¿Por que se come pescado en Shabat?

1. Triple bendición Rabí  Tzvi  Elimelej  de  Dinov,  conocido como  Bnei  Isasjar,  explica  que  durante  los seis  días  de  la  creación, 

Di-s  bendijo  tres cosas a medida que fueron creadas:

El  jueves  bendijo  a  los  peces:  “Di-s  los bendijo, diciendo: ‘Sean fructíferos y multiplíquense, y llenen las aguas de los mares… ’” 

El viernes bendijo a la humanidad: “Di-s los bendijo (Adám y Java). Di-s les dijo: “¡Sean fructíferos  y  multiplíquense  y  llenen  la  tierra!” 

El Shabat, “Di-s bendijo el séptimo día y lo declaró santo… ”

“Un cordón de tres hilos no se romperá rápidamente”, dice la Escritura. Por lo tanto, combinamos los tres: el hombre come pescado en Shabat y, por lo tanto, es bendecido con la triple bendición sacerdotal.

2. El número siete En Shabat, el séptimo y último día de la semana, comemos alimentos asociados con el número siete. La palabra hebrea para pescado es dag (dalet y guimel), que tiene el valor numérico de siete.

3. Sin párpados, los peces no tienen párpados. Como resultado, sus ojos siempre están abiertos. Comemos pescado en Shabat, en alusión a la noción de que los “ojos” de Dis siempre están abiertos, cuidándonos con amor y compasión.

4. Más refinado Durante el Gran Diluvio en los días de Noaj, los animales terrestres también fueron castigados, ya que se habían corrompido y se estaban apareando con animales que no eran de su especie. Los peces, pudieron sobrevivir en el  agua,  ya  que  no  se  había  corrompido.  En  Shabat,  cuando  celebramos  el  día  de  la  semana más espiritualmente elevado, es lógico que  lo  hagamos  con  la  más  espiritualmente  elevada de las creaciones.

Promesas, promesas

Siempre me ha intrigado la manera tradicional en la que los mercaderes de diamantes cierran un trato.

Se dan la mano y dicen: “Mazal uBrajá” (Buena suerte y bendición). Una vez que se hayan dicho esas palabras, el trato está cerrado y tiene el poder de una transacción legal contractual. Es un tributo a la fraternidad del diamante, que en su industria, la palabra es la palabra. En otras industrias, incluso un contrato no vale. Aquí, la palabra hablada es irrevocable.

La Parshá de esta semana, Matot, comienza con un mandato sobre la santidad de nuestras palabras:

“Y Moshé habló a los jefes de las tribus…si un hombre hace una promesa…no puede profanar su palabra; lo que sea que sale de su boca debe cumplir…” 

(Números 30:2).

 

La palabra es la palabra. 

Las promesas son promesas. 

Y las palabras que pronunciamos son sagradas e inviolables.

Si ignoramos lo que decimos, estamos profanando nuestras palabras.

Es por eso que mucha gente se cuida en agregar las palabras “Bli neder” (“sin promesa”), cuando dicen algo que puede constituir una promesa, así de esta manera, se previenen de cumplir con lo que expresaron previamente, y no crean la grave ofensa de violar una promesa. 

Esto, por supuesto, de ninguna manera disminuye el aprecio que tenemos por nuestra palabra, y no precisamos cumplir con promesas si uno ya estipuló que lo que dijo, no constituye una promesa.

La pregunta es: ¿Por qué este mandamiento fue dado a los “jefes de las tribus”? 

Seguro que esto se aplica a cada uno de nosotros. Una respuesta simple es que, siendo que generalmente son los líderes lo que hacen la mayor parte de las promesas, entonces ellos deben ser los más cautelosos. 

Los políticos se caracterizan por ser infames por las promesas que hacen en sus campañas, que una vez electos, raramente cumplen. Dicen bajar los impuestos una vez elegidos. En el momento en el que entran a la oficina, suben los impuestos. Cuando la gente los desafía sobre las promesas no cumplidas, admiten de hecho que han mentido. 

El electorado inocente pensó que ha sido una genuina confesión y deciden que aquél, es el político más honesto que han conocido. Somos gente muy engañada de hecho. Muchos libros han sido publicados sobre el tema de ética en los negocios. A pesar que hay muchas leyes sobre esto, al final del día, la prueba fehaciente de la ética en los negocios es, “¿Has cumplido con tu palabra?”, “¿Has llevado a cabo tus compromisos?”. 

No importa cómo se comportan otras compañías. Importa menos aún, si nuestros competidores son corruptos.

Nosotros debemos honrar nuestras promesas, y éste es el punto clave. 

Ya sea en nuestras relaciones empresariales o en los compromisos de caridad que hacemos en la sinagoga o en otros lugares, nuestra palabra debe ser nuestro lazo. Incluso si nos preocupan los costos financieros inmediatos, podemos estar seguros que con el paso del tiempo, la reputación que vamos a adquirir por haber dicho la verdad y haber cumplido con nuestra palabra, compensará mucho más a cualquier pérdida a corto plazo que pudimos haber tenido.

 

Los tesoros del Beit Hamikdash

Hoy podemos preguntarnos: ¿qué sucedió con todos los elementos sagrados realizados con materiales como el oro y piedras preciosas? En el libro Elef Dor (recopilado por Ierujam Horowitz), que es un compendio de datos extraídos de la Biblia, los exégetas, la Mishná, el
Talmud, midrashim, respuestas de los
Rishonim y Ajaronim, etc, hallamos interesantes respuestas a esta pregunta y otros datos quizás desconocidos. “no existe número para cuantificar el oro y la plata y tesoros que sustrajeron los romanos de Jerusalém. El historiador Iosef Ben Matitiahu (Flavio Josefo) relata que
tan grande era la cantidad de oro hallada por los soldados en la ciudad y el Templo, que esto provocó un marcado descenso del precio del oro en la zona, hasta la mitad de su costo habitual.

La vid de oro gigante realizada por Herodes que Iosef describe, también fue llevada a Roma: “Era de oro puro. Estaba colocada sobre una de las columnas y pesaba 1000 piezas de oro. Había sido realizada por orfebres profesionales. Las hojas estaban hechas en oro
verdoso y los frutos llevaban incrustadas piedras preciosas. Era una pieza increíble que deleitaba a todo aquel que la observaba…” Uno de los cohanim, amenazado de muerte, descubrió ante los romanos depósitos de lana turquesa, roja, hilos de lino y enormes cantidades
de fragancias costosas que se usaban para el Incienso. Además, entregó a Tito dos Menorot (Candelabros) de oro, similares en tamaño al Candelabro del Beit Hamikdash. También mesas, tenedores y fuentes de mucho peso realizadas en oro puro. Hallaron el lugar
secreto donde se guardaban las vestimentas del Sumo Sacerdote y numerosas piedras preciosas.

Otra fuente de suministro de oro para los romanos fueron los propios habitantes de Jerusalém. Muchos de los utensilios importantes fueron llevados por los soldados y bastante tiempo después podían verse entre los tesoros de Roma: el Tzitz- Placa de oro para el turbante del
Sumo Sacerdote, un Candelabro de Oro, el Parojet- cortina Divisoria entre el Kodesh- Santo- y el Kodesh HaKodashimSanto de Santos.

Incluso el famoso trono de oro del rey Shlomó (o sus partes).
Rabí Itzjak Abarbanel testifica: “También fueron sustraídas piedras preciosas de Ierushalaim. Y muchas de ellas se hallan aún en Roma y la ciudad de Pisa y otras localidades”. Cuando Tito llegó a Roma, se organizó en su honor una marcha de victoria. Iosef Ben Matitiahu la
relata en detalle (La guerra de los judíostomo VII). Entre otros datos describe:
“De entre todos los tesoros del botín, sobresalían los utensilios que fueron llevados del Beit HaMikdash de Ierushalaim. La pesada mesa de oro puro, la gran Menorá – Candelabro de oro. Y como trofeo, desfiló un Sefer Torá (Rollo de Torá) de los judíos*…”
*en varios lugares nuestros Sabios recuerdan que el Sefer torá que fue llevado prisionero a roma era aparentemente de la época de los primeros Profetas o de Ezrá Hasofer.

Ramas y palos

En la Torá, se usan dos vocablos diferentes para referirse a las tribus de Israel: “shevatim” y “matot” “Shevet”, es un bastón y “Maté”, una vara o tallo, ambos denotan las ramas de un árbol. La diferencia es que un shevet es una rama flexible, unida a un árbol, mientras que un maté es un palo endurecido ya cortado del tronco.

Los dos nombres que se usan para denotar las tribus judías tienen un significado espiritual y se refieren al tipo de conexión que cada judío tiene con Di‐s. 

Cuando la conexión entre el alma judía y su fuente Divina está revelada, se usa la palabra shevet. Sin embargo, cuando el vínculo entre el judío y Di‐s se oculta, la palabra matot se usa para describir al pueblo judío.

La primera descripción se refiere al alma judía tal como existe antes de descender al mundo físico. El alma, unida a Di‐s, está conectada a su fuente, al igual que la rama todavía está conectada a su fuente de vida, el árbol.

Pero, después de que el alma desciende a un cuerpo físico, se asemeja más al palo que ha sido separado del tronco. La conexión vital a su fuente, a Di‐s, ya no se percibe con facilidad, tanto que el alma puede sentirse como si hubiera sido totalmente cortada, Di‐s no lo permita. Las aflicciones del cuerpo físico y las demandas del mundo material endurecen el alma tierna, haciéndola menos sensible a la espiritualidad.

Sin embargo, a pesar de que el shevet todavía está conectado a su fuente, no es tan fuerte y rígido como el curtido maté, que ha sido atemperado por su experiencia. La rama, cuando está unida al árbol, es verde y flexible. Solo después de que se corta se convierte en una varilla resistente y confiable.
Este es el propósito por el cual el alma es enviada a este mundo y se separa de su fuente Divina, para descubrir sus fortalezas ocultas y permitirle alcanzar un nivel aún más alto de cercanía espiritual con Di‐s. Cuando el alma supera los desafíos de la inclinación al mal y las dificultades de una existencia física, su vínculo con Di‐s se vuelve más fuerte y más profundo.

La distinción entre shevet y maté también existe en otro nivel.
Cuando el Templo Sagrado existía y la Divinidad iluminaba abiertamente el mundo, el pueblo judío estaba en el nivel de Shevet. 

Después de la destrucción y el advenimiento del oscuro y amargo exilio, nos encontramos en el nivel de maté. Durante casi 2.000 años, el pueblo judío ha tenido que desarrollar sus recursos ocultos y mantenerse firme ante el sufrimiento. Cuando el Mashíaj venga y se revele la Divinidad que se oculta en toda la creación, el pueblo judío, al haber descubierto el “maté” en sus almas, disfrutará de una relación
más estrecha con Di‐s, el verdadero propósito de todo el exilio.

Adaptado de las obras del Rebe de Lubavitch

Comer, rezar y amar

Si eres una mujer, entonces habrás horneado un pan, orado una plegaria y amado a otra persona, como nadie lo ha hecho.

Pero, ¿Sabías que comer, orar y amar, son mucho más que una trascendente oportunidad?

Las tres Mitzvot de la mujer: Santificar la producción de nuestros hogares, santificar el tiempo y santificar nuestra sexualidad, son la llave para descubrir el misterio de vivir conscientemente. El anhelo de las almas de vivir una inspirante vida se satisface con el cumplimiento de las Mitzvot de la mujer Judía.

¿Qué es una Mitzvá?

¿Te acuerdas cuando terminaste la Universidad? Después de todas las horas extras, tu mamá ha trabajado para traerte a este día, estaba orgullosa y un poco triste. Se veía victoriosa y un poco melancólica cuando te daba instrucciones: llamá a casa, estate atenta, y estemos en contacto. Sé feliz. Haz una diferencia. Llamá a casa, acordate de tus raíces.

Una Mitzvá es llamada Casa.

Con la creación del hombre, Di-s le dio al ser humano un sinfín de oportunidades….y una tarjeta de teléfono. Seguro, llamamos cuando necesitamos dinero, pero también podemos estar conectados, con nuestras raíces, y mantenernos cerca a nuestro Creador. Quédate atento cuando el mundo está perdiendo la cabeza, incluso cambia el mundo, un acto Divino por vez.

COMER

La Mitzvá de santificar la producción de uno, se encuentra preparando los panes de Shabat. Las materias primas usadas por Sará, nuestra matriarca, se transformaron en el origen de la nueva energía dinámica a través del acto de separar un pedazo de masa, con bendición y meditación. Nuestros Sabios dicen que la bendición de Sará permanecía en su tienda de un Shabat a otro. En las épocas del Templo, un pedazo del pan era separado y Santificado para los Sacerdotes del Templo.

REZAR

Las llamas se han convertido en un símbolo para ofrecer una oración. En los momentos de alegría y en los momentos de necesidad y angustia, el mundo enciende una vela y sentimos que Di-s está observando y escuchando.

El alma del hombre es la vela de Di-s. Estas palabras pronunciadas por nuestros Sabios unos dos mil años atrás, resuenan con más fuerza con el encendido de las velas de Shabat, antes del atardecer, en la noche del viernes.

La semana de trabajo ha llegado a su fin. Shabat nos da la oportunidad de hacer santo lo que hace unos momentos era mundano. Para santificar el tiempo en sí. En todo el mundo las mujeres judías mueven sus manos sobre las llamas, y susurran una oración silenciosa (tiempo de bendición y la singularidad de Shabat). Orando por todos los deseos de sus corazones, de sus seres queridos y por la humanidad.

Es en esos momentos preciosos la oración se eleva, y nos llevan cada vez más alto en el viaje de auto-descubrimiento y cada vez más en la vida de la conciencia del alma y la paz interior.

AMAR

La intimidad en el judaísmo es una cosa sagrada y maravillosa. La unión física entre marido y mujer es la fusión de la materia. Divina, vibrante y diversa en una experiencia de alma individual.

El ritmo orgánico de la mujer, dicta la pauta del encuentro de la pareja.

La Mivke, es un cuerpo natural de agua, como un océano o un río, o una piscina artificial construida de acuerdo con las especificaciones profundamente arraigadas en las fuentes cabalistas. Los secretos se transmiten de generación en generación. La experiencia de la intimidad, se convierte en un regalo, amor consagrado y sostenido en esta mitzvá de Mikve.

La destrucción del Primer Templo Sagrado

El Primer Templo Sagrado

En el Monte del Templo de Jerusalém se alzaban sucesivamente dos Templos .

El Primer Templo fue construido por el Rey Salomón , basándose en planos detallados que Di-s había entregado a su padre, el Rey David , a través del profeta Natán . El Rey David había querido construirlo él mismo, pero le dijeron que su hijo sería quien lo haría.

En el cuarto año de su reinado, 833 a. C., el rey Salomón se encontró en paz con sus vecinos y comenzó la construcción del Templo. El lugar elegido por el rey David fue la cima del monte Moriah, donde Abraham había demostrado una vez su disposición a ofrecer a su amado hijo en obediencia al mandato de Di-s.

Se necesitaron decenas de miles de hombres para realizar las numerosas tareas que exigía la gigantesca empresa. Se enviaron hombres al Líbano para talar cedros. Se cortaron piedras cerca de las canteras y luego se llevaron a Moriah para ensamblarlas. En el valle del Jordán se fundió el bronce. Se trajeron artesanos de Tiro para ayudar a perfeccionar el trabajo. Los barcos zarparon hacia el este y el oeste para traer los materiales más selectos para el adorno de la Casa de Di-s.

La construcción del Templo tardó siete años. En el año doce de su reinado, en el año 827 a. C., el rey Salomón dedicó el Templo y todo su contenido. El Arca de la Alianza fue llevada al Templo en medio de celebraciones inaugurales que duraron siete días.

Durante los siguientes 410 años, el pueblo judío llevó ofrendas diarias a este magnífico edificio, y allí la nación se reunía tres veces al año para “ver y ser visto por el rostro de Di-s”.

El reinado de Salomón fue una época dorada. Su capital se convirtió en el centro de la sabiduría, la riqueza y el esplendor. Tanto los monarcas como la gente común acudían a contemplar todas las maravillas que allí se veían y salían con los ojos abiertos de par en par, asombrados y maravillados. La Tierra de Israel se convirtió en un gran centro de comercio. Los judíos vivían en paz y felicidad, “cada uno bajo su parra y bajo su higuera”.

Al final de su vida, el rey Salomón cometió indiscreciones que no correspondían a su gran estatura. Di-s le dijo que sería castigado. Después de su muerte, el reino se dividiría en dos.

De hecho, tras la muerte de Salomón, las diez tribus del norte se negaron a aceptar a su hijo Roboam como rey. En el año 796 a. C., el país quedó dividido en dos reinos: el reino de Israel, en el norte, y el reino de Judá en el sur.

Los reyes del reino de Israel practicaban la idolatría, pero también lo hacían muchos de los reyes del reino de Judá . Di-s envió profetas repetidamente para amonestar a los judíos, pero ellos se negaron a cambiar su conducta 

Un ejemplo flagrante, en el año 661 a. C., el profeta Zacarías Ben Jehoiada reprendió a la nación por sus pecados, advirtiéndoles de los graves castigos que les sobrevendrían si no cambiaban su conducta. En lugar de aceptar su reprimenda, la nación apedreó a Zacarías hasta matarlo en el patio del Templo. Increíblemente, esto ocurrió en Iom Kipur .

En lugar de permitir que la sangre de Zacarías se asentara en la tierra, Di-s hizo que brotara. El pueblo intentó cubrirla con tierra, pero siguió hirviendo durante los siguientes 252 años, hasta la Destrucción del Templo.

Como resultado de la conducta desobediente y corrupta de los judíos, Dios no les proporcionó a ninguno de los dos reinos la paz y la seguridad que había disfrutado el reino unido bajo el reinado de Salomón

En el año 555 a. C., Samaria, la capital del reino del norte, cayó en manos de los asirios, y el reino de Israel llegó a su fin. Decenas de miles de los conquistados fueron llevados al cautiverio. El reino de Judá sobrevivió milagrosamente a la amenaza asiria y duró otros 150 años. Pero, con el tiempo, caerían víctimas de los babilonios .

El libro de las lamentaciones

A partir del año 463 a. C., Jeremías profetizó sobre la amenaza babilónica y advirtió a los judíos de la terrible devastación que sufrirían si no dejaban de adorar ídolos y de maltratarse unos a otros. Pero sus melancólicas profecías, registradas en el Libro de Jeremías, fueron en gran medida ignoradas por los judíos, quienes se burlaron de él y lo persiguieron.

Jeremías fue encarcelado por el rey Joacim, Di-s le habló entonces a Jeremías: «Toma un rollo y escribe en él todas las palabras que te he hablado acerca de Israel y de Judá… Quizá la casa de Judá oiga todo el mal que pienso hacerles, y se arrepienta cada uno de su mal camino, y yo perdone su iniquidad y su pecado.»

Esta profecía finalmente llegó a ser conocida como el Libro de las Lamentaciones.

Este Libro de Lamentaciones se lee en la sinagoga todos los años en la víspera del nueve de Av .

En el año 434 a. C., el reino de Judá intentó formar una alianza con Egipto. Los judíos pensaron, a pesar de las profecías de Jeremías, que esto los mantendría a salvo. Pero en lugar de eso, el rey de Babilonia, Nabucodonosor , marchó sobre Judá. Saqueó Jerusalém y deportó a decenas de miles de judíos a su capital en Babilonia; todos los deportados pertenecían a las clases altas, los ricos y los artesanos. A la gente común se le permitió quedarse en Judá, y Nabucodonosor nombró a un rey títere sobre Judá, Sedequías.

El 10 de Tevet , 425 a. C., Nabucodonosor comenzó el asedio de Jerusalém.

 
Treinta meses después, en el mes de Tamuz , tras un largo asedio durante el cual el hambre y las epidemias asolaron la ciudad, las murallas de la ciudad fueron derribadas. 

 

El séptimo día del mes de Av , el jefe del ejército de Nabucodonosor, Nebuzaradán, comenzó la destrucción de Jerusalén. Los muros de la ciudad fueron derribados y el palacio real y otras estructuras de la ciudad fueron incendiadas.

El noveno día de Av, hacia la tarde, el Sagrado Templo fue incendiado y destruido. El fuego ardió durante 24 horas.

 

Jeremías también prometió que el pueblo judío regresaría a Jerusalém y reconstruiría el Templo, lo que sucedería setenta años después.

Por esto nuestro corazón se ha desmayado, por estas cosas se han oscurecido nuestros ojos;
por el monte Sión, que está desolado; las zorras rondan por él.
Pero tú, oh Jehová, permaneces para siempre; tu trono perdura por todas las generaciones.
¿Por qué nos olvidas para siempre, nos abandonas tanto tiempo?
¡Restituyenos a ti, oh Jehová, y seremos restaurados! 

Renueva nuestros días como al principio.

 Lamentaciones 5: 17-21

 

Fuente

La destrucción del Segundo Templo Sagrado

Una visión histórica

El Segundo Templo Sagrado estuvo en pie en Jerusalém durante 420 años (349 a. C.-70 d. C.). A diferencia del período del Primer Templo, cuando los judíos eran en su mayor parte autónomos, durante la gran mayoría de la era del Segundo Templo los judíos estuvieron sujetos al dominio extranjero: los persas, los griegos y, finalmente, los romanos.

Se construye el segundo templo


La era del Segundo Templo duró 420 años y finalizó con la destrucción del Templo Sagrado por parte de los romanos en el año 70 d. C. Pero durante gran parte de este período, Judea estuvo bajo dominación extranjera.


El comienzo de la conquista romana


Al permitir que Pompeyo se involucrara en los asuntos internos de Tierra Santa, Hircano y Aristóbulo, sin darse cuenta, entregaron Judea en manos del Imperio Romano…


Herodes el Grande


Los gobernadores romanos permitieron que reinara la anarquía. Las bandas árabes y los oficiales romanos corruptos saquearon y asesinaron. Los antiguos sumos sacerdotes formaron sus propias milicias para controlar el Templo.



Las facciones de la era del Segundo Templo


Si los judíos hubieran estado unidos, habrían merecido la protección de Di-s. Fue el faccionalismo entre los judíos lo que finalmente provocó la destrucción del Segundo Templo.


Rebelión contra Roma


Pero los judíos comenzaron a rebelarse contra los romanos en todo el país. Cada vez más, se unieron al movimiento de los zelotes, que se preparaban abiertamente para la guerra…


La historia de Kamtza y Bar Kamtza


Bar Kamtza se levantó, se sacudió el polvo de la ropa y se dijo: “Como los rabinos estaban presentes en la fiesta y no lo detuvieron, eso demuestra que estaban de acuerdo con él. ¡Los calumniaré ante el Emperador!”


Solicitud del rabino Yochanan ben Zakkai


El rabino Yojanán ben Zakkai previó sabiamente que Jerusalém estaba condenada y comprendió la necesidad de trasplantar el centro de la erudición de la Torá a otro lugar.



La última Pascua


Los extremistas, haciéndose pasar por judíos que venían a ofrecer sacrificios, también entraron. Una vez dentro, sacaron sus espadas y comenzaron a matar tanto a los moderados como a los judíos visitantes…


Batalla


Finalmente, todas las facciones de Jerusalém no tuvieron otra opción que trabajar juntas y luchar contra su enemigo común. Los defensores judíos, superados en número, lucharon con gran coraje.



Inanición


Los mejores amigos se arrebataban la comida unos a otros. 



El diecisiete de Tamuz


Tito vio que los judíos estaban debilitados por el hambre y ordenó a sus soldados que talaran todos los árboles en una franja de veinticinco kilómetros alrededor de Jerusalém para construir una nueva muralla desde la que atacar.



La destrucción del templo


Romanos y judíos se amontonaban y sus cadáveres caían unos sobre otros. El sonido de los gritos llenaba el aire y el suelo del Templo estaba cubierto de cadáveres…


Las secuelas


Las tropas victoriosas marcharon a través del arco con Tito a la cabeza y delante de él los jóvenes y apuestos cautivos, portando los vasos de oro del Templo.



Los pilares para la construcción de un hogar sano

Hay que hacer todo lo posible por asegurar la paz en casa. Hay tres elementos clave en la construcción de una vida de hogar pacífica: la relación entre los miembros de la familia, la atmósfera del hogar mismo, y el modo en que el hogar funciona.

El tono de las relaciones dentro de la familia lo dan los padres: cómo se aman y respetan, cómo realizan juntos las actividades diarias, cómo se comunican. 

Marido y mujer deben hacer de su relación su más alta prioridad. Deben pasar tiempo juntos, tener charlas significativas y disfrutar cada uno de la compañía del otro. Sí, deben compartir las responsabilidades hogareñas y financieras, pero también deben compartirse a, sí mismos, es decir, los temas personales y filosóficos que son importantes para ellos.

Todo el mundo reconoce la tragedia del derrumbe de la familia y sus efectos devastadores sobre hijos y padres por igual. Ahora estamos presenciando una vuelta a creencias más tradicionales. Se están haciendo mayores esfuerzos por lograr matrimonios duraderos; las parejas están decidiendo tener más hijos y pasar más tiempo con ellos.

Pero el deseo de pasar tiempo juntos no basta. Aun cuando los padres aman genuinamente a sus hijos, pueden tener problemas de comunicación. Los motivos pueden ser obvios: cuando las discusiones más importantes de una familia tratan del tamaño del televisor que comprarán, por ejemplo, la familia se desintegrará naturalmente. Esto es producto tanto de nuestra sociedad materialista como de nuestro egoísmo natural.

Cuando cada miembro de una familia se preocupa principalmente por sí mismo, la familia está destinada a sufrir. Cuando el padre se queda hasta tarde en la oficina, cuando la madre está absorta en su carrera o en su trabajo comunitario, cuando los hijos se preocupan sobre todo por fiestas o proyectos escolares, no pueden mantener relaciones profundas dentro de la familia. Pueden dormir bajo el mismo techo y comer en la misma mesa, pero estarán a mundos de distancia.

Cuando una familia comparte principios y valores, en cambio, crecen juntos. El hogar se vuelve un fundamento del sentimiento compartido de finalidad de la familia, a la vez que da la plataforma de lanzamiento para que cada miembro procure sus propios objetivos

En esos hogares, las familias se quedan hasta tarde en la noche hablando sinceramente de lo que los ocupa. Los niños juegan y leen libros. Los jóvenes debaten cuestiones importantes entre ellos y con sus padres. Los niños sienten la libertad de hablar de sus miedos y presiones. Toda la familia se reúne para pasar veladas de canciones, juegos y recuerdos. El hogar cobra vida, se vuelve una fuente de energía y esperanza, de urgencia y amor y de tradición. No es el silencio de un hogar lo que lo hace pacífico; es la vida que hay dentro.

Un empresario joven trabajaba mucho y tenía mucho éxito, pero parecía muy triste. Su padre lo notó y fue a hablar con él; el joven se sorprendió cuando, en lugar de preguntarle por su trabajo, su padre le preguntó cuánto tiempo estaba pasando con su familia.

“Con todas las exigencias de este trabajo, tengo muy poco tiempo para eso”, respondió.

“Eso era lo que mi padre solía decir”, dijo su padre. “Todos los días yo esperaba junto a la ventana que él volviera a casa, y todos los días me dormía antes de que llegara. Por el bien de tus hijos, y por el bien de los hijos de ellos, no importa cuánto trabajo tengas, trata de llegar a casa todas las noches a tiempo para darles un beso. No puedes imaginarte cuánto estarás haciendo por ellos… y por ti mismo. “

El segundo elemento de un hogar sano es su atmósfera. Una casa debe ser cálida e invitante tanto para la familia como para los visitantes. Piensen en lo desplazados que nos sentimos cuando estamos de viaje, separados de todas las cosas que conocemos y las personas que amamos. Nuestro hogar debe ser un sitio donde cada invitado se sienta en paz.

Un verdadero hogar es más que una simple casa; un verdadero hogar es una casa hermosa, un jardín. La dinámica de una familia sana es, por supuesto, el ingrediente clave de una casa hermosa, pero el ambiente físico también es importante: el espíritu y el aspecto de la casa. Esto no significa que debamos tener una casa grande y costosamente amueblada, sino que debe reflejar el espíritu de la familia. Un museo puede tener hermosos muebles, pero nadie querría vivir ahí.

Un hogar hermoso también debe estar libre de las influencias que pueden contaminar su plenitud y su gracia espiritual. Por ejemplo: hoy todos reconocemos los efectos dañinos que en la televisión sobre niños impresionables, y, en realidad, sobre jóvenes y adultos. No debemos permitir que la televisión gobierne el hogar. Aunque pueda ser muy difícil de aceptar por algunos, sería mejor no tener televisor, antes que tratar de ver sólo programas positivos.

La máxima belleza de un hogar, por supuesto, es su calidez emocional y espiritual. Hay muchos modos de embellecer una pisa espiritualmente, de invitar a Di-s a nuestro hogar. Pon una alcancía de caridad en cada cuarto. Habla con tu familia sobre Di-s y nuestras responsabilidades como personas de buen corazón. Invita gente a tu casa, y permite que sea usada como lugar de estudio y plegaria, o para reuniones de caridad o asambleas comunitarias.

Esas son las cosas que hacen la casa realmente hermosa; y cuestan mucho menos que los muebles caros o un aparato de televisión. Piensen en cómo reaccionarán los niños a esa atmósfera. Crecerán y recordarán su hogar como un sitio de calidez y bondad, donde la gente se reunía con gusto para hablar de cosas que les importaban. Con toda probabilidad, estos niños se volverán adultos que crearán la misma clase de hogar.

Por último, el modo en que es administrado un hogar es muy importante. Esto incluye todos los aspectos “triviales” del mantenimiento de la casa: horarios y tareas, limpieza y compras, etcétera. Un hogar sano debe ser dirigido suavemente, y no por impulsos de intereses independientes.

Todos deben compartir estas responsabilidades: no por deber sino por amor, porque un hogar sano es una búsqueda de unidad, y todos los miembros de la familia son socios iguales en su éxito.

Extraído de “Hacia una vida plena de sentido” por Simon Jacobson, basado en las enseñanzas del Rebe de Lubavitch. Editorial Kehot.

Cuando llegue el consuelo

¿Cuál es el consuelo que necesitamos en este momento?

¿Cómo es posible sentir realmente – en la práctica – el significado de la enseñanza de nuestros sabios, que la persona debe bendecir por lo malo, así como bendice por lo bueno?

El Rebe de Lubavitch analiza el episodio de Rabí Akiva y sus amigos en el espíritu de esta enseñanza.

Los amigos de Rabí Akiva, al ver salir un lobo del Santuario del Templo en ruinas, lloraron mientras Rabí Akiva reía. Entonces mantuvieron el siguiente diálogo :

Preguntaron: – ¿Cuál es el motivo de tu risa?

Les respondió: – ¿Cuál es el motivo de vuestro llanto?

Respondieron: – Los zorros deambulan por el lugar sobre el que está escrito “el ajeno que se acercare morirá” y no hemos de llorar?

Les dijo: – Por eso me río. Y les explicó que él ve en este episodio, que se cumple la profecía de Oria respecto de la destrucción, por lo tanto está seguro que se cumplirá también la profecía de Zejaría, respecto de la redención. Entonces respondieron: -¡Akiva, nos has consolado! ¡Akiva, nos has consolado!

Cantidad y calidad

La repetición de la expresión: Akiva, nos has consolado, corresponde al anuncio de consuelo por el exilio y la destrucción, ya que también aparece con una doble expresión: ¡consuélate, consuélate mi pueblo! (del libro de Isaías que corresponde a la lectura de la Haftará que se lee este Shabat, posterior al 9 de Av y que lleva su nombre: Shabat Najamu).

El Midrash explica respecto de este versículo: “fueron doblemente golpeados y son doblemente consolados”, ahora debemos comprender cuál es el sentido de un doble consuelo y en qué sentido será doble.

Hay un doble consuelo en el sentido de cantidad. Por ejemplo: una persona que perdió su casa en un incendio, se sentirá consolada cuando le den otra casa donde vivir, mas si el nuevo hogar es más grande y confortable que el anterior, su consuelo será doble, doble en cantidad.

Mientras que una simple retribución deja aún en la persona el sufrimiento y la amargura, representando únicamente una compensación material, si esta es doble, no solamente quita la tristeza, sino que le da la pauta y la certeza de que aquello que le pareció malo y le produjo dolor, era algo esencialmente bueno.

Ejemplo de esto es el relato que encontramos en el Talmud acerca de Najum – “Ish gam zu” quien llevaba un presente al Emperador, en el camino se detuvo a pernoctar y los dueños del hospedaje, le cambiaron el contenido de la caja por tierra. Al llegar, el Emperador quiso matarlo, pero como era su característica, Najum (como lo indica su apodo, “ish gam zu”- “el hombre que pensaba siempre positivamente de las cosas”), confió en que también esto era bueno. Finalmente sucedió el milagro y aquel polvo se convirtió en armas, con las cuales el César venció a sus enemigos y retribuyó positivamente a Najum. Así se aclaró que el cambio de los presentes que se produjera en la posada, no fue desde un principio algo malo, sino un bien maravilloso, que no estaba revelado. Este es un doble consuelo – un consuelo que descubre, que nunca hubo nada malo, sino algo bueno refinado.

Superior a nuestro entendimiento

Esta clase de consuelo no es posible entenderlo en el período de exilio. El motivo de esto es que si estuviésemos capacitados para ver lo bueno del destierro, no sufriríamos por él y no le pediríamos a Di-s por nuestra redención. Por eso Di-s creó una situación en la que el exilio se ve como un mal absoluto para que nuestra relación hacia el mismo, sea como hacia algo absolutamente negativo.

Cuando llegue la Redención, tendremos un doble consuelo, en el que podremos ver y sentir con un enfoque superior al de nuestro propio entendimiento, el bien que estaba oculto en el exilio.

De pronto se abrirán nuestros ojos y veremos que aun aquellos sucesos más oscuros de la diáspora, no fueron más que un recipiente oculto, para el bien que se revelará en el momento de la redención. Entonces agradeceremos y tendremos el “doble consuelo” , aquel que convierte el mal en bien.