Netilat Iadaim

¿Por qué Netilat Iadaim?

En el Templo de Jerusalem, los sacerdotes se lavaban las manos antes de comenzar el servicio diario. Cada persona es un ser sacerdote en el templo, que es su casa y su corazón. Por lo tanto, todas las mañanas, luego de levantarse y recitar el “Modé Aní”, se hace Netilat Iadaim: el lavado ritual de las manos.

Otra razón es que cuando el cuerpo descansa, el alma asciende a las esferas superiores para recargar energías. Solamente quedan en nuestro cuerpo las energías más básicas – las necesarias para poder continuar con las funciones corporales. El vacío espiritual permite al cuerpo entrar en estado de impureza espiritual, llamado tumá. Cuando nos levantamos, nos lavamos las manos para quitarnos los vestigios de la tumá.

El recipiente:

Si bien cualquier recipiente (que contenga más de 87 cm3 de agua) sirve, acostumbramos utilizar uno que tenga dos manijas.

¿Cómo debemos proceder?

Tomamos la jarra con la mano derecha y la llenamos con agua. Luego pasamos la jarra a la mano izquierda y volcamos un chorro de agua sobre la mano derecha de modo que cubra todo el puño hasta la muñeca. Pasamos entonces la jarra a la mano derecha y repetimos el procedimiento sólo que esta vez en la mano izquierda. Este proceso se repite tres veces, de modo que cada mano recibia tres chorros de agua. Luego levantamos las manos a la altura de la cabeza y pronunciamos la bendición (Sidur Tehilat Hashem pág. 6) y luego nos secamos las manos. Debemos prestar especial atención de que los dedos estén separados para que el agua llegue hasta los extremos. También en que el vertido sea alternativamente y no tres veces seguidas en cada mano, ya que el Shulján Aruj dice, que de otra manera los agentes impuros no se van de las manos.

De no disponer de un recipiente, ni siquiera de un vaso descartable, podemos lavarnos directamente de la canilla cerrando y abriéndola en cada oportunidad, pero no podremos recitar la bendición.

De encontrarnos en una situación en la que no dispongamos de agua de la canilla, si tiene un río, lago natural, mar, mikve, agua surgente, nieve derretida cerca, sumergirá las manos tres veces cada una alternativamente y luego pronunciará la bendición. En todos estos casos deberá en la primera oportunidad que consiga agua y un recipiente, repetir el lavado. Si podemos conseguir una botella de agua, la botella sirve como recipiente y entonces podremos lavarnos como corresponde.

En caso de necesidad podremos reemplazar el agua con bebidas a base de agua como ser: cerveza, gaseosa, te, café, etc.

De no contar con suficiente agua, es preferible lavar bien cada mano una vez, a tres veces cada mano. En este caso debe decir la bendición pero en la primera oportunidad deberá repetir como corresponde.

La bendición:

Una vez lavadas las manos se recita:

Baruj ata A-do-nai, Elo-hei-nu Melej HaOlam, asher kidshanu bemitzvotav vetzivanu al netilat iadaim

Bendito eres Tú Señor nuestro Di-s, Rey del universo, Quien nos ha santificado con sus mandamientos y nos ha ordenado el lavado de manos

por el Rab. Iosef  Feigelstock

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