Los hijos son una bendición

Incluso el mejor de los niños en el mejor de los tiempos a veces necesita un poco de disciplina. Un reciente viaje por la carretera, en donde los tiempos de la comida se habían retrasado, transformó el humor de mi hijo de cuatro años. Olvidando el llanto el cual podíamos controlar, cuando insistió en correr demasiado cerca del borde del muelle, no tuve más remedio que levantarlo y llevarlo de nuevo al coche.

Digamos que no lo había tomado tan amablemente el repentino cambio de planes.

Parcialmente ensordecidos por sus gritos y luchando en agarrarle sus brazos y piernas, todo lo que pude ver en mi caminata por el muelle fueron las miradas de un pequeño grupo de pescadores que se encontraban en mi camino hacia la disciplina.

Se veían tan cómodos y sin preocupaciones. Bronceados por el sol, con la botella de cerveza fría al lado de sus cañas de pescar. No pude dejar de reflexionar sobre la discrepancia entre mi experiencia de vacaciones y la de ellos.

Mientras luchaba para pasar por allí, todos se dieron vuelta a la misma vez para verme.

Teniendo la paciencia casi agotada, y sintiéndome un poco avergonzado por su atención, pregunté: ¿alguno tiene hijos?, y todos respondieron felices “no”.

“¿Quieren uno?”, pregunté luego, señalando al paquete que llevaba en mis brazos.

Obviamente estaba bromeando, ya que no cambiaría a mis hijos por nada. Sin embargo, no podía dejar de pensar en la respuesta unánime de rechazo que recibí de los pescaderos. Claramente no tenían idea de lo que se estaban perdiendo.

Algunas personas simplemente no aprecian la bendición que traen los hijos. Muchos esperan a que las cosas se pongan serias para poder empezar a armar una familia.

Pero, ¿quién dijo que cuando estés listo para la bendición de Di-s, Él los mandará tan libremente? He tenido varias conversaciones con personas que comparten su desilusión por no haber comenzado una familia antes. Ahora se arrepienten, pero ya es tarde.

Cualquier otro placer se hace insignificante cuando se compara con el privilegio de tener hijos.

Cuando nuestro ancestro Iaakov se dio cuenta que su vida estaba llegando al final, convocó a su hijo Iosef, y a sus nietos a que se acercaran.

Y él bendijo a Iosef y dijo: “El Di-s el cual mis padres, Abraham e Itzjak caminaron, el Di-s que me sostuvo todo el tiempo de mi vida, que sea el ángel que me liberó de todo mal, el que bendiga a estos jóvenes (Génesis 48:16-17)

Parece no tener sentido. Iaakov comenzó prometiendo bendecir a Iosef, pero de la continuación de la bendición parece que ignoró completamente a su hijo y se concentró en sus nietos. Seguro que Iosef tenía una razón para quejarse. ¿En dónde estaba su bendición prometida?

Pero ningún padre preguntaría eso. Cuando Iaakov bendijo a los hijos de Iosef, él también se sintió bendecido.

Los hijos son un regalo de Di-s, y cada uno es otro regalo de nuestro amado Padre en el Cielo. Nadie puede prometer que no se van a portar mal en público, o que la decisión de tener hijos no te va a interrumpir mientras te sientas a pescar. Pueden ser caros, pero valen la pena.

Puede que no sea la forma más sencilla o confortable de vivir, pero tener el privilegio de criar a los hijos de Di-s, es la mayor bendición que uno puede aspirar.

 Por Elisha Greenbaum

El derecho de no saber

“El saber otorga poder”, dice el conocido cliché. Como la mayoría de los clichés, este es cierto. Si hubiéramos sabido que nuestro nuevo socio estaba a punto de quebrar antes de firmar un trato con él; si supiéramos si nuestro amado realmente nos quiere o no, nos sentiríamos más al mando de nuestro destino.

Pero todo tiene un límite. Imaginemos saberlo todo. Supongamos que la persona puede saber exactamente cuándo y cómo morirá. Que conozca con anterioridad cada detalle de su matrimonio; la razón de cada discusión y el momento de la reconciliación. Imaginemos que todas las acciones que tomarán lugar a lo largo de nuestra vida estarían registradas en un “diario de abordo” gigante, con las consecuencias de cada una de ellas anotada a su lado. ¿Sentiríamos que dominamos nuestra vida? ¿O nos consideraríamos marionetas que son llevadas paso a paso? Es posible que “el saber es poder”, pero el saber absoluto puede provocar impotencia y dificultad de reacción.

***

En el capítulo 49 de Bereshit leemos que Iaakov, antes de fallecer, convocó a sus hijos alrededor de su lecho, prometiendo revelarles “lo que sucederá al final de los días”.

Pero al estar todos allí, los bendijo y les asignó el rol de padres de las tribus del Pueblo de Israel. Sin embargo, nada dijo sobre lo que sucederá “en el final de los días”. Nuestros Sabios nos explican que Iaakov tenía la intención de revelarles la fecha de la llegada del Mashíaj, pero en ese momento la Presencia Divina se apartó de él, y nuestro Patriarca comprendió que no debía contar nada de ello. Y por eso una de las cuestiones más vitales permanece en el misterio.

¿Pero por qué es importante no saber?

Es preciso el desconocimiento porque Di-s desea un socio creativo e independiente en Su empresa, por lo cual hizo de la vida un misterio. Si fuésemos conscientes del significado final y absoluto de cada una de nuestras acciones, éstas carecerían de vida, y nos parecerían aburridas letras de una obra, que toda la audiencia ya ha leído.

Es únicamente porque cada uno de nuestros actos, elecciones y decisiones están allí frente a nosotros, y sus consecuencias permanecen en la oscuridad del futuro desconocido, que las elecciones son realmente nuestras, las decisiones son un verdadero ejercicio de voluntad, y que cada una de nuestras acciones son una contribución a nuestra sociedad con Di-s en la Creación.

* Yanky Tauber

Cuidar que el intelecto no yerre

“… de Asher su pan era aceitoso” (Bereshit 49:20)

Entre las bendiciones con las que Iaakov bendijo a sus hijos, aparece la bendición de Asher1: “De Asher -su pan era aceitoso”. Rashi explica que la palabra “aceitoso” alude a la abundancia de aceite que producía la tierra asignada a Asher, y destaca que también Moshé bendijo a la tribu de Asher de la misma manera, como dice2: “y sumergía su pie en aceite”.

Más allá del significado literal de la bendición, sin lugar a dudas se encuentra en ella un sentido más elevado y profundo, un sentido espiritual. Encontramos en las palabras de nuestros Sabios Z”L3, que el aceite simboliza la sabiduría. Resulta entonces que tanto Iaakov como Moshé bendijeron a Asher con una gran sabiduría.

Sin embargo, debemos prestar atención al lenguaje utilizado en la bendición: “y sumergirá su pie en aceite”. Aquí vemos que el aceite no tiene su objetivo en sí mismo sino que sirve al pie’ (una expresión similar aparece también en una profecía referida a la época de la redención4: “y se posarán sus pies, en aquel día, sobre el Monte de los Olivos”– los pies están por encima de los olivos que producen aceite)

LA SABIDURÍA NO ES TODO

Tal como el aceite simboliza a la sabiduría, así también el pie, el miembro más inferior, simboliza la acción de la Mitzvá a secas, generada sólo por la aceptación del Yugo Celestial, Kabalat Ol. El pie ejecuta órdenes. ‘No posee comprensión ni sentimientos, pero sí obediencia y la aceptación del Yugo’.

El objetivo es que el aceite ‘esté al servicio del pie’. La lógica y la sabiduría, a pesar de su extraordinaria virtud es inferior a la sencilla aceptación del ‘Yugo’. La ejecución práctica de la mitzvá, por aceptación del ‘Yugo’ es lo principal, mientras que la sabiduría está tan sólo para enriquecer a la acción, como el aceite con el que se unta el pie. Ese es el sentido de “y sumerge su pie en el aceite”.

LA COMPRENSIÓN ES LIMITADA

Cabe destacar dos ventajas del servicio a Di-s realizado por aceptación del “Yugo”, sobre el servicio a Di-s a partir de la comprensión y el razonamiento:

a) La comprensión humana es limitada, mientras que Hashem es infinito. Por eso es imposible captar al Creador por medio de la razón sino específicamente por medio de una aceptación absoluta de Su Yugo y una entrega total a Él. Sólo entonces puede lograrse que la Divinidad Infinita more sobre uno.

b) La razón es dinámica y puede también desviarse hacia direcciones equívocas. Sólo una firme aceptación del “Yugo” puede asegurar que no haya desvío alguno de la verdad.

En esto consistió la bendición que se dio a Asher: por un lado fue bendecido con abundante aceite, amplia sabiduría, pero a la par se lo bendijo con que la sabiduría esté al servicio de la aceptación del “Yugo” y la entrega al Altísimo, lo que asegurará que la sabiduría sea verdadera, que esté direccionada correctamente.

RECOLECTOR DE OBJETOS PERDIDOS

La tribu de Asher era parte del campamento de Dan, el campamento que marchó último en la travesía del pueblo judío por el desierto- era el “recolector de todos los campamentos”5. Sus miembros encontraban todos los objetos perdidos por los campamentos que marchaban ante ellos, y los devolvían a sus dueños.

En el sentido espiritual, esto significa que específicamente fue la virtud de la aceptación del ‘Yugo’ que era la característica prevaleciente del campamento de Dan, la que confirmó la fuerza para enmendar los errores cometidos por las demás tribus. Incluso cuando alguno de las otras tribus perdió su rumbo, el campamento de Dan lograba hacerlo volver a la verdad, en mérito a la absoluta entrega al Yugo de la Voluntad Divina.

Likutei Sijot tomo 1 Pág. 102

NOTAS: 1.Nuestra Parshá 49:2 2.Devarim 33:24 3.Menajot 85,b 4.Zejaria 14:4 5. Bamidvar 10:25 y en Rashi ahí.

Budin de banana vegano

Ingredientes:

  • 3 bananas maduras pisadas
  • ½ taza de azúcar negra
  • ½ taza de azucar blanca 
  • ½ taza de aceite 
  • 1 cucharita de esencia de vainilla
  • 1 cucharita de bicarbonato de sodio
  • 1 y ½ taza de harina 
  • 1 cucharita de sal 
  • ⅓ taza de chips de chocolate

Procedimiento

Precaletar el horno a temperatura media.

En un bowl poner bicarbonato, harina y la sal.

En un bowl aparte poner el puree de banana, azucar negra y blanca, el aceite y la esencia de vainilla. Agregar a los ingredientes humedos los ingredientes secos.

Poner en un molde enaceitado  

¿Por que las personas en el primer milenio vivían tanto tiempo?

Estimado Rabino:

¿Puede explicar por qué la vida de las primeras generaciones fue muy larga? Según el Génesis, Adám murió a la edad de 930, Noé tenía casi 500 cuando comenzó a construir el arca. Y Matusalén vivió un récord mundial de 969 años. ¿Y qué pasó?¿Por qué no se vive tanto tiempo ahora?

RESPUESTA:

La longevidad de nuestros patriarcas plantea varias cuestiones.

¿Qué se siente al llegar a los 900? ¿Cuándo tienen su crisis de mediana edad?

¿Los centenarios hacían travesuras de adolescentes? ¿Los padres decían a sus hijos: “¡Deja de actuar como uno de cuarenta!”?

En cualquier caso, las primeras generaciones de la humanidad vivieron una vida extremadamente larga, y después del diluvio de Noé se observa una reducción dramática en el promedio de vida – la gente empieza a vivir tanto como lo hacemos hoy. Sabemos que cada alma que viene a este mundo llega con una serie de misiones que cumplir. A la persona que aloja el alma se le da una vida útil que es el tiempo suficiente para completar estas misiones.

La principal diferencia entre las generaciones anteriores y posteriores es que en las primeras generaciones de la humanidad había grandes almas, que todo lo abarcan.

La gente en las generaciones posteriores tenía sólo fragmentos de esas almas originales. Esas almas se rompieron y se comparten entre varias personas. Las generaciones anteriores tenían un alma grande y una vida larga, ya que había mucho trabajo que hacer. En generaciones posteriores, estas almas grandes fueron repartidas entre miles y millones de personas, en forma de pequeñas almas con menos trabajo que hacer, y por lo tanto, menor tiempo de vida para hacerlo.

Pero si, por cualquier razón, el alma no completara todo el trabajo que necesita en una sola vida, se le da más posibilidades. Un alma reencarnada es una chispa de un alma que regresa a la tierra en un cuerpo nuevo para completar los asuntos pendientes de su vida anterior. Ninguno de nosotros sabe cuánto tiempo tiene, pero sí sabe que no tenemos siglos. No tenemos el lujo de empezar a construir nuestra arca a los 500. Mejor empezar ahora.

Por Aron Moss

Estimado Rabino:

¿Puede explicar por qué la vida de las primeras generaciones fue muy larga? Según el Génesis, Adám murió a la edad de 930, Noé tenía casi 500 cuando comenzó a construir el arca. Y Matusalén vivió un récord mundial de 969 años. ¿Y qué pasó?¿Por qué no se vive tanto tiempo ahora?

RESPUESTA:

La longevidad de nuestros patriarcas plantea varias cuestiones.

¿Qué se siente al llegar a los 900? ¿Cuándo tienen su crisis de mediana edad?

¿Los centenarios hacían travesuras de adolescentes? ¿Los padres decían a sus hijos: “¡Deja de actuar como uno de cuarenta!”?

En cualquier caso, las primeras generaciones de la humanidad vivieron una vida extremadamente larga, y después del diluvio de Noé se observa una reducción dramática en el promedio de vida – la gente empieza a vivir tanto como lo hacemos hoy. Sabemos que cada alma que viene a este mundo llega con una serie de misiones que cumplir. A la persona que aloja el alma se le da una vida útil que es el tiempo suficiente para completar estas misiones.

La principal diferencia entre las generaciones anteriores y posteriores es que en las primeras generaciones de la humanidad había grandes almas, que todo lo abarcan.

La gente en las generaciones posteriores tenía sólo fragmentos de esas almas originales. Esas almas se rompieron y se comparten entre varias personas. Las generaciones anteriores tenían un alma grande y una vida larga, ya que había mucho trabajo que hacer. En generaciones posteriores, estas almas grandes fueron repartidas entre miles y millones de personas, en forma de pequeñas almas con menos trabajo que hacer, y por lo tanto, menor tiempo de vida para hacerlo.

Pero si, por cualquier razón, el alma no completara todo el trabajo que necesita en una sola vida, se le da más posibilidades. Un alma reencarnada es una chispa de un alma que regresa a la tierra en un cuerpo nuevo para completar los asuntos pendientes de su vida anterior. Ninguno de nosotros sabe cuánto tiempo tiene, pero sí sabe que no tenemos siglos. No tenemos el lujo de empezar a construir nuestra arca a los 500. Mejor empezar ahora.

Por Aron Moss

La Historia de Iehudit

La ciudad de Betulia, en la tierra de Judea, cayó bajo sitio a manos de un enorme ejército, con Holofernes, un general greco-sirio, a la cabeza.Los hombres de Betulia lucharon heroicamente y con desesperación. Holofernes cortó los abastecimientos de alimentos y agua, y muy pronto la ciudad estaba a punto de rendirse.

Uziá –-el comandante de las fuerzas de defensa– y los Ancianos de la ciudad imploraron a los habitantes que no se rindieran. “Denos cinco días más para hallar alguna solución”.

Reluctante, el pueblo aceptó. Todos menos uno.

“¿Por qué ponéis a Di-s a prueba? Si realmente tenéis fe, jamás debéis deponer vuestra confianza en Di-s. Además, bien sabéis que la rendición a Holofernes es peor que la muerte”.

Así hablaba Iehudit, la hija de Iojanán, el Sumo Sacerdote. Era una joven viuda bendecida con maravillosa gracia y belleza. Sus palabras causaron honda impresión en Uziá y los Ancianos.

“¿Qué podemos hacer?”, le preguntaron. “Reza por nosotros, Iehudit, y quizás Di-s acepte tus plegarias”.

“He pensado en un plan. Quiero ir a ver a Holofernes”, dijo Iehudit.

Uziá y los Ancianos estaban asombrados. “¿Sacrificarías tu vida por la posibilidad de que quizás logres ablandar el corazón de Holofernes?”

Iehudit, no obstante, insistió, y luego de mucha discusión Uziá y los Ancianos decidieron permitirle hacer el intento.

Iehudit cruzó los portones de Betulia, vestida en sus prendas más finas. Estaba acompañada por su fiel doncella, quien portaba una cesta llena de panecillos, queso y un par de botellas de vino.

Antes de ingresar al campamento enemigo fueron interceptadas por los centinelas, exigiendo saber quiénes eran y quién las enviaba.

“Tenemos un importante mensaje para el valiente Holofernes”, dijo Iehudit. “Llévennos a él de inmediato”.

“¿Quién eres, y por qué estás aquí?”, preguntó Holofernes, deleitando sus ojos con la inesperada y encantadora visitante.

“Soy Iehudit, una simple viuda de Betulia. He venido a decirte cómo capturar la ciudad, en la esperanza de que tratarás con piedad a sus habitantes”.

Iehudit contó a Holofernes lo que éste ya sabía, que la situación en la sitiada ciudad era desesperante, que sus habitantes contaban con escasas raciones de alimento y bebida. Con todo, dijo, su fe en Di-s se mantiene firme y, mientras conserven su fe, no se rendirían. Muy pronto, sin embargo, por desesperación, comenzarán a comer animales no-kasher, prohibidos por la Ley Divina. Ello despertará la ira de Di-s en su contra y la ciudad caerá.

“¿Cómo sabré cuando esto sucede?”, preguntó Holofernes.

“Ya lo he organizado con uno de los centinelas a la entrada de la ciudad. El me informará lo que sucede en su interior”, respondió Iehudit.

Holefernes se sentía totalmente cautivado por Iehudit. Dio órdenes de que ella y su doncella tuvieran total libertad para moverse por el campamento, y quienquiera intentara molestarlas de cualquier manera sería ejecutado de inmediato.

Cada noche Iehudit caminaba hasta los portones de la ciudad y comunicaba al centinela que todo estaba en orden, funcionando como lo había planeado. “El pueblo debe mantener firme su confianza en Di-s”, le dijo.

Al tercer día Holofernes y sus hombres comenzaron a inquietarse. Cuando Iehudit entró a la carpa de Holofernes con su inseparable doncella, le preguntó: “¿Qué información me traes hoy?”

“Tengo muy buenas noticias, general. Ya no queda más alimento kasher. En un día o dos el hambre los llevará a comerse sus mulas y perros. ¡Entonces Di-s los entregará en tus manos!”

“Maravilloso”, dijo Holofernes. “Esto exige una celebración. Esta noche tendremos una fiesta. Solamente nosotros dos”.

Esa noche Holofernes recibió a Iehudit en su carpa y le ofreció de las delicias que cubrían su mesa. “He traido mi propio vino y comida, preparados especialmente para esta ocasión”, dijo Iehudit. “Mi queso de cabra es célebre en todo Betulia”.

A Holofernes le agradó el queso salado y el fuerte vino. Muy pronto, estaba estirado en el suelo, totalmente ebrio.

Iehudit recitó una plegaria silenciosa y desenvainó la pesada espada de Holofernes. Tomado puntería, la hizo caer sobre el cuello del general con todas sus fuerzas. Luego ocultó la cabeza del general en su cesta y caminó tranquilamente hasta su carpa.

“Ven pronto”, dijo a su doncella. Las dos mujeres caminaron serenamente, como lo solían hacer cada día, hasta llegar a los portones de la ciudad. “Llévenme con Uziá de inmediato”, ordenó al centinela.

Uziá no podía creerlo, y observaba el macabro premio que Iehudit le había traido.

“No hay tiempo para perder”, dijo Iehudit al comandante. “Prepara a tus hombres para un ataque sorpresa al amanecer. Cuando los soldados de Holofernes corran a su carpa y encuentren su cuerpo decapitado, huirán para salvar sus propias vidas”.

Eso es exactamente lo que sucedió. El enemigo huyó despavorido, en confusión y terror. Y fue la valiente Iehudit, temerosa de Di-s, quien salvó a la ciudad.

En su memoria, y en el de su heroica actitud, tenemos una tradición de comer alimentos lácteos en Janucá.

¿Qué significado tiene el mes de Tevet?

Como es sabido, contamos los meses desde Nisan, al que la Torá llama el primer mes. Tevet es el décimo. El número diez indica un nivel de santidad y perfección en temas sagrados. Hay diez sefirot (Diez emanaciones), diez dichos con los que el mundo fue creado. Diez Mandamientos, y diez niveles de santidad en la Tierra de Israel.

El Diez de Tevet es el 10 del 10. Una indicación de un nivel extra de santidad.
En la Torá, el período del exilio y el fin del Galut es generalmente comparado con la situación de una mujer que está a punto de dar a luz.

Cuando el proceso de dar a luz se acerca, los dolores son más frecuentes y difíciles de soportar. Sin embargo, poco después, el dolor queda olvidado, como algo del pasado, y el día en el que nació el bebé es recordado como un día muy alegre.

Al pasar los años, el dolor se hace menos prominente, y la alegría y los Najat tomarán más preponderancia en la memoria que las dificultades del parto. Esa es la idea del Galut. Ahora estamos experimentando dolores de las contracciones. Es difícil, pero es solo temporario, sólo un pequeño precio que debemos pagar por toda la alegría y grandes bendiciones que saldrán de ello.

La traducción de los setenta

En los primeros años del segundo Beith HaMíkdash, el pueblo de Israel se encontraba bajo dominio persa. Luego, Grecia heredó su lugar e
Israel pasó a ser sometida por los griegos. Un sucesor de Alejandro Magno, Talmai (Ptolomeo Filadelfo), ordenó a los Sabios judíos confeccionar una traducción griega de la Torá. El Talmud (MEGUILá 9a) relata: Sucedió que el rey Talmai reunió a setenta y dos eruditos, y los ubicó en setenta y dos habitaciones, sin informarles el motivo por el cual los había convocado.

Entró a cada una de las habitaciones y dijo: “Escribid para mí la Torá de Moshé, vuestro maestro”. Di-s concedió a cada uno de ellos
los mismos conocimientos, y produjeron versiones idénticas. Talmai no encontró ninguna diferencia entre las traducciones. Incluso en
aquellos pasajes que los Sabios creyeron conveniente alterar la traducción literal, los cambios
que cada uno introdujo fueron exactamente los mismos. Ello representó una manifiesta santificación pública del Nombre de Di-s – Kídush
HaShem – como así también del nombre de Israel y sus Sabios.

UN ACTO DE DI-S
La tarea que Talmai impuso a los setenta y dos Sabios, estaba más allá de la capacidad humana. La Torá está escrita de forma tal que su
contenido da lugar a una amplia gama de interpretaciones – y fue entregada a los judíos junto con los lineamientos necesarios para interpretar correctamente sus palabras, oraciones y letras, y a partir de ello obtener la gran variedad de significados que encierra. En contraste, aquel que traduce la Torá a una lengua extranjera encontrará que no existe ningún idioma con medios de expresión tan ricos en connotaciones múltiples como lo es el Lashón Hakódesh ( Lengua Sagrada).

Además, en la Torá hay muchos versículos que, de ser traducidos literalmente, podrían ser fácilmente malinterpretados por los gentiles, quienes en consecuencia tergiversarían o menospreciarían su contenido. Para evitarlo, se deben incluir explicaciones o alterar la traducción literal, de modo que la genuina intención de las palabras resulte clara y comprensible para ellos. ¿Cómo es posible que setenta y dos Sabios, con puntos de vista diferentes, lleguen a la misma conclusión?

El pedido de Talmái a los Sabios, y la manera en que los obligó a trabajar, evidencia que su verdadero propósito era inducirlos a producir versiones diferentes, que luego podría utilizar para denigrarlos. Fue por esta razón que los Sabios recibieron una colosal asistencia Divina,
y todos llegaron a las mismas conclusiones respecto de los lugares donde debían realizar cambios en el texto o su matiz. El día en que los
setenta y dos Sabios finalizaron la traducción griega de la Torá -un 8 de Tevet- fue de gran pesar para el pueblo de Israel. Aunque la providencia de Di-s en favor de Su pueblo y la protección Divina que recibieron los Sabios se pusieron de manifiesto en ese día, evocando maravilla entre judíos y gentiles, fue, sin embargo, un momento de desgracia, tan calamitoso como el día en que se había construido el becerro de oro.

En Meguilat Taanit, los Sabios describieron: En el octavo día de Tevet la Torá fue traducida al griego durante el reinado del rey Talmai, y el mundo quedó sumido en la oscuridad por tres días.¿Con qué puede compararse ello? Con
un león que fue capturado y enjaulado. Antes de ser apresado, todos le temían y huían de él, pero ahora, todos venían a verlo y decían: “¿Dónde está su fuerza?” Lo mismo ocurre con la Torá.
Mientras estaba en manos de Israel y era interpretada por los Sabios en su propio idioma, la

Lengua Santa, todos la respetaban y temían menospreciarla. Incluso los gentiles que querían estudiarla no podían tener contacto alguno con ella sin antes entrar bajo las alas de la Shejíná (Presencia Divina) y adquirir conocimientos de la lengua sagrada y de las formas prescriptas para interpretar la Torá. Pero una vez reducida a la traducción griega fue despojada del respeto que infundía, y todo el que lo deseaba podía venir ahora y contemplarla.

Es muy judío preocuparse

“¿Comiste? ¿Qué?, ¿tan poco? Toma, voy a traerte un plato”. “¿Estás seguro de que estás bien abrigado?
Tomá otro suéter”.

La madre judía es legendaria por su insaciable necesidad de crianza. Por muy autoritaria que parezca a veces, sabemos que proviene
del amor.
Este instinto de cuidar de los demás está arraigado en nosotros desde la propia Torá.
Cuando recibimos a un huésped, estamos obligados a alimentarlo y ofrecerle refugio para pasar la noche o al menos acompañarlo
en el camino hasta que estemos seguros de que haya llegado a un lugar seguro.
Aprendemos esto de Abraham, quien escoltó a los ángeles que vinieron a visitarlo.
El efecto devastador de no ofrecer alojamiento a los huéspedes se ilustra con la mitzvá de eglá arufá, el “becerro decapitado”.

Si un extraño es encontrado muerto en el campo y nadie sabe quién lo asesinó, los ancianos de la ciudad más cercana al cadáver deben
matar un ternero y proclamar:
“Nuestras manos no derramaron esta sangre, ni nuestros ojos vieron este crimen”

En otras palabras, la gente de la ciudad tiene que testificar que no vieron pasar a este viajero y lo ignoraron y a sus necesidades.
No podemos apartar la vista de las necesidades de otra persona y asegurarnos de que todo estará bien, que ella puede cuidarse y que
Di‐s la ayudará.
Es nuestra obligación darnos cuenta, preocuparnos y actuar.

El tema de eglá arufá aparece como invitado sorpresa en la porción de la Torá de Vaigash.
Después de que Iosef reveló su verdadera identidad a sus hermanos, los envió de regreso con su padre, Iaakov, cargados de regalos. Al principio, Iaakov se negó a creer que su hijo vivía. Luego el versículo dice: “Vio los carros que Iosef envió para llevarlo, y el espíritu de
su padre Iaakov revivió”
¿Qué fue lo que hizo que el espíritu de Iaakov reviviera al ver los carros?
Citando el Midrash, Rashi explica que los carros (agalot) aludían a la eglá arufá, la última lección de Torá que Iaakov le había enseñado
a Iosef antes de su abrupta separación.
Cuando vio los carros, entendió el mensaje que Iosef le enviaba.
No te preocupes, padre. Todavía estoy vivo.
Sigo siendo tu hijo Iosef.

La Torá que me enseñaste permanece viva dentro de mí.
La lección de eglá arufá mantuvo a Iosef durante todos sus brutales años de esclavitud en Egipto.
Era un adolescente, sólo 17 años, cuando fue cruelmente separado de su padre.

El mensaje de despedida de su padre, consciente o inconscientemente, fue que no existe un judío que esté solo, desamparado,
abandonado.

Si se encuentra un cuerpo en las afueras de una ciudad, toda la ciudad, incluidos los ancianos, debe reunirse para rendir cuentas.
“Teníamos la obligación de proporcionarle comida y refugio, y acompañarlo sano y salvo
en su camino. Somos responsables no sólo de sus necesidades físicas sino también de sus necesidades espirituales”.

Esto es lo que Iosef le decía. “Aba, me entrenaste bien. No me enviaste con las manos vacías. Me alimentaste, me vestiste con prendas
espirituales que me mantuvieron abrigado y protegido durante 22 largos años. Tus palabras de despedida me dieron la fuerza y fortaleza
para soportar todas las pruebas y tribulaciones en Egipto”.

Y el espíritu de Iaakov revivió.

Seraj, la hija de Asher

Los nombres de los hijos y nietos de Iaakov se enumeran cuando entraron a Egipto.
Uno de ellos es Seraj, la hija2 de Asher.

Durante muchos años, Iaakov lamentó la muerte de su amado hijo Iosef y estaba convencido de que había sido asesinado por animales salvajes.
22 años después, sus hermanos lo encontraron en Egipto, donde era virrey. Iosef pidió a sus hermanos que regresaran a casa y trajeran a su anciano padre a Egipto, enviando carros para facilitar el transporte de su padre y sus familias.
Los hermanos tenían miedo.

¿La conmoción del anuncio sería demasiado para Iaakov? Decidieron pedirle a Seraj que se lo dijera de una manera que no fuera
impactante.
Seraj esperó hasta que Iaakov comenzó a orar. Luego se paró frente a él y le preguntó: “¿Iosef está en Egipto? ¿Tuvo dos hijos,
Manashé y Efraím?
Iaakov escuchó y cuando vio los carros que Iosef envió, comprendió que estaba vivo.

Rabi Ionatan ben Uziel, en su traducción de la Torá, dice: “Debido a que Seraj le dijo a Iaakov que Iosef estaba vivo, entró al Gan Eden (Paraíso) sin tener que morir”.

Sefer Haiashar cuenta que Seraj tocaba un arpa (o algún otro instrumento de cuerda) y cantaba: “Iosef todavía vive y es rey en Egipto”.
Debido a su forma gentil de dar la noticia, su abuelo le dio a Seraj la bendición de vivir para siempre.

Cuando Moshé y Aarón anuncian que son los mensajeros de Di‐s, enviados para liberar a los judíos de su esclavitud en Egipto, los ancianos de los hijos de Israel no sabían si era cierto.
Seraj sabía que Iaakov le contó a Asher cómo identificar al redentor, y que Asher se lo había pasado a Seraj. Cuando citaron las palabras que Di‐s le dijo a Moshé que les dijera a los judíos:
“Me he acordado de vosotros”, ella dijo: “¡Él es el verdadero salvador! Aprendí por mi padre que el mensajero que venga a salvar a los israelitas usará esas palabras”.

Otro secreto que sabía Seraj era dónde encontrar el ataúd de Iosef. Antes de morir, Iosef hizo jurar a sus hermanos que cuando salieran de Egipto se llevarían su ataúd de regreso a la Tierra Prometida.
Cuando llegó el momento de salir de Egipto, Moshé buscó el ataúd, pero no pudo encontrarlo. ¡No podían salir de Egipto sin el ataúd!
Seraj era de las pocas personas que vivían cuando se sepultó a Iosef. Moshé le preguntó: “¿Sabes dónde está enterrado?”

Ella respondió: “Los egipcios lo introdujeron en un ataúd de metal y lo hundieron en el río Nilo, para que sus aguas fueran bendecidas”
Así Moshé pudo cumplir la promesa cuando el pueblo judío abandonó Egipto.
Seraj vivió una vida muy larga.
Rashi señala que se la menciona en los últimos versículos para señalar la duración inusual de su vida.