Bailando con lo divino

Las octavas y novenas entradas

Shminí Atzeret y Simjat Torá (que significan respectivamente ” el octavo día de la reunión” y “la alegría de la Torá”), son días en los cuales judíos de todo el mundo cantan y bailan con los Rollos de la Torá en sus manos.

Esta festividad, celebrada en Israel sólo un día, le sigue inmediatamente a los siete días de la festividad de Sucot, en donde nos sentamos  en cabañas para celebrar la protección de Di-s a Su pueblo.

Un fascinante pasaje en el Midrash, una antología de tradiciones rabínicas orales que se transmitieron de generación en generación, captura el tópico de esta festividad, cuya función y propósito -contrariamente a cualquier otra festividad-no está establecido en la Biblia. El Midrash entiende el significado de esta festividad de Shmini Atzeret como la Divina respuesta del problema del antisemitismo (¿Qué más es nuevo, verdad?)

La Torá instruye al pueblo judío a ofrecer 70 toros durante la festividad de Sucot. El primer día-13 toros; el segundo día-12; el tercer día-11; el cuarto día-10; el quinto día-9; el sexto día-8; el séptimo día-siete. Sumando todos, obtenemos un total de 70.

Siguiendo estos siete días festivos, viene la festividad del octavo día, Shminí Atzeret. Basado en el patrón expuesto anteriormente, esperaríamos que la Torá nos instruya ofrecer este día seis toros. Pero, asombrosamente, la Torá nos da instrucciones muy diferentes: “El octavo día (siguiendo a los siete días de Sucot) debe ser un día de reunión para ustedes; no deben hacer ningún tipo de labor. Y deberán traer una ofrenda, un aroma placentero para Di-s, un toro…”

¿Por qué, de repente, este cambio drástico de siete toros el día anterior, en el séptimo día de la festividad, a un toro en el octavo y último día de la festividad? ¿Por qué el salto de siete a uno?

Esta es la pregunta que perturba al Midrash mencionado arriba.

Respetando a todas las personas

Para responder esta pregunta, el Midrash primero se enfoca en por qué el pueblo judío fue instruido a ofrendar 70 toros durante los 7 días festivos de Sucot. ¿Por qué el número 70?

Es nuestra forma, explican los Sabios, de dar honor y tributo a las otras 70 naciones del mundo. Como recordamos en Génesis, que Noaj tuvo 70 hijos y nietos quienes, luego del gran diluvio, se dispersaron sobre la tierra y recrearon la civilización. Estos 70 “padres fundadores” se convirtieron en los progenitores de todas las naciones, culturas, y civilizaciones existentes hasta el día de hoy. En la festividad de Sucot, los Judíos son llamados para enfocarse en todas las naciones del mundo, para orarles, para pedirle a Di-s que reestablezca la paz, seguridad y alegría sobre todas las personas del globo.

El Judaísmo nunca creyó en que “no hay salvación fuera del Judaísmo”. Por el contrario, la Torá no alienta la conversión y de hecho prohíbe a los judíos casarse con gentiles. ¿Por qué?

Porque el Judaísmo cree sinceramente que un gentil no necesita ser judío para maximizar su potencial y encontrar una genuina realización en su vida. “Los piadosos de entre las naciones en el mundo tienen una porción en el mundo venidero” declara el Talmud. Maimónides escribe que cada ser humano-sea Judío o gentil–puede convertirse en “el sagrado de los sagrados”.

Así que en la festividad de Sucot, es nuestra tarea extendernos en nuestras plegarias, enfocarnos en nuestras meditaciones y ofrendar sacrificios para todas las naciones esparcidas en el planeta.

Cada día de Sucot, judíos ofrendan un número particular de animales, focalizando sus pensamientos y plegarias en naciones particulares. Luego de siete días, las “70 bases” están cubiertas.

¿Por qué nos odian?

El Midrash ahora procede a contarnos acerca de conversaciones entre el Pueblo Judío y Di-s:

“Durante la festividad de Sucot, el pueblo Judío ofrenda 70 toros, dedicados al bienestar de las 70 naciones. Dijeron los Judíos a Di-s: “¡Amo del Universo: Nosotros ofrendamos 70 toros para el beneficio de las 70 naciones. Naturalmente esperaríamos que nos aprecien. Pero en realidad, ¡Nos aborrecen! Como el Salmista dice “Ellos sustituyen mi amor con odio”.

Esta no es una pregunta insignificante. Es el lamento que el pueblo judío viene teniendo por más de 3.000 años. ¡¿Por qué tanta gente parece despreciarlos?! ¡¿Qué han hecho para merecer desprecio y burla?!

Los judíos, en lo más profundo de su corazón, saben que nunca desearon conquistar el mundo; que nunca envenenaron pozos, ni nunca maldijeron a no judíos, ni nunca usaron sangre cristiana o musulmana para las Matzot de Pesaj. Todo lo que querían era tener una vida pacífica, dedicada a la familia y a la comunidad. Lo que es más, durante casi toda su historia, pelearon por los desvalidos, por la justicia civil, por los derechos humanos. Cuando sea que tenían una oportunidad, servían a sus países lealmente y estiraban sus manos para ayudar a los gentiles necesitados.

Así que ¿Por qué, en vez de ganar simpatía, entendimiento y aprecio por parte del mundo no Judío, tienen que, la mayor parte de su historia, ser premiados con un odio extraordinario, desconfianza y envidia? ¿Por qué hay en casi todos los país que albergaron judíos terminaron expulsándolos y dirigiéndolos a la tortura o completa aniquilación?

“¿Somos realmente tan malos?” Niños judíos han estado preguntándoles a sus padres por milenios. “¿Somos realmente la reencarnación del demonio?”

Antisemitismo hoy en día

Esta es la gran pregunta que judíos, tristemente se están otra vez preguntando en el Siglo XXI. En las décadas siguientes al Holocausto, nos ha parecido, que el antisemitismo se convertía cada vez menos popular. Creíamos que el mundo, se estaba haciendo más liberal y tolerante y viendo lo que la Alemania Nazi había hecho, habían comenzado a apreciar más a los Judíos por lo que eran y son: civiles respetuosos de la ley que desean vivir en paz, estudiar carreras, construir familias y comunidades. El Sueño Americano de la verdadera igualdad se estaba materializando frente a nuestros ojos.

Pero, de repente, con el estallido de la segunda Intifada, el antisemitismo surgió otra vez en todo el mundo, especialmente en Europa, el continente que silenciosamente absorbió infinitos ríos de sangre Judía. En editoriales, dibujos animados, Clubs y en mesas de cenas, la “paliza a los judíos” se convirtió en la nueva norma. En años recientes, judíos han sido pegados y matados y sinagogas han sido incendiadas. La mayoría del mundo árabe, si es que tomamos sus testimonios seriamente, anhela la destrucción de Israel y la exterminación de los judíos. La mayoría del Oriente está unido contra el único Estado Judío del mundo.

He aquí, una vez más, que los judíos preguntan esta simple pregunta: ¿Qué hemos hecho para merecer esto? El Estado de Israel estuvo buscando todo el tiempo oportunidades para hacer las paces con los vecinos árabes. De tiempo en tiempo otra vez, Israel estaba preparado para hacer dolorosas concesiones a los árabes por el bien de la mutua coexistencia y en paz. En Oslo, Itzjak Rabin resucitó el OLP, le dio autonomía en la mayoría de la margen oriental y Gaza, y ayudó a construir la fuerza policial, dándole municiones y ayuda financiera. En Septiembre del 2000, Ehud Barak ofreció a Yasir Arafat un estado Palestino, con su capital en el Jerusalem Este, así como también el 100 por ciento de Gaza y el 98 por ciento de la margen oriental.

Luego, en el mismo mes, la segunda Intifada estalló. Israel sostuvo a cientos de civiles muertos, entre ellos muchos niños. Y de todas formas respondió levemente. Tomó un año y medio de miles de judíos siendo asesinados y mutilados, ataques terroristas en los negocios de pizza y cafés de su Tierra natal y en Marzo de 2002, la masacre de Pesaj en Netanya, matando sobrevivientes de Auschwitz, hasta que Israel finalmente mandó sus tropas a territorios que habían concedido años atrás para parar el mini holocausto contra los Judíos.

Aún así, el mundo condena a Israel. En Agosto del 2005, Ariel Sharon le dio a los árabes todo Gaza, evacuando a todos los judíos del territorio entero. ¿Y qué recibió Israel a cambio? Miles de cohetes lanzados a todas sus ciudades, escuelas y hogares, y una Gaza convertida en un estado de terror. Y sin embargo, el mundo continúa culpando a Israel por su ocupación.

Así que nos paramos ahí y nos preguntamos, ¿Es que el mundo tiene una memoria tan corta? ¿Por qué estamos para siempre condenados como el Satán? ¿Por qué somos burlados incondicionalmente, aún cuando hemos “estirado nuestros cuellos” por la paz?

Esto, el Midrash sugiere, es la pregunta que los Judíos le preguntan a Di-s. Nosotros, el llanto de los judíos, estamos constantemente haciendo sacrificios por nuestras naciones compañeras; ponemos a nuestros hijos en el altar sólo para darle a la paz otra oportunidad.  Intentamos ayudarlos de su propia miseria. Y aún así, constantemente nos responden con un odio vil y cruel. ¿Cómo debemos lidiar con esto?

Parándonos con orgullo.

Ahora, continuemos con el estudio del Midrash, para encontrar la respuesta Divina al grito Judío.

“Y le dijo Di-s al pueblo judío: “Ahora es el tiempo de hacer una ofrenda sólo para ustedes” ” Esto, dice el Midrash, es el significado del versículo bíblico ” El octavo día será un día de reunión para ustedes, no harán ningún tipo de labor. Y ofrecerán un sacrificio, un aroma placentero para Di-s, un toro”. “Celebremos y dancemos juntos, Ustedes y Yo”, Di-s le dice a Su pueblo. No más de 70 toros por el bien de las 70 naciones, como hicieron durante toda la festividad de Sucot.Ahora es el momento de ofrenda sólo un toro por una nación- la nación de Israel.

¿Cuál es el significado detrás de estas palabras? ¿Acaso Di-s está sugiriendo que nos olvidemos de toda la “opinión internacional” y nos defendamos por nosotros mismos, porque por más buenos que aparentemos ser, vamos a ser rechazados de todos modos?

Quizá ésta es la parte del mensaje. Es ciertamente verdad que si Israel, por ejemplo, seguiría las instrucciones de las Naciones Unidas y “mostrara moderación”, habría alrededor de 5.000 judíos muertos en Israel cada semana. Aquí viene un punto en donde debes tomar el coraje para hacer lo que es moralmente correcto, no lo que es aceptable para las personas que no les importa si otro millón de judíos muere, así como no les importa si un millón de Sudaneses mueren y no hicieron nada para parar el genocidio de 800.000 Rwadaneses inocentes muertos en 100 días.

De todos modos,  pienso, hay un mensaje más profundo y optimista contenido en estas palabras.Di-s no está explicando a Israel la razón del antisemitismo. El odio al judío es una enfermedad, universal y multi-cultural, generada por la existencia de la maldad en muchos seres humanos. Lo que Di-s está diciendo a los judíos es:

En presencia del antisemitismo, asegúrate de pararte en alto y con orgullo. Asegúrate de enseñarles a tus hijos que ser odiado es testimonio a su virtud, y no al revés. “Ahora es el momento de hacer una ofrenda para ti mismo”. Un toro por nación. Es momento de fortalecer tu propia identidad, de entender que eres burlado por creer tu eterno pacto con un Di-s de moralidad, de bondad y de compasión. No es momento de que dudes; es un momento de levantarte por ti mismo y tu fe.

El origen del odio judío

Uno de los efectos secundarios más trágicos del antisemitismo ha sido el judío se odie y se tenga vergüenza. Muchos de nuestros hermanos, especialmente durante los últimos 200 años desde que la emancipación haya “barrido” Europa, han comenzado a creer que nuestros más grandes aborrecedores no eran tan malos como parecían, que algo debía estar muy mal con los Judíos, justificando así parte del odio contra el pueblo del Libro. Después de todo, pensaban, si tu hijo es burlado en cada escuela a la que asiste, es castigado por los directores y despreciado por la mayoría de sus compañeros, ¿no tendría el terapeuta de la familia que culpar al chico en vez de culpar a todas las escuelas y al resto de todos los niños?

¿Acaso estas lógicas no son válidas en relación al antisemitismo también? Si casi cada cultura y civilización han estado viendo al Judío como la imagen del demonio, ¿no nos deberíamos mirar en el espejo y descubrir los defectos nuestros que causan tanta “animación” entre la gente?

Así fue que el fenómeno del autor odio del Judío nació. Aunque, en sus mentes, es sólo un mero ejercicio de una extrema introspección, esta evaluación de este tipo de Judíos generalmente llega a proporciones muy racionales, en donde comienzan a ver a su gente, su país y su legado como la causa de toda la maldad y horror en el mundo. Cuando lees a Noam Chomsky te preguntas cómo un judío puede escribir tales cosas sobre un pueblo que supuestamente conoce tan íntimamente. Lees a  Norman Finkelstein y te asombras de las palabras que un judío usa para hablar del Holocausto. Lees a los columnistas judíos del New York Times y de Los Angeles Times, escuchas a los periodistas judíos de NPR o CNN, reflexionas en charlas dictadas por académicos judíos, y te preguntas: ¿Cómo pueden judíos ser tan descaradamente “objetivos” al ver a Israel y a sus vecinos como si fueran moralmente equivalentes, cuando Israel nunca mató a un sólo civil árabe intencionalmente, y los árabes proclaman claramente que su meta es exterminar a cada civil Israelí vivo?

Ser más  judío

Este es pues, el mensaje de Di-s al pueblo Judío para Shminí Atzeret.En un momento de furia antisemita, no hay que estar inseguros, compungidos y defensivos. No te veas a ti mismo como tu enemigo te ve. Asegúrate de que sabes quien eres por dentro; estudia lo que significa ser un judío, no de la gente que te odia. Estudia lo que es ser judío de tus propios textos, de tu propio legado, de tus propios abuelos, de tu propia Torá.En el momento de explosivo odio Judío, Di-s te dice: Debes hacer una cosa-¡Ser más judío!No podemos curar la plaga antisemita. Los antisemitas lo tienen que hacer. Podemos y debemos monitorear el antisemitismo, advertir en contra de él y pelearlo, pero no podemos librar al mundo de él. Lo que tenemos y debemos hacer es nunca permitirnos ser definidos por esto.

Bailando con Di-s

Así que durante estos dos días de Shminí Atzeret y Simjat Torá, nos fijamos muy bien en los países musulmanes, en las Naciones Unidas, en el Departamento de Estado, en la Corte de la Haya, en los EEUU, y decimos:

“Estaremos allí para ti y contigo en el momento en el que desembriagues y estés listo para la paz genuina. Israel es un país de paz y está dispuesto a hacer paz cuando el momento lo requiera. Ansiamos la vida, paz y bienestar. Pero hasta que Ustedes junten todos sus actos morales, hasta que empiecen a odiar a la mala gente y a proteger a los Buenos, no vamos a desesperar ni nos vamos a culpar por la maldad que aún existe en el mundo.

“En vez, vamos, en las próximas 48 horas, a tomar la Torá y a bailar con lo Divino. Vamos a “danzar” con Di-s, celebrando un pueblo y una tradición dedicada a perseverar la paz, amor, moralidad y bondad. Vamos a celebrar con el entendimiento de que la maldad será derrotada y prevalecerá el bien. Vamos a darnos un nuevo impulso con la fe de que la redención está a sólo un paso”

Y aún así, paradójicamente, la respuesta de Di-s a nosotros tiene mucho que ver, aunque no del todo, con la cura para el antisemitismo. Para que el mundo pueda finalmente sólo amar a la gente que se ama.  Cuando los judíos comiencen a respetarse entre ellos, van a conseguir la admiración de todo el mundo.

Por Yosef Y. Jacobson

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