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as luces de Janucá que se en- enormes ejércitos sirios son venci-
cienden en la oscuridad de la dos, el vasto Imperio sirio está de-
Lnoche traen a nuestra mente rrotado, nuestra victoria es com-
recuerdos del pasado: la guerra pleta.
que los jashmonaim libraron contra Este capítulo de nuestra historia
los enormes ejércitos sirios, su vic- se ha repetido con frecuencia. No-
toria, la dedicación del Templo, la sotros, como judíos, siempre hemos
reactivación de la Menorá, la pe- sido superados en número; muchos
queña cantidad de aceite que duró tiranos intentaron destruirnos a
muchos días, y así sucesivamente. causa de nuestra fe.
Imaginémonos a nosotros como A veces apuntaron sus flechas
miembros del pequeño grupo de envenenadas a nuestros cuerpos, a
jashmonaim en aquellos días. Esta- veces a nuestras almas y, lamenta-
mos bajo el dominio de un pode- blemente, muchos de nuestros her-
roso rey sirio; muchos de nuestros manos, por una u otra razón, se han
hermanos nos han dejado y han alejado de Di-s y Su Torá y han tra-
aceptado la idolatría y el modo de tado de hacerse la vida más fácil
vida del enemigo. aceptando la regla del conquistador.
Pero nuestros líderes, los jash- En tales momentos de angustia,
monaim, no comienzan la acción siempre debemos ser como ese
comparando números y armas y so- grupo fiel de jashmonaim, y recor-
pesando nuestras posibilidades de dar que siempre hay una gota de
victoria. ‘aceite de oliva puro’ escondida en
El Templo Sagrado ha sido inva- lo profundo del corazón de cada
dido por un cruel enemigo. La Torá judío, que, si se enciende, estalla
y nuestra fe están en grave peligro. en una gran llama.
El adversario ha pisoteado todo lo Esta gota de ‘aceite de oliva
que es santo para nosotros y está puro’ es la ‘Luz perpetua’ que debe
tratando de obligarnos a aceptar su atravesar y atravesará la oscuridad
forma de vida, que es la de la ado- de nuestra noche actual, hasta que
ración de ídolos, la injusticia y ras- cada uno contemple el cumplimiento
gos similares totalmente ajenos a de la promesa del profeta para nues-
nosotros. tra redención y triunfo final.
Sólo nos queda una cosa por Y como en los días de los Jash-
hacer: adherirnos más estrecha- monaim, “los malvados serán nue-
mente a nuestra religión y sus pre- vamente vencidos por los justos y
ceptos, y luchar contra el enemigo los arrogantes por aquellos que si-
aunque tengamos que morir en guen las leyes de Di-s, y nuestro
esta lucha. pueblo Israel tendrá una gran sal-
¡Y maravilla de maravilla! Los vación”. •
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