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nes jasídicas que se hacían espe-
                                                    cialmente los Shabat al mediodía,
                                                    en las que mi papá difundía los
                                                    manantiales del jasidismo para
                                                    almas sedientas, y días de semana
                                                    cuando había una fiesta jasidica y
                                                    se escuchaban los farbrenguens
                                                    del Rebe por teléfono amplificado.
                                                       No puedo dejar de mencionar,
                                                    que por muchos años mis padres
                                                    alojaron a mis hijos en su pe-
                                                    queño departamento pero con
                                                    gran corazón, para que reciban la
                                                    educación formal que en Rosario
                                                    no le podíamos dar. ¿Qué otra ex-
                                                    plicación hay que esa entrega ab-
                                                    soluta al líder de la generación?
                                                       El Rabino Tzvi Grunblat dijo,
                                                    cuando se hizo la conmemoración
                                                    de los Shloshim por zoom, que es
                                                    importante conocer los principios
                                                    de Jabad Argentina, porque lo
                                                    que hay hoy en día, es en gran
                                                    medida gracias a esos pioneros
                                                    que hicieron un gran esfuerzo,
                                                    por la inspiración y bendición que
                                                    el Rebe les daba. Y mi papá z”l era
                                                    uno de ellos.







               Mi papá amaba al Rebe pero hizo que otros lo amen

               también, porque eso era lo que transmitía con su
               forma de vestir, de hablar y “pequeñas” cosas como
               repartir caramelos a los niños en el Beit Hakneset,
               recibir a cada uno con rostro alegre.






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