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ací en 1934 en el pueblo de la situación empeoró aún más.
Vizhnitz, Ucrania. De pe- En medio de todo este caos y
Nqueño, mis padres emigra- conmoción, mi familia se vio obli-
ron a Amberes, Bélgica, que tenía gada a separarse.
una gran comunidad judía -unos Solo después de la guerra pude
50.000 iehudim vivían en aquel volver a verlos. Mientras tanto, me
entonces- y esperaban tener una enviaron a un orfanato en Marsella.
vida mejor. El orfanato albergaba a unos
Desafortunadamente, nuestra cuarenta o cincuenta niños, mu-
estancia no duró mucho. En 1940, chos de tan solo tres o cuatro años.
los alemanes invadieron Bélgica e Algunos sabían que sus padres
inmediatamente comenzaron a de- habían muerto; otros desconocían
portar y matar judíos. Así que todos qué había sido de su madre o su
empezaron a huir. Cruzamos co- padre. A menudo se oía a los niños
rriendo la frontera hacia Francia. llorar, llamando a sus padres, que
Solo tenía seis años en ese mo- no estaban allí para responder.
mento, pero era lo suficientemente Con el paso de los días, la situa-
mayor como para darme cuenta de ción se volvió cada vez más deses-
que huíamos para salvar la vida. perada y la comida escaseaba.
Llegamos a Marsella, donde vi- Muchos días pasábamos ham-
vían mi abuela —la madre de mi bre. Y entonces, a principios del
madre— y también la hermana de verano de 1941, un hombre acudió
mi madre. al rescate.
Allí había un grupo de jasidim No sabíamos su nombre; lo lla-
de Lubavitch, y nos recibieron cá- mábamos Monsieur, que en fran-
lidamente. Pero el problema era cés significa “señor”.
que no había nada para nosotros. Todos los días, Monsieur llegaba
Con nada, me refiero a que, con con bolsas de pan (las baguettes
la guerra en curso, no había sufi- francesas largas) y atún o sardinas,
ciente comida ni refugio adecuado a veces también patatas. Se que-
para atender la afluencia de refu- daba hasta que todos los niños ha-
giados. bían comido.
Nos mudábamos de casa en casa, Algunos estaban tan desanima-
de un lugar a otro. Unos meses des- dos que no querían comer. A esos
pués, los nazis invadieron París y niños los sentaba en su regazo, les
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