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Pero la ciencia, argumenta el Rebe, nunca tuvo la inten-
                           ción de probar cosas. Más bien, lo que la ciencia ofrece son
                           teorías, hipótesis y probabilidades, “mientras que la Torá,
                           sí, trata de verdades absolutas”.
                             “Básicamente, el ‘problema’ tiene sus raíces en una con-
                           cepción errónea del método científico, o qué es la ciencia.
                           Por lo tanto, cuando se trata de datar el universo, no estamos
                           tratando con la ciencia empírica, que describe y clasifica los
                           fenómenos observables (como diferentes especies de árbo-
                           les), sino estamos tratando con la ciencia especulativa. La
                           ciencia especulativa trata con fenómenos desconocidos,
                           como la edad del universo”


            El Rebe argumentó que no hay pruebas de que las temperaturas,

             la presión atmosférica, los niveles ambientales de radiactividad


                o la interacción entre la flora y la fauna no hayan variado

                     radicalmente durante estos últimos miles de años.


                             El Rebe luego considera algunos de los argumentos pre-
                           sentados a favor de la evolución, señalando que la teoría
                           evolucionista está “basada en la suposición de que el uni-
                           verso evolucionó a partir de partículas atómicas y subató-
                           micas existentes, mediante un proceso evolutivo que se
                           combinó para formar el universo físico y nuestro planeta,
                           en el que la vida orgánica se desarrolló también mediante
                           un proceso evolutivo, hasta que surgió el ‘homo-sapiens’.”
                             ¿Pero por qué —cuestiona el Rebe— tiene sentido acep-
                           tar la creación de partículas atómicas y subatómicas y acep-
                           tar un proceso evolutivo, y sin embargo somos renuentes a
                           aceptar “la creación de planetas u organismos, o un ser hu-
                           mano tal como así los conocemos?”
                             Si la ciencia no puede proporcionar respuestas definiti-
                           vas a estas preguntas, el Rebe argumentó, entonces, “desde
                           una perspectiva científica, creer que Di-s creó miles de mi-
                           llones de átomos, para lo cual estableció ciertas leyes natu-
                           rales, y que esos átomos se desarrollaron y evolucionaron
                           de etapa en etapa de acuerdo con tales leyes, no es diferente
                           a creer, de acuerdo con el significado directo del libro de
                           Génesis, que Di-s creó los cielos y la tierra el primer día, se-
                           paró las aguas en el segundo, etc., hasta que en el sexto día,
                           Él creó al hombre, poseedor de intelecto y don de habla y
                           que se encuentra en un nivel evolutivo muy elevado”.


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