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Avner se puso blanco como la muerte y comenzó a
gemir amargamente.
“¿Hay alguna esperanza para mí?” Rogó. “¿Hay algo
que pueda hacer para rectificar mis terribles pecados?”
El Ramban miró con compasión a su antiguo alumno.
“El versículo mismo ha proporcionado la rectificación.
Dice que Di-s los dispersará hasta que se borre su me-
moria. Debes huir, para que nunca más se sepa de ti.
Avner abordó un barco y nunca más se le volvió a ver.
Tengan en cuenta que el nombre codificado en la ter-
cera letra de este versículo no es Avner, sino que incluye
el prefijo “R”, que significa Rabi Avner.
Aunque hasta este punto, Avner llevó una vida que era
la antítesis completa de lo que representa un rabino, la
Torá lo llama “Rabino”.
Avner tuvo la libertad de elegir si se arrepentiría o no.
Pero la Torá confía en que finalmente la santidad de su
alma brillará y que a través del arrepentimiento se habrá
transformado no solo en un Avner, sino en un judío ilus-
tre, un rabino.
¡Qué lección sobre cómo debemos ver a cada judío,
incluso a nosotros mismos, con la confianza de que in-
cluso un gran pecador como Avner puede convertirse, y
lo hará, en un gran rabino! •

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