Las bendiciones de Itzjak

Al llegar a la vejez y quedar ciego, ltzjak sintió que había llegado la hora de bendecir a su hijo mayor…

Le pidió que fuera al campo, cazase un venado, le preparase una sabrosa comida para luego bendecirlo. Rivka, que había escuchado por casualidad la conversación, vistió a laakov con las ropas de Esav. Cubrió sus manos y cuello con pieles de cabrito para simular las manos velludas de Esav y lo envió a lo de Itzjak con un sabroso plato de carne de los mismos cabritos, además de matzá hecha por ella.

La voz de laakov despertó sospechas en su padre, pero éstas se disiparon al sentir “las manos velludas de Esav”. laakov se aproximó y besó a su padre. ltzjak, preparado para otorgar sus bendiciones al hijo, le dijo: “Di-s te dé del rocío del cielo y de las fertilidades (gorduras) de la tierra, y abundante trigo y vino. Que los pueblos te sirvan y se arrodillen a Ti las naciones. Los que te maldijeren serán malditos, y benditos los que te bendijeran’.

laakov partió y pronto retornó Esav y descubrió la verdad.

No obstante, ltzjak no revocó su bendición a laakov. En lugar de ello, bendijo también a Esav y le vaticinó que sus descendientes serían guerreros y servirían a los de laakov, en tanto éste se comportara adecuadamente. Pero, si llegaran a apartarse del camino de la Torá, entonces los descendientes de Esav estarían libres de tal servicio.

Cuando Esav descubrió la maniobra de su hermano, lo odió profundamente y decidió que, una vez muerto el padre, le daría muerte. Para prevenir esta tragedia, Rivka ordenó a laakov que abandonara la casa y permaneciera en Jarán con su hermano Labán.

Siguiendo los pasos de nuestros antepasados

Itzjak le aseguró a Iaakov que sus descendientes reinarían sobre todos los demás pueblos de la tierra. Sin embargo, su bendición se cumpliría en la medida en que el pueblo judío adhiriera a los preceptos de Di-s. Si los judíos abandonaban el camino de la Torá, sus enemigos ganarían en poder y los someterían.

La historia ha confirmado esta predicción.

Cuando los judíos cumplieron la Torá, disfrutaron de la beneficencia de Di-s y contaron con Su Templo Sagrado. Pero cuando extraviaron el camino y rehusaron cumplir Sus advertencias de arrepentirse, sufrieron la pérdida del Templo y fueron reducidos a vivir bajo presión de los gentiles en exilio. Más tarde, trataron de asimilarse y parecerse a los ciudadanos de naciones extranjeras, ya sea en Grecia, Roma, Rusia o Alemania. Y cada intento de asimilación sólo generó opresión, pogroms y guerras. Solamente cuando los judíos tienen presente que son judíos y deben vivir de acuerdo con los preceptos de Hashem, logran vidas exitosas y felices.

Iaakov escapa de Esav

Iaakov fue forzado a huir de su hermano Esav que quería matarlo y se refugió en la casa del hermano de su madre, Labán, en Jarán. Durante el viaje, llegó al monte Moriá y pasó allí la noche. Hashem se le apareció en sueños y le prometió que la tierra en la cual estaba descansando le sería dada a él y a sus descendientes, y volvería al hogar bajo la protección de Hashem. Al despertarse, Iaakov prometió solemnemente que al retornar sano y salvo a la casa paterna, ofrecería a Hashem un décimo de todo lo que recibiría de Él. Este compromiso constituyó con el tiempo la base del diezmo que se separaba para el Templo, el Kohen (sacerdote) y el pobre.

Se supone que todo judío debe donar al menos un décimo de lo que percibe como caridad.

Extraído de Ayer, hoy y siempre Editorial Bnei Sholem

Generaciones

Iaacov, hijo de Itzjak y Rivka, hermano mellizo de Esav y tercer patriarca del Pueblo Judío, nació en el año 2108 desde la Creación y vivió 147 años. Sus doce hijos formaron las doce tribus del Pueblo de Israel.

Rivka estuvo casada por veinte años sin tener hijos. Otras mujeres que tuvieron que esperar muchos años antes de tener hijos fueron: Sara, quien debió esperar 75 años por Itzjak; Rajel, quien debió esperar 14 años, y Janá, quien aguardó 19 años hasta el nacimiento de Shmuel.

Rivka tuvo un embarazo muy molesto. Cuando consultó a Shem – hijo de Noé y tzadik de la época – sobre el particular, éste le comunicó que llevaba mellizos en su vientre y que éstos darían origen a dos naciones: Iaacov a Israel y Esav, Roma.

Estas dos naciones tendrán objetivos diferentes. Una estaría orgullosa de su Torá, la otra, de su riqueza. Ambas generarían grandes emperadores: Israel daría al rey Salomón, quien construiría el Gran Templo de Jerusalem, y Roma, a Adriano, quien lo destuiría.

Esav es nombrado por sus padres; en cambio, Iaacov es nombrado directamente por Di-s.

Hasta los 13 años no existieron diferencias entre Esav y Iaacov; estas se hicieron evidentes luego de esta edad, cuando Iaacov se dedicó al estudio de Torá y Esav a la caza.

Esav hacía creer que observaba las mitzvot, cuando en realidad no las cumplía y además se comportaba como un malvado. El único precepto que cumplía era el de honrar a su padre.

Esav le vendió su primogenitura a Iaacov por un plato de lentejas, pues no le daba importancia al privilegio que tenía el primogénito de cada familia de ser honrado como Cohén y de continuar la tradición de Abraham e Itzjak, como lo hará luego Iaacov.

Esav prefirió el placer temporal a los valores eternos de la Torá. Itzjak bendijo a Iaacov creyendo que era Esav, por su ceguera y por las pieles que Rivka había puesto en el cuerpo de Iaacov, siendo esto parte del Plan Divino.

La bendición por la que Iaacov prevalecería sobre las demás naciones estaba sujeta al cumplimiento y al estudio de la Torá. Si violaba la Torá, serían los descendientes de Esav los que dominarían.

El odio de Esav a Iaacov es una halajá (ley) de la Torá en la que se encuentran los orígenes más remotos del antisemitismo. Ello nos enseña que no es la emulación de la conducta de los demás pueblos, ni la asimilación, ni la adulación a los no judíos, lo que determina las buenas relaciones con los demás pueblos. Sólo existe un método para combatir el antisemitismo y es, tal como está expresado en la bendición de Itzjak, el cumplimiento de la Torá, para impedir que prevalezca la descendencia de Esav.

“El dolor constriñe la mente, eclipsa tus inquietudes, hace que te olvides de tu sagrada misión en la vida. Si el dolor se presenta, recuerda que es sólo una puerta transitoria que necesitas atravesar”.

Según la Cábala, Abraham representa la bondad. Tuvo dos hijos, Ishmael e Itzjak, lo cual demuestra que una bondad excesiva puede ser dañina. Itzjak es la personificación de la severidad, de la fortaleza, también él tuvo dos hijos, Iaacov y Esav. Éste último representa el lado impuro del rigor, el orgullo, el egoísmo, el odio al prójimo. Iaacov representa la combinación armoniosa de bondad y severidad, personificando la “majestuosidad” que, a través de sus doce hijos, da lugar a las doce tribus de Israel.

El requisito previo al matrimonio

“Itzjak tenía cuarenta años cuando se casó con Rivka, la hija de Betuel” (Génesis 25:20)

A los noventa años, luego de varias décadas sin tener hijos, Sara dio a luz a un sólo hijo, Itzjak. Su felicidad era enorme. Sara, la primera “Ydishe mame”, seguramente hubiera tenido el placer de mostrar a su bebé a todas sus amigas, y además de todos los Najes que un abuelo tiene de su nieto, Sara también hubiera tenido gran satisfacción espiritual de ver a sus nietos crecer, mientras que Izjak representaba a la futura nación judía. Sara y Abraham trabajaron toda su vida para proclamar la importancia de creer en un sólo Di-s. Los hijos de Itzjak serían los que asegurarían que este legado continuara y floreciera.

Pero Sara nunca vivó para ver a sus nietos. Falleció cuando Itzjak tenía 37 años, tres años antes de casarse con Rivka. ¿Por qué demoró tanto en casarse? ¿Por qué Abraham no consideró enviar a su sirviente para que encontrara a una esposa antes?

El mayor acontecimiento que ocurrió poco antes del casamiento de Itzjak y Rivka, fue la prueba del sacrificio de Itzjak en el Monte Moria. El crédito de poder sobrepasar esta prueba generalmente es atribuido a Abraham. Pero Itzjak tenía 37 años en ese momento, y sabía muy bien las intenciones de su padre, y estaba completamente entregado a ser sacrificado por orden de Di-s. Debido a que los planes de casamiento de Itzjak comenzaron inmediatamente después de volver de este evento “traumático”, seguro significa que hay una correlación entre estos dos. El hecho de que el primer casamiento en la Tora es precedido por un tremendo sacrificio, es un mensaje para cada pareja judía en todos los tiempos.

Por naturaleza, las personas nos centramos en nosotros mismos. Nuestro desarrollo físico y espiritual están en nuestras mentes. Esto no es necesariamente malo, de hecho, la ley judía reconoce que lo primordial para la persona debe ser preocuparse por uno mismo, más que cualquier otra preocupación, incluyendo los intereses de los demás. 

Esta preocupación por uno mismo, se “estrella” cuando la persona se casa. En cierto momento, el novio y la novia se comprometen uno con el otro. Cuando una persona se encuentra en un bote que se está hundiendo, nadie lo culpará si corre hacia lo botes salvavidas para salvarse, incluso si su amigo se encuentra durmiendo en la cabina. Pero tal acto es impensable para una pareja casada, cuyo cónyuge necesita de su ayuda. Además de comprometerse uno con el otro, marido y mujer también comparten un mismo ideal, como ser el establecimiento de un hogar judío, una casa llena de Santidad en donde la Presencia Divina esté siempre invitada. En este momento, incluso el desarrollo espiritual personal del novio y la novia pasa a ser secundario ante el “sacrificio” de llegar a su meta en común. El acto mundano de cambiar lo pañales de pronto tiene prioridad ante las plegarias de la madre y el estudio del padre.

 

 

Itzjak no estaba preparado para casarse hasta haber experimentado el concepto de auto-sacrificio total. Sólo entonces fue capaz de apreciar el matrimonio como lo que realmente es, y crear un matrimonio que sea el paradigma el cual todos sus descendientes intenten copiar.

 

Por:Naftali Silberberg

El hijo violento y el niño de mamá

¿Cómo es que Iaakov y Esav terminaron siendo tan diferentes? Mismos padres, misma crianza, la misma leche materna, y sin embargo, son drásticamente diferentes entre ellos.

De hecho, proveen una metáfora para la batalla interminable que reina en nosotros: El Divino Iaakov y su deseo de trascendencia versus el instinto Esav, con su insaciable auto satisfacción.

Todos tenemos nuestros temas, nuestros lugares a los que preferimos no volver. Esav nace pelirrojo y tan peludo como un adulto, y así quedó: Edom: rojo, intenso, impulsivo, violento. Desde el día de su nacimiento, se ve a sí mismo como una creación estática; y eso es lo que es, y eso es lo que será hasta muera. No ve otra razón para solucionar las cosas con su hermano, para dirigirse al “otro lado”. Él es simplemente Esav.

Iaakov también nace con sus cosas. Tímido, ratón de biblioteca, el “niño de mamá”. Pero, está dispuesto a reconocer y a enfrentar a Esav. Se viste con las vestimentas de Esav, y le dice a su padre que él le va a cazar la carne. Iaakov lo mira a Esav a los ojos.

Es tenebroso. ¿Puede uno vestirse como Esav y sin embargo, no convertirse en Esav?

Iaakov lo logra, impresionando a su padre lo suficiente como para asegurarse la bendición, y es dejado sólo, para hacer frente al nuevo ser que acaba de descubrir, a traerlo al mundo cruel y bruto que está fuera de la carpa, en donde Esav está cómodo. Pasa años como un pastor en la casa de Laban. Prospera, a pesar de las dificultades en el camino. Eventualmente, se siente lo suficientemente poderoso para encontrarse con su hermano, aquél al cuál una vez temió.

Todos tenemos nuestros temas, nuestros lugares a los cuales preferimos no ir. La forma más fácil es dejar a los perros durmiendo, y dejarlos ser lo que son. Heridas descubiertas sólo parecen evocar sentimientos dolorosos. Pero, si no nos dirigimos a nuestros temas, simplemente van a la deriva. Si no hacemos frente a Esav, nos convertimos en Esav.

Y esa es la diferencia entre ellos. Iaakov y Esav cada uno tiene “el otro lado”; Iaakov estaba dispuesto a reconocerlo y a lidiar con él, mientras que Esav optó por ignorlarlo.

Nosotros tenemos la elección. Como Shem le dijo a Rivka cuando estaba embarazada de los mellizos. “Dos fuerzas dominantes hay dentro de ti; cuando uno se eleva, el otro cae” (Comentario de Rashi, Génesis 25:23). Si elegimos mover el bote, podemos madurar con nuestras peleas y salir todavía más fuertes. Si barremos nuestras fuerzas opositoras dentro nuestro, debajo de la alfombra, se van a acumular y nos vamos a terminar tropezando.

Cuando vamos a donde más tememos, salimos del otro lado como “Israel”, hemos peleado y hemos ganado. Como el ángel derrotado le dice a Iaakov (Génesis, 32:29): “Tu nombre no será más Iaakov, sino Israel, porque tú has dominado el poder con el ángel de Di-s y con el hombre, y has prevalecido”.

Seamos Iaakov, no Esav.

Por Baruj Epstein

Kislev, mes de milagros y liberación

Arco Iris

El símbolo astrológico del mes de Kislev es el arco, como el arco iris que se ve en el cielo cuando llueve en un día soleado. En efecto, el primer arco iris que se vio después del Diluvio, apareció en el mes de Kislev.

El versículo expresa (bereshit 9:12-13): “Y dijo Di-s, esta es la señal del pacto que he puesto entre Mí y vosotros, y entre todo ser viviente que esta con vosotros para la eternidad. Mi arco he puesto en las nubes, y será la señal de pacto entre Mí y la tierra”.

Estas palabras fueron dichas a Nóaj al principio o hacia la mitad del mes de Kislev, pues Nóaj salió del Arca el día 28 de Jeshván. Luego construyó un altar, como expresa el versículo (ibid. 8:20): “Y Noaj construyó un altar para Di-s y tomó de todo animal puro y de toda ave pura, y sacrificó holocaustos sobre el altar”. Esto tuvo lugar durante los últimos días del mes de Jeshván. Al comienzo del mes de Kislev, Di-s bendijo a Nóaj; le permitió comer carne, le prohibió el derramamiento de sangre humana, estableció con él un pacto de vida, y le mostró el arco iris.

¿Cuántos días es Rosh Jodesh?

Rosh Jodesh Kislev se celebra a veces durante dos días y otras durante uno solo. El mes de Jeshván puede ser completo (de 30 días) o incompleto (de 29 días). Cuando Jeshván es completo, como este año, Rosh Jodesh Kislev consta de dos días -el 30 de Jeshván y el 1 de Kislev-. Cuando Jeshván es incompleto, Rosh Jodesh Kislev consta de un solo día, el 1 de Kislev.

Cuando los meses eran consagrados por el beit din (Tribunal) en base al testimonio de testigos que habían visto la Luna Nueva, la corte enviaba mensajeros hacia todas las comunidades alejadas de Jerusalén para informarles sobre la consagración del nuevo mes. Estos emisarios eran enviados solamente en aquellos meses que contenían alguna festividad, para que dichas comunidades supieran cuándo debían celebrarla. Desde la época de los Jashmonaim en adelante, cuando el beit din consagraba el mes de Kislev, los mensajeros salían de Jerusalén para anunciar acerca de la santificación y cuándo acaecería Jánuca, pues también esta, es considerada una Festividad pese a que su observancia es de origen rabínico.

Un nuevo mes

Todo inicio puede ser una oportunidad de arrojar las cargas del pasado. El nuevo mes, el nuevo año, e incluso cada nuevo día pueden ser utilizados como un fresco comienzo.

Pero las oportunidades son simplemente eso. Nosotros podemos sacar ventaja de ellas para hacer un inventario moral de nuestro pasado y deshacernos de todo rasgo de carácter inapropiado. Podemos hacer los cambios necesarios que nos permitirán estar libres de culpa grave. O podemos dejar escapar las oportunidades, y caminar laboriosamente adelante como antes, bajo la opresión y depresión que nos impide maximizar nuestro potencial y disfrutar la vida hasta la plenitud.

Di-s nos concede oportunidades. Si nosotros las utilizamos o no es nuestra elección.

Costumbres de Rosh Jodesh

1. Se agrega una plegaria adicional durante los servicios de la mañana llamada “HALEL”.

2. Se lleva a cabo una lectura especial de la Torá durante los Servicios de la mañana.

3. Se agrega una plegaria adicional llamada “IAALÉ VEIABÓ” durante la Amidá y el Agradecimiento después de las Comidas (Birkat Hamazón).

En algunas congregaciones Sefardíes se enciende una vela en la víspera de Rosh Jodesh.

Adicionalmente, los judíos no se cortan el cabello ni ayunan en Rosh Jodesh debido a su “santidad”.

Las mujeres judías tienen una conexión especial a Rosh Jodesh y por consiguiente se abstienen del trabajo extra en ese día.

Algunos sucesos históricos que ocurrieron en el mes de Kislev

El 13 de Kislev de 499 falleció Ravina, co-editor del Talmud babilonio.  Su muerte marca el final del período talmúdico.

El 14 de Kislev (16 de diciembre de 1948) comenzó el primer plan de la operación “Alfombra mágica”, que consistío en transportar judíos yemenitas a Israel.

El 7 de diciembre de 1237, falleció Rabí Abraham Maimon Ha Naguid, hijo de Maimonides, autor de Miljamot Hashem.

El 14 del año 1928  Rabí Menajem Mendel Schneersohn, contrajo matrimonio con la Rebetzin Jaia Mushka, hija del Rebe Anterior.

El 19, el notable discípulo del Baal Shem Tov, Rabí Dovber, el Maguid (predicador) de Mezritch, falleció en el año 5533 (1773).

26 años después, en la misma fecha, Rabí Shneur Zalman, su discípulo, recitaba los Salmos en la prisión de Petesburgo. Cuando sus labios llegaron al versículo (55:19) “Di-s redimió mi alma en paz”, fue puesto en libertad. Esta fecha corresponde al 27 de noviembre del año 1798. 

Reuben, el primer hijo del Patriarca Iaakov, fue circuncidado el 21 de Kislev. Al año siguiente, en la misma fecha, nació su hermano Simón.

Todos los judíos de Nuremberg fueron asesinados y quemados durante la Peste Negra el 24 del año 5110 (1350). Como en muchas otras ciudades Europeas, los habitantes enloquecidos y coléricos, culparon a los judíos de la peste bubónica.

* Se terminó la fundación del Segundo Templo en el 520 antes de la era común.

* El Profeta Jagai, predijo en ese mismo año, la caída del Imperio Persa y la salvación de Israel.

Un 25, ocurrió el milagro de Janucá, en el año 3597, (163 antes de la era común).

Extraído de “Nosotros en el tiempo” Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana 

Vida después de la vida

Nuestra Parashá, en su totalidad, trata sobre sucesos ocurridos posteriormente al fallecimiento de Sará, la matriarca: la adquisición de la Cueva de Majpelá, con el fin de sepultarla allí; el casamiento de Itzjak con Rivka, a través del cual él se consuela por la muerte de su madre; y finalmente se relata sobre el casamiento de Ketura (que era Hagar, la otra esposa de Abraham) y sobre la descendencia de Ishamel. Esto genera gran asombro sobre lo apropiado del nombre de la Parashá- la vida de Sará, que representa todo lo opuesto a lo que la misma relata. Es sabido, que el nombre de una parashá de la Torá es absolutamente exacto, por ende debemos decir que sí existe una profunda relación entre lo relatado en la parashá y el verdadero sentido de “la vida de Sará”.

EL TIPO DE VIDA

La verdadera vida es eterna. No concluye en el instante de la muerte, sino que continúa y encuentra su expresión en la descendencia del fallecido, y en los sucesos que tienen lugar posteriormente en este mundo. Desde esta perspectiva, son justamente los acontecimientos acaecidos post muerte los que dan testimonio del nivel y calidad de la vida de la persona fallecida, puesto que es ahí donde se comprueba la verdadera esencia de esa vida, si realmente era eterna, vida en su sentido más cabal. Nuestros Sabios z”l declararon: “Iaakov el Patriarca no murió”, y explican- “así como su cimiente está con vida, también él está con vida”. Es decir, cuando la descendencia continúa con su camino, sabemos que “también él está con vida”. Así también, es justamente en nuestra Parashá, que relata los sucesos que tuvieron lugar luego del fallecimiento de Sará, la que nos permite apreciar la eternidad de su vida. Vemos a Rivka como continuadora del camino de Sará (en el lenguaje de la Escritura: “y la trajo Itzjak a la carpa (de) Sará su madre”, sobre lo que Rashi comenta “y ella fue cuál Sará su madre”) y generadora nuevamente de los tres milagros que tenían lugar durante su vida. Más aún: todos los sucesos de la parashá dan cuenta de que la línea de pensamiento de Sará es la que se impuso.

SARÁ Y ABRAHAM

Aquí es necesario distinguir entre Sará y AbrahamSará fue la madre de Itzjak específicamente

Desde que él nació, Sará aspiraba a que el flujo Divino se dirija sólo hacia él, siendo Itzjak el símbolo de la santidad. En contraposición a ello, Abraham fue también el padre de otros pueblos (Ishmael y los hijos de Ketura), y brindó de sí a todos sus hijos. Sará quiso echar al “hijo de la sierva”; pero Abraham sufrió su expulsión y rezó también por Ishmael. 

Lo ocurrido en nuestra parashá brinda testimonio sobre lo correcto del camino de Sará concretamente. La parashá abre con el relato de la Cueva de Majpelá

Inicialmente la Cueva era el lugar de sepultura de Adam y Java, padres de toda la especie humana. Vemos que aquí Abraham adquiere la Cueva para sepultar a Sará, y efectivamente ahí fueron sepultados sólo los Patriarcas y las Matriarcas del pueblo de Israel, tal como fue el deseo de Sará, que pretendía que la Divinidad se direccione sólo hacia Itzjak.

LA CONTINUIDAD- EL PUEBLO DE ISRAEL

A eso se agrega el segundo episodio, la misión de Eliézer: Sobre Eliézer, el fiel alumno de Abraham, está escrito que él “extraía y daba para beber a otros de las enseñanzas de su maestro”. 

Fue también merecedor de muchos milagros. Con todo ello, sin embargo, cuando quiso que Itzjak se case con su hija, no fue respondido favorablemente y Abraham le contestó: “Mi hijo es bendito, y tu eres maldito, y un maldito no se apega a un bendito”. 

También el final de la parashá es prueba de ello. La Torá dice: “Y Abraham entregó todo lo suyo a Itzjak”, mientras que a los hijos de las concubinas les dio regalos “y los mandó de Itzjak su hijo”. 

Con esto nos prueba la parshá en su totalidad lo correcto que era el camino de Sará, que vio la continuidad específicamente a través de Itzjak su hijo, y solicitó traspasarle el flujo Divino. Es por ello que la parashá se llama “La vida de Sará”, puesto que precisamente en ella descubrimos la condición eterna de su vida, y la rectitud de su camino.

(Likutei Sijot Tomo 15, pág. 145)

No se olviden de invitarme

Si alguna vez visitan Jerusalem y pasan por Batei Orenstein, querrán saber sobre las buenas acciones realizadas por Berel Orenstein- que construyó las casas que están aún de pie en ese lugar:

Reb Berel y su esposa ya habían cenado. Reb Berel se había sentado a estudiar Torá y su esposa se entretenía con un bordado, cuando golpearon a la puerta. Reb Berel la abrió, pero el visitante lo empujó tan enérgicamente que Reb Berel cayó hacia atrás. Varios jóvenes matones entraron rápidamente a la casa y pidieron que la aterrada pareja quedara en el suelo. Aunque no ofrecieron resistencia, ambos fueron golpeados hasta quedar inconscientes y atados con fuertes sogas.

Cuando esta violencia ocurría dentro, en el exterior de la casa, un grupo de estudiantes de la Ieshiva llegó a esta residencia. “Está completamente oscuro. ¿Piensan que debemos golpear?”, preguntó uno de los estudiantes. “Reb Moshe nos dijo específicamente que nos aseguráramos de llevar a Reb Berel a la boda. ¡Él nos está esperando allí!”, otro contestó. “Tenemos que despertarlos”, un tercero opinó. Y caminaron hacia la puerta y golpearon. El repetido golpeteo no trajo ninguna contestación. “Quizá debemos forzar la puerta; puede ser que algo les ha pasado y no pueden abrir”. Pero violentarla no fue necesario, pues la puerta estaba abierta.

Cuando los jóvenes entraron, vieron una forma oscura en el suelo que resultó ser Reb Berel. Lo desataron a él y a su esposa- quienes ahora habían recobrado la conciencia, y les explicaron que los había enviado Reb Moshe para traerlos al casamiento de su hija. “Gracias a Di-s que vinieron en este momento. Los ladrones habrían saqueado la casa entera y quién sabe lo que podrían haber hecho a mi familia. ¡Éste es de verdad un milagro que fue resultado de mi mitzvá de “Hajnasat Calá” (ayudar a una novia a casarse)!” “¡Por favor, cuéntenos lo que pasó!”, insistieron los estudiantes.

Reb Berel, que estaba recuperando su calma explicó: “Un día estaba paseando calle abajo, y me encontré con Reb Moshe. Él parecía angustiado, por lo que le pregunté: ¿Cómo está todo?’.. “Él me contestó que tenía que casar muy pronto a su hija, y no tenía el dinero necesario. Yo le pregunté cuánto necesitaba, y él contestó: ‘Doscientas monedas de oro’- que era una suma importante. Gracias a Di-s, yo llevaba conmigo más que eso, así que saqué mi billetera y le di el dinero más algo extra. Entonces agregué: ‘¡Sólo no se olvide de invitarme a la boda!’.

“Luego supe que las invitaciones del casamiento habían sido entregadas, y me sentí sorprendido de que se hubiera olvidado de invitarme. Ahora entiendo claramente que detrás de todo está la Providencia Divina. ¡Si ustedes no hubieran venido en este momento podría haber perdido mucho de mi fortuna y, quién sabe, podríamos haber perdido incluso nuestras vidas!” “¿Se siente bien como para venir a la boda?” -le preguntaron los jóvenes a Reb Berel- “¡Pues Reb Moshe seguramente está esperando por usted!”. “No me la perdería por nada del mundo”, exclamó  Reb Berel exclamó. “Gracias al dinero que le di a Reb Moshe, se salvó mi vida y las vidas de mi familia y mi fortuna”.

La mayoría de los convidados ya se había ido, pero Reb Moshe estaba esperando allí al “invitado de honor”- el bienhechor a quien se había olvidado de invitar. Reb Moshe estaba a punto de disculparse, cuando Reb Berel lo abrazó y empezó a relatarle la historia de su rescate.

Entonces Reb Berel dijo que tenía un anuncio para hacer. “Durante muchos años he pensado en mudarme a la Tierra de Israel. Esta noche he decidido que quiero llegar allí en cuanto cierre mi negocio aquí. Allí, construiré casas para los pobres y para los estudiosos de la Torá en Jerusalem. De esta manera, espero reintegrar a Di-s por todo lo bueno que Él ha hecho por mí, y ruego a través de este hecho, traer un poco más cerca la llegada de Mashiaj”.

Este anuncio fue aplaudido por los invitados con un fuerte “¡Amén, Amén!” . Y entonces, el pequeño barrio de Batei Orenstein se levantó en la ciudad santa de Jerusalem para ser una bendición para los necesitados que hallaban alojamiento allí, gracias a la generosidad de Reb Berel.

Jaiei Sará: la vida de Sará 

Sara, la primera de las cuatro matriarcas (Rivka, Rajel y Lea), vivió ciento veintisiete años (1958-2085 desde la Creación). Fue hija de Harán, hermana de Lot, sobrina y esposa de Abraham y madre del segundo de los patriarcas, Itzjak.

A la edad de ochenta y nueve años, Di-s cambió su nombre de Sarai a Sara, para indicar su carácter de “princesa”, madre del Pueblo Judío.

Sara fue una de las siete profetisas del Pueblo Judío, pero fue la única a quien Di-s habló directamente. Las otras seis fueron Miriam, Devora, Janá, Avigail, Juldá y Ester. 

Itzjak nació el 15 de Nisán, el mismo día en que posteriormente se celebraría el éxodo de Egipto.

Itzjak era muy parecido a su padre Abraham y, aún cuando éste estaba viejo, se veía joven, pues hasta el tiempo de Abraham la gente no tenía signos externos de vejez: se veían jóvenes hasta la muerte. 

El valor numérico de las letras del nombre de Itzjak en hebreo es: yud (110), porque la nación que descendería de él recibiría los Diez Mandamientos; tzadik (90), porque Sara lo tuvo milagrosamente a los noventa años; jet (8) porque fue circuncidado a los ocho días de nacido, y kuf (100), porque Abraham tuvo a su hijo a los cien años. 

Para el momento del sacrificio de Itzjak (Akeidá), Abraham tenía ciento treinta y siete años. Abraham e Itzjak demoraron tres días en llegar al Monte Moriá, lugar donde debía celebrarse la akeida en el día de Iom Kipur. 

Abraham visualizó que el sitio donde iba a ser sacrificado Itzjak sería el corazón de la Ciudad Santa, donde se construiría el Templo; por tanto, llamó al lugar Hashem Iré, que significa “Di-s mirará hacia abajo desde este lugar” y dará bondad al mundo. Shem, hijo de Noé, le dio al lugar otro nombre: Shalem. Di-s decidió unir ambos nombres dando origen al toponímico Ierushalaim, la ciudad cuya bondad y santidad ayudaría a las personas a perfeccionarse. 

Cuando el rey Salomón compuso la canción Eshet Jail – que se entona todas las noches de viernes en honor a la mujer para recibir el Shabat – describió las características de la mujer virtuosa aludiendo a Sara. Todos los versos de la canción de alef a tav (de la primera a la última letra) se aplican a ella, ya que cumplió la Torá de principio a fin.

Mientras Sara vivía, las velas de Shabat permanecían encendidas de viernes a viernes; el pan era bendecido y la Shejiná (santidad) se mantenía sobre su tienda en forma de una Nube de Gloria. Esto ocurría porque Sara era meticulosa en el cumplimiento de las mitzvot específicamente encomendadas a las mujeres: encender las velas de Shabat, separar jalá y cumplir con las leyes de pureza familiar (mikvé).

A la muerte de Sara, todas estas señales desaparecieron hasta la llegada de Rebeca (Rivka), ya que ésta observaba las mitzvot con la misma precisión que lo hacía Sara. 

Cada niña de nuestro pueblo es llamada hija de Sara, Rivka, Rajel y Lea, y por tanto, tiene como herencia el maravilloso poder de iluminar su casa toda la semana al encender sus velas de Shabat, tal como lo hizo Rebeca – la esposa de Itzjak, desde los tres años de edad.

Sara fue enterrada en la Cueva de Majpelá, que Abraham le compró a Efrón, rey de los Hititas. 

En esta Parashá, se describe por primera vez un shiduj (arreglo matrimonial), cuando Elazar – por orden de Abraham – le busca esposa a Itzjak y escoge a Rivka, hermana de Laván y pariente de Abraham. 

También es la primera vez que en la Biblia se describe con detalle una boda, la de itzjak y Rivka. 

Abraham se casa de nuevo después de la muerte de Sará. Al morir, es enterrado por sus hijos Itzjak e Ishmael. 

Sara y Abraham representaron una unidad biológico espiritual que dio origen al Pueblo Judío a través de su hijo Itzjak, de quien somos continuadores los judíos de hoy.

Jupá, el casamiento judío

La Jupá

Consiste de cuatro palos cubiertos por un techo de tela. 

Vendría a ser el recinto del novio en el cual recibe a su esposa. La Jupá que cobija a los dos representa la presencia de Di-s que los rodea.

La boda debe realizarse bajo una jupá , un dosel nupcial. Bajo la jupá, el Jatán coloca un anillo de oro en el dedo índice derecho de la Kallah [novia] 

El matrimonio entre el hombre y la mujer refleja el “matrimonio” entre D-os y el pueblo judío en el Sinaí. Hay muchas costumbres que se hacen en la Jupá que reflejan ese casamiento cósmico.

De acuerdo a las enseñanzas místicas judías, cada pareja comparte una sola alma que, al nacer, se divide y se viste en dos cuerpos diferentes. 

Llegar a la Jupá, o palio nupcial, es el momento no tanto de unión como de reunión y reencuentro con la mitad perdida de uno. Uno entra a la Jupá incompleto y sale completo.

Tres socios

El matrimonio judío no consiste de dos socios, sino de tres. El tercer socio es Di-s mismo. Este concepto se expresa en las propias palabras hebreas por hombre y mujer, Ish Ishá. Las dos palabras contienen tres letras, dos de las cuales, la alef y la shin, son iguales y forman la palabra Eish o fuego, mientras que la tercera es diferente en cada una, formando entre ellas, la Iud y la Hei, el nombre de Di-s. Esto nos enseña que si la pareja se comporta como corresponde, Di-s mismo mora entre ellos y si no, quedan dos fuegos, dos pasiones, que se consumen.

 

Se lee la Ketubá  [contrato matrimonial] y la ceremonia concluye rompiendo un vaso bajo su talón, después de lo cual la congregación grita Mazal-Tov.

La rotura del vaso o copa es para recordar la destrucción del Templo y Jerusalém

Uno de los tratados del Talmud es Ketubot, la forma plural de ketubah, que analiza en profundidad las obligaciones maritales de una pareja según la ley judía. 

Semana previa

Se acostumbra que durante la semana anterior al casamiento los novios no se vean. Esto sirve para aumentar su anticipación y evitar conflictos que se pueden generar por la tensión del casamiento.

La noche anterior a la Jupá la novia se sumerge en la Mikve o baño ritual por primera vez para purificarse en preparación a su encuentro con su novio. (Es importante consultar con el rabino antes de fijar la fecha del casamiento para contemplar el ciclo de la novia como también que no sea una fecha en la que no se realizan casamientos.)

Iom Kipur personal

El día del casamiento es como un Iom Kipur personal, ya que Di-s perdona a los novios todo su pasado para que empiecen su vida juntos con una tabula rasa. Es por eso que los novios ayunan el día de su casamiento y dedican gran parte del día a recitar Tehilim o salmos. Es costumbre que el novio se sumerge en la Mikve el día de su casamiento para purificarse. Se acostumbra que tanto los novios como los padres, familiares y amigos aumenten los actos de Tzedaká el día del casamiento, generando así más bendición para la pareja.

Badéken

El novio, antes de entrar a la Jupá, pasa por donde está la novia rodeada de sus familiares y amigas y tapa su cara con un velo. En esta ocasión los padres de los novios bendicen a la novia. Esta instancia se llama Badéken en Idish o Kabalat Panim, en hebreo. Invoca el encuentro bíblico entre Isaac y Rivka quien se tapó la cara como expresión de pudor. Entrar a la Jupá con la cara tapada representa también el hecho que uno se casa con su esposa tal cual es y no basado en su apariencia.

Velas

El novio entra a la jupá primero, acompañado por su padre y suegro o por sus padres. Cada uno de los acompañantes, lleva una vela encendida que representa las almas de los ancestros fallecidos que vienen a acompañar y estar presentes en la Jupá. También representa los fuegos que hubo en el Monte Sinaí en la “Jupá” entre D-os y Su pueblo.

Rey y Reina

El novio se coloca en el centro de la Jupá mirando hacia Jerusalem y espera la llegada de la novia. Siendo que el novio y la novia son considerados rey y reina en el día de su casamiento, tienen una fuerza especial de “decretar” bendiciones. Muy a menudo se verá los novios rezando bajo la Jupá, pidiendo por sus seres queridos.

Siete vueltas

La novia entra acompañada de su madre y suegra o ambos padres quienes también llevan velas encendidas.Al llegar a la Jupá dan siete vueltas alrededor  del novio. Representa los siete días de la creación. Representa la creación de un muro protector alrededor de su familia. Representa el derrumbe —como en Jericó— de los muros interiores que separan y dividen. Una vez terminadas las siete vueltas se para a la izquierda de su novio, mirando en dirección a Jerusalén.

Eirusín y Nisuín

Antiguamente, el casamiento consistía en dos pasos con un intervalo de doce meses entre ellos. El primero paso, Eirusín, consistía en el hombre consagrando a la mujer, dándole un anillo u otro objeto de valor. A partir de ese momento quedó prohibida para todo hombre como también para su propio novio. Luego de doce meses de preparación, se realizaba el segundo paso, Nisuín, que finalizaba el proceso y a partir de ese momento les fue permitido vivir juntos como hombre y mujer. Hoy en día se hacen los dos pasos debajo de la Jupá, cada uno acompañado por una copa de vino distinto y sus respectivas bendiciones, separados por la lectura de la Ketubá, el discurso del Rabino y canciones del Jazán.

El Rabino recita las dos bendiciones de Eirusin sobre una copa de vino y les da un sorbito a los novios.

Invita a los dos testigos exclusivos y excluyentes para que presencien el acto de matrimonio. El novio le pone un anillo en el dedo índice derecho de la novia y declara que por medio de ese anillo la consagra para él como esposa. Es el testimonio de los dos testigos constituyentes lo que convalida el acto y hace que la pareja esté casada.

Se lee la Ketubá o contrato matrimonial en el cual están delineadas las responsabilidades del novio para con su flamante esposa.

Se llena una segunda copa de vino y se recita las siete bendiciones de Nisuín.

Las siete bendiciones

Las siete bendiciones, conocidas como Sheva Berajot, son recitadas bajo la Jupá sobre la segunda copa de vino. Se recitan también durante toda la semana siguiente cada vez que hay una comida en la cual participan los novios, hay un Minián y una “cara nueva”  que no haya estado en alguna de las celebraciones anteriores.

Su Significado

La primera bendición, la que se pronuncia sobre el vino está siempre presente cuando se pronuncian bendiciones en ocasiones de alegría. Esto data desde los tiempos bíblicos, cuando los levitas cantaban en el Tabernáculo mientras se realizaban las libaciones de vino sobre el altar. 

El vino y la alabanza Divina van de la mano. Las otras seis bendiciones hacen referencia a los diversos aspectos y dimensiones presentes en esta ocasión tan especial. Finalmente pedimos a Di-s que bendiga a la pareja con alegría, amor, cariño y compañerismo y que sea un hogar llevado adelante de tal manera que acerque la reunión final y permanente del pueblo de Israel en la Tierra de Israel. Las Siete Bendiciones son como los siete brazos del candelabro que iluminan y guían con su luz espiritual al nuevo hogar a formarse.

Romper la copa
Luego que los novios toman un sorbito y un “tomador designado” toma el resto del vino, se envuelve la copa y el novio la pisa rompiéndola en recuerdo del Templo de Jerusalem que está en ruinas, con la esperanza que el hogar que están por formar ayudará a acelerar su reconstrucción.

Ijud

Terminó la Jupá y los novios se encierran en un cuarto a solas para romper su ayuno y manifestar el hecho que son una pareja casada, ya que está prohibido para un hombre y una mujer no casados entre sí estar a solas en un cuarto cerrado.

Celebración

El casamiento se celebra con una cena y bailes (Kasher, por supuesto) y durante toda la semana se realiza las Sheva Brajot o siete bendiciones en cada comida en la que los novios y alguna “cara nueva” estén presentes.

Cinco Sonidos

Nuestros Sabios señalan el hecho de que la séptima bendición hace referencia a cinco sonidos diferentes, del mismo modo que encontramos mención de cinco sonidos en la descripción bíblica de la entrega de los Diez Mandamientos.

“Todo aquel que disfruta de la celebración del novio y lo alegra, merece tener éxito en su estudio de Torá”, concluyen.

Los cinco sonidos de la Torá, representan las cuatro dimensiones de interpretación de la Torá: Pshat, Rémez, Drush, Sod y la quintaesencia, Jasidut.

Las almas que la flameante pareja traerán, con favor a Di-s al mundo, también se componen de cinco dimensiones: Néfesh (carácter), Rúaj (emoción), Neshamá (intelecto), Jaiá (subconsciente), Iejidá (esencia).

La formación de un nuevo hogar judío implica expresar en el mundo nuevas aristas del infinito mensaje Divino por medio de las almas de los hijos que engendrarán y el vínculo íntimo entre ellas y la Torá que las nutre. 

¿Qué es la Ketubá?

La Ketubá es el contrato matrimonial que establece las obligaciones del hombre sobre su mujer. El punto central de este documento es la compensación financiera que le corresponde a la mujer en el caso en el que el matrimonio se disuelva a través del divorcio o del fallecimiento. 

El documento es firmado por testigos Kasher, pero no necesariamente por los mismos que han observado el compromiso bajo la Jupa.

De acuerdo a la mayoría de las autoridades Halájicas, la Ketubá es de decreto rabínico. Los Sabios estaban preocupados por la posibilidad de que un hombre pudiera divorciarse de su mujer. Por ello, instituyeron que ningún hombre podía casarse con una mujer, a menos que se obligase a sí mismo a pagar una suma importante en el desafortunado evento en el que él la divorcie.

Cuando un hombre judío se casa con una mujer judía, automáticamente se está obligando a su mujer en diez áreas 

Hoy en día, el formato de la Ketubá  es un formulario impreso, en donde hay que completar la fecha y los nombres de los novios y sus testigos. Antes de la boda, el rabino que oficia la ceremonia, debe llenar estos espacios y supervisar las firmas de los testigos en el documento. También hay disponibles Ketubot que son verdaderas obras de arte.

Está prohibido que una pareja viva junta, incluso temporalmente, sin una Ketubá . En el caso en el que el documento se pierda o sea destruido, o si se ha encontrado un serio error en su texto, la pareja debe inmediatamente obtener otra Ketuvá de un rabino. Esta regla se aplica durante el período de matrimonio. Por ello, es prudente guardar la Ketubá  en un lugar seguro.

Por Naftali Silberberg