¿Un Hamse es algo judio?

Un Hamse es un amuleto que repre‐ senta una mano abierta simétrica, que se usa de forma decorativa en el hogar o en joyería. Su nombre, en árabe significa “cinco”, es representativo de los cinco dedos de la mano y las cualidades protectoras asociadas con ese número. Si bien los diseños varían, es común que haya un ojo bien abierto en la palma de la mano, que simboliza el deseo de estar protegido del “mal de ojo”.

Hamse está muy extendido entre los judíos sefardíes, muchos de los cuales proceden de tierras árabes. Pero también es común entre musulmanes y cristianos de esas mismas tierras.

¿Se considerara el Hamse como un símbolo legítimamente judío, o es algo tomado prestado de vecinos no judíos, o incluso un vestigio de la idolatría?

Esta cuestión ha sido objeto de acalorados debates y grandes autoridades halájicas respaldan varios enfoques.
Siguiendo la opinión que lo considera ajeno a la religión judía, muchos judíos se abstienen de utilizar el Hamse o colgarlo en sus hogares.

Pero, muchos rabinos sefardíes enseñaron que era un símbolo judío legítimo. Rabi Iosef David Azulai (Jid”a), así como Rabi Iosef Jaim de Bagdad (el Ben Ish Jai), registran la costumbre de colgar una pequeña mano grabada con la letra hebrea hei (que tiene el valor numérico de cinco) para protegerse del mal de ojo.

Si esta era la costumbre de tu comunidad, puedes continuar usándolo. Si no tienes esa costumbre, sería prudente consultar con tu rabino antes de comprar ese pequeño y llamativo amuleto de Hamse.

Es importante tener en cuenta que el Talmud nos asegura que el mal de ojo sólo te afecta si le das crédito y si te preocupas; si lo ignoras, el mal de ojo no te afecta.

Puedes repetir eso

Habla a los kohanim y diles… (Levítico 21:1)
¿Tautológico? Es decir, ¿es una repetición innecesaria? ¿Por qué la doble expresión “hablar y decir” Obviamente debe haber una implicación más profunda en esta doble expresión.

Rashi, el más grande de los comentaristas, explica que Di‐s está enseñando un punto sutil pero muy significativo: no es suficiente simplemente instruir a la gente sobre cómo actuar.
Más bien, uno debe asegurarse de que ellos también transmitirán estas mismas instrucciones a la próxima generación.

Habla y di: Les hablas de tal manera que ellos, a su vez, dirán a sus hijos.
Cuántos grandes sistemas filosóficos han desaparecido, cuántos movimientos renovadores se han extinguido porque no se prestó suficiente atención a iniciar a los jóvenes en la belleza y el propósito de la existencia de sus mayores.
La única manera de asegurar con seguridad la propagación de una forma de vida es formar a la próxima generación mientras son jóvenes, inoculando así contra las dudas que inevitablemente surgirán.

La nación judía nació en el Éxodo de Egipto. Así como un niño es arrojado repentinamente al mundo, desnudo y chillando, así también nosotros fuimos arrojados al desierto, sin estar preparados para la libertad, desnudos de Mitzvot y aun sufriendo con nuestra mentalidad de esclavos.

Así como un niño recién nacido no está física y mentalmente preparado para una vida independiente, y depende de otros para su protección y entrenamiento, también esta nueva nación necesitaba pasar por un proceso de maduración.
Durante las siguientes siete semanas pasamos por un proceso de educación para la vida, de formación para vivir y pensar como hombres libres.

Reproducimos este viaje todos los años durante el período de Sefirat HaOmer, un pasaje anual de siete semanas de duración para la rectificación espiritual.

Cada día es una nueva etapa en nuestro viaje emocional e intelectual hacia la libertad, contando ansiosamente los días hasta que alcancemos la Torá en el Sinaí.
Para asegurar la supervivencia, no es suficiente simplemente traer niños a este mundo.

Se necesita guiar y nutrir a los jóvenes hasta que sean autosuficientes, capaces de pensar de manera
independiente e imbuida de la capacidad de tomar sus propias decisiones.
La verdadera educación es cuando el instructor logra transmitir tal amor y devoción que aún más tarde, cuando se le deja a su suerte, el alumno elige por su propia voluntad seguir ese camino y enseñar esas lecciones a sus propios hijos.

Solo lo bueno

Emor, contiene una lección para cada judío. “Emor ‐ Di” ordena la Torá a todos los judíos. El poder del habla conlleva una cierta responsabilidad de la que siempre debemos ser conscientes cada vez que abrimos la boca.

El Midrash explica que todas las declaraciones de Di‐s son “declaraciones puras”. Todo lo que Di‐s dice, se hace realidad, a diferencia de las declaraciones de un rey carnal, que puede prometer al mundo pero no necesariamente cumplir su promesa. Di‐s es la esencia de la verdad y Sus declaraciones perduran para siempre.

Como todo judío está íntimamente conectado con Di‐s, sus declaraciones comparten esta misma cualidad de resistencia.

Por lo tanto, todo judío debe tener mucho cuidado al hablar y abstenerse de decir algo negativo sobre sus compañeros judíos.

La porción de la Torá de Emor nos enseña a hablar solo de manera positiva sobre otros. Como dice Maimónides, “Es una mitzvá [mandamiento] amar a todos y cada uno de los iehudim… por lo tanto, uno debe hablar [sólo] de su alabanza”.

Maimónides escribe que un estudioso de la Torá “ensalza la virtud de su prójimo y no lo denigra”.

Cada iehudí está igualmente obligado a decir solo cosas amables sobre los demás, y no, Di‐s no lo quiera, hablar mal de su prójimo.

Incluso si vemos a nuestro hermano haciendo algo mal, siempre debemos juzgarlo favorablemente y tratar de entender qué lo causó pecar. Nunca debemos difamar su carácter ni mencionar su transgresión.

Así como las declaraciones de Di‐s son “puras” y permanecen para siempre, también nuestras declaraciones positivas sobre otros judíos ejercen una influencia duradera y poderosa.

El mismo acto de alabar a otro judío sirve para revelar el bien in‐ nato que se esconde en su interior y le hace querer estar a la altura de las palabras de alabanza.

Emor se lee durante Sefirat HaOmer, la cuenta del Omer. Estos días son un período de duelo por los 24.000 discípulos de Rabí Akiva que fallecieron porque no se trataron entre sí con el debido respeto.

Contar el Omer nos recuerda que debemos dejar de hablar de otros judíos de manera desfavorable. Del mismo modo, Emor nos re‐ cuerda que hablemos favorablemente sobre nuestros compañeros.

“¡Emor!” la Torá nos ordena. ¡Di solo lo bueno de otra persona!

Adaptado de Likutei Sijot, Volumen 2

Un enigma en el camino

Un viernes, Rabi Iaakov Itzjak Horowitz (el “Jozé‐ Vidente‐ de Lublín”) viajaba con sus discípulos cuando llegaron a un cruce de caminos. El chofer preguntó qué dirección tomar. El “Jozé” encogiéndose de hombros dijo: “Suelte las riendas. Deje que los caballos tomen la direc‐ ción que deseen”

Llegaron a un pueblo. Comprendieron que no era el camino correcto.

“Es tarde. Nos quedaremos aquí para Shabat” anunció el Jozé. Y agregó: “No revelaremos mi identidad a nadie, ni diremos que soy un Rebe.”

Sus seguidores no tenían dinero porque el Vidente no permitía que guardaran siquiera una moneda de noche. Todo lo que poseían se distribuía a los pobres antes del anoche‐ cer. ¿Cómo se arreglarían para Shabat?

El Rebe contestó: “Como los viajeros ju‐ díos. Iremos esta noche a la Sinagoga, y nos invitarán cuando vean que no tenemos donde ir.”

Rezaron en el Templo, y después, los alumnos del Rebe fueron invitados individualmente. El Vidente, sin embargo, se quedó en el Templo. Siempre las Plegarias le tomaban mucho tiempo. Cuando terminó, todos se habían ido.

Un hombre anciano se le acercó.

“¿Dónde va estar para la comida de Shabat?” preguntó.

“No sé” dijo el Rebe.
“¿Por qué no come en la posada dónde se está hospedando?” preguntó, interesado. “Vi que no encendieron las velas de Shabat, por lo que presumo que no puedo confiar en el kashrut de la comida” dijo el Jozé. “Lo siento,” murmuró el anciano “en mi casa, mi esposa y yo sólo tenemos pan y vino”
“No soy glotón ni bebedor.”
“Venga” dijo el hombre. El Vidente lo siguió dócilmente.
Después del Kidush y la bendición del pan, sentados serenamente a la mesa, el hombre preguntó de dónde era. Al oír su respuesta, le preguntó si conocía al Rebe de Lublín.

“Siempre estoy con él” contestó el Jozé. “¡Por favor, cuénteme algo sobre él!” “¿Por qué quiere saber de él?” preguntó el Rebe.
“Porque fui su maestro en el jeder (escuela tradicional) cuando era joven. Ahora oigo que es un gran Rebe y hace milagros”.

“¿Notó algo especial en él cuándo era un niño?” preguntó el Rebe.

“Sólo una cosa” el maestro contestó. “Cada mañana, cuando lo llamaba para leer del Sidur, no podía encontrarlo.

¡Desaparecía! Lo castigaba por su ausencia desautorizada. Un día, decidí: ¡Debo averiguar a dónde va!” Lo observé. Cuando salió del cuarto, lo seguí. Entró en el bosque. Me asomé a través de los árboles y allí estaba, sentado al lado de una colmena, clamando: Shemá Israel Hashem Elokeinu Hashem Ejad (Oye Israel, Hashem nuestro Di‐s, Hashem es Uno).

“Nunca más lo castigué. Todos estos años quise verlo. Soy muy pobre y débil, no puedo viajar a Lublín. Mi deseo es tan fuerte que ayuno un día por semana para tener el mérito de verlo”

El Jozé entendió por qué había llegado a este pueblo. Mirando a su anfitrión tierna‐ mente, dijo: “Yo soy el Rebe de Lublín.”

El hombre se desmayó. Su esposa y el invitado especial pudieron reavivarlo.

El sábado de noche, el Jozé y sus alumnos partieron. El hombre los escoltó y volvió a casa. Se detuvieron ‐por pedido del Vidente – cerca, para la comida de Melavé Malká. Des‐ pués, el Rebe dijo: “Volvamos a ese pueblo para asistir al entierro de mi maestro de la niñez y pronunciar un elogio apropiado”.

Parasha en sintesis: Emor

Moshé estableció que el estudio de las leyes relacionadas con cada una de las festividades debe comenzar treinta días antes de su celebración y continuar en el mismo Yom Tov. 

En esta parashá, además de establecer las leyes (mitzvot) relativas a las festividades de Pesaj, Shavuot y Sucot (fiestas de Peregrinaje a Jerusalén en tiempos del Templo) que son las tres festividades mencionadas en la Torá, se hace referencia a Sfirat HaOmer (la cuenta del Omer) y al Shabat.

El shabat, el único ritual que aparece en los Diez Mandamientos, es el más mencionado en la Torá. Se le dedican dos tomos del Talmud, dos del Shulján Aruj (código de Leyes Judías, 200 capítulos) y muchas otras referencias en el Midrash, profetas y otros. 

Shabat es testimonio de dos eventos fundamentales: la creación del mundo por Di-s y el éxodo de Egipto. Si una persona dice que cree en Di-s, pero no cree que Él es el Creador del mundo y todo lo que hay en él, su creencia en Di-s no es completa.

Di-s no es una abstracción, tiene injerencia directa en la vida de las personas y del pueblo, lo cual quedó demostrado en el Éxodo, cuando Di-s se reveló – en un evento histórico único a todo un pueblo.

En Shabat, Di-s no mandaba el maná, sino que el pueblo recibía una doble ración el viernes (razón por la cual, hasta el día de hoy, ponemos dos jalot en la mesa de Shabat). Desde entonces – y por más de tres mil años – observamos el Shabat. 

El concepto de Shabat está ligado con el descanso de Di-s después de haber terminado la creación. Podría pensarse que muchas de las cosas prohibidas – como encender una luz, usar la tecnología o manejar – no requieren mayor esfuerzo, lo diferente es el sentido del descanso. Di-s descansó cuando dejó de crear y de interferir en el mundo y lo mismo hacemos nosotros cuando dejamos de ejercer nuestro poder sobre la naturaleza en Shabat. En vez de seguir cambiando el mundo, Di-s armonizó con lo creado en Shabat, una armonía que se siente en Shabat, al no ejercer ningún acto de dominio sobre la naturaleza.

Shabat le da a la persona la oportunidad de tener todo un dia para hacer una mitzva sin ningún esfuerzo, se libera de la esclavitud de la actividad semanal y puede estar en armonía y paz con el mundo (Shabat Shalom).

Dos de las tres mitzvot específicas de la mujer judía están relacionadas con Shabat: la bendición de la jalá y el encendido de las velas, que otorga el privilegio de continuar propagando la luz del Judaísmo.

Pirkei Avot III:XVI – Se cauteloso con un líder

Rabí Ishmael dijo: Sé cauteloso con un líder, y sé cortés con los jóvenes. Recibe a cada persona con alegría.

Este maestro enseña la importancia de saber cómo comportarse con los demás, de acuerdo con su respectiva posición.

Cuando te encuentres con una persona importante, tal como el director de una academia (rosh Ieshivá), debes tratar de no ser presuntuoso y de no retacearle honores. Antes bien debes minimizar tu status en su presencia y subordinarte a él. La regla es que el pequeño sirve al grande.

En otras ocasiones te encontrarás con gente que aún está en su juventud (tashjoret). Para referirse a la juventud se emplea el término tashjoret ya que es la época en que el cabello es aún negro (shajor). En esas ocasiones debes permanecer calmo y reservado, sin descender al nivel de ellos. En caso contrario te faltarán el respeto, y los jóvenes no te prestarán atención.

No obstante, deberás «saludar a todas las personas jovialmente.» Aunque a veces no te debes colocar en el mismo nivel que otro, riendo y gesticulando con otro, no debes ubicarte en el extremo contrario y tratar a los demás con arrogancia y desprecio. Por el contrario, siempre debes saludar a todos con jovialidad. Debes llevarte bien con la gente, y tratar a todos con respeto.

Sabemos que aunque David era rey de Israel, él hablaba al pueblo con respeto y se dirigía a sus subditos como a sus hermanos, como si ellos fueran sus iguales. Así, cuando se dirigía al pueblo, el rey David solía decir: «Escúchenme, mis hermanos y m¡ pueblo» (Crónicas I, 28:2).261

Conforme a otros comentarios esta Mishná significa: «Permanece alerta en el comienzo y tranquilo en la vejez.»

En el tiempo del comienzo (rosh), cuando eres joven, debes estar alerta para servir a tu Creador y cumplir Sus mandamientos. Y cuando estás en tashjoret, cuando eres viejo y tu rostro comienza a oscurecer (shajar) debes procurar estar asentado y tranquilo.

Otros interpretan «Permanece alerta con la Cabeza (Rosh)». La palabra Cabeza (rosh) denota aquí Di-s, que es la Cabeza del Mundo, y su Comienzo. Debes estar muy dispuesto a servirle a El y cumplir Sus mandamientos.

La palabras «con la Cabeza», en esta Mishná es lerosh en hebreo. Esto se puede considerar la abreviatura delaasot retzon Avija she-ba-shamaim: «hacer la voluntad de tu Padre que está en el cielo». Esto significa que debes estar alerta y deseoso de satisfacer a tu Padre celestial.

El maestro continúa: «y ser placentero a los sabios». La palabra tashjoret se considera que denota los sabios de la Tora y otros grandes cuyos rostros están oscurecidos (shajor) en razón de su gran dedicación al estudio de la Tora. Cuando te vinculas con esas personas, trata de causarles satisfacción (najat rúaj)

Extraído de «Legado Ancestral»

lyar, el mes de la curación

El mes de Iyar, como indican nuestros sabios, es auspicioso para la curación de las enfermedades. Su propio nombre lo indica: Las letras de su nombre en hebreo coinciden con las iniciales del versículo que dice: “Yo Soy Di-s, tu Sanador”(Aní Hashem Rofeja).Diariamente llegaban cientos de cartas al Rebe solicitando consejo y bendición por asuntos de salud. Que ocurrieran milagros es indiscutible. Pero el Rebe no quería crear una religión en torno a curas milagrosas.

En casi todas las respuestas incluía consejos prácticos sugiriendo a la gente una senda espiritual junto con una sabia orientación médica:- Pide consejo a un médico amigo. Que sea amigo hace gran diferencia.- La confianza firme en Di-s puede lograr curas grosas. Con todo, debes seguir las instrucciones del médico. No es que el médico o sus remedios curen. No, quien cura es el Médico de Toda Carne. El médico y los remedios proveen un canal natural para que suceda la mejoría. Este es el camino que Di-s prefiere para que ocurran Sus milagros: Los medios naturales…. 

Cuatro consejos para la curación:
1. Encuentra un buen médico y sigue su consejo. 2. Rechaza todo pensamiento sobre la enfermedad. Piensa exclusivamente en términos de salud.
3. Refuerza tu confianza en el Médico de Toda Carne, sabiendo que Él te sanará de la manera que Le parezca adecuado.
4. Incrementa tu estudio de la luz interior de la Torá.

Cómo cuidar el cuerpo según Maimónides

Muchas de estas leyes que aparecen a continuación fueron tomadas de los escritos Jurídicos de Maimónides. No obstante, numerosos Legisladores posteriores(Maguén Abraham 173:1 ) sostienen que la naturaleza física ha cambiado desde entonces, por lo que algunos de los principios mencionados ya no son de aplicación práctica.

[1] Es parte integral del servicio a HaShem que el cuerpo esté sano y completo, – ya que es imposible que el ser humano llegue al entendimiento del Creador mientras esté enfermo – por lo tanto, la persona debe alejarse de todas aquellas cosas que causen daños a su cuerpo, y comportarse por ende según normas que lo mantengan sano o que lo curen. Estas normas son las siguientes: se debe comer únicamente cuando se esté hambriento (*), y se debe beber únicamente cuando se esté sediento, no es saludable contenerse de la eliminación de residuos incluso un tiempo breve, sino que cada vez que necesite orinar o evacuar deberá hacerlo inmediatamente.

(*) En el libro “Hanhagat Habriut” (I, 4) Rambam da una explicación científica para esta conducta: “Es recomendable para la salud que la persona no coma después de haber comido, y solo consuma alimentos después cuando esté realmente hambriento, estando el estómago limpio, de manera tal que pueda su saliva llegar a la boca, así el alimento le será de utilidad. Del mismo modo el hombre no debe beber agua sino hasta estar realmente sediento, o sea al estar hambriento o sediento, debe esperar un poco, ya que a veces el hambre o la sed no son reales, siendo la causa de estas sensaciones cierto flujo dañino que se encuentra en la boca del estómago.”

[2] No es conveniente comer hasta la saciedad, sino que es apropiado reducir un cuarto antes de satisfacerse por completo. No se ha de beber agua dentro de una comida, sino en cantidad mínima y preferentemente mezclada con vino. Cuando comience el alimento a ser digerido en sus intestinos, entonces beba lo necesario cuidando de no exagerar el consumo de agua incluso después de la digestión. Antes de comenzar a comer se debe evacuar todos los residuos de manera tal que no deba hacerlo dentro de la comida. Es apropiado hacer algún tipo de ejercicio antes de comer, de manera tal que su cuerpo esté temperado (se puede también realizar algún trabajo o alguna otra actividad física que lo canse). La regla sobre el tema es la siguiente: conviene esforzar al cuerpo y agotarlo cada día hasta que se tempere, luego deberá descansar un poco hasta estar reposado y entonces consumir alimentos. Si acostumbra bañarse con agua caliente después de los ejercicios físicos es óptimo, si así hace debe descansar un poco y después consumir alimentos.

[3] Cuando la persona consuma alimentos debe permanecer sentado en un lugar fijo o inclinado levemente a la izquierda, que no camine ni cabalgue ni se esfuerce físicamente, ni conmueva su cuerpo ni pasee hasta que se digiera el alimento consumido. La persona que se esfuerza físicamente o que pasea después de haber consumido alimentos causa a sí mismo enfermedades difíciles.

[4] El día y la noche suman veinticuatro horas. Al ser humano le es suficiente dormir un tercio de ellas, es decir ocho horas; siendo conveniente que sean al final de la noche, para que estas ocho horas vayan desde el comienzo de su dormir hasta antes de la salida del sol – resulta entonces que se levantará por la mañana antes de la aurora.

[5] La persona no debe dormir sobre su rostro ni sobre sobre su espalda sino sobre su costado, siendo recomendable que al comienzo de la noche sea el costado izquierdo y al final de la noche sea el costado derecho. No es saludable dormir inmediatamente después de haber comido, sino que debe aguardar después de haber consumido alimentos unas tres o cuatro horas. Tampoco es recomendable dormir de día.

[6] Los alimentos que suelen ablandar el estómago como por ejemplo: uvas, higos, fresas, peras, sandías, todo tipo de zapallitos, y de melones se deben consumir en primer lugar, antes de la comida; no mezclándolas con la comida, sino que debe esperar un poco, hasta que bajen del estómago superior, y entonces consumir otros alimentos.

Los alimentos que suelen endurecer el estómago como por ejemplo: granadas, membrillos, manzanas, peras crustumenias, se deben consumir inmediatamente después de comer, aunque es conveniente no consumirlas en demasía.

[7] Cuando la persona quiera consumir carne de pollo y de animales juntas – es recomendable consumir primero la carne de pollo y luego la de animal; así también al comer huevos y carne de pollo – debe comer primero los huevos. Cuando ha de consumir carne de vacuno y carne de ovejas o chivos, es recomendable comer primero la carne de ovejas o chivos. La regla a seguir es siempre adelantar el consumo de alimentos ligeros antes de consumir alimentos pesados.

[8] Durante las épocas de calor es conveniente comer alimentos fríos y no exagerar en el consumo de condimentos, siendo apropiado consumir vinagre. En cambio, en las épocas de lluvias (frío) se recomienda consumir alimentos calientes y muchos condimentos, no siendo apropiado consumir demasiada mostaza ni asafétida. Según estas normas es apropiado conducirse en lugares fríos y en lugares cálidos, en cada lugar según lo apropiado a su clima.

[9] Hay alimentos que son totalmente nocivos y por ende es conveniente al hombre alejarse de ellos, por ejemplo: los peces grandes, los peces salados ya viejos, el queso salado ya viejo, las setas y hongos, junto con la carne salada ya vieja, y el vino casero o de su lagar (que la borra todavía está mezclada con el líquido, hasta los cuarenta días se denomina «vino casero o de su lagar» Cf. Eduyiot 6:1. N del T.); también es perjudicial un guiso abandonado hasta que hede. Así todo alimento que hede o cuyo gusto es muy amargo, es para el cuerpo como veneno.

Hay alimentos que también son perjudiciales, pero no en la medida de los anteriores, por lo tanto es conveniente consumir sólo un poco de ellos en lapsos de tiempo distantes. Por ende no se debe acostumbrar a consumirlos frecuentemente ni tampoco como acompañamiento de sus alimentos habituales: nos referimos a peces grandes, queso, leche que reposo veinticuatro horas después de haber sido ordeñada, la carne de toros ya mayores o de machos cabríos ya mayores; del mismo no son recomendables las habas, las lentejas, los frijoles, el pan de cebada y el pan ácimo, el repollo crudo (el repollo cocido los sabios lo cuentan entre los vegetales que curan. Cf. Abodá Zará 19a. N del T.), el cilantro, las cebollas, los ajos, la mostaza y los rabanitos – todos ellos son alimentos perniciosos. Como ya aconsejamos no es conveniente que la persona los consuma sino en cantidades mínimas y en épocas de frío; no obstante, en épocas de calor que no los consuma en lo absoluto. Las habas y las lentejas no son recomendables para el consumo ni en épocas de frío ni en épocas de calor. Los zapallos, por otro lado, deben ser consumidos durante climas calurosos.

[10] Existen ciertos alimentos cuyo grado de perjuicio es menor que el de los anteriores, como por ejemplo: los patos, los pichones, los dátiles, el pan hecho con granos tostados con aceite o pan que fue amasado con aceite; así también la sémola que fue muy bien tamizada hasta que no quedó ni el olor de la gluma, el jugo de alimentos salados o en escabeche, la gelatina de pescados en escabeche – por lo tanto no es recomendable consumir estos alimentos en demasía. El hombre que sea sabio y tenga control sobre sus inclinaciones, no deberá dejarse arrastrar por sus apetitos y evitar estos alimentos mencionados, salvo en casos imperativos de curación – esta persona se define como un hombre de temple.

[11] La persona debe abstenerse de consumir frutas de árboles, evitándolas incluso cuando estén secas, y obviamente cuando estén frescas; éstas antes de haber madurado son como espadas para el cuerpo. Así los membrillos son muy nocivos siempre; todas las frutas agrias son perjudiciales y no se debe consumir sino un mínimo en épocas de calor en lugares cálidos. Los hijos, las uvas y las almendras son alimentos favorables siempre: ya sea frescos o secos, por ende el hombre los puede consumir siempre según lo que necesite, aunque debe procurar hacer frecuente su consumo, a pesar de ser los mejores frutos de todos los árboles.

[12] La miel y el vino son perjudicial para los niños y benéfica para los ancianos, más aún en climas fríos, siendo este alimento, por otro lado, lo que la persona debe consumir en épocas de calor, cuidando de consumir dos terceras partes más de lo que se consume en épocas frías.

[13] La persona debe cuidarse de mantener sus intestinos constantemente limpios, de manera tal que sus evacuaciones sean un tanto líquidas. Esto es una norma dentro de la medicina: el abstenerse de evacuar o el evacuar dificultosamente son causante de enfermedades. ¿Cómo se puede curar el intestino si se ha esforzado mucho? Si se trata de una persona joven, debe comer temprano por la mañana alimentos salados, escalfados, untados en aceite de olivas o salmuera o en sal sin pan; o que beba el agua en el cual fueron hervidas espinacas, o que consuma repollo en aceite de olivas o salmuera o sal. Si se trata de una persona mayor es recomendable que beba miel en agua caliente por la mañana, luego que aguarde unas cuatro horas y después que coma. Es conveniente realizar esto por un día o tres o cuatro, si lo necesita, hasta que se mejore.

[14] Con respecto a la salud del cuerpo se ha enseñado otra regla: todo el tiempo que una persona hace ejercicios y se esfuerza mucho y no come hasta saciarse, manteniendo sus intestinos limpios – de seguro que no ha de enfermarse sino que por el contrario se fortalece físicamente, incluso que consuma alimentos no saludables.

[15] Toda persona que se mantiene en reposo y no hace ejercicios, o aquel que retrasa sus evacuaciones, o aquel que tiene sus intestinos no limpios, incluso que consuma solo alimentos saludables y se cuida según las normas de la medicina – de seguro que sufrirá constantemente de dolores y su fuerza física disminuirá.

Comer hasta la saciedad para el cuerpo humano es nefasto, como veneno, siendo el principio de todas las enfermedades. De tal modo, la mayoría de las enfermedades que sobrevienen sobre la persona son causadas por alimentos no saludables, o por comer exageradamente siendo el consumo hasta la saciedad nocivo, incluso que sea de alimentos saludables. Esto es lo que declara Shlomó: «La persona que cuida su boca y su lengua, sin lugar a dudas que resguarda su alma de dolores» (Mishley 21:23).

Es decir, al cuidar la boca de consumir alimentos no saludables o de comer hasta la saciedad, y la lengua de hablar solo lo necesario, la persona se mantendrá protegida.

Cuidá tu alma

¿Quién es un hombre sano? ¿El que hace ejercicios corporales? ¿El que cuida su alimentación sana y se preocupa por su higiene?…

Esos son organismos que funcionan bien, tienen un cuerpo sano, pero no es igual a ser un hombre sano.

Es muy importante tener un cuerpo sano, alimentarse bien, descansar, realizar actividades físicas, tomar sol. Esta es nuestra responsabilidad. Pero el hombre también vive otra realidad, con sus sentimientos, sensaciones, nostalgia, amor, esperanza y su fe.

Estas dos cosas: cuerpo y alma se interrelacionan. Un hombre no puede tener un cuerpo sano, si tiene un alma enferma y no puede tener un alma sana, si tiene un cuerpo que no lo cuida. El hombre está compuesto por un cuerpo vital, es lo que se ve a simple vista ó por medio de estudios médicos y por lo que no se puede ver, lo oculto que es “el alma”.

Así como hay enfermedades físicas, hay medicamentos que las curan. Existen enfermedades del alma que debilitan alguna parte del cuerpo y para evitar su enfermedad debemos diariamente tener un momento de meditación, dejando de lado lo material, para así poder valorar nuestra vida, a nuestros seres queridos, agradeciéndole a Di-s por todo lo que nos está dando, es parte de la medicación para nuestra alma.

El estado de salud del cuerpo depende del constante flujo de sangre que se irradia a todo el cuerpo, por medio del permanente e incesante trabajo del corazón. Cuando esta circulación es correcta, el hombre se encuentra en perfecto estado de salud, ya que sus órganos están unidos entre sí y reciben su vitalidad del corazón.

Tenemos que cuidar nuestro cuerpo, pero buena salud es un cuerpo sano y un alma sana.

Hoy en día la medicina ha descubierto el efecto que tiene el espíritu de una persona para la cura de su enfermedad. Un hombre con espíritu saludable y optimista tiene un sistema inmunitario mayor.

Una debilidad en el espíritu puede provocar un mal en el cuerpo. Así como ciertos alimentos nutren al cuerpo, el alma necesita nutrición espiritual. Esta nutrición incluye un conocimiento de la propia misión en la vida y un reconocimiento a Di-s, que nos ha dado la capacidad de cumplir con esa misión. Un alma saludable se conecta con Di-s mediante el estudio, el rezo, y los actos de benevolencia; Es muy importante transmitir a una persona enferma confianza y esperanza en su recuperación.

Los médicos que tratamos de curar a un enfermo, sólo somos el medio entre Di-s y el enfermo, es por eso que cada vez que estoy intentando salvar una vida, me encomiendo a ÉL, y es muy importante que la persona enferma también confíe en Di-s, pues es la mejor medicina para luchar contra la desmoralización que acompaña la enfermedad. Di-s dio al médico una gran responsabilidad, el médico tiene que poseer la humildad de reconocer que el poder de curar viene de Di-s.

Un médico debe ser sensible, no ser arrogante, pues él es sólo el medio, como está escrito “Di-s es el que sana”. Si bien Di-s nos ha dado a los médicos la responsabilidad de curar el cuerpo, el hombre debe procurar cuidar de su alma.

Debemos aprender a escuchar a nuestro cuerpo, reconocer sus síntomas, cuidarlo, pues éste pertenece a Di-s y nosotros somos su portador a lo largo de la vida…Como dice el Código de Ley Judía: “Uno no tiene el derecho de lastimar su cuerpo, pues no es propiedad suya, sino de Di-s”.

Dr.Abraham Obrelan

Especialista en Cardiología (Basado en las Enseñanzas del Rebe de Lubavitch)

¿Nos conectamos con el creador al comer kasher?


Siempre que comemos algo, conscientes de nuestro Creador y del propósito Divino, nuestro acto de comer actúa como una conexión con El. La energía que recibimos de ese alimento en sí se eleva a ese propósito superior.

Por otro lado, si solo comemos esa comida porque tenemos hambre, sin una intención interna, nosotros y la comida seguimos siendo solo una parte más de este mundo fragmentado. Así es como funciona con la comida kosher. Kosher significa “apto para su uso”. Este alimento es apto para comer porque puede elevarse mediante el tipo correcto de alimentación.

Por eso también se le llama mutar, que significa “desatado”. No está ligado a ser otra cosa material. A través de su alimentación adecuada, puede convertirse en una ofrenda Divina. Pero si es del tipo de comida que el Creador no quiere que comamos, entonces la naturaleza de esa comida es tal, que nunca se puede elevar al comer.

No importa lo que hagamos, permanece atrapada en este mundo y nos arrastra con ella. Por eso también se llama asur, que en hebreo significa “atado”. El alimento está atado a su existencia material y mundana y las mejores intenciones nunca pueden sacarla de allí. Algunos de estos animales reflejan esta negatividad espiritual en su naturaleza y comportamiento.

Así que Najmanides habla de los rasgos de carácter negativos imbuidos en la carne de especies no kosher. Además, en muchos casos, lo que no es saludable para el alma tampoco lo es para el cuerpo. Entonces, tenemos nutricionistas que confirman que una dieta kasher es más saludable. Buenos dividendos, pero no el factor subyacente.