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taba allí y le pidió unos minutos de    dres jasídicos que habían obser-
            su tiempo. Curioso, Reb Hendel lo       vado todos los mandamientos.
            hizo pasar.                                “Nuestra casa estaba llena de
               “¿Me prestas tu Talit y Tefilín?”,   tanta calidez, el Shabat y las festi-
            preguntó el hombre.                     vidades eran los momentos más
               Reb Hendel se sorprendió, ya         destacados de sus vidas”, dijo.
            que el hombre no parecía judío.            Incapaz de reprimir más sus sen-
            Sin embargo, accedió felizmente.        timientos, decidió pedir prestados
               El hombre los tomó, le agradeció     el Talit y los Tefilín de Reb Hendel.
            y regresó a su habitación de hotel al   A medida que crecía en él el anhelo
            final del pasillo.                      por la fe de su infancia, no podía
               Más tarde ese día, mientras pa-      dejar pasar un día sin rezar.
            saba por la habitación del hombre,         Reb Hendel se sintió profunda-
            Reb Hendel escuchó sonidos de so-       mente conmovido. Por fin com-
            llozos. Estuvo tentado de golpear       prendió el alcance de la visión del
            la puerta, pero decidió que el indi-    Rebe.
            viduo, absorto en la comunión es-          Por eso el Rebe le había pedido
            piritual, necesitaba privacidad.        que participara en la exposición y
               Una hora después, el hombre          se hospedara en ese hotel.
            llamó a la puerta de Reb Hendel.           El Rebe, con su sensibilidad es-
               “Aquí están”, dijo, con el Talit y   pecial, había previsto que otro
            los Tefilín en la mano. “Gracias de     judío estaría allí, un judío cuya
            nuevo”. Tenía los ojos enrojecidos      alma se le había encomendado a
            y el rostro lleno de emoción, pero      Reb Hendel reavivar.
            Reb Hendel fingió no darse cuenta.         Su presencia hizo que el hom-
                                                    bre recordara su pasado y regre-
            Melodías y recuerdos                    sara a su Creador.
               El hombre fue a visitarlo durante       Al finalizar la exposición, los
            los siguientes días, siempre pidien-    dos hombres se separaron y Reb
            do prestados el Talit y los Tefilín.    Hendel regresó a su casa en el ba-
               El rabino Hendel entabló una         rrio Crown Heights en Brooklyn.
            conversación con el hombre.                Le escribió al Rebe sobre todo lo
               Este suspiró. “En mi juventud,       que había sucedido y cómo un ar-
            había sido estudiante de Ieshivá”. Se-  tista se había sentido inspirado a
            ducido por los dioses del comunismo,    regresar al judaísmo.
            abandonó el judaísmo por completo,         Poco tiempo después, Reb Hen-
            siguió una carrera en el arte, con la   del quedó estupefacto al leer en un
            que finalmente tuvo éxito.              periódico que ese artista había fa-
               Cuando llegó al hotel para la ex-    llecido.
            posición, pasó por la habitación de        El Rebe había enviado a Reb
            Reb Hendel y escuchó las melodías       Hendel en una misión especial:
            familiares, que despertaron un to-      ayudar a este hombre a regresar a
            rrente de recuerdos.                    Di-s por completo en sus últimos
               El hombre describió a sus pa-        días. •


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