La importancia de no avergonzar a nadie

Comprobamos la grandeza de Rajel al hacer lo máximo posible para evitar avergonzar a su hermana Lea…

Aunque Labán estaba de acuerdo con permitir que su hija Rajel se casará con Iaakov a cambio de siete años de trabajo del joven, no era en realidad ésa su idea. Iaakov, consciente de que Labán podría intentar engañarlo, entregó un código secreto a Rajel para poder reconocerla como su verdadera novia. Sin embargo, cuando Rajel supo que su padre planeaba sustituirla por Lea, reveló este código a su hermana para evitarle la humillación. Vemos entonces cómo Rajel, que había esperado siete largos años para casarse con Iaakov, sacrificó su oportunidad de felicidad simplemente para no observar el espectáculo de una hermana avergonzada.

Este acto de total desprendimiento es una lección para todos nosotros y mereció la recompensa divina: Shaúl (Saúl), el primer rey de Israel era su descendiente.

La abnegación ha sido una característica permanente del pueblo judío.

La importancia de evitar avergonzar a la gente se evidencia en la historia de Mar Ukva y su esposa, relatada en el Talmud. Mar Ukva fue uno de los grandes rabinos de la vieja comunidad judía de Babilonia. Esta persona vivía preocupada no sólo por estudiar Torá sino por dispensar caridad a los miembros necesitados de la comunidad. Pero era tal su preocupación por no avergonzarlos, que acostumbraba a colocar secretamente la suma designada en un hueco de la puerta o en cualquier otro lugar de fácil acceso. El necesitado nunca sabía quién había dejado el dinero y Mar Ukva quería asegurarse de que el pobre agradeciera a Di-s por su beneficencia.

Cierta vez, su esposa se aproximó a la ieshivá y los dos regresaron juntos a la casa al anochecer. En el camino, Mar Ukva dejó secretamente dinero en las casas de varios pobres. En una de ellas en particular, el receptor estaba curioso por conocer a su benefactor y se paró de vigilia en la puerta. Al observar que alguien estaba allí, Mar Ukva salió corriendo y buscó un lugar para esconderse junto con su esposa. El único lugar disponible resultó ser el horno inmenso de un panadero. Aunque el fuego estaba apagado, los ladrillos del piso se encontraban aún muy calientes y Mar Ukva se quemó la planta de los pies. Su esposa, que no había sido afectada por el calor, le hizo poner sus pies sobre los de ella. Y así estuvieron un rato, hasta que consideraron seguro salir y retornar a la casa sin ser vistos por el pobre.

Mar Ukva y su esposa llegaron al extremo de arriesgarse a sufrir quemaduras dentro de un horno para no avergonzar a un pobre que recibía caridad.

Los comentaristas de la Torá expresan que cuando Di-s eligió a Moshé para conducir a los judíos fuera de Egipto, éste demoró siete días en aceptar la oferta, por no hacer sentir a Aarón, su hermano mayor, que se lo privilegiaba con esa distinción. Solamente consintió en ir a Egipto cuando Di-s le dijo: “Cuando Aarón te vea, su corazón estará contento”.

La Torá relata que Javá pecó al comer el fruto prohibido del árbol de la Sabiduría, sin embargo, la Torá no revela el nombre de ese árbol. ¿Por qué? Porque entonces la gente hubiera dicho:

“Este árbol es el que trajo aflicción al mundo”. Y Di-s no quiso avergonzar a ninguna de Sus criaturas, ni siquiera a un objeto inanimado. ¡Cuánto más debemos entonces cuidarnos de avergonzar a otro ser humano!

Durante el Seder de Pesaj del gran Gaón (Sabio talmúdico) Rabí Akiva Eiguer, uno de los invitados volcó accidentalmente vino sobre el mantel. Al notar la turbación del visitante, Rabí Akiva Eiguer sacudió discretamente la mesa para hacer caer su propia copa y derramar él también el vino. “A esta mesa le pasa algo, no está bien derecha”, explicó Rabí Eiguer y el invitado se sintió más aliviado.

Extraído de Ayer, hoy y siempre Editorial Bnei Sholem

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