¿Por que no somos vegetarianos?

El Talmud enseña que la razón por la que fueron creados Adám y Eva después de todas las otras criaturas fue para enseñarles una doble lección: Los humanos pueden ser el pináculo de creación, o su forma de vida más baja. Si actúan apropiadamente, todo fue creado para servirlos; pero si se rebajan, deben recordar que “incluso una pulga los precedió.”

El ser humano es la única criatura con libre albedrío. Esto significa que podemos trabajar con nosotros y ser mejores de lo que es nuestra naturaleza, o abusar de los dones que se nos otorgaron y ser peores. 

Sólo un humano puede ser generoso, y actuar por encima de lo que sus instintos le indican; y sólo un humano puede ser cruel, destructivo y asesino. (Aunque a veces los animales hacen lo que parecen actos de bondad o destrucción, invariablemente siguen su instinto para la supervivencia –no hay ningún altruismo o malicia en sus acciones.)

Cuando utilizamos nuestra libertad para actuar de manera santa y generosa, somos la forma de vida más elevada, y el resto de la creación está para servirnos. Entonces, al comer otras criaturas estamos elevándolos de hecho a lugares dónde no podrían llegar solos. 

Por ejemplo, si como un tomate, y consumo la energía que ese tomate me dio realizando un acto de bondad, el tomate se convierte en un compañero de mi acción, haciendo del mundo un lugar bueno ‐algo que un tomate no puede hacer solo. Por otro lado, si sólo utilizo mi energía para metas egoístas, para oprimir o infligir daño, ¿qué derecho tengo para comer un tomate? ¡El tomate nunca hirió a nadie, y comiéndolo y causando daño, estoy corrompiendo un tomate inocente! Esto es por lo que el Judaísmo no ve el comer animales como algo necesariamente cruel. 

¡De hecho, incluso podría ser cruel no comer animales, porque está negándoseles la oportunidad de servir a un propósito más profundo (a menos que esté claro que sea por razones de salud). 

Si no se está viviendo una vida de propósito, entonces es cruel al comer tanto un tomate como un pollo! Si el mundo físico es su única realidad, puede sentirse culpable cuando consume otras formas de vida. Pero cuando se ve al mundo espiritual como real (si no más que eso), incluso comer puede convertirse en sagrado.

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