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Cada época y cada localidad tienen sus cualidades espe-
                          ciales y sus dificultades específicas.
                             En nuestro tiempo, existe una tendencia predominante
                          en muchos círculos, hacia una mayor autosuficiencia e in-
                          dependencia, no solo en lo que respecta a asuntos materia-
                          les, sino también en asuntos ideológicos; una creciente falta
                          de voluntad de someterse al orden establecido, de aceptar
                          las cosas antes de que la propia mente las comprenda ple-
                          namente, etc. Esto, al parecer, representa un desafío al con-
                          cepto de kabalat ol.
                             Este es particularmente el caso en países que son (rela-
                          tivamente) jóvenes y que se establecieron sobre una base de
                          iniciativa propia y energía juvenil, y donde este espíritu ca-
                          racteriza toda la estructura de la vida personal y comunita-
                          ria, todo lo cual hace que sea más difícil ajustarse a los
                          criterios de kabalat ol.

             Nuestro kabalat ol tiene una cualidad individual, especialmente

                       en nuestro tiempo y en esta parte del mundo.


                             No obstante lo anterior, tenemos el axioma de que Di-s
                          no exige de una persona algo que esté más allá de su capa-
                          cidad. Dado que la sumisión a la Soberanía de Di-s es la
                          esencia de Rosh Hashaná (y el fundamento de todas nues-
                          tras acciones a lo largo del año), esto es obviamente aplica-
                          ble a todos los tiempos y lugares. Ciertamente, es posible y
                          nos incumbe lograr una aceptación plena de la realeza Di-
                          vina también en nuestro tiempo, y también en las circuns-
                          tancias antes mencionadas.
                             De hecho, nuestro kabalat ol tiene una cualidad indivi-
                          dual, especialmente en nuestro tiempo y en esta parte del
                          mundo.
                             La persona que no está condicionada a la autosuficiencia
                          total, sino que está acostumbrada a la independencia en
                          ciertas áreas pero no en otras; cuando acepta algo sin cues-
                          tionar, esto no constituye una conformidad completa e ine-
                          quívoca.
                             Porque una persona así está acostumbrada a que le digan
                          lo que tiene que hacer y, a menudo, se ve obligada a ceder
                          su voluntad y modificar sus opiniones.
                             Por otro lado, cuando aquel que, por regla general, no re-
                          nuncia a su independencia y convicciones, está convencido
                          de que debe reconocer y someterse a una autoridad superior,
                          esta decisión se toma a un nivel mucho más profundo y fun-
                          damental y se basa en un compromiso total e inmutable. •


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