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4. Mito: La Matzá es dura y crujiente
Durante varios cientos de años, casi toda la Matzá ha
sido dura, delgada y parecida a una galleta, lo que nos lleva
a creer que siempre ha sido así.
Realidad: La Matzá era originalmente más espesa y
blanda
En las eras bíblica y talmúdica, la Matzá se horneaba
fresca antes de la Pesaj y, a menudo, era bastante blanda y
gruesa (el Talmud registra un debate sobre si puede ser más
gruesa que el puño de una persona). Esto explica por qué
se nos dice que Hilel envolvía su maror (hierbas amargas)
y el trozo de cordero pascual asado con su Matzá, algo muy
difícil de imaginar con nuestras Matzot modernas.
5. Mito: La Matzá se inventó después
de que salimos de Egipto a toda prisa
Este pequeño mito recibe un impulso de la misma Ha-
gadá, donde leemos: “Esta Matzá que comemos, ¿por qué
razón? Porque la masa de nuestros padres no tuvo tiempo
de ser leudada antes que el Rey de reyes de reyes, el Santo,
bendito sea Él, se les reveló y los redimió”.
Leer esto de forma aislada puede llevar a creer que la
Matzá llegó después de que los israelitas la hicieran acci-
dentalmente cuando salían apresuradamente de Egipto.
Realidad: Di-s nos dijo que comiéramos Matzá la noche
antes del éxodo
Antes de que ocurriera el Éxodo real, Di-s ordenó que
cada familia israelita sacrificara un cordero, que luego se
comería asado junto con Matzá y hierbas amargas.
Y se remonta incluso antes. Leemos en la Hagadá: “Este
es el pan de la aflicción que nuestros padres comieron en
la tierra de Egipto”, lo que implica que la Matzá también
era el alimento que comían nuestros antepasados mientras
eran esclavos del Faraón.
Hay (al menos) dos modalidades de Matzá de Pesaj: la
Matzá que comieron nuestros antepasados en anticipación
del Éxodo, y aquellas que comieron en el desierto que no
tenían tiempo de elevarse. •