Page 56 - ESENCIA 035
P. 56
La llamada de atención
En Chipre, Yanir vivía en una mezquita y pasaba buena
parte de su tiempo estudiando el Corán. Viajó repetida-
mente entre el norte de Chipre y Argentina, pasando algu-
nos meses en estudios religiosos en Chipre y otros meses
entre la rama argentina de los sufíes que lo habían introdu-
cido en el Islam.
“Mis padres estaban extremadamente frustrados y creo
que estaban desesperados. Ya me había convertido al Islam
y vestía una gorra musulmana y ropa blanca. Solo estaba
dispuesto a que me casaría con una sufí y estaba seguro de
que moriría musulmán”.
Pero luego las cosas cambiaron: “Ese día, en la mezquita
sufí en Argentina, estaba aprendiendo el Corán y llegué al
capítulo donde está escrito que puedes dejar a los judíos
vivos, pero tienes que subyugarlos hasta que acepten sobre
sí mismos la religión del Islam.
Esto me sacudió. Me dije a mí mismo: ‘Puedo vivir como
musulmán, pero ¿qué pasa con mis padres, que no están
dispuestos a aceptar la religión musulmana? ¿Tienen que
ser subyugados y oprimidos toda su vida por ello y por mis
mismas manos? ‘’
Varios días después, llegué al capítulo del Corán que
describe cómo los árboles y las piedras entregarán a los ju-
díos que se esconden detrás de ellos, gritando a los perse-
guidores musulmanes: ‘¡Hay un judío escondido detrás de
mí, ven y mátalo!’
En ese momento, la primera vez en más de siete años de
viajar y buscarme, mi mente evocó la imagen de mi padre
vistiendo su Talit- manto de oración y Tefilín. Me di cuenta
de que fui demasiado lejos y decidí pensarlo detenidamente
antes de dar un paso del que no había vuelta atrás ”.
Y luego sucedió otra cosa para traer de vuelta a Yanir. De
camino a Chipre, se detuvo en Israel para un evento fami-
liar. Estaba haciendo autostop con algunos parientes, pero
se quedó dormido en el coche y se despertó en el Golán.
“Esta fue la primera vez que había estado en el Golán y,
a pesar de haber visto una gran cantidad de lugares impre-
sionantes, en ese momento vi una belleza más allá de lo que
había visto antes. A un lado estaban las verdes colinas del
Golán; al otro lado, las aguas azules del Kineret”.
Me quedé completamente impresionado. No hay pala-
bras para describir lo hermoso que parecía. Por primera vez,
decidí que quería vivir mi vida en esta tierra”.
56 ESENCIA