El actor de Saber

¿Puedo saber algo sin saber que lo sé? ¿Y si no sé que lo sé, qué diferencia hace si lo sé o no?

Freud generalmente se acredita el haber descubierto el inconsciente. Pero la idea de que hay cosas que sabemos aun cuando no sabemos que las sabemos, y sentimientos que sentimos aun cuando no sentimos que los sentimos–y que estos reinos inconscientes de sabiduría y sentimientos ejercen una influencia profunda en nuestras vidas–preceden al buen doctor vienés por muchos siglos.

En el Libro de Daniel, el gran príncipe Judío narra una visión profética: Y solo, yo, Daniel, vi la visión, pero la gente conmigo no la vio; con todo, un gran terror cayó sobre ellos, y huyeron a ocultarse. (Daniel 10:7). “Pero la gente conmigo no la vio”, dice el Talmud, “¿por qué estaban asustados”? Y responde el Talmud :”Porque aunque ellos no lo hayan visto, su mazal sí vio.”

¿Qué es este “mazal” nuestro que ve cosas que nosotros no vemos? Los maestros jasídicos explican que solo una pequeña porción –un simple “rayo” o “reflejo”– del propio alma se enviste en el cuerpo para volverse el ser consciente que siente y actúa. El alma misma permanece “por encima”. Sin embargo un constante flujo de vitalidad e iluminación del alma superna baja y va filtrando el alma corporal (el palabra mazal en hebreo significa “la fuente del filtrado”), imbuyéndolo con las cualidades trascendentales de la fe, el instinto y conocimiento suprarracional.

La existencia de tal conocimiento inconsciente–o más bien, supra-consciente–se nota extensivamente a lo largo de la Torá. Incluso tiene repercusión legal en la ley Torácica. Un ejemplo prominente es una cláusula en las leyes de divorcio: para un escrito de divorcio (guet) para que sea válido, debe concederse de buena gana. Sin embargo, si la halajá dicta que debe concederse un divorcio, el bet din (el tribunal rabínico) tiene el derecho de forzar al marido para que lo de; en las palabras del Talmud, “se lo golpea hasta que diga ”yo lo deseo”. Maimónides explica: “En verdad, (cada judío) desea ser de Israel, y desea observar todos los preceptos y evitar todas las transgresiones de la Torá. Sólo que su mala inclinación lo ha dominado. Así que, si se lo golpea hasta que su mala inclinación se debilite, y diga ”Lo deseo”, él se ha divorciado de buena gana… no se lo considera ”forzado” –al contrario, es su inclinación al mal que lo ha forzado, contra su verdadera voluntad, en primer lugar.”


Imagínese el siguiente escenario: Hacés algo feo a un amigo o un ser querido. Después te disculpás: “Lo siento mucho, honestamente no sé lo que me pasó. ¡Me conocés, yo no soy así! Realmente ayer no fui yo…”. Su amigo lo mira con simpatía, como diciendo “lo que decís tiene sentido”.

¿Qué quiere decir que “vos” no eras “vos”? Significa lo que todos verdaderamente sabemos, porque sabemos esto sobre nosotros: hay un yo real, y un yo irreal. El yo irreal puede actuar cruelmente o de manera estúpida, o ambas; el yo real nunca haría algo para herir a un amigo o ser querido, o a nadie.

Así que, ¿por qué mostramos a menudo al mundo un yo irreal? Hay, claro, muchos factores que conspiran para anular la bondad del corazón de nuestras almas. Pero quizás la causa principal es que simplemente nos adaptamos a la manera que los demás nos perciben, que a la vez es un espejo de la manera en que nosotros los percibimos a ellos. Así que terminamos viendo alrededor todo distorsionado, percepciones irreales de nosotros, y protegiéndose de todos esos monstruos aterradores que se acercan furtivamente a nuestro mundo con un monstruoso traje como el nuestro.

Imaginá si de repente todos los demás lo vieran cómo realmente sos, cómo vos te  ves a vos mismo. Y mirara a los demás y los viera como ellos se ven a sí mismos. Nuestro mundo sería un lugar muy diferente, ¿verdad?.

Esto explica uno de los más básicos –pero también uno de los más asombrosos– principios de la fe judía. Uno de los trece “principios” del Judaísmo es la creencia en la venida de Mashiaj, y que el judío “anticipa su venida, todos los días”. Para creer que vendrá un día cuando “no habrá más hambre o guerra, celos o rivalidad. La bondad será abundante, y todos los placeres disponibles como el aire. Y todo el mundo se llenará con el conocimiento de Di-s”, es realmente asombroso. Aún más es esperar que esto realmente suceda todos los días–incluyendo hoy, cuando el mundo que vemos por la ventana parece significativamente alejado de este ideal.

Pero si lo pensamos, realmente no es tan asombroso. Se reduce a esto: ¿Si creés en tu propia bondad esencial, es lógico pensar que el tipo de enfrente crea en la suya propia también, ¿no? ¿Y si lo que le está impidiendo ser tu verdadera esencia es el hecho de que el tipo de enfrente no ve el verdadero vos, es razonable pensar que lo mismo es cierto para él, ¿no?

En otras palabras, lo que está equivocado en nuestro mundo no es una cuestión sustancial, sino una cuestión de percepción: el hecho de que nosotros no estamos viendo las cosas de la manera en que realmente son. Como en un mal sueño donde todo está equivocado, en lo profundo sabemos que es simplemente una ilusión. No importa cuán feo y aterrador sea el sueño, no importa cuán distorsionada es la percepción de la realidad, nunca es “poco realista” esperar reemplazarla por un mundo sano y hermoso. Al contrario: es el sueño el que es irreal, y lo más realista es esperar reemplazar su distorsionada perspectiva, a través del solo acto de despertarse con una visión no distorsionada del mundo real.

El Shabat antes del 9 de Av se designa en el calendario judío como Shabat Jazón, el “Shabat de la Visión” -el día que lamentamos la destrucción de los dos Templos Santos -leemos una sección especial de los profetas (Isaías 1:1-27) que describe las causas de la destrucción y las maneras de rectificarlas. La lectura comienza con las palabras Jazón Ieshaiahu, “La visión de Ieshaiahu…”; de ahí el nombre, Shabat Jazón.

El gran maestro jasídico Rabí Levi Itzjak de Barditchev reveló un significado más profundo del nombre “Shabat de la Visión”: en este día, dijo Rabí Levi Itzjak, se concede a todos y cada uno de nosotros una visión del Tercer Templo que descenderá del cielo en el momento de la Redención.

El Rebe de Lubavitch a menudo citaba esta enseñanza de Rabí Levi Itzjak, y pregunta: ¿cuál es el punto de concedernos esta visión de la redención mesiánica, si no podemos verla realmente?

Podemos verla, enseñaba el Rebe. La redención mesiánica es nuestra propia y verdadera esencia revelándose, la realidad de la creación como realmente es. Y verla requiere de sólo una simple acción simple–una acción que tomamos claramente todos los días, los trescientos sesenta y cinco días al año.

Para ver la realidad, sólo necesitamos abrir nuestros ojos.

Yanki Tauber

Tributo al Rebe-2024

Conmemoramos los 30 años de su partida física con un Tributo al Rebe muy especial.
El 1º de julio a las 19.30 h en el Auditorio Nacional del CCK, Sarmiento 151, compartiremos una noche de inspiración y bendición.

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¿Qué es un Rebe?

Debido a la proximidad de Guimel Tamuz- día de la desaparición física del Rebe, el jueves 22 de junio – compartimos con ustedes estos profundos comentarios:

El Gaon (‘genio’) de Rogatchov, Rabi Iosef Rosen, era uno de los estudiosos Talmúdicos más prominentes de la generación anterior. 

Constantemente estudiaba Torá, pero en Shabat invitaba a jóvenes estudiantes de la Ieshivá de Lubavitch a su casa y entablaba una conversación con ellos.

Una vez les preguntó si podían definir lo que es un ‘Rebe’. Ellos contestaron que habían aprendido que ‘Rebe’ son las iniciales de “Rosh Bnei Israel” (la Cabeza de los hijos de Israel)

El Rogachover se quedó callado y luego de unos instantes dio su propia respuesta: “La verdad es que nadie puede saber lo que es un Rebe… es incomprensible. Pero una cosa es con seguridad: Si un judío, cualquier judío en el mundo, está en problemas…el Rebe lo siente”.

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Antes de que el Lubavitcher Rebe aceptara el liderazgo de Jabad, en cierta ocasión le dijo a otro judío con respecto a su suegro, el Anterior Lubavitcher Rebe:

“Usted no puede imaginar lo que es realmente un Rebe. Su carta no tiene que localizarlo para que él sepa la pregunta, y usted no tiene que recibir una carta de él para obtener una respuesta”.

 En otra ocasión dijo: “Es cierto que con el fallecimiento del Rebe y la elevación de su alma, experimentamos un verdadero ocultamiento de su ‘luz’ (histalkut)

Pero debemos saber que el vínculo (hitkashrut) y el apego (dveikut) que tenían hasta ahora, aquellos que tuvieron el privilegio de ver al Rebe en muchas oportunidades, o una sola vez, e incluso aquellos que sólo recibieron una carta, o escucharon del Rebe por medio de sus enseñanzas y alocuciones- permanece con toda su firmeza, y en este lazo no cabe la posibilidad de debilitamiento.

 (El Rebe lloró, y luego siguió diciendo)

Mi suegro, el Rebe, enseñó que a través del jasidismo se logra que el Rebe no esté solo y que los Jasidim no estén solos, ya que el Rebe se interesa y se involucra en cada detalle de la vida de los jasidim. Más aún, ahora cuando se encuentra en un nivel de mayor elevación, el Rebe continúa observando y cuidando cada detalle de la vida de los jasidim, transmitiendonos las fuerzas para seguir con la misión que él espera de nosotros.

Por el contrario, siendo que este es un momento de ocultamiento, con el fin de llegar a una mayor revelación, debemos entonces dedicarnos a todos los temas que el Rebe exige, con mayor energía y fuerza.

—–

La Reina Cleopatra preguntó a Rabí Meir: “Sé que los muertos revivirán”, pues está escrito: “Y ellos florecerán fuera de la ciudad como el césped de la tierra”; “pero cuándo se levanten, ¿lo harán desnudos o vestidos?” Él contestó: “Usted puede deducir la respuesta observando un grano de trigo. Si un grano de trigo que se entierra desnudo crece envuelto en muchas túnicas, cuánto más así el virtuoso, a quién se entierra con sus vestimentas”

(Talmud Sanhedrin, 90b)

(El Lubavitcher Rebe, 19 Sivan, 5751-1991)

¿Cuál es la diferencia entre un Rabino y un Rebe?

¿Cuál es la diferencia entre un Rabino y un Rebe? He leído sobre Rabi Menajem Mendel Schneerson, y obviamente fue un gran hombre. Pero, ¿qué lo hizo ser un Rebe y no un Rabino común?

RESPUESTA:

Hay varias diferencias, demasiadas como para escribirlas todas, pero una de ellas es: Un Rabino responde preguntas, un Rebe le responde a las personas. Un Rabino escucha lo que tienes para decir, el Rebe escucha lo que estás diciendo con tu alma.

Voy a explicar a lo que me refiero

Cierta vez, un adolescente le preguntó al Rebe, ¿Creemos en la reencarnación?

La respuesta del Rebe fue corta:

“Si, creemos en la reencarnación, pero no esperamos hasta entonces”

Esto parece un poco confuso. ¿Esperar hasta cuando? El chico hizo una simple pregunta, que podría haber sido respondida con un “si” o “no”. ¿Qué quiso decir el Rebe cuando dijo “no esperamos hasta entonces”?

Pienso que el Rebe estaba respondiendo a algo más, que a una pregunta técnica. El Rebe supo cómo responderle a esa persona, no a la pregunta.

La mayoría de nosotros respondemos a la pregunta. El Rebe solía responderle a la persona detrás de la pregunta.

Cuando este chico estaba preguntando sobre la reencarnación, no estaba preguntando sobre el abstracto concepto teológico. El quería saber si esta vida es todo lo que hay, o si hay más. La posibilidad de la reencarnación, cambia nuestra forma de ver la vida. Estuvimos acá anteriormente, y por eso algunos de los acontecimientos que nos suceden ahora deben ser restos de un vida anterior. Podemos vivir nuevamente, lo que significa que recibimos otra oportunidad de completar nuestros trabajas inconclusos de esta vida, en la próxima.

Esto es lo que parecería que el Rebe le estaba advirtiendo a este joven. Reencarnación no significa dilación. No lo uses como excusa para postergar lo que debes lograr en tu vida. De hecho, nosotros creemos en la reencarnación del alma, lo que significa que creemos en segundas oportunidades. Pero quizás ésta vida sea la segunda chance. No lo dejes para la próxima.

Éste es el poder del Rebe. Un Rabino, cuando le preguntan este tipo de preguntas, comienza a citar fuentes místicas y explicar doctrinas complejas. El Rebe, sin embargo, en diez minutos de intercambio con un adolescente, le mostró una visión práctica y comprensiva del mundo. Vive esta vida como si fuera la última. Puede ser que hayas tenido vidas pasadas, y vidas por venir, pero no esperes hasta entonces. Házlo ahora.

Por: Aron Moss

El científico y el Rebe

En 1963, el Profesor Velvel Green de la Universidad de Minnesota era una estrella ascendente en el firmamento de la ciencia.

Aclamado como un pionero en el campo de la bacteriología, fue invitado por la NASA a sumarse a un selecto equipo de científicos que estudiaban los posibles efectos de un viaje espacial sobre la vida humana.

Las solicitudes de disertar en diversos foros y simposios continuaban lloviendo, y pronto el joven científico visitaba docenas de universidades al año a lo largo de los Estados Unidos .

1963 fue también el año en el que el Dr. Green tuvo su primer contacto con Rabí Moshé Feller, el emisario del Lubavitcher Rebe en Minneapolis. Hasta ese momento, Velvel y su esposa, como muchos judíos norteamericanos de su generación, tenían poco que hacer con su patrimonio judío; observancias tales como el Shabat, los tefilín y las leyes dietéticas del kasher les resultaban tanto anticuadas como primitivas, y ciertamente nada pertinentes a sus vidas modernas.

Pero su asociación con los Feller cambió todo eso. En la joven pareja jasídica los Green vieron una vibrante y plena perspectiva y estilo de vida, que parecía responder una profunda carencia en sus propias altamente exitosas pero desarraigadas vidas.

Por sugerencia del Rabí Feller el Dr. Green escribió al Rebe, y la respuesta cálida y comprometida del Rebe no tardó en venir. Ambos desarrollaron una correspondencia constante, y el joven científico pronto se sintió cautivado por la fenomenal mente del Rebe y la apasionada devoción a su llamado. Con cada carta, el profesor se encontró cada vez más fomentado en su travesía de descubrimiento espiritual y su creciente compromiso con el modo de vida de la Tora. Pronto los Green instauraban una cocina kasher en su hogar y a tientas se abrían paso en los rudimentos de la observancia del Shabat.

En una de las discusiones de Velvel con el Rabí Feller, surgió el tema de “Creación versus Evolución”. Aquí, el profesor mostró su vieja personalidad despectiva.

“Bien sabes que tengo el mayor de los respetos por la Tora”, dijo. “Sus enseñanzas y observancias ahora cumplen un papel más importante en mi vida. Pero con respecto a este punto, ustedes todavía se atascan en la Edad Media. Me asombra que todavía tomes la historia de seis días de creación literalmente, frente a todo lo que la ciencia ha descubierto acerca de la edad del universo y cómo se desarrolló”.

“Debo conceder que mi conocimiento científico es limitado”, dijo el Rabí Feller. “Ciertamente no puedo discutir esto contigo en tu nivel. Pero el Rebe escribió una extensa carta sobre el tema, en la que demuestra cómo la teoría de evolución es simplemente eso, apenas una teoría, y encima muy pobre, cargada de contradicciones y carente de toda base científica lógica”.

El profesor estaba incrédulo. “¡La teoría de evolución es aceptada virtualmente por cada científico serio que está vivo hoy! Pero muéstrame la carta; quisiera ver qué escribe el Rebe”.

Después de leerla, Velvel seguía sin convencerse. Cuando presentó a Rabí Feller sus objeciones a la tesis del Rebe, el primero repitió una vez más que se sentía sin calificaciones para discutir ciencia con un científico. “¿Por qué no escribes tú al Rebe?”, sugirió.

El Dr. Green hizo exactamente eso, redactando una crítica sin tapujos a los argumentos del Rebe.

“Porque respetaba mucho al Rebe”, evoca el Dr. Green, “dejé de lado el tono condescendiente de disculpa que los científicos comúnmente asumen con profanos, dirigiéndome al Rebe como lo haría con un colega cuyas ideas rechazaba. Declaré llanamente que estaba equivocado, especificando qué había visto errado y no científico en sus argumentos. Concluí mi carta diciendo que mejor sería que el Rebe se restringiera a su campo de pericia, la Torá, y dejara la ciencia a los científicos”.

La siguiente carta del Rebe reanudó la correspondencia donde había quedado originalmente — en la búsqueda espiritual de Velvel y su identidad judía. Del tema de evolución, ni una palabra.

El Profesor supuso que el Rebe había aceptado la reprimenda y admitía que en cuestiones de “realidades empíricas” la Torá debe remitirse al pensamiento científico contemporáneo. Con esto, dio por cerrado el tema.

Su progreso hacia una auténtica vida de Torá continuó, y en el curso del siguiente año y medio informó al Rebe cada uno de los hitos que él y su familia superaban en su viaje: la observancia plena del Shabat, la observancia de la pureza familiar, etc. El Rebe respondió con palabras de aliento y bendición y, en una ocasión, con el regalo de un par de tefilín que Velvel comenzó a ponerse cada día.

Entonces llegó la carta en la que los Green contaron al Rebe que habían decidido poner a sus hijos en una leshivá, una escuela diurna de Torá que les proveería una educación judía plena.

 La respuesta del Rebe fue especialmente cálida y alentadora, como correspondía al momento decisivo en sus vidas que semejante movimiento indicaba.

Entonces, al final de su carta, el Rebe agregaba:

“De paso, en cuanto a lo que me escribió respecto del relato de la Tora acerca de la creación…”, y procedía a refutar, punto tras punto, las objeciones del Dr. Green al “tratamiento” no científico del tema.

“Usted probablemente se preguntará”, concluyó el Rebe, “por qué esperé tanto en responder a sus comentarios sobre la materia. Pero mi función en la vida no es ganar discusiones. Mi función es acercar más a los judíos a la Tora y a sus mitzvot”.

El asesoramiento del Rebe

Mi tío, Rabí Sholom Gordon, de bendita memoria, era emisario de Lubavitch en Nueva Jersey, desde principios de los años cuarenta. En su trayectoria, tocó miles de vidas.

En algún momento alrededor de 1960, la madre de un ex alumno del Tío Sholom se acercó a él con un problema. A su hija, que había alcanzado la edad núbil, hacía ya varios años, le era difícil encontrar un marido. Conscientes de la grandeza del Rebe, la madre desesperada pidió a Sholom que concertara una cita para ella con el Rebe. Mi tío cumplió con el pedido, e incluso llevó a la madre, junto con su hijo, a su encuentro con el Rebe.

Mi tío esperó fuera. Cuando la madre salió de la oficina del Rebe, se veía muy   molesta.

“¿Qué   pasó?” Sholom preguntó. “Bueno”, contestó la madre, “me dirigí al Rebe y le pedí una   bendición   para   conseguir   una buena pareja para mi hija. Me sorprendí cuando el Rebe comenzó a hacerme preguntas sobre mi vida. Me preguntó acerca de nuestro medio de vida. Le dije que tenemos una tienda muy exitosa en Newark. El Rebe me preguntó si la tienda está abierta en Shabat. Le dije que sí.

“Entonces, y esto es lo que realmente no entiendo, el Rebe sugirió que ya que estamos financieramente seguros,   debemos   cerrar   nuestra tienda en Shabat y que Di-s, a  continuación, enviará  al bashert (destinado)   esposo   a   nuestra   hija.   

Le respondí   que   necesitamos   abrir   la tienda toda la semana para proveer de sustento a nuestra hija en caso de que algo nos suceda a nosotros y ella no se case. Cuando Di-s mande a su bashert… entonces voy a cerrar la tienda en Shabat. El   Rebe   no   estuvo  de acuerdo.”Rabino   Gordon,” continuó   la mujer,

“Soy de Europa. Sé de Rebes jasídicos. Pensé que nos daría las bendiciones correspondientes y querría una donación. No he venido aquí para obtener asesoramiento empresarial…”

Pasaron los años. En 1967 llegaron a Newark disturbios, violencia y bandidaje. El almacén de propiedad de los padres del ex estudiante de Sholom estaba entre los destruidos en manos   de los vándalos. Ya   alcanzando la edad de la jubilación, y después   de   fallecer   su   esposo poco antes, la madre decidió no reconstruir la tienda. El negocio se cerró definitivamente, y por supuesto, estuvo cerrado también en Shabat. A los pocos meses, la hija conoció a su bashert.

Hoy   en   día,   gracias   a   Di-s,  es  la madre de una familia muy respetada.

El día en el que el sol se detuvo

“No te veas intimidado por los límites de las normas naturales, pero tampoco debes descartarlos: trabaja en el marco de ellos para ensancharlos y expandirlos. En lugar de liberarte de las circunstancias de la naturaleza, busca liberar y elevar la naturaleza de la naturaleza misma.”

El tercer día del mes hebreo de Tamuz, en el año 2488 desde la Creación (1273 antes de la Era Común), Iehoshúa conducía al pueblo judío en una de las batallas para conquistar la Tierra de Israel.

La victoria era inminente, pero la oscuridad estaba por caer. Entonces Iehoshúa declaró: “Sol, detente en Guivón; luna, en el valle de Aialón”

Milagrosamente, el sol frenó su avance en el cielo hasta que los ejércitos de Israel llevaron la batalla a su conclusión exitosa

Nuestros Sabios dijeron que “Di-s no realiza un milagro en vano” ¿Por qué, entonces, los cambios astronómicos efectuados en favor de Iehoshua? ¿No habría bastado con realizar un milagro algo más limitado, como ser iluminar el campo de batalla en Guivón por algún otro medio sobrenatural?

Subir o alzar

Pero primero debemos examinar la función de los milagros en general.

¿Qué es, exactamente, un milagro?

La palabra hebrea para milagro, “nes” significa “elevado”.

La regularidad y previsibilidad de la naturaleza crean las así llamadas “leyes”: esta es la manera en que es, dice el orden natural, y no puedes menos que ajustarte a esta definida y limitada realidad. La verdad, sin embargo, es diferente: el hombre ha sido imbuido por su Creador con el potencial para elevar su existencia, para trascender aquello dictado por “la manera en que son las cosas”.

Un milagro, con su manifiesta exhibición de poder Divino, tiene un efecto elevador sobre quienes lo experimentan, permitiéndoles ver a través de la fachada de la naturaleza e inspirarlos a trascender las aceptadas normas de su sociedad y las limitaciones propias que el individuo percibe.

Hablando en términos generales, existen dos categorías de milagros:

1) Un milagro de confrontación, que supera y desplaza la norma natural.

2) Un milagro natural que, aunque podría no ser menos “imposible” por las normas que parecen regir nuestras vidas, y en nada menos obviamente una exhibición de la mano de Di-s que el “milagro de confrontación”, ocurre no obstante por medios “naturales”, empleando procesos y fenómenos naturales para lograr su cometido.

Un ejemplo de semejante “milagro natural” es relatado por la Torá en el decimoséptimo capítulo de Números. Koraj y su facción rebelde habían disputado el derecho de Aharón a la kehuná guedolá (sumo sacerdocio). A fin de reafirmar Su elección de Aharón para servirle en el Santuario como representante de la nación judía, Di-s dijo a Moshé: “Toma… una vara de cada uno de los líderes [de las tribus]… cada uno escribirá su nombre sobre su vara… Escribe el nombre de Aharón sobre la vara de Leví… y el hombre a quien Yo escogeré, su vara florecerá… Moshé colocó las varas ante Di-s en el Santuario… Al día siguiente… He aquí que la vara de Aharón había florecido; produjo brotes, germinó fruto y maduró almendras”.

La presencia de frutos en una vara seca ciertamente hubiera bastado como señal Divina. Pero Di-s no hizo simplemente que aparecieran almendras sobre la vara de Aharón. En cambio, estimuló en ella todo el proceso de brotar, florecer, y la emergencia y maduración del fruto, etapas éstas todas visibles en la vara de Aharón.

La vara de Aharón desafió las leyes y restricciones de la naturaleza, pero no obstante ello se ajustó a las fases progresivas naturales que normalmente experimenta la almendra. Trascendió la naturaleza, pero lo hizo en los propios términos de ésta.

A primera vista, podría parecer que la “necesidad” del milagro natural de recurrir a procesos naturales lo hace menos milagroso que un milagro que trasciende la naturaleza por entero. En verdad, sin embargo, un milagro que trabaja a través de la naturaleza es más elevado (o sea, más “milagroso”) que un milagro que la supera.

El súbito y destrozante cambio no ha transformado la naturaleza, sólo ha ido más allá de ella; una hazaña más milagrosa es aquella que no solamente libera a la persona del orden natural, sino que libera la sustancia misma del orden natural propiamente dicho.

Esto explica las “molestias” extremas a que recurrió Di-s, llevando a todo el sistema celeste a detenerse para iluminar un cierto valle durante una noche.

Una milagrosa ingeniería de luz “artificial” hubiera significado que las leyes de la naturaleza fueron meramente desplazadas, mas no transformadas. Para inspirar al pueblo de Israel no solamente a trascender sus propias personalidades naturales sino también para transformarlos y sublimarlos, Di-s insistió en que la luz milagrosa provista a ellos fuera luz solar natural, incluso cuando esto significara crear un nuevo orden natural en los cielos.

Nuevo orden Mundial

El precedente establecido aquel 3 de Tamuz con la detención del sol por parte de Iehoshúa se reiteró en la misma fecha 3.199 años después, esta vez en términos aún más naturales (y por lo tanto más milagrosos).

El 3 de Tamuz del año 5687 (1927) fue el día en el que el Anterior Lubavitcher Rebe, Rabí Iosef Itzjak Schneerson, fue liberado de la prisión Spalerna en Leningrado (hoy Petersburgo).

El Rebe había sido arrestado por agentes de la GPU y la Ievsekia (la “sección judía” del partido comunista) por sus esfuerzos por mantener y promocionar la vida judía bajo el régimen comunista, y fue sentenciado a muerte, Di-s libre.

Pero la presión internacional obligó al régimen soviético a conmutar esta pena, primero a una sentencia de diez años de trabajos forzados en Siberia, y luego a tres años de exilio en Kostromá, un pueblo en el interior de Rusia.

El 3 de Tamuz el Rebe fue liberado de la prisión y enviado a su exilio. Nueve días después, el 12 de Tamuz, tuvo lugar una fase adicional en la redención del Rebe, la orden de liberarlo y permitirle regresar a su hogar en Leningrado. Unos meses más tarde, se le permitió abandonar el país.

Desde fuera de las fronteras de Rusia, el Rebe continuó dirigiendo su red clandestina de emisarios, quienes proveyeron, y proveen hasta este mismo día (aunque ya no más clandestinamente), apoyo espiritual y material a judíos en cada rincón del Imperio Soviético.

En una carta pública escrita en ocasión del primer aniversario de su liberación, Rabí Iosef Itzjak declara: “No solamente a mí redimió Di-s en este día… sino también a cada uno que lleva el nombre de Israel”. El Rebe había enfrentado al todopoderoso Partido y había triunfado.

Aquellos que procuraron destruir todo vestigio de vida judía en la Unión Soviética fueron, ellos mismos, forzados a reconocer que no tenían derecho a impedir que un judío practicara su fe.

Ahora, después de más de seis décadas, se nos ha privilegiado con ser testigos de un logro adicional de la victoria del Rebe, y de la judería soviética. La milagrosa transformación en marcha ahora en ese país es el continuo despliegue del milagro del “3 de Tamuz”.

La historia del 3 de Tamuz es la historia de un milagro, un suceso que trascendió totalmente el orden natural. Sugerir, en los años más oscuros del stalinismo, que un único individuo podría desafiar el todopoderoso empeño del Partido por arrancar de cuajo el judaísmo en la Unión Soviética y triunfar; sugerir que la amenazadora garra del comunismo sobre centenares de millones de almas desaparecería; en otras palabras, haber precedido [los sucesos del año] 1991 en 1927 -hubiera sido equivalente a decir que el sol alteraría su curso.

Al mismo tiempo, sin embargo, éste fue un “milagro natural”, como lo enfatiza el hecho de que: (1) La salvación del Rebe involucró el consentimiento de aquellos que en primera instancia lo habían arrestado y sentenciado (un cambio desde adentro, como los sucesos recientes en ese país); y (2) que la victoria no fue inmediata sino que sobrevino en etapas, y continuó desplegándose en el curso de las décadas.

El 3 de Tamuz fue el día en que una nueva realidad suplantó la vieja. Sin embargo, esta nueva realidad surgió por medios totalmente convencionales”, en la manera progresiva y gradual que es la marca de un desarrollo natural.

La nada caminante

Esta, entonces, es la lección del 3 de Tamuz: No te veas intimidado por los límites de las normas naturales, pero tampoco debes descartarlos: trabaja en el marco de ellos para ensancharlos y expandirlos. 

En lugar de liberarte de las circunstancias de la naturaleza, busca liberar y elevar la naturaleza de la naturaleza misma.

Se cuenta la historia de un jasid que estaba caminando de regreso a casa tras una larga noche de farbrenguen muchas horas después del toque de queda impuesto sobre esa región de una Europa Oriental desgarrada por la guerra.

 

Un policía, notando al judío solitario, gritó: “¡Alto! ¿Quién anda allí?” El jasid, sumergido en sus pensamientos inspirados por el farbrenguen, contestó: “Bitul (anulación, nulidad) va!” Este jasid había internalizado tan plenamente la doctrina jasídica de ‘bitul’ (auto-negación), que su reacción instintiva ante la demanda de identificarse estaba permeada por su nulidad ante su Creador.

El instinto más básico del hombre es mejorar y satisfacer su propio Yo. De modo que Bitul, la negación del Yo ante una verdad superior, va contra la fibra misma de la naturaleza humana. El logro de bitul es un “milagro”, una transformación sobrenatural. No obstante, para este jasid, bitul no implicó la supresión de su identidad; más bien, fue la lenta y gradual remoción de las tendencias egocéntricas de su Yo y su reorientación hacia una identidad más alta, permeada de bitul.

 

El hombre nunca debe aceptar la invencibilidad de cualquier status quo. A la vez, sin embargo, su enfoque que trasciende las normas no debe resultar en logros que queden fuera de quién y qué es él: por el contrario, debe esforzarse por convertir en milagrosa la realidad de su vida.

Basado en Sefer Hasijot 5751,págs. 649-664
Extraído de “El Rebe Enseña” de Editorial Kehot

Líder de la oposición

Muy poca estima queda por Koraj. Seguro, siempre habrá quienes se quejen, ya sea gente o grupos que, por una razón u otra se encuentran insatisfechos con el orden establecido y no tienen temor de ir al frente y exponer sus puntos de vista. Pero por primera vez en la historia desde el Éxodo, la oposición a Moshé ha sido cristalizada alrededor de un individuo en particular. Por primera vez, los rebeldes y trazadores tenían una figura a la cual podían unirse. 

Koraj sufrió una muerte terrible, sus seguidores fueron exterminados y la rebelión fue aplastada, dejando a los estudiosos y escritores de los siguientes tres milenios sin otra cosa que hacer que unirse a la lista de éxitos y competir en carácter de asesinar a Koraj.  Sabes lo que quiero decir, sólo pon en Google el nombre Koraj, y en 0.13 milésimas de segundo también tú estarás de acuerdo en que será difícil encontrar algo positivo sobre este hombre, entre las 306.000 referencias que hay en la web. Koraj era codicioso, celoso. Koraj fue malicioso, Koraj era presumido. Koraj era el agitador que intentó dominar al mundo. ¡¿Hablamos de una víctima de mala fama?! ¿Qué sucede con la búsqueda de Koraj de iluminación espiritual? Imposible piensas; este hombre atacó a Moshe, y por extensión, desafió a Di-s. ¿Quién puede animarse a salir en su defensa?: Sólo el Rebe de Lubavitch.   

Rescatando lo mejor de las personas 

En un artículo inspirador, el Rebe postula que aunque cuestionemos los métodos e intenciones de Koraj, hay mucho para admirar sobre su propósito. Después de todo, ¿qué fue lo que Koraj demandó? Una oportunidad para intentar llegar al puesto de Sumo Sacerdote. A simple vista, esto parece una oportunidad de ambición, pero desde una perspectiva más sutil, ¿No podría ser éste un ejemplo de un hombre que intenta conectarse con Di-s? Seguro, él perdió el rumbo cuando dejó que este deseo entendible de espiritualidad lo llevara a rebelarse contra Moshé, pero no había nada de malo con su ambición en sí.

Debería ser la meta de cada judío servir a Di-s de la manera más fina y significativa posible. Si solo nosotros tuviésemos el deseo de ser Sumos Sacerdotes. Para mí, esta teoría encapsula la única perspectiva del Rebe acerca de los humanos y la humanidad.

No se precisa de grandes mentes ni de coraje para unirse a patear a un hombre que está caído, pero no hay muchos afuera que están buscando activamente oportunidades para ayudar a levantar de vuelta a las personas.

Desde el punto de vista del Rebe, nadie es verdaderamente malo o insalvable. Nadie está más allá de los límites sin ninguna característica positiva. El truco es enfocarse en lo que es valioso en una persona, construirlo a sus propios ojos, hacer que otros lo estimen, y usar esto como plataforma para construir un nuevo orden mundial. 

El Rebe mandó a sus emisarios a las calles para ayudar a educar y a rescatar a nuestros hermanos y hermanas perdidos, no por trabajo, lástima, o compasión, sino porque él honestamente aprecia a cada judío y a la faceta única de esplendor que cada uno de nosotros trae a nuestro tesoro nacional.

* Por Elisha Greenbaum

Confiá en tu socio

Cierta vez, un distribuidor internacional de telas de alta gama, visitó al Rebe de Lubavitch, Menajem Mendel Scheerson. Como miembro activo de la comunidad de Jabad en Inglaterra, el hombre ya conocía sobre cómo los asesoramientos y bendiciones del Rebe imapctaban en las vidas de muchas personas. En cierto punto de su discusión, el hombre de negocios le propuso al Rebe de que sea su socio para un negocio. El Rebe se puso serio y dijo: “Esta bien. Recuerde, sin embargo, que en una sociedad, ninguno de los dos llega a hacer un movimiento sin el consentimiento del otro. ¿Tenemos un trato?”

El hombre estaba entusiasmado con esta oportunidad de ser “socio” con el tzadik, y rápidamente aceptó el acuerdo. El Rebe le aconsejó hacer una compra grande de un material determinado que no conocía. El comerciante se fue a su casa e hizo un gran pedido de este tejido inusual. Cuando se reportó de nuevo a Nueva York, el Rebe le respondió de que la compra era demasiado conservadora. Debía haber comprado una cantidad mucho mayor. El hombre salió y compró cantidades astronómicas, hasta el punto de invertir toda su fortuna personal para pagar los envíos.

Para disgusto del hombre, poco tiempo después de las adquisiciones, el valor de este material comenzó a bajar. Tal vez, pensó, debería vender al menos una parte importante. Como había prometido, se comunicó con el Rebe para su consentimiento. Para su sorpresa, el Rebe no le otorgó su consentimiento y le recordó sobre el acuerdo respecto a los movimientos unilaterales.

A medida que el precio del material continuaba bajando, lo mismo ocurría con el espíritu del hombre. Cada día, veía que su fortuna se resbalaba cada vez más lejos. Todas las súplicas al Rebe concluían con la misma respuesta: “No vendas”.

Frente a la ruina financiera, el hombre comenzó a cuestionar toda su relación con el Rebe y Jabad. Tal vez fue un error. Con la devaluación de cada día, su distancia con la comunidad de Jabad crecía.

Ésto continuó durante varios meses. Un día, el precio subió un poco. Le consultó de nuevo al Rebe, pero nuevamente le dijo que aún no. Cuando el precio subió incluso más, el Rebe todavía seguía sin darle la luz verde a la venta masiva.

Poco después, un famoso diseñador de moda extendió una línea que requería una gran cantidad de un material inusual. Cuando el hombre le informó de esto a la Rebe, le dijo que había llegado el momento de vender. El inventario fue rápido. El hombre hizo muchos millones. Entusiasmado, se subió a un avión para entregarle al Rebe un cheque por su “parte”. El Rebe se negó, pidiéndole al hombre que le diera el dinero para caridad.

Luego el hombre le preguntó al Rebe si podían hacer otro negocio juntos. El Rebe sonriendo le dijo: “Lo siento…eres un Shvajer Shutaf, un socio débil”.

Al comienzo de la lectura de la Torá de esta semana, se nos enseña que en el Monte Sinai, Di-s le dice a Moisés que le instruya a los Hijos de Israel sobre la observancia de Shmitá, el año Sabático. Al entrar a la Tierra de Israel, deberían contar los años en ciclos de siete. Durante seis años trabajarían, y el séptimo sería un descanso”. Nada de siembra, recolección, atados. Un año entero para la búsqueda espiritual.

La Torá luego dice: “Y si vas a decir: ¿Qué comeremos en el séptimo año?….Yo daré mi bendición de que el sexto año crecerá lo suficiente para un período de tres años…”. En otras palabras, la bendición Divina de enriquecer el suelo como resultado por haber observado “Shmitá”, compensará tres veces más la pérdida por haber dejado a la tierra descansar.

Tanto si se trata de Santificar el Shabat, enviar a nuestros hijos a escuelas de Torá o hacer un esfuerzo extra para mantener una cocina kosher, Shmitá nos recuerda de que el Monte Sinai representa un puente entre la teoría y la práctica, la fe y la acción. En esa montaña, el Todopoderoso nos tomó como socios en el negocio de la creación. Desde entonces nos ha estado implorando: “No seas un Shvajer Shutaf”

Por: Moshe Bryski