¿Qué es un Rebe?

Debido a la proximidad de Guimel Tamuz- día de la desaparición física del Rebe, el jueves 22 de junio – compartimos con ustedes estos profundos comentarios:

El Gaon (‘genio’) de Rogatchov, Rabi Iosef Rosen, era uno de los estudiosos Talmúdicos más prominentes de la generación anterior. 

Constantemente estudiaba Torá, pero en Shabat invitaba a jóvenes estudiantes de la Ieshivá de Lubavitch a su casa y entablaba una conversación con ellos.

Una vez les preguntó si podían definir lo que es un ‘Rebe’. Ellos contestaron que habían aprendido que ‘Rebe’ son las iniciales de “Rosh Bnei Israel” (la Cabeza de los hijos de Israel)

El Rogachover se quedó callado y luego de unos instantes dio su propia respuesta: “La verdad es que nadie puede saber lo que es un Rebe… es incomprensible. Pero una cosa es con seguridad: Si un judío, cualquier judío en el mundo, está en problemas…el Rebe lo siente”.

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Antes de que el Lubavitcher Rebe aceptara el liderazgo de Jabad, en cierta ocasión le dijo a otro judío con respecto a su suegro, el Anterior Lubavitcher Rebe:

“Usted no puede imaginar lo que es realmente un Rebe. Su carta no tiene que localizarlo para que él sepa la pregunta, y usted no tiene que recibir una carta de él para obtener una respuesta”.

 En otra ocasión dijo: “Es cierto que con el fallecimiento del Rebe y la elevación de su alma, experimentamos un verdadero ocultamiento de su ‘luz’ (histalkut)

Pero debemos saber que el vínculo (hitkashrut) y el apego (dveikut) que tenían hasta ahora, aquellos que tuvieron el privilegio de ver al Rebe en muchas oportunidades, o una sola vez, e incluso aquellos que sólo recibieron una carta, o escucharon del Rebe por medio de sus enseñanzas y alocuciones- permanece con toda su firmeza, y en este lazo no cabe la posibilidad de debilitamiento.

 (El Rebe lloró, y luego siguió diciendo)

Mi suegro, el Rebe, enseñó que a través del jasidismo se logra que el Rebe no esté solo y que los Jasidim no estén solos, ya que el Rebe se interesa y se involucra en cada detalle de la vida de los jasidim. Más aún, ahora cuando se encuentra en un nivel de mayor elevación, el Rebe continúa observando y cuidando cada detalle de la vida de los jasidim, transmitiendonos las fuerzas para seguir con la misión que él espera de nosotros.

Por el contrario, siendo que este es un momento de ocultamiento, con el fin de llegar a una mayor revelación, debemos entonces dedicarnos a todos los temas que el Rebe exige, con mayor energía y fuerza.

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La Reina Cleopatra preguntó a Rabí Meir: “Sé que los muertos revivirán”, pues está escrito: “Y ellos florecerán fuera de la ciudad como el césped de la tierra”; “pero cuándo se levanten, ¿lo harán desnudos o vestidos?” Él contestó: “Usted puede deducir la respuesta observando un grano de trigo. Si un grano de trigo que se entierra desnudo crece envuelto en muchas túnicas, cuánto más así el virtuoso, a quién se entierra con sus vestimentas”

(Talmud Sanhedrin, 90b)

(El Lubavitcher Rebe, 19 Sivan, 5751-1991)

Rabí Akiva y su legado

Los 49 días entre la festividad de Pesaj y Shavuot, se distinguen por la costumbre de la sefirá, es decir la cuenta del Omer. Los días de Omer en general, y el día 33 –Lag Baomer- en particular, están relacionados con el Gran Rabí Akiba y sus discípulos.

Rabí Akiba tenía cuarenta años, era iletrado y extremadamente pobre cuando comenzó una vida de estudio de Torá. Se inspiró ante la visión de un pequeño chorro de agua que al golpear sobre la dura roca hizo un agujero. Se dijo entonces a sí mismo: “Si el agua al caer con constancia, puede hacer un agujero en la roca, igualmente si estudio con perseverancia, aún yo, puedo ser un Erudito”. Tanto logró Rabí Akiba con su esfuerzo que se convirtió en uno de los grandes sabios y maestros de nuestra nación. En su momento llegó a liderar una Academia de Estudios de Torá que contaba que contaba con más de 24.000 alumnos a lo largo y ancho de la Tierra de Israel.

Por no haber sido respetuosos entre ellos, una plaga los atacó durante los días de Omer y muchos fallecieron. Por esa razón, los días de Omer son considerados días de duelo. No se celebran casamientos y también hay otras limitaciones en lo que se refiere al regocijo durante este período. El día 33 del Omer –Lag Baomer- la plaga terminó. A partir de ese momento, Lag Baomer se convirtió en un día festivo y auspicioso.

Su significado

La Guemará (el Talmud), testimonia que los estudiantes que fallecieron eran “alumnos de Rabí Akiba”. Se entiende que debían ser merecedores de ese título. Eso significa que estaban dedicados al estudio de la Torá y al cumplimiento de las Mitzvot con devoción, diligencia y Mesirut Nefesh (autosacrificio), tal como su maestro, el grande y exaltado sabio Rabí Akiba les había enseñado. Se deduce de ello, que la falta de respeto que hubo entre ellos, no pudo ser a causa de algo trivial, sino que estuvo motivado por el alto nivel espiritual en que se encontraban como alumnos de Rabí Akiba.

La explicación de esta conducta se encuentra en el dicho de nuestros sabios de santa memoria: “las personas en general, tienen distintas mentes y personalidades”. Cada individuo tiene su propia forma de servir a Di-s, estudiar la Torá y cumplir las Mitzvot. Por ejemplo, una persona puede hacerlo por amor a Di-s, otro puede hacerlo por temor a Di-s, y un tercero puede hacerlo por un sentimiento de total obediencia y sumisión a la Voluntad de Di-s, y así sucesivamente, aunque en la práctica, todos ellos observan con meticulosidad la Torá en su vida diaria.

Por ser discípulos de Rabí Akiba, eran hombres de nobleza, que servían a Di-s con la mayor sinceridad y devoción y con todo su ser. Por eso le parecía a cada uno que el suyo era el enfoque correcto, y el que no hubiera llegado a su nivel estaba lejos de la perfección. Más aún, siendo ellos discípulos de Rabí Akiba que enseñaba: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo, este es un gran principio de la Torá”, no estaban conformes con avanzar en forma individual en su propia forma de servir a Di-s, sino que deseaban lo mismo de sus compañeros, tratando de inducirlos a seguir su camino. Cuando veían que éstos no aceptaban su influencia, no podían respetarlos en el nivel que se esperaba de los discípulos de Rabí Akiba.

Su enseñanza

A la luz de lo antes mencionado, podemos ver que la historia de Lag Baomer en la Guemará, nos enseña cuál debe ser nuestra conducta.

La instrucción consta de tres partes:

1) El servicio a Di-s debe ser hecho con verdadera inspiración y vitalidad, al punto que se refleje en la totalidad de la personalidad del individuo.

2) Lo recién mencionado incluye –por supuesto- la gran Mitzvá de “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

3) Además, el individuo debe mirar en forma respetuosa y benevolente a cada judío, que está absolutamente comprometido con la Torá y el cumplimiento de las Mitzvot, aunque difiera en su forma de servicio, sea por amor o por reverencia, etc.

Otra instrucción es que, si uno se encuentra con un judío que todavía no adquirió el nivel adecuado en el servicio Divino, su relación deberá ser también con el debido respeto y afecto, de acuerdo con la enseñanza de nuestros Sabios: “Juzgarás a cada persona en forma favorable”. Es necesario tener en cuenta que la persona que aún no está comprometida con el Judaísmo, puede no ser responsable, sino que simplemente no tuvo la oportunidad de recibir una educación judía tal como corresponde.

En un caso así, debemos compadecernos de esa persona, y hay que hacer el mayor esfuerzo para acercarlo al judaísmo en forma cordial, con todo amor y respeto.

El Pellizco

“Desde la estrechez yo llamo a Di-s, El me responde con la extensión de lo Divino” – Salmos 118

“Entre los estrechos”, así es la descripción de Jeremías para el período entre el 17 de Tamuz, el día en el que las murallas de Jerusalém fueron rodeadas, y el 9 de Av, cuando el Templo Sagrado fue destruido y el exilio de Israel comenzó. 
 
Hasta hoy en día, estos dos días son días de ayuno, y las tres semanas “estrechas” entre ellos, son un período de luto y arrepentimiento.

Éste estrecho angosto, no es un obstáculo, sino lo contrario. Es un mecanismo para aumentar la productividad. 

Las Centrales hidráulicas, y las mangueras del jardín se emplean para exprimir un mayor grado de poder y velocidad del elemento que restringen. El Shofar, tocado para despertar al hombre en arrepentimiento, es también un dispositivo de este tipo, su estrecha boca “pellizcando” la corriente de aire expulsado de los pulmones del soplador hasta la nota que emerge de su amplio final.


Lo mismo es cierto con el estrecho que hay entre el 17 de Tamuz y el 9 de Av, y los 2000 años exilio físico y oscuridad espiritual. Veinte siglos de represión han arrancado el alma judía a través del embudo del exilio, revelando sus convicciones más profundas y provocando sus más altos potenciales. 

De estos terribles estrechos nunca hemos dejado de buscar a Di-s, y es esta búsqueda la que producirá la “extensión Divina” de la redención final y el mundo perfecto de la era mesiánica.
“En ese día”, proclama el profeta, “el gran Shofar será soplado. Y ellos vendrán, aquellos perdidos en la tierra de Asiria, y aquellos abandonados en la tierra de Egipto, y se prosternarán delante de Di-s en el Sagrada montaña, Jerusalem”. En ese día, la bondad y perfección de la creación de Di-s, estallará de los estrechos y ocultamientos, y florecerá en una realización sin restricciones.

Por: Yanki Tauber

Bó: La oscuridad por dentro

Las últimas tres plagas ocurrieron en Egipto antes de que el pueblo de Israel abandonara la esclavitud. La novena plaga, la oscuridad, es descrita en la porción semanal de la Torá de esta semana. “Ningún hombre vio a su hermano, ni nadie se  levantó de su lugar”.

Con esta descripción, un evento en la historia se convierte en contemporáneo y actual. La plaga de la oscuridad se hizo parte de la historia atemporal del hombre, símbolo de aflicciones análogas que no admiten inmunidad. La oscuridad física simple de la noche se convierte en una enfermedad del individuo, del alma. No hay ceguera como el egoísmo que mancha a otros hombres en nuestro punto de vista, la oscuridad que previene a uno de ver a su hermano. Esta es la plaga dirigida hacia el exterior.

Otro aspecto de la oscuridad-aflicción es la satisfacción con lo que uno es, el estancamiento que evita el crecimiento del hombre, de elevarlo de su lugar. Hay una presumida arrogancia en  la sentencia tan común que la gente hace generalmente: “Soy un buen hombre”. Ese tipo de gente, ciegos a sus deficiencias, se vuelven insufribles, nunca se animan a considerar la posibilidad  que pueden ser imperfectos.

Estos son los universales en la plaga de la oscuridad, el egocentrismo que excluye a otros hombres de la consideración, y la felicidad que nos aseguran que hemos obtenido la conclusión del bien.

La oscuridad nos mantiene alejados de vernos a nosotros o a los otros.

*POR ZALMAN POSNER