Un cumpleaños

Hay tantas lecciones importantes que se pueden aprender de la vida y el liderazgo del Rebe. Uno de ellas trata sobre el cuidado y la preocupación por cada individuo. El Rebe fue un líder que habló y estuvo involucrado en importantes problemas globales como la segu‐ridad de Israel, la caída del comunismo en la ex Unión Soviética y el establecimiento de miles de centros de Torá en todo el mundo. Sin embargo, a pesar de esta visión global, se centró en el bienestar físico y espiritual de cada individuo con un cuidado y preocupación increíbles.

Quisiera compartir una historia personal. Todos los domingos, el Rebe permanecía de pie durante muchas horas distribuyendo billetes de un dólar a miles de personas, para que luego los donaran a la organización benéfica de su elección. Con cada dólar, el Rebe bendecía brevemente a cada persona y ocasionalmente tenía una breve conversación sobre un tema de importancia.

En 1990 mi esposa Dina estaba en Nueva York. Cuando pasó junto al Rebe con nuestros dos hijos mayores, rápidamente le mencionó al Rebe que esa semana era el cumpleaños de nuestro hijo y pidió una bendición especial para él. El Rebe la miró y dijo: “¿Y tú no tienes cumpleaños?”. Confundida por esta extraña pregunta, vaciló mientras el Rebe repetía la pregunta, a lo que ella respondió que ya había tenido lugar (solo unas semanas antes). El Rebe sonrió, les dio una bendición y ella siguió adelante.

Dina inmediatamente me llamó a Sydney, donde vivimos, y me contó su ex‐ traño encuentro. Al principio, yo también es‐ taba perplejo por la aparentemente extraña pregunta que había hecho el Rebe. Pero después de colgar el teléfono y pensar por un momento, todo encajó.

Desde el momento en que nos mudamos a Australia, decidí que antes de cada cumpleaños de nuestra familia enviaría por fax una breve carta al Rebe y le pediría una bendición. Casi nunca recibí una respuesta, pero siempre estuve seguro de que fue recibida y que el Rebe daría su bendición de la manera que quisiera.

Ese año me olvidé de escribir la carta antes del cumpleaños de Dina. Cuando el Rebe le preguntó unas semanas más tarde sobre su cumpleaños, obviamente estaba expresando su sorpresa por no recibir el fax anual.

Miles de personas desfilaban ante el Rebe cada domingo. Todos los días recibía miles de cartas y faxes con cuestiones importantes y urgentes que abordar. Sin embargo, le impor‐ taba el cumpleaños de una sola persona que vivía en Australia. La pregunta ‐ “¿Y no tienes cumpleaños?” fue su manera de decir que eres importante para mí, espero con ansias tu fax anual sobre tu cumpleaños y me di cuenta de que no llegó este año.

La lección para todos nosotros es clara: todos estamos muy ocupados. Algunos de nosotros incluso podemos tener problemas globales sobre nuestros hombros, o pensar que los tenemos. Pero nada debe anular la atención, el cuidado y la preocupación que le mostramos a otra persona.

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