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El Rebe mira por encima de un puente
            en el parque Jardin de Luxemburgo
            en París.
















               Yo opino que la vida de Rabi         zando en lugar de con su esposa.
            Schneerson era una vida de Kidush          Me sentí avergonzado, pero él
            Hashem (santificación del nombre        logró disipar mi incomodidad
            de Di-s).                               usando palabras que me hicieron
               Símbolo y modelo, una prueba         sentir amado y pronunciando pa-
            tangible de que vivir una vida          labras de la Torá, que me recorda-
            judía plena y elevada no tiene          ron a mi familia en casa.
            nada que ver con el entorno; se            Me sentí alegre de nuevo. Puedo
            puede hacer incluso en París.           ver al rabino Schneerson de pie allí
               Lo conocí en la casa de unos         como si fuera ayer. Vestido con un
            amigos y, a partir de entonces, nos     frac de seda hasta la rodilla. Ex-
            encontramos allí a menudo o nos         plicó que en Shabat y en las festi-
            deteníamos a charlar en la calle.       vidades uno debe usar seda.
               Cuando lo encontré ese día du-          Nos sentamos en la Sucá, sus
            rante Sucot, me preguntó cómo es-       ojos brillaban con una luz especial.
            taba. Vio que estaba muy preocu-        Estaba seguro de que podía ver
            pado.                                   cómo las paredes se expandían,
               Reflexionó un rato y dijo: “He       convirtiendo la Sucá en un her-
            construido una pequeña Sucá, es-        moso palacio.
            taré encantado de tenerte como mi          Rabi Schneerson estaba sentado
            invitado en Sheminí Atzeret”.           frente a mí, hablando perlas de sa-
               Le agradecí la invitación, pero      biduría, y sobre su cabeza flotaban
            no podía aceptar, ya que sabía que      los siete invitados sagrados, los
            él y su esposa tenían medios mo-        “ushpizin” que visitan cada Sucá.
            destos. Pero él no aceptó un no por        Ambos estuvimos allí durante
            respuesta.                              un largo rato. No recuerdo todo lo
               Llegué al departamento del ra-       que se dijo, pero nunca olvidaré la
            bino Schneerson. Vi su sucá desde       atmósfera edificante, el profundo
            el patio, justo afuera de su ven-       placer, la alegría que nos acom-
            tana. Era diminuta, lo suficiente       pañó ese Sheminí Atzeret en la
            para dos personas. Me di cuenta         Sucá del futuro Rebe de Lubavitch
            que, al invitarme, estaría almor-       en el barrio latino de París. •


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