La búsqueda del alma gemela

El matrimonio es un problema en la sociedad actual. En el judaísmo, el matrimonio es fundamental. Vemos esto en la historia de cómo se buscó una esposa para el patriarca Itzjak, en el libro de Génesis.

El énfasis que se le da a este relato de lo que es el primer matrimonio judío nos ayuda a comprender la importancia que se le da al matrimonio en el pensamiento judío. Cuando Abraham llamó a su siervo Eliezer y le dijo que fuera a buscar una esposa para su hijo, su primer requisito fue: debía provenir de la familia adecuada. “Familia” en este sentido podría traducirse como: debe ser judía.

Abraham era descendiente de Shem, el excepcional hijo de Noaj. Shem había mostrado una sensibilidad y modestia sobresalientes en un incidente que involucró a su padre en estado de ebriedad y desnudez, y en consecuencia recibió una bendición especial.

En contraste, Canaán, el nieto de Noaj, había mostrado rudeza y crudeza.

Abraham vivía entre los descendientes de Canaán, pero quería asegurarse de que la esposa de su hijo fuera de su propia familia, la de Shem. Por esta razón envió a Eliezer al Este, para localizar a su propia familia. “No tomes una esposa para mi hijo de las muchachas cananeas… ve a mi lugar de nacimiento..“.

En varios momentos de nuestra historia, y hoy más que nunca, la pregunta “¿es ella (o él) judía/o?” es el primer punto en cuestión. El matrimonio es una expresión de una profunda identidad personal, y también lo es el hecho de ser judío.

Luego, Eliezer se dejó a su propia iniciativa al elegir una pareja para Itzjak. ¿Qué hizo primero? Rezar. No se puede tener éxito sin la ayuda Divina. Cuando se trata del matrimonio, ya sea el propio o el de los hijos, ¡esto es necesario!

Eliezer no buscó riqueza, sino las cualidades de generosidad y bondad. La doncella que se ofreciera espontáneamente a dar agua a diez camellos sedientos que acababan de caminar por el desierto, sería la elegida. Una imagen de la esposa y madre judía ideal: amable, hospitalaria, enérgica. A lo largo de los siglos, esta dimensión de la gracia femenina ha sido fundamental para la vida judía.

Eliezer le dio regalos a Rivka: un anillo de oro de medio siclo y dos brazaletes de diez siclos de oro cada uno. Los Sabios nos dicen que estos corresponden respectivamente a las donaciones de medio shekel dadas más tarde por el pueblo judío, y las dos Tablas de la Ley, con los Diez Mandamientos. Estos sugieren los temas de dar caridad y la observancia de la ley judía.

En las Tablas de la Ley están grabadas las palabras, son parte de la esencia misma de la piedra. De la misma manera, el regalo de Eliezer sugiere que la enseñanza judía debe ser parte de la estructura misma del hogar y del matrimonio. Esta es la mejor receta para una relación sana y permanente.

El matrimonio es un vínculo espiritual. Los Sabios sugieren que desde antes del naci‐ miento, el marido y la mujer son dos mitades de la misma alma. A través del matrimonio, cada uno se une con su “otra mitad” literal y descubre su propia identidad. Los cabalistas nos dicen que padre, madre, hijo e hija comprenden las cuatro letras del Nombre Divino. La familia sana es la expresión de la Divinidad en este mundo, que habita en el Santuario del hogar judío.

Visitas Divinas

De la visita de Di-s a Abraham, en esta porción semanal de la Torá, podemos aprender cómo cada uno de nosotros no debe ser egoísta. La porción comienza, “Y Di-s Se mostró a Abraham”. Rashi dice que Di-s vino a visitar a Abraham específicamente al tercer día de su circuncisión, cuando el dolor es más fuerte; y concluye su explicación diciendo que Di-s vino a preguntarle a Abraham cómo estaba. El Taz pregunta por qué Rashi mencionó esta pregunta de Di-s a Abraham sobre su bienestar si ya está escrito que Di-s vino a visitar a Abraham durante su enfermedad (Dibrei David). 

Nuestros Sabios nos enseñaron que una persona que visita a otra de su edad cuando éste está enfermo lo está ayudando a curarse, removiendo 1/60 de su enfermedad. Si esto es cierto acerca de una persona que visita a otra, cuánto más es así en el caso de Di-s. 

Pero esta respuesta nos lleva a otra pregunta. El mismo día, y en el medio de la visita de Di-s, tres ángeles vinieron a visitar a Abraham, uno de ellos era el ángel Mijael cuya misión era curar a Abraham. ¿Por qué Di-s mandó a Su ángel, si Él mismo había ido a visitar a Abraham? De hecho, esta pregunta es la respuesta a nuestra primera pregunta: Di-s preguntó sobre el bienestar de Abraham porque Su propósito de querer revelarse a Abraham no era curarlo, sino simplemente preguntar cómo se sentía. 

Esto explica las enseñanzas sobre nuestra obligación de actuar como Di-s (Sotá 14). Así como Di-s visita al enfermo, nosotros también debemos visitarlo. ¿Cuál es la base de esta comparación entre Di-s y la gente? Obviamente, la mayoría de las personas no tienen la misma edad que la persona enferma y por ello, no son parte de la curación a través de la visita, mientras que Di-s seguro que sí lo logra. Ahora podemos entender lo que dice Rashi sobre que el propósito de Di-s era ver cómo estaba Abraham: la lección es que visitar al enfermo es un comportamiento Divino que estamos obligados a cumplir, incluso que no curemos a la persona al visitarla. Esto no sólo se aplica sobre visitar al enfermo, sino que también nos referimos a hacerle un favor a otro judío, y para ello debemos actuar sin egoísmo, haciendo actos de bondad para su propio bien. 

Esta porción semanal de la Torá incluye la historia de Lot y sus hijas (Gén. 19:37), de quienes desciende el Mashiaj. Rabí Levi Itzjak de Berdichev explica que este evento tuvo que tener lugar en este período de la historia, específicamente antes del nacimiento de Itzjak. De acuerdo al Jasidut, Itzjak representa la esfera espiritual de la severidad (Gevurá). Así también, Itzjak es comparado al exilio, un tiempo en donde la Divinidad está enfocada hacia la disciplina y al juicio, en vez de la bondad y la compasión. También, los 400 años del exilio Egipcio se comienzan a contar desde el nacimiento de Itzjak, quien está relacionado con el exilio. Por este motivo, las hijas de Lot tuvieron que dar a luz antes que nazca Itzjak, ya que Di-s manda la cura antes que a la enfermedad. Antes que el exilio viniera al mundo, (ejemplificado en Itzjak), la cura tuvo que haber venido antes, o sea, el nacimiento de Amon y Moab, los hijos de las hermanas de Lot, de quienes desciende el Mashiaj.

Por Shaul Yosef Leiter

Enseñar nuevos trucos a un viejo judio

La Parshá de la Torá de esta semana concluye con lo que podría llamarse : El  Brit Milá -circuncisión- más difundido del planeta…

La auto – circuncisión misma, realizada por Abraham a la edad madura de  noventa y nueve años acentuó su reputación de hombre santo y lo lanzó a una  estratosfera sin precedentes de devoción y profecía. Abraham también  recibió las bendiciones de Di-s para una numerosa, piadosa y poderosa  descendencia. ¡Todos esto por quitar una pequeña parte de su cuerpo! 

¿Hay un mohel cerca  de casa?
El mundo tiene un refrán que dice que no se puede enseñar nuevos trucos a  un perro viejo. El perro viejo ya está tan firme en sus rutinas y hábitos-  su comida, sus horas de dormir, sus ladridos de media noche y su árbol  preferido- que da lo mismo que intente enseñarle a maullar y trepar a un  árbol como enseñarle una nueva manera de darse vuelta.
Esto es especialmente verdad si las rutinas del perro viejo tuvieron éxito. 

¿Por qué y para qué debe aprender un nuevo truco?

Pero Abraham tenía una visión más amplia. Entendió que el mundo espiritual  del alma es infinitamente diferente al mundo de los perros y sus trucos. En  el mundo del alma, no hay ningún límite a lo bueno que puede hacerse, a la sabiduría que puede aprenderse o al éxito que puede lograrse.

Abraham desafiaba siempre sus hábitos y rutinas. Cuando era un hombre  joven, destrozó personalmente a los dioses falsos del mundo. Dedicó su vida  después, a expandir monoteísmo y moralidad, enseñando principalmente con el
ejemplo de su hospitalidad y bondad inagotables. Además, escribió libros  que eran como atlas del camino a las esferas más altas del misticismo.

Abraham tenía 99 años. Sin embargo, se veía a sí mismo espiritualmente como  un bebé de ocho días, sin tener otra cosa que hacer que crecer.

Todo lo que tenía que hacer era quitar una pequeña parte de su cuerpo…

Los tesoros se encuentran escondidos en la tierra

A tu simiente He entregado esta tierra” (Bereshit 15,18)

En nuestra Parshá aparece la promesa de entregar la Tierra de Israel a los descendientes de Abraham nuestro Patriarca: “a tu simiente He de entregar esta tierra.” 

En un principio ésta escrito “He de entregar”, en futuro, pero después de que Abraham caminó por la tierra, a su largo y su ancho, el Altísimo repite Su promesa, pero esta vez de una manera diferente: “A tu simiente He entregado esta tierra” “ He entregado”, en pasado, ya entregué”

Desde ese preciso instante en el que Hashem dijo estas palabras, la Tierra de Israel, que hasta ese momento era “Herencia de pueblos”, comenzó a pertenecer, en la práctica, al pueblo de Israel. Incluso durante el tiempo del exilio diásporico se mantiene completamente vigente la promesa de “a tu simiente He entregado la tierra” y con la misma intensidad que antes. Es verdad que “a causa de nuestros pecados hemos exilado de nuestra tierra y nos hemos alejado de nuestro suelo” , pero aún así sigue siendo “nuestra tierra” y “nuestro suelo”.

 

TERRANILDAD SAGRADA
La conjunción de los términos Tierra de Israel presenta, a simple vista, una contradic- ción. “Tierra” – expresa terrenalidad y materia; “Israel” es el título jerárquico del pueblo judío, que refleja superioridad espiritual y altura (la raíz de este nombre, es como dice la Biblia, “puesto que superaste a ángeles”). Así también la combinación “Tierra Santa” implica una contradicción conceptual-terrenalidad y santidad.

Sólo que justamente en esto se expresa la función del Pueblo judío – hacer de lo terrenal santidad, y de “Tierra de Canaan” – “Tierra de Israel”.

Esta misión también se aplica al fuero interior de cada uno. Se exige de todo judío que “conquiste” su intelecto y emociones así como las actividades naturales necesarias para la propia supervivencia, y las santifique a través de subordinarlas al Servicio Divino. La persona debe lograr que también su vida material y terrenal se santifiquen y se conviertan en parte del Servicio al Creador.

 

LAS CONTRADICCIONES DEL JUDIO 

¿Cómo puede lograrse esto? A simple vista hay aquí una contradicción esencial.

Pero la verdad es que el propio judío contiene en su ser esta dicotomía: Di-s declara sobre el pueblo de Israel: “Pues ustedes serán para Mí una tierra deseada”:

También aquí vemos los dos extremos unidos: “tierra” es el elemento más elemen- tal y bajo, todos pisan sobre ella; mientras que “deseada” expresa satisfacción, placer y deseo. Nuestro cuerpo material sería la “tierra”, mientras que el alma que se encuentra en nuestro fuero interior es la “deseada” – el deseo y placer del Altísimo.

A través de esta interconexión en nuestra persona, entre la santidad más excelsa con la terrenalidad más burda, tenemos la fuerza de elevar la materia a un nivel superior. Y tal como cada hombre tiene la capacidad de subordinar el cuerpo al alma, así también posee la fuerza de poner al mundo material bajo el gobierno de lo sacro.

 

DEBE BUSCARSE


El Baal Shem Tov agrega un enfoque especial a la expresión “Tierra deseada” expresada sobre el pueblo judío: tal como nunca hemos de llegar a evaluar cabalmente los múltiples tesoros naturales que residen en la profundidad del suelo, así tampoco no hay hombre que pueda medir los extraordinarios tesoros escondidos en el corazón del judío. 

Por fuera se ve “Tierra”, pero justamente por eso es ahí donde Di-s escondió los tesoros más fabulosos.
Puede venir un judío y argumentar que él no siente esto y por el contrario ve que la terrenalidad es la que domina el mundo. 

Nos enseña Abraham el Patriarca, que también cuando “el Canaanita se encontraba entonces en la tierra”, es decir cuando la tierra se ve como “tierra de Canaan”, no hay que dejarse impresionar por eso, sino debe caminarse por la tierra y manifestar el dominio sobre ella, revelando que en esencia ésta ya es “Tierra de Israel”- “a tu simiente He entregado” – ya He entregado.

( LIKUTEI SIJOT 20, Pág. 308)