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Miriam Kapeluschnik
                Editora

                                                      El Rebe caminaba de regreso
                                                   hacia el frente. Quienes estaban a
                                                   la distancia de su brazo, exten-
                                                   dían el suyo para besar la Torá. Yo
                                                   quería besar la Torá, pero era im-
                                                   posible. Estaba demasiado lejos.
                                                   Estiré torpemente mi brazo.
                                                      De repente, el Rebe se detuvo.
                                                   Se dio cuenta de mi brazo exten-
                                                   dido. Me miró directamente a los
                                                   ojos, con su mirada penetrante y
                   El sheliaj Jaim Mendelsohn re-  amorosa. Extendió la Torá lo más
                cuerda: Simjat Torá con el Rebe.   que pudo; yo estiré mi brazo lo
                Horas antes de la danza tradicio-  más que pude. Nos encontramos.
                nal con la Torá, mi padre me llevó   Logré besar el Sefer Torá del Rebe.
                a 770. Me advirtió que la multitud    El Rebe podría haberme igno-
                sería enorme y los empujones in-   rado. Yo era solo un niño de 11
                tensos. Era un mar de humanidad.    años. Pero a los ojos del Rebe, ju-
                   Cada centímetro estaba lleno    gaba un papel integral y crucial
                de gente que deseaba ver al Rebe   en el plan maestro de Di-s. Tenía
                bailando con la Torá. Llegamos     una misión importante. Ya no me
                temprano para asegurarnos un       sentí un niño. Estaba listo para
                lugar.                             asumir mi responsabilidad.
                   El Rebe caminaba desde el          Este es uno de los millares de
                frente de la sinagoga, con la Torá   relatos. El Rebe enseñó que cada
                en sus brazos, hasta el centro de   iehudí es importante e irrempla-
                la sala.                           zable. Nos miró con amor y res-
                   La multitud se arremolinó,      peto. E instruyó que todos sin
                empujando hacia adelante, tra-     excepción tenemos una impor-
                tando de acercarse. Afortunada-    tante misión. Y nos urgió a cum-
                mente, un hombre amable me         plirla:
                colocó de manera que pudiera ver      “Todo lo que hice, lo hice por
                cómo se desarrollaba la increíble   ustedes. Ahora lo dejo en vues-
                escena.                            tras manos. Hagan todo para
                   El Rebe bailó solo. Caminaba    traer al Mashiaj ya!”
                por toda la plataforma y bai-         ¡Vamos, manos a la obra! El
                laba... Exudaba felicidad...       Rebe está junto a nosotros. El
                   Lo que sucedió a continuación   éxito está, Baruj HaShem, asegu-
                fue lo que más me impactó.         rado.


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