Apretados

Tres semanas es mucho tiempo cuando estás esperando un e-mail. Pero toma todo el dolor y el tormento, todos los pecados y sufrimientos de una nación de 4.000 años y aprésalos en un espacio de tres semanas…y tres semanas son un espacio muy estrecho de hecho.

¿Cuándo «sucede» algo? Podemos decir que una guerra ocurre durante los años que ocupan un siglo en particular. Podemos decir que un cambio en la situación de una persona sucede en el curso de una generación o etapa. O, podemos ver las causas básicas de estos eventos y procesos.

Un momento único y traumático en la vida individual de uno, particularmente en la infancia de la persona o niñez, puede afectar numerosos sucesos «futuros», pensamientos y sentimientos, y puede conformar el estado mental de la persona y las circunstancias de su vida durante muchas décadas. Lo mismo es cierto con nuestras vidas como personas. Los eventos de dos días terribles en nuestros años de formación encapsulan un gran pedazo de nuestra historia y marcan la trayectoria de nuestro recorrido en el próximo milenio.

¿Cuáles son estos dos días, y qué sucedió?

El 17 de Tamuz

El día 17 del mes de hebreo Tamuz del año 2448 desde la Creación (1313 AEC), cuarenta días desde el Recibimiento de la Torá en el Monte Sinaí, Moshé descendió de la montaña, y se encontró con que los Hijos de Israel estaban adorando a un becerro de oro. En sus manos, llevaba las Tablas de la Ley, inscriptas en ellas los Diez Mandamientos. Al ver la traición del pueblo al nuevo pacto con Di-s, Moshé «tiró las Tablas de sus manos y las rompió bajo la montaña».

Di-s perdonó a Su pueblo, pero también dijo: «En el día de Mi contabilidad, Lo contaré». Nuestros sabios explican: cada pecado de la historia judía contiene un poco del pecado del becerro de oro; cada catástrofe de la historia Judía contiene algo de la catástrofe de la partición de las Tablas.

El 9 de Av

Era un pueblo herido, pero en estado de recuperación cuando acamparon desde el Monte Sinaí para volver a seguir su trayectoria hasta la Tierra Prometida. Y luego, en la víspera del día nueve del mes Hebreo de Av, un año y tres semanas después de la partición de las Tablas, la travesía de Israel se detuvo en seco.

Fue en esta trágica noche que nuestros ancestros, desanimados por el reporte negativo traído por los espías, perdieron la fe en la Divina promesa de la Tierra. Al final, Moshé una vez más aseguró el perdón de Di-s y reanudaron el viaje, pero una vez la naturaleza de la travesía fue profundamente alterada. Moshé y toda la generación que habían dejado Egipto y presenciaron la entrega de la Torá en el Sinaí, murieron en el desierto. Sus hijos anduvieron en el desierto durante 40 años, marcando un patrón que se repetiría en los futuros exilios de Israel.

Las tres semanas

Cerca de 1.400 años más tarde, estos dos días de traición y desesperación otra vez dejaron su marca en la historia Judía, remarcando las infames «tres semanas» en las que se vio la destrucción de Jerusalem y su Templo Sagrado y el comienzo de nuestro más reciente, más largo y más amargo Galut (exilio).

El 17 de Tamuz del año 3829 desde la Creación (69 EC), el ejército Romano que se encontraba sitiando Jerusalém, irrumpió en la ciudad destruyendo las murallas. Durante tres semanas las batallas arrasaron en las calles de Jerusalem, hasta que toda la ciudad fue destruida y el Templo Sagrado, el corazón de la ciudad y del pueblo Judío, ardió en llamas el 9 de Av.

Otras numerosas tragedias en la historia Judía, (tanto antes como después de la destrucción del Templo), ocurrieron el 17 de Tamuz y el 9 de Av, y durante las tres semanas que hay entre estas dos fechas. Hasta el día de hoy, estos dos días, este año correspondientes al 27 de junio  y 18 de julio de 2021 respectivamente, son días de ayuno, y las «Tres semanas» marcan un período de duelo y arrepentimiento.

El profeta Jeremías, en sus Lamentaciones por la destrucción de Jerusalem, proclama sobre el pueblo de Israel: «Todos sus perseguidores los alcanzaron entre las escaleras estrechas». Las «escaleras estrechas» explica el Midrash, son los «21 días entre el 17 de Tamuz y el 9 de Av».

Despegando

¿Qué sucede cuando tanto caos y fomento son apretados en un espacio tan estrecho?

Pregúntale a un jardinero qué sucede cuando pellizcas una manguera de jardín. Pregúntale a un ingeniero de láser qué sucede cuando un haz de luz es enfocado en un punto en particular. Pregúntale a un historiador qué sucede cuando las pasiones reprimidas de una persona se canalizan a través de la persona de un líder carismático.

Pregúntale a nuestros sabios: te dirán que el Mashiaj nació el 9 de Av. Te dirán que es la tarea de nuestra generación apretar cuatro mil años de anhelo y esfuerzo en la estrecha recta del Galut y llevar nuestro mundo a una órbita más alta: a un estado de bondad Divina y perfección prometida por los profetas de Israel.

Por Yanki Tauber

Difíciles Batallas

La Parashá que leemos esta semana comienza con la recompensa que recibió Pinjas por su acto de valentía, imponiendo castigos a Zimri ben Salu, quién estaba contra Moisés, y cohabitaba con una mujer Midianita. Zimri era jefe de la Tribu de Shimon, quienes eran fieles a su líder. El acto de Pinjas fue peligroso. El Talmud habla de los milagros que ocurrieron ese día, los cuales le permitieron a Pinjas salir ileso de la carpa de Zimri.

El acto de Pinjas no fue muy racional. Sus posibilidades de éxito eran mínimas, pero estaba siguiendo el ejemplo del primer Judío. Abraham era un hombre joven en Ur, viviendo en una sociedad pagana, cuando comenzó a predicar una filosofía de monoteísmo. Nimrod no estaba contento con lo que Abraham estaba creando. De hecho, fue llamado el «Ivri», que significa «del otro lado», porque todo el mundo estaba de un lado, mientras que él, junto con sus creencias monoteístas, estaban del otro. Pero Abraham no se inmutó, porque sabía que lo que estaba haciendo era lo correcto.

Las historia de Abraham y Pinjas, se han repetido como un disco rayado a través de nuestra difícil y gloriosa historia. Nuestra nación no existiría ahora si no fuera por todos los actos heroicos realizados por valientes individuos y grupos. Dos ejemplos: La festividad de Januca, celebra la valentía de un pequeño grupo de personas que se rehusaron a ser parte de la contaminación espiritual del Helenismo, y pelearon contra un ejército Griego, que era mucho más grande y fuerte que el de ellos. Esta Parashá, siempre se lee cerca del 12 de Tamuz, el día en el que los Jasidim de Jabad celebran la milagrosa liberación de Rabi Iosef Itzjak Schneerson, el sexto Rebe de Jabad, de la prisión comunista en 1927. En un momento en donde enseñar Torá significaba la muerte o trabajo forzoso en Siberia, el Rebe no se desesperó. Él desafió el régimen Soviético, y animó a sus seguidores a que hicieran lo mismo. Estableció Yeshivot subterráneas, Mikves, etc, y él personalmente arregló los temas financieros para toda esta red subterránea.

El resultado final de estas historias es la victoria. Millones de descendientes aún siguen el camino que Abraham abrió. (En realidad, su legado incluye no sólo a los Judios, sino también a la mayor parte de la población del mundo que siguen las religiones que son ostensiblemente monoteístas, y todos ellos tienen sus raíces en Abraham). Pinjas fue recompensado por su acto, y hasta el día de hoy sus descendientes Sirven como Cohanim (Sacerdotes), quienes bendicen al pueblo Judío y retomarán sus Servicios en el Templo Sagrado cuando llegue el Mashiaj. Los Griegos fueron desterrados de la Tierra Santa, el judaísmo siguió floreciendo, y se nos ha dado unos días extra cada año para celebrar, comer, casarse… La educación judía siguió detrás de la Cortina de Hierro hasta el día que cayó. Ellos se han ido, y la Torá aún está aquí.

Incluso cuando las probabilidades están en nuestra contra, debemos pelear por lo que es correcto. Debemos hacer lo que nos corresponde a nosotros, y Di-s se encargará del resto.

Por: Naftali Silberberg

Remar contra la corriente

Nuestra generación es del ahora y del ya. Vivimos para el mañana, de titular en titular, y de una edición a otra. Por eso algunos se sorprenden al ver que los jasidim de Jabad recuerdan y festejan acontecimientos que tuvieron lugar hace decenas de años. Por ejemplo, festejamos el 12 y 13 de Tamuz, días de la liberación del Rebe Anterior de Lubavitch, Rabi Iosef Itzjak Schneerson de las cárceles soviéticas.

La realidad es que, quien vive sólo el presente ni siquiera el presente tiene; y quien vive y aprende del pasado, no sólo es dueño del pasado sino del presente y futuro.

UN MILAGRO PARA TODA LA GENERACIÓN

La fiesta de la liberación del 12 y 13 de Tamuz encierra en sí la idea de «remar contra la corriente». En realidad, el Rebe Anterior fue el epítome de esta frase. El jamás se dejó intimidar por las tendencias del momento. Tenía el poder de fijarse metas y avanzar hacia ellas aún cuando todo parecía totalmente imposible. Es fácil ser un iehudí observante de la Torá y las Mitzvot cuando las circunstancias que nos rodean son favorables, cuando la sociedad en la que vivimos nos apoya y alienta, y el conducirse de acuerdo a la Torá nos provee de honor. El interrogante se plantea cuando, esta situación se revierte de un extremo al otro y es necesario poseer fuerzas colosales para luchar con un entorno que se opone a la fe y su práctica.

Rabí Iosef Itzjak es el ejemplo vivo de la fuerza que el judío posee para superar todas las dificultades y obstáculos. Aparentemente, la posición que adoptó era irrealizable y alejada de la realidad.

¿Cómo era posible creer que un puñado de judíos, pueda vencer al déspota gobierno comunista, que no titubeaba en asesinar y mandar al exilio a Siberia a millones de personas?. Pero el Rebe levantó el estandarte de la revolución, y con él salieron a la batalla sus jasidim y fieles seguidores. Era una lucha sin posibilidades. Los comunistas atrapaban a quienes trabajaban para revivir el judaísmo, los asesinaban, o deportaban a Siberia. Pero en lugar del jasid que era apresado venía inmediatamente otro. También él sabía que llegaría su hora, y a pesar de ello hacía su trabajo sin pensar en el peligro. Así había sido educado en la Ieshivá del Rebe Anterior- entregar la vida por salvar a otro judío.

DOBLE VICTORIA

La consecuencia es conocida. El Rebe venció al gobierno comunista. Trataron de detener su avance, lo encarcelaron, pero no pudieron enfrentarse a su poderoso espíritu. En los más difíciles años los enviados del Rebe lograron avivar la llama judía en la Unión Soviética, hasta que el mismo gobierno se dio por vencido. Y si bien hoy podemos ver el renacimiento de la vida judía allí, sabemos perfectamente quién cuidó la brasa encendida del judaísmo y gracias a quién hoy se levanta de las cenizas. Esta misma filosofía de vida de «remar contra la corriente», también acompañó al Rebe Anterior en la última etapa de su vida, al llegar a los Estados Unidos. Quisieron explicarle que América era diferente, y no había ninguna posibilidad de construir allí el judaísmo tal cual lo era en Europa. Pero el Rebe proclamó: «América no es diferente!»y esa frase se convirtió en el lema de su actividad.

Y nuevamente, venció. En América comenzaron a verse judíos con barba, se abrieron ieshivot y escuelas para estudiar Torá, los enviados del Rebe comenzaron a difundir la luz del judaísmo. Rabi Iosef Itzjak dejó sentadas las bases para la monumental organización de shlujim (enviados del Rebe)que fundó su yerno y sucesor, el Rebe de Lubavitch.

Nosotros festejamos el 12 y 13 de Tamuz y absorvemos de allí la fortaleza espiritual para poder «remar contra la corriente» y marcar el camino del Pueblo de Israel, para la llegada del Mashiaj ya!.}+

(De un escrito del Rabino Menajem Brod, Sijat Hashavua)

¿Por qué la Parasha lleva el nombre de alguien malvado?

Querido Rabino,

Me sorprendí que la lectura de la Tora de esta semana, lleva el nombre del malvado Rey Balak, quién tramó maldecir a los Judíos en el desierto.

¿No podían encontrar otro nombre más apropiado?

RESPUESTA:

Es una pregunta interesante. De hecho, hay seis porciones de la Tora que llevan el nombre de personajes centrales: Noaj, Sara, Itro, Koraj, Balak y Pinjas, y todos son Justos menos Balak. Leyendo más detalladamente la historia, podemos entender un poco más la razón por la cual esta porción lleva el nombre de alguien malvado, y el mensaje que podemos aprender para nuestro viaje espiritual.

Analizando la trama de Balak

Balak, el rey de Moab, se aterroriza de la llegada de la nación judía, y le dice a Bilam, un profeta, que los maldiga.

Di-s le dice a Bilam que no maldiga a los judíos, y al principio, cumple. Pero, con el tiempo le tomó odio a los judíos e insiste en hacerlo, por lo que Di-s le da la libertad de elegir.

Pero Di-s le hace saber a Bilam que no está de acuerdo con su elección. El envía un ángel para desviar a Bilam, pero sólo su burro puede percibirlo.

Tres veces el ángel desvía al burro, y tres veces Bilam lo golpea. Finalmente, el burro había tenido demasiado. Sorprendentemente, él abre su boca y se queja a Bilam sobre su comportamiento. Bilam finalmente puede ver el ángel, pero todavía no entiende el mensaje.

Cuando Bilam llega al palacio de Balak, lo llevan a un lugar en donde pudiera ver al pueblo judío para maldecirlos. Pero cuando abre su boca para hacerlo, bendiciones salían de ella. De hecho, sus palabras contienen algunas de las alabanzas más hermosas del pueblo judío en la Torá.

Bilam luego dice la profecía sobre la era Mesiánica.

Luego del intento fallido de Bilam de maldecir a los Judíos, sugiere una estrategia diferente, provocar que los judíos pequen con las mujeres Moabitas, y causar que idolatren el Baal Peor. El plan tiene éxito, y una plaga devastadora aparece entre el pueblo como resultado. Pinjas, el nieto de Aaron, el Sumo Sacerdote, se levanta y pone fin a la plaga.

Seguramente aún te estás preguntando por qué la porción lleva el nombre de Balak. ¿Cuál es su cualidad redentora?

Repasemos unos puntos de la historia:

Bilam se trasforma, por su odio a los judíos, en alguien que no desea obedecer a Di-s.

Un burro habla

Las maldiciones son transformadas en bendiciones

Una porción del pueblo Judío se transforma en pecadores.

Las profecías sobre la era Mesiánica, describen la última transformación del mundo.

Ésta porción de la Torá, inviste el poder de la transformación. Las bendiciones son tan profundas, ya que se originaron como maldiciones. Su transformación es tan absoluta que describen la última transformación del todo el mundo: La era del Mashiaj. Más aún, Balak mismo encarna ésta transformación.

El Talmud relata que la figura Bíblica Ruth, quién trasformó su propia vida convirtiéndose al judaísmo y mereció ser la bisabuela del Rey David, era descendiente directa de Balak. El Mashiaj vendrá del linaje del Rey David. De esta forma, la persona encargada de la transformación del pueblo judío y el mundo entero, Mashiaj, es un descendiente directo de Balak.

¿Cuál es el mensaje para nosotros? Transformarnos a nosotros y nuestras vidas no es sencillo. Pero muy seguido, las situaciones más difíciles son las que nos conducen a las mayores ganancias. Cuando nos damos cuenta de esto, en vez de someternos a la presión, usémoslo para nuestro crecimiento y desarrollo personal y así tener la experiencia mas sublime de transformación.

Por: Yossi Lew

El talit según la cabala


La idea principal de la plegaria judía es conectarse con Di-s. ¿Cómo puede un ser humano limitado, conecgmdstarse a un Di-s infinito? Pero Di-s quiere relacionarse con nosotros, por lo tanto Él se “limitó”. 

Hizo esto al expresarse Él en la creación. El mundo en  que  vivimos  es  una  expresión  de  Di‐s,  como  una  pieza musical es una expresión del músico que la compuso, y una pintura es la del pintor. 

Nosotros no podemos ver a Di-s pero podemos ver Su creación. Al mirar una pintura o escuchar una canción podemos percibir algo acerca de quién es el artista, al observar la belleza de este mundo, su complejidad y sus ritmos podemos empezar a apreciar Di-s.

Pero aunque la creación exprese a Di-s, nunca podría  expresar  Su  verdadera  esencia.  Tan  hermoso como es el mundo, es sólo un fragmento de la verdadera sabiduría de Él. Y ahí es donde Di-s es muy diferente de un artista. 

Para expresarse, el artista tiene que poner toda su concentración, esfuerzo y creatividad en su trabajo.

Pero para Di- s, expresarse es exactamente lo contrario—Él se limitó, se rebajó a hacer un mundo físico.

Sería como el talentoso músico que tiene que escribir: un pegajoso jingle sobre el yogur para un anuncio de radio. ¿Expresa eso su genio? ¡No! ¡Más bien, expresa su paciencia! De manera similar, Di-s no necesitó invertir  “esfuerzos”  para  crear  semejante  mundo  asombroso.  El  único  esfuerzo  estuvo  en  “limitarse”  para  poder crear esta existencia finita.

El Talit tiene dos partes el manto mismo y los Tzit zit o cordeles. El manto rodea nuestro cuerpo, y los cordeles cuelgan de él. Ellos representan los dos aspectos de Di-s, y su forma de relacionarse con nosotros.

El manto representa la esencia de Di-s, que nos supera en extremo y no podemos alcanzar, por ello el manto nos cubre. Los pequeños cordeles que cuelgan de las puntas son sólo una diminuta fracción de Su ser, aquella porción que podemos experimentar.

No importa cuán sagrados nos sintamos, Di-s es infinitamente  más  santo.  Esto  es  el  Talit  que  nos  envuelve. Pero no importa cuán impíos nos creamos, Di-s baja hacia nosotros y nos pide que hablemos con Él. Estos son los Tzitzit que cuelgan para que nosotros los tomemos y besemos.

Necesitamos  tener  esto  en  mente cuando rezamos, por eso usamos Talit.

¿Qué pasó en tu cumpleaños?

Lo interesante sobre las fiestas de cumpleaños es que, en nuestra historia, no son una costumbre muy «judía»…

Desde que los hombres y mujeres existen, ha habido cumpleaños. Las fiestas del cumpleaños no son tan antiguas, datan de 3,500 años por lo menos (el libro del Génesis menciona un banquete en honor del cumpleaños de un faraón en 1534 AEC). Lo interesante sobre las fiestas de cumpleaños es que, en nuestra historia, no son una costumbre muy «judía».

Esto no quiere decir que no haya ninguna fuente en la Torá para el concepto de “cumpleaños”. El Talmud habla de lo especial del día del nacimiento de una persona como un tiempo de fortalecimiento y oportunidades. Uno de los días más importantes del año judío es Rosh Hashaná, el día del cumpleaños de Adán–y de la humanidad.

Como regla general, los judíos no celebraban sus cumpleaños. De hecho, mientras los aniversarios de fallecimiento (iortzait) de las grandes figuras de la historia judía se recuerdan y conmemoran, sus fechas de nacimiento son principalmente desconocidas.

El Rey Salomón muestra esta actitud cuando dice: «Mejor el día de su fallecimiento, que el de su nacimiento» (Eclesiastés 7:1). En la superficie, ésta parece ser una visión bastante negativa de la vida. Pero una contemplación más profunda, de hecho, expresa la actitud clásica judía de que «la actos son lo más importante»–el hecho real es lo significativo, más que el concepto, la teoría o lo potencial.

Un recién nacido puede rebosar de genio y talento–pero todavía no ha hecho nada con él. ¿Así que, qué es lo que hay que celebrar? ¿Quién puede saber si el potencial se desarrollará? ¿O que se orientará hacia fines buenos y Divinos?

El día del fallecimiento de una persona, por otro lado, es la culminación de su misión en la vida. Esto es cuando la suma de sus logros se ponen de manifiesto para ejercer su influencia en nuestras vidas. Esta es la razón por la cual el iorzait de una gran persona es una ocasión especial: cuando nosotros celebramos una vida, lo hacemos por lo que más impactó en el mundo.

Pero también si atribuyéramos la importancia al puro potencial de una vida, el cumpleaños tampoco sería el momento para celebrar eso. Semanas y meses antes de que feto salga del útero, tiene manos y pies, un corazón palpitante y un cerebro pensante. Si nosotros celebráramos la creación de nuevo potencial, el momento para hacerlo sería anterior al cumpleaños, sería el momento de la concepción.

Si usted está pensando en celebrar su cumpleaños, va a tener que preguntarse: Sí, yo nací, pero qué pasó desde ese momento a la fecha?

Albert Einstein alguna vez comentó: «La ilusión de que estamos separados uno de otro es una ilusión óptica de nuestra conciencia». Usted se mira a sí mismo y me mira a mí, y ve dos entidades. Pero la materia realmente no es «sólida» ni está incrustada en el cuerpo; es una inmensa amalgama de puntos infinitesimales, cada uno ejerciendo una compleja red de fuerzas y contra-fuerzas uno al otro. Un «ser humano» es una entidad igual que un átomo de su cuerpo, el planeta que habita, o el universo en su conjunto.

Físicamente, no hay ninguna división real entre tu cuerpo y mío. Pero hay una realidad más profunda que las descriptas por las leyes de la física. Desde la visión de la vida de la Torá, se encuentra la idea de que cada ser humano individual tiene una alma–una identidad espiritual distinta, y una misión distinta en la vida.

Esto es lo que nació en su cumpleaños. No su existencia física, ni su vitalidad, ni su potencial espiritual. El feto existe, está vivo, piensa y siente. Pero según la ley de la Torá es «un miembro de su madre». No es una entidad distinta, una cosa en sí mismo. El nacimiento marca el punto en que el cuerpo recibe y se funde con su alma, el punto en que se logra la individualidad.

Acercándonos hacia el nacimiento del hombre, éste es el mensaje de la Torá, interpretado desde el jasidismo:

«Usted, como individuo, es especial, único, y absolutamente indispensable. Ninguna persona viva, ninguna persona que haya vivido o que alguna vez vivirá, puede cumplir el rol específico, en la creación de Di-s, que ha sido reservado y confiado para usted”.

Las personas no son ladrillos

Para construir una pared de ladrillos, se necesitan ladrillos. Para hacer un reloj, se necesitan engranajes, resortes y ruedas de balance. Para crear una comunidad se necesita gente. No se puede construir un edificio permanente de ladrillos a medio cocer. No se puede montar un reloj de precisión a menos que cada uno de sus componentes haya sido perfeccionado. Tampoco, al parecer, se puede armar un mundo perfecto con personas imperfectas.

El 25 de Adar I, 5752 (29 de febrero, 1992) era un Shabat como muchos otros para los jasidim de Jabad en Crown Heights, Brooklyn, Nueva York.

Era   Shabat   Mevarjim   (el Shabat anterior al inicio de un nuevo mes) y se unieron a su Rebe,   Rabí   Menajem   Mendel Schneerson, en la sinagoga a las 8:30 am para recitar el libro de los Salmos, como es costumbre.

Esto fue seguido por el servicio de Shabat por la mañana, en el curso del cual se leyó la Torá.

Después de la Tefilá, algunos se apresuraron a casa para una comida de Shabat rápida. A las 13:30, comenzaba el farbrenguen (reunión jasídica) semanal del Rebe. Varios miles de discípulos llenaban la gran sinagoga en 770 Eastern Parkway (Central Mundial de Jabad).

Poco después, el Rebe entró. Durante las siguientes tres horas habló, exponiendo una variedad de temas de Torá. En los descansos entre sus conversaciones, los jasidim cantaban y levantaban pequeños vasos de vino para decir lejaim al Rebe. Un Shabat como muchos otros.

En una de sus alocuciones, el Rebe se detuvo en el hecho de que la lectura de la Torá de la jornada, Vaiakhel, se había leído junto con la sección, Pekudei.

Vaiakhel   y   Pekudei   forman   un   par paradójico: Vaiakhel, significa «Y reunió» y se relaciona con la palabra kehilá, «comunidad»; Pekudei, comienza con una auditoria de   componentes   del   santuario,   significa «cosas contadas» y «cosas recordadas» – el énfasis en el tema del todo y el individuo dentro de la comunidad.

En otras palabras, explica el Rebe, Vaiakhel y Pekudei expresan los valores de contraste de la comunidad y la individualidad, y la necesidad de unir a los dos: la construcción de una comunidad que fomenta, y no suprime la individualidad de sus miembros, y cultiva una individualidad que contribuya con el con junto comunal.

Entonces el Rebe pregunta: ¿Por qué Vaiakhel viene antes que Pekudei? ¿Acaso no necesitamos primero desarrollar y perfeccionar al individuo, con la esperanza de formar comunidades saludables?

Pero esto, el Rebe explicó, es un punto muy importante de la Torá: Crear comunidades,   incluso   antes   de tener individuos perfectos. Las personas no son ladrillos o engranajes, que deben ser forjadas individualmente a la perfección antes de que puedan ser montadas juntas de forma constructiva. Las personas son almas, con la posibilidad de la perfección implícita en ellas. Y nada pone más de manifiesto el potencial de un alma como el interactuar y unirse con otras almas. Individuos imperfectos, reunidos con amor y compañerismo, forjan comunidades perfectas.

El   farbrenguen   concluyó.   Tan   pronto como acabó Shabat, un grupo de académicos se reunió para recordar y escribir las palabras del Rebe (siendo Shabat, no hay dispositivos electrónicos de registro). Dentro de 24 horas, las palabras del Rebe se transcribieron,  tradujeron en media docena de idiomas, y llegaron por fax a cientos de centros de Jabad en el mundo. Los Jasidim del Rebe ahora tenían «material» para estudiar, difundir y aplicar hasta el próximo Shabat.

Pero la tarde del lunes, 27 de Adar I, 5752 (2 de marzo, 1992), el Rebe sufrió un derrame cerebral que le paralizó el lado derecho y, lo más   devastador,   le   robó   la   capacidad   de hablar. No hubo farbrenguen el Shabat siguiente, ni después. En el verano de 1994, el alma del Rebe ascendió a lo alto, dejando huérfana a una generación.

Los Jasidim aún están a la espera para el próximo farbrenguen. Mientras tanto, están construyendo comunidades.

Por Ianki Tauber

Lider de la oposicion

Muy poca estima queda por Koraj. Seguro, siempre habrá quienes se quejen, ya sea gente o grupos que, por una razón u otra se encuentran insatisfechos con el orden establecido y no tienen temor de ir al frente y exponer sus puntos de vista. Pero por primera vez en la historia desde el Éxodo, la oposición a Moshé ha sido cristalizada alrededor de un individuo en particular. Por primera vez, los rebeldes y trazadores tenían una figura a la cual podían unirse. 

Koraj sufrió una muerte terrible, sus seguidores fueron exterminados y la rebelión fue aplastada, dejando a los estudiosos y escritores de los siguientes tres milenios sin otra cosa que hacer que unirse a la lista de éxitos y competir en carácter de asesinar a Koraj.  Sabes lo que quiero decir, sólo pon en Google el nombre Koraj, y en 0.13 milésimas de segundo también tú estarás de acuerdo en que será difícil encontrar algo positivo sobre este hombre, entre las 306.000 referencias que hay en la web. Koraj era codicioso, celoso. Koraj fue malicioso, Koraj era presumido. Koraj era el agitador que intentó dominar al mundo. ¡¿Hablamos de una víctima de mala fama?! ¿Qué sucede con la búsqueda de Koraj de iluminación espiritual? Imposible piensas; este hombre atacó a Moshe, y por extensión, desafió a Di-s. ¿Quién puede animarse a salir en su defensa?: Sólo el Rebe de Lubavitch.   

Rescatando lo mejor de las personas 

En un artículo inspirador, el Rebe postula que aunque cuestionemos los métodos e intenciones de Koraj, hay mucho para admirar sobre su propósito. Después de todo, ¿qué fue lo que Koraj demandó? Una oportunidad para intentar llegar al puesto de Sumo Sacerdote. A simple vista, esto parece una oportunidad de ambición, pero desde una perspectiva más sutil, ¿No podría ser éste un ejemplo de un hombre que intenta conectarse con Di-s? Seguro, él perdió el rumbo cuando dejó que este deseo entendible de espiritualidad lo llevara a rebelarse contra Moshé, pero no había nada de malo con su ambición en sí. Debería ser la meta de cada judío servir a Di-s de la manera más fina y significativa posible. Si solo nosotros tuviésemos el deseo de ser Sumos Sacerdotes. Para mí, esta teoría encapsula la única perspectiva del Rebe acerca de los humanos y la humanidad. No se precisa de grandes mentes ni de coraje para unirse a patear a un hombre que está caído, pero no hay muchos afuera que están buscando activamente oportunidades para ayudar a levantar de vuelta a las personas. Desde el punto de vista del Rebe, nadie es verdaderamente malo o insalvable. Nadie está más allá de los límites sin ninguna característica positiva. El truco es enfocarse en lo que es valioso en una persona, construirlo a sus propios ojos, hacer que otros lo estimen, y usar esto como plataforma para construir un nuevo orden mundial. 

El Rebe mandó a sus emisarios a las calles para ayudar a educar y a rescatar a nuestros hermanos y hermanas perdidos, no por trabajo, lástima, o compasión, sino porque él honestamente aprecia a cada judío y a la faceta única de esplendor que cada uno de nosotros trae a nuestro tesoro nacional.

* Por Elisha Greenbaum

El día en el que el sol se detuvo

“No te veas intimidado por los límites de las normas naturales, pero tampoco debes descartarlos: trabaja en el marco de ellos para ensancharlos y expandirlos. En lugar de liberarte de las circunstancias de la naturaleza, busca liberar y elevar la naturaleza de la naturaleza misma.”

 El tercer día del mes hebreo de Tamuz, en el año 2488 desde la Creación (1273 antes de la Era Común), Iehoshúa conducía al pueblo judío en una de las batallas para conquistar la Tierra de Israel.

La victoria era inminente, pero la oscuridad estaba por caer. Entonces Iehoshúa declaró: “Sol, detente en Guivón; luna, en el valle de Aialón”

Milagrosamente, el sol frenó su avance en el cielo hasta que los ejércitos de Israel llevaron la batalla a su conclusión exitosa

Nuestros Sabios dijeron que «Di-s no realiza un milagro en vano» ¿Por qué, entonces, los cambios astronómicos efectuados en favor de Iehoshua? ¿No habría bastado con realizar un milagro algo más limitado, como ser iluminar el campo de batalla en Guivón por algún otro medio sobrenatural?

Subir o alzar

Pero primero debemos examinar la función de los milagros en general.

¿Qué es, exactamente, un milagro?

La palabra hebrea para milagro, “nes” significa «elevado».

La regularidad y previsibilidad de la naturaleza crean las así llamadas «leyes»: esta es la manera en que es, dice el orden natural, y no puedes menos que ajustarte a esta definida y limitada realidad. La verdad, sin embargo, es diferente: el hombre ha sido imbuido por su Creador con el potencial para elevar su existencia, para trascender aquello dictado por «la manera en que son las cosas».

Un milagro, con su manifiesta exhibición de poder Divino, tiene un efecto elevador sobre quienes lo experimentan, permitiéndoles ver a través de la fachada de la naturaleza e inspirarlos a trascender las aceptadas normas de su sociedad y las limitaciones propias que el individuo percibe.

Hablando en términos generales, existen dos categorías de milagros:

1) Un milagro de confrontación, que supera y desplaza la norma natural.

2) Un milagro natural que, aunque podría no ser menos «imposible» por las normas que parecen regir nuestras vidas, y en nada menos obviamente una exhibición de la mano de Di-s que el «milagro de confrontación», ocurre no obstante por medios «naturales», empleando procesos y fenómenos naturales para lograr su cometido.

Un ejemplo de semejante «milagro natural» es relatado por la Torá en el decimoséptimo capítulo de Números. Koraj y su facción rebelde habían disputado el derecho de Aharón a la kehuná guedolá (sumo sacerdocio). A fin de reafirmar Su elección de Aharón para servirle en el Santuario como representante de la nación judía, Di-s dijo a Moshé: «Toma… una vara de cada uno de los líderes [de las tribus]… cada uno escribirá su nombre sobre su vara… Escribe el nombre de Aharón sobre la vara de Leví… y el hombre a quien Yo escogeré, su vara florecerá… Moshé colocó las varas ante Di-s en el Santuario… Al día siguiente… He aquí que la vara de Aharón había florecido; produjo brotes, germinó fruto y maduró almendras».

La presencia de frutos en una vara seca ciertamente hubiera bastado como señal Divina. Pero Di-s no hizo simplemente que aparecieran almendras sobre la vara de Aharón. En cambio, estimuló en ella todo el proceso de brotar, florecer, y la emergencia y maduración del fruto, etapas éstas todas visibles en la vara de Aharón.

La vara de Aharón desafió las leyes y restricciones de la naturaleza, pero no obstante ello se ajustó a las fases progresivas naturales que normalmente experimenta la almendra. Trascendió la naturaleza, pero lo hizo en los propios términos de ésta.

A primera vista, podría parecer que la «necesidad» del milagro natural de recurrir a procesos naturales lo hace menos milagroso que un milagro que trasciende la naturaleza por entero. En verdad, sin embargo, un milagro que trabaja a través de la naturaleza es más elevado (o sea, más «milagroso») que un milagro que la supera.

El súbito y destrozante cambio no ha transformado la naturaleza, sólo ha ido más allá de ella; una hazaña más milagrosa es aquella que no solamente libera a la persona del orden natural, sino que libera la sustancia misma del orden natural propiamente dicho.

Esto explica las «molestias» extremas a que recurrió Di-s, llevando a todo el sistema celeste a detenerse para iluminar un cierto valle durante una noche.

Una milagrosa ingeniería de luz «artificial» hubiera significado que las leyes de la naturaleza fueron meramente desplazadas, mas no transformadas. Para inspirar al pueblo de Israel no solamente a trascender sus propias personalidades naturales sino también para transformarlos y sublimarlos, Di-s insistió en que la luz milagrosa provista a ellos fuera luz solar natural, incluso cuando esto significara crear un nuevo orden natural en los cielos.

Nuevo orden Mundial

El precedente establecido aquel 3 de Tamuz con la detención del sol por parte de Iehoshúa se reiteró en la misma fecha 3.199 años después, esta vez en términos aún más naturales (y por lo tanto más milagrosos).

El 3 de Tamuz del año 5687 (1927) fue el día en el que el Anterior Lubavitcher Rebe, Rabí Iosef Itzjak Schneerson, fue liberado de la prisión Spalerna en Leningrado (hoy Petersburgo).

El Rebe había sido arrestado por agentes de la GPU y la Ievsekia (la «sección judía» del partido comunista) por sus esfuerzos por mantener y promocionar la vida judía bajo el régimen comunista, y fue sentenciado a muerte, Di-s libre.

Pero la presión internacional obligó al régimen soviético a conmutar esta pena, primero a una sentencia de diez años de trabajos forzados en Siberia, y luego a tres años de exilio en Kostromá, un pueblo en el interior de Rusia.

El 3 de Tamuz el Rebe fue liberado de la prisión y enviado a su exilio. Nueve días después, el 12 de Tamuz, tuvo lugar una fase adicional en la redención del Rebe, la orden de liberarlo y permitirle regresar a su hogar en Leningrado. Unos meses más tarde, se le permitió abandonar el país.

Desde fuera de las fronteras de Rusia, el Rebe continuó dirigiendo su red clandestina de emisarios, quienes proveyeron, y proveen hasta este mismo día (aunque ya no más clandestinamente), apoyo espiritual y material a judíos en cada rincón del Imperio Soviético.

En una carta pública escrita en ocasión del primer aniversario de su liberación, Rabí Iosef Itzjak declara: «No solamente a mí redimió Di-s en este día… sino también a cada uno que lleva el nombre de Israel». El Rebe había enfrentado al todopoderoso Partido y había triunfado.

Aquellos que procuraron destruir todo vestigio de vida judía en la Unión Soviética fueron, ellos mismos, forzados a reconocer que no tenían derecho a impedir que un judío practicara su fe.

Ahora, después de más de seis décadas, se nos ha privilegiado con ser testigos de un logro adicional de la victoria del Rebe, y de la judería soviética. La milagrosa transformación en marcha ahora en ese país es el continuo despliegue del milagro del «3 de Tamuz».

La historia del 3 de Tamuz es la historia de un milagro, un suceso que trascendió totalmente el orden natural. Sugerir, en los años más oscuros del stalinismo, que un único individuo podría desafiar el todopoderoso empeño del Partido por arrancar de cuajo el judaísmo en la Unión Soviética y triunfar; sugerir que la amenazadora garra del comunismo sobre centenares de millones de almas desaparecería; en otras palabras, haber precedido [los sucesos del año] 1991 en 1927 -hubiera sido equivalente a decir que el sol alteraría su curso.

Al mismo tiempo, sin embargo, éste fue un «milagro natural», como lo enfatiza el hecho de que: (1) La salvación del Rebe involucró el consentimiento de aquellos que en primera instancia lo habían arrestado y sentenciado (un cambio desde adentro, como los sucesos recientes en ese país); y (2) que la victoria no fue inmediata sino que sobrevino en etapas, y continuó desplegándose en el curso de las décadas.

El 3 de Tamuz fue el día en que una nueva realidad suplantó la vieja. Sin embargo, esta nueva realidad surgió por medios totalmente convencionales», en la manera progresiva y gradual que es la marca de un desarrollo natural.

La nada caminante

Esta, entonces, es la lección del 3 de Tamuz: No te veas intimidado por los límites de las normas naturales, pero tampoco debes descartarlos: trabaja en el marco de ellos para ensancharlos y expandirlos. En lugar de liberarte de las circunstancias de la naturaleza, busca liberar y elevar la naturaleza de la naturaleza misma.

Se cuenta la historia de un jasid que estaba caminando de regreso a casa tras una larga noche de farbrenguen muchas horas después del toque de queda impuesto sobre esa región de una Europa Oriental desgarrada por la guerra.

Un policía, notando al judío solitario, gritó: «¡Alto! ¿Quién anda allí?» El jasid, sumergido en sus pensamientos inspirados por el farbrenguen, contestó: «Bitul (anulación, nulidad) va!» Este jasid había internalizado tan plenamente la doctrina jasídica de ‘bitul’ (auto-negación), que su reacción instintiva ante la demanda de identificarse estaba permeada por su nulidad ante su Creador.

El instinto más básico del hombre es mejorar y satisfacer su propio Yo. De modo que Bitul, la negación del Yo ante una verdad superior, va contra la fibra misma de la naturaleza humana. El logro de bitul es un «milagro», una transformación sobrenatural. No obstante, para este jasid, bitul no implicó la supresión de su identidad; más bien, fue la lenta y gradual remoción de las tendencias egocéntricas de su Yo y su reorientación hacia una identidad más alta, permeada de bitul.

El hombre nunca debe aceptar la invencibilidad de cualquier status quo. A la vez, sin embargo, su enfoque que trasciende las normas no debe resultar en logros que queden fuera de quién y qué es él: por el contrario, debe esforzarse por convertir en milagrosa la realidad de su vida.

Basado en Sefer Hasijot 5751,págs. 649-664

Extraído de «El Rebe Enseña» de Editorial Kehot

Entrar a la Tierra

Vivimos en una era de acción. Incluso hay momentos en el que tenemos que detenernos a pensar. Una acción es más significativa y poderosa cuando es precedida por una preparación, aunque a veces este proceso puede generar errores también.

La historia de los Espías presenta un ejemplo de este concepto: la necesidad de la preparación, y también los aspectos personales y creativos de esto. Más allá del evento histórico, que tuvo lugar hace más de tres mil años, este acontecimiento nos ofrece una guía útil para nuestras vidas en cualquier era.

El pueblo Judío estaba por entrar a la Tierra de Israel. En otras palabras, estaban a punto de emprender un gran proyecto, algo central y fundamental que claramente fue ordenado por Di-s: el cumplimiento de todo el curso de la salida de Egipto. Antes de tomar este gran paso, enviaron a un grupo de doce hombres a la Tierra, para que investigaran la situación.

Los Sabios dicen que esto no fue una orden de Di-s, sino algo que el pueblo Judío decidió por si solo.

Esta historia tiene dos dimensiones paralelas: nos está contando sobre el pasado y también guiándonos en el presente. Como es explicado por el Rebe de Lubavitch, la Torá nos está diciendo que hay una verdadera necesidad de detenernos, pensar y prepararnos antes de tomar acciones en nuestras vidas. Estas acciones incluyen el cumplimiento de las órdenes de Di-s todos los días. “Entrar a la Tierra de Israel” representa todo lo importante en el Judaísmo y en el vida. Antes de la acción debemos investigar y reflexionar.

Como en el caso de los Espías, esta reflexión tiene una cualidad personal e individual. No es una “orden” reflexionar. No hay instrucciones. Uno necesita el poder para utilizar nuestra mente y pensar creativamente para poder hacer la adecuada preparación. Una persona que solo sigue las reglas no va a poder pensar claramente sobre todos los temas.

Hay un equilibrio sutil. La reglas las tenemos que cumplir. De hecho, ese fue el error de los Espías. En el transcurso de su investigación ellos decidieron que no había necesidad de intentar cumplir con la orden de Di-s de ir a la Tierra. Sería imposible. Dijeron que se den por vencidos.

Esto nos muestra que en su caso, la preparación no fue la correcta. En vez de investigar cómo cumplir con la orden de Di-s, se trasformó en una discusión si cumplir o no con la orden de Di-s.

El desastroso efecto que tuvo ese caso fue cuarenta días de retraso para entrar a la Tierra, de hecho, fue la pérdida de toda una generación. A pesar de esto, el Rebe comenta, y la enseñanza positiva queda para nosotros.

Las buenas acciones requieren preparación, y esa preparación necesita una dimensión personal y creativa, combinada con la fe de que si Di-s nos ordenó que lo hagamos, podemos hacerlo y es lo correcto. La pregunta es cómo hacerlo de la manera más significativa.

A través de esta pausa para reflexionar, y teniendo el balance entre la estructura y creatividad, cada individuo puede entrar a su Tierra Prometida, y así también ayudar al resto de la humanidad.

Por: Tali Loewenthal