Adam y Javá en el Gan Eden

Luego de crear al hombre, a quien llamó Adam, Di-s declaró que no era bueno para él estar solo…

Luego de crear al hombre, a quien llamó Adam, Di-s declaró que no era bueno para él estar solo. Trajo a todos los animales y aves y los colocó frente a él para que recibieran de Adam un nombre. Pero Adam no logró una pareja para sí. Entonces Di-s lo hizo caer en un sueño profundo y removió una de sus costillas. Luego de moldearla, desarrollarla y completarla, emergió de ella una mujer que fue presentada a Adám, quien la llamó Javá. (Esta había sido el plan original de la Creación, pero Di-s decidió que Adám debía tomar parte en su propio desarrollo).

Di-s colocó a Adam y Javá en el jardín del Edén donde podían comer de todo excepto “el fruto del árbol de la sabiduría”. Pero Javá cayó bajo la influencia de una astuta serpiente y comió del fruto prohibido, ofreciéndoselo también a Adán. El castigo no tardó en llegar. Fueron forzados a abandonar el Jardín del Edén, comenzando una nueva vida, como ya sabemos, signada por el arduo trabajo de ganar el sustento y debiendo soportar los sufrimientos del parto. La serpiente también fue castigada viéndose obligada a arrastrarse y a comer el polvo de la tierra.

El propósito del hombre

El judaísmo sostiene que el hombre ha sido dotado de la libertad de optar entre lo correcto y lo incorrecto. En realidad, esa es la razón de haber creado al hombre como expresión máxima de la Creación. El hombre es un mundo en miniatura que contiene en su naturaleza todos los elementos que se encuentran en la Creación en su totalidad.8 El hombre y su Shabat fue la creación final de Di-s. Cada hombre encierra dentro de sí una chispa del Todopoderoso y es, por lo tanto, capaz de reconocer y servir a Di-s. Fue creado con el propósito especifico de imitar la rectitud de Di-s en la tierra impidiendo que la corrupción, la codicia y la violencia dominen por sobre la justicia y la bondad.

Un análisis de las Siete Leyes Noájicas revela que proveen normas de comportamiento a seguir:

  1. Establecer tribunales de leyes y orden
  2. No blasfemar contra el nombre de Di-s
  3. No reverenciar ninguna forma de ídolo o deidad que no sea Di-s
  4. No matar
  5. No cometer adulterio
  6. No defraudar ni robar
  7. No comer órgano alguno de animal viviente

Estas siete leyes sirven al propósito de ayudar al hombre a cumplir su misión en este mundo, además de servir de base para la moralidad y la ética. Las prohibiciones referentes a la idolatría y la blasfemia enseñan al hombre a reverenciar y respetar a Di-s como fundamento del universo. Las prohibiciones en cuanto al asesinato, el adulterio, el robo y la corrupción de la justicia son el basamento de la ética humana. La prohibición de comer órganos de un animal vivo enseña al hombre a mostrar bondad hacia los seres inferiores así como a ejercer control sobre sus apetencias animales.

Un gentil que cumple estos siete preceptos por el solo hecho de que Di-s así lo ordenó es conocido como uno de los jasidei umot ha-olam (“gentiles rectos del mundo”.) Tal no-judío, aun cuando nunca abrace el judaísmo, se hace acreedor a la vida en el Olam Ha-Ba (el Mundo por Venir.) Tanto el piadoso no-judío como el piadoso judío pueden aspirar a la vida eterna.

El primer ser humano fue creado luego de haber sido creados

los animales y todo lo vegetal. Hashem quiso que Adam encontraba al mundo bellamente preparado para él. Pero existía además un segundo propósito. El mundo debía servir también de recordatorio de la razón de su creación. El hombre fue creado a semejanza a Di-s, con el intelecto y la sensibilidad necesarios para comprender la Creación y estar al servicio del Amo del Universo.

Dijo entonces Hashem: “Si cumple Mi voluntad, ostentará la imagen de Di-s y reinará sobre los animales; pero, si no lo hace, perderá su imagen divina y será dominado por los animales”.’

Extraído de Ayer, hoy y siempre Editorial Bnei Sholem



Entradas recomendadas