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dio un paso al frente. “Es verdad”, Decidió admitir el crimen que
dijo, señalando a Eidel con un no cometió para intentar salvar al
dedo tembloroso. “Me convenció resto de la comunidad, sabiendo
de matar a mi propio hijo por su que sin duda perdería la vida.
extraño ritual judío y no tuve más Su juicio se celebró en la ciudad
remedio que obedecer”. de Lviv, donde, basándose en su
Un rápido registro de la casa confesión, el juez pronunció su ve-
pronto descubrió el cadáver del redicto: “Eidel Kikinesh, por tu cri-
niño en el sótano. Eidel fue arres- men, se decreta que tu larga
tada y se la llevaron encadenada. cabellera será atada a la cola de un
Sus captores no perdieron el semental salvaje, que correrá sobre
tiempo y pronto comenzaron a las rocas colocadas en la plaza
torturarla para obligarla a “confe- principal, arrastrándote a una
sar” y revelar quién más había sido muerte dolorosa, tras lo cual serás
cómplice del terrible crimen. quemada a la vista de todos”.
Ahora se enfrentaba a un di- Al enterarse del insólito destino
lema imposible: negar la acusa- de Eidel, la criada se arrepintió de
ción pondría en peligro a toda la sus acusaciones.
comunidad judía. Pero si aceptaba “Quiero retractarme de mi tes-
toda la culpa —falsamente—, tal timonio”, le dijo al juez. “No fue
vez los demás se salvarían. Eidel quien me obligó a matar a
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