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Rabi Iaakov David ben Zeev

















            tual? ¿Y por qué estaba tan emo-           Acostado despierto en la cama,
            cionado?                                escuchó a sus padres, Zeev y
               La historia que contó en res-        Hendel, hablando.
            puesta es profundamente conmo-             “Iaakov David tiene mucho po-
            vedora.                                 tencial para convertirse en un
               Cuando era niño, Ridvaz creció       erudito de la Torá”, dijo Hendel.
            en la pobreza en un pequeño pue-        “No podemos dejar que pierda su
            blo en lo que ahora es Bielorrusia.     educación”.
            Con seis hijos, la situación econó-        A Zeev se le ocurrió una solu-
            mica de sus padres era pésima y         ción: “Mañana desmantelaré nues-
            no habían podido pagar la matrí-        tra estufa y la venderé. Ahora es
            cula del jeder desde principios de      invierno, por lo que la estufa se
            año.                                    venderá a un buen precio, sufi-
               Un día, el joven Iaakov David        ciente para pagar la matrícula de
            escuchó a su maestro decirle a su       medio año”.
            padre: “Tu hijo Iaakov David es            “Mi alivio por poder seguir
            un estudiante excepcional, pero si      aprendiendo”, recordó Ridvaz, “se
            no puedes pagarme por ense-             vio empañado por darme cuenta
            ñarle, no tendré más remedio que        de que mis padres se congelarían
            reemplazarlo con un estudiante          por mí. Me quedé dormido esa
            que paga.”                              noche a la vez feliz y triste”.
               El chico se congeló; parecía            A la mañana siguiente, el horno
            que estaba a punto de perder a su       fue debidamente desmantelado y
            maestro y con él el aprendizaje         vendido, y Ridvaz se convirtió en
            que tanto disfrutaba.                   uno de los eruditos destacados de
               Esa noche, no pudo dormir.           su generación, ocupando puestos
            Daba vueltas y más vueltas, con-        rabínicos en ambos lados del At-
            sumido por el miedo y la preocu-        lántico.
            pación.                                    Fue autor de numerosas obras
               Estuvo a punto de echarse a          distinguidas, incluido su comen-
            llorar, pero se contuvo, sabiendo       tario monumental al Talmud de
            que esto solo aumentaría la an-         Jerusalém.
            gustia de sus padres.                      “Cuando vi la tormenta esta


                                                       ESENCIA                                                                 55
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