¡Cuidado! Mucha ciencia puede volverlo creyente

Durante el embarazo, el bebé reposa en la placenta de su madre, rodeado de agua. No respira. Sus pulmones están colapsados, plegados entre las dos cámaras superiores del corazón aún abierto, así que la sangre circula y hay un tubo que conecta la aorta a la arteria pulmonar…

El testimonio de un notable investigador y la increíble respuesta del Rebe de Lubavitch

Durante los diez minutos posteriores al parto, sus pulmones se tienen que expandir, el orificio de su corazón, cerrar, y el tubo, sellarse. En verdad, deben desarrollarse 67 diversas secuencias para que el bebé comience a respirar oxígeno. Esto ocurre milagrosa y cotidianamente y sabemos que ningún ser humano pudo haber desarrollado o programado esta secuencia. Si una compañía tratara de construirlo, no funcionaría. 

En mi profesión, todas las complejas investigaciones científicas realizadas en los últimos cien años demuestran el concepto de “causa y consecuencia”, y “acción y reacción”, y en mi opinión, el de un Creador. La ciencia y la Torá no se contradicen, sino que se complementan. La ciencia nos enseña que cuando Di-s nos asegura que “Yo he Creado el mundo”, “Yo cuidaré de ustedes”, “Yo los sanaré” y “Yo proveeré”. Él tiene razón.

Teóricamente a nadie le debería faltar alimentación y en los Salmos se asegura que: “Tú abres tus manos y resarces las necesidades de los vivientes”. Di-s ha provisto. Y exactamente eso afirma la ciencia, pues en el año 1998, por primera vez en la historia de la humanidad se produjo suficiente comida para alimentar a cada persona viviente del planeta.

Cuando nace un bebé, ¿saben qué? Él tiene razón. Cuando la ciencia demuestra que un médico sana a un paciente, ¿saben qué? Él tiene razón. Di-s ha provisto. Nunca hubo un Rabino que haya dicho jamás a un científico “deja de investigar” o “basta de buscar”. Porque toda la naturaleza es fiel reflejo de la gloria de Di-s

Cuando era joven, trabajé en el programa de la NASA y buscaba vida en Marte. Gastamos cientos de millones de dólares investigando la posibilidad de vida en Marte. En aquellos días le pregunté al Rebe. “¿Es correcto? ¿Puedo realmente hacer esto, porque otras religiones advierten que no se debe investigar? Y la Torá no demuestra que haya vida en Marte”.

El Rebe me contestó en Idish: “Profesor Greene: usted puede y debe buscar vida en Marte, y si no la encuentra ahí, puede buscar en otro lado, y en otro, y en otro. Porque afirmar contundentemente que Di-s no creó vida en otro lado es limitar Su capacidad Creadora, y nadie está en condiciones de hacer eso”.

Velvl Greene (Profesor de Epidemiología y Salud Pública en la universidad Ben Gurión y dirige el Centro Lor Jacobovitz de Ética Médica Judía. Participó del programa de Exobiología de la NASA.

Extraído de la revista Aieka

Mantené tu palabra

«Pero papá… VOS DIJISTE…»

«Sí, yo sé, pero ¡no sabía que la casa se quemaría ayer!»

«¡No me importa! VOS DIJISTE que me arreglarías la bicicleta ¡¡¡HOY!!!»

«Pero Susi, tu bicicleta ¡¡¡se DERRITIÓ con el fuego!!!»

«Pero vos DIJIIIIISTEEEE….»

¿Es Susi irracional? Tal vez. Pero el grado de desilusión de Susi y el inevitable berrinche consecuente sucedió mucho antes del incendio.

La expectativa para su desilusión es criada, no nacida. Y una vez que surge en la personalidad del niño, es como gasolina que se almacenó pobremente en un garaje atestado…le lleva poco tiempo encenderse. Y así como un incendio puede ser prevenido a través de pasos simples y prácticos, también puede suceder con escenas volátiles de frustración y culpa.

¿Cómo? Siguiendo una regla básica de oro: Mantené tu palabra.

Esto puede ser un consejo bastante obvio pero imposible, dado al curso cambiante de la realidad entre una promesa y su cumplimiento. Pero con siete niños he hecho miles de promesas. Y aún así, he encontrado posible mantener la regla de «cuida tu palabra» la mayoría del tiempo. He aquí algunas maneras que me han ayudado.

1) Mira el futuro

A pesar de que las desilusiones inevitablemente ocurran, es posible para los niños aceptarlas sin culpas ni enojo, manteniendo una mirada optimista y bien orientada que los ayudará mucho en alcanzar las metas de sus vidas, tanto en el futuro distante como en el cercano. Pero primero, nuestros hijos deben aprender a confiar en los padres y a creer que cuidar nuestras palabras es una preocupación vital para nosotros. Al hacer esto, podemos crear en nuestros hijos una expectativa que lo que nosotros prometemos, lo cumplimos.

2) Hacé tu propio compromiso

Primero, tenemos que hacer un compromiso, para nosotros mismos más que para nuestros hijos, de cuidar con nuestra palabra. Esto es una decisión moralmente correcta y práctica. Cuidar nuestra palabra con nuestros hijos es simplemente la mejor política.

Ningún niño quiere enojarse con sus padres. Amor y confianza son las tendencias naturales del niño. Quieren creer en nosotros. Precisan confiar en nosotros para sentirse seguros y a salvo. Cada cosa, depende de nosotros. Desconfianza y desilusión son criadas internamente, no congénitas. Las engendramos con nuestros «pequeños» actos de comportamiento inapropiado.

Cuando no puedes cumplir con la promesa de llevar a tu hijo al zoológico, por ejemplo, tu desilusión de no poder cumplir con tu palabra debería ser tan grande como la desilusión del niño de no poder ir al zoológico.

3) Mantené tu Palabra

Una vez que te has comprometido en cumplir con tu palabra, intenta cumplirla siempre que puedas, especialmente cuando es fácil. Ya habrán varias veces en las que no podrás hacerlo, o en las que te será difícil.

Si decís que leerás un cuento, entonces hacelo. Si deciís que irás a caminar, también hacelo. Si decís que arreglarás la bicicleta (y la casa no se incendió), hazlo.

Hay que acordarse de nuestro compromiso y visualizar estos surcos del carácter. Forzar el futuro entero de nuestro hijo a que aparezca en nuestra mente. Imaginar que todo su futuro está sostenido en el balance de nuestra elección. Decirnos a nosotros mismos: «Ya sea si cumplo mi palabra o no, en este momento es otra gota de agua que talla la ranura del futuro crecimiento y desarrollo de mi hijo».

Puede ser una exageración. Pero las exageraciones siempre ayudan cuando probamos nuevos comportamientos en nosotros, especialmente cuando estos comportamientos compiten con nuestros propios deseos.

Mantener nuestra palabra a nuestro hijo en ese momento debe ser más importante que el resto de las cosas.

4) Llamate vos mismo  la atención

«Papá, anoche le leíste una historia a Dovid, ¡dijiste que hoy me leerías a mí una!» «Por supuesto que lo haré querida, si Papá dijo que lo haría, entonces lo va a hacer»

«Mamá, ¿puedo tomar un vaso de leche?» «Estoy en el teléfono querida, pero te lo daré apenas corte». Si la mamá de Sara ha creado confianza, Sara va a creer en su mamá. No va a esperar una hora, pero probablemente tolere unos quince o veinte minutos.

Cuando cumplimos con nuestra palabra, nuestros hijos se relajan. Saben que les estamos diciendo la verdad y que haremos lo mejor. Tienen fe en nosotros. Y la fe permite relajarse, tener paciencia y auto controlarse.

Cuando esto sucede, nuestros hijos paran de intentar controlarnos y manipularnos con su enojo y berrinches. Ellos creen en lo que decimos, no solo para darles lo que quieren, sino porque cumplir con nuestra palabra es importante para nosotros, sus padres.

5) Si no puedes hacerlo cuando dijiste, hacelo después

En caso de que algo te prevenga de cumplir con tu palabra, busca la primera oportunidad para poder cumplir con la frustrada promesa. Y si queremos ser conocidos como el hombre o la mujer que cumple con su palabra, lo mejor sería no arruinarlo la próxima vez.

Pregúntate: ¿Realmente tendré tiempo el próximo jueves? ¿Podré encontrar a alguna niñera? Si llevo de compras a Jaim el próximo miércoles, ¿Qué haré con los otros niños?

Es importante prever los obstáculos, y no comprometerse con los niños cuando hay dificultades potenciales que puedan alterar la habilidad de realizar las promesas. ¿Estaré demasiado cansado? ¿Podré conseguir los boletos? ¿Realmente podré salir temprano del trabajo? ¿Precisará mi esposa el auto?

Le llevará tiempo a nuestros hijos desarrollar la fe en nosotros que queremos establecer. En los primeros pasos de la construcción de la confianza, podemos encontrarnos con algunas frustraciones cuando nuestros planes interfieren con las pequeñas sorpresas de la vida, y no podemos hacer lo que les hemos dicho a los niños que haríamos. Así que, se precisa de paciencia, mezclada con nuestro compromiso de construir aquellos surcos para el futuro.

Beneficios y Conclusiones

Cambiar las expectativas de nuestros hijos y la respuesta a su desilusión y cultivar el carácter de la confianza en ellos, son dos de los beneficios de cumplir con nuestra palabra. Pero si esa es nuestra motivación principal, entonces no va a funcionar, ni para nosotros ni para ellos.

Los niños son muy sensibles a nuestra autenticidad. Saben inmediatamente cuando nuestro comportamiento es una máscara que vestimos para su beneficio. Si la confianza y el cumplimiento de la palabra es importante sólo como un mecanismo para desarrollar ésta característica en ellos, entonces sabrán y se sentirán manipulados. Pero si la característica la valoramos realmente, y es muy importante para nosotros, entonces ellos también percibirán esto, y querrán ser como nosotros.

Seremos el espejo en lo que ellos verán su ser digno de confianza.

El ingrediente más importante para el éxito es la entrega del corazón,  el verdadero deseo y compromiso de ser una persona que cuida su palabra.

Siempre les estamos diciendo a nuestros hijos (y a nosotros mismos) cómo ellos (y nosotros) “deberíamos” ser: Más virtuosos, más honestos, más confiables, pacientes, y sensibles con los otros.

Pero debemos ser nosotros los que enseñemos y practiquemos los valores porque es la mejor manera para nosotros de ser.

Habrá muchos beneficios a este enfoque de “cumplir con tu palabra”. Habrá resultados rápidos y prácticos, como ser, evitar rabietas. Y habrán resultados agradables a largo plazo cuando veamos a nuestros hijos crecer, siendo pacientes, honestos y gente confiable. Nosotros no inculcamos estas características en nuestro hijo: Sólo Di-s puede hacerlo. Pero nuestro ejemplo les permite sacar adelante estas muy recomendables características de ellos mismos.

Por Jay Litvin

Símbolos y costumbres de Shavuot

* Shavuot quiere decir no sólo “semanas” (Shavúa) sino también “juramentos” (Shevuá). El nombre indica los dos juramentos que Di-s e Israel intercambiaron el día de la Entrega de la Torá, de permanecer fieles el uno al otro, por siempre.

* A Shavuot se lo llamaba “Pentecostés” (“Quincuagésimo”) por los judíos griegos, porque se celebra cincuenta días después de la ofrenda del Omer.

* Los Dos Panes de Trigo que eran traídos como señal de gracias en la época del Bet Hamikdash, simbolizaban la naturaleza dual de nuestra Torá: la Torá Escrita (Torá Shebijtav) y la Torá Oral (Torá Shebeal pé) que se dieron simultáneamente en el Monte Sinaí.

* El día en que se dio la Torá fue un Shabat.

Si la Torá hubiese sido entregada en un día de semana, algunos judíos hubieran pensado que, dado que el Shabat es un día de descanso, deberían tener un descanso también del estudio de la Torá.

Al darnos la Torá en un Shabat, Di-s nos mostró que, no sólo se nos permite estudiar la Torá en Shabat, sino que debemos dedicar el día Santo por entero para estudiarla y dedicarnos al culto Divino.

* En muchas comunidades se acostumbra decorar la sinagoga con yuyos, flores y plantitas para el festival de Shavuot. La razón es doble:

a) Shavuot es el Día del Juicio para los árboles frutales.

b) En recuerdo al Monte Sinaí que estaba rodeado de verdes pastos, evidenciado por el hecho de que se ordenó que el ganado y las ovejas no pastaran al pie de la Montaña de Di-s.

* En la primera noche de Shavuot, es costumbre regresar a la sinagoga luego de la comida, para leer el “Tikún leil Shavuot”.

El libro (“Preparativos para la Noche de Shavuot”), contiene: los versos iniciales y finales de todas las Secciones semanales del Jumash

—Pentateuco—, los párrafos primeros y últimos de los Profetas y las Sagradas Escrituras, las Mishnaiot, partes del Zohar, etc.

Algunos capítulos especiales de la Torá (como el Cruce del Mar Rojo, la Entrega de la Torá, los Diez Mandamientos, el Shemá, etc.) se dan completos.

También la enumeración de los 613 preceptos, tal como los enumera Maimónides con su división en “positivos” (Mitzvot Asé) y “negativos” (Mitzvot Lo Taasé). Muchos judíos pasan toda la noche recitando el “Tikún”.

Para la lectura de los Diez Mandamientos de la Torá, el primer día de Shavuot por la mañana toda la congregación se pone de pie y la escucha.

Algunos judíos observan la costumbre de comer en Shavuot pasteles de crema o miel porque la Torá se asemeja a la leche y la miel.

 Se acostumbra escuchar la lectura de los 10 mandamientos el primer día de Shavuot, para revivir la entrega de la Torá y renovar nuestra aceptación del regalo de Di-s. 

Visitá que *www.shavuotargentina.com* y enterate dónde podes hacerlo, manteniendo todos los cuidados necesarios. 

Si no tenes la posibilidad de escuchar la lectura de la Torá, podes traer la experiencia a casa! La mañana del lunes 17 de mayo leé los Diez Mandamientos y profundizá en sus enseñanzas. No importa las circunstancias en las que nos encontremos, estamos recibiendo la Torá! Ponete en contacto con tu Beit Jabad para recibir el material de lectura.

* La costumbre de comer “blintzes” de queso en Shavuot se basa en un juego de palabras hebreas.

La palabra hebrea para queso es “Gueviná”, que nos recuerda la “controversia” de las montañas más altas, cada una pretendiendo ser ella más merecedora que la de Sinaí para el privilegio de recibir la Torá.

Por eso se las llamó “Gavnunim” (Salmos 68:17) — “jorobas”, por su falta de modestia, mientras que la de Sinaí fue elegida por su humildad (Talmud, Meguilá 29a).

* Algunos judíos observan la costumbre de comer “Kreplaj” (ravioles de tres puntas) en Shavuot.

La razón es recordarnos la Torá aún durante las comidas. Pues todo lo que tenía relación con la entrega de la Torá es de naturaleza triple:

La Torá —que consiste en el Jumash, Profetas y los Hagiógrafos— (Tanaj) fue dada a Israel —compuesto de Sacerdotes, Levitas e Israelitas— a través de Moisés —el tercer hijo de Amrám— luego de tres días de preparación, en el tercer mes (Siván).

* La costumbre, observada en muchas sinagogas, de leer el Libro de Ruth en el segundo día de Shavuot tiene varias razones:

a) Shavuot es el cumpleaños y también aniversario del fallecimiento del Rey David, y el Libro de Ruth da la información sobre sus antepasados. Boaz y Ruth fueron los bisabuelos de David.

b) Las escenas de la cosecha son apropiadas para el Festival de la Cosecha.

c) Ruth fue una conversa sincera, que abrazó el judaísmo con todo su corazón. Similarmente, en Shavuot, todos los judíos eran prosélitos, habiendo aceptado la Torá y todos sus preceptos.

¿Cómo aprendemos?


El aprendizaje se lleva a cabo en tres etapas: vaciar el recipiente, convertirse en un recipiente y llenar un recipiente.

Vaciar la vasija: antes de que podamos aprender, tenemos que vaciar nuestra mente de ideas preconcebidas, pensamientos, cualquier conocimiento que tuviéramos antes de llegar a la clase. Incluso las respuestas y las preguntas deben eliminarse.

En resumen, debemos tener espacio en nuestra mente para recibir. En la medida en que tengamos pensamientos, propios o de lecciones anteriores, no podremos recibir lo que el maestro desea darnos en esta lección. (A este respecto, se dice de Rabí Zera que ayunó cien ayunos para poder “olvidar” el Talmud de Babilonia, a fin de aprender el Talmud de Jerusalém). Entonces, para aprender, debemos venir con una mente abierta o vacía.

Y a veces eso significa que primero debemos desaprender ideas o “hechos”. Convertirse en un recipiente: La primera etapa por su naturaleza es pasiva. Requiere una negación del yo, una eliminación del ego.

Sin embargo, si todo lo que hacemos es escuchar y recibir, no hemos asimilado la lección, no la hemos hecho nuestra. La siguiente etapa, entonces, requiere que trabajemos con el material, lo cuestionemos, discutamos sobre él, luchemos con él. En esta etapa, debemos usar nuestro intelecto; debemos activar y comprometer nuestro ego.

Llenar el recipiente: La etapa final del aprendizaje ocurre cuando el estudiante alcanza el nivel del maestro, cuando el estudiante no entiende en resumen o por alusión, pero capta todas los alcances de una idea. El alumno que comprende los conceptos en profundidad, y más aún, el alumno que puede aportar sus propios conocimientos, ese alumno se ha convertido en un igual al maestro.

Sin embargo, para hacerlo, el estudiante debe extenderse, trascender sus limitaciones intelectuales y, en cierto modo, superarse a sí mismo. Si el aprendizaje en general sigue este proceso de tres etapas, entonces este procedimiento se aplica aún más cuando el tema a adquirir es el conocimiento Divino contenido en nuestra sagrada Torá.

Primero, debemos anularnos, dejar de lado nuestras concepciones ‐ o preconcepciones ‐ de lo que es la Torá o lo que la Torá requiere. Como declaramos en el Sinaí, “haremos y aprenderemos” ‐ primero, como sirvientes, seguimos las instrucciones, no porque las comprendamos o estemos de acuerdo, sino porque eso es lo que debemos hacer.

A continuación, sin embargo, debemos luchar para comprender, entender y poseer la Torá a nivel intelectual y personal. Pero si nos detenemos ahí, nuestra comprensión de la Torá corre el riesgo de ser medida y limitada por nuestra propia capacidad intelectual. Nuestras mentes humanas, incluso las más grandes, no pueden contener la Torá.

Por lo tanto, debe haber otra etapa final: el “salto cuántico” de la inspiración Divina. A través de las dos primeras etapas creamos las condiciones para la tercera, una mini‐revelación, por así decir una recreación en miniatura dentro de cada judío, de la entrega de la Torá.

Rabí Akiva y su legado

Los 49 días entre la festividad de Pesaj y Shavuot, se distinguen por la costumbre de la sefirá, es decir la cuenta del Omer. Los días de Omer en general, y el día 33 –Lag Baomer- en particular, están relacionados con el Gran Rabí Akiba y sus discípulos.

Rabí Akiba tenía cuarenta años, era iletrado y extremadamente pobre cuando comenzó una vida de estudio de Torá. Se inspiró ante la visión de un pequeño chorro de agua que al golpear sobre la dura roca hizo un agujero. Se dijo entonces a sí mismo: “Si el agua al caer con constancia, puede hacer un agujero en la roca, igualmente si estudio con perseverancia, aún yo, puedo ser un Erudito”. Tanto logró Rabí Akiba con su esfuerzo que se convirtió en uno de los grandes sabios y maestros de nuestra nación. En su momento llegó a liderar una Academia de Estudios de Torá que contaba que contaba con más de 24.000 alumnos a lo largo y ancho de la Tierra de Israel.

Por no haber sido respetuosos entre ellos, una plaga los atacó durante los días de Omer y muchos fallecieron. Por esa razón, los días de Omer son considerados días de duelo. No se celebran casamientos y también hay otras limitaciones en lo que se refiere al regocijo durante este período. El día 33 del Omer –Lag Baomer- la plaga terminó. A partir de ese momento, Lag Baomer se convirtió en un día festivo y auspicioso.

Su significado

La Guemará (el Talmud), testimonia que los estudiantes que fallecieron eran “alumnos de Rabí Akiba”. Se entiende que debían ser merecedores de ese título. Eso significa que estaban dedicados al estudio de la Torá y al cumplimiento de las Mitzvot con devoción, diligencia y Mesirut Nefesh (autosacrificio), tal como su maestro, el grande y exaltado sabio Rabí Akiba les había enseñado. Se deduce de ello, que la falta de respeto que hubo entre ellos, no pudo ser a causa de algo trivial, sino que estuvo motivado por el alto nivel espiritual en que se encontraban como alumnos de Rabí Akiba.

La explicación de esta conducta se encuentra en el dicho de nuestros sabios de santa memoria: “las personas en general, tienen distintas mentes y personalidades”. Cada individuo tiene su propia forma de servir a Di-s, estudiar la Torá y cumplir las Mitzvot. Por ejemplo, una persona puede hacerlo por amor a Di-s, otro puede hacerlo por temor a Di-s, y un tercero puede hacerlo por un sentimiento de total obediencia y sumisión a la Voluntad de Di-s, y así sucesivamente, aunque en la práctica, todos ellos observan con meticulosidad la Torá en su vida diaria.

Por ser discípulos de Rabí Akiba, eran hombres de nobleza, que servían a Di-s con la mayor sinceridad y devoción y con todo su ser. Por eso le parecía a cada uno que el suyo era el enfoque correcto, y el que no hubiera llegado a su nivel estaba lejos de la perfección. Más aún, siendo ellos discípulos de Rabí Akiba que enseñaba: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo, este es un gran principio de la Torá”, no estaban conformes con avanzar en forma individual en su propia forma de servir a Di-s, sino que deseaban lo mismo de sus compañeros, tratando de inducirlos a seguir su camino. Cuando veían que éstos no aceptaban su influencia, no podían respetarlos en el nivel que se esperaba de los discípulos de Rabí Akiba.

Su enseñanza

A la luz de lo antes mencionado, podemos ver que la historia de Lag Baomer en la Guemará, nos enseña cuál debe ser nuestra conducta.

La instrucción consta de tres partes:

1) El servicio a Di-s debe ser hecho con verdadera inspiración y vitalidad, al punto que se refleje en la totalidad de la personalidad del individuo.

2) Lo recién mencionado incluye –por supuesto- la gran Mitzvá de “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

3) Además, el individuo debe mirar en forma respetuosa y benevolente a cada judío, que está absolutamente comprometido con la Torá y el cumplimiento de las Mitzvot, aunque difiera en su forma de servicio, sea por amor o por reverencia, etc.

Otra instrucción es que, si uno se encuentra con un judío que todavía no adquirió el nivel adecuado en el servicio Divino, su relación deberá ser también con el debido respeto y afecto, de acuerdo con la enseñanza de nuestros Sabios: “Juzgarás a cada persona en forma favorable”. Es necesario tener en cuenta que la persona que aún no está comprometida con el Judaísmo, puede no ser responsable, sino que simplemente no tuvo la oportunidad de recibir una educación judía tal como corresponde.

En un caso así, debemos compadecernos de esa persona, y hay que hacer el mayor esfuerzo para acercarlo al judaísmo en forma cordial, con todo amor y respeto.

Pesaj Sheini

El 14 de lyar, (este año el 15 de Mayo de 2022) es el día conocido como Pesaj Sheini, literalmente, «el segundo Pesaj».

En la época del Beit HaMikdash, todos aquellos que no habían podido traer la ofrenda de Pesaj en la fecha estipulada, el 14 de Nisán, tenían una segunda oportunidad para hacerlo en este día. La Torá (Números 9:10-11) expresa: «Y Di-s habló a Moshé, diciendo: Habla a los Hijos de Israel, diciendo: Si hombre alguno de vosotros o de vuestras generaciones futuras se hallare impuro a causa de un cadáver o esté en camino distante, de todos modos hará la ofrenda de Pesaj a Di-s. La harán el decimocuarto día del segundo mes, hacia el atardecer, la comerán con matzot y hierbas amargas…»

“Pesaj Sheini” se ha convertido en una especie de festividad que celebra la segunda oportunidad de la vida. En las palabras del sexto Rebe de Lubavitch, y elaborado muchas veces por el Rebe, “Es iz nito kein farfalen”, nunca es demasiado tarde. Siempre podes arreglar los errores del pasado. Di-s está constantemente esperando a que expresemos un arrepentimiento sincero. 

Hoy en día, cuando no tenemos el Beit HaMikdash, se acostumbra comer un poco de matzá en Pesaj Sheni, en recuerdo a la ofrenda.

En la época del Beit HaMikdash— este era un día de regocijo para aquellos que cumplían con su obligación de traer la ofrenda de Pesaj. Por lo tanto, se considera en cierto modo especial y en él no se recita Tajanún.

BREVE RESUMEN DE LAS LEYES DE PESAJ SHENÍ

 *Aquel que se encontraba impuro [por haber entrado en contacto con un cadáver humano] en el momento estipulado para traer la ofrenda de Pesaj, o se hallaba en un lugar alejado, o tuvo algún percance, o indeliberadamente —o aun con intención— no la ofreció, debe traer la ofrenda de Pesaj en la tarde del 14 de lyar.

 *Quien se convirtió al judaísmo entre el 14 de Nisán y el 14 de Iyar, o un niño que pasa a ser adulto —respecto de su obligación para con las mitzvot, al cumplir 13 años, edad de bar-mitzvá— durante este período, también trae la ofrenda de Pesa] el 14 de Iyar. 

*Si muchos del pueblo se hallan impuros en el momento de traer la ofrenda de Pesaj: Si constituyen la minoría de la nación, traen su ofrenda en Pesaj Sheni, pero si conforman la mayoría, o si los kohanim (sacerdotes) o utensilios del Gran Templo se hallan impuros en ese momento, de todas formas el sacrificio es traído por todos el 14 de Nisán. Y si el número de personas puras e impuras es el mismo, la ofrenda se trae el 14 de Nisán con la salvedad de que cada grupo la debe traer por separado, sin mezclarse unos con otros.

 ¿Cuál es la diferencia entre la ofrenda de Pesaj traída el 14 de Nisán y la traída el 14 de lyar? 

En la primera se prohíbe el jametz, el cual no puede ser «visto ni encontrado» en posesión del judío. Por ende no debe ser sacrificada junto con éste, siendo necesario exterminar previamente todo jametz de los hogares. Asimismo, ninguna porción de su carne puede ser comida fuera de la javurá [el grupo de personas formado para traer la ofrenda y comer la carne juntos, pues cada cordero era compartido por varias personas]. Además, la ofrenda del 14 de Nisán va acompañada del Halel—cánticos de alabanza— y de una ofrenda festiva especial —korbán jaguigá—, pudiendo ser ofrecida incluso en estado de impureza—si la mayor parte del pueblo se encuentra en esa condición, como vimos antes—.

*En cuanto a la ofrenda de Pesaj traída el 14 de lyar: tanto el jametz como la matzá pueden encontrarse en posesión del judío, no hay obligación de recitar el Halel mientras se come, la carne del sacrificio puede comerse estando la persona separada de los otros miembros de la javurá, el sacrificio no es acompañado de una ofrenda festiva, y no puede ser traído en estado de impureza. Sin embargo, ambos comparten varias cosas en común: pueden traerse en Shabat, requieren del recitado del Halel durante su preparación, deben comerse asados en una misma casa, se comen junto con matzá y maror, no puede sobrar ningún resto de su carne, y no se puede quebrar ninguno de los huesos del animal.

Esta llegando el mes de Iyar

Este Shabat bendecimos el mes de Iyar

1. La Torá posee otros dos nombres para este mes En la Torá, los meses hebreos no tienen nombres. Nisán se llama “el primer mes”, Iyar, “el segundo mes”, y así sucesivamente.

En los profetas, Iyar se llama “el Mes del Resplandor” (Jodesh Ziv), porque es cuando los árboles están resplandecientes de flores. Los nombres que conocemos hoy, fueron adoptados durante el primer exilio babilónico.

2. Iyar significa luz Iyar está relacionado con la palabra “ohr”, luz. El Midrash explica que recibió su nombre del man que comenzó a caer durante Iyar, un mes después de que los judíos salieran de Egipto. El man fue dado con un resplandor Divino.

3. Hay una mitzvá especial para cada día de Iyar Durante siete semanas, desde el segundo día de Pesaj hasta Shavuot, el pueblo judío cuenta el Omer, marcando el paso de 49 días entre estas dos festividades. Cada día, recitamos la bendición, ya que el conteo de cada día es su propia mitzvá Sefirat HaOmer (Cuenta del Omer) se extiende desde el 16 de Nisán a través de la totalidad de Iyar hasta Shavuot (6 de Siván). Por lo tanto, Iyar es el único mes en el que se cuenta el Omer por todos sus 29 días.

4. Iyar es un mes de curación Los maestros jasídicos ven esto en el acrónimo del mes: Alef de Ani, Iud del nombre de Di‐s, Resh de Rofeja: “Yo soy el Eterno que te sana”.Nisán, el primer mes, tiene que ver con el nacimiento y la renovación.

Acabamos de “salir de Egipto” en un sentido espiritual y estamos listos para cumplir los mandamientos de Di‐s.

Iyar representa el regreso a la mundanidad: nuestro primer día de regreso al trabajo después de las vacaciones. En este punto, se vuelve difícil infundir nuestro aprendizaje de la Torá y el cumplimiento de las Mitzvot con la emoción de la novedad. Aquí es donde entra en juego la sanación. Di‐s dice: “Todas las enfermedades… No pondré sobre ti, porque Yo soy el Eterno que te sana”.

En otras palabras, Di‐s nos está dando medicina preventiva: la capacidad de combatir la apatía y experimentar nuestro servicio Divino con pasión y emoción. Pero aunque Di‐s brinda asistencia, debemos hacer el trabajo preliminar. Si hacemos el esfuerzo de ver el mundo a través de los ojos de un niño, con apertura y curiosidad, podemos dominar las fuerzas de la apatía.

5. El signo zodiacal de Iyar es Tauro (el toro) En el pensamiento místico judío, el toro simboliza al alma animal, que como el toro, es rebelde, pero puede ser productiva si se aprovecha.

El pensamiento jasídico entiende que las tendencias negativas de nuestra alma animal provienen de un koaj hamitave amorfo, una fuerza que desea. Sin un arnés, la “fuerza del deseo” se inclinará hacia la auto gratificación, pero con un yugo, el alma animal puede ser abundantemente productiva.

Nuestra misión en Iyar es domar al toro. Cada noche, después de haber contado el Omer, decimos una pequeña oración en la que le pedimos a Di‐s que rectifique una pequeña parte de nuestra alma animal. Y para cuando llegue Shavuot, estaremos más preparados para recibir la palabra de Di‐s.

Día de la Educación y la Solidaridad: campaña Tu Acción Ilumina 

Hoy, martes 12 de abril, fue declarado el Día de la Educación y la Solidaridad en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en 10 provincias argentinas en honor al Rebe de Lubavitch en su 120° aniversario. Para concientizar sobre la importancia de la educación basada en valores se presenta la campaña Tu Acción Ilumina, que invita a las escuelas a trabajar la solidaridad con sus alumnos y colaborar con un proyecto de acción social a definir por cada institución. Por más información y para sumar a una escuela a esta propuesta, ingresar en tuaccionilumina.com 

Horacio Rodríguez Larreta, Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; Raúl Jalil, Gobernador de la Provincia de Catamarca; Mariano Ezequiel Arcioni, Gobernador de la Provincia de Chubut; Gustavo Eduardo Bordet, Gobernador de la Provincia de Entre Ríos; Ricardo Clemente Quintela, Gobernador de la Provincia de La Rioja; Sergio Uñac, Gobernador de la Provincia de San Juan; Omar Perotti, Gobernador de la Provincia de Santa Fe; Gerardo Zamora, Gobernador de la Provincia de Santiago del Estero; Osvaldo Francisco Jaldo, Vice Gobernador en Ejercicio del Poder Ejecutivo de la Provincia de Tucumán; y Gustavo Adrián Melella, Gobernador de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, declararon al 12 de abril de este año el Día de la Educación y la Solidaridad en sus provincias por cumplirse 120 años del nacimiento del Rebe de Lubavitch, Rabí Menajem Mendel Schneerson, figura destacada por su trabajo en la enseñanza y la formación en valores sociales. 

A partir de esta fecha se desarrolla la campaña Tu Acción Ilumina, un proyecto destinado a las escuelas de estas provincias, para que los docentes puedan profundizar con sus alumnos sobre la solidaridad, destacando que cada gesto hace una diferencia, que cada persona es una fuente de luz y cada pequeña acción es un aporte transformador. Para esto, las escuelas participantes recibirán una alcancía y las monedas de 10 pesos que tanto los chicos como los maestros destinarán a una acción solidaria elegida por las autoridades de cada institución educativa. A la propuesta ya se adhirió una importante cantidad de escuelas de San Juan, Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba.
Todas las escuelas están invitadas a participar y a fomentar el trabajo solidario de sus alumnos; para inscribirse solo deben completar un formulario en tuaccionilumina.com y luego serán contactadas. Como señaló el Rebe, “no podemos descansar hasta que cada niño y niña reciba una adecuada educación moral”. 

Nos estas ayudando a cumplir nuestra misión

En honor al 25 de Adar II, cumpleaños de la Rebetzin Jaia Mushka Schneerson.

Es una cuestión de vida o muerte”, suplicó la madre. Era una mañana de invierno de 1966, alrededor de las 3:30 a. m. El Rebe ya había salido de su oficina para ir a casa, una noche algo temprana; no hubo Iejidut (audiencias privadas) esa noche. En ese momento, una mujer llamó frenéticamente a la secretaría del Rebe diciendo que su pequeño bebé acababa de caerse y estaba gravemente herido. Los médicos discutían sobre qué procedimientos realizar y ella necesitaba desesperadamente la bendición y el consejo del Rebe.

El secretario del Rebe explicó en tono de disculpa que tendría que esperar hasta la mañana y que consultaría con el Rebe a primera hora. “Es una cuestión de vida o muerte”, suplicó la madre. “¡Necesito una respuesta ahora!” El secretario decidió llamar a la casa del Rebe. Si alguien respondía, se disculparía por llamar tan tarde. Marcó con inquietud; respondió la Rebetzin. ¿Ver redt? (“¿Quién habla?”) El secretario dio su nombre e inmediatamente dijo: “Lamento haber llamado tan tarde”, y procedió a disculparse. “Es descarado llamar tan tarde, pero hay una dama aquí que lo necesita desesperadamente. Ella dice que es una cuestión de vida o muerte…” “¿Por qué estás pidiendo perdón?” exclamó la Rebetzin. “Mi esposo y yo fuimos enviados a este mundo para servir a las personas necesitadas las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. Al llamarnos, nos estás ayudando a cumplir nuestra misión”

A pesar de lo conmovedor que fue el mensaje de sacrificio de la Rebetzin, lo que más me sorprende es la entrega sin pretensiones con la que fue transmitido. Porque no solo dedicó su vida a los demás, sino que dijo “gracias” por la oportunidad. En su mente y corazón, no era ella quien estaba haciendo un favor; ¡fueron otros quienes la ayudaron a cumplir su misión!

Hay muchas personas que se sacrifican por los demás, pero ¿cuántas de ellas no se sienten justificadas por ello? Las palabras de la Rebetzin no solo fueron de‐sinteresadas, reflejaban una total abnegación del yo. Cuando se trataba de ella misma, no se atribuía el mérito de vivir una vida altruista.

Lea Kahan, pariente de la Rebetzin, una vez la visitó en su casa. En la mesa del comedor había una variedad de artículos hechos a mano. La Rebetzin se volvió hacia la Sra. Kahan y con una voz llena de orgullo dijo: “Mira lo que me enviaron los shlujim y shlujot [los emisarios del Rebe en todo el mundo]”.

Continuó hablando de lo ocupadas y extenuantes que son sus vidas, “sin embargo, a pesar de sus apretadas agendas, ¡tienen tiempo para pensar en mí! “¿Y por qué yo? ¿Quién soy?”

En este punto, la Sra. Kahan, que ya no podía aceptar la modestia de la Rebetzin, intervino y dijo: “Rebetzin, ¿no sabes lo que significas para los shlujim?”.

La Rebetzin, con una pizca de sonrisa pero un poco disgustada, respondió: “Lea, estás siendo demasiado dura”. Como si dijera: “No estás considerando lo suficiente sus dificultades y sacrificios, y lo que significa para ellos tomarse un tiempo libre para pensar en mí”. Aquí se nos presenta el otro lado de la imagen. Cuando se trataba de ella misma, no se atribuía el mérito de vivir una vida altruista; de hecho, agradeció a los demás por “ayudarla” a vivir su vida por ellos.

Pero cuando se trataba de los demás y los sacrificios que hacían, su voz se hinchaba de orgullo al señalar sus méritos.