Vayetzé: Y salió…

Yaacov, padre de las doce tribus, salió de Israel (Beer Sheva) y se fue a Aram (Harán) para escapar de su hermano Esav, según el consejo de su madre, y para buscar esposa, según las instrucciones de su padre, Itzjak.

Beer Sheva representaba la paz y la seguridad, el rezo y el estudio de Torá; sin embargo, tuvo que dejarlo para enfrentarse al mundo de las tentaciones, Olam, cuya raíz es Elem, ocultamiento (donde Di-s está oculto) y para superarlas, con miras a ser luego el padre de la casa de Israel. Esto nos enseña que Di-s quiere que los judíos vivan una vida espiritual en un mundo terrenal. 

Yaacov estudió 14 años en la Yeshivá de Eber antes de ir a Harán. En vez de dedicarse a estudiar la cultura y el idioma del lugar al cual iba, se dedicó a rezar, lo cual demuestra que antes de formar un hogar judío, la prioridad no debe ser integrarse a la sociedad e imitar las costumbres de otros, sino conocer nuestros fundamentos de vida, indicados en la Torá. 

Antes de llegar a Harán, Yaacov, se detuvo en el Monte Moriá, en el mismo lugar donde Abraham construyó el altar para el sacrificio de Itzjak y donde posteriormente fue construido el Beit Hamikdash (Templo de Jerusalem). Allí tuvo el famoso sueño de la escalera y recibió de Di-s la promesa de que esa tierra le pertenecería, y de que su descendencia sería tan numerosa como la arena. 

En el sueño de Yaacov, la escalera estaba apoyada en la tierra, pero llegaba hasta el cielo. Como la vida y las experiencias de los patriarcas sirven de modelos para nuestra conducta, este sueño del patriarca nos señala que aún cuando nuestra existencia física es terrenal, todos tenemos el potencial de alcanzar altos niveles espirituales y, por tanto, debemos poner todo el empeño en lograrlos.

En la escalera había ángeles que subían y bajaban. Éstos representaban a los cuatro imperios que dominarían a nuestro pueblo: el de Babilonia, Persia, Grecia y Roma (Edom), nuestro exilio actual.

En cada uno de los casos, Yaacov vio su subida, apogeo y caída, menos en el caso de Edom, cuyo ángel subía continuamente. Al preguntarle a Di-s cuándo bajaría, este le respondió que Él mismo lo haría bajar, lo que indica que la finalización del actual exilio se producirá por medios sobrenaturales.

Yaacov llegó a la casa de Laván, su tío, y luego de trabajar siete años para casarse con Rajel, tuvo que casarse con Lea, la hermana mayor de Rajel, porque Laván lo engañó. Entonces trabajó siete años más para casarse con Rajel. En total, Yaacov pasó 20 años trabajando para Laván, sin perder su nivel espiritual. 

La raíz de la palabra arameo (en hebreo, aramí) significa “engaño”; ese era el nombre con que se conocía a Laván, “maestro del engaño” (aramí).

Cuando se narra el amor de Yaacov por Rajel, se dice que aún cuando tuvo que esperar siete años para casarse con ella, éstos se le pasaron como si fueran pocos días, debido al amor que sentía. Esto nos explica el verdadero tipo de amor. 

Para quienes se aman principalmente a sí mismos y necesitan la compañía de la otra persona para gratificarse, cada día de ausencia es una eternidad. En cambio, Yaacov amaba a Rajel por lo que ella era, más que por lo que podía darle; se trataba de un amor incondicional, por el que cualquier sacrificio valía la pena.

El amor egoísta es impaciente; el verdadero amor es permanente, prevalece, y en tal contexto, muchos años pueden parecer pocos días. 

Yaacov tuvo doce hijos con sus cuatro esposas: Lea, Rajel, Bilhá y Zilpá. Las cuatro eran hermanas por parte de Laván, su padre; y Bilhá y Zilpá eran hijas de una concubina de Laván.

La importancia de no avergonzar a nadie

Comprobamos la grandeza de Rajel al hacer lo máximo posible para evitar avergonzar a su hermana Lea…

Aunque Labán estaba de acuerdo con permitir que su hija Rajel se casará con Iaakov a cambio de siete años de trabajo del joven, no era en realidad ésa su idea. Iaakov, consciente de que Labán podría intentar engañarlo, entregó un código secreto a Rajel para poder reconocerla como su verdadera novia. Sin embargo, cuando Rajel supo que su padre planeaba sustituirla por Lea, reveló este código a su hermana para evitarle la humillación. Vemos entonces cómo Rajel, que había esperado siete largos años para casarse con Iaakov, sacrificó su oportunidad de felicidad simplemente para no observar el espectáculo de una hermana avergonzada.

Este acto de total desprendimiento es una lección para todos nosotros y mereció la recompensa divina: Shaúl (Saúl), el primer rey de Israel era su descendiente.

La abnegación ha sido una característica permanente del pueblo judío.

La importancia de evitar avergonzar a la gente se evidencia en la historia de Mar Ukva y su esposa, relatada en el Talmud. Mar Ukva fue uno de los grandes rabinos de la vieja comunidad judía de Babilonia. Esta persona vivía preocupada no sólo por estudiar Torá sino por dispensar caridad a los miembros necesitados de la comunidad. Pero era tal su preocupación por no avergonzarlos, que acostumbraba a colocar secretamente la suma designada en un hueco de la puerta o en cualquier otro lugar de fácil acceso. El necesitado nunca sabía quién había dejado el dinero y Mar Ukva quería asegurarse de que el pobre agradeciera a Di-s por su beneficencia.

Cierta vez, su esposa se aproximó a la ieshivá y los dos regresaron juntos a la casa al anochecer. En el camino, Mar Ukva dejó secretamente dinero en las casas de varios pobres. En una de ellas en particular, el receptor estaba curioso por conocer a su benefactor y se paró de vigilia en la puerta. Al observar que alguien estaba allí, Mar Ukva salió corriendo y buscó un lugar para esconderse junto con su esposa. El único lugar disponible resultó ser el horno inmenso de un panadero. Aunque el fuego estaba apagado, los ladrillos del piso se encontraban aún muy calientes y Mar Ukva se quemó la planta de los pies. Su esposa, que no había sido afectada por el calor, le hizo poner sus pies sobre los de ella. Y así estuvieron un rato, hasta que consideraron seguro salir y retornar a la casa sin ser vistos por el pobre.

Mar Ukva y su esposa llegaron al extremo de arriesgarse a sufrir quemaduras dentro de un horno para no avergonzar a un pobre que recibía caridad.

Los comentaristas de la Torá expresan que cuando Di-s eligió a Moshé para conducir a los judíos fuera de Egipto, éste demoró siete días en aceptar la oferta, por no hacer sentir a Aarón, su hermano mayor, que se lo privilegiaba con esa distinción. Solamente consintió en ir a Egipto cuando Di-s le dijo: “Cuando Aarón te vea, su corazón estará contento”.

La Torá relata que Javá pecó al comer el fruto prohibido del árbol de la Sabiduría, sin embargo, la Torá no revela el nombre de ese árbol. ¿Por qué? Porque entonces la gente hubiera dicho:

“Este árbol es el que trajo aflicción al mundo”. Y Di-s no quiso avergonzar a ninguna de Sus criaturas, ni siquiera a un objeto inanimado. ¡Cuánto más debemos entonces cuidarnos de avergonzar a otro ser humano!

Durante el Seder de Pesaj del gran Gaón (Sabio talmúdico) Rabí Akiva Eiguer, uno de los invitados volcó accidentalmente vino sobre el mantel. Al notar la turbación del visitante, Rabí Akiva Eiguer sacudió discretamente la mesa para hacer caer su propia copa y derramar él también el vino. “A esta mesa le pasa algo, no está bien derecha”, explicó Rabí Eiguer y el invitado se sintió más aliviado.Extraído de Ayer, hoy y siempre Editorial Bnei Sholem

¿Para qué debemos rezar?

Pregunta: Estoy un poco confundido acerca de la idea de rezarle a Di-s para que nos ayude en alguna situación o para que nos provea de algo. Si Di-s creó la situación en la que la persona se encuentra, es porque desea que así sea. Él sabe que eso es bueno para el individuo. Entonces, ¿para qué debemos rezar para que la cambie?

Respuesta: Si, en realidad todo el concepto del rezo es confuso. Confiamos en que Di-s es Bueno y todo Lo hace por el bien. Creemos en que Él posee el conocimiento perfecto de todo y todo está bajo Su control. Y le pedimos que cambie las cosas y las haga para bien. Si, parece ser una contradicción.

Pero, piénselo así: Di-s desea que la gente le rece a Él. Algo parecido a lo que cualquier padre desea. Que su hijo tome el celular  y escriba: “Hola, Papá, Mamá”.  Más aún, Él desea que las cosas progresen en su mundo a través de la mutua consulta. Desea que nos involucremos y tratemos de comprender qué es bueno para nosotros y tratemos de que suceda- no importa cuánto más grande y mejor es Su propio entendimiento y habilidad que la nuestra.

En eso consiste el rezo, en realidad: Vínculo entre vos y Di-s. Pensá que rezar es algo así como que Di-s conversa consigo Mismo a través tuyo. En la Plegaria Di-s y vos son uno.

Por eso, pide por todo lo que necesites, pero tené presente a Quién se lo está pidiendo. Y piensa: ¿qué estás haciendo a cambio? ¿Qué tipo de socio es con Di-s?

Rabino Tzví Freeman

Carne a la Cerveza

Te presentamos una receta increíble y super fácil para presentar en tu próximo Shabat.

¡En poco pasos, verás que queda riquísimo, super sabroso y muy tierno!

Ingredientes:

1 1/2kg de pechito

1 cucharada de café

1 cucharada de azúcar negra

1 cucharada de comino

1 cucharadita de sal

1/4 cucharadita de pimienta negra

1/2 cucharadita de ajo en polvo

1/4 cucharadita de paprika 

2 cucharadas de aceite de oliva

1 lata de cerveza (de cualquier variedad)

Procedimiento:

Mezclar todos los ingredientes menos la cerveza y pasar todo esta pasta en todo el pechito.

En una olla calentar el aceite y sellar la carne por 5 minutos por lado, o hasta que esté doradita.

Una vez que la carne está dorada de ambos lados agregar la cerveza.

Cocinar en fuego medio por 3 horas. (olla tapada).

¡Y Listo! Si te gustó esta receta, no te olvides compartirla en tus redes sociales.

El significado de los sueños

¿Qué son exactamente los sueños? ¿Profecías? ¿Revelaciones o simples fantasías? Nos angustian, nos alegran, nos dejan pensando…

Zejariá, Jagai y Malaji fueron los últimos Profetas y con ellos concluyó la etapa de la profecía en el seno del pueblo judío.

Tras ellos surgieron los Miembros de la Magna Asamblea -“Anshei Kneset Hagdolá”- quienes continuaron con la cadena de transmisión judía, de nuestra tradición, comenzada por Moisés, receptor de la Torá en el Monte Sinaí, y quien la recibiera de sus manos, Iehoshúa -Josué.

De aquí en más, a partir de la construcción del Primer Beit Hamikdash -Gran Templo de Jerusalem- en el año 3408 (352 antes de la E. C.), la tradición continuó a través de nuestros maestros de la Mishná -los “Tanaím”-, quienes ocuparon el lugar de los Profetas en la función de enseñar el verdadero camino de Di-s al pueblo.

Estos “Tanaim” poseían las virtudes de los Profetas y cumplían fielmente su cometido. Eran personalidades de talla superior, temerosos de Di-s y eruditos conocedores de la Torá y su significado, íntegros en sus virtudes personales y dotados de un inagotable caudal de entrega y dedicación. Carecían de intereses egoístas y solo buscaban servir a su Creador con alegría y cariño.

Con todo, aún cuando reuniesen las características de los Profetas, por razones que solo el Amo del Universo conoce, el espíritu de la profecía no se manifestó en ellos. Con los Profetas de la Biblia – el “Tanaj”-  había concluido, indefectiblemente, la etapa de los profetas.

Con todo, si bien la profecía había dejado de existir, había surgido algo relativamente cercano a ella: la Inspiración Divina (“Rúáj Hakodesh”).

Esta Inspiración Divina condujo y guió las enseñanzas de los Sabios de la Mishná y el Talmud -los “Tanaím” y los “Amoraím”- y sus sucesores, los “Rabanán Seburaé”, los “Gueoním” -Saadiá Gaón, Rav Sherira Gaón, Rav Hai Gaón, etc.-, y tras ellos los “Rishoním” -Rabí ltzjak Alfasi y otros-.

Sin embargo, cada generación se veía a sí misma en inferioridad de nivel frente a la generación precedente, respecto de la altura espiritual que le fue concedida. “Si los primeros fueron cual ángeles, nosotros somos cual hombres” -este refrán de nuestros Sabios- era el que de mejor manera ilustra el sentimiento que abrigaban ante la magnitud espiritual de generaciones anteriores.

En cuanto la profecía dejó de existir, nuestros Sabios dejaron de basarse en ella en su empeño de alcanzar la revelación Divina.

Desde ese momento, su función se remitía a cuidar el legado de la Torá, interpretarla y explicar sus detalles, y ver que fuese transmitida a las generaciones subsiguientes. Muchos de sus valores fundamentales habían sido entregados a modo de reglas generales, insinuadas en contadas palabras, condensada gran cantidad de sabiduría espiritual en poco espacio físico.

Y esta función específica de los Grandes de la Torá a partir de ese momento continúa siendo el basamento de actividad de los legítimos Sabios de la Torá incluso hasta nuestra presente generación.

Ahora bien, tras este preámbulo, veamos más de cerca cuál es el enfoque que nuestros Sabios han conferido al tema de los sueños, tal como éste se ve abordado en la literatura talmúdica.

En forma general cabe decir que su perspectiva está magistralmente resumida en las palabras del Profeta Irmiahu – Jeremías “¿Qué hace el alimentocon el grano?” (Irmiahu 23:28). En otras palabras, cabe considerar que se trate de sueños con verdadero contenido, más, en su amplia mayoría, solo encierran palabras vanas.

De ese modo, nuestros Sabios, de acuerdo a las palabras de Irmiahu, han reflexionado de la siguiente manera: como no es posible que el alimentoexista sin el grano, del mismo modo no es posible un sueño sin palabras carentes de sentido” (Talmud, Berajot 55).

Lo dicho es cierto frente a la mayoría de los sueños, más aún si hemos de tener en cuenta que éstos dependen en gran medida con la temática del pensamiento durante el día transcurrido. Los sueños expresan en qué ha estado enfrascado su pensamiento.

En general nuestros Sabios han sido de la opinión de que no debe prestarse especial atención al contenido de los sueños.

Ven innecesario narrar su contenido, repetirlo a otros, así como buscar su interpretación.

De este modo, resulta que es absurdo hablar de “buenos sueños” o “malos sueños”. Tal es así que el mismo Rav Jisdá declara más benéfico un “sueño malo” que uno “bueno”, y Rashi explica que ello se debe a que el primero de estos sueños, al menos posee la virtud de incentivar al hombre a regresar a Di-s, lo invita a la “Teshubá”.

A la par de que nuestros Sabios restaron importancia a los sueños y consideraron un modo inadecuado querer entrever en ellos una noticia futura, buena o mala, resaltaron más la necesidad de tomar en consideración la personalidad del hombre que los ha soñado. Si se trata de un hombre que durante toda la jornada se dedica a asuntos materiales, acosado por la preocupación de su subsistencia y manutención, es muy probable que incluso en sus sueños esta temática esté presente, de modo que sus sueños no superan en importancia al cauce de sus pensamientos mientras estuvo despierto.

Por el contrario, cuando se trata de un hombre dedicado por entero a la vida espiritual, a la pureza y la santidad, impregnado constantemente del efecto de la Torá y sus preceptos celestiales, en ese caso, cabe prestar atención al mensaje intrínseco en sus sueños.

En el caso de un hombre así, el sueño puede ser portador de un significado más allá del usual.

Y este concepto es expresado en una corta frase de nuestros Sabios: “Un sueño – es una parte de sesenta, de profecía” (Talmud, Berajot 57b). Bajo una perspectiva similar, el Zohar -obra cumbre de la Kabalá- expresa que en el presente, al carecer nosotros de la profecía, solo un Eco Celestial puede ser portador de una información celestial. En el Talmud encontramos diversos casos en los que, a diferente gente, se les mostró o reveló algo, mediante el sueño. Incluso nuestros Sabios hablan de un ángel (“Baal Hajalomot”) encargado de notificar cosas mediante un sueño. En otras partes del Talmud se nos da cuenta de problemas resueltos, conflictos y debates solucionados o pasajes complejos e incomprensibles que resultaron accesibles – todo mediante revelaciones durante el sueño.

Casos similares ocurrieron en épocas post-talmúdicas, por ejemplo el caso de Rashi, quien apareció ante su nieto, el “Rashbám”, en el sueño, así como el caso de “Maharám” de Rotenburg, quien se apareció en el sueño a uno de sus discípulos y le enseñó un pasaje talmúdico.

Uno de los legisladores judíos (“Poskim”) del Siglo XIII, Rabí laacov Haleví de Marvidgh conocido con el apodo de Rabí laacov “Hajasid” (‘el piadoso’), escribió una Responsa halájica cimentada en aquellas leyes que le fueran preguntadas y cuya respuesta le fuera revelada en el sueño, según relata Rabí Jaim losef David Azulai -el “Jidá”-.

Mas, como hemos dicho, no pueden compararse los sueños de los Grandes de la Torá y el espíritu, a los sueños del hombre medio, cuyas “revelaciones” en sueños no están en la misma altura.

A pesar de esto, y teniendo en cuenta la naturaleza humana que sí se deja influenciar por sus sueños, es que nuestros Sabios han compuesto una plegaria que es recitada mientras los Kohanim -sacerdotes, descendientes de Aharón- bendicen al pueblo judío en la Sinagoga, durante las festividades.

Y así dicen nuestros Sabios:

“Quien tiene un sueño e ignora qué significa, que se levante cuando los sacerdotes extienden sus manos en bendición, y diga: ‘¡Señor del universo! He soñado mas ignoro qué significa. Sea si soñé respecto de mí, sea si soñaron mis compañeros acerca de mí, o si soñé yo acerca de otros. Si (estos sueños) son buenos, fortifícalos y fortalécelos, tal como los sueños de losef el Tzadik. Si precisan ser curados, cúralos tal como has hecho con las aguas de Mará mediante nuestro maestro Moisés, (como has hecho) con Miriám, de su lepra, con Jizkiahu de su enfermedad, y como las aguas de Ierijó – Jericó- mediante Elisha. Y tal como has convertido a la maldición del malvado de Bilá”.

¿A qué edad las niñas deberían comenzar a encender las velas de Shabat?

Rabi Menajem Mendel Schneersohn, el Rebe de Lubavitch, pidió firmemente que las niñas comenzaran a encender las velas de Shabat tan pronto como puedan recitar la bendición de la misma, lo cual generalmente ocurre a los tres años. A esa edad nuestra Matriarca Rivka comenzó a encender las velas.

El Rebe señaló que en Europa, antes de la guerra, era la costumbre de muchas comunidades que las jóvenes encendieran velas de Shabat. Debido a la guerra, la escasez de velas, los apagones, etc., esta costumbre se suspendió. Por lo tanto, el hecho de que las chicas jóvenes encienden las velas, es en realidad un regreso a una hermosa costumbre milenaria.

Cuanto antes se le enseñe a la niña la belleza de la luz de la Torá y de las Mitzvot, mejor. Algunos opinan que comenzar a esta edad no es necesario, o que la mujer debería comenzar a encender cuando se casa y comienza su propio hogar, sin embargo, una luz adicional nunca lastima a nadie. La necesidad de luces adicionales se siente especialmente hoy en día, ya que nos encontramos en una época en la que lamentablemente todo tipo de influencias seculares “oscuras” se impregnan a la sociedad, muchas de las cuales se infiltran en el hogar también.

Claro está que una niña de tres años no puede encender la vela por su propia cuenta. Cuando una madre con su hija encienden las velas, primero se debe asistir a la niña y luego encender las suyas. 

Amor y temor

Esta Parashá comienza con las palabras: “Esta es la descendencia de Itzjak el hijo de Abraham, Abraham es el progenitor de Itzjak”. Lo redundante de este versículo es obvio para todos. Entre las diferentes explicaciones, encontramos esta: Abraham representa el AMOR e Itzjak representa el TEMOR. 

La Torá trata de decirnos que ambos sentimientos aparecen en diferentes circunstancias. Pero ¿por qué son tan importantes estas características?

Para ilustrarlo contaremos un famoso chiste: Una fría noche de invierno, un pobre obrero judío pasó por la puerta de un caro restaurant. Se detuvo unos minutos para mirar a través del vidrio, y observó a un grupo de personas adineradas que charlaba animadamente, mientras comían deliciosos blintzes.

“Blintzes” murmuró y continuó su camino. Al llegar a su hogar, anunció: “Sara, me encantaría que me prepares unos blintzes”

“Por supuesto, Moishe, haré lo mejor que pueda” respondió ella.

Sara tomó su viejo libro de cocina y abrió en la página que decía: blintzes. Entonces comenzó a trabajar: 2 tazas de harina, 2 tazas de agua, “Oh! ¡No!” exclamó Sara, “debo rellenarlo con queso crema. ¡Moishe, no tenemos queso crema en casa!”

“Sabes qué, Sara, olvídate del queso”

“¡Pero también dice que debo agregar nueces, pasas de uva y miel!”

“Olvídate de eso también” dijo Moishe comprensivo.

“¿Y qué hago con respecto a la canela y el azúcar negra?”

“No son importantes. Por favor, prepárame los blintzes que tengo hambre”

Al cabo de un rato, los blintzes estaban servidos en la mesa. Moishe se colocó ceremoniosamente una servilleta en cuello, tomó el cuchillo y el tenedor y comenzó a comer. Después de unos instantes, Sara le preguntó: “Nu… ¿qué me dices? ¿Te gustan?” Él la miró directamente a los ojos y le dijo: “Sabes, no entiendo qué atractivo le encuentran los ricos a los blintzes”

Moraleja: Estudiar Torá y cumplir los Preceptos, sin amor y temor a Di-s, es similar a comer blintzes sin relleno. El ‘relleno’ es lo que Abraham nos dio. Nuestro patriarca fue el primero que amó a Di-s verdaderamente. Otros, antes de Abraham, eran como el señor Goldberg. Cuando el Rabino entró al restaurant, vio que el señor Goldberg devoraba con placer un trozo de pescado. “Rabino, por favor, discúlpeme por la manera en que como, pero es que yo amo el pescado”.

“No señor Goldberg” dijo el Rabino, “usted miente. Si en verdad amase al pescado, dejaría que éste lo comiera a usted. Usted se ama a sí mismo, por eso come pescado”.

El amor es un sentimiento. El temor también lo es. Itzjak, nuestro patriarca, tenía el atributo del temor, o más exactamente guevurá. Guevurá implica fuerza y cambio. Ésa es la característica del miedo, que produce que la persona haga cosas que pueden ser totalmente opuestas a su personalidad. Itzjak deseaba transformar drásticamente al mundo. La Torá relata que él se dedicaba a cavar pozos de agua. Itzjak deseaba transformar el desierto y convertirlo en un oasis.

Por eso ambos son llamados patriarcas. Ya que heredaron a sus hijos, la nación judía, la habilidad de aprovechar ambas emociones en el servicio a Di-s.

(Adaptado de un artículo de Tuvia Bolton)

No perdamos la cabeza

¿Alguna vez  les pasó que perdieron algo y no lo encuentran? ¿O que lo encuentran en los lugares más remotos posibles? ¿O que justo vino aquél que les dio ese algo que terminaron perdiendo?

Bueno, existe una segulá (buen auspicio) para poder encontrar las cosas perdidas, y es poniendo Tzedaká en mérito a Rabí Meir Baal Hanes.

Rabí Meir Baal Hanes era un sabio Judío que vivió en el tiempo de la Mishná. De acuerdo a la leyenda, su padre era descendiente del Emperador Romano Nerón, quien se convirtió al Judaísmo.

Era llamado “Baal Hanes” (“El Maestro de los milagros”) por la siguiente historia:

Rabi Meir estaba casado con Bruria, hija de Rabí Janina ben Teradión, uno de los diez mártires. El gobernador había ordenado la pena de muerte a Rabí Janina y su esposa por enseñar Torá en público. Decretaron que su hija, la hermana de Bruria, viviera una vida de sufrimiento. Bruria le pidió a su marido que salvara a su hermana.

 Rabí Meir tomó una bolsa con monedas de oro y fue a donde su cuñada se encontraba, vestido como un jinete romano. Ofreció al guardia romano que custodiaba el lugar el dinero como soborno. El guardia respondió: “Cuando venga mi supervisor y vea que falta alguien me va a matar” Rabí Meir respondió “Toma la mitad de la plata para ti, y usa la otra mitad para sobornar a los otros oficiales”. Y el guardia continuó: “Y cuando se acabe el dinero, y los supervisores vengan, ¿Qué haré?”: Rabí Meir respondió, “Dí, “Di-s de Meir respóndeme” y serás salvado”. El guardia siguió preguntando “¿Y cómo me puedes garantizar que esto me va a salvar?” Rabí Meir replicó, “Mira, aquí hay perros que atacan y matan a los hombres. Voy a ir hacia ellos, y verás por ti mismo”. 

Rabí Meir fue hacia allí y todos los perros comenzaron a acercarse para morderle, y gritó: “Di-s de Meir, respóndeme” y los perros se fueron para atrás. El guardia se convenció y le entregó a la chica. Cuando llegó el grupo de supervisores, él los sobornó con la plata que Rabí Meir le había dado. Eventualmente, se conoció el delito del guardia. Lo arrestaron y sentenciaron a morir en la horca. Cuando estaba atado con la cuerda alrededor de su cuello, dijo “Di-s de Meir, respóndeme”. La cuerda se rasgó, para sorpresa de todos. El guardia relató el incidente, y todos fueron a visitar a Rabí Meir. El guardia fue perdonado.

Desde ese entonces, se mantuvo la tradición de que cuando un judío se encuentra en cualquier tipo de crisis, da caridad para el beneficio de estudiantes de Torá en Israel, y dedica la caridad en memoria de Rabí Meir Baal Hanes. Luego dice: “Di-s de Rabi Meir, respóndeme” y en ese mérito, si Di-s quiere, saldrá de su crisis. Esta plegaria también es conocida como una ayuda para encontrar objetos perdidos. Rabí Meir proclamó que él personalmente va a interceder en el Cielo en nombre de cualquiera que dé caridad a los pobres de la tierra de Israel en su mérito.

A mí me funcionó…

Hace un par de meses, viajé con mi esposo a Uruguay por un mes para las festividades. Llegamos para Rosh Hashaná, y mi familia se acopló una semana más tarde para Iom Kipur y Sukot. La primera semana nos quedamos en la casa de mis padres, y luego nos fuimos a la casa de unos amigos.

Antes de viajar, mi padre nos dio una bolsita con unas Mezuzot de una señora uruguaya, que se las había dado para que un Rabino en Bs.As. las revisara. Y nos dijo que le avisemos a la señora que nosotros la poseíamos, para que podamos devolvérsela.

Llegamos al aeropuerto. Teníamos varios bolsos, y comenzaron a hacernos problemas por sobrepeso. Así que tuvimos que hacer un arme-desarme en el mostrador del check-in para poder pasar sin tener que pagar el precio desorbitante que cobran por unos pocos kilos extra.

Llegamos a Uruguay. Dejamos los bolsos chicos en mi casa, para que cuando nos vayamos una semana más tarde a la otra casa tengamos sólo una valija.

Obvio que nos olvidamos del paquete de las Mezuzot.

Pasaron los días, Rosh Hashaná, y llegó mi familia. Nosotros, acorde al plan, nos fuimos a la casa de nuestros amigos.

Luego de Iom Kipur, mi papá nos llama y nos pregunta por las mezuzot, que la señora las reclama.

“No hay problema” dijimos. Buscamos en la valija grande…y no estaban.

Pensamos, “seguramente las dejamos en los bolsitos”.

Decidimos ir al otro día a buscarlas.

Llegamos temprano en la mañana, cuando vemos en la entrada de la casa a la señora tocando timbre y preguntando por sus mezuzot. “Ya te las bajamos”, le dijimos con seguridad.

Subimos corriendo, abrimos los placares, sacamos los bolsitos y los revolvimos todos. Nada. “Bueno” dijo mi marido, “No vamos a desesperarnos, pongamos Tzdedaká para Rabi Meir Baal Hanes, no tenemos lo qué perder, máximo le decimos que nos las dejamos olvidadas en Bs.As. con todo el lío de las valijas, que de hecho, seguramente haya sido eso lo que pasó”.

Pusimos Tzedaká.

A los dos segundos (¡¡dos!!) me vino un pensamiento a la mente: “Están en el mueble del comedor”. Fui hasta allí, y evidentemente..ahí estaban, tan tranquilas y ajenas a la locura previa que reinaba en la casa.

Ni me acuerdo cuándo las habíamos puesto ahí, ni quién de nosotros… la cosa es que aparecieron.

¡Menos mal!

autor?

Un comienzo de mes diferente

En Simjat Torá de 1977, en medio de las Hakafot, el Rebe sufrió un infarto. Con denodado esfuerzo terminó sus Hakafot. Durante aquellos días fatídicos de Tishrei de dicho año, en el mundo de Lubavitch y más, reinaba una gran confusión. La única persona que se mantenía calma era el Rebe mismo. Hoy en día, sabemos el final feliz de la historia. 

Conocemos los milagros que llevaron a Rosh Jodesh Kislev, el día en el cual el

Rebe volvió a su casa; un símbolo de recuperación completa. Hoy, se celebra con reuniones jasídicas y por sobre todo con la acción.

El legado del Rebe está en todas partes. En Argentina y el Congo; en Israel y Europa; en Moscú y Nueva York. 

Sus programas tienen lugar en las escuelas y en la calle, en sinagogas y en casas, en oficinas y prisiones, en el ciberespacio y también uno a uno, de manera formal e informal.

¿Qué hay detrás de estos Jasidim, alumnos y seguidores de Lubavitch y qué los motiva?

El Rebe. El Rebe de Lubavitch, Rabí Menajem Mendel Schneerson.

Aún ahora, a más de dos décadas de su fallecimiento, cientos de parejas jóvenes, inspiradospor su visión y su pasión, se sienten privilegiados de dejar hogares y afectos para asumir posiciones permanentes como emisarios del Rebe, shlujim, lejos de su familias, comunidades, raíces espirituales, confort y diversiones.

Cada vez son más los judíos que en todas partes siguen inspirándose en las enseñanzas y la guía del Rebe.

Un flujo constante de personas Jasidim y no Jasidim, hombres y mujeres, niños y niñas y en general gente de toda clase y condición visitan su lugar de descanso, el Ohel.

Ese fuerte legado se intensificó a partir de ese Rosh Jodesh Kislev, el mes de la luz.

Gracias Gabi y Rivky

COMPARTIMOS ESTA HISTORIA CON MOTIVO DEL 15° ANIVERSARIO DEL BRUTAL ASESINATO DE LOS SHLUJIM (ENVIADOS) DEL REBE EN MUMBAI, INDIA- EL RABINO GABRIEL Y RIVKA HOLZBERH HY”D.

Estamos llegando al Iortzait de mis cuñados, Gabi y Rivky Holtzberg. Muchos han escuchado historias increíbles del trabajo de Gabi y Rivky en Mumbai y la abnegación total y absoluta con que vivían hasta su trágico asesinato. La historia que voy a compartir, sin embargo, es muy personal y milagrosa sobre cómo Gabi y Rivky siguen afectando nuestras vidas y nos inspiran después de su fallecimiento.

Mi esposa y yo nos casamos en la primavera de 2005. Esperamos, como la mayoría de las parejas jasídicas, que poco después de nuestra boda estaríamos esperando un hijo.

Pronto se hizo evidente que nuestro camino a la paternidad no iba a ser tan fácil como habíamos imaginado. Después de más de un año de intentar concebir, fuimos diagnosticados con “infertilidad inexplicada”. Fuimos de médico en médico y nos dijeron exactamente lo mismo después de cada visita. “Sabemos que hay un problema que le impide concebir, pero no sabemos cuál es… “

Pasaron algunos años y el dolor de no tener hijos se hizo más fuerte. Decidimos pasar por tratamientos de fertilidad sin éxito.

A lo largo de todo este proceso, Gabi y Rivky siempre supieron exactamente qué y cuándo decir algo reconfortante. Dos semanas antes de Rosh Hashaná del 2008, tuvimos una de estas conversaciones edificantes. Después que les dijimos que planeábamos tomar descanso de los tratamientos de fertilidad, Gabi pasó una hora convenciéndonos de lo contrario. “Ahora es el momento de sumergirse sin limitaciones en el tema”, dijo. Él insistió para que llamemos a Bonei Olam, una organización en Nueva York, cuya misión es ayudar a cada pareja judía a superar la infertilidad y hacer realidad el sueño de ser padres. ¡Estuvimos de acuerdo;  y Gabi nos deseó un buen año, y que el próximo año será bendecido con un hijo!

Hicimos la llamada telefónica a Bonei Olam y rápidamente nos ayudaron. Nunca olvidaré la compasión con la que manejaron los aspectos de nuestra situación. No sólo desde el punto de vista financiero, sino humano. De día o de noche, estaban allí para nosotros. A lo largo de todo el proceso, Gabi y Rivky nos animaron continuamente a no renunciar. Bonei Olam nos contactó con un médico increíble y de inmediato comenzó de nuevo tratamientos. Los primeros no tuvieron éxito. Nuestro médico percibió nuestro desaliento y nos tranquilizó. Después de una lla- mada telefónica con Gabi y Rivky, estábamos listos para continuar con los siguientes pasos.

Nuestro tratamiento se programó para el 26 de noviembre de 2008 – una fecha que nunca olvidaremos. De camino al turno, recibimos una llamada – algo estaba ocurriendo en Mumbai y nadie podía entrar en contacto con Gabi o Rivky. No sabíamos si dirigirnos a Nueva York. Luego de mucha deliberación, decidimos ir a la cita.

Después nos dirigimos a casa, en constante comunicación con los miembros de nuestra familia que nos mantuvieron actualizados sobre la situación. Huelga decir que la presión sobre mi esposa, sin saber si su hermano estaba vivo, era insoportable. Nos vimos obligados a viajar a Israel el jueves, y luego escuchamos la devastadora noticia de que habían sido asesinados literalmente minutos antes de Shabat.

La confusión y la tristeza que siguió son indescriptibles y no voy a tratar de ponerlo en palabras. Además, cuando volvimos a casa se nos notificó que el tratamiento no tuvo éxito. Mi esposa y yo no podíamos encontrar fuerzas para continuar. Hablamos con el gerente de Bonei Olam y nos dijo que Gabi y Rivky nos empujaron hasta aquí, y no podíamos renunciar a causa de lo que les sucedió. ¡Ellos quieren que sigamos! Tomó hasta la última gota de la fe y determinación de mi esposa ir a a la siguiente  cita.

No puedo dejar de llorar mientras escribo esto… pero nunca olvidaré la llamada telefónica que recibí de la oficina de nuestro médico un par de semanas más tarde. La enfermera me dijo: “¡Felicitaciones! ¡Su prueba dio positivo! ¡Su esposa está embarazada!” Yo estaba conduciendo y tuve que detener el auto, haciendo un gran esfuerzo para controlar mis emociones, pero no pude evitar el llanto y la risa. Inmediatamente llamé a mi esposa y no podía creer la noticia.

Nuestra hija Rivky nació el 18 Elul, exactamente un año después de que Gabi nos bendijo. Hace un año y medio, tuvimos nuestra segunda hija Malka Raizel.

Tengo la esperanza de compartir esta historia con alguien que se encuentra en una situación difícil, para que nunca pierda la esperanza. Gabi y Rivky arraigaron esta lección de vida en mí. Gracias, Di-s por darnos la bendición de nuestros hijos y por permitirnos ser tocados por estas per-sonas increíbles. Gracias Gabi y Rivky por todo.

* Por Mordechai Kaler