Shabat Shirá

El Shabat que se lee la sección de Beshalaj se denomina Shabat del Cántico, la shirá que Israel entonó en el Iam Suf.

Además de la shirá, la sección contiene otros temas: el Éxodo de Egipto, el milagro de la partición del mar, los estatutos y leyes dados al acampar en Mará, el milagro de la caída del maná, la aparición del manantial que proveyó de agua al pueblo, y la guerra contra Amalek. No obstante, el tema de la shirá fue el que el pueblo judío eligió especialmente para designar a este Shabat, pues ella posee la particularidad de que cada vez que el pueblo de Israel la recita en el curso de las generaciones, es como si lo hiciera por primera vez.

¿A qué se debe esto? Todos los otros pasajes de la Torá fueron dichos por Di-s mientras Israel escuchaba, pero esta shirá la entonaba Israel, y Di-s, junto a todas sus huestes celestiales, escuchaban lo que aquellos decían. En ese momento el alma de Israel se elevó al máximo nivel de exaltación, y su corazón se transformó en un manantial del cual fluía Torá. El sonido de su voz era como el sonido de Di-s. Y más aún, este cántico de Torá que manaba desde su interior precedió a la Torá que escucharon del Todopoderoso en el Monte Sinaí.

La fuerza de la shirá que entonaron en aquel entonces hizo que el júbilo y la canción se implantaran en los corazones judíos hasta el fin de las generaciones, y toda vez que el pueblo es librado de sus enemigos y rescatado de sus tribulaciones, su corazón se inspira para entonar cánticos y alabanzas a Di-s, Su salvador, en vez de vanagloriarse en razón de su propia perseverancia. La shirá comienza con las palabras: …y hablaron diciendo (Éxodo 15:1); es decir, la canción que “hablaron” entonces les posibilitó continuar “diciendo” en todas las generaciones.

El pueblo judío entonó esta shirá motivado por una fe plena, y no simplemente a causa del asombro ante tantos milagros y maravillas, pues la impresión momentánea es transitoria, en tanto que la fe y la creencia quedan grabadas en el corazón y perduran por siempre. El pueblo de Israel no comenzó a cantar sino después de haber reconocido que el cautiverio y la aflicción sufridos, y la prueba y purificación a la que sería sometido en el futuro, son, todas, señales del eterno amor y benevolencia de Di-s hacia ellos. Israel comprendió en ese momento que no existe alegría ni vida genuina si ésta no se basa en la fe en Di-s, como expresan los versículos: …y júbilo para los recios de corazón (Salmos 97:11); y el justo por su fe vivirá (Habakuk 2:4). Asimismo encontramos en las palabras de la shirá: Y creyeron en Di-s y en Moshé, Su servidor… entonces Moshé y los Hijos de Israel entonaron este cántico… (Éxodo 14:31-15:1).

La shirá cantada junto al mar fue vocalizada en el momento adecuado; en el preciso instante en que todas las Huestes Celestiales y toda criatura terrenal estaba colmada de alabanzas hacia Di-s, expresando Su grandeza y dominio. Fue entonces, cuando la gloria de Su soberanía saturó el mundo, que Israel irrumpió en cántico, como está escrito: Entonces Moshé y los Hijos de Israel entonaron… (ibid.). “Entonces” – en ese preciso instante, ni antes ni después.

Si hubieran demorado su shirá, el resto del universo no habría respondido con su propio canto, pues la impresión de lo acontecido ya se habría disipado. Si hubieran entonado su shirá antes, cuando abandonaron Egipto, se les habría dicho: “Agradeced al Faraón por haberos liberado, pero tened en cuenta que él, sus ejércitos, y todo su poderío, aún existen y vosotros estáis perdidos en el desierto”. Pero ahora que todos los caballos, carros, jinetes y ejércitos del Faraón fueron ahogados en el mar y había sido despojado de su fuerza y orgullo, éste era el momento apropiado para la shirá; como expresa el versículo: Cantaré Di-s pues Él es grandemente ensalzado, arrojó al mar al caballo y a su jinete (ibid. 15:2). …Di-s reinará por siempre jamás(ibid. 15:18).

LA CANCIÓN DE TODA LA CREACIÓN, DE BOCA DE ISRAEL

Cantaré a Di-s – sólo a Él, ¡porque no hay otro fuera de Él!

Pues Él es grandemente ensalzado – sólo Él es exaltado con desmesurado orgullo. No así el hombre, cuyo orgullo lo degrada. Aunque pretenda elevarse a los cielos, termina descendiendo al abismo.

Al caballo – símbolo de fuerza y poder entre las criaturas de la tierra… y a su jinete – el hombre que se enorgullece por su dominio sobre las fuerzas de la Creación. Pero, ¿quién es el hombre y qué es su orgullo, vano orgullo, frente a la fuerza de una de las creaciones de Di-s, el poder del mar embravecido?

Arrojó al mar- El ha arrojado al hombre junto con su orgullo al mar, como quien alza un objeto liviano y lo lanza hacia abajo nuevamente (esto explica las diferentes expresiones utilizadas en hebreo: Ramá baiám, literalmente “los levantó en el mar”, y íará baíám – “los lanzó (hundió) en el mar”).

¿Qué representa la fuerza del mar embravecido, con sus poderosas olas, en la presencia de los amados hijos de Di-s? Aunque las profundidades del océano emergen y hierven amenazando con inundar toda la creación, un mero soplo surge de Sus narices e inmediatamente las aguas se apilaron – como si fueran arena y no agua, y las corrientes que fluían quedaron erectas como una pared – como si fueran bloques de hielo y no hirvientes corrientes de agua.

Las aguas profundas se congelaron en el corazón del mar- las profundidades del mar no se secaron, sino que continuaron fluyendo como lo habían hecho desde la Creación, pero cuando alcanzaban el nivel de los pies de aquellos amados por Di-s, ahí se congelaban, en el corazón del mar.

¿Quién ha hecho esto? ¿Qué ha motivado estos actos? ¡Nadie más que Él, por Su eterno y gran amor a Sus amados!

Pero, ¿quiénes somos nosotros, con toda nuestra grandeza y honor, en presencia de la majestuosa gloria del Rey del universo, Quién lo creó todo y actúa con benevolencia hacia todos? Entramos al mar redimidos, libres del cautiverio, exaltados, y emergimos de él nuevamente como siervos. Toda la grandeza y gloria la devolvemos a Ti, Di-s nuestro, pues somos Tus siervos, y Tú eres nuestro Rey.

¡Di-s reinará por siempre jamás!

Ninguna criatura entonó al Santo, bendito sea, un cántico más hermoso que éste.

Es por ello que esta shirá es tan preciada por el pueblo de Israel y éste se deleita con ella recitándola diariamente y leyéndola públicamente en Shabat una vez al año, acompañada de una melodía especial y con gran regocijo. Incluso hay quienes acostumbran ponerse de pie al leerla. Así, este Shabat recibe un particular honor y es coronado con un nombre especial: Shabat Shirá- el Shabat del Cántico.

Extraído de Nosotros en el Tiempo Editorial Kehot

¿Por qué no actualizamos las costumbres?

Pregunta: ¿Puedes explicar por qué las leyes nunca pueden revertirse a su forma original? Por ejemplo, algunas festividades son dos días fuera de Israel por la dificultad del cuidado de los tiempos cientos de años atrás, pero es algo que ya está resuelto.

Respuesta:

Las costumbres tienen importancia como la Ley, ya que la Torá las reconoce como ley. Eso tiene sentido, porque la base de la Torá no es el libro sino las personas. ¿Cómo sabes que la Torá es verdadera? Porque la gente lo atestiguó, la aceptaron, y luego pasaron la tradición. Entonces, sin tradición, no tendríamos Torá.

Pero hay más que eso. En verdad, tu pregunta trata un tema central de la Torá. ¿Qué es la Torá? ¿Un libro o sabiduría? Si la Torá fuera un libro, entonces habría una “Torá verdadera”, como está escrita en el libro, y “La Torá disfrazada con costumbres”. De vez en cuando, sacaríamos un disfraz y lo remplazaríamos por otro. En otras palabras, estaría la Torá esencial por el libro, y conjuntos de disfraces desechables.

Pero la Torá no es un libro, es Sabiduría Divina que entra al mundo a través de las experiencias Judías colectivas. Lo que estaba escrito en un libro hace 3300 años es la Torá envuelta, como una semilla que contiene el ADN para todo el futuro. El pueblo judío es la Tierra en la que se planta la semilla. Di-s es el jardinero. La diferencia es que un jardinero no sabe cómo van a crecer sus plantas, pero este jardinero tenía todo en mente (debido a que Él está más allá del pasado y futuro).

Él planta la semilla que contiene todo envasado herméticamente en matices, códigos y anomalías, y ve su sabiduría desarrollarse en la historia y tradición.

Por eso, cuando el consenso colectivo judío, incluyendo los rabinos, las abuelas sabias, las madres lactantes y los hombres trabajadores, todos aceptan una tradición que surge de nuestra comprensión de la Torá, Di-s, por así decirlo, chasquea Sus dedos Santos y dice:

“¡Éxito! ¡Lo hicieron!” ahora la respuesta a tu pregunta es obvia:

¿Cómo podríamos desechar el éxito de Di-s?

Por Tzvi Freeman

El Faraón y el alcoholismo

¿Cómo es posible, que después de cada plaga el Faraón prometía acceder al pedido de Moisés, pero tan pronto como la presión de la plaga finalizaba, el Faraón se obstinaba y renegaba de su promesa? Cuando Moisés, inmediatamente le advertía respecto de las próximas plagas, el Faraón permanecía sin impresionarse hasta que ocurría el desastre predicho, y luego otra vez prometía, sólo para retractarse nuevamente cuando la presión desaparecía. ¡Esto se repitió diez veces! ¿El Faraón era tan necio, e incapaz de aprender de la experiencia?

El Rabino Twersky escribe:

-Yo no entendía completamente al Faraón hasta que me dediqué al tratamiento de alcohólicos, y presencié un fenómeno similar, ocurriendo con gran regularidad. El alcohólico sufre consecuencias graves como resultado de su beber; y permanece con una gran pena y algunas veces incluso se acerca a la muerte. Su reacción es invariable: «¡Eso es! Yo ya he tenido suficiente con el alcohol. ¡Nunca más beberé, no, nunca!». Es una experiencia habitual, que en el lapso de algunas semanas, o sólo en pocos días, comienza a beber nuevamente. Las personas le advertirán de cuán peligroso es el alcohol, y le recordarán las amargas consecuencias por él sufridas… pero todo es inútil. Él bebe otra vez. Lo que parece tan ilógico tanto en el caso del Faraón como en el alcohólico no es realmente extraño. Muchas personas fallan en aprender de la experiencia.

Cuando el profeta Isaías usó la metáfora, «Tú estás ebrio, si bien no de vino» (29:9), no estaba usando la expresión vagamente. Nuestra historia bíblica demuestra cuánto una y otra vez nosotros nos hemos desviado de la observancia de Torá y cada vez sufrimos graves consecuencias, no obstante tan rápido olvidamos y regresamos a nuestros caminos descarriados. Lo que es verdad de nuestro pueblo históricamente es a menudo cierto en muchos individuos aún hoy. Simplemente, no aprendemos de la experiencia.

¿Qué es lo que al alcohólico lo vuelve díscolo al aprendizaje de la experiencia?

Es, probablemente, que él no desea cambiar su estilo de vida y no quiere abandonar cualquier sensación que el alcohol provee. ¿Qué es lo que volvió al Faraón incapaz de aceptar el testimonio de sus sentidos? Probablemente el rechazo a admitir que él estaba equivocado. Sentimientos egoístas tales como estos impiden a las personas aprender de experiencias dolorosas y con eso evitar la repetición de equivocaciones.

¿Qué es lo que nos impide aprender de la experiencia? Probablemente algún sentimiento o idea egoísta que nos rehusamos a abandonar. Dado que nuestro egoísmo es el que nos vuelve irreflexivos frente a lo obvio, ¿qué podemos hacer para cambiar esta situación? Uno de los modos más efectivos es valernos de un confiable maestro y guía, alguien que al no estar afectado por nuestras distorsiones emocionales, puede ayudarnos a ver la realidad más claramente y aprender de nuestras experiencias.»Hazte tú mismo de un maestro» (ÉTICA DE LOS PADRES 1:16) es un invalorable consejo.

“DE VIVIENDO CADA DÍA”, EDITORIAL BNEI SHOLEM https://www.bneisholem.com.ar/producto/viviendo-cada-dia/

Los milagros dentro de la naturaleza

La Parshá nos relata cómo Di‐s envió sobre Egipto las 10 plagas, detallando que con respecto a la plaga de las llagas, los magos del Faraón tuvieron que retirarse porque no podían estar delante de Moshé por la vergüenza. ¿Por qué esta plaga fue diferente a las anteriores?, ellos también fueron víctimas de otras plagas que les impedían enfrentarse a Moshé.

Existía una razón más profunda de por qué la plaga de las llagas afectó a los consejeros más que las previas. Cuando Hashem trajo las plagas sobre Egipto, no fue sólo para castigarlos, sino también de hacerles saber que “Yo Soy Di‐s”.

El proceso tenía diferentes etapas: durante las primeras plagas, los magos podían imitarlas. Luego llegó la plaga de piojos (kinim), que les fue imposible imitar, y reconocieron: “este es el dedo de Di‐s”. Pero todavía había una acción del hombre (Moshé o Aarón) que las llevaba a cabo.

Los magos reconocieron que se trataba de un milagro, pero podían objetar que había participación de fuerzas terrenales ya que era una persona la que actuaba. A continuación Di‐s elevó el nivel sobrenatural de las plagas, trayendo a las bestias, y la peste, sin participación humana.

Ya no había excusa y debían reconocer que todo provenía de Di‐s. Y entonces llegó la plaga de shjín (llagas). Aquí donde Di‐s unió dos polos opuestos: lo natural y lo sobrenatural.

En esta plaga, Hashem le ordenó a Moshé actuar, dando lugar a equivocación, simulando que la plaga llegaba por caminos naturales: arrojar con toda su fuerza, hollín de los hornos incandescentes en dirección al cielo, para que se disperse sobre todo Egipto, provocando ampollas en los cuerpos de los egipcios donde caía. 

Pero a su vez, se podía apreciar que cada movimiento ‘natural’ estaba acompañado de milagros. Rashi expresa sobre esta plaga diciendo: “Muchos milagros contuvo la maká de shjín”, resaltando lo fuera de lo común de la expansión del hollín del puño de Moshé sobre todo Egipto, además de enumerar otros milagros. Esto era lo exclusivo de esta plaga. 

Que todos los actos que parecían naturales eran en realidad milagrosos. Moshé Rabeinu tomó el hollín, que cuando está caliente, provoca ampollas, pero a él no lo afectó. Lo arrojó al cielo ‘con fuerza’, como si gracias a eso el hollín pudiese llegar al cielo y expandirse por sobre todo Egipto! El hollín cayó sobre los egipcios, lo que generaría las ampollas, sin embargo ya estaba frío, y las ampollas surgieron espontáneamente del cuerpo, y se expandieron sobre los egipcios también donde no había caído hollín! 

Hashem mostró que actos que parecerían ser naturales no lo son, la fuerza Divina domina y se revela en toda su magnificencia, también en el seno de la naturaleza. Esto superó la razón lógica de los intelectuales egipcios, y por eso habiendo quedado anonadados “no podían presentarse delante de Moshé”.

¿Cómo te llaman?

Normalmente, cuando nos encontramos con una persona desconocida hasta ese momento, le preguntamos: “¿Cómo te llamás?” cuando en realidad, deberíamos preguntarle: ¿Cómo te llaman?. La persona no se llama a sí misma, y en la mayoría de los casos, no elige tampoco su nombre. Surge así la inquietud: cómo la elección de algo tan personal, que nos acompañará toda la vida y en toda circunstancia, está en manos de otros y no del interesado directo. Más aún cuando esto se aplica al nombre hebreo que el varón recibe en su brit milá (circuncisión) y la mujer en la Torá.

La explicación la hallamos en los escritos del santo AriZal, el renombrado cabalista: “Cuando una persona nace y su padre y su madre le dan nombre… el Santo, bendito sea, pone en sus bocas el nombre que pertenece a ese alma” (Introducción ha Sefer haguilgulim 23)

En palabras más sencillas, en ese momento específico de la decisión del nombre que se le colocará a un hijo/a, los padres reciben inspiración divina (algo así como una pizca de profecía) para colocar el nombre que en realidad pertenece al alma del niño.

¡Guau! ¡Qué momento! Y por sobre todo, qué enorme responsabilidad. Nuestros Sabios nos enseñan que debemos procurar un nombre que haya pertenecido a un Tzadik, persona justa, o que esté relacionado con buenas acciones, ya que ejercerá una enorme influencia en la persona. Lo conectado con la pureza y la santidad atrae vitalidad y sensibilidad divina. Y aquello relacionado con lo banal e intrascendente no tiene la capacidad para aportar energías positivas.

Hace unas semanas recibí el llamado de una joven ex alumna. Me contó que estaba transitando los últimos días de su embarazo y sabía que tendría un varón. Le preocupaba el hecho de que el nombre que habían pensado para su hijo tenía su origen en el Imperio Romano. “Me hace ruido que el Imperio Romano ejerció violencia contra el pueblo judío y destruyó el Gran Templo. Nos gusta como suena, pero…” Me pidió mi opinión. Le expliqué lo que nuestra tradición enseña acerca del tema, que el conducto a través del cual llega toda la energía y vitalidad divina al alma es el nombre hebreo. Hasta punto tal, que está traído en los libros, que si una persona se desvanece, debe susurrársele al oído su nombre hebreo y despertará. Uno de los méritos de los judíos en Egipto fue que a pesar de la asimilación reinante, no habían cambiado sus nombres originales. 

Fue una charla intensa y abierta. Hablamos del gran compromiso con la continuidad y de la importancia de otorgarles a los niños las herramientas necesarias para crecer sanos espiritualmente también. Ella, una mamá tan sensible y con gran conciencia judía, me dijo: “Agradezco tus palabras. Ya sabemos lo que debemos hacer”. después de pocos días recibimos el llamado de su esposo. El bebé había nacido unas horas después de nuestra charla. Estábamos invitados al Brit Milá. Y Uriel (Di-s es mi luz), el nombre que recibió, es el que lleva también en su documento nacional y el que iluminará su hermosa y larga vida. Colocar un nombre no es una actitud egoísta, basada en lo que más nos gusta o da placer. Es pensar en algo totalmente excelso, que supera todo lo natural. Es cierto que elegimos, pero debemos concentrarnos para recibir esa profecía y ser nuevamente socios de Di-s en esta importante tarea.

* Miriam Kapeluschnik

Seguridad para el viaje


Es conveniente que antes de salir de viaje pongamos dinero en “Tzedaká” caridad, como está escrito (Salmos 85:14) “Caridad en frente de él ira y pondrá (orientará) sus pasos”‐ también es conveniente que pida de la gente (rabinos o estudiosos de la Torá) su bendición para tener un viaje seguro y exitoso (Kitzur Sh. A. 68:6).

Los Sabios aconsejan que iniciemos el viaje durante el día y que hagamos las paradas antes que se ponga el sol.

Esta enseñanza la asociaron al versículo: “Y vio Hashem que la luz era buena” por eso cuando tenemos luz natural es mejor para viajar. Hoy vemos en las estadísticas que los peligros en la ruta son mayores para los que viajan de noche.

Con respecto de algunos accidentes que se habían producido entre algunos de los miembros de nuestra comunidad, el Rebe instó a que ten‐gamos una alcancía para Tzedaká y un Jumash, Tehilim, Tania y Sidur (los encontramos hoy todos juntos en un libro llamado Jitas) en el auto o con nosotros durante el viaje.

En ciertas ocasiones, el Rebe también aconsejó a ciertas personas incluir una Mezuzá. No hace falta aclarar que debemos llevar con nosotros (los varones mayores) el Talit y los Tefilín y tener previsto todo lo necesario para mantener el mismo nivel de kashrut que en nuestras casas.

También es conveniente ahora que estamos saliendo de vacaciones y disponemos de más tiempo ya que nos encontramos sin los compromisos laborales, extender nuestra plegaria y agregar en nuestro estudio de Torá. Cabe aclarar que las leyes y concejos mencionados valen para cualquier viaje que emprendamos.

Qué significa Hashgajá?


¿Qué significa Hashgajá? Literalmente significa: supervisión. Se utiliza para informar al consumidor que un producto cumple con las leyes del Kashrut. Esta supervisión se realiza por medio de un Rabino experto en las leyes del kashrut, química y a su vez de los procesos de la sofisticada industria alimenticia actual.

La forma en la que comunica al consumidor que el producto cumple con las normas es, a través de un certificado firmado por el Rabino o con su sello sobre el producto mismo.

Lo mismo ocurre con los servicios de Restaurantes y servicios de fiesta. Estos, para poder expedir comida kasher deberán contar con supervisión rabínica, que consiste en supervisores fijos (mashgijim) que son los ojos del Rabino en el local.

Nosotros como clientes o invitados debemos exigir el certificado del Rabino que garantiza que la comida es Kasher.

Por lo tanto la falta del certificado correspondiente prueba que el servicio no está supervisado.

El encontrarnos en una fiesta, por ejemplo, con un ‘mashguíaj’ o con un empresario de fiestas (más aún si se tratara de un empresario que en ocasiones realiza servicios kasher) no es prueba en absoluto de que el servicio sea kasher, ya se pueden estar utilizando ingredientes que no están avalados.

¿Tomas suficiente agua?

Verano es sinónimo de altas temperaturas y un calor agobiante. Los medios de comunicación nos advierten constantemente de la importancia de beber mucho líquido.

Un adulto normal, que está compuesto por un 60 o 70 por ciento de agua, podría estar  sin comer alrededor de dos meses, pero sin agua algunos días. La mayoría de la gente desconoce cuánta cantidad de agua debe beber para no llegar a la deshidratación..

 Un déficit de agua puede generar piedras en el riñón, o un mal funcionamiento de los pulmones, ya que precisan estar húmedos para funcionar. Entonces si usted no bebe suficiente agua, puede perjudicar cada aspecto de su fisiología. (Leroy J. Perry, Jr. Parade)

Sin duda, el agua es uno de los más esenciales elementos de vida. El Talmud, de hecho, compara al agua con la Torá.  “No existe agua sin Torá”, declara.

Los Judíos que estaban en el desierto; habían dejado las abominaciones e inmoralidades de Egipto y estaban en camino hacia la Tierra Santa.

El Jumash (Shemot 15:22) dice: “Y fueron tres días por el desierto y no encontraron agua”. De acuerdo a nuestros sabios, fueron tres días sin Torá e inmediatamente quedaron exhaustos y enojados. : Podríamos continuar por casi dos meses sin comida, pero sin las aguas de Torá sólo algunos días.

Según el artículo de Perry, es impresionante notar como sus referencias sobre el agua se aplican igualmente a las aguas de la sabiduría de la Torá y la vida Judía. La mayoría de los Judíos, lamentablemente, no tiene idea de cuánta Torá (agua) deben beber. En la realidad, muchos viven en estado de deshidratación espiritual… 

Así como se derrocha agua, también derrochamos tiempo, energía, dinero, esfuerzo, que no son sustitutos del agua, pero que igualmente pueden generar una especie de enfermedad social (como comportamiento deshonesto, existencialismo, entre otras). Necesitamos la Torá para respirar, para que nos ayude a guiarnos en la aparentemente más natural y primaria actividad. Si no se bebe suficiente agua, se puede perjudicar cada aspecto de nuestra fisiología, psicología y nuestra espiritualidad. 

Sii no hay suficiente agua, o derrocha-así como se derrocha tiempo, energía, dinero, esfuerzo, que no son sustituidos efectivamente y pueden acumularse como una enfermedad social prácticamente desconocida en la comunidad Judía: comportamiento deshonesto, existencialismo. Incluso necesitamos a la Torá para respirar, para que nos ayude a guiarnos en la aparentemente más natural y primaria actividad. Entonces, si no bebe suficiente agua, puede perjudicar cada aspecto de su fisiología, psicología y realmente su propia espiritualidad

¿Por qué Iaakov ansiaba ser sacado de Egipto?

Iaakov desea salir.“¡Por favor, no me entierres en Egipto… sácame de Egipto!”…

Para asegurarse de que ni siquiera sus restos quedarán allí, Iaakov siente que necesita más que la palabra de Iosef. “Júramelo” le pide y Iosef lo hace.

Cuando los resultados son esenciales, el juramento es una herramienta poderosa, pues obliga a la parte comprometida a cumplir su deber bajo cualquier circunstancia. Pero de todas formas, ¿para qué era necesario un juramento en esta historia? ¿Acaso era insuficiente la palabra de Iosef para su padre agonizante?

A cada alma se le confía una misión. Iosef sintió que la suya era despertar el corazón de la sociedad egipcia, en el seno de la bestia. Trabajaba para identificar y elevar las chispas Divinas donde ellas se encontraran.

Iaakov era consciente de que Iosef consideraba el hecho de dejar a su padre a su lado, incluso post mortem, como un valioso aporte a su esfuerzo para lograr elevar a Egipto. La única manera de conseguir descansar en paz, es a través del juramento de Iosef.

Pero si es así, ¿por qué Iaakov estaba tan ansioso de ser sacado de Egipto? ¿Por qué no ser enterrado entre sus hijos, donde su presencia podría ayudar a reducir la sensación de desolación y exilio?

Iaakov sabía que sus hijos requerirían de auxilio para escapar de los grilletes de la esclavitud en Egipto, y sintió que estaría en mejor posición para ayudarlos a la distancia. Pues, para poder escapar exitosamente de la prisión, necesitas de alguien de afuera que te saque.

Por eso Iaakov fue transportado a la Tierra Prometida, mientras que Iosef retornó a las trincheras en Egipto. El juramento entre ellos sirvió de ligazón- de la que Iaakov tiraría al llegar el momento de que retornen sus hijos a casa.

Otra lección que es posible tomar de este hecho es, que mientras vivía en Goshen, Iaakov poseía las mejores pasturas para sus rebaños y la mejor Ieshivá para el estudio. Era ideal material y espiritualmente. Sin embargo, rogó a Iosef: “Sácame de Egipto”. Incluso, bajo las mejores circunstancias, el exilio no es el lugar para el iehudí. Lo aprendemos de Iaakov, que hasta muerto, es imposible hallarlo en Egipto.

Dovi Schneider, editora del Kosher Spirit magazine.

El mes de Tevet

Durante el mes de Tevet se observan tres días de ayuno en conmemoración de tres calamidades que ocurrieron al pueblo de Israel – en el octavo, noveno, y décimo día del mes-. Los ayunos del octavo y el noveno día son llamados «ayunos de los justos». En estos días sólo ayunan determinados individuos, en tanto que el 10 de Tevet es un ayuno público, para toda la comunidad.

El ayuno del 8 de Tevet conmemora el día en que la Torá fue traducida al griego a instancias del rey  Talmái (Ptolomeo Filadelfo).

El ayuno del 9 de Tevet conmemora las muertes de Ezrá, el Escriba, y Nejemiá ben Jaklaiá, quienes guiaron fielmente a los judíos en su regreso del cautiverio babilónico. Cuando murieron, el pueblo de Israel quedó sumido en un gran desconsuelo, pues su pérdida fue irreparable.

El ayuno del 10 de Tevet es un ayuno público; en ese día Nabucodonosor, rey de Babilonia, comenzó el sitio de Jerusalén durante la época del primer Beit HaMikdash. El sitio se prolongó por tres años consecutivos hasta que finalmente logró abrir una brecha en las murallas de la ciudad el día 9 de Tamuz.

A excepción de los últimos días de Janucá -que celebramos al comienzo del mes- Tevet no posee ninguna otra Festividad.

LA TRADUCCIÓN DE LOS SETENTA

En los primeros años del período del segundo Beit HaMikdash, el pueblo de Israel se encontraba bajo dominio persa. Luego de la caída del Imperio Persa, Grecia heredó su lugar e Israel pasó a ser sometida por los griegos.

Uno de los sucesores de Alejandro Magno, Talmái (Ptolomeo Filadelfo), ordenó a los Sabios judíos confeccionar una traducción griega de la Torá. Si las razones que lo impulsaron a hacerlo hubieran sido netamente eruditas, sin lugar a dudas habría reunido a todos los Sabios en un mismo lugar para que pudieran consultar unos a otros. Pero no hizo así, pues su deseo era que se equivocaran. El Talmud (Meguilá 9a) relata:

Sucedió una vez que el rey Talmai reunió a setenta y dos eruditos, y los ubicó en setenta y dos habitaciones, sin informarles el motivo por el cual los había convocado. Entró a cada una de las habitaciones y dijo: «Escribid para mí la Torá de Moshé, vuestro maestro«. Di-s concedió a cada uno de ellos los mismos conocimientos, y produjeron versiones idénticas.

Talmái no encontró ninguna diferencia entre las traducciones. Incluso en aquellos pasajes que los Sabios creyeron conveniente alterar la traducción literal, los cambios que cada uno de ellos introdujo fueron exactamente los mismos. Ello representó una manifiesta santificación pública del Nombre de Di-s – Kídush HaShem – como así también del nombre de Israel y sus Sabios.

UN ACTO DE DI-S

La tarea que Talmái impuso a los setenta y dos Sabios, estaba más allá de la capacidad humana. La Torá está escrita de forma tal que su contenido da lugar a una amplia gama de interpretaciones – y fue entregada a los judíos junto con los lineamientos necesarios para interpretar correctamente sus palabras, oraciones y letras, y a partir de ello obtener la gran variedad de significados que ésta encierra. En contraste, aquel que traduce la Torá a una lengua extranjera encontrará que no existe ningún idioma con medios de expresión tan ricos en connotaciones múltiples como lo es el Lashón Hakódesh (la Lengua Santa, el hebreo).

¿Qué hace entonces un traductor? Debe renunciar a todo intento de transmitir los niveles homiléticos, alegóricos y místicos inherentes en cada palabra, y proporcionar apenas una versión literal del texto. Quien traduce la Torá a una lengua extranjera, la transforma en un recipiente vacío, carente de su exégesis y múltiples niveles de significado. ¡Imagínense cuán difícil es, para la persona que ama a la Torá y reconoce su grandeza, exponer solamente una versión literal!

A veces, aúun una traducción puramente literal puede llevar a distintas interpretaciones, pues una misma palabra puede traducirse de varias maneras.

¿Qué versión ha de ser utilizada? Y si varios traductores están abocados a una misma obra y no tienen la oportunidad de consultarse unos con otros, el trabajo resulta mucho más complejo aún. Es casi imposible que la versión escogida por uno de ellos sea igual a la de su colega. ¡Cuánto más improbable es que todos los traductores produzcan versiones idénticas si hay setenta y dos personas trabajando simultáneamente y por separado sobre un mismo texto!

Además, en la Torá hay muchos versículos que, de ser traducidos literalmente, podrían ser fácilmente malinterpretados por los gentiles, quienes en consecuencia tergiversarían o menospreciarían su contenido. Para evitarlo, se deben incluir explicaciones o alterar la traducción literal, de modo que la genuina intención de las palabras resulte clara y comprensible para ellos.

¿Cómo es posible que setenta y dos Sabios, con puntos de vista diferentes, lleguen a la misma conclusión?

Si los distintos Sabios hubieran producido cada cual una versión diferente, ello no habría disminuido la importancia de su trabajo a los ojos de los demás judíos, pues tenemos por norma que «tanto éstas como aquellas son palabras del Di-s viviente«, ya que El es un Di-s de todo saber (Shmuel I 2:3). El creó individuos con puntos de vista y opiniones divergentes, pero todos son de Su creación. Sin embargo, a los ojos del mundo gentil, cualquier disparidad lo hubiera llevado a mofarse tanto de la Torá como de los Sabios que la tradujeron. Hubieran arribado a la errada conclusión de que el desacuerdo entre los Sabios constituye evidencia de que la Torá no es auténtica, pues comparan al Creador con Su creación: Así como en el ser humano es imposible que dos posturas diametralmente opuestas puedan ser verdaderas al mismo tiempo, lo mismo, cree el mundo gentil, sucede con Di-s.

El pedido de Talmái a los Sabios, y la manera en que los obligó a trabajar, evidencia que su verdadero propósito era inducirlos a producir versiones diferentes, que luego podría utilizar para denigrarlos. Fue por esta razón que los Sabios recibieron una colosal asistencia Divina, y todos llegaron a las mismas conclusiones respecto de los lugares donde debían realizar cambios en el texto o su matiz, plasmando el versículo que expresa (Salmos 3:8): Tú has quebrantado los dientes de los malvados.

El día en que los setenta y dos Sabios finalizaron la traducción griega de la Torá -un 8 de Tevet- fue de gran pesar para el pueblo de Israel. Aunque la providencia de Di-s en favor de Su pueblo y la protección Divina que recibieron los Sabios se pusieron de manifiesto en ese día, evocando maravilla entre judíos y gentiles, fue, sin embargo, un momento de desgracia, tan calamitoso como el día en que se había construido el becerro de oro. En Meguilat Taanit, los Sabios describieron este acontecimiento de la siguiente manera:

En el octavo día de Tevet la Torá fue traducida al griego durante el reinado del rey Talmai, y el mundo quedó sumido en la oscuridad por tres días.

¿Con qué puede compararse ello? Con un león que fue capturado y enjaulado. Antes de ser apresado, todos le temían y huían de él, pero ahora, todos venían a verlo y decían: «¿Dónde está su fuerza?» Lo mismo ocurre con la Torá. Mientras estaba en manos de Israel y era interpretada por los Sabios en su propio idioma, la Lengua Santa, todos la respetaban y temían menospreciarla. Incluso los gentiles que querían estudiarla no podían tener contacto alguno con ella sin antes entrar bajo las alas de la Shejíná (Presencia Divina) y adquirir conocimientos de la lengua sagrada y de las formas prescriptas para interpretar la Torá. Pero una vez reducida a la traducción griega fue despojada del respeto que infundía, y todo el que lo deseaba podía venir ahora y contemplarla. ¡Si quería criticar a la Torá olvidando su propia ignorancia, ahora podía hacerlo!

Por ende, los Sabios vincularon este día con aquel en que fue construido el becerro de oro. Así como el becerro de oro no tenía una existencia y poder tangibles pero aquellos que le rendían culto creían lo contrario, de igual forma la versión griega de la Torá había perdido su contenido real, pero los que la utilizaban se convencieron a sí mismos de que ahora eran dueños de su contenido.