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A las siete de la mañana recibió una llamada te-
lefónica desde la oficina del Rebe.
El Rebe quería saber si el bebé realmente nació
a las cuatro de la mañana, porque según sus cálcu-
los, el bebé nació a las tres y media. “Por favor, ave-
rigüe cuándo nació el bebé”.
El hombre me contó todo esto al día siguiente.
Me dijo que tan pronto como tuvo la oportunidad
de ver al médico, de abrazarlo, besarlo y agrade-
cerle, preguntó cuándo había nacido el bebé: “Me
informaron que el bebé nació a las cuatro de la ma-
ñana.
Pero mi Rebe dice que, según sus cálculos, eran
las tres y media. Por favor, dígame exactamente
cuándo nació el bebé”.
“¿Cuál es la diferencia?” preguntó el médico.
“Mientras tu esposa esté sana y el bebé esté sano,
¿cuál es la diferencia?”
“Para mí no hay ninguna diferencia, pero obvia-
mente para mi Rebe sí la hay”.
Entonces el médico miró el cuadro médico que
estaba en la cuna del bebé. Efectivamente, estaba
marcado “4:00”.
El médico llamó a la jefa de enfermeras y le pre-
guntó: “¿Cómo marcaste el tiempo? ¿Cuándo nace
el bebé o cuando lo llevan a la nursery?
Después de que nace un bebé, pasan por todo
tipo de procedimientos. Le quitan la placenta, exa-
minan al bebé, lo lavan, lo envuelven, lo ponen en
una cuna.
Y todo esto normalmente dura media hora.
Hasta que llevan al bebé a la nursery no marcan el
historial médico.
Entonces el bebé nació a las tres y media, tal
como dijo el Rebe.
Al darse cuenta de esto, el médico quiso saber
más: “Tu Rebe tenía razón. Pero dime, porque
ahora tengo mucha curiosidad por saberlo, ¿cuál es
la diferencia para él?
El hombre llamó a la secretaría del Rebe para sa-
tisfacer la curiosidad del médico.
Y la respuesta del Rebe fue: “No podía irme a
dormir hasta estar seguro de que la madre y el bebé
estaban sanos y salvos. Y a las tres y media pude
irme a dormir”. •
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