el problema de la asimilación?

¿Cuál es la cualidad distintiva del judío y del judaísmo? En Kedoshim hay una respuesta, como lo explica el Lubavitcher Rebe. La lectura comienza con la instrucción Divina para el judío: “¡Sé santo! ¡Porque yo, el Señor tu Di‐s, Soy santo!” La Torá continúa con una serie de leyes judías básicas.

Los dos primeros son los mandamientos de reverenciar a la madre y al padre (en ese orden) y guardar el Shabat. Tenemos así tres conceptos: la santidad, el respeto a los padres y el Shabat.

Según el Rebe, estas tres ideas nos dicen algo sobre el propósito fundamental y la naturaleza del pueblo judío. A lo largo de las generaciones, nuestros Sabios han discutido sobre el concepto de santidad.

Una de sus conclusiones es que la santidad no se expresa solo en los aspectos “religiosos” de la vida como la oración, sino concierne a las actividades cotidianas: el trabajo, cómo uno se relaciona con otras personas, el modo de comer y beber.

En cada detalle de la vida hay potencialmente un atisbo de lo sagrado. ¿Cómo puede el judío lograrlo? Porque dentro de él o ella hay un Alma Divina, una chispa de pura santidad. Durante la mayor parte de la vida esto puede estar oculto. Pero, puede expresarse de repente, en momen‐tos de inspiración espiritual.

Además, existe la posibilidad de que esta cualidad de santidad se revele en los detalles ordinarios de la vida.

Quizás pocas personas logran esto de una manera genuina. No obstante, proporcionan un ejemplo a otros de lo que significa ser judío.

Aquí llegamos a la segunda ley: el concepto de reverencia por los padres. Esto presenta la idea de que la santidad y la espiritualidad no deben reservarse para los pocos individuos que la alcanzan.

Tienen el deber de transmitirlo a los demás, comenzando por sus propios hijos. En esta tarea el papel de la madre es primordial. Ella es la primera en ayudar a su hijo pequeño a darse cuenta de que cada detalle de la vida es significativo, bendecido por Di‐s. Cada semana hay un día completo en el que lo mundano se vuelve sagrado.

Esto nos lleva a la tercera ley: el Shabat. Comer junto con el cónyuge y la familia, dar la bienvenida a los invitados, relajarse. Todo tiene la iluminación de la santidad de lo Divino, más allá del patrón diario ordinario de la vida. Así vemos tres componentes integrales en la con‐ciencia distintiva del judío, a través de las generaciones: la búsqueda de la santidad en la vida cotidiana; el imperativo de comunicarlo a los propios hijos y a los demás, y el maravilloso regalo del Shabat que expresa este objetivo tan completamente.

Quizás esta cualidad especial, resumida al comienzo de la lectura de esta semana, es el secreto interno de nuestro ser, que nos ha ayudado a sobrevivir a lo largo de los milenios. Más allá de nuestras habilidades en los negocios, la ciencia, la medicina, la tecnología, la literatura, la música y la filosofía, esta es nuestra contribución verdaderamente única a la humanidad y al mundo.

Guet: El divorcio judío

Guet: El documento de divorcio judío De acuerdo con la ley bíblica, una pareja casada se libera de los lazos del matrimonio solo mediante la transmisión de una carta de divorcio del esposo a la esposa.

Este documento, conocido por su nombre arameo, “guet”, sirve no solo como prueba de la disolución del matrimonio en caso de que uno o ambos deseen volver a casarse, sino que en realidad efectúa el divorcio.

Si bien la ley judía exige que uno siga la ley del país y también requiere un divorcio civil, este no sirve como sustituto de un guet halájico (conforme a las restricciones de la ley judía).

Sin un guet, no importa cuánto tiempo esté separada la pareja, y no importa cuántos documentos civiles puedan tener, a los ojos de la ley judía, la pareja todavía está 100% casada. El matrimonio no es solo un acuerdo entre dos individuos que puede disolverse a voluntad, es una unión de almas.

El mismo Di‐s que prescribió una fórmula para la fusión de las almas, la fórmula que se sigue bajo el dosel nupcial, también dio instrucciones detalladas sobre cómo estas dos almas pueden volver a un estado de independencia.

El guet es un documento fechado y atestiguado en el que el esposo expresa su intención de divorciarse de su esposa y romper todos los lazos con ella. El guet es escrito por un escriba experto. Cada guet se adapta individualmente a la pareja que se divorcia en particular.

Una de las reglas más importantes que rigen la escritura del guet es el requisito de que se escriba específicamente para el esposo y la esposa que lo usarán. Aunque técnicamente el guet se puede escribir en cualquier idioma, siempre que contenga las palabras y frases clave exigidas por la ley judía, la costumbre judía universalmente aceptada es escribirlo en arameo.

También es una antigua tradición que el guet se escriba en doce líneas (el valor numérico de la palabra hebrea “guet”). Los testigos firman debajo de la duodécima línea.

Nuestro Kushan



Eran los tiempos de los pogroms contra judíos en Israel en 1936. El gobierno británico comprendió que la situación no podía continuar así; la relación entre judíos y árabes era intolerable. Una comisión, encabezada por Lord Peel, se despachó a Palestina e informaría después al Rey George.

Uno de los últimos en dar testimonio ante la comisión era el presidente de la Agencia Judía, David Ben Gurión. En el estrado había un Tanaj (la Biblia), un Corán y una Biblia cristiana. A cada uno de los que daba testimonio, se le tomaba juramento.

El testimonio de Ben Gurion duró más de tres horas. Habló sobre la conexión eterna entre los judíos y la Tierra de Israel, declarando que: ésta es nuestra casa y exigimos del gobierno británico y del resto del mundo reconocer nuestro derecho a la Tierra de Israel Fue un discurso conmovedor y los periodistas que estaban presentes, corrieron inmediatamente a los teléfonos para transmitir la impresionante alocución de Ben Gurión.

Lord Peel estaba sentado, frío y sin manifestar emoción. Luego, en voz baja, habló a Ben Gurión: Lord Peel: “¿Dónde nació usted?” Ben Gurion: “En Plonsk” Lord Peel: “¿Dónde queda Plonsk?” Ben Gurion: “En Polonia” Lord Peel dijo: “Eso es muy extraño. Todos los árabes que dieron testimonio ante este comité, Nusseibah, Nasabiba, El Tal y El Husseini, nacieron aquí en Palestina. Y casi todos los judíos que dieron testimonio no nacieron aquí”

Usted dice que ésta es su casa, pero alguien más vive aquí ahoralos Árabes. Hay una ley internacional que indica que si alguien disputa el derecho de otro que está aferrándose a su propiedad, debe someter un documento‐o prueba de propiedad‐ como era llamado en el Imperio otomano, un kushan, que esta propiedad le pertenece.

Ben Gurion alzó la Biblia que estaba sobre el estrado y dijo: ‐Lord Peel, nosotros tenemos un kushan. Éste es nuestro kushan‐la Biblia. Los británicos son una nación que respeta la Biblia.

¿Nuestro derecho histórico es, como está declarado en la Biblia, menos auténtico que un documento escrito por algún empleado en alguna oficina de registro? Éste es un documento eterno en que está escrito: “A tus hijos Yo he dado esta tierra”.Di‐s prometió esta tierra a nuestro Patriarca Abraham y a sus descendientes. No hay ninguna duda de que somos los descendientes de Abraham, Itzjak y Iaakov‐*

” De nuevo, los reporteros corrieron a sus cabinas telefónicas para informar sobre la contestación de Ben Gurión.

Pirkei Avot II- «Temeroso del pecado»

La virtud de Rabí Shimón ben Netanel – temeroso del pecado. Avot 2:9

«¿Cuál es el buen camino al que uno debe adherirse? Aquél que observa lo que se está gestando para el futuro.» Avot 2:10

El segundo capítulo del Pirkei Avot incluye la descripción que Rabí Iojanán Ben Zakai hace de sus cinco alumnos principales.

En pocas palabras, Rabí Iojanán resume sus cualidades predominantes. Luego realiza una breve encuesta sobre la visión que cada uno de ellos tiene acerca de la vida, haciéndoles la siguiente pregunta: “¿Cuál es el buen camino al que uno debe adherirse?”

Rabí Shimón, que es descrito por su maestro como “temeroso del pecado”, contesta que la virtud más importante que la persona debe poseer en su enfoque de la vida es “saber lo que se está gestando para el futuro”. Esto se debe a la característica particular de Rabí Shimón: el pecador vive para el momento, pero el temeroso del pecado prevé la consecuencia de sus actos. La gratificación instantánea que provoca el pecado, no puede incitar a alguien que teme de las consecuencias posteriores de largo alcance. El rey Salomón expresa: “El sabio tiene sus ojos en su cabeza; el tonto camina en la oscuridad”. 

Obviamente que la locación física de los ojos es igual en ambos. Rashi explica que esto se refiere a que el sabio es quien, en todo lo que hace, “percibe desde el principio -la cabeza- de la acción, cuál será la consecuencia final”.

AHORA O DESPUÉS

El pasaje todavía necesita clarificación. La diferencia esencial que radica entre el “hombre sabio” y el “tonto”, “el temeroso del pecado” que “observa lo que se está gestando” y “aquel que camina en la oscuridad” no es tan sólo una cuestión de consideraciones de corto vs. largo plazo.

Además, el temor al castigo no es suficiente para evitar una acción equivocada. Aquel que mira las consecuencias negativas del mal en términos jurídicos o por la retribución del Cielo, difícilmente es “quien teme del pecado”, sino sólo se trata de quien se asusta de las derivaciones de éste.

Por otro lado, el que teme del pecado en sí, comprende de inmediato los efectos de los actos negativos. Entiende que semejante hecho va en contra del propósito de su vida y la auténtica esencia de su ser. Sabe, que aunque verdaderamente corrija sus actos, tenga éxito en reparar el daño provocado, incluso aunque esta “experiencia penitente” lo convierta finalmente en una persona mejor, de todas formas en el momento del desliz se habrá desconectado de la quinta esencia del bien que forma el núcleo Divino de su alma.

Es el auténtico significado de su acción, en el hoy y ahora, que él contempla y teme.

(Basado en una alocución del Rebe, del 15 de Adar, 5713. De Beyond the letter of the Law)

El Maharash

RABI SHMUEL SCHNEERSOHN, EL REBE “MAHARASH” (1834-1882)

El Rebe Maharash, cuarto Rebe de Lubavitch, era el menor de los nueve hijos del Rebe el Tzémaj Tzédek (de los cuales había siete varones y dos mujeres). Era un “ben zikunim” (hijo de la vejez), nacido el 2 de Iyar,  doce años después que su hermano más cercano en edad, HaRav lósef Ítzjak. Ese año se cumplieron exactamente cien años desde que el Baal Shem Tov reveló su verdadera grandeza.

El Rebe Maharash es conocido por su dicho de “Lejatjilá Ariber”.

Dijo: «El mundo dice que si no se puede ir por debajo [de un problema; es decir, si no es posible evadirlo] entonces hay que elevarse por encima de él, y yo digo Lejatjilá Ariber: ir por encima de él debe ser el enfoque inicial». En otras palabras, ningún obstáculo debe considerarse demasiado grande, y todo lo que hagamos debemos realizarlo como si nos halláramos en una posición de poder y mando.

El Rebe Maharash vivió con mucha afluencia y realizó moftim (milagros) extraordinarios. Por consiguiente, los jasidim se refieren a él como el Baal Shemske Rebe (el Rebe similar al Baal Shem Tov). El Baal Shem Tov fue famoso por no permitir que ningún obstáculo ni distancia interfiriera con sus actividades milagrosas, y esto también se aplica al Rebe Maharash.

Una de las cosas extraordinarias que hacía era que cuando le daba una brajá (bendición) de sanación a un enfermo, a veces escribía la prescripción (en latín) él mismo.

Su actitud de vivir y actuar efusivamente se hizo evidente incluso antes de volverse Rebe, como lo ilustra la siguiente historia:

Una vez, luego de que un incendio destruyó la casa de la familia, su padre le dio la responsabilidad de supervisar la reconstrucción. Así lo hizo, y reemplazó las angostas ventanas de toda la casa por unos altos ventanales.

En otra oportunidad, un jasid le presentó un costoso obsequio al Tzémaj Tzédek, pero el Rebe dijo: «No tengo necesidad de esto. Dáselo a mi hijo el Maharash. Él lo usará».

Dos años después del comienzo de su nesiut (liderazgo en 5628-1868), se incendió toda su casa. El Rebe Maharash dio instrucciones para que la reconstrucción fuera tres veces más grande que el tamaño original, y dijo que tenían que completarla en lo que todos creían que era un período de tiempo increíblemente breve. Pero su deseo se concretó sin ninguna limitación o problema.

No conocemos muchos detalles sobre esta casa, pero se sabe que había cinco puertas que conducían del comedor al exterior. La araña de cristal del comedor tenía trece lámparas de querosén. En el jéder haiejidut, (la sala de los encuentros privados) había seis candelabros, cada uno con doce velas, y la mayoría de los utensilios de la casa —incluso los cubiertos— estaban hechos de oro o plata.

Si bien su estilo de vida era similar al de los ricos y aristócratas (al punto de tener un coche que costaba la increíble suma de trescientos rublos) no vivía de aquel modo en aras de su propio placer, sino que ésta era su forma de servir a Hashem. Se cree que sentía que aquello era necesario para recalcarle al gobierno que había que tratar a los judíos con respeto.

Una vez, su cochero no judío (luego de que los jasidim le dieron unos tragos) dijo: «No entiendo al rabino de ustedes. Miren lo rico que es. Pero cada vez que lo llevo, que es casi todos los días, apenas llegamos al bosque y estamos fuera de la vista de todos se sienta en el suelo y llora [ante Hashem] como si le faltara todo».

De modo similar, es sabido que el tzadik de Ruzhin usaba zapatos bañados en oro pero que abajo tenían agujeros.

Estos tzadikim, si bien aparentemente vivían rodeados de lujos, en realidad eran sumamente humildes, pues sentían constantemente que estaban frente a Hashem.

Hemos de notar que aunque el Rebe Maharash era rico por sí mismo, los jasidim consideraban un privilegio darle dinero al Rebe.

Su estilo personal único también puede verse en el enfoque que adoptó en su obra comunitaria en aras del bienestar de sus hermanos judíos. No siempre buscaba el consejo de otros líderes judíos contemporáneos. Si bien a veces les pedía ayuda para llevar a cabo sus planes, él mismo tomaba las decisiones sobre cuál era la mejor forma de ayudar a la comunidad judía.

Por otra parte, cuando les pedía ayuda a las autoridades rusas, les hablaba con valentía y decisión. La posición que adoptaba no era pedirles que ayudaran a los judíos por lástima, sino acercarse a las autoridades para exigirles que ayudaran, explicando que aquello era en beneficio del país, pues los judíos ofrecían servicios valiosos. Esto fue especialmente así en los últimos años de su vida, cuando empezaron a estallar los pogroms por toda Rusia.

 A pesar de que las autoridades lo amonestaron por sus tácticas, acciones y palabras (al punto de amenazarlo con el encarcelamiento por hacerle daño a la reputación del país diciendo que el gobierno no estaba ayudando), los pogroms se interrumpieron poco después de que el Rebe actuó con firmeza.

El médico del Rebe Maharash estaba muy preocupado por el hecho de que el Rebe hubiera hablado personalmente con el ministro del interior, porque el estrés de la situación y la conversación afectaron su salud (al punto de tener que hacer reposo durante los dos meses siguientes).

El Rebe Maharash le dijo que toda la esencia de ellos (es decir, de los Rebes) estaba dedicada a ayudar a la nación judía. «Incluso si tenemos que tolerar el dolor físico o aun la tortura para ayudar a la nación judía, lo haremos».

El enfoque del Rebe Maharash de Lejatjilá Ariber le mostró a la nación judía que incluso en situaciones graves o aparentemente sin solución, nunca tenemos que caer en la desesperación ni sentirnos intimidados, sino que debemos encarar cada situación con el conocimiento de que con la ayuda de Hashem lograremos superar la adversidad.

Había momentos en que el Rebe Maharash sentía que el gobierno promulgaría ciertas leyes beneficiosas para los judíos sólo si creían que él no participaría en la petición. En aquellos casos, él declaró públicamente que se negaba a «estar involucrado en estos asuntos».

Posteriormente, los jasidim descubrieron que en realidad el Rebe Maharash era el originador de aquellas peticiones.

SUS PRINCIPALES SEFARIM

Los maamarim del Rebe Maharash están todos impresos bajo el título de Torat Shmuel. Como se notó previamente, fue el primer Rebe que empezó a decir hemshejim. Los más famosos son Maim Rabim en 5636 (1876), vekujá en 5637 (1877) y Vehejerim en 5631 (1871).

SU FAMILIA

El Rebe Maharash y la Rebetzn Rivka tuvieron seis hijos:

HaRav Schneur Zalman Aharon, conocido como el RaZ»A

HaRav Shólom DovBer, el Rebe Rashab

HaRav Abróhom Sender

HaRab Menájem Méndel

HaRabanit Devora Lea

HaRabanit Jaia MushkaExtraído del libro «Los Rebeim» de Editorial Bnei Sholem para adquirirlo www.bneisholem.com.ar