La tradición de la comida de Januca

Un menú típico de Januca suena como que fue planeado por chicos de doce años o menos; panqueques de papa, fritos, por supuesto en mucho aceite. Bizcochos de queso blanco. Bolas de fraile rellenas de mermelada, cubiertas de azúcar impalpable. Buñuelos de manzana fritos, rosquillas rellenas de queso freídas en aceite y cubiertas de miel. Blintzes de queso. ¿No será una manera de hacer que los niños no se vayan luego de haber prendido las velas y que disfruten de una comida familiar? ¡Para nada! La tradición de la comida de Januca tiene sus orígenes en los primeros años que se comenzó a celebrar la festividad, y nos hacen recordar ciertos milagros asociados con los eventos de Januca mismo. Y por supuesto, recordar los milagros y la libertad que todos celebramos agregan un sabor especial a todo lo que servimos…

¿Por qué los judíos comen comidas fritas en Januca?

La mayoría de nosotros estamos familiarizados con el milagro del aceite, que una vasija de aceite que se supone duraba un día, duró ocho. Y todos sabemos que éste es el origen de la Mitzva de encender la Menoráa ocho días. También es la razón de porqué es costumbre comer comida cocinada en aceite.

Hay conexiones más profundas entre el aceite de oliva y Januca.

Místicamente, tanto la Menorá como el aceite que se usaban para iluminar, están asociados con Jojmá, sabiduría. La guerra entre los griegos y los judíos también fue una guerra sobre qué sabiduría perduraría en el mundo. Los griegos querían que todos bajo su dominio piensen y estudien exactamente como ellos. Se oponían con violencia ante la idea de la sabiduría Divina, y por ello prohibían el estudio de la Torá.

También, la palabra Shemen, (aceite en hebreo), tiene las mismas letras que Shmone, ocho, el número de días que duró milagrosamente el aceite.

¿Cuál es la conexión entre la comida láctea y Januca?

Yehudit, era una joven mujer que vivía en Betulia, en la tierra de Judea, en la misma época que la guerra contra los griegos. Ella causó que el general griego se durmiera, dándole quesos salados que lo dejaron muy sediento, y dándole vino para tomar. Una vez dormido, lo mató. Al ver que su general había sido asesinado, el ejército griego de desesperanzó y escapó. En recuerdo al coraje de Yehudit, comemos productos lácteos.

Nada sucede por casualidad, así que no es sorprendente que ambos eventos milagrosos de Januca hayan sucedido por medio de dos comidas cuyo rico simbolismo nos recuerdan muchas de las cosas por las que luchamos también.

La Torá, cuyas tradiciones fueron atacados por decretos de los griegos, es comparada con la leche, y esta es una de las razones por las cuales comemos productos lácteos en Shavuot también.

Ahora entendemos la conexión entre las comidas lácteas y fritas con Januca. ¿Pero de dónde surgieron las diferentes comidas tradicionales de Januca?

Durante todos estos siglos, las diferentes comunidades judías en todo el mundo han encontrado varias formas de incorporar el aceite y lo lácteo en sus comidas de Januca.

Una de las más famosas comidas, los Sufganiot Israelíes (las borlas de fraile, provienen de una tarta de masa con levadura mencionada en el Talmud. Estas tartas eran cocinadas en aceite y se llamaban Sufganin (absorbente), porque absorbían mucho aceite cuando se cocinaban. No tenían leche, pero eran dulces, y a veces se las rellenaba con miel, y el hecho que eran cocinadas en aceite hizo que estas tartas se conviertan en una comida tradicional de Januca.

En España, los judíos le agregaban queso a estas tartas, y de ahí es que surgen estos Sufganiot rellenos de queso, y también otras tartas de queso fritas populares entre los Sefaradim. Los judíos alemanes usaban una versión de estas tartas rellenas de mermelada, que la trajeron a Israel en los años 1930.

En India, esta masa dulce era una combinación de harina con miel o azúcar, pero también se le agregaba leche y manteca.

En comunidades del Norte, en donde el aceite de oliva era raro y caro, se usaba grasa de pollo u otras alternativas para fritar. Los latkes de papa, buñuelos de manzana, y otras comidas neutras, se convirtieron en una norma, aunque hoy en día se usa aceite de oliva u otro aceite para preparar estas comidas.

Latkes:

Ingredientes:

Porciones: Aproximadamente 2 docenas de latkes

  • 6 papas grandes
  • 1 cebolla dulce pequeña
  • 2 huevos batidos
  • 1/2 taza de harina (o lo suficiente como para juntar los ingredientes de la mezcla)
  • Sal y pimienta al gusto
  • 1/2 taza de aceite vegetal (2 cucharadas de aceite por tanda de latkes en la sartén)

1Pelá las papas y rallarlas en trozos grandes. Si optas por usar cebollas, picalas finamente y añadiles a las papas.

2 – Batíe dos huevos y agregales una pequeña cantidad de harina. Si optás por agregar sal y pimienta para sazonarlos, hacelo  ahora.

3Aprieta las papas para sacarles un poco del agua. Si están demasiado húmedas, no se pondrán crocantes al freírlas.

4-Añadí las papas ralladas (y la cebolla) a la mezcla de huevos y harina, y mezclá bien todos los ingrediente.

5-Poné 2 cucharadas de aceite vegetal en una sartén pesada. Caleintala a temperatura alta.

6Con la cuchara para mezclar medí  la mezcla de papas para hacer las tortitas. Déjalas caer en la sartén caliente.

7Freílas hasta que estén doradas en los bordes. Luego dala vuelta para que se frían del otro lado.

8Sácalas del aceite cuando el segundo lado esté dorado.

9-

Coloca los latkes cocidos en un plato cubierto con toallas de papel para eliminar el exceso de aceite. Servilos  calientes.

-Algunos de los ingredientes tradicionales que van encima de los latkes incluyen puré de manzana para darles un sabor dulce o crema agria para darles un sabor salado. La salsa de arándano es otro buen ingrediente.

-Un buen acompañamiento para los latkes es una ensalada simple.

-Conserva calientes los latkes en el horno mientras haces los demás.

-Unas cucharadas de perejil fresco picado animan el sabor de los latkes.

-Para darles un gusto  diferente, intenta agregarle una manzana agria finamente picada a la mezcla en lugar de la cebolla picada.

-El yogur natural es un excelente sustituto de la crema agria.

-Dependiendo del tamaño de tu sartén podrías freír varios latkes a la vez.

Sufganiot

Ingredientes

  • 50 gr. de levadura fresca
  • 1 taza y ½ de agua caliente con 1 cucharada de azúcar
  • 2 huevos 
  • ½ taza de aceite
  • ½ taza de azúcar
  • 1 cucharita de vainilla y 1 k de harina

Procedimiento

  1. En un bol grande  tamizá la harina y, de mientras dejas leudar la levadura en una taza con azúcar y agua calentita.
  2. A la harina le añades los huevos una vez revisados, el aceite, el azúcar, la taza con la levadura y ½ más con agua y la vainilla.
  3. Amasar hasta que no se enganche, cuesta un poquito, por que es una masa húmeda. Consejo: poner un poco de aceite en la palma de la mano.
  4. Dejá reposar la masa en bol tapado con film transparente durante una hora o hora y medio (si está en un sitio calentito sube antes).
  5. Transcurrido ese tiempo, volvela a amasar un poco y estirala con un rodillo hasta que queden masas de un dedo de grosor.
  6. Una opción es hacerlos de dos medidas, unos más pequeños y otros de un diámetro mayor, con bastante aceite a calentar(mejor una freidora, pero yo me apaño con el WOK) como unos cuatro dedos y los colocas de 5 en 5 más o menos y luego  escurrilos en papel absorbente.
  7. Una vez enfriados, los podes rellenar con mermeladas, crema de chocolate ….. y espolvoreados con azúcar impalpable.

Notas

Salen como 60 o 70 dependiendo del diámetro en que se corten las masitas.

Guía completa de Januca


¿Qué es Januca?

La «fiesta de las luminarias» dura ocho días y se celebra con el encendido nocturno de la Menorá o Janukiá (candelabro de nueve brazos), oraciones especiales y comidas fritas.
La palabra hebrea Janucá significa «inauguración», y la festividad se llama así porque celebra la reinauguración del Templo Sagrado de Jerusalem.

Un poco de historia:

Hace unos 2100 años…

  1. La Tierra de Israel queda bajo el dominio del emperador greco-sirio Antíoco Epífanes.
  2. El nuevo emperador emite una serie de decretos destinados a imponer su ideología y rituales helenísticos al pueblo judío: prohibe el estudio de la Torá y la observancia de sus mandamientos y profana el Templo Sagrado de Jerusalén con ídolos griegos.
  3. Un pequeño grupo de judíos, liderados por Iehudá el Macabeo, libra una batalla contra los poderosos ejércitos griegos.
  4. ¡Milagro n° 1! Los pocos y débiles macabeos superan al ejército griego y lo expulsan de la Tierra de Israel. 
  5. El 25 de Kislev, los macabeos recuperan el Templo Sagrado. Al querer encender la Menorá (candelabro de siete brazos) del Templo, descubren que los griegos habían contaminado prácticamente todo el aceite. 

   ¡Milagro n° 2! Uno de ellos encuentra una vasija de aceite puro, suficiente para una   noche. Elaborar nuevo aceite puro les iba a llevar ocho días. 

  1. ¡Milagro n° 3! el suministro de aceite les alcanza para ocho días y noches, hasta que logran obtener el nuevo aceite.

Para conmemorar y hacer públicos estos milagros, cada año encendemos  el Candelabro de Janucá en cada una de las ocho noches de la festividad.

¡Vivencialo!

Encendido de la Menorá: es el corazón de la festividad. Tiene nueve llamas, una de las cuales es el Shamash («vela piloto»), que se usa para encender las otras luces.

La primera noche se enciende una -además del Shamash– y las noches subsiguientes se va sumando una vela, hasta completar las ocho velas la última noche de Janucá. 

  • Una pequeña luz disipa mucha oscuridad: Los macabeos combatieron las fuerzas de la oscuridad con espadas, nosotros lo hacemos sumando luz espiritual. La oscuridad es la ausencia de luz; por lo tanto cualquier esfuerzo, cualquier cambio, cualquier iluminación que creamos recorre un largo camino. 

Nunca debemos permitir que la aparente pequeñez de nuestra contribución nos impida actuar y apreciar la importancia de la acción.

¿Qué se necesita? 

  • Una menorá con ocho soportes para aceite o velas y un soporte adicional, separado del resto, para la vela Shamash. Si no tenés una Menorá, pueden utilizarse soportes independientes.
  • 36 velas o aceite y mechas + 8 velas para el Shamash: dado que el milagro de Janucá sucedió con aceite de oliva, una Menorá de aceite es preferible a una con velas, y el aceite de oliva es el ideal. Las mechas de algodón son preferidas debido a la luz suave que producen.

¡Nota! La Menorá debe arder al menos 30 minutos luego de la salida de las estrellas (si se enciende más tarde, 30 minutos en total), por lo tanto hay que asegurarse de colocar suficiente aceite o utilizar velas lo suficientemente grandes.

¿Cómo?

  • Las ocho velas de la Menorá deben estar dispuestas en línea recta, pareja, no en zigzag o con algunos soportes más altos que otros. 

¿Quién?

Hombres y mujeres por igual tienen la obligación de encender la Menorá. El jefe del hogar enciende el candelabro familiar mientras todos los demás escuchan las bendiciones y responden «Amén». En muchas familias, todos los miembros de la familia, incluso los niños, encienden sus Janukiot personales. 

¿Cuándo? 

  • Lo ideal es realizar el encendido con la puesta del sol, cuando comienza a oscurecer. Algunos acostumbran a encenderla luego de la salida de las estrellas (aprox. 30 minutos después de la puesta del sol).
  • ¿Llegaste tarde a casa? Mientras haya alguien despierto para ver la Menorá, podés encenderla con las bendiciones correspondientes.. Si no, encendela sin recitar las bendiciones.
  • El viernes se enciende la Menorá antes de la puesta del sol, antes de que  las mujeres enciendan las velas de Shabat. Tené en cuenta utilizar suficiente aceite o una vela lo suficientemente grande para que la Menorá arda por lo menos 30 minutos luego de la salida de las estrellas.
  • El Sábado de noche, la Menorá se enciende luego de la salida de las estrellas, una vez recitada la Havdalá, la ceremonia que da la despedida al Shabat. (En la sinagoga, primero se enciende la Menorá y luego se recita la havdalá)

¿Dónde?

La Menorá se coloca en la puerta, frente a la mezuzá, o en una ventana que da hacia la calle.

  • Cuando encontrás la luz que ilumina tu hogar, compartila con los que te rodean.

Procedimiento:

  1.  Reuní a todos los miembros de la casa alrededor de la Menorá.

2. Encendé la vela Shamash. Luego, sostenela con tu mano derecha (a menos que seas zurdo).

3. Mientras estás de pie, recitá las bendiciones correspondientes:

5. Encendé las velas, comenzando por la más “nueva” (ver cuadro).

6. Colocá el Shamash en su lugar. Se acostumbra entonar el “Hanerot Halalu” y “Maoz Tzur”.

7. Quedate alrededor de la Menorá  durante aproximadamente media hora (excepto la tarde del viernes, vísperas de Shabat). Compartí algunas historias de Janucá con tu familia, disfrutá de un juego de dréidel o sevivón (perinola) y saboreá unos tradicionales Latkes calientes (buñuelos de papa fritos) o unas Sufganiot (donas fritas). 

Comidas típicas de Janucá:

Frito: es una tradición comer alimentos que reflejen el significado de la festividad, como la manzana con miel en Rosh Hashaná y los Oznei Hamán en Purim. Janucá no es una excepción: el aceite jugó un papel importante en la historia de Janucá, por lo tanto, acostumbramos a comer alimentos fritos en Janucá.

Encontrá recetas de las tradicionales Sufganiot (donas) y Latkes (buñuelos de papa) aquí

Lácteo: también es costumbre comer alimentos lácteos, para conmemorar a Iehudit, la valiente mujer cuyo osado coraje llevó a la gran victoria de los Macabeos (leé más sobre esta historia haciendo click acá)

El Dréidel (la perinola):

También conocido como “Sevivon”, este juego nos ayuda a recordar el coraje de los valientes niños, quienes se escondieron en cuevas para poder estudiar Torá tras la prohibición de Epífanes. Al acercarse los soldados griegos, los niños sacaban el Dréidel y simulaban estar jugando.

El Dréidel (del Idish “drei”, dar vuelta) tiene cuatro caras, con una de las letras hebreas Nun, Guímel, Hei, Shin, iniciales de “Nes Gadol Haia Sham” (un gran milagro ocurrió allí) tallada en cada una de ellas. 

¡A jugar!

Necesitás:

1 Dréidel

Monedas, caramelos o fichas.

¿Cómo jugar?

  1. Se entrega la misma cantidad de monedas a cada uno de los participantes, y se dejan algunas para el pozo.
  2. En orden, se hace girar el Dréidel:

Si cae en Nun: no ponés ni sacás del pozo.

Si cae en Guímel: tomás todo el pozo, luego todos los participantes colocan una moneda en el pozo.

Si cae en Hei: tomás la mitad del pozo.

Si cae en Shin: agregás una moneda al pozo.

¡Que lo disfrutes!

Janucá Guelt:

En Janucá se acostumbra dar monedas (guelt) a los niños. Una de las razones es que la palabra hebrea Janucá viene de la misma raíz que la palabra Jinuj (educación). En esta festividad focalizamos nuestra atención en la educación judía de nuestros niños: les regalamos dinero y les enseñamos a dar una parte a caridad.

Encendido público de la Menorá: 

El 1974, se encendió la primera Menorá pública, en Philadelphia, Pennsylvania, EEUU. 

Hoy, más de 15.000 Janukiot gigantes son encendidas en plazas, centros comerciales, aeropuertos y otros espacios públicos alrededor del mundo, decenas de ellas en la Argentina. 

El mensaje de las luminarias de Janucá resplandece para que todos lo vean: el mensaje de que el bien y la luz, al final, siempre triunfan sobre la oscuridad.

Conjunción de fuerzas

Sobre el encuentro de Iaakov con su hermano Eisav, dice el Midrash:

“Se alistó para tres cosas: para la plegaria, para el regalo y para la guerra”

(Midrash Kohelet Rabá 9)

En realidad el término hebreo utilizado por los Sabios para decir se alistó es “hitkín”, que en verdad quiere decir “se arregló” (por eso hemos traducido “se alistó”). ¿No hubiera sido más directo y apropiado decir “se preparó (para tres cosas)”, es decir, en hebreo, “heijín”? ¿Qué debía arreglar Iaakov?

Nuestros Sabios con ello nos quieren indicar que cada una de estas acciones- el regalo, la plegaria y la guerra- eran muy difíciles para Iaakov y debía por ello “arreglarse”, cambiarse, completarse, para poder realizarlas.

El regalo, la plegaria y la guerra

En lo que se refiere al regalo, nos relatan nuestros Sabios z”l, que Iaakov estaba enojado por ser forzado a enviar un presente a Eisav. Esto era un acto con un trasfondo espiritual, de hacer entrega de parte de sus fuerzas al lado opositor. A pesar de ello, se sobrepuso, “se arregló”, y envió el regalo. Referente a la plegaria- Iaakov temía haber pecado y con ello, perder  la promesa del Altísimo de apoyarlo. De todos modos, superó sus temores internos y rezó a Hashem, pidiéndole cumplir con la promesa de “beneficiar He de beneficiarte”- en tu mérito y en el de tus padres.

Pero más que por todo, Iaakov temió a la guerra, como dice el texto: “y temió… y se angustió”- por si iba a matar a otros o ser muerto él. Sin embargo, se fortaleció y se “arregló”, se sobrepuso interiormente, para la batalla confiando en Di-s que “el campamento restante sobrevivirá”.

Conjunción de opuestos

Desde una perspectiva más profunda, puede decirse que la dificultad especial radicaba en la necesidad de alistarse a estas tres acciones simultáneamente. Se trata de tres líneas de acción y ánimo interno opuestos. El “regalo” es producto de la benevolencia; la “guerra” implica la rigidez de la justicia y la “plegaria” está vinculada con la clemencia.

Es muy dificultoso actuar y funcionar al unísono en estas tres posturas. Esto exigió de Iaakov un “arreglarse”, una fuerza interior especial que implicaba un sobreponerse y superar la tendencia natural del carácter humano. Iaakov se elevó por encima de su naturaleza y con ello pudo conjugar tres actitudes y conductas de tinte y sentido opuesto.

Superar la naturaleza

La guerra entre Iaakov y Eisav simboliza el enfrentamiento constante que hay entre el instinto del bien y el instinto del mal. También en esta guerra debe enfrentarse al instinto del mal simultáneamente con estas tres actitudes de benevolencia, rigidez y clemencia. Con esta estrategia, está asegurada la victoria sobre el instinto, tal como Iaakov estuvo seguro de que con este accionar Di-s le concederá una victoria exitosa.

Lo mismo se aplica también a la misión principal de nuestra generación, el trabajo de superar el galut, exilio diaspórico, y traer al Mashíaj. En esto no puede darse por satisfecho con activar en la difusión y fortalecimiento de la santidad medido por la razón lógica y la naturaleza, puesto que entonces el mundo puede presentar oposición y perturbar. El éxito viene cuando uno logra elevarse por encima de la naturaleza y actuar con una entrega que supera a la lógica. Entonces alcanza el cumplimiento de la promesa Divina de “subirán los salvadores al Monte Sión para juzgar al Monte Eisav, y será de Hashem el reino”, con la llegada del justo Mashíaj, en la verdadera y completa redención.

Likutei Sijot, tomo 15, Pág. 265

Ángeles reales

Dicen que “no puedes bailar en dos casamientos a la misma vez”. Pero según las enseñanzas del Maguid de Mezritch sí puedes.

La lectura de la Torá de Vaishlaj comienza: “Y Iaakov envió ángeles delante de él a Esav su hermano” (Génesis 32:4). Iaakov lucha para reconciliarse con su salvaje hermano Esav, quién está determinado en castigar a Iaakov.

Comentando las palabras “Y Iaakov envió ángeles”, Rashi dice: “Ángeles reales”. El Maguid de Mezritch dice: “Sólo el aspecto ‘real’ de los ángeles le envió a Esav, pero el componente espiritual se mantenía siempre con Iaakov”.

Espera un minuto, algo no está bien aquí. Parecería que el objetivo de Iaakov en el envío de los ángeles, era que ellos ejercieran sus inmensos poderes espirituales para neutralizar la hostilidad de su hermano Esav. ¿Por qué el Maguid propone que en el envío de los ángeles, Iaakov retenga estos poderes espirituales, enviando una versión más común de los ángeles en su lugar?

Pero las palabras del Maguid pueden ser entendidas de otra forma más mágica.

Los ángeles traen todo de sí mismos para el encuentro con Esav. Están totalmente equipados, en la realidad, así como también espiritualmente, para hacer frente a este formidable desafío. Sin embargo, mientras que luchan para realizar su misión, nunca dejan de darse cuenta de que estar con Esav no es su destino final. Ellos se apuran en terminar y reunirse con Iaakov. Así, mientras los ángeles están con Esav en la realidad, siguen estando espiritualmente conectados con quien los envió.

Y es este vínculo inquebrantable que provoca el éxito de los ángeles. Sólo permaneciendo firmemente conectados con su fuente, el virtuoso Iaakov, los ángeles pueden estar seguros de tener éxito en su esfuerzo de refinar a Esav.

Así también es la historia de nuestras vidas.

Nosotros también estamos en una misión. Nuestras almas se han enviado desde lo alto, para investirse en un cuerpo. Al mismo tiempo, se nos ha imbuido con las herramientas necesarias para dominar, refinar y elevar nuestro entorno.

Es imprescindible que para enfrentar esta prueba, tengamos el arte de bailar simultáneamente en dos casamientos. Mientras enviamos a nuestro ángel mensajero, a nuestra alma, para vencer, debemos mantener firme nuestro propio “Iaakov”, la fuente de nuestra alma Divina, que nunca puede ser manchada.

Por: Dovi Scheiner

Rajel y Lea: Dos destinos, dos mundos

Rajel y Lea, dos hermanas, las dos esposas de Iaakov y las dos matriarcas de nuestro pueblo. Rajel y Lea, dos poderosas pero con personalidades contrastables, cada una representaba un mundo por sí misma.

Rajel fue el primer amor de Iaakov. Pero Lea fue la primer esposa con la cual se casó y tuvo la mayoría de sus hijos.

En el momento de más necesidad de Lea, Rajel hizo el mayor acto de autosacrificio renunciando a su destinado esposo con el fin de no hacer pública la degradación de Lea. Mientras el padre le colocaba el velo a Lea, reemplazando a Rajel como esposa de Iaakov, ella no solo se mantuvo en silencio, sino que ayudó a su hermana con el engaño. Lo hizo simplemente para no avergonzarla.

Lea también, a pesar de experimentar el dolor de no ser «la esposa amada» de Iaakov, demostró su sentimiento hacia su hermana Rajel, rezando para que pudiera tener un hijo.

Embarazada de su séptimo hijo, Lea rezó para que el feto sea femenino, para así Rajel también tuviera su lugar en las tribus de Israel.

A pesar de sus enormes compasiones una a la otra, Rajel y Lea tenían personalidades muy diferentes, representando dos planos completamente diferentes de la realidad, lo cual más tarde se transformó en una rivalidad.

El inmenso abismo que dividía sus respectivos mundos, no solo afectó sus propias vidas, sino que continuó como una grieta en la vida de sus descendientes.

Comenzando con la rivalidad entre Iosef (hijo de Rajel) y sus hermanos (hijos de Lea), quienes buscaron matarlo pero en lugar de eso lo vendieron como esclavo.

Fue Moshé, descendiente de Lea, quien redimió a nuestro pueblo de la esclavitud de Egipto, pero solo Iehoshua, el discípulo de Moshé, y descendiente de Rajel, pudo dirigir a la nación a la Tierra Santa.

El reinado de nuestro primer rey nacional, el Rey Shaúl (descendiente de Rajel), fue interrumpido por el Rey David (descendiente de Lea), del cual se establecería una dinastía. Pero el cisma nuevamente salió a la superficie con la contrastante división entre Maljut Israel (el reinado de Israel) y Maljut David (La dinastía de David)

Esta separación permanecerá hasta el final de los días. Mashiaj ben Iosef (de Rajel) tiene la tarea de preparar al mundo para la redención, pero el Mashiaj ben David (de Lea), será quien realmente logre la redención final por la eternidad.

Por: Jana Weisberg

Vayetzé: Y salió…

Yaacov, padre de las doce tribus, salió de Israel (Beer Sheva) y se fue a Aram (Harán) para escapar de su hermano Esav, según el consejo de su madre, y para buscar esposa, según las instrucciones de su padre, Itzjak.

Beer Sheva representaba la paz y la seguridad, el rezo y el estudio de Torá; sin embargo, tuvo que dejarlo para enfrentarse al mundo de las tentaciones, Olam, cuya raíz es Elem, ocultamiento (donde Di-s está oculto) y para superarlas, con miras a ser luego el padre de la casa de Israel. Esto nos enseña que Di-s quiere que los judíos vivan una vida espiritual en un mundo terrenal. 

Yaacov estudió 14 años en la Yeshivá de Eber antes de ir a Harán. En vez de dedicarse a estudiar la cultura y el idioma del lugar al cual iba, se dedicó a rezar, lo cual demuestra que antes de formar un hogar judío, la prioridad no debe ser integrarse a la sociedad e imitar las costumbres de otros, sino conocer nuestros fundamentos de vida, indicados en la Torá. 

Antes de llegar a Harán, Yaacov, se detuvo en el Monte Moriá, en el mismo lugar donde Abraham construyó el altar para el sacrificio de Itzjak y donde posteriormente fue construido el Beit Hamikdash (Templo de Jerusalem). Allí tuvo el famoso sueño de la escalera y recibió de Di-s la promesa de que esa tierra le pertenecería, y de que su descendencia sería tan numerosa como la arena. 

En el sueño de Yaacov, la escalera estaba apoyada en la tierra, pero llegaba hasta el cielo. Como la vida y las experiencias de los patriarcas sirven de modelos para nuestra conducta, este sueño del patriarca nos señala que aún cuando nuestra existencia física es terrenal, todos tenemos el potencial de alcanzar altos niveles espirituales y, por tanto, debemos poner todo el empeño en lograrlos.

En la escalera había ángeles que subían y bajaban. Éstos representaban a los cuatro imperios que dominarían a nuestro pueblo: el de Babilonia, Persia, Grecia y Roma (Edom), nuestro exilio actual.

En cada uno de los casos, Yaacov vio su subida, apogeo y caída, menos en el caso de Edom, cuyo ángel subía continuamente. Al preguntarle a Di-s cuándo bajaría, este le respondió que Él mismo lo haría bajar, lo que indica que la finalización del actual exilio se producirá por medios sobrenaturales.

Yaacov llegó a la casa de Laván, su tío, y luego de trabajar siete años para casarse con Rajel, tuvo que casarse con Lea, la hermana mayor de Rajel, porque Laván lo engañó. Entonces trabajó siete años más para casarse con Rajel. En total, Yaacov pasó 20 años trabajando para Laván, sin perder su nivel espiritual. 

La raíz de la palabra arameo (en hebreo, aramí) significa “engaño”; ese era el nombre con que se conocía a Laván, “maestro del engaño” (aramí).

Cuando se narra el amor de Yaacov por Rajel, se dice que aún cuando tuvo que esperar siete años para casarse con ella, éstos se le pasaron como si fueran pocos días, debido al amor que sentía. Esto nos explica el verdadero tipo de amor. 

Para quienes se aman principalmente a sí mismos y necesitan la compañía de la otra persona para gratificarse, cada día de ausencia es una eternidad. En cambio, Yaacov amaba a Rajel por lo que ella era, más que por lo que podía darle; se trataba de un amor incondicional, por el que cualquier sacrificio valía la pena.

El amor egoísta es impaciente; el verdadero amor es permanente, prevalece, y en tal contexto, muchos años pueden parecer pocos días. 

Yaacov tuvo doce hijos con sus cuatro esposas: Lea, Rajel, Bilhá y Zilpá. Las cuatro eran hermanas por parte de Laván, su padre; y Bilhá y Zilpá eran hijas de una concubina de Laván. 

Toldot: Generaciones

Iaacov, hijo de Itzjak y Rivka, hermano mellizo de Esav y tercer patriarca del Pueblo Judío, nació en el año 2108 desde la Creación y vivió 147 años. Sus doce hijos formaron las doce tribus del Pueblo de Israel.

Rivka estuvo casada por veinte años sin tener hijos. Otras mujeres que tuvieron que esperar muchos años antes de tener hijos fueron: Sara, quien debió esperar 75 años por Itzjak; Rajel, quien debió esperar 14 años, y Janá, quien aguardó 19 años hasta el nacimiento de Shmuel. 

Rivka tuvo un embarazo muy molesto. Cuando consultó a Shem – hijo de Noé y tzadik de la época – sobre el particular, éste le comunicó que llevaba mellizos en su vientre y que éstos darían origen a dos naciones: Iaacov a Israel y Esav, a Roma. 

Estas dos naciones tendrán objetivos diferentes. Una estaría orgullosa de su Torá, la otra, de su riqueza. Ambas generarían grandes emperadores: Israel daría al rey Salomón, quien construiría el Gran Templo de Jerusalem, y Roma, a Adriano, quien lo destuiría. 

Esav es nombrado por sus padres; en cambio, Iaacov es nombrado directamente por Di-s.

Hasta los 13 años no existieron diferencias entre Esav y Iaacov; estas se hicieron evidentes luego de esta edad, cuando Iaacov se dedicó al estudio de Torá y Esav a la caza.

Esav hacía creer que observaba las mitzvot, cuando en realidad no las cumplía y además se comportaba como un malvado. El único precepto que cumplía era el de honrar a su padre. 

Esav le vendió su primogenitura a Iaacov por un plato de lentejas, pues no le daba importancia al privilegio que tenía el primogénito de cada familia de ser honrado como Cohén y de continuar la tradición de Abraham e Itzjak, como lo hará luego Iaacov. 

Esav prefirió el placer temporal a los valores eternos de la Torá. Itzjak bendijo a Iaacov creyendo que era Esav, por su ceguera y por las pieles que Rivka había puesto en el cuerpo de Iaacov, siendo esto parte del Plan Divino. 

La bendición por la que Iaacov prevalecería sobre las demás naciones estaba sujeta al cumplimiento y al estudio de la Torá. Si violaba la Torá, serían los descendientes de Esav los que dominarían. 

El odio de Esav a Iaacov es una halajá (ley) de la Torá en la que se encuentran los orígenes más remotos del antisemitismo. Ello nos enseña que no es la emulación de la conducta de los demás pueblos, ni la asimilación, ni la adulación a los no judíos, lo que determina las buenas relaciones con los demás pueblos. Sólo existe un método para combatir el antisemitismo y es, tal como está expresado en la bendición de Itzjak, el cumplimiento de la Torá, para impedir que prevalezca la descendencia de Esav. 

“El dolor constriñe la mente, eclipsa tus inquietudes, hace que te olvides de tu sagrada misión en la vida. Si el dolor se presenta, recuerda que es sólo una puerta transitoria que necesitas atravesar”. 

Según la Cábala, Abraham representa la bondad. Tuvo dos hijos, Ishmael e Itzjak, lo cual demuestra que una bondad excesiva puede ser dañina. Itzjak es la personificación de la severidad, de la fortaleza, también él tuvo dos hijos, Iaacov y Esav. Éste último representa el lado impuro del rigor, el orgullo, el egoísmo, el odio al prójimo. Iaacov representa la combinación armoniosa de bondad y severidad, personificando la “majestuosidad” que, a través de sus doce hijos, da lugar a las doce tribus de Israel. 

La Historia de Rosh Jodesh Kislev

La Sinagoga de 770 Eastern Parkway en Brooklyn está completamente llena. Miles de Jasidim de todas partes del mundo, están allí para celebrar con el Rebe. Todos los ojos están enfocados en el  Rebe mientras comienzan las Hakafot. El Rebe sostiene el Sefer Torá. Su cara irradia la alegría de Iom Tov mientras baila con su cuñado, el Rashag, en el centro de la sinagoga. Es Shmini Atzeret del año 5738 (1977).

La primer Hakafá finaliza. El Rebe camina, lentamente, hacia su lugar en la pared sudoeste. La segunda y tercera Hakafá son completadas, y el Rebe, que se ve cansado, sólo aplaudió unas pocas veces.

Es la cuarta Hakafá, y el Rebe se da vuelta mirando a la muchedumbre. Los cantos cesan. El silencio invade 770. El rostro del Rebe está blanco como la tiza. La Hakafá comienza. El Rebe hace un gran esfuerzo para poder juntar sus manos y aplaudir. Pide una silla y se sienta.

Un estremecimiento cubre la sala. Las Hakafot son el momento más alegre del año. El Rebe nunca se sienta durante las Hakafot. Ahora, el Rebe se reclina en su silla y cierra sus ojos.

Se escucha un grito: ¡Agua! ¡Aire! ¡Muévanse! Y entre los gritos, se oyen ruidos de vidrios rotos. Cada ventana a la vista se convierte en una salida de escape. Lo Jasidim saltan al patio de al lado. En minutos, 770 quedó vacío. De los miles que se encontraban cantando y bailando hasta hacía sólo unos momentos, menos de cien quedaron adentro.

Doctores corren hacia el frente, asustados, preocupados. El Rebe sólo sonríe y dice que todo está bien. Él sólo está cansado; no hay de qué preocuparse. “Beba”, le suplican al Rebe. “No” dice el Rebe, “¡No voy a beber nada fuera de la Sucá! ¡Continúen con las Hakafot!. En ese momento, quién sabía que el Rebe acababa de sufrir un serio ataque al corazón…

Terminamos con la quinta y sexta Hakafá rápidamente. La séptima Hakafá, tradicionalmente le pertenece al Rebe, y esta noche no era diferente. A pesar de todo, él baila con el Rashag. El Rebe sonríe a la vez que el Rashag finaliza la Hakafá temprano. Luego del rezo, el Rebe le desea a sus Jasidim el tradicional “Gut Iom Tov, Gut Iom Tov”. El Rebe camina lentamente fuera de la sinagoga, hacia su dormitorio arriba, y cierra su puerta tras él. Sólo Di-s sabe lo que pasaría esa noche.

Hoy en día, sabemos el final feliz de la historia. Conocemos los milagros que llevaron a Rosh Jodesh Kislev, el día en el cual el Rebe volvió a su casa; un símbolo de su recuperación completa.

Durante aquellos días fatídicos de Tishrei de dicho año, en el mundo de Lubavitch y más, reinaba una gran confusión. La única persona que se mantenía calma era el Rebe mismo.

A continuación, les presentamos un conjunto de historias y conversaciones que se llevaron a cabo durante este caótico período.

LA COLUMNA DE LOS DOCTORES

En el momento en el que el rostro de Rebe cambió, médicos de todas partes de 770 corrieron a su lado. En los días subsiguientes, muchos más especialistas y expertos se unieron a ellos. Estos hombres de experiencia, expresan mucho asombro ante la conducta sobrehumana del Rebe durante esta prueba. En la agonía de dos ataques al corazón serios, el Rebe no gritó de dolor. Ni siquiera un respiro se le escapó de los labios. El Rebe insistió en seguir cumpliendo con todas las mitzvot (preceptos), ni siquiera renunciando a la costumbre de hacer Kidush en la Sucá aquella misma noche.

Lo expuesto a continuación son testimonios de doctores que se encontraban presentes, y de sus encuentros y discusiones con el Rebe.

¿Un hospital? ¡Olvídenlo! Durante las primeras horas luego del ataque, los doctores le insistían al Rebe que fuera al hospital.

El Rebe se negaba firmemente. “¿Qué haría uno si estuviera en un lugar en donde no hay hospitales?” preguntó el Rebe.

“Lo que sea que haya que hacer, debe hacerse ahora”. Una mujer (que había asistido médicamente al Rebe Anterior) le pidió al Rebe permiso para hacerle una pregunta. El Rebe asistió. “Si otra persona estaría en el lugar del Rebe, y le preguntara al Rebe si debería ir a un hospital, ¿Qué le recomendaría el Rebe a él?” “¿Me escucharía esta persona?” Le respondió el Rebe. “Sí”. “Entonces, debo ser obedecido ahora también” concluyó el Rebe. Muchos Rabinos se acercaron al Rebe y le rogaron que fuera al hospital. A ellos, el Rebe les respondió. “Yo soy un judío observante, por lo tanto, debo escuchar las opiniones de los Rabinos. De ser así, por favor, no me digan si la decisión es que vaya, porque sino voy a tener que hacerlo, (inclusive) que no haya necesidad”.

En las tempranas horas de la mañana, los Rabinos volvían con el mismo pedido a lo del Rebe. El Rebe seguía firme “He expresado mi opinión ayer y no la voy a cambiar”. Lo doctores discutían este problema entre ellos. Uno de ellos se acercó a la cama del Rebe y le dijo, “Rabí, si no acepta ser transferido al hospital, vamos a irnos inmediatamente y librarnos de cualquier responsabilidad. Somos doctores con experiencia y le decimos que está poniendo su vida en peligro. Si no acepta ir, no podemos tomar responsabilidad por su vida”.

A las 2 de la madrugada los doctores agarraron sus sacos y abandonaron el cuarto. Sólo un par de horas después de un serio ataque cardíaco, el Rebe se encontraba sin ayuda médica. Pero, el secretariado del Rebe no se iban a sentar con los brazos cruzados. Una hora más tarde, con la ayuda de un hospital Judío en Brooklyn, el cuarto del Rebe se convirtió en una sala de terapia intensiva (CTI). A las cinco de la madrugada, el electrocardiógrafo registró un segundo, y más serio ataque cardíaco.

EL DR.WEISS

En ese estado crítico, el Dr. Ira Weiss vino a la mente. Minutos más tarde, el teléfono sonó en la casa del Dr.Weiss en Chicago. Un renombrado cardiólogo,que, conocía bien al Rebe. Luego de pocas horas, el Dr. Weiss se encontraba al lado de la cama del Rebe. Había llegado en el primer vuelo disponible. Con lágrimas en los ojos, comentó: “Frecuentemente he tratado a gente que el Rebe me mandó. He presenciado milagros que ha hecho para muchos. Y ahora soy yo el que tiene que tratar al Rebe…”

Cuando el doctor entró a la pieza, su espíritu se elevó. El Rebe rápidamente se dio cuenta de que el doctor lo trataría como lo haría con cualquier paciente. Sin perder un minuto, comenzó a examinar al Rebe. Casi inmediatamente, la condición del Rebe comenzó a mejorar. El Dr.Weiss iba a ser muy extrañado en Chicago, pero, decidió quedarse en Nueva York hasta que el Rebe sanara.

El lunes siguiente, el Dr.Weiss le dijo al Rebe que su esposa quería que volviera a casa. El Rebe le dijo, “Tú debes escuchar a tu esposa, porque ella es la “base” de la casa, así como yo escucho a la “base” de mi casa. Yo quería visitar el Ohel, y ella sintió que no debería ir…y yo estuve de acuerdo”

(Nota: El Dr.Weiss volvió a su casa en Chicago mucho tiempo después). 

El Dr.Weiss era uno de los pocos doctores que dio su consentimiento de que el Rebe se quedara en 770. Dijo de que el Rebe tenía razón en optar por no ir al hospital por muchos motivos: a) El Rebe querría personalmente instruir a los doctores sobre su tratamiento. En un hospital, eso sería prácticamente imposible. b) Doctores no siempre están de servicio en un hospital y los asistentes son los que hacen la mayor parte del trabajo. En 770, los doctores estarían constantemente monitoreando al Rebe. c) Un ambiente familiar, siempre ayuda en el progreso del paciente. Similarmente, la atmósfera familiar de los Jasidim facilitaría el estado mental del Rebe.

EL OHEL

El domingo luego del Iom Tov, el Rebe les consultó a los doctores si le darían permiso para ir al Ohel.

El Dr. Weiss relata que él sospechó que el Rebe pediría ir al Ohel. Anticipando dicho pedido, él le mencionó al Rebe: “¿Acaso el Rebe mismo no le instruye a sus Jasidim que escuchen al doctor?” El Rebe le respondió: “¿Tú eres un Jasid?” “¿Cuál es la diferencia?” le respondió el Dr.Weiss.

“Un Jasid debe obedecer…”- Ese martes, los doctores le preguntaron al Rebe cómo se sentía. El Rebe contestó: “Físicamente, estoy bien, Gracias a Di-s. Pero mentalmente no tan bien. Debe ser porque hoy no visité el Ohel”. Uno de los Doctores le explicó al Rebe, “Usted debe cuidar su salud, si no lo  hace, Di-s no permita, hay un %25 de probabilidad de que le vuelva a ocurrir lo mismo”. El Doctor le preguntó al Rebe si escuchó lo que le dijo. “Seguro”, dijo el Rebe, “Usted dijo que si yo no cuido mi salud, hay un %75 de probabilidad de que esta enfermedad no vuelva”

LA SUCÁ

Poco después del ataque al corazón, el Rebe se dirigió a la Sucá para su comida de Iom Tov. Los doctores se opusieron fuertemente a esto, insistiendo que el Rebe no estaba ni siquiera en condiciones para caminar.

El Rebe no quiso ni escuchar esto, “¿Cómo puedo dejar a la Rebetzin sola toda la noche, sin siquiera comer ni hacerle Kidush?” En la Sucá, el Rebe encontró una botella de jugo de uva en su mesa. “Kidush”, insistió, “se hace con vino, no con jugo de uva”

CORREO, UN ASUNTO SERIO

El jueves, 24 de Tishrei, el Rebe inquirió por el correo que había estado llegando durante los días previos. Uno de los doctores, le sugirió al Rebe que primero descanse, quizá por unas dos semanas, antes de comenzar a responder el correo.

El Rebe dijo, “Si yo espero dos semanas, el trabajo sería mucho mayor…”

En otra ocasión el Rebe comparó esto a fumar. “Un fumador no puedo simplemente dejar de fumar. Si lo hace, afectaría su salud. Si yo, siendo que estoy acostumbrado a responder y recibir correo constantemente, de repente dejo de hacerlo, no sería sano para mí.”

“Quizá”, uno de los doctores sugirió, “uno de los secretarios puede leer las cartas, y darle al Rebe un resumen general de ellas, y el Rebe responderá acorde a ésto”. “Eso”, contestó el Rebe, “es como el doctor, que en vez de examinar a un paciente, escucha un informe general de la condición del paciente de una segunda persona. ¿Le satisface eso al doctor?”

UNA SIJÁ ES ILIMITADA

Luego de la festividad de Simjat Torá, le fue dicho a la gente que el Rebe diría una Sijá (charla) desde un micrófono instalado en su cuarto. Las órdenes de los doctores eran que la sijá no durara más que cinco minutos. A las 12 de la noche, el Rebe comenzó. Terminó a las 12:22. Más tarde, los doctores le preguntaron al Rebe si había tenido el tiempo suficiente de decir todo lo que quería decir. La respuesta del Rebe fue: “De haber sido por mi, no habría un límite de tiempo para hablar”. En Motzaei Shabat Bereshit (la noche del sábado luego de la lectura de la porción semanal de Bereshit) el Rebe habló por casi una hora. Y los doctores le habían dado permiso para hablar por veinte minutos.

PROBABILIDADES Y CONCLUSIONES MÉDICAS

En las primeras horas luego del ataque, los doctores decidieron administrarle al Rebe inyecciones para aliviar el dolor. Uno de ellos, le preguntó al Rebe si podía dársela, a lo que el Rebe respondió que no había necesidad de hacerlo. Una de las personas allí presentes le susurró al oído del doctor, “Si Ud le pregunta al Rebe, él nunca va a aceptar. Hoy es Iom Tov, y de acuerdo a las leyes judías uno puede recibir una inyección si el doctor se lo instruye explícitamente”.

El doctor volvió a la cama del Rebe. “Rebe, como doctor, le ordeno aceptar estas inyecciones. Es de vital importancia, el dolor está poniendo en peligro su vida”. El Rebe aceptó inmediatamente. Mientras el doctor le extraía sangre, el Rebe preguntó. “¿Qué es lo que extrae la sangre de las venas, la aguja o el vacío?”

El doctor le explicó que era por el vacío. Al escuchar esto, el Rebe notó, “Este asunto me llamó la atención previamente. Una persona vino a mí y clamó que se sentía vacío y no apto para nada. Le dije que lo contrario era cierto. Un envase vacío se basa en sí mismo con más fuerza; él era un recipiente para todo los tipos de santidades y bienes”

El Rebe concluyó, “Todos los Rabinos dan sermones en Shmini Atzeret. Yo estoy imposibilitado para hablar, así que dije lo que le acabo de mencionar y Ud repítalo a todos los demás”

Un doctor particular llegó desde Cleveland en Iom Tov. Le preguntó al Rebe si había profanado el Iom Tov al viajar, siendo que ya habían muchos más doctores presentes.

El Rebe le contestó. “Esto es similar a las leyes de la Santificación del Mes. Le pedimos a los testigos que vengan a Ierushalaim, a profanar el Shabat y el Iom Tov para poder llegar, incluso si sus testimonios terminan siendo rechazados. Si ellos no vienen, nadie sabría cuándo es el principio del mes”

“Para curar a un judío, uno profana el Shabat, incluso cuando uno está inseguro”. El jueves a la tarde, el día 2 del Mes de Jeshvan, el Rebe mandó un mensaje a los Bajurim (muchachos) para que vuelvan a la Casa de Estudio (Beit Hamidrash) arriba a estudiar. Los doctores protestaron que el ruido disturbaría al Rebe. El Rebe respondió, “El ruido de Torá no molesta”.

ES IOM TOV, HAY QUE ESTAR ALEGRE

En el día de Shmini Atzeret, durante la tarde, el Rebe mandó un mensaje a sus Jasidim: “No se olviden hacer felices a los judíos en las diferentes sinagogas. La plegaria de la noche y las Hakafot deben hacerse con mucha alegría”.

El Rebe anunció a aquellos que venían a desearle una rápida recuperación, que deben alegrarse. Un jasíd se acercó al cuarto del Rebe con lágrimas deséandole una pronta recuperación, y el Rebe le dijo: “Actúas contrario a nuestra Torá, que nos enseña ‘Alégrate en tus festividades’. Todos queremos que yo me mejore, y eso lo lograremos con alegría. Llorar está en contra de mis deseos”. El Rebe entonces le dio dos botellas de vodka y le instruyó, “Distribuye esto durante el farbrenguen (reunión de Jasidim) antes de las Hakafot. Estoy seguro de que van a organizar este farbrenguen, y estoy seguro de que no van a faltar palabras de Torá, de fomento y de alegría. Y de esta forma van a poder hacer las Hakafot con mucha alegría”.

En la noche posterior a Simjat Torá, varios Jasidim ancianos fueron a visitar al Rebe a su habitación y le suplicaron que no se sobrecargue. El Rebe replicó rápidamente: “Traer al Mashíaj es aún más difícil”.

En la noche de Shmini Atzeret, en Californio, el Rebe de Rimnitz detuvo las Hakafot, justo antes de la segunda Hakafá y fue a un lado del cuarto a decir Tehilim (salmos).

El Guerer Rebe (al mismo tiempo aproximadamente) mandó a su asistente a averiguar “alguna noticia”. El asistente volvió rápidamente con la noticia del ataque cardíaco del Rebe. El Guerer Rebe lo mandó otra vez, para que escuche los sucesos. Volvió con el informe de que el Rebe no había sufrido un ataque al corazón, sino que estaba cansado. El Guerer Rebe suspiró y dijo, “Si sólo fuera como dices…”

El duelo

Ni hablar que la experiencia más traumática que un ser humano puede experimentar es la de perder un familiar o un ser querido. Deja un vacío imposible de llenar. Quizás las sensaciones más presentes son las de la impotencia y sentimiento de culpa. No se puede traer de vuelta al fallecido. No se le puede decir lo que no se le dijo en vida.

Son dolores muy profundos.

Veamos algo de las leyes y costumbres judías relevantes y la sabiduría que contienen y cómo sirven de herramientas por medio de las cuales poder lidiar mejor con la experiencia.

Hay varias sensibilidades que se respetan en las acciones que se realizan en el entierro y en los períodos previos y posteriores: 1) La vida del fallecido; 2) el vacío que deja; 3) la responsabilidad que ahora cae sobre los familiares.

Fórmula de consuelo

La fórmula tradicional con la que se consuela a los dolientes es: Hamakom Ienajem Etjem bejot Shear Aveilei Tzión V´Íerushalaim, o sea: Que el Omnipresente los consuele entre los que están de duelo por Sión y Jerusalén. 

El Rebe, zi´´a, en una carta de consuelo enviada a Ariel Sharon al fallecer su hijo en un accidente, pregunta, ¿qué sentido tiene consolar a alguien que perdió a un ser querido con incluirlo entre los que están de duelo por la destrucción del Templo de Jerusalén? ¿Cómo se compara la muerte de un ser humano con la destrucción de un edificio, por más sagrado que sea?

Responde que hay tres puntos de comparación que hace la base del consuelo.

 La muerte, igual que la destrucción del Templo, afecta nada más que la dimensión física y externa, ya que la esencia sigue existiendo en el plano espiritual;

Aun la desaparición física es nada más que temporaria, ya que creemos en la resurrección de los muertos y tal como se reconstruirá el Templo físicamente, los cuerpos volverán a vivir. 

Así como la destrucción del Templo es una tragedia que afecta y es lamentada por todo el pueblo judío, del mismo modo la muerte de cada integrante de nuestro pueblo afecta a todos y es más que simplemente un duelo personal. 

Las tres consideraciones mencionadas ayudan a aliviar el dolor producido por lo que parecería ser una pérdida permanente y puramente personal.

Dicho concepto es expresado también en la costumbre de romper la ropa y pronunciar la bendición correspondiente antes de salir al entierro. El romper la ropa expresa la idea de que lo que se afectó es nada más que la “vestimenta” del fallecido, ya que su esencia sigue existiendo. La bendición que se pronuncia declara a Di-s como el “Juez de la Verdad”, quien lleva a cada uno en el momento justo. No pretendemos entender Sus caminos; simplemente reconocemos nuestras limitaciones y, humildemente, los aceptamos como justos. 

La muerte como estado provisorio

Lo transitorio de la muerte está expresado también en las preparaciones que la Jevra Kadisha (Sociedad Sagrada) le hace al cuerpo previo al entierro, lavando y vistiéndolo, preparándolo así para reencontrarse con su Creador y eventualmente para el día que vuelva a revivir. Se entierra al muerto en mortajas de lino blanco y cajones de madera simple ya que la muerte no es un estado permanente, también para no distinguir entre los ricos y los pobres. No se lleva nada de este mundo, salvo los méritos generados por las buenas acciones. 

Seudat Havraá

En realidad, cualquier tipo de “digestión” de la pérdida puede ocurrir recién después de un tiempo. La reacción inicial natural es una de Shock total, sin capacidad de respuesta. 

Dicha condición es reflejada en la primera comida que los dolientes deben comer luego de volver del entierro, conocida como Seudat Havraá, o comida de curación: Huevo duro o lentejas con pan. Tal como el huevo duro y la lenteja no tiene “boca”, así el doliente no tiene lo que decir ante su pérdida. La etapa inicial de tres días es de silencio y lágrimas. No se inicia conversaciones con el doliente. No se le invade su espacio. 

Shivá

La siguiente etapa es el duelo que termina a los siete días, contando a partir del entierro. La neblina se levanta un poquito. Durante la semana de duelo, denominada “Shivá”, los dolientes no salen de la casa, se sientan en el piso o en sillas bajas. El golpe es duro. Los amigos vienen a la casa para los rezos y así hacen posible la recitación del Kádish. Es un favor para el alma del fallecido que se realicen los rezos en su casa, si es posible. Es recomendable asumir – en la semana de Shivá, la fundación de algún proyecto de beneficencia en mérito del fallecido.  

Al terminar la semana de Shivá, los dolientes vuelven a la rutina de la vida. Hay ciertas costumbres que se aplican hasta completarse el mes, conocido como el Shloishim, y otras que siguen hasta completarse once meses y otras que siguen hasta completarse un año. 

El Kadish

El Kadish es una plegaria que no se menciona nada de la muerte; simplemente reafirma que se agrande y que se consagre Su gran nombre, pidiéndole a Di-s el bienestar para toda la humanidad.

Es la humilde aceptación y reconocimiento de la soberanía de Di-s. Se recita durante 11 meses después del entierro y luego cada año en el aniversario del fallecimiento.

Matzeivá

Se acostumbra colocar una lápida para marcar el lugar de sepultura. Tiene una doble función: 1) honrar el lugar de descanso del fallecido; 2) inspirar a quien pasa por ahí y se acuerda de la vida vivida. Las letras talladas en la misma deben contener el nombre hebreo del fallecido y el de su padre. Hay quienes agregan versículos de la Torá o textos que expresan lo resaltable de la vida de quien yace allí.

Visitas al Cementerio

Aunque se va desprendiendo cada vez más, el alma sigue siempre ligada a su cuerpo. Se acostumbra visitar al cementerio en ocasiones especiales para pedir a las almas de quienes yacen ahí para que intervengan ante el Trono celestial a favor de uno, su familia, comunidad o pueblo. Se acostumbra también a invitar a los ancestros a los casamientos de sus descendientes. 

Hay quienes tienen la costumbre de dejar una piedrita en la tumba como un acto de presencia y señal de respeto. No es una costumbre judía dejar flores ni en el entierro ni en visitas posteriores. 

Concluyó con el deseo de que merezcamos pronto la llegada del Mashiaj y el posterior reencuentro con todos aquellos seres queridos que hoy no están con nosotros físicamente. 

El nacimiento de un Rebe

El 20 de Mar Jeshvan del año 5621 (1860), en Lubavitch- Rusia, nació Rabí Shalom Dovber, conocido como el Rebe Rashab, quinto Rebe de la dinastía Jabad.

Su nacimiento está íntimamente relacionado con un sueño que tuvo su madre, la Rabanit Rivka. En su sueño vio a su madre y a su abuelo, el Miteler Rebe. Ellos le indicaron que mandara a escribir un Sefer Torá y le anunciaron que tendría un hijo varón. Ella no prestó atención al sueño. Después de unos días su sueño se repitió, y al final del mismo su madre y abuelo la bendijeron. La Rabanit respondió: ¡Amén! Y se despertó. Su esposo, Rabí Shmuel- el Rebe Maharash- que aún se hallaba en la habitación, al oír a su esposa contestar Amén en sus sueños, quiso saber de qué se trataba. Cuando escuchó el relato dijo: “Es un buen sueño. ¿Por qué no me lo relataste la primera vez? Sueños como éste, son acerca de temas que se encuentran en las altas Esferas”. El Sefer Torá se comenzó a escribir en secreto. También su conclusión se realizó en privado. Después de una semana, la Rabanit Rivka dio a luz a un varón, el Rebe Rashab.

Rabi Iosef Itzjak relató que en cierta ocasión su padre, el Rebe Rashab le dijo: “Cuando tenía 12 años, eduqué a mi cuerpo, para que cada miembro hiciera lo que le estaba indicado. Estudiaba de manera regular el Shuljan Aruj (Código de Leyes) Oraj Jaim. Y desde entonces entrené a mi cuerpo de acuerdo a las indicaciones del Shuljan Aruj”.

Rabi Shalom Dovber fue un intelecto profundo, conocido por su capacidad de permanecer sentado perfectamente quieto en una profunda contemplación durante horas y horas. se dedicó al futuro de la nación judía al involucrarse en la educación en todos los niveles.

Fundó la Ieshivá Tomjei Temimim, la primera en incorporar el pensamiento jasídico en su programa de estudios.

Enfocado en fortalecer las comunidades en áreas remotas, organizó un cuerpo judío que ayudó con la educación de niños y adultos judíos. Sus trabajos escritos brindan la primera organización sistemática del pensamiento de Jabad y constituyen la base de estos estudios en las Ieshivot de hoy. Sus actividades fortalecieron la conciencia judía y aseguraron el futuro para las generaciones venideras.

Rabí Shalom Dovber manifestó que «Es el deber absoluto de cada persona, ya sea profundamente instruido o simple, dedicar todos los días media hora para pensar en la educación judía de los niños y hacer todo lo que esté a su alcance, y más allá de su poder, para inspirar a los niños a seguir la camino correcto»