Una Elección de Opciones

«Mira, he puesto ante ustedes la bendición y la maldición». Así comienza la lectura de la Torá de esta semana de Ree (Deuteronomio 11:26-16:17), cuando Moisés reitera nuevamente la doctrina de Libre Elección.

Libertad de elección. Sin la cual, como nos recuerda Maimónides, la religión no tiene significado, no existe el concepto de moralidad, y la Torá es superflua.

 

En efecto, no sólo se nos ha dado libre elección entre bien y mal, sino también la opción de a qué nivel hacer esa elección. Una elección de opciones:

  1. a) Hay bien y hay mal. Bendición y maldición, luz y oscuridad. Di-s creó ambas, elegimos cuál de las dos, o qué combinación, definirá nuestra existencia.

 

  1. b) En verdad sólo hay bien. Di-s es la fuente de toda realidad, y debido a que Di-s es la esencia del bien, sólo el bien es real. Así como no hay algo como la oscuridad, sino sólo luz o su ausencia (a la que llamamos «oscuridad»), así también, sólo hay bien o su ausencia. Por lo tanto, la elección entre el bien y el mal no es una elección entre dos realidades, sino una elección entre ser o no ser, entre realidad e ilusión.

 

  1. c) Dado que «elección» por definición, es la libre afirmación de la voluntad, y debido a que la voluntad del alma humana es vivir y el bienestar, la única elección verdadera que puede haber, es la elección del bien. Pero se nos ha dado libertad de elección, lo que significa que podemos elegir no elegir. Lo que llamamos «libertad de elección» es en realidad la elección de ejercer la elección o negarla. Cuando afirmamos nuestra verdadera voluntad, cuando elegimos, invariablemente elegimos el bien.

 

¿Cuál es? ¿a, b ó c? Eso depende de vos. Ese es el verdadero significado de «libre elección»: no simplemente elegir entre dos o más opciones presentadas por una autoridad más alta, sino que sos vos quien determina el nivel de realidad sobre el que se desarrolla tu vida consciente. Sos vos quien  determina la distancia entre tu vida y tu Fuente.

 

Elegí tu opción.

 

Por: Yanki Tauber




Libre albedrío ¿Natural o sobrenatural?

“Ve, he puesto ante ti hoy la bendición y la maldición. La bendición, si prestarás atención a los mandamientos del Señor tu Di-s…Y la maldición, si no prestarás atención a los mandamientos…” Deuteronomio, 11:26-28

 

La Libertad de Elección es uno de los núcleos principales de nuestra religión, y de hecho cada sistema judicial se basa en esta idea. Un robot o una computadora, no son premiados por ejecutar una misión noble, ni merecen castigo por realizar algún acto inmoral. No tenemos prisiones para almacenar computadoras que han difundido virus… Todo el crédito o la culpa es de los programadores. Si los hombres fuésemos robots sin habilidad de poder elegir libremente, entonces tampoco mereceríamos castigo. Ciertamente, los elementos más violentos de la sociedad todavía deberán ser retenidos en algún tipo de facilidad correccional, no por-que se los culpa por su comportamiento, sino para proteger al resto de la población, así como los depredadores salvajes deben ser retenidos lejos de la sociedad, pero nadie puede culparlos por sus actos, así como no podemos condenar al león o al águila por su naturaleza depredadora, o darle crédito a los delfines por su disposición amistosa.

 

El hecho que penalizamos a los criminales (y esto ha sido un método aceptado para poder lidiar con los criminales, por todas las civilizaciones a lo largo de la historia), muestra que la sociedad siempre ha reconocido que el ser humano posee una intuición de distinción entre lo correcto y lo incorrecto, y tiene la habilidad de elegir entre los dos, y por ende, es responsable por cualquier decisión que toma.

¿Pero es correcta esta facultad? ¿Disfruta de verdad el ser humano de la Libertad de elección? ¿Hay alguna diferencia entre el ser humano y las otras criaturas que Di-s creó que se comportan según la naturaleza que Di-s les otorgó, ya sea para bien o para mal?

 

Hoy en día, se nos dice que casi todos los comportamientos dañinos pueden ser a causa de problemas genéticos. La persona que es un cleptomaníaco, o un individuo que es obeso, impulsivo, depresivo, etc, es porque tiene alguna falla genética. Si no es un tema de genes, entonces debe tratarse de alguna experiencia traumática de la niñez. Quizá perdió a un ser querido cuando era joven, fue abusado por sus padres, proviene de una familia disfuncional, o no ha recibido la suficiente atención de su maestro. Si ninguno de estos factores pueden explicar el comportamiento destructivo de la persona, entonces significa que no puede afrontar el pago de un psicólogo competente, uno que puede hacer un mejor diagnóstico, y que explique por qué no se lo debe culpar…

 

Es por eso que Di-s declara: “Ve, he puesto hoy ante ti la bendición y la maldición”. De hecho, la Libertad de Elección no es una cualidad original del ser humano; naturalmente, la persona debe ser obligada a comportarse de acuerdo a su naturaleza, una naturaleza que es formada por una combinación de genética y experiencias de vida. Pero Di-s le dice a cada persona: “no importa tu naturaleza, crecimiento, e inteligencia, no importa qué golpes has experimentado, Yo te garantizo la habilidad de ser santo como Moshé”. Y lo mismo es cierto al revés: incluso alguien que ha sido criado por padres rectos, y tiene la disposición natural de hacer lo que es correcto, tiene la habilidad de elegir también el mal y alejarse de los caminos de Di-s.

Uno nunca debe pensar que nunca será una persona espiritual: “no está dentro de mi naturaleza”. La naturaleza de la persona es meramente un desafío que Di-s garantiza que podemos sobrellevar.



Caridad a cambio de caridad

“Abrir abrirás tu mano” (DEVARIM 15:8)

La Parshá Reé es leída siempre cerca del mes de Elul o en el día de comienzo de Elul (Rosh Jodesh). Es sabido (1) que existe una relación entre la parshá y el tiempo cuando ésta es leída. Podemos encontrar esta relación en el versículo que ordena el precepto de la caridad: “cuando haya contigo un pobre… no endurezcas tu corazón… abrir abrirás tu mano”(2).

De manera coincidente, cuando el Rambam enumera las acciones a llevar a cabo para salir victorioso, en el juicio de los Días Temibles de Iamim Noraim, enfatiza llevar a cabo la mitzvá de Tzedaká:

“Toda la Casa de Israel acostumbra a incrementar en caridad y en buenas acciones y dedicarse a las mitzvot”(3). Esto despierta la pregunta: ¿con qué se diferencia el precepto de la tzedaká (caridad), por lo cual debemos reforzarnos específicamente en ella durante el mes de Elul y los diez Días de Teshuvá?

 

TODOS NOS ALIMENTAMOS POR CARIDAD

Esto será entendido en base a las palabras de nuestros Sabios z”l sobre la manera de cómo se recibe el flujo [de vida] del Altísimo. La Guemará (4) se refiere a los Tzadikim de la siguiente manera: “el mundo todo se alimenta gracias a la caridad [Divina] pero ellos se alimentan por el brazo”.

Es decir, el flujo Divino que es dado al mundo entero es en carácter de ‘caridad’, puesto que el mundo no lo merece, y sólo los tzadikim, justos, “se alimentan por el ‘brazo’”- como que fuera por la fuerza [del brazo], por mérito propio, puesto que ellos son merecedores de este flujo en aras de sus acciones.

Por lo tanto, en Elul y los Diez Días del Retorno, cuando “toda la Casa de Israel” aspira a hacerse acreedora de la abundante bendición del Altísimo para el nuevo año, debe poner énfasis en la caridad. El Altísimo se comporta con nosotros en la medida correspondiente, y cuando nosotros aumentamos en la caridad, también Hashem se comporta con el atributo de la caridad y nos hace merecedores de una múltiple bendición y abundancia, a pesar de que nosotros no podemos exigirlo “por la fuerza del brazo” de nuestros méritos.

 

NO A CAUSA DE NUESTRAS ACCIONES

En base a esto también se entenderá por qué en estos días se aumenta en la plegaria, tal como dice el Rambam: “y acostumbran todos a levantarse en la noche… y orar en las Casas de Oración con palabras de pedido de misericordia y recogimiento”.

El servicio al Altísimo se divide, en términos generales, en dos campos: 1) el cumplimiento de la Torá y sus Preceptos 2) la plegaria. Por medio de cumplir la Torá y sus preceptos, el hombre percibe sus necesidades por ley. Como nos prometió el Altísimo (5): “si caminaréis en Mis Decretos…concederé vuestras lluvias en su tiempo [debido]”.Mientras que la plegaria consiste en invocar la benevolencia Divina, a pesar de que el hombre no lo merece. Es por eso que incrementamos la plegaria durante el mes de Elul y en los diez Días de del Retorno, puesto que somos conscientes de que sólo con nuestros actos no somos acreedores del flujo de bendición que pedimos, sino precisamos de la caridad y la misericordia [Divinas] y esto lo logramos por medio de la plegaria.

 

BENEVOLENCIA POR PARTE DE HASHEM

En un sentido más profundo, puede decirse que el hecho mismo de que la persona sale victoriosa en el juicio a causa de sus actos, es también en carácter de caridad y benevolencia. Puesto que cuál valor tiene la acción del hombre en los ojos del Altísimo.

Y como está escrito (6): “si fuiste justo y piadoso ¿qué le diste a Él?”. Por ende, cuando el Altísimo supervisa los actos del hombre y valora sus buenas acciones para hacerlo meritorio en el juicio, esto es un acto de caridad de Su parte.

De aquí la gran importancia de incrementar en estos días la caridad, a través de lo cual nos hacemos acreedores de ser inscriptos y sellados para bien, para un año bueno y dulce, con un bienestar visible y revelado.

(Likutei Sijot Tomo 37, Pág. 89)




Las pequeñas cosas

Esta porción semanal de la Torá, comienza con la oración: “Vehaiá ekev tishemún”. La traducción literal es: “Por haber oído estos mandamientos” (serán meritorios de las bendiciones que la Torá va a enumerar).

 

La palabra Ekev, también puede ser traducida como “talón”. El comentarista Rashi, explica que el versículo alude a los mandamientos más “livianos”, las mitzvot aparentemente menos importantes que la gente tiende a “pisotear con el talón”. El tipo de cosas que se las dejan de lado. Todos conocemos los mandamientos “mayores”, como ser, cumplir con el Kasher, ayunar en Iom Kipur, etc. ¿Qué hay de los detalles menores? ¿Somos tan cuidadosos?

 

Esta idea se aplica en todos los aspectos de nuestras vidas. Al niño más tímido, ¿Lo ignoramos con más facilidad precisamente porque es tímido y callado? ¿Qué sucede con las campañas de millones de dólares por diferentes causas? Es muy bueno que algunas causas llamen tanto la atención, pero ¿Qué sucede con las causas que nadie oye ni se entera? ¿Las “pequeñas” cosas se dejan de lado?

 

Eso es claramente inmoral e incorrecto. Por el otro lado, preciso hacer una llamada personal, seguramente a nadie le va a importar. Son solamente unos pesos más, ¿verdad? ¿Estamos aprovechándonos de alguien más, incluso de manera aparentemente insignificante?

 

Luego está mi relación con Di-s, mi comportamiento como Judío, lleno de grandes expectativas en todos los aspectos de mi vida. Obviamente nunca voy a hacer algo realmente terrible, pero qué sucede con los “pequeños detalles”? ¿Son tan importantes para mí?

 

Estos, y otros muchos ejemplos más, nos vienen a la mente todos los días, en la casa y en el trabajo, en nuestros negocios, y tratos financieros y personales. Es muy sencillo racionalizar y justificar una violación a pequeña escala de nuestros principios, mucho más que una violación “mayor”.

 

Por supuesto, un número muy grande de pequeñas cantidades suman una cantidad mucho mayor, incluso si son aparentemente insignificantes por sí mismas. Pero hay también una razón adicional de por qué los “pequeños detalles” son tan importantes. Una persona tiene dos inclinaciones: la “buena inclinación” y la “mala inclinación”. (Ietzer Tov y Ietzer Hará). Esas dos voces internas que claman nuestra atención. La mala inclinación es muy pícara y lista. No viene a la persona y dice: “Ve, roba un banco”, o cosas similares. ¿Por qué no? Porque sabe que ninguna persona decente se sentirá tentado ante dicha sugerencia. Así que, viene a la persona y le sugiere una idea mucho más razonable: ¿Por qué no cobrar un par de pesos más? Después de todo, has trabajado duro, te mereces que te paguen mejor, ¿No es así? Una vez que caemos en la tentación, nuestra resistencia se ha ablandado, y será mucho más fácil enfrascarnos en un comportamiento cada vez peor, hasta que nos encontramos cayendo en una gran escala de violaciones a nuestros principios.

 

Es por esto, que las cosas aparentemente pequeñas son tan importantes, no debemos dejarnos llevar por las pequeñas tentaciones o correrlas a un lado. Al sobreponernos a las prohibiciones aparentemente mínimas, evitamos dejarnos llevar por el camino que trae a las más grandes transgresiones, y podemos mantenernos firmes a nuestros principios.

 

No nos olvidemos de las pequeñas cosas.

 

Por Mordejai Wollenberg



Palabras en una puerta

“Escucha, Oh Israel, Di-s es nuestro Di-s, Di-s es uno” (Deuteronomio (6:4). Las palabras del Shemá constituyen la declaración más básica del Judaísmo: Que Di-s es nuestro Di-s, un presencia real en nuestras vidas, y que Di-s es uno, el singular, absoluto y el que contiene toda verdad de nuestra existencia.

¿Qué hacemos con estas palabras? Muchas cosas.

Mente: Las estudiamos y contemplamos. Como dice el versículo: “Escucha, Oh Israel”, la palabra en hebreo para “Escucha”, Shemá, también significa “comprender”.

Corazón: El estudio y contemplación traen la emoción, por lo tanto, “Escucha, Oh Israel”, nos lleva a “ Amarás al Eterno tu Di-s con todo tu corazón, con toda tu alma y con todos tus medios” (6:5).

Habla: Cuando “estas palabras están en tu corazón”, el próximo paso es la verbalización y comunicación, “Las enseñarás agudamente a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes de camino, y al acostarte y al levantarte” (6:7). Las últimas palabras en este verso son la fuente de la Mitzvá de recitar el Shemá todas las noches (“al acostarse”), y cada mañana (“Al levantarse”).

Cuerpo: “Las atarás como señal en tu mano y serán diadema entre tus ojos” (6:8). Como la alianza de matrimonio en el dedo, el tefilín es un vínculo físicamente tangible en nuestro cuerpo, incorporando nuestro vínculo con Di-s y nuestro compromiso de hacer la unidad de Di-s real en el mundo.

Medio ambiente: “Las escribirás sobre los marcos de tu casa, y en tus portales” (6:9). La última fase es la mezuzá: un pergamino que contiene los versos del Shemá y se colocan en los marcos de las puertas en un hogar judío, definiendo tanto la santidad del medio ambiente dentro, como su influencia en el medio ambiente exterior.

Por: Yanki Tauber



Parashá en síntesis: Ekev

La mitzvá de la lectura del Shemá, que debe hacerse dos veces al día, incluye tres preceptos fundamentales: creer en la unidad de Di-s y su poder sobre todo el universo, amar a Di-s como una condición necesaria para el cumplimiento de su voluntad y estudiar Torá.

El precepto de fijar la mezuzá en las puertas de las casas es un recordatorio de la unidad de Di-s y la vinculación con Él, al salir y entrar de la casa. La recompensa de larga vida para la persona y sus hijos es expresada enseguida después de la anunciación, tal como sucede con la mitzvá de honrar a los padres.

Nuestros Sabios dicen que cuando una persona fija una mezuzá a la entrada de su casa Di-s protege ese hogar. Esa protección no es una recompensa por haber cumplido el precepto, sino que es parte integral de la mitzvá y  resultado de la misma.

La parte más importante de la mezuzá no es el estuche exterior, que puede tener cualquier forma, si no el pergamino que está en su interior, sobre el cual un escriba especializado plasma a mano los párrafos de Shemá Israel y Vehayá.

El pergamino debe derivar de un animal kasher, no se puede hacer correcciones ni tachaduras. Cada palabra debe ser escrita con la misma secuencia en la que aparece en la Torá. Existen 4.649 leyes que deben seguirse para la escritura de cada mezuzá.Cada una contiene 22 líneas y 713 letras, que deben estar perfectas para que la mezuzá sea considerada kasher. Su escritura demora de dos a cinco horas, dependiendo del escriba. Cada letra posee las especificaciones de cómo debe ser escrita y la parte más difícil es escribir con líneas finas las coronas que llevan algunas letras.

El equivalente numérico de la palabra hebrea mezuzá es el mismo (65) valor numérico de uno de los nombres de Di-s, A-do-nai, cuya acepción es “Amo del Universo”. Al cumplir la mitzvá, lo reconocemos como tal.

Arregladas en orden diferente, las letras de la palabra mezuzá forman las palabras zaz mavet, que significa “la muerte se fue”: la mezuzá aleja de la muerte, la tristeza y la depresión.

En el reverso del pergamino aparece el nombre divino Sha-day, que también es acróstico de las palabras en hebreo Shomer Daltot Israel (Guardián de las Puertas de Israel)

La mezuzot deben ser revisadas por lo menos 2 veces en un período de siete años. Se acostumbra hacerlo en el mes de Elul, para mostrarle a Di-s la diligencia que tenemos en el cumplimiento de sus preceptos, antes de las festividades solemnes.

En esta parashá, Moshé transmite al pueblo las bendiciones que tendrá en este mundo si cumplen las ordenanzas y los preceptos que Di-s le ordenó como pueblo elegido. Entre ellos se pueden mencionar la bendición al fruto del vientre y el fruto de la tierra, al trigo, al mosto y al aceite, así como la eliminación de las enfermedades, de la esterilidad y el dominio de los países que los adversan. También les explica que la mayor recompensa por el cumplimiento de mitzvot no se da en este mundo, que es tan sólo la antesala del mundo venidero, donde se da el máximo del deleite espiritual.

La Torá ordena recitar Birkat Hamazón, la mitzvá de bendecir a Di-s después de haber comido pan. Esta bendición está compuesta de cuatro partes: Birkat Hazan (la bendición a Quien alimenta a todos los seres), instituida por Moshé cuando se recibió el maná; Birkat Ha`aretz (bendición sobre la Tierra), introducida por Ioshúa cuando tuvo el mérito junto con el pueblo de entrar a la tierra prometida; Birkat Ierushalaim (la bendición por la paz en Jerusalén) establecida por los reyes David y Shlomó (después de la destrucción del Templo se pide por su pronta recupera reconstrucción), y Hatov Vehametiv (la bendición por Quien es bondadoso). añadida por los Sabios para conmemorar el milagro ocurrido en relación a la revuelta de Bar Cojba, después de la destrucción del Segundo Templo.

La parashá finaliza con el enunciado de dos preceptos: amar al guer tzedek, el que se convierte el judaísmo por justas razones y desinteresadamente, y el precepto de rezar, que es considerado como el servicio del corazón, la forma de acercarse a Di-s y elevarse espiritualmente.

¿Di-s es femenino o masculino?

¿Por qué Di-s siempre es referido en sexo masculino? Lo llamamos Nuestro Padre, nuestro Rey, y siempre es «Él». Obviamente Di-s no es un hombre. ¿Por qué el judaísmo perpetúa esta dominancia masculina patriarca?

De hecho, Di-s trasciende todo género. Siendo la fuente de toda vida, Di-s alberga tanto género masculino como femenino. Esto está reflejado en nuestras plegarias. A veces llamamos a Di-s en aspecto femenino, y a veces en su aspecto masculino. Depende del contexto.

De hecho, nos referimos a Di-s en femenino en una de las plegarias más populares: «Lejá Dodi». Cada viernes a la noche, recibimos a la «Novia Shabat», y a la «Reina Shabat». ¿Quién es esta novia real? Es la Shejiná, la Divina Presencia femenina que desciende en este día de descanso. ¿Por qué Di-s es femenino en esta plegaria, mientras que en la mayoría de las plegarias es masculino?

Para responder a esto, analicemos una básica referencia entre masculino y femenino. Conozcamos a Brenda y Mike.

Mike llega a casa luego de un estresante día de trabajo. Brenda percibe su mal humor.

Brenda: ¿Qué sucede Mike? ¿Está todo bien?

Mike: ¿Eh?

Brenda: ¿Qué te está molestando?

Mike: Nada

Brenda (ofendida): ¿A qué te refieres con nada? Yo veo que hay algo malo. ¿No te importo lo suficiente como para compartir tus sentimientos?

Mike: ?????

Brenda se ha olvidado que los hombres sólo comparten sus problemas cuando piensan que puedes ayudarlos a encontrar una solución. De lo contrario, ¿Para qué cargar a otro con sus problemas? Siendo que Mike siente que sus temas en el trabajo no le conciernen a Brenda, se los guarda para él mismo. Ella no le puede aconsejar, así que él intenta solucionarlo por sus propios medios. Mientras tanto, ella se siente abandonada y no involucrada, porque las mujeres comparten sus problemas no para encontrar una solución, sino sólo para compartirlos y sentirse acogidas y amadas. Ella no planeaba aconsejarle nada, sólo quería estar allí para él. Pero los hombres no entienden eso.

Ahora, demos vuelta las cartas. Otro día, Brenda llega a casa del trabajo, y antes de que Mike le diga algo ella le dice:

Brenda: He tenido un día tan estresante. Mi jefe es un animal. No puede parar de presionarme sin importarle lo que hago. Y no puedo soportar su condescendiente actitud.

MIke: Te he dicho un millón de veces que debes dejar el trabajo. ¿Por qué sigues yendo?

Brenda (frustrada): No te he pedido un consejo sobre mi carrera, te estoy contando sobre mi día. Estoy muy contenta con mi trabajo.

Mike: ?????

Lo que Mike no entiende es que las mujeres lidian con sus problemas de forma diferente a los hombres. Brenda no buscaba un consejo, ella buscaba comprensión. Todo lo que Mike tenía que hacer era escucharla con mirada comprensiva y emitir el tan tranquilizante sonido de «mmmmm». Esta es la manera femenina de lidiar con un problema: compartirlo con alguien que le importe, y ellos al escuchar, harán que ella no se sienta mal. A los hombres les gusta aconsejar, pero las mujeres solo quieren compartir sus frustraciones para luego sentirse mejor, incluso si no cambia nada.

Esto es por supuesto una generalización. Pero es muy cierto. Para un hombre, un problema precisa una solución. Para una mujer, un problema precisa ser compartido. Los hombres intentan cambiar los hechos. Las mujeres intentan cambiar los sentimientos. Los hombres intentan mejorar la situación. Las mujeres intentan sentirse mejor con las cosas de la manera que son.

Ahora veamos a Di-s. Di-s tiene modos de expresión femenina y masculina, porque Di-s es la fuente de ambos. Di-s puede ser el solucionador masculino de los problemas, o el tranquilizador femenino de las almas turbadas. En la plegaria, nos dirigimos a ambos. Depende de la circunstancia. A veces queremos una respuesta masculina de Di-s, y a veces precisamos un acercamiento femenino.

Generalmente rezamos porque hay un problema que tiene que solucionarse. Alguien está enfermo y precisa una curación, alguien está deprimido y precisa que se lo «levante», hay gente hambrienta que precisa que se la alimente, y el mundo está lleno de dolor y oscuridad y precisa cambiarse. Sería desubicado dirigirse al lado femenino de Di-s con estos pedidos. No queremos sentirnos mejor sobre la pobreza, queremos acabarla. No queremos llegar a un trato con la enfermedad; queremos una cura. Así que le rezamos a «Nuestro Padre, nuestro Rey», el aspecto masculino de la Divinidad. «Di-s, ¡soluciona el problema!».

Pero hay veces que no buscamos un cambio en el mundo, sino una apreciación del mismo en un nivel más profundo. En Shabat, no queremos arreglar cosas. Desistimos de la agresiva misión de mejorar al mundo a través del trabajo y la creatividad, y disfrutamos de los placeres naturales que el mundo ya tiene: amistad, familia, espiritualidad. Más que cambiar la realidad, buscamos nutrir su belleza innata.

Así que en la noche del viernes, recibimos a la Divina Presencia en la forma de «La Reina Shabat», o la «Novia Shabat». Es el aspecto femenino de la Divinidad que desciende en Shabat, no para resolver los problemas del mundo, sino para adentrarnos en la conciencia de que el mundo en el que vivimos ya es bello.



Simbolismo en una sinfonía

Hace algunas semanas asistí a un concierto, que por algún motivo me resultó sumamente aburrido. Para pasar el tiempo, me dediqué a observar a los integrantes de la orquesta. Uno de ellos llamó mi atención. Estaba sentado en medio del grupo y aparentaba no tener ningún instrumento. Finalmente tomó su triángulo, lo hizo sonar y tomó asiento nuevamente. Lo miré por el resto del concierto: su aparición se repitió solo una o dos veces más.

Este percusionista, ¿era menos que los otros miembros de la orquesta?. No. Pensé entonces en el compositor de la sinfonía, que escribió la partitura incluyendo a ése hombre en ella. Me di cuenta de que para él, este detalle no era de poca importancia, quizás era la esencia de toda la partitura, y los otros músicos estaban allí sólo para complementarlo. Y mientras yo, quizás, hubiera elegido dejar fuera esta parte, esa omisión hubiese significado para el compositor la destrucción de la calidad y el sentido de la pieza que compuso.

Me percaté de haber descubierto en esta escena un concepto de suma importancia en la Divina Providencia (Hashgajá Pratit). Muchas veces pensamos que ese hombre o mujer que hace más “ruido”, que es el más visible, es el que tiene “el rol protagónico en la vida”. La persona puede pensar que en su rutina no está haciendo “nada interesante”.

Pero ese es exactamente el rol que Hashem, El Compositor, escribió para ella en este mundo y si abandona este papel y toma otro, Su sinfonía estaría incompleta.

El percusionista del concierto no se sentía ningún tonto levantándose una y otra vez, golpeando su instrumento. Por el contrario, comprendía su importancia. Estaba convencido de que representaba su rol con la mayor habilidad posible, llevando a cabo la intención del compositor de darle armonía y belleza a la partitura.

Cada uno de nosotros es un “percusionista”, debiendo llevar a cabo nuestra misión en este mundo como iehudim con el mayor compromiso hacia la Torá, que es La Partitura de Di-s.

Cuando comenté mis conclusiones a una amiga, luego del concierto, se sintió impactada por el análisis y dijo: “ Ya ves, la sinfonía no fue una pérdida de tiempo, después de todo, puedes utilizar este argumento en alguna charla o artículo que escribas…”. Eso fue lo que hice.

Fray Kranz, del Neshei Newsletter. 

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¿El judaísmo es estatico o dinamico ?

ay sistemas estáticos y sistemas dinámicos. El estático tiene una estructura fuerte y estable. Pero debido a que no cambia, después de un tiempo, puede desmoronarse. Un sistema dinámico es de movimiento, cambio y descubrimiento.

Podemos preguntar sobre la vida judía. Podemos estar en un modo estático, inmóvil. Estamos en un casillero especial: tenemos esto, pero no aquello. Ciertas cosas judías que hacemos, con bastante regularidad; otras cosas judías que no hacemos.

Podríamos decir que nunca hicimos esto, así que ¿por qué empezar ahora? Esas cosas no importan, son cuestiones menores.

“¿Cuestiones menores?” Eso es justo lo que esta Parshá Ekev nos está diciendo al principio. El Rebe explica que la Torá nos presenta el desafío de ser más dinámicos en nuestro enfoque de la vida judía.

El comienzo de la porción de la Torá dice: “Como resultado de la obediencia a las leyes, vigilancia y mante‐ nimiento de ellos, Di‐s mantendrá contigo el pacto y el amor que ha prometido a tus antepasados.”

Esto suena sencillo. Como resultado de mantener las leyes, Di‐s cuidará de nosotros. Es una idea repetida muchas veces en la Torá. Sin embargo, la palabra Ekev, aquí traducida “como resultado,” en realidad tiene más de un significado. Ekev también significa “talón”.

Rashi toma este significado y explica en su contexto: “Si sigues las leyes de menor importancia que las personas pisotean bajo sus talones”, entonces Di‐s te dará su amor especial”. Un judío tiene que mantener no sólo las

principales normas, sino también las más simples.
El Rebe pregunta. ¿Por qué llamamos algunas reglas importantes y otras menores? Porque vemos una bonita estructura firme del judaísmo y tendemos a ponernos en un cierto nivel de esa estructura, inamovible. Nos decimos: Sigo las principales normas; el resto no importa. Sin embargo, dice el Rebe, el judaísmo es dinámico. Siempre tenemos que estar avanzando. Lo que pensábamos que era “menor”, es muy importante: Salir de tu casillero y empezar algo nuevo.

Puede ser los Tefilín para un hombre, ir a la mikve para una mujer casada; estudiar más Torá para cualquier persona.

Rashi explica que esta dinámica de un paso adelante en nuestra concepción de nosotros mismos y del judaísmo en su conjunto, nos traerá la promesa de Di‐s y Su amor.

(Basado en Likutei Sijot, vol. 19 pp 89‐93.)

 

Flan de coco (neutro)

Ingredientes

6 Huevos

2 tazas de azúcar

1 taza de agua.

esencia de vainilla a gusto

1 taza de coco rallado

Hacer caramelo con 1 taza de azúcar y colocarlo en un molde para horno. 

En un bowl aparte mezclar los 5 huevos con 1 taza de azúcar, esencia de vainilla a gusto y la taza de agua, y la taza de coco rallado.

Cuando el caramelo del molde esté solidificado, añadir toda la preparación del bowl al molde.

Luego llevar a horno a baño maría durante aproximadamente 60, 65 minutos a un fuego medio. 

Sacar del horno cuando clavamos el cuchillo y sale casi limpio.

CONSEJO: dejarlo enfriar en heladera si o si antes de desmoldar, si se deja de un día para el otro para desmoldar MUCHO MEJOR. 

Importante: No desmoldar en caliente, de lo contrario se rompe.