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UN MENSAJE DE ROSH HASHANÁ:
¿QUÉ ES EXACTAMENTE HAKHEL?
5741 [1980-81]
Correspondencia de Rabi Menajem M. Schneerson, El Lubavitcher Rebe
Por la Gracia de Di-s
Erev Shabat-kodesh, 18 Elul
Sedra: “Ven a la tierra”
Haftará: “Levántate, resplandece, para ti ha llegado la luz”
“El Séptimo Año, un Shabat para Di-s”,
5740. [30 de agosto de 1980] Brooklyn, N.Y.
A los hijos e hijas de nuestro
Pueblo Israel, en todas partes,
Di-s los bendiga a todos,
Bendición y Shalom de corazón:
A medida que el año 5740 llega a su fin, y en estos últimos días de preparación para
el Año Nuevo, que traiga bondad y bendición para nosotros y todo nuestro pueblo judío,
es oportuno reflexionar sobre un punto que, aunque mencionado en ocasiones anterio-
res, es particularmente oportuno y relevante ahora; relevante también en términos de
acción, que es lo esencial.
Nos referimos al hecho de que el año que sale es un año de Shemita, y el año que
entra es un año de Hakhel.
La mitzvá de Hakhel, según lo dispuesto en la Torá, es que al final de cada siete
años, inmediatamente después del año de Shemita, cuando los judíos hacían su pere-
grinaje al Beit Hamikdash (Templo), durante la festividad de Sucot, todos los judíos te-
nían que ser reunidos (hakhel):
Los hombres, las mujeres y los niños, incluso bebés, y el rey les leía secciones de la
Torá, selectas por su contenido para estimular a los judíos en la observancia de las Mitz-
vot y fortalecerlos en su fe. Y en judaísmo; y les causaba una profunda impresión, como
si lo hubieran escuchado de Di-s mismo.
Una de las razones por las que la mitzvá de Hakhel ha sido reservada para este
tiempo en particular es la siguiente: Dado que el año de Shemita es un “Shabat para
Di-s”, cuando el tiempo que estuvo libre del trabajo en el campo y la huerta ( la ocupa-
ción principal en esos días) se dedicaba a aumentar el estudio de la Torá, y a la oración
y Mitzvot, en la medida más completa, era la preparación adecuada para hacer su pe-
regrinaje, todos como una sola nación, y hacer que la gente sea más receptiva a la lec-
tura de la Torá, “como si la hubieran oído de Di-s”, de modo que evocaba en ellos una
profunda experiencia conmovedora, como cuando la Torá fue entregada en el Sinaí; y
la impresión quedaba tan profundamente grabada en sus corazones y mentes que pos-
teriormente se reflejaba en la vida cotidiana a lo largo de todos los años venideros.
Aunque la Mitzvá de Hakhel, en su forma concreta y simple, está conectada con el
tiempo del Beit Hamikdash, existe el principio bien conocido de que todos los asuntos
relacionados con el Beit Hamikdash, como los sacrificios y similares, su contenido es-
piritual es relevante en todo momento.
Por eso las oraciones diarias, que se han hecho en el lugar de los sacrificios, los