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sustituyen. Un judío reza con todo su corazón, se ofrece completamente en sumisión a
su Creador y está dispuesto a sacrificar lo mejor de sus posesiones y sus intereses más
apasionados (la “grasa y la sangre”) a la voluntad de Di-s—y es aceptable para Di-s
como una “ofrenda quemada” en el Beit Hamikdash.
De hecho, también durante los tiempos en que los judíos tenían un Santuario central
y Mikdash y de hecho ofrecían sacrificios allí, era el corazón judío lo que Él más de-
seaba, de acuerdo con Su imperativo, pedido y promesa: “Que me hagan un Santuario,
y Habitaré dentro de ellos”—en lo más profundo de sus corazones judíos.
Lo mismo es cierto de Shemita. Porque aunque el mandamiento de trabajar la tierra
durante seis años y descansar durante el séptimo año se limita a la Tierra de Israel
(donde la tierra también es sagrada) y no a ningún otro lugar, el contenido espiritual
de Shemita como un “Shabat para Di-s”, en el sentido de la santidad de Shabat, es per-
durable y relevante en todas partes y en todo momento, y está ligado a la santidad de
la “Nación Santa”; y esta santidad trasciende las limitaciones de tiempo y espacio.
A la luz de lo anterior, y dado que nos encontramos en el umbral del año de Hakhel,
corresponde a cada uno de nosotros reflexionar seriamente sobre el contenido y el pro-
pósito de esta Mitzvá, que es, como lo declara la Torá: “... para que puedan oír, y que
puedan aprender, y temer a Di-s, tu Di-s, y observen hacer todas las palabras de esta
Torá; y que sus hijos, que no saben (todavía), escuchen y aprendan a temer a Di-s, su
Di-s”.
También es obvio cuán fuertemente la Mitzvá de Hakhel enfatiza la educación de la
Torá de nuestros hijos.
De ello se deduce que también aquellos que han crecido en años pero aún son
“niños” en judaísmo; todos aquellos “que no saben”, quienes, por una razón u otra, no
recibieron la educación judía adecuada; e incluso aquellos que pertenecen a la catego-
ría de “el que sabe que no debe preguntar”, es decir, aquellos que no saben y no sienten
que se pierden algo y deben pedir y buscar ayuda, estos también deben reunirse para
permitirles escuchar y aprender lo que es la Torá, lo que es una Mitzvá, de una manera
de aprendizaje que los imbuya de temor a Di-s y, lo que es más importante, que deben
“observar y hacer todas las palabras de esta Torá”, la Torá del Sinaí que nunca será cam-
biado - todo lo anterior con tal impacto, “como si lo hubieran oído de Di-s Mismo”.
Que Di-s conceda que todos, hombres, mujeres y niños en medio de todo nuestro
pueblo actúen en todos los asuntos mencionados anteriormente, para fortalecer, pro-
fundizar y difundir el yiddishkeit en la vida cotidiana, tanto en ellos mismos como en
sus familias. como en su entorno, en la medida más completa, y esto traerá aún más
bendiciones con el ketiva vajatima tova en todos los aspectos, material y espiritual-
mente.
Y todos los judíos, hombres, mujeres y niños pequeños, merecen muy pronto la ver-
dadera y completa Gueula a través de nuestro justo Mashíaj, al darse cuenta y actuar
en consecuencia y de ahora en adelante mientras aún estén en Galut:
“Somos Tu pueblo. Y ovejas de tu prado, te agradeceremos por siempre; Contaremos
Tu alabanza a generación y generación.”
Con estima y bendición para un
Ketiva vajatima tova para un
Año bueno y dulce, y por
Hatzlajá en todo lo anterior,
/Firmado: Menajem Schneerson/