¿Por qué no actualizamos las costumbres?

Pregunta: ¿Puedes explicar por qué las leyes nunca pueden revertirse a su forma original? Por ejemplo, algunas festividades son dos días fuera de Israel por la dificultad del cuidado de los tiempos cientos de años atrás, pero es algo que ya está resuelto.

Respuesta:

Las costumbres tienen importancia como la Ley, ya que la Torá las reconoce como ley. Eso tiene sentido, porque la base de la Torá no es el libro sino las personas. ¿Cómo sabes que la Torá es verdadera? Porque la gente lo atestiguó, la aceptaron, y luego pasaron la tradición. Entonces, sin tradición, no tendríamos Torá.

Pero hay más que eso. En verdad, tu pregunta trata un tema central de la Torá. ¿Qué es la Torá? ¿Un libro o sabiduría? Si la Torá fuera un libro, entonces habría una “Torá verdadera”, como está escrita en el libro, y “La Torá disfrazada con costumbres”. De vez en cuando, sacaríamos un disfraz y lo remplazaríamos por otro. En otras palabras, estaría la Torá esencial por el libro, y conjuntos de disfraces desechables.

Pero la Torá no es un libro, es Sabiduría Divina que entra al mundo a través de las experiencias Judías colectivas. Lo que estaba escrito en un libro hace 3300 años es la Torá envuelta, como una semilla que contiene el ADN para todo el futuro. El pueblo judío es la Tierra en la que se planta la semilla. Di-s es el jardinero. La diferencia es que un jardinero no sabe cómo van a crecer sus plantas, pero este jardinero tenía todo en mente (debido a que Él está más allá del pasado y futuro).

Él planta la semilla que contiene todo envasado herméticamente en matices, códigos y anomalías, y ve su sabiduría desarrollarse en la historia y tradición.

Por eso, cuando el consenso colectivo judío, incluyendo los rabinos, las abuelas sabias, las madres lactantes y los hombres trabajadores, todos aceptan una tradición que surge de nuestra comprensión de la Torá, Di-s, por así decirlo, chasquea Sus dedos Santos y dice:

“¡Éxito! ¡Lo hicieron!” ahora la respuesta a tu pregunta es obvia:

¿Cómo podríamos desechar el éxito de Di-s?

Por Tzvi Freeman

Cuando Coca-Cola quiso aprender de Jabad

Era agosto de 1994, pocas semanas después de la desaparición física del Rebe. Un día, sonó el teléfono en la oficina de Jabad en Atlanta, donde yo trabajo como uno de los emisarios del equipo del Rebe. En la línea había un ejecutivo de Coca-Cola internacional, con sede en Atlanta. Estaba solicitando una cita “con Jabad Lubavitch”. Unos días después, aparecieron dos hombres muy bien vestidos. Ambos llevaban maletines, y parecían muy serios. Explicaron que Coca-Cola sigue atentamente a los medios de comunicación, y que habían leído las numerosas fuentes de noticias y artículos sobre el Rebe y el movimiento que construyó. Y en su esfuerzo por aprender sobre el Rebe, descubrieron cuán exitoso era el movimiento de Jabad, gracias al Rebe.

Para que entendiera de dónde venían y qué querían de mí, procedieron a describir cómo funciona Coca-Cola. Cuando desean  introducir un nuevo  sabor,  un  equipo elige el nuevo gusto. Un comité de degustación se hace cargo, para decidir cómo debe saber realmente. Luego pasa al departamento de publicidad, para adoptar una etiqueta y la imagen de este nuevo  producto.  Finalmente,  se dirige al departamento de marketing, para seleccionar dónde, precisamente, se iniciarán las pruebas del nuevo sabor. En total, explicaron, se necesitan aproximadamente dos años completos para probar, evaluar, refinar e implementar el cambio en el mercado global de Coca-Cola.

En contraste, dijeron, cuando el Lubavitcher Rebe inició nuevas campañas, estas se desplegaron con entusiasmo en todo el mundo dentro de las veinticuatro horas desde la introducción del Rebe. En cuestión de días, el mundo se llenó de calcomanías, carteles, folletos y jóvenes y mayores, promo- vían, alentaban e impulsaban esta nueva campaña a todo el mundo.

“¿Cuál es el secreto del éxito del movimiento Jabad? ”, me dijeron los compañeros, “Nos gustaría aprender de ustedes”.

No pude pensar en un “secreto”. Decidí que, describiéndoles al Rebe, se podía entender el proceso. Les conté cómo el Rebe celebraba los “Farbrenguens”, reuniones de sus seguidores y admiradores en las tardes de Shabat, así como en festividades religiosas, jasídicas y otros días importantes alrededor del año. Durante estos eventos, que podían durar desde un par hasta seis o siete horas, el Rebe hablaba en intervalos de veinte minutos a una hora, desarrollando temas e ideas en temas clásicos de la Torá, que abarcaban todas sus áreas. Estas reuniones se intercalaban con hermosas melodías jasídicas. En algún lugar durante estas reuniones, el Rebe desarrollaba el tema de la nueva campaña que deseaba lanzar.

Cuando estas reuniones se llevaban a cabo los días de semana, todo el proceso se transmitía en vivo a los centros de Jabad en todo el mundo. En el Shabat y en las festividades judías, cuando no se pueden usar dispositivos de grabación electrónicos, un equipo de eruditos bendecidos con buena memoria, transcribían y publicaban sus palabras inmediatamente después del Shabat. Luego se enviaban a todos los centros de Jabad. En cuestión de horas, se generaban ideas creativas y se lanzaban campañas en todo el mundo.

Los caballeros en mi oficina parecían perplejos. “¿Qué pasa con los CEOs?”, preguntaron “¿el Rebe no se reunía con su gente para tomar decisiones globales?”

Respondí que el Rebe era el líder. Tenía un equipo muy grande: sus emisarios en todo el mundo y todos sus seguidores. No había reuniones de consejo. En cambio, el Rebe sugería una campaña basada en lo que se necesitaba en ese momento. Los ejecutivos de Coca-Cola no entendían nada.

Luego me hicieron una pregunta más: “¿De dónde sacaba el Rebe sus ideas?”

“El Rebe era un hombre de Di-s”, dije. “Era extremadamente humilde y un hombre de verdad, cuya presencia y convicción inspiran y capacitan a todas las personas con las que tuvo contacto, para estar más conectados con Di-s. Como emisarios de un hombre extraordinariamente santo, los devotos seguidores del Rebe se dan cuenta, aún hasta hoy, del privilegio de poder enviar al mundo el mensaje de este hombre santo y sus energías espirituales”. Al escuchar esto, los hombres tomaron sus maletines, me dieron las gracias y se fueron.

Dudo que hayan asimilado algún secreto ese día. Pero aprendí una lección increíble de ellos. Coca-Cola es, posiblemente, la compañía más exitosa del mundo. Se podría argumentar que puede ser la de mayor éxito de la historia. Es incomparable.

Y, sin embargo, en su búsqueda por ser aún más exitoso, ¡Coca-Cola se dirigió a Jabad en busca de ideas y creatividad!

Algunos comparan Jabad con Coca-Cola. La famosa línea es: Dondequiera que haya Coca Cola hay Jabad. El mensaje del Rebe, sin embargo, tiene un éxito aún mayor, ya que este mensaje se encuentra en el reino espiritual y, por lo tanto, es universal e intemporal. La sabiduría perspicaz del Rebe y las “campañas”, por lo tanto, han tenido un éxito aún mayor que cualquier nuevo sabor de Coca Cola.



La idishe mame moderna

El amor por los hijos, descrito de un modo un tanto exagerado, el cuidado por la salud física al extremo de recordarle al hijo de 35 años que no olvide ponerse el saquito, cierta manipulación edípica hacia el hijo varón, sobre todo, por celos al afecto de él “por otra mujer”, la sobreprotección por la hija mujer, el rol de víctima y su obsesión perfeccionista por la limpieza y la cocina han creado un combo repetido a lo largo de cientos de anécdotas, con psicoanalistas y diván incluídos.

Pero, ¿es eso en realidad una madre judía? Y, en la época actual ¿existen todavía madres así? ¿Son de esa clase las nuevas generaciones de madres judías, que además de ser madres, tienen un trabajo o profesión y se comunican con los hijos y con el mundo por medio de Internet? ¿O las ídishe mames están condenadas a desaparecer tragadas por los nuevos modelos de conductas no judías y llevadas de la mano por la moderna tecnología?

De mi personal inquietud, que me condujo a observar el comportamiento y modos de desempeñar el rol maternal en las nuevas generaciones de madres judías jasídicas, he descubierto entre muchas otras cosas que,

  • a–  Estas actuales ídishe mames no atiborran de comida a sus hijos, les enseñan a comer sano.
  • b–  Se preocupan por la salud física de los suyos, pero le dan igual o mayor importancia a su salud espiritual y emocional.
  • c–  No intentan que sus hijos se apeguen a ellas como si fueran ídolos, sino que se apeguen a Di-s.
  • d–  No tratan de que sus hijos dependan de sus cuidados, sino que aprendan a cuidarse por sí mismos y a ser independientes.
  • e–  Les enseñan con su ejemplo a ser ídishe miembros del pueblo de sus antepasados y a vivir guiados por las claras reglas judías de conducta.
  • f–  Les enseñan a ser respetuosos con los mayores, siéndolo ellas mismas.
  • g–  Tienen un gran colaborador que generalmente participa en todo, el ídishe Tate.

He visto ídishe mames y jasídishe mames (¿existen madres más judías que ellas?), que raramente cocinan knishes de papa o kneidlaj, a veces ni siquiera se saben las recetas tradicionales, pero sí realizan menús con muchas verduras y frutas para cubrir los aportes de vitaminas y minerales de sus hijos.

Lo primero que hacen cuando despiertan a los chicos por la mañana es enseñarles a recitar el “modé aní” y a continuación a realizar el lavado de manos y la bendición correspondiente, entonándolas con melodías infantiles, a veces populares y a veces compuestas por ellas mismas. Por la noche, “vamos a decir Shemá”, significa que es hora de ir a dormir y no hay discusión porque es el momento especial con mamá o papá.

Autora:

Dra. Betty Katz

Parasha en sintensis: Vaerá

La política del Faraón de Egipto cambió luego de la muerte de los hijos de Iaakov: los judíos se fueron asimilando al medio ambiente egipcio, perdiendo el respeto por sí mismos y, a la vez, su identidad. La única tribu que no se asimiló, siguió circuncidando a sus hijos y no obedeció el decreto de trabajos forzados fue la tribu de Levi, que además permaneció en la región de Goshen, donde vivían los judíos en tiempos de Yosef.

Amram y Yojevet, ambos de la tribu de Levi, tuvieron tres hijos: Aharón, Miriam y Moshé.

Amram es uno de los cuatro tzadikim o justos que mueren sin haber pecado. Los otros tres

fueron: Biniamín, hijo de Iaakov; Yishai, padre de David y Kilav, hijo de David con Avigail.

Moshé, al igual que Iaakov y Iosef, nace circuncidado, característica ésta propia de los

tzadikim (hombres piadosos). 

El nombre que recibe Moshé de sus padres es Yekutiel; sin embargo, en la Torá se le nombra como Moshé (nombre que le puso la hija del Faraón por sugerencia de Yojevet).

Después de que Moshé es dejado en el Nilo, cesa el edicto de matar a los recién nacidos judíos, por cuanto los astrólogos avisan al Faraón que el Redentor de Israel había sido echado al río. 

Moshé se destacó por su alto sentido de justicia, su humildad y la empatía que tenía con su pueblo. Fue uno de los 48 profetas más notables y poseyó el nivel más alto de profecía, pues Di-s le habló “cara a cara”.

Di-s se le apareció por primera vez a Moisés, desde la zarza ardiente – arbusto que ardía y no se consumía por el fuego – para decirle que hablara con el Faraón, a fin de que dejara salir de Egipto al Pueblo Judío. Este arbusto no estaba ubicado en el Monte Sinaí.

La zarza ardiente nos enseña que la Presencia Divina está en todas partes, aún en las cosas más insignificantes, y además, que el Pueblo Judío no será nunca devorado por el fuego (enemigos), ni durante el exilio de Egipto, ni en los siguientes. 

En Midian, Moisés se casa a los setenta y siete años de edad con Zipora, hija de Yitró y tiene con ella dos hijos: Guershon, cuyo nombre deriva de guer (extraño fui en tierras de idólatras) y Eliezer. 

Di-s se le aparece a moshé y le dice que anuncie al Pueblo Judío su redención. 

Di-s en esta ocasión se aparece con Su nombre trascendente, formado por las cuatro letras: yud, kei, vav, kei, indicando que la salida de Egipto es parte del Plan Divino general. 

En el resto de la Parashá se describen las siete primeras plagas que mandó Di-s a Egipto para que el Faraón dejara salir a los judíos. Estas plagas fueron: sangre, ranas, piojos, bestias feroces, pestes, sarna, granizo. Las plagas invadieron todo el país, menos la región de Goshen.

Las tres primeras plagas fueron ejecutadas por Aharón y no por Moshé, ya que éste sentía especial gratitud por las aguas del Niño, que habían participado en su salvación. Ello nos demuestra la importancia de la gratitud como uno de los pilares de la sociedad: debemos conservarla no obstante el paso del tiempo y las circunstancias. 

La primera plaga, “sangre”, estuvo dirigida contra una de las características reinantes en Egipto, que era la frialdad e indiferencias frente a Di-s, simbolizada por las frías aguas del río Nilo, que los egipcios adoraban como un dios. 

El primer paso hacia la libertad fue atacar “las aguas del río”, la frialdad mortal, y convertirlas en “sangre”, que representa la calidez, la vitalidad y la santidad. 

El mensaje para nuestros días es que debemos combatir la frialdad, la indiferencia y la apatía hacia nuestro judaísmo. 

Cómo cuidar el cuerpo según Maimónides

Muchas de estas leyes que aparecen a continuación fueron tomadas de los escritos Jurídicos de Maimónides. No obstante, numerosos Legisladores posteriores ( Maguén Abraham 173:1 ) sostienen que la naturaleza física ha cambiado desde entonces, por lo que algunos de los principios mencionados ya no son de aplicación práctica.

 

[1] Es parte integral del servicio a HaShem que el cuerpo esté sano y completo, – ya que es imposible que el ser humano llegue al entendimiento del Creador mientras esté enfermo – por lo tanto, la persona debe alejarse de todas aquellas cosas que causen daños a su cuerpo, y comportarse por ende según normas que lo mantengan sano o que lo curen. Estas normas son las siguientes: se debe comer únicamente cuando se esté hambriento (*), y se debe beber únicamente cuando se esté sediento, no es saludable contenerse de la eliminación de residuos incluso un tiempo breve, sino que cada vez que necesite orinar o evacuar deberá hacerlo inmediatamente.

 

(*) En el libro “Hanhagat Habriut” (I, 4) Rambam da una explicación científica para esta conducta: “Es recomendable para la salud que la persona no coma después de haber comido, y solo consuma alimentos después cuando esté realmente hambriento, estando el estómago limpio, de manera tal que pueda su saliva llegar a la boca, así el alimento le será de utilidad. Del mismo modo el hombre no debe beber agua sino hasta estar realmente sediento, o sea al estar hambriento o sediento, debe esperar un poco, ya que a veces el hambre o la sed no son reales, siendo la causa de estas sensaciones cierto flujo dañino que se encuentra en la boca del estómago.”

 

[2] No es conveniente comer hasta la saciedad, sino que es apropiado reducir un cuarto antes de satisfacerse por completo. No se ha de beber agua dentro de una comida, sino en cantidad mínima y preferentemente mezclada con vino. Cuando comience el alimento a ser digerido en sus intestinos, entonces beba lo necesario cuidando de no exagerar el consumo de agua incluso después de la digestión. Antes de comenzar a comer se debe evacuar todos los residuos de manera tal que no deba hacerlo dentro de la comida. Es apropiado hacer algún tipo de ejercicio antes de comer, de manera tal que su cuerpo esté temperado (se puede también realizar algún trabajo o alguna otra actividad física que lo canse). La regla sobre el tema es la siguiente: conviene esforzar al cuerpo y agotarlo cada día hasta que se tempere, luego deberá descansar un poco hasta estar reposado y entonces consumir alimentos. Si acostumbra bañarse con agua caliente después de los ejercicios físicos es óptimo, si así hace debe descansar un poco y después consumir alimentos.

 

[3] Cuando la persona consuma alimentos debe permanecer sentado en un lugar fijo o inclinado levemente a la izquierda, que no camine ni cabalgue ni se esfuerce físicamente, ni conmueva su cuerpo ni pasee hasta que se digiera el alimento consumido. La persona que se esfuerza físicamente o que pasea después de haber consumido alimentos causa a sí mismo enfermedades difíciles.

 

[4] El día y la noche suman veinticuatro horas. Al ser humano le es suficiente dormir un tercio de ellas, es decir ocho horas; siendo conveniente que sean al final de la noche, para que estas ocho horas vayan desde el comienzo de su dormir hasta antes de la salida del sol – resulta entonces que se levantará por la mañana antes de la aurora.

 

[5] La persona no debe dormir sobre su rostro ni sobre sobre su espalda sino sobre su costado, siendo recomendable que al comienzo de la noche sea el costado izquierdo y al final de la noche sea el costado derecho. No es saludable dormir inmediatamente después de haber comido, sino que debe aguardar después de haber consumido alimentos unas tres o cuatro horas. Tampoco es recomendable dormir de día.

 

[6] Los alimentos que suelen ablandar el estómago como por ejemplo: uvas, higos, fresas, peras, sandías, todo tipo de zapallitos, y de melones se deben consumir en primer lugar, antes de la comida; no mezclándolas con la comida, sino que debe esperar un poco, hasta que bajen del estómago superior, y entonces consumir otros alimentos.

 

Los alimentos que suelen endurecer el estómago como por ejemplo: granadas, membrillos, manzanas, peras crustum etnias, se deben consumir inmediatamente después de comer, aunque es conveniente no consumirlas en demasía.

 

[7] Cuando la persona quiera consumir carne de pollo y de animales juntas – es recomendable consumir primero la carne de pollo y luego la de animal; así también al comer huevos y carne de pollo – debe comer primero los huevos. Cuando se consume carne de vacuno y carne de ovejas o chivos, es recomendable comer primero la carne de ovejas o chivos. La regla a seguir es siempre adelantar el consumo de alimentos ligeros antes de consumir alimentos pesados.

 

[8] Durante las épocas de calor es conveniente comer alimentos fríos y no exagerar en el consumo de condimentos, siendo apropiado consumir vinagre. En cambio, en las épocas de lluvias (frío) se recomienda consumir alimentos calientes y muchos condimentos, no siendo apropiado consumir demasiada mostaza ni asafétida. Según estas normas es apropiado conducirse en lugares fríos y en lugares cálidos, en cada lugar según lo apropiado a su clima.

 

[9] Hay alimentos que son totalmente nocivos y por ende es conveniente al hombre alejarse de ellos, por ejemplo: los peces grandes, los peces salados ya viejos, el queso salado ya viejo, las setas y hongos, junto con la carne salada ya vieja, y el vino casero o de su lagar (que la borra todavía está mezclada con el líquido, hasta los cuarenta días se denomina «vino casero o de su lagar» Cf. Eduyiot 6:1. N del T.); también es perjudicial un guiso abandonado hasta que hede. Así todo alimento que hede o cuyo gusto es muy amargo, es para el cuerpo como veneno.

 

Hay alimentos que también son perjudiciales, pero no en la medida de los anteriores, por lo tanto es conveniente consumir sólo un poco de ellos en lapsos de tiempo distantes. Por ende no se debe acostumbrar a consumirlos frecuentemente ni tampoco como acompañamiento de sus alimentos habituales: nos referimos a peces grandes, queso, leche que reposo veinticuatro horas después de haber sido ordeñada, la carne de toros ya mayores o de machos cabríos ya mayores; del mismo no son recomendables las habas, las lentejas, los frijoles, el pan de cebada y el pan ácimo, el repollo crudo (el repollo cocido los sabios lo cuentan entre los vegetales que curan. Cf. Abodá Zará 19a. N del T.), el cilantro, las cebollas, los ajos, la mostaza y los rabanitos – todos ellos son alimentos perniciosos. Como ya aconsejamos no es conveniente que la persona los consuma sino en cantidades mínimas y en épocas de frío; no obstante, en épocas de calor que no los consuma en lo absoluto. Las habas y las lentejas no son recomendables para el consumo ni en épocas de frío ni en épocas de calor. Los zapallos, por otro lado, deben ser consumidos durante climas calurosos.

 

[10] Existen ciertos alimentos cuyo grado de perjuicio es menor que el de los anteriores, como por ejemplo: los patos, los pichones, los dátiles, el pan hecho con granos tostados con aceite o pan que fue amasado con aceite; así también la sémola que fue muy bien tamizada hasta que no quedó ni el olor de la gluma, el jugo de alimentos salados o en escabeche, la gelatina de pescados en escabeche – por lo tanto no es recomendable consumir estos alimentos en demasía. El hombre que sea sabio y tenga control sobre sus inclinaciones, no deberá dejarse arrastrar por sus apetitos y evitar estos alimentos mencionados, salvo en casos imperativos de curación – esta persona se define como un hombre de temple.

 

[11] La persona debe abstenerse de consumir frutas de árboles, evitándolas incluso cuando estén secas, y obviamente cuando estén frescas; éstas antes de haber madurado son como espadas para el cuerpo. Así los membrillos son muy nocivos siempre; todas las frutas agrias son perjudiciales y no se debe consumir sino un mínimo en épocas de calor en lugares cálidos. Los hijos, las uvas y las almendras son alimentos favorables siempre: ya sea frescos o secos, por ende el hombre los puede consumir siempre según lo que necesite, aunque debe procurar hacer frecuente su consumo, a pesar de ser los mejores frutos de todos los árboles.

 

[12] La miel y el vino son perjudiciales para los niños y benéfica para los ancianos, más aún en climas fríos, siendo este alimento, por otro lado, lo que la persona debe consumir en épocas de calor, cuidando de consumir dos terceras partes más de lo que se consume en épocas frías.

 

[13] La persona debe cuidarse de mantener sus intestinos constantemente limpios, de manera tal que sus evacuaciones sean un tanto líquidas. Esto es una norma dentro de la medicina: el abstenerse de evacuar o el evacuar dificultosamente son causante de enfermedades. ¿Cómo se puede curar el intestino si se ha esforzado mucho? Si se trata de una persona joven, debe comer temprano por la mañana alimentos salados, escalfados, untados en aceite de olivas o salmuera o en sal sin pan; o que beba el agua en el cual fueron hervidas espinacas, o que consuma repollo en aceite de olivas o salmuera o sal. Si se trata de una persona mayor es recomendable que beba miel en agua caliente por la mañana, luego que aguarde unas cuatro horas y después que coma. Es conveniente realizar esto por un día o tres o cuatro, si lo necesita, hasta que se mejore.

 

[14] Con respecto a la salud del cuerpo se ha enseñado otra regla: todo el tiempo que una persona hace ejercicios y se esfuerza mucho y no come hasta saciarse, manteniendo sus intestinos limpios – de seguro que no ha de enfermarse sino que por el contrario se fortalece físicamente, incluso que consuma alimentos no saludables.

 

[15] Toda persona que se mantiene en reposo y no hace ejercicios, o aquel que retrasa sus evacuaciones, o aquel que tiene sus intestinos no limpios, incluso que consuma solo alimentos saludables y se cuida según las normas de la medicina – de seguro que sufrirá constantemente de dolores y su fuerza física disminuirá.

 

Comer hasta la saciedad para el cuerpo humano es nefasto, como veneno, siendo el principio de todas las enfermedades. De tal modo, la mayoría de las enfermedades que sobrevienen sobre la persona son causadas por alimentos no saludables, o por comer exageradamente siendo el consumo hasta la saciedad nocivo, incluso que sea de alimentos saludables. Esto es lo que declara Shlomó: «La persona que cuida su boca y su lengua, sin lugar a dudas resguarda su alma de dolores» (Mishlei 21:23).

 

Es decir, al cuidar la boca de consumir alimentos no saludables o de comer hasta la saciedad, y la lengua de hablar solo lo necesario, la persona se mantendrá protegida.



¿Cómo te llaman?

Normalmente, cuando nos encontramos con una persona desconocida hasta ese momento, le preguntamos: “¿Cómo te llamás?” cuando en realidad, deberíamos preguntarle: ¿Cómo te llaman?. La persona no se llama a sí misma, y en la mayoría de los casos, no elige tampoco su nombre. Surge así la inquietud: cómo la elección de algo tan personal, que nos acompañará toda la vida y en toda circunstancia, está en manos de otros y no del interesado directo. Más aún cuando esto se aplica al nombre hebreo que el varón recibe en su brit milá (circuncisión) y la mujer en la Torá.

 

La explicación la hallamos en los escritos del santo AriZal, el renombrado cabalista: “Cuando una persona nace y su padre y su madre le dan nombre… el Santo, bendito sea, pone en sus bocas el nombre que pertenece a ese alma” (Introducción ha Sefer haguilgulim 23)

 

En palabras más sencillas, en ese momento específico de la decisión del nombre que se le colocará a un hijo/a, los padres reciben inspiración divina (algo así como una pizca de profecía) para colocar el nombre que en realidad pertenece al alma del niño.

 

¡Guau! ¡Qué momento! Y por sobre todo, qué enorme responsabilidad. Nuestros Sabios nos enseñan que debemos procurar un nombre que haya pertenecido a un Tzadik, persona justa, o que esté relacionado con buenas acciones, ya que ejercerá una enorme influencia en la persona. Lo conectado con la pureza y la santidad atrae vitalidad y sensibilidad divina. Y aquello relacionado con lo banal e intrascendente no tiene la capacidad para aportar energías positivas.

 

Hace unas semanas recibí el llamado de una joven ex alumna. Me contó que estaba transitando los últimos días de su embarazo y sabía que tendría un varón. Le preocupaba el hecho de que el nombre que habían pensado para su hijo tenía su origen en el Imperio Romano. “Me hace ruido que el Imperio Romano ejerció violencia contra el pueblo judío y destruyó el Gran Templo. Nos gusta como suena, pero…” Me pidió mi opinión. Le expliqué lo que nuestra tradición enseña acerca del tema, que el conducto a través del cual llega toda la energía y vitalidad divina al alma es el nombre hebreo. Hasta punto tal, que está traído en los libros, que si una persona se desvanece, debe susurrársele al oído su nombre hebreo y despertará. Uno de los méritos de los judíos en Egipto fue que a pesar de la asimilación reinante, no habían cambiado sus nombres originales. 

Fue una charla intensa y abierta. Hablamos del gran compromiso con la continuidad y de la importancia de otorgarles a los niños las herramientas necesarias para crecer sanos espiritualmente también. Ella, una mamá tan sensible y con gran conciencia judía, me dijo: “Agradezco tus palabras. Ya sabemos lo que debemos hacer”. después de pocos días recibimos el llamado de su esposo. El bebé había nacido unas horas después de nuestra charla. Estábamos invitados al Brit Milá. Y Uriel (Di-s es mi luz), el nombre que recibió, es el que lleva también en su documento nacional y el que iluminará su hermosa y larga vida. Colocar un nombre no es una actitud egoísta, basada en lo que más nos gusta o da placer. Es pensar en algo totalmente excelso, que supera todo lo natural. Es cierto que elegimos, pero debemos concentrarnos para recibir esa profecía y ser nuevamente socios de Di-s en esta importante tarea.

* Miriam Kapeluschnik



Los hijos son una bendición

Por Elisha Greenbaum

Incluso el mejor de los niños en el mejor de los tiempos a veces necesita un poco de disciplina. Un reciente viaje por la carretera, en donde los tiempos de la comida se habían retrasado, transformó el humor de mi hijo de cuatro años. Olvidando el llanto el cual podíamos controlar, cuando insistió en correr demasiado cerca del borde del muelle, no tuve más remedio que levantarlo y llevarlo de nuevo al coche.

Digamos que no lo había tomado tan amablemente el repentino cambio de planes.

Parcialmente ensordecidos por sus gritos y luchando en agarrarle sus brazos y piernas, todo lo que pude ver en mi caminata por el muelle fueron las miradas de un pequeño grupo de pescadores que se encontraban en mi camino hacia la disciplina.

Se veían tan cómodos y sin preocupaciones. Bronceados por el sol, con la botella de cerveza fría al lado de sus cañas de pescar. No pude dejar de reflexionar sobre la discrepancia entre mi experiencia de vacaciones y la de ellos.

Mientras luchaba para pasar por allí, todos se dieron vuelta a la misma vez para verme.

Teniendo la paciencia casi agotada, y sintiéndome un poco avergonzado por su atención, pregunté: ¿alguno tiene hijos?, y todos respondieron felices «no».

«¿Quieren uno?», pregunté luego, señalando al paquete que llevaba en mis brazos.

Obviamente estaba bromeando, ya que no cambiaría a mis hijos por nada. Sin embargo, no podía dejar de pensar en la respuesta unánime de rechazo que recibí de los pescaderos. Claramente no tenían idea de lo que se estaban perdiendo.

Algunas personas simplemente no aprecian la bendición que traen los hijos. Muchos esperan a que las cosas se pongan serias para poder empezar a armar una familia.

Pero, ¿quién dijo que cuando estés listo para la bendición de Di-s, Él los mandará tan libremente? He tenido varias conversaciones con personas que comparten su desilusión por no haber comenzado una familia antes. Ahora se arrepienten, pero ya es tarde.

Cualquier otro placer se hace insignificante cuando se compara con el privilegio de tener hijos.

Cuando nuestro ancestro Iaakov se dio cuenta que su vida estaba llegando al final, convocó a su hijo Iosef, y a sus nietos a que se acercaran.

Y él bendijo a Iosef y dijo: «El Di-s el cual mis padres, Abraham e Itzjak caminaron, el Di-s que me sostuvo todo el tiempo de mi vida, que sea el ángel que me liberó de todo mal, el que bendiga a estos jóvenes (Génesis 48:16-17)

Parece no tener sentido. Iaakov comenzó prometiendo bendecir a Iosef, pero de la continuación de la bendición parece que ignoró completamente a su hijo y se concentró en sus nietos. Seguro que Iosef tenía una razón para quejarse. ¿En dónde estaba su bendición prometida?

Pero ningún padre preguntaría eso. Cuando Iaakov bendijo a los hijos de Iosef, él también se sintió bendecido.

Los hijos son un regalo de Di-s, y cada uno es otro regalo de nuestro amado Padre en el Cielo. Nadie puede prometer que no se van a portar mal en público, o que la decisión de tener hijos no te va a interrumpir mientras te sientas a pescar. Pueden ser caros, pero valen la pena.

Puede que no sea la forma más sencilla o confortable de vivir, pero tener el privilegio de criar a los hijos de Di-s, es la mayor bendición que uno puede aspirar.



Todos con Iosef

En la porción de la Torá de esta semana, Vaiejí, Iosef obligó a sus hermanos a jurar que cuando Di-s “los saque de esto”, es decir, saque a sus descendientes de Egipto, llevarán sus huesos para ser enterrados en Israel. La Torá luego termina el libro de Bereshit, Génesis, con este versículo: “Y Iosef murió a la edad de ciento diez años, y fue embalsamado y colocado en un ataúd en Egipto”.

¿Por qué era responsabilidad de todos los Hijos de Israel tomar los huesos de Iosef, por qué no solo sus propios hijos? ¿Por qué se enfoca en Iosef al final de la porción? Cuando la Torá elige terminar un libro con un versículo, hay un mensaje significativo en él. ¿Qué mensaje hay para nosotros?

El pueblo judío está a punto de co- menzar un exilio difícil y horroroso en Egipto. Hashem les da las herramientas psicológicas necesarias para lidiar con eso. Estas son lecciones para todos los futuros exiliados, incluido el presente.

Primero, necesitamos saber que hay un fin y un propósito para este exilio, Di-s no solo nos sacará de galut, sino que nos “sacará de esto”. Seremos elevados a un nivel más alto, veremos y disfrutaremos los frutos de todo el trabajo y el sufrimiento. Saber esto nos ayudará a superar las dificultades del exilio.

Segundo, necesitamos ser como Iosef. Él se convierte en el gobernante de Egipto. Se eleva y gobierna incluso durante el tiempo del exilio. Nosotros también, como Iosef, podemos elevarnos y gobernar nuestro exilio actual. Como Iosef, estamos en eso, pero no nos gobierna.

Tercero, Iosef se queda con nosotros hasta que salgamos del exilio. Esto debe ser un recordatorio y fortalecernos para ennoblecernos. Todos los judíos estaban obligados a llevar a Iosef, cuando las cosas son difíciles, piensa en él, com- prenderás que puedes ser como él y superar cualquier desafío que se nos presente.

Algunas personas, como mi familia y yo, fuimos elegidas para   soportar  desafíos abiertos y difíciles, con los que luchamos todos los días. Es difícil, pero no hay nada más gratificante que superar un desafío. A pesar de que éste aún existe y las dificultades persisten, tratamos de encontrar formas de prevalecerlos. Qué agradable es poder hacer feliz a otro judío y le agradezco a Hashem que incluso en mi estado actual he encontrado formas de hacerlo. Aún así, este exilio se ha prolongado suficiente, que Di-s elimine el sufrimiento y los desafíos y nos revele lo bueno ahora.

Adaptado por Rabi Yitzi Hurwitz de las enseñanzas del Rebe, yitzihurwitz.blogspot.com.

El rabino Hurwitz, está luchando contra la ELA, y junto a su esposa Dina,

son emisarios del Rebe en Temecula,

California.

Bondad a cambio de maldad

“y alimentó Iosef a su padre y a sus hermanos y a toda la casa paternal” (Bereshit 46:12)

Entre los puntos que la Torá relata sobre Iosef y sus hermanos, se incluye lo que Iosef alimentó a sus hermanos y sus familias durante los años de hambruna. Este hecho adquiere tanta importancia que como consecuencia de ello, el pueblo todo es llamado con el nombre de “Iosef”, como dice el Salmo: “Dirige como al ganado de Iosef”. ¡Esto significa que Di-s maneja como a un rebaño al pueblo de Israel que es apodado con el nombre de “Iosef”!
A simple vista no se entiende: el nombre de un elemento debe expresar su verdadero contenido y su esencia interior, mientras que el hecho de que Iosef alimentó a sus hermanos en los años de hambruna parecía tan sólo un suceso tangencial, desvinculado a la esencia misma del pueblo judío. ¿Por qué llaman entonces, al pueblo judío todo “Iosef” como consecuencia de este único acto?

FUERZA PARA TODAS LAS GENERACIONES
En esto encuentra expresión el sentido más profundo de la eternidad de la Torá: de la misma manera como en aquellos días en Egipto, Iosef mantuvo a sus hermanos y familias, así también, en cada generación Iosef “da sustento” al pueblo judío, y confiere a cada judío, hasta el final de las generaciones, fuerzas especiales.
La capacidad que nos provee Iosef es, como dice en el Tania (en nombre del Zohar) la de conducirnos con el prójimo con bondad, y no retribuirle de acuerdo a su accionar. Por el contrario, “comportarse con los culpables con benevolencia”. Así se condujo Iosef con sus hermanos. No les pagó por la maldad que le generaron, sino que al contrario, él los mantuvo durante los años de hambruna. Esta fuerza confirió Iosef a todo el pueblo judío en todas las generaciones.

EL INTERIOR DE UN JUDÍO
Esta virtud (de ser bueno con quienes le hicieron mal) es un tema fundamental que afecta la esencia misma del pueblo judío. Siendo que es Iosef quien nos provee las fuerzas para ello, es por eso que el pueblo judío todo se llama con su nombre.
Puede asombrarnos la necesidad misma de conducirse con esta virtud. ¿Acaso el otro no te ha hecho un mal? ¿Por qué está prohibido pagarle con la misma moneda, e incluso se nos exige comportarnos con él con benevolencia?
El núcleo de la respuesta se encuentra en la esencia de lo que es el judío. Es verdad que en lo que hace a la realidad externa el prójimo se comportó con nosotros de una manera incorrecta, pero en su fuero íntimo, en su alma, también él es bueno, y es nuestro deber observar al judío tal cual es en su esencia interior.

REVELACIÓN DE LA ESENCIA DEL ALMA
El conducirse con el otro en esta tesitura despierta en el propio semejante su bondad interior. Cuando el otro ve que no se le retribuye de acuerdo a sus actos, sino que se actúa con él como con un judío preciado y querido, e incluso se le paga con bondad por el mal recibido, esto genera y motiva un despertar de la esencia interior, para que la esencia de su alma brille en él.
Cuando los judíos se comportan unos con otros en este espíritu, pueden también dirigirse al Altísimo y decirle lo citado en el Midrash: “tal como a Iosef sus hermanos le proporcionaron el mal y él les confirió el bien, también nosotros nos hemos portado mal contigo, pero Tú pórtate con nosotros con benevolencia”. Y entonces efectivamente también Di-s concederá bondad al pueblo de Israel, y traerá el bienestar más grande que hay- la completa redención, a manos del Mashiaj.

(Likutei Sijot tomo 5 pag 239)

Una casa de libros

El Departamento de Educación de los EEUU recientemente escribió un reporte titulado «El Estudio Longitudinal de la niñez temprana». El artículo hace un seguimiento a más de 20.000 niños americanos desde el jardín de infantes hasta 5to grado, reuniendo cada nota del niño e información demográfica. Los padres de cada niño respondieron a numerosas preguntas sobre los hábitos de la familia, estilo de vida y actividades. El reporte final es una extraordinaria riqueza de información, que cuando se lo analiza rigurosamente, provee algunas poderosas indicaciones sobre los métodos fundamentales sobre educación.

 

Una de las interesantes conclusiones del estudio es, que un niño que tiene cincuenta libros en su casa, su nivel académico es de un 5% mayor que el de un niño sin ningún libro en su casa.

 

Más aún, un niño con cien libros en su casa,  suma 5 puntos más que un niño con cincuenta libros. La mayoría de las personas pueden mirar esta información y presumir que el número de libros en su casa está relacionado con la cantidad de tiempo en la que un padre o un cuidador se los lee al niño. Sin embargo, la conclusión del estudio es bastante diferente.No importa cuánto tiempo se pase leyendo a un niño, la mera presencia de los libros en un hogar influye en las notas del niño. En otras palabras, el ser padres trata sobre quién eres, tanto como lo que haces.

 

Ser padres es quizá uno de los emprendimientos más difíciles que una persona puede realizar en su vida. Las teorías abundan, y en el esfuerzo de producir madres y padres «de niños prodigios», generalmente ponen a su hijo, así como a ellos mismos en una agenda rigurosa de clases, conciertos, visitas a museos, y más clases. Comenzando desde que está en la panza, el feto escucha a Mozart; luego de chico lo anotan en un jardín de infantes especializado, forzado eventualmente a tomar clases de hockey sobre hielo, violín, ajedrez, y matemáticas, una jornada de 12 horas por día que producirá al niño perfecto.

Imagino que será una desilusión para estos súper padres si ven que la cualidad de la casa y su ambiente es mucho más significativa para el éxito del niño que la cantidad de clases y eventos culturales a los que asiste.

 

El Rey Salomón escribe en el Libro de Eclesiastés, «No hay nada nuevo bajo el sol». El pueblo judío siempre se lo ha conocido como «el pueblo del libro», no por su reputación de ser estudiosos, sino por la Torá entregada en el Monte Sinaí que nos ha unido por generaciones, una Torá explicada, expuesta e iluminada en miles de libros escritos y publicados en el correr de siglos. Generalmente, los libros de Torá en un hogar judío son más en número que los que puedan de hecho estudiarse en una vida, aún así, los tenemos en la casa, irradiando nuestro hogar con espiritualidad y pureza que contiene cada una de sus páginas.

 

Una de las 10 observancias judías que el Rebe de Lubavitch infundió en su campaña de 10 mitzvot fue «Bait Male Sfarim», una «casa llena de libros», instando a los judíos a comprar libros de Torá y mostrarlos en sus casas, incentivando así a su familia e invitados a estudiar sus enseñanzas, y afectando el pensamiento, acción y habla de uno para mejor. Incluso si los libros están allí en los estantes, sin usarlos, el Rebe dijo que la mera presencia de ellos, se apega a toda la casa, influyendo positivamente a aquellos que viven allí tanto las horas en las que uno pasa en la casa, como así también cuando sale. Así como la Mezuzá protege a los habitantes de la casa tanto cuando están adentro como cuando salen, el efecto de los libros en una casa también llega muy lejos.

 

Así que, un ambiente establece el resultado. Traer libros a la casa de uno, puede determinar las notas de los niños, ya que los libros imparten instintivamente al niño que la educación es de suma importancia para sus padres.

 

Libros judíos sagrados visiblemente expuestos en una casa, expresarán subconscientemente en su dueño una apreciación y reverencia por estos libros, sus valores, su historia y su contenido, incentivando a toda la familia e invitados a leerlos y estudiar de ellos.

 

Un ambiente de Torá que se crea a través de los libros de Torá, crea una atmósfera sutil pero constante de santidad, inspirando el pensamiento y práctica judía y últimamente instándonos a estudiar sus enseñanzas y mejorar nuestras vidas, un libro cada vez.

 

Por Jani Goldman