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Tanto los eruditos como los legos tienen sus propios
                             desafíos particulares para ver a través de las fuerzas ce-
                             gadoras del materialismo, y ambos necesitan conectarse
                             con lo sublime a través del estudio de la Torá Divina.
                                “Mis manos destilaban mirra” se refiere a las “manos”
                             de los laicos inmersos en el trabajo manual.
                                A través de su meditación y estudio de lo Divino, no
                             solo ven más allá del ocultamiento; sus manos “gotean
                             mirra” que transforma una sustancia amarga en una her-
                             mosa fragancia.
                                Aunque el Rebe Rashab no lo explica en detalle, pa-
                             rece bastante lógico que Simjat Torá sea una de estas ex-
                             traordinarias ventanas de oportunidad.
                                No hay duda de que este discurso de 4 horas tuvo un
                             impacto poderoso en las Hakafot de Simjat Torá que si-
                             guieron a las 4 de la mañana hace un siglo.
                                 Con toda la destrucción que se estaba gestando fuera
                             de ese frío octubre ruso de 1905, el Rebe y sus jasidim
                             deben haber bailado una danza espiritual que sería la
                             envidia de cualquiera de nosotros...
                                Hoy, también tenemos desafíos. Gracias a Di-s no
                             como los de 1905 Rusia. Entonces el ocultamiento Divino
                             se vistió con mortajas de pogroms.
                                La oscuridad creó la ilusión engañosa de que la bon-
                             dad fue vencida.
                                Hoy, nuestro mayor adversario es la complacencia: los
                             velos de apatía que surgen naturalmente de las comodi-
                             dades.
                                Podemos aprender mucho de Simjat Torá hace 118
                             años.
                                Sobre todo, podemos obtener la inspiración para apre-
                             ciar nuestras bendiciones de libertad y “levantarnos para
                             abrirle a mi amado” este Simjat Torá en una danza Di-
                             vina de cuerpo y alma, elevándonos y al mundo entero a
                             nuevas alturas de trascendencia. •


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