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ace unos 20 años, al final sencillos, no nos importaba. Pero
de mi adolescencia, via- la parte más difícil siempre era el
Hjaba con un amigo mú- momento después de que tocára-
sico en busca de oportunidades mos el timbre.
para hacer feliz a la gente. “¿Quién es?” vendría la res-
Llevábamos una guitarra, una puesta.
darbuka y mucha energía posi- “Un par de jóvenes que inten-
tiva. Queríamos derribar muros tan difundir un poco de felicidad”.
entre las personas, abrir corazo- “Debe ser un error”, decían, “no
nes y forjar nuevas conexiones y lo ordenamos”. O “Ya di en la ofi-
relacionarnos con los demás de cina”, o “Lo siento, no tengo la
una manera espontánea y amo- llave”.
rosa. Una vez, recibimos esa última
Varias noches a la semana con- respuesta de todos los apartamen-
ducíamos por Israel, incluso des- tos del edificio. Imagínense eso,
pués de un largo día de trabajo. todo un edificio de gente ence-
Estábamos así de inspirados. rrada sin remedio en sus aparta-
En el transcurso de nuestras mentos sin llaves.
excursiones, encontramos que En momentos como ese, mi
había lugares donde era fácil in- amigo y yo intercambiábamos mi-
teractuar con la gente y lugares radas irónicas y seguíamos ade-
donde era más difícil. lante. Pero honestamente no culpo
Si entras en una base militar, a la gente; Tampoco estoy seguro
por ejemplo, o te cruzas con un de haber abierto la puerta.
grupo de jóvenes en un parque, es Pero cuando alguien abrió la
lo más sencillo para conmoverles puerta, ¡ah! Los eventos que se
el corazón. La gente ya está espe- desarrollaban, las historias que po-
rando una conexión emocional, y demos contar, llenarían un libro.
tan pronto como empiezas a tocar, Una noche, tarde, llamamos a
se unen. la puerta de un complejo de apar-
Con toda la música, cantando y tamentos en Jerusalém y espera-
hablando, cuando termine la mos durante un largo momento de
noche siempre tendrás varios ami- silencio.
gos nuevos. Entonces, desde adentro, escu-
Otras noches, sin embargo, no chamos una respuesta mansa:
teníamos destino específico. Y así, “¿Quién es?” Era la voz de una
tocábamos puertas al azar. Her- mujer que sonaba verdadera-
mosas mansiones, apartamentos mente rota.
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