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Llevó a sus cinco hijos a una pequeña sinagoga de
East Flatbush y bailó con alegría que contagió hasta
a los más tristes de los feligreses, una alegría sincera
e interior que encendió otras almas.
Llevó a sus cinco hijos a una pe- Nosotros, en el agua no nos
queña sinagoga de East Flatbush y ahogaremos, ¡y en el fuego no nos
bailó con alegría que contagió quemaremos!
hasta a los más tristes de los feli- La multitud, enardecida por su
greses, una alegría sincera e inte- fuego, entonó la canción con fer-
rior que encendió otras almas. vor.
Después de haber agotado a toda El Rebe lo miró con una mirada
la multitud en esa sinagoga, Tzvi penetrante y luego se levantó de
Hersh se dirigió a 770 Eastern Park- un salto, empujando su silla hacia
way . Allí, el Rebe y sus jasidim to- atrás, aplaudiendo y bailando en
davía se estaban preparando su lugar, avivando las llamas de
para las hakafot , el Rebe pronun- cada alma en la sala.
ciando palabras de la Torá con pau- Nosotros, el pueblo judío, so-
sas para el canto y el lejaim. mos la zarza ardiente que nunca se
Tzvi Hersh era el hombre que consume. En el agua no nos ahoga-
siempre comenzaba el siguiente mos.
canto, por lo que todos los ojos esta- En el fuego no nos quemamos.
ban puestos en él, todos muy Estamos aquí hasta que toda la
conscientes de lo que había pasado. oscuridad del mundo haya pere-
Su voz fuerte pero suave inició cido.
una desafiante canción rusa: Bailaremos y cantaremos este
¡I v’vodeh mi ne utonem, i v’o- Simjat Torá hasta que el mundo
gneh mi ne sgorim! entero baile con nosotros. •
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