La confesión del Rebe

El anochecer se acercaba. En pocos minutos comenzaría Iom Kipur, el día más sagrado del año. El gran salón de la Sinagoga estaba colmado de gente. Un silencio incorpóreo inundaba el lugar. Nadie parecía moverse. Los feligreses miraban al suelo, o al vacío, pareciendo más muertos que vivos, algo así como una extraña fotografía en gris y negro.

Corría el año 1945, justo después de la Segunda Guerra Mundial. El lugar: Un campo de refugiados en algún lugar de Alemania. Judíos recién salidos de los campos de concentración, se reunieron en una barraca- convertida en Sinagoga- para rezar.

El “Rabino” elegido unánimemente para esa única ocasión no era otro que el famoso Rebe de Kloisemburg, Rabi Iekutiel Iehuda Halbershtam. Su santidad y erudición eran incuestionables, pero lo más prodigioso era, que siguió reteniendo esas aptitudes luego de perder a su esposa y 11 hijos en manos de los Nazis.

La “congregación” estaba compuesta por todo tipo de judíos. Desde los ultra- ortodoxos, hasta aquellos que hasta ese momento no habían asistido nunca a una Sinagoga. Pero todos tenían algo en común. Ninguno de ellos podía comprender lo que habían pasado.

Lentamente, el oficiante comenzó a cantar y la congregación lo siguió. De hecho existía mucho llanto genuino contenido esa noche. Hasta que llegaron al párrafo de la confesión llamado “Al Jet” (“Por el pecado”) dónde pedimos perdón por los pecados que cometimos con nuestros ojos, nuestras manos, por el descaro, la crueldad y demás.

De pronto, uno de los congregantes se puso de pie y golpeó el piso con su pie. “¡No! Gritó. “¡No!”

Todos lo miraron. Uno o dos trataron de calmarlo. “¡No!” los miró y gritó.

“¿Qué? ¡¿Yo debo pedir perdón a Di-s por los pecados que realicé con mis manos y mis ojos?!

“¡Estos ojos vieron cómo fueron asesinados mis hijos! ¡Estas manos no tuvieron tiempo para pecar, debían trabajar para los malvados alemanes día y noche!”

“¿ Qué? ¿Fui descarado?. ¡No pude levantar mi cabeza por tres años! ¡¿Fui cruel?! ¡Di hasta el último pedazo de mi pan a gente que no conocía!

“¡No!. ¡No! Si alguien tiene que pedir perdón, es Di-s. ¡Di-s debe pedirnos perdón! Él dio a los Nazis ojos para ver y manos para torturar, descaro y crueldad para violar y matar. ¡Así que dejemos que Él nos pida perdón!”

La habitación quedó en silencio nuevamente, y todos los ojos llenos de lágrimas se dirigieron al Rebe de Kloisembug. ¿Qué dirá él?

Después de unos segundos de profundo silencio, el Rebe aclaró su voz y dijo:

“Tú… tienes… razón”

En ese instante todos estallaron en un incontrolable llanto. Hombres caían sobre sus rodillas, y otros ponían sus rostros entre sus manos y lloraban más y más.

Luego que el sollozo se aplacó, y reinó nuevamente la tranquilidad, el Rebe continuó con sus palabras.

“Pero quiero contarles por qué pediré perdón a Di-s hoy: En nuestro campo, los guardias acostumbraban a divertirse cada mañana con un juego sádico. Nos formaban en fila y elegían a cinco de nosotros. Estas desafortunadas almas eran forzadas a cargar una pesada cantidad de ladrillos y saltar a un empinado escalón frente a todos. Si un ladrillo caía, agregaban dos en su lugar, y si el prisionero mismo caía, era torturado lentamente hasta morir, ante nuestros ojos. Es verdad que el resto del día no era mejor. El frío era insoportable, nuestras ropas estaban infectadas de pulgas y apenas si recibíamos algún alimento. Todos estaban enfermos, y la gente moría cual moscas. Pero lo más humillante y terrible era la formación de la mañana.

Llegué al punto de que mi rezo en las noches, antes de dormir, era: ‘ Di-s Misericordioso, hazme morir mientras duermo. Por favor, que no despierte mañana en la mañana’

Y es por eso que deseo pedir perdón. Éste es el pecado que confieso este Iom Kipur. Nunca pensé que si rezaba, si ya iba a solicitarle algo a Di-s, debía pedirle que me redima. Olvidé que podía existir algo semejante a ser liberado…”

Después de unos minutos, la Plegaria continuó.

Por Rabí Tuvia Bolton, Ieshivá Or Hatmimim, Kfar Jabad, Israel.

Adentro de Ioná, adentro del pez

En Iom Kipur por la tarde, leemos el Libro de Jonás, conocido popularmente como “Maftir Ioná”, el cual se ha convertido en un codiciado honor en la Sinagoga.

Esta dramática aventura en alta mar contiene en su interior una muy conmovedora e inspiradora historia de arrepentimiento y reflexión.

La historia en breve:

Di-s convoca a Ioná para que llamara a los residentes malvados de Ninvé para que se arrepientan, pero Ioná intenta escapar, subiéndose a un barco con destino a otro lugar.

Una fuerte tormenta esta a punto de romper el barco, y los marineros comenzaron a gritar: “Cada uno que le ore a su Di-s”. Pero Ioná estaba profundamente dormido.

El capitán del barco se acerca a Ioná: “¿Cómo puedes estar durmiendo? ¡Levántate! Ora a tu Di-s para que nos salve”, mientras los pasajeros le preguntaban cuál era su ocupación y de dónde provenía.

Ioná pidió que lo tiraran del barco, y la tormenta cesó. Un gran pez se lo tragó, y Ioná desde las profundidades acuáticas.

“Lloré a Di-s, y Él me escuchó. Desde lo profundo del abismo lloré…Me echaste a lo profundo, al corazón de los mares, Tus olas pasaron sobre mí. Descendí al fondo de las montañas, las barras de la tierra se acercaban a mí, y sin embargo me levantaste del fondo del pozo, Oh Eterno…”

Di-s le ordenó al pez que escupiera a Ioná a la tierra firme, fue a Ninvé hizo que su gente se arrepintiera.

Pero Ioná se sintió frustrado al ver que su amenaza inicial de muerte y destrucción no se había materializado y Ninvé se salvó. Ioná pidió morir, “porque la muerte es mejor que la vida”.

Di-s corrige la negatividad de Ioná. Como Ioná descansaba cerca de Ninvé, una vida frondosa se levantó para darle sombra y comodidad, pero la vida se marchitó por la mañana. Ioná estaba entristecido por la pérdida, y Di-s respondió: “Tienes lástima de una planta por la cual no trabajaste, que vivió una noche y pereció. ¿Acaso no tendré misericordia y compasión de todos los habitantes de Ninvé?”.

En un nivel más profundo

Divinamente profunda, la Torá multifacética de Di-s se puede apreciar en diferentes dimensiones y niveles. Además de su interpretación literal, las historias de la Torá contienen interpretaciones alegóricas con amplias aplicaciones espirituales y psicológicas. Además de resaltar una persona en particular en un momento y lugar determinado, la Torá se dirige directamente a todos nosotros, donde quiera que nos encontremos. De hecho, la historia de Ioná hace referencia a “todo el ciclo vital de los seres humanos en este mundo” (Zohar Vayakhel p. 199).

El viaje del alma

El nombre “Ioná”, significa literalmente, paloma. A lo largo del libro del Cantar de los Cantares, la fiel amante “esposa” se compara con una paloma, porque la paloma es siempre fiel y leal a su compañero. Del mismo modo, la esencia de nuestra alma permanece fiel a Di-s, negándose a dejarse llevar por el placer material y la tentación.

Por: Rabi Yosef Y. Jacobson

La costumbre de Kaparot

Algunos tienen la costumbre de realizar el rito de kaparot[expiación simbólica] en el día anterior a Iom Kipur; si no es posible hacerlo, entonces el rito se realiza antes. El rito consiste en tomar un pollo en una mano y recitar cierto texto. ¿Cómo se hace? Un hombre toma un gallo; una mujer toma una gallina; una mujer embarazada toma dos aves de corral – una gallina y un gallo. 

De manera óptima, el ave debe ser blanca para simbolizar la purificación del pecado, como indica el verso (Ieshaiahu 1:8): Y si tus pecados fuesen escarlata, pasarán a ser blancos como la nieve. Uno, sin embargo, no debe hacer un esfuerzo excesivo para encontrar un ave blanca. Si no hay un gallo o una gallina, se pueden usar otras aves o animales; hasta un pescado se puede usar para el rito. 

Sin embargo, uno no debe usar palomas, ya que las palomas fueron traídas como ofrendas de sacrificio en el Templo, y esto puede dar lugar a la impresión errónea de que los kaparot son una forma de sacrificio.

  •  El ave [u otro animal] que se use para kaparot es tomado en la mano derecha y se recita el texto correspondiente del libro de plegarias. Luego se agita el pájaro sobre la cabeza tres veces y se recita el texto correspondiente. La palabra kaparot [como kipur] significa “expiación” y usa para hacer referencia a los pollos mismos, pero no debe pensar que los kaparot mismos sirven como fuente de expiación. En vez de eso, sirven como medios para recordar a una persona que podría bien merecer la muerte debido a sus pecados y motivarlo a arrepentirse y pedirle piedad a Di-s.
  •  El ave es luego sacrificada de acuerdo con el procedimiento halájico, y las vísceras son desechadas en un lugar donde los pájaros las puedan encontrar. El simbolismo de esta acción es servir de advertencia al hombre. Se dice que los gallos logran su sostén “robando”, por lo que sus vísceras son los órganos que reciben su botín. Por lo tanto, mostramos nuestro desdén por el robo descartando estos órganos.
  •  Otra explicación de esta práctica es que damos las vísceras como alimentación a los pájaros que pasen, no estando obligados a alimentarlos, como un medio para demostrar nuestra piedad por todas las cosas vivas. Al igual que la piedad de D-os “es para todas Sus obras” (Tehilim 145:9), así una persona debe ser misericordiosa con todas las criaturas vivientes, especialmente durante estos días cuando buscamos la piedad Divina para nosotros mismos. Nuestras acciones son así el cumplimiento del dictado de los Sabios: Aquel que es misericordioso es tratado con misericordia.
  •  Otra explicación más es que si hubiese dictado un decreto duro contra los judíos, indicando, Di-s no lo quiera, que la carne de nuestro pueblo sirva de alimento a pájaros y animales, simbólicamente expresa nuestra esperanza de que tal decreto sea cumplido por medio de las aves de corral que usamos para kaparot, rogando que en cambio a nosotros se nos dé vidas largas y pacíficas.
  • Se acostumbra redimir los kaparot por dinero, que es luego dado a los pobres; algunos dan las aves de corral mismas a los pobres. Otros realizan todo el rito únicamente con dinero, recitando los versos establecidos y dando dinero para caridad.

El hombre, objetivo de la creación

“Este día es el comienzo de Tu obra”…(de la plegaria de Rosh Hashaná).

Fijamos a Rosh Hashaná, el principio del año, en el primero del mes de Tishrei, que es el sexto día del Génesis, día de la creación del hombre. A la luz de esto debemos entender: ¡¿Por qué la terminología utilizada en la plegaria es “Este día es el comienzo de Tu obra”, cuando Rosh Hashaná no es “el comienzo de Tu obra”, sino como se dijo, el sexto día de la Creación?!

La explicación brindada al respecto es la siguiente: siendo que el hombre es el objetivo y la intención final de toda la Creación, y cuando es creado el hombre llegó la misma a su culminación y perfección, por ello este día es llamado “el comienzo de Tu obra”, ya que antes que fuera creado Adam es como que no existiera creación alguna.

CANTIDAD Y CALIDAD

Pero esta explicación requiere ser aclarada: ¿cómo puede plantearse que hasta que fuera creado el hombre es como si no existiera nada, cuando en realidad ya había un gran mundo, del cual el hombre sería tan sólo una minúscula partícula?!. ¿No es acaso esta Creación el motivo de nuestra alabanza al Altísimo en los términos de “¡Cuán  múltiples son Tus obras, Oh Di-s!”. El hombre ocupa de ellas un espacio de lo más diminuto, ya que hay mucho menos seres humanos que animales, menos aún que plantas, y ni que hablar de minerales (materia silenciosa)?.

Nos enseña aquí Rosh Hashaná un principio esencial: lo importante no es la cantidad sino la calidad. En lo que hace a cantidad- es verdad que la materia inanimada ocupa el lugar más predominante. Le sigue el reino vegetal, luego el animal, mientras que el hombre representa una minoría insignificante; pero en términos de calidad, no hay comparación alguna entre el mineral, el vegetal y el animal con el hombre, ya que el hombre se encuentra en un nivel cuantitativo infinitamente superior.

INTELECTO VERDADERO

En el mineral- no hay espíritu de vida alguna. En el vegetal hay vitalidad para el crecimiento, pero no hay alma viviente. Encima de ello se encuentra el grupo animal, que ya posee un alma viviente, pero carece de razón. Es verdad que también los animales poseen inteligencia, pero su inteligencia no tiene capacidad de funcionar independientemente, es sólo un instrumento para servir a sus necesidades materiales y nada más. A diferencia de ello, el hombre posee un intelecto independiente, donde la razón y la sabiduría son un fin en sí mismo (más allá de permitir lograr suplir las necesidades físicas del individuo).

Más aún, la perfección del intelecto humano tiene lugar cuando el hombre hace uso de él no sólo para lograr sus necesidades materiales, sino para elevarse hacia los niveles espirituales, en los temas de la razón y la espiritualidad, hasta que el propio intelecto logra la anulación propia frente al Altísimo, quien es superior a la razón lógica. Y en ello radica la singularidad y la virtud esencial del hombre.

LA ESPIRITUALIDAD ES LO PRINCIPAL

Es éste justamente el mensaje de Rosh Hashaná. Cuando el hombre observa en su derredor, descubre que la mayor parte de su tiempo y esfuerzo está dirigida a cubrir sus necesidades materiales. A su vez, observa que el número de hombres espirituales es inferior, numéricamente, en comparación a quienes están inmersos en el materialismo. Esto puede llegar a despertar la duda, que puede que el materialismo sea lo principal en la vida.

Rosh Hashaná nos enseña que lo correcto es precisamente todo lo opuesto. Es verdad que en términos cuantitativos la materia ocupa muchísimo más lugar que el espíritu, pero lo principal es el espíritu. Por ello, a pesar de que en los seis días del Génesis fue creado un mundo grande y poderoso, sin embargo es considerado nulo y nada absoluta hasta el momento de la Creación del hombre. Recién a partir de la creación de Adam, el mundo alcanzó el punto para ser considerado “el comienzo de Tu obra”, cuando el hombre coronó a Hashem sobre la Creación toda, y reveló en ella su fuente Divina.

(Likutei Sijot tomo 9, Pág. 953. Igrot Melej tomo 1 Pág. 65)

El cerebro de 48 horas

Hoy en día la neurología es lo que antes considerábamos ciencia ficción. Se han dibujado mapas de todas las áreas del cerebro, prácticamente todo fue estudiado e investigado. Con la ayuda de un neurotransmisor podemos escuchar una canción olvidada hace más de 30 años, manipulando una raíz nerviosa podemos perder el deseo de comer papas fritas y perder de esta forma 8 kilos en un mes. Bueno, no para tanto, pero ya casi lo logramos.

El año, un cuerpo de 365 miembros y nervios, también tiene un cerebro, las 48 horas de Rosh Hashana. Esa es la traducción literal de Rosh Hashana: “Cabeza del año”. En Rosh Hashana coronamos a Di-s como nuestro Rey y Di-s renueva su deseo de crear un mundo físico. Canales de vitalidad y energía conectan las 48 horas de Rosh Hashana con los cientos de días, miles de horas y millones de segundos a los largo del año, de la misma forma que el cerebro se conecta con el cuerpo.

Es por eso que los días de Rosh Hashana son tan especiales: el impacto de cada acción se reproduce miles de veces. Si somos bondadosos en Rosh Hashana, seremos más bondadosos a lo largo del año. Si medimos nuestras palabras en estos dos días, nuestro hablar será más refinado durante el año. Si nos concentramos en alguna debilidad y hacemos un esfuerzo mayor, nos daremos cuenta que nuestra resolución es más efectiva que si la haríamos en otro momento.

Si puedes acceder a tu cerebro, puedes hacer prácticamente todo. Puedes despertar recuerdos olvidados, restaurar viejos talentos, aliviar miedos, magnificar alegrías, destruir prejuicios, estimular tus intereses y cambiar tu motivación. Básicamente puedes reprogramar tu vida, aunque sea por un año.

Por: Yanki Tauber

Jana y Rosh Hashaná

Jana fue una de las siete mujeres a las que Di-s les dio el poder de la profecía, así que en total tenemos siete mujeres profetisas, y cuarenta y ocho profetas, cuyas profecías son mencionadas en el Tanaj.

La historia, como la leemos en Rosh Hashaná a partir del primer capítulo del libro de Shmuel 1, se inicia presentándonos a Elcana, el marido de Jana. Fue un Levita (perteneciente a la tribu de Leví) y vivía en Ramataim Zofim del monte de Efraim. Elcana era un hombre de noble carácter y gran piedad. Vio con dolor como muchos de sus hermanos judíos se alejaban lentamente de Di-s, y decidió generar un vívido interés en el centro espiritual de Shiló, donde Eli el Alto Sacerdote era el juez de Israel en esos días.

Como está establecido en la Torá, Elcana realizaba un peregrinaje a Shiloh durante cada una de las Tres Temporadas de Festival. Junto con él, su familia pasaba la festividad en una atmósfera religiosa en la ciudad santa del Santuario. Cuando la gente veía la caravana de Elcana de camino a Shiló un espíritu festivo y de felicidad, muchos se les unían . Un vínculo más estrecho se desarrolló así entre el pueblo judío y su centro espiritual en Shiloh, gracias a la influencia de Elcana.

Jana era una de las dos esposas de Elcana y no tenía hijos. Silenciosamente sufrió muchas humillaciones a las manos de las más afortunada Penina, quien tenía hijos. En uno de los peregrinajes anuales a Shiló, Jana se levantó en el Santuario y le abrió su corazón a Di-s. Le rezó que la bendijera  con un hijo, e hizo votos de que lo consagraría toda la vida de su hijo a Di-s. Rezó en silencio, balanceándose ligeramente. Eli la vio y creyó que estaba borracha. Él la reprendió por entrar al Santuario en un estado de ebriedad. Pero Jana respondió con dignidad, “No, señor mío, yo soy una mujer de espíritu doloroso; no he bebido ni vino ni bebida fuerte, sino que he derramado mi alma delante de Di-s.”

Eli se dio cuenta de la profunda piedad y el dolor que habían movido a esta mujer y le dijo, “Ve en paz, y el Di-s de Israel te otorgue la petición que le has hecho.” Jana se lo agradeció graciosamente y se fue con felicidad en su corazón, con la seguridad de que su plegaria había sido aceptada.

Corrido el tiempo, le nació un hijo al que llamó Shmuel, lo que significaba como ella dijo: “Se lo pedí (prestado) a Di-s.” La alegría de Jana no tenía límites. Los primeros años los mantuvo en la casa. Luego, fiel a su promesa, lo llevó a Shiló con una ofrenda de gratitud a Di-s. Llevando el niño a Eli, el Alto Sacerdote, Jana dijo, “Mi señor, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a tí, orándole a Di-s. Por este niño oraba, y Di-s me dio lo que le pedí.” Le contó a Eli sobre su voto, y dejó su amado hijo al cuidado de Eli, para que lo criase en una atmósfera totalmente sagrada en el Santuario.

Uno podría pensar que Jana tendría el corazón partido de separarse de su hijo, por el que había rezado por tantos años. Pero Jana estaba llena de gozo al rezarle a Di-s y dijo, “Mi corazón se regocija en Di-s.” Estas fueron las primeras palabras de la famosa profecía de Jana, que forma un maravilloso himno: “No hay santo como Di-s, porque no hay ninguno fuera de Ti; y no hay refugio como nuestro Di-s.

“No habléis más con tanto orgullo, ni dejéis que salga arrogancia de vuestra boca, porque Di-s es un Di-s que sabe todo; y Él conoce todas las acciones. Di-s mata y da vida, hace descender a la tumba y hace subir. Di-s empobrece y enriquece; abate y ensalza. Levanta del polvo al pobre, y al menesteroso ensalza del estiércol, para asentarlo entre los príncipes, y hace que hereden el asiento de la gloria …”

Al leer las inspiradoras palabras de la profetisa, podemos ver de inmediato lo apropiadas que son para el Día de Juicio, Rosh Hashaná, cuando Di-s decide la suerte de cada persona: quiénes vivirán, quiénes serán ricos, quiénes serán honrados o no.

Nuestros Sabios nos cuentan que la profetisa Jana nos ha enseñado varias cosas importantes. Uno de ellos es la importancia de recitar plegarias en un murmullo. Como saben, tenemos el Shemone Esre ”silencioso”, el cual es luego repetido en voz alta por el Jazan (si el servicio es celebrado en la sinagoga). El Shemone Esre ”silencioso”, que decimos en un murmullo, con nuestros labios moviéndose pero con nuestra voz apenas audible, de la manera que rezaba Jana, es la parte más importante de nuestra plegaria. Cuando el corazón está lleno y abrumado en la presencia del Todopoderoso, entonces la plegaria es mejor expresada en un murmullo.

Jana también introdujo el nombre santo de Di-s, como el “Di-s de Anfitriones”, es decir, el Señor de todo el universo, los anfitriones de cielo y tierra. Es muy apropiado en Rosh Hashaná, cuando proclamamos el reino de Di-s sobre todo el mundo.

El primer verso de la plegaria de Jana contiene la profecía de que su hijo Samuel sería un profeta en Israel; que en sus días el pueblo de Israel sería salvado de los filisteos; que haría muchos milagros y maravillas; y que su nieto Heyman con sus catorce hijos cantaría y diría Salmos en el Beit Hamikdash, junto con otros Levitas.

En el segundo verso, Jana predice la derrota de Sanjerib en las puertas de Jerusalén. Luego profetiza sobre Nabucodonosor y otros enemigos de Israel quienes pagarían por su malignidad; entre ellos, los Macedonios (griegos) quienes serían derrotados por los Macabeos; el malvado Amán y sus hijos y su derrota a manos de Mordejai y Esther.”

¿Por qué no se toca el Shofar en Shabat?

Tocar el Shofar en Rosh HaShaná es un precepto bíblico, sin importar en qué día de la semana caiga la festividad, pero la Mishná nos dice que no tocamos el Shofar cuando cae en Shabat: Si es en Shabat, el Shofar suena en el Templo Sagrado, pero no en todo Israel.

El Talmud explica:

Raba dijo: Todos tienen la obligación de tocar el Shofar, pero no todos son expertos en tocarlo. Existe el peligro de que uno tome el Shofar y acuda a un experto para aprender [cómo tocarlo correctamente], y lo llevará cuatro codos en el dominio público [un acto que está prohibido en Shabat].

Los Sabios pueden “anular” un precepto de la Torá (si su instrucción implica la abstención de la acción, no una violación proactiva de un mandato bíblico).
Nuestra obligación de seguir las directivas está implícita en el versículo, “Y deberás haz conforme a la palabra que te digan, desde el lugar que Di‐s escoja, y cuidarás de hacer conforme a todo lo que te instruyan.”

En Jasidut se explica que es inconcebible que los Sabios priven a todo Israel de los beneficios que otorga una de las más grandes Mitzvot por culpa de unas pocas almas ignorantes que de otro modo podrían errar.
Debemos concluir que los Sabios entendieron que en Shabat es innecesario tocar el Shofar, porque lo que logramos haciendo sonar el Shofar, por sí solo, se logra en Shabat.

El logro del Shofar es renovar el placer de Di‐s en Sus obras, en este mundo, para que haya un deseo de continuar infundiendo Sus obras con la fuerza vital necesaria para su existencia continua.
Si Él se deleita en nosotros, tiene razón para continuar creándonos, para continuar Su relación con nosotros.

El tema principal de Shabat es el placer, el deleite y el deseo. “Llama al Shabat una delicia”, nos ordena el profeta, lo cual logramos al participar de comidas suntuosas.
Y lo que Di‐s nos instruye que hagamos, Él también lo hace.

En Shabat el deleite y el deseo de continuar con nuestro mundo y con nuestra relación ya está allí, no hay necesidad de tocar el Shofar para renovarlo. (Sin embargo, el nivel de placer Divino evocado al tocar el Shofar en el Templo Sagrado, el lugar donde se manifestó la esencia de Di‐s, es mayor que el placer activado naturalmente en Shabat. Como tal, el Shofar suena en el Templo incluso cuando Rosh HaShaná cae en Shabat.)
Pronto, esperamos merecer escuchar el “gran Shofar” que se tocará el día de la Redención.

Leicaj (torta de miel)

¡Que este Rosh Hashaná no falte un rico Leicaj de miel!

Ingredientes:

-2 huevos

-¾ vaso de miel

-1 vaso de azúcar

-1 vaso de aceite

-1 cucharadita de canela

-1 cucharadita de bicarbonato de sodio

-1 cucharada de polvo de hornear 

– 2 ½ vasos de harina 

– 1 vaso de cafe (hecho con 2 cucharitas de cafe)

Procedimiento:

Precalentar el horno a fuego medio bajo. 

Mezclar todos los ingredientes hasta que se forme una preparación homogénea y sin grumos. 

Colocar en budineras previamente aceitadas y cocinar 20 minutos aproximadamente hasta que salga el escarbadiente limpio.

Entre Rosh Hashaná y Iom Kipur

Los siete días entre Rosh HaShaná y lom Kipur se denominan “Días de Arrepentimiento”, o “Diez Días de Arrepentimiento” [aseret ieméi teshuvá, contando los dos días de Rosh HaShaná y el día de Iom Kipur, también días de arrepentimiento]. También se denominan béin kése leasór—”entre la ocultación [de la luna en Rosh HaShaná] y el décimo [Iom Kipur]”—. Estos nombres sirven para recordarle al hombre la esencia de este período: que en él está suspendido entre los dos días de juicio de Rosh HaShaná, cuando se inscribe su veredicto, y Iom Kipur, el día en que éste es sellado. La persona que toma conciencia de la importancia de ello no apartará sus pensamientos del temor al juicio y el deber del arrepentimiento.

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7 Personas que dejaron su huella en Rosh Hashaná

Adám

Rosh HaShaná coincide con el sexto día de la Creación, cuando Di‐s creó a Adám. Hashem eligió el cumpleaños del primer ser humano como el día que marca el Año Nuevo judío.
¿Por qué celebramos Rosh HaShaná en el aniversario de la humanidad? Porque los descendientes de Adám, jugamos un papel integral en la Creación. Di‐s creó un mundo incompleto.
Depende de nosotros usar el próximo año para llenar ese vacío, infundiendo al mundo Divinidad y santidad.

Sara

Nuestra matriarca Sara fue estéril, hasta que milagrosamente dio a luz a Isaac a la edad de 90 años. Nuestros Sabios dicen que fue en Rosh HaShaná que Di‐s “recordó” a Sara, lo que resultó en la concepción de Itzjak.
La lectura de la Torá del primer día de Rosh HaShaná relata la historia del nacimiento y los años de formación de Itzjak.

Itzjak

La lectura de la Torá del segundo día de Rosh HaShaná presenta a Itzjak. Relata la historia de la atadura, en cuyo mérito oramos para que Di‐s nos juzgue favorablemente y nos conceda un año de bendiciones.
Un detalle de esta historia es el carnero cuyos cuernos estaban enredados en un matorral, recordado por el Shofar, hecho con un cuerno de carnero.

Rajel

Rajel vio cómo su hermana Lea le daba a Iaakov un hijo tras otro, mientras era estéril. Finalmente, en Rosh HaShaná, Rajel fue recordada, y resultó embarazada con Iosef.

Jana

Jana, madre del profeta Shmuel, es parte del trío de mujeres estériles que fueron recordadas en lo alto en Rosh HaShaná.
En conmemoración, leemos la historia de Jana en la Haftará del primer día de Rosh HaShaná.
Este relato subraya el poder de la plegaria.

Guedalia

Después de que se destruyó el primer Templo Sagrado en Jerusalém, se nombró al justo Guedalia como gobernador de los judíos restantes.
Bajo su liderazgo, el pequeño grupo comenzó a recuperar cierta sensación de paz y seguridad. Pero, en Rosh HaShaná, Guedalia fue asesinado por un judío celoso y traidor llamado Ishmael.
Así, las últimas chispas de vida judía en la Tierra de Israel se extinguieron.
Para conmemorar este triste hito en nuestra historia, el día siguiente a Rosh HaShaná es día de ayuno, Tzom Guedalia.

¡Tú!

Rosh HaShaná es un día de Plegaria, para pedirle al Todopoderoso que nos conceda un año de paz, prosperidad y bendición. También es un día alegre, pues proclamamos a Di‐s Rey del Universo. Los cabalistas enseñan que la existencia continua del universo depende del deseo de Di‐s por un mundo, un deseo que se renueva cuando aceptamos Su reinado cada Rosh Hashaná.

Esto es algo que depende de todos, al escuchar los toques del Shofar y decidir servir a Di‐s durante el próximo año lo mejor que podamos. El verdadero héroe de Rosh Hashaná eres tú.