El cerebro de 48 horas

Hoy en día la neurología es lo que antes considerábamos ciencia ficción. Se han dibujado mapas de todas las áreas del cerebro, prácticamente todo fue estudiado e investigado. Con la ayuda de un neurotransmisor podemos escuchar una canción olvidada hace más de 30 años, manipulando una raíz nerviosa podemos perder el deseo de comer papas fritas y perder de esta forma 8 kilos en un mes. Bueno, no para tanto, pero ya casi lo logramos.

El año, un cuerpo de 365 miembros y nervios, también tiene un cerebro, las 48 horas de Rosh Hashana. Esa es la traducción literal de Rosh Hashana: “Cabeza del año”. En Rosh Hashana coronamos a Di-s como nuestro Rey y Di-s renueva su deseo de crear un mundo físico. Canales de vitalidad y energía conectan las 48 horas de Rosh Hashana con los cientos de días, miles de horas y millones de segundos a los largo del año, de la misma forma que el cerebro se conecta con el cuerpo.

Es por eso que los días de Rosh Hashana son tan especiales: el impacto de cada acción se reproduce miles de veces. Si somos bondadosos en Rosh Hashana, seremos más bondadosos a lo largo del año. Si medimos nuestras palabras en estos dos días, nuestro hablar será más refinado durante el año. Si nos concentramos en alguna debilidad y hacemos un esfuerzo mayor, nos daremos cuenta que nuestra resolución es más efectiva que si la haríamos en otro momento.

Si puedes acceder a tu cerebro, puedes hacer prácticamente todo. Puedes despertar recuerdos olvidados, restaurar viejos talentos, aliviar miedos, magnificar alegrías, destruir prejuicios, estimular tus intereses y cambiar tu motivación. Básicamente puedes reprogramar tu vida, aunque sea por un año.

Por: Yanki Tauber

Jana y Rosh Hashaná

Jana fue una de las siete mujeres a las que Di-s les dio el poder de la profecía, así que en total tenemos siete mujeres profetisas, y cuarenta y ocho profetas, cuyas profecías son mencionadas en el Tanaj.

La historia, como la leemos en Rosh Hashaná a partir del primer capítulo del libro de Shmuel 1, se inicia presentándonos a Elcana, el marido de Jana. Fue un Levita (perteneciente a la tribu de Leví) y vivía en Ramataim Zofim del monte de Efraim. Elcana era un hombre de noble carácter y gran piedad. Vio con dolor como muchos de sus hermanos judíos se alejaban lentamente de Di-s, y decidió generar un vívido interés en el centro espiritual de Shiló, donde Eli el Alto Sacerdote era el juez de Israel en esos días.

Como está establecido en la Torá, Elcana realizaba un peregrinaje a Shiloh durante cada una de las Tres Temporadas de Festival. Junto con él, su familia pasaba la festividad en una atmósfera religiosa en la ciudad santa del Santuario. Cuando la gente veía la caravana de Elcana de camino a Shiló un espíritu festivo y de felicidad, muchos se les unían . Un vínculo más estrecho se desarrolló así entre el pueblo judío y su centro espiritual en Shiloh, gracias a la influencia de Elcana.

Jana era una de las dos esposas de Elcana y no tenía hijos. Silenciosamente sufrió muchas humillaciones a las manos de las más afortunada Penina, quien tenía hijos. En uno de los peregrinajes anuales a Shiló, Jana se levantó en el Santuario y le abrió su corazón a Di-s. Le rezó que la bendijera  con un hijo, e hizo votos de que lo consagraría toda la vida de su hijo a Di-s. Rezó en silencio, balanceándose ligeramente. Eli la vio y creyó que estaba borracha. Él la reprendió por entrar al Santuario en un estado de ebriedad. Pero Jana respondió con dignidad, “No, señor mío, yo soy una mujer de espíritu doloroso; no he bebido ni vino ni bebida fuerte, sino que he derramado mi alma delante de Di-s.”

Eli se dio cuenta de la profunda piedad y el dolor que habían movido a esta mujer y le dijo, “Ve en paz, y el Di-s de Israel te otorgue la petición que le has hecho.” Jana se lo agradeció graciosamente y se fue con felicidad en su corazón, con la seguridad de que su plegaria había sido aceptada.

Corrido el tiempo, le nació un hijo al que llamó Shmuel, lo que significaba como ella dijo: “Se lo pedí (prestado) a Di-s.” La alegría de Jana no tenía límites. Los primeros años los mantuvo en la casa. Luego, fiel a su promesa, lo llevó a Shiló con una ofrenda de gratitud a Di-s. Llevando el niño a Eli, el Alto Sacerdote, Jana dijo, “Mi señor, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a tí, orándole a Di-s. Por este niño oraba, y Di-s me dio lo que le pedí.” Le contó a Eli sobre su voto, y dejó su amado hijo al cuidado de Eli, para que lo criase en una atmósfera totalmente sagrada en el Santuario.

Uno podría pensar que Jana tendría el corazón partido de separarse de su hijo, por el que había rezado por tantos años. Pero Jana estaba llena de gozo al rezarle a Di-s y dijo, “Mi corazón se regocija en Di-s.” Estas fueron las primeras palabras de la famosa profecía de Jana, que forma un maravilloso himno: “No hay santo como Di-s, porque no hay ninguno fuera de Ti; y no hay refugio como nuestro Di-s.

“No habléis más con tanto orgullo, ni dejéis que salga arrogancia de vuestra boca, porque Di-s es un Di-s que sabe todo; y Él conoce todas las acciones. Di-s mata y da vida, hace descender a la tumba y hace subir. Di-s empobrece y enriquece; abate y ensalza. Levanta del polvo al pobre, y al menesteroso ensalza del estiércol, para asentarlo entre los príncipes, y hace que hereden el asiento de la gloria …”

Al leer las inspiradoras palabras de la profetisa, podemos ver de inmediato lo apropiadas que son para el Día de Juicio, Rosh Hashaná, cuando Di-s decide la suerte de cada persona: quiénes vivirán, quiénes serán ricos, quiénes serán honrados o no.

Nuestros Sabios nos cuentan que la profetisa Jana nos ha enseñado varias cosas importantes. Uno de ellos es la importancia de recitar plegarias en un murmullo. Como saben, tenemos el Shemone Esre ”silencioso”, el cual es luego repetido en voz alta por el Jazan (si el servicio es celebrado en la sinagoga). El Shemone Esre ”silencioso”, que decimos en un murmullo, con nuestros labios moviéndose pero con nuestra voz apenas audible, de la manera que rezaba Jana, es la parte más importante de nuestra plegaria. Cuando el corazón está lleno y abrumado en la presencia del Todopoderoso, entonces la plegaria es mejor expresada en un murmullo.

Jana también introdujo el nombre santo de Di-s, como el “Di-s de Anfitriones”, es decir, el Señor de todo el universo, los anfitriones de cielo y tierra. Es muy apropiado en Rosh Hashaná, cuando proclamamos el reino de Di-s sobre todo el mundo.

El primer verso de la plegaria de Jana contiene la profecía de que su hijo Samuel sería un profeta en Israel; que en sus días el pueblo de Israel sería salvado de los filisteos; que haría muchos milagros y maravillas; y que su nieto Heyman con sus catorce hijos cantaría y diría Salmos en el Beit Hamikdash, junto con otros Levitas.

En el segundo verso, Jana predice la derrota de Sanjerib en las puertas de Jerusalén. Luego profetiza sobre Nabucodonosor y otros enemigos de Israel quienes pagarían por su malignidad; entre ellos, los Macedonios (griegos) quienes serían derrotados por los Macabeos; el malvado Amán y sus hijos y su derrota a manos de Mordejai y Esther.”

¿Por qué no se toca el Shofar en Shabat?

Tocar el Shofar en Rosh HaShaná es un precepto bíblico, sin importar en qué día de la semana caiga la festividad, pero la Mishná nos dice que no tocamos el Shofar cuando cae en Shabat: Si es en Shabat, el Shofar suena en el Templo Sagrado, pero no en todo Israel.

El Talmud explica:

Raba dijo: Todos tienen la obligación de tocar el Shofar, pero no todos son expertos en tocarlo. Existe el peligro de que uno tome el Shofar y acuda a un experto para aprender [cómo tocarlo correctamente], y lo llevará cuatro codos en el dominio público [un acto que está prohibido en Shabat].

Los Sabios pueden “anular” un precepto de la Torá (si su instrucción implica la abstención de la acción, no una violación proactiva de un mandato bíblico).
Nuestra obligación de seguir las directivas está implícita en el versículo, “Y deberás haz conforme a la palabra que te digan, desde el lugar que Di‐s escoja, y cuidarás de hacer conforme a todo lo que te instruyan.”

En Jasidut se explica que es inconcebible que los Sabios priven a todo Israel de los beneficios que otorga una de las más grandes Mitzvot por culpa de unas pocas almas ignorantes que de otro modo podrían errar.
Debemos concluir que los Sabios entendieron que en Shabat es innecesario tocar el Shofar, porque lo que logramos haciendo sonar el Shofar, por sí solo, se logra en Shabat.

El logro del Shofar es renovar el placer de Di‐s en Sus obras, en este mundo, para que haya un deseo de continuar infundiendo Sus obras con la fuerza vital necesaria para su existencia continua.
Si Él se deleita en nosotros, tiene razón para continuar creándonos, para continuar Su relación con nosotros.

El tema principal de Shabat es el placer, el deleite y el deseo. “Llama al Shabat una delicia”, nos ordena el profeta, lo cual logramos al participar de comidas suntuosas.
Y lo que Di‐s nos instruye que hagamos, Él también lo hace.

En Shabat el deleite y el deseo de continuar con nuestro mundo y con nuestra relación ya está allí, no hay necesidad de tocar el Shofar para renovarlo. (Sin embargo, el nivel de placer Divino evocado al tocar el Shofar en el Templo Sagrado, el lugar donde se manifestó la esencia de Di‐s, es mayor que el placer activado naturalmente en Shabat. Como tal, el Shofar suena en el Templo incluso cuando Rosh HaShaná cae en Shabat.)
Pronto, esperamos merecer escuchar el “gran Shofar” que se tocará el día de la Redención.

Leicaj (torta de miel)

¡Que este Rosh Hashaná no falte un rico Leicaj de miel!

Ingredientes:

-2 huevos

-¾ vaso de miel

-1 vaso de azúcar

-1 vaso de aceite

-1 cucharadita de canela

-1 cucharadita de bicarbonato de sodio

-1 cucharada de polvo de hornear 

– 2 ½ vasos de harina 

– 1 vaso de cafe (hecho con 2 cucharitas de cafe)

Procedimiento:

Precalentar el horno a fuego medio bajo. 

Mezclar todos los ingredientes hasta que se forme una preparación homogénea y sin grumos. 

Colocar en budineras previamente aceitadas y cocinar 20 minutos aproximadamente hasta que salga el escarbadiente limpio.

Entre Rosh Hashaná y Iom Kipur

Los siete días entre Rosh HaShaná y lom Kipur se denominan “Días de Arrepentimiento”, o “Diez Días de Arrepentimiento” [aseret ieméi teshuvá, contando los dos días de Rosh HaShaná y el día de Iom Kipur, también días de arrepentimiento]. También se denominan béin kése leasór—”entre la ocultación [de la luna en Rosh HaShaná] y el décimo [Iom Kipur]”—. Estos nombres sirven para recordarle al hombre la esencia de este período: que en él está suspendido entre los dos días de juicio de Rosh HaShaná, cuando se inscribe su veredicto, y Iom Kipur, el día en que éste es sellado. La persona que toma conciencia de la importancia de ello no apartará sus pensamientos del temor al juicio y el deber del arrepentimiento.

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7 Personas que dejaron su huella en Rosh Hashaná

Adám

Rosh HaShaná coincide con el sexto día de la Creación, cuando Di‐s creó a Adám. Hashem eligió el cumpleaños del primer ser humano como el día que marca el Año Nuevo judío.
¿Por qué celebramos Rosh HaShaná en el aniversario de la humanidad? Porque los descendientes de Adám, jugamos un papel integral en la Creación. Di‐s creó un mundo incompleto.
Depende de nosotros usar el próximo año para llenar ese vacío, infundiendo al mundo Divinidad y santidad.

Sara

Nuestra matriarca Sara fue estéril, hasta que milagrosamente dio a luz a Isaac a la edad de 90 años. Nuestros Sabios dicen que fue en Rosh HaShaná que Di‐s “recordó” a Sara, lo que resultó en la concepción de Itzjak.
La lectura de la Torá del primer día de Rosh HaShaná relata la historia del nacimiento y los años de formación de Itzjak.

Itzjak

La lectura de la Torá del segundo día de Rosh HaShaná presenta a Itzjak. Relata la historia de la atadura, en cuyo mérito oramos para que Di‐s nos juzgue favorablemente y nos conceda un año de bendiciones.
Un detalle de esta historia es el carnero cuyos cuernos estaban enredados en un matorral, recordado por el Shofar, hecho con un cuerno de carnero.

Rajel

Rajel vio cómo su hermana Lea le daba a Iaakov un hijo tras otro, mientras era estéril. Finalmente, en Rosh HaShaná, Rajel fue recordada, y resultó embarazada con Iosef.

Jana

Jana, madre del profeta Shmuel, es parte del trío de mujeres estériles que fueron recordadas en lo alto en Rosh HaShaná.
En conmemoración, leemos la historia de Jana en la Haftará del primer día de Rosh HaShaná.
Este relato subraya el poder de la plegaria.

Guedalia

Después de que se destruyó el primer Templo Sagrado en Jerusalém, se nombró al justo Guedalia como gobernador de los judíos restantes.
Bajo su liderazgo, el pequeño grupo comenzó a recuperar cierta sensación de paz y seguridad. Pero, en Rosh HaShaná, Guedalia fue asesinado por un judío celoso y traidor llamado Ishmael.
Así, las últimas chispas de vida judía en la Tierra de Israel se extinguieron.
Para conmemorar este triste hito en nuestra historia, el día siguiente a Rosh HaShaná es día de ayuno, Tzom Guedalia.

¡Tú!

Rosh HaShaná es un día de Plegaria, para pedirle al Todopoderoso que nos conceda un año de paz, prosperidad y bendición. También es un día alegre, pues proclamamos a Di‐s Rey del Universo. Los cabalistas enseñan que la existencia continua del universo depende del deseo de Di‐s por un mundo, un deseo que se renueva cuando aceptamos Su reinado cada Rosh Hashaná.

Esto es algo que depende de todos, al escuchar los toques del Shofar y decidir servir a Di‐s durante el próximo año lo mejor que podamos. El verdadero héroe de Rosh Hashaná eres tú.

¿Para quién es la plegaria?

El otro día estaba conversando con un amigo- prominente editor de un periódico local- mientras tomábamos una taza de café y filosofábamos sobre temas sagrados como la vida después de la vida, el kadish que se recita por un ser amado, y la plegaria.

La conversación se puso animada y muy apasionada cuando mi amigo expresó su profunda frustración por su incapacidad de encontrar una escena digna y una forma significativa en la que pudiera expresarse a Di-s.

Había observado las diferentes “marcas” de Judaísmo y los diferentes estilos dentro de ellas, pero no había hallado aún “la pareja perfecta” -nada que se adaptara a sus necesidades espirituales.

Mi respuesta inmediata fue: “¿Sabes? Me siento triste por ti”. Y lo sentía de verdad. Porque cualquiera que haya tenido la oportunidad de rezar -pero rezar en serio- sabe que no hay nada como ello en el mundo. Las preocupaciones mundanas y cotidianas desaparecen; uno entra literalmente en un baño espiritual y sale de allí refrescado y vigorizado con una nueva energía para asumir al mundo, librado de la coerción física, mental, emocional, financiera, etc. que inhiben nuestra verdadera y total felicidad. Descompresión para el cuerpo y el alma.

Pero lo que mi amigo sentía era inhibición. Lo que realmente quería, explicó, era poder escoger las Plegarias, y construir sus propias oraciones, dándole forma a la experiencia de la Tefilá que sería lo más significativa para él. Como un pensamiento posterior le pregunté: “¿Cuál es tu Plegaria favorita?”

Me contestó que es Hineni HeAni Mimaas, la oración cantada por el jazán antes de Musaf en Rosh Hashana y Iom Kipur. (La fuente de esta Tefilá no se conoce concluyentemente, pero muchos la atribuyen al gran Tosafista, Rabi Iaakov ben Meir, conocido como “Rabeinu Tam”.)

En esta conmovedora Plegaria, el jazán pronuncia su falta de mérito para liderar a la congregación en la Tefilá de Musaf. Incluye muchas declaraciones poderosamente humildes que intentan humillar al líder ante la congregación, como: “Miren, soy pobre en hechos meritorios, tembloroso y aterrado, estoy parado frente a Aquel que está entronizado en las alabanzas de Israel… Acepta mi Plegaria como si fuera la Plegaria de un hombre entrado en años y con experiencia en orar, cuya conducta en su juventud fuera intachable, cuya barba está crecida, cuya voz es dulce y cuyo carácter es agradable para sus semejantes…” 

Señalé a mi amigo que su elección era muy irónica. “Tu frustración con la Tefilá es porque no sacas nada significativo de ella” dije “y tu Plegaria favorita es una en la que jazán implora a Di-s para que acepte su Tefilá pues él no es digno de liderarla; una Tefilá que dice esencialmente que la Plegaria no es acerca de ti. La libertad y alegría que ofrece la oración, reside precisamente en la humildad que evoca- en el darse cuenta que la Plegaria no se trata de que la persona que ora se sienta bien por ello, sino en entrar en unión con Di-s. Sólo entonces se alcanza, aunque inadvertidamente, la liberación y la esperanza que la Tefilá incorpora.”

Era una visión que no había apreciado hasta que tuvimos esta conversación aunque, como concepto, lo había estudiado en la Ieshivá. Mi amigo el editor “secular”, me enseñó una lección que nunca había podido entender en toda mi vida basada en la educación de acuerdo a la Torá: la Tefilá no se trata de mí y de lo bien que me siento; es sobre Di-s y mi conexión con Él. 

La conclusión de la Tefilá de Hineni es muy precisa: “Que sea Tu Voluntad Oh Di-s… que los ángeles traigan mi Plegaria ante el Trono de Tu Gloria y la extiendan ante Ti, en aras de Tu Glorioso, grande y reverencialmente temido Nombre …Bendito eres Tu, quién escucha la Plegaria.” 

No dice: “Que sea Tu Voluntad, Oh Di-s que salga de esta Tefilá sintiéndome realizado, pleno y aliviado”. Ése es un derivado de la experiencia exitosa de la Plegaria. No es un derecho, es un premio. 

Hay una historia jasídica famosa en la que un discípulo de un Rebe toma la imponente responsabilidad de tocar el Shofar en Rosh Hashaná. En todas las congregaciones, éste es un colosal honor y responsabilidad, pero en los círculos místicos es una tarea monumental que lleva meses de auto-preparación e intenso estudio de los significados místicos de cada sonido emitido por el Shofar.

El discípulo pasó varias semanas de intensa purificación y profundización de los textos cabalísticos. Tomó notas que pensó tener junto a él al tocar el Shofar.

El gran momento llegó y el jasid tembloroso metió la mano en su bolsillo para extraer sus notas, pero descubrió que el papel donde las había apuntado había desaparecido.

Su Rebe y la congregación entera estaban bajo su Talitot, esperando este momento abrumador cuando los humanos y Di-s se unen en el éxtasis espiritual al escuchar el sonido supra-humano del Shofar. No había tiempo para empezar a buscar el papel extraviado. Con el corazón quebrado tocó el Shofar, sintiendo durante todo ese tiempo que no era verdaderamente digno de la sagrada tarea y por consiguiente le había ocurrido esta tragedia.

Después del Servicio se acercó su Rebe, llorando amargamente y disculpándose profusamente por haberlo decepcionado. Para su gran asombro, una sonrisa resplandeciente se dibujaba en la cara del Rebe. “Los sonidos del Shofar” explicó el Rebe, “son como llaves, cada nota es una llave que abre una puerta en el camino a las Cámaras Reales más íntimas de Di-s.

“Te pedí que tocaras el Shofar, pues sabía que tienes la habilidad para estudiar y prepararte y utilizar cada llave para introducir a la congregación a través de cada una de las entradas del Palacio Celestial hasta llegar a las Cámaras Reales.

“Sin embargo,” continuó el Rebe, “hay una llave maestra, una llave que abre todas las puertas. Ésa es la llave del “corazón humilde y quebrado”. Ésa es la llave que has usado cuando tocaste el Shofar, y gracias a tus esfuerzos, el Shofar ha cumplido su cometido de la manera más eficaz posible.”

Además de ser una buena historia, esto resalta el punto que mis maestros intentaron introducir en mí, y que mi amigo tuvo éxito en hacérmelo vislumbrar.

Entender que la Tefilá no es mía. No está para que me haga disfrutar y provocarme un instante de placer. Es Di-s, y Él nos premia con un sentimiento de cumplimiento, alivio y esperanza. Sin embargo, esto depende de la manera en que encaramos la Plegaria. ¿Se trata de mí o de Él?

Mi amigo “el editor” contestó su propia pregunta. Toda la premisa de no encontrar un lugar de Tefilá o una Plegaria específica que “hecha para él” es desacertada. De hecho, la Plegaria tiene todas esas calidades liberadoras, pero nacen de la intensa humildad y falta de expectativa por el ego. La verdadera Tefilá se trata acerca del despojarse del ego y unificarse con Di-s, y esta unificación nos da una calidad de tranquilidad y realización Divinas. No al revés.

De hecho, el término Talmúdico para la Plegaria es avodá, que se traduce literalmente como “trabajo”. Es un trabajo orar correctamente. Y es un premio poder conectarse a través de la Tefilá y recibir sus propiedades terapéuticas.

Que Hashem nos bendiga para que seamos inscriptos y sellados para un año feliz, saludable y exitoso lleno de Tefilá significativa.

Busque una sinagoga, halle una Plegaria, y que este año nos permita estar a todos conectados.

Por Rabi Nejemia Schusterman, director del Beit Chabad de Peabody, Massachusetts

Pin pong de Rosh Hashaná

1. ¿Es el Año Nuevo Judío comparable al Año Nuevo Civil?

Básicamente no. El año judío, conforme al precepto bíblico que Di-s expresara a Moshé aún estando en Egipto, se basa en meses lunares.

Observando el calendario civil, podemos notar que el año Nuevo Judío puede ocurrir en cualquier fecha desde el inicio de septiembre hasta el inicio de octubre. Además, el Año Nuevo Judío es más que el mero cambio del calendario que cuelga en la pared de nuestra cocina; es un momento en el que cada Judío revisa con honestidad y a conciencia sus logros espirituales y rectifica cualquier cosa que exija ser mejorada.

Esto no significa que sea un momento triste del año, pues la tristeza no es una característica que nos lleve a muchos progresos útiles. Por lo tanto decimos que se trata de un momento “serio”. Los judíos dedican mucho tiempo a rezar, a pensar y a realizar actos caritativos en mayor medida que lo usual en el curso del año.

2.¿Es Tishrei el primer mes del calendario Judío?

Depende de cómo se mire. Es el primer mes del año de acuerdo a la perspectiva de la responsabilidad personal por las acciones propias (algo así como el año fiscal empleado para propósitos contables, que no se corresponde necesariamente con el año calendario). Es el séptimo mes del año cuando contamos meses. La Torá nos dice que los meses se cuentan a partir de Nisan – el mes en el que los judíos salieron de Egipto. El Año Nuevo de Tishrei coincide con la fecha en que fueron creados Adam y Javá.

3. ¿Por qué acostumbramos a comer miel durante el mes de Tishrei?

A fin de que uno retorne adecuadamente y logre un grado más alto de compromiso con el judaísmo, es importante que mantengamos un estado mental positivo y optimista. Estamos seguros de que con la ayuda Divina, podremos cambiar nuestros hábitos para mejor, y así ser bendecidos con un año muy dulce. Gustar de la miel debe recordar- nos que no hay obstáculo para endulzar la vida de uno mismo y conseguir todas las bendiciones que se necesitan

4. ¿Por qué el simbolismo con la miel?

En la plegaria nosotros pedimos por un año ‘bueno y dulce’. Pedir simplemente por un año ‘bueno’ no es suficiente porque sabemos que muchas cosas que son penosas para nosotros, son realmente bendiciones encubiertas, de ahí que ‘bueno’ pueda ser también doloroso. Por tanto, especificamos “bueno y dulce”, una clase de bien que puede ser fácilmente apreciado.

Bueno’ puede ser entendido intelectualmente, pero “dulce” es una experiencia de los sentidos la cual aún un niño pequeño puede apreciar. Nosotros pedimos a Di-s por bondad simple, la dulce clase de bien que puede ser apreciada por todos, antes que aquella que es entendida sólo por personas de profunda fe. “Danos simple bien, dulce como miel”.

Di-s se relaciona con nosotros como nosotros nos relacionamos con El. Si aceptamos Su palabra con simple, incuestionable fe, entonces El responderá con bien simple, sin complicaciones. Si complicamos la fe, aceptando sólo aquello que podemos captar intelectualmente, entonces Di-s puede darnos la clase de ‘bien’ que requiere gran esfuerzo intelectual para aceptar.

La teoría de la Evolución

La óptica del judaísmo tradicional frente a Darwin y Lamarck

La óptica de la Torá es clara, pues uno de los motivos para el cese laboral en el séptimo día de cada semana es “pues en seis días Di-s hizo los cielos y la tierra y en el séptimo día cesó de trabajar y descansó”. De lo que se desprende que los seis días de la creación son días literales y no como aquellos quieren interpretar que con ellos se alude a seis períodos. Así resulta también evidente de las palabras de nuestros sabios en diferentes lugares, que los seis días del Génesis fueron, cada uno de ellos, días de 24 horas (véase Pirkei deRabí Eliezer cap 3 y ss.; Midrash Rabá Bereshit; Sanhedrín 38b, y en otros sitios

a)En el relato acerca de la Creación se especificó también el orden de éstas, qué cosas fueron creadas en el tercer día, cuáles en el cuarto, cuáles en el quinto y cuáles en el sexto. Esto quiere decir que las especies fueron creadas, cada una de ellas, individualmente. Tal como lo indica en el sentido literal de los versículos, que la tierra produjo vegetación, peces, seres acuáticos, seres voladores, bestias y animales, y luego fue creado el hombre, y no que evolucionaron uno del otro.

Nota: Son conocidas las interpretaciones que se encuentran en ciertos libros, particularmente en el ensayo titulado “Or Hajaim” que puede vincularse con la teoría de la evolución. Pero quien examine con detenimiento lo expresado en esos libros y ensayos podrá ver que los mismos no fueron escritos basándose en un conocimiento cabal de lo acertado de la teoría sino en aras de una intención específica que encontramos en la literatura apologética: quisieron mostrar al mundo gentil que es posible encontrar sus opiniones y teorías incluso en las Sagradas Escrituras y en los enunciados de nuestros sabios. Sus propios redactores sabían que éstas no eran más que una respuesta en extremo forzada, una respuesta coyuntural, sólo que se vieron obligados a escribir de este modo para mejorar la óptica y relación del mundo hacia nuestra Torá, pese a que ellos mismos eran concientes de que esta interpretación no era la verdadera

¿Quién mejor que Maimónides, sobre el cual los grandes de Israel dijeran “de Moshe hasta Moshe no hubo como Moshe”? Pues, bien, quien examine críticamente su obra Iad Jazaká verá en qué medida las interpretaciones de Moré Nevujím –La Guía de los Perplejos- particularmente respecto de las razones subyacentes a los preceptos, no constituían sistema en la Torá

Análogamente sucede con varios de los pensadores Judíos temerosos Di.-s de la Edad Media y de nuestros días que creen un deber santificar el nombre de Di-s alterando la interpretación de las palabras de nuestros Sabios a fin de armonizar con las teorías “científicas”, pues de esa manera se verán enaltecidos a los ojos de diversos círculos judíos y también gentiles.

Otro ejemplo: bien se sabe cuán sufrido empeño han puesto algunos de los Grandes de Israel para armonizar la interpretación literal de los versículos que describen el movimiento del sol y la luna, y “la tierra está parada siempre”, con la teoría de Cpérnico considerada durante un tiempo verdad absoluta, hasta que surgió la teoría de la relatividad de Einstein y demostró que desde la perspectiva científica es imposible probar de manera alguna, en la relación astro Tierra, cuál se mantiene estático y cuál está en movimiento. Por consiguiente también es posible que sea la tierra la estática y los astros los que giren alrededor de ella, y no hay necesidad alguna de despojar a los versículos, ya los enunciados de nuestros Sabios de su sentido literal y torcerlos con interpretaciones difíciles y forzadas, sino que deben entenderse en su sentido textual.

b) En lo que hace la Teoría de la Evolución propiamente dicha, el enfoque de la ciencia al formular una teoría es que esta debe nacer de la necesidad de brindar respuestas a fenómenos y cuestiones incomprensibles observados en la realidad, y que la teoría debe basarse en fundamentos recogidos de la naturaleza y los sentidos.

En otras palabras, el objetivo de una hipótesis científica es interpretar un fenómeno de difícil comprensión por intermedio de explicaciones comprobadas en la naturaleza misma, que conviertan a este fenómeno en algo más sencillo. Y una de las exigencias iniciales del método científico es que pueda comprobarse en la naturaleza si sus propias conclusiones son coherentes o no.

Lo mismo se aplica a nuestro caso: hubo quienes preguntaron como se creo y de donde vinieron los varios tipos y especies que se encuentran en la naturaleza, ya sea en el reino mineral, el vegetal, el animal, como también la especie humana. Y pretendieron disipar la magnitud del interrogante con una teoría según la cual al principio no hubo mas que organismos en extremo elementales, a partir de los cuales, con el correr del tiempo, se desarrollaron organismos compuestos más complejos, hasta que de los primeros inicios de un organismo unicelular se desarrollaron los animales de orden superior, incluyendo a la especie humana.

Ahora bien, para que esta teoría pueda llamarse científica debe cumplir varios requisitos. Entre ellos como se dijera antes:

1-La evolución de un ser compuesto y complejo a partir de un organismo simple debe ser un fenómeno visible en la naturaleza, o al menos debe de haber alguien digno de confianza que testimonie haber visto este fenómeno en varias oportunidades.

No obstante, es un hecho por todos conocidos que no hay siquiera un único testimonio fidedigno de quien fuera que hubiera visto la evolución de un organismo a partir de otro. Lo que sí vieron, e incluso lo que el mismo Darwin relata en su celebre libro, fueron mutaciones leves en algunos órganos, así como también que encontraron esqueletos que guardan similitud con alguna especie viviente, y dijeron que seria una conjetura lógica sostener que una especie evolucionó de otra, y lo mismo es valido para las especies de la paloma y el caballo sobre las cuales se apoya en gran medida la teoría de la Evolución.

2-La situación y la descripción basadas en la teoría de la Evolución debe ser más comprensible y sencilla que la creencia de que todo se creo a partir de nada. (creatio ex nihilio).

Sin embargo, no hay evidencia alguna en la naturaleza que nos permita decir que fuera más fácil que un organismo simple se convierta en un ser humano, que decir que el hombre fue creado a partir de la nada. O, en otras palabras: la interpretación de que un grupo de átomos y moléculas se unieran de una sola vez de manera tal que dieran lugar a la existencia del hombre no es más conflictiva que decir que un grupo de células elementales que sufrió mutaciones en sus condiciones de vida se alteraran con el paso del tiempo hasta convertirse en órganos totalmente diferentes uno del otro, como el cerebro que esta en la cabeza, el globo ocular, y el talón del pie.

c) Existen seres tanto entre los vegetales como entre los animales inferiores, cuyo tiempo de vida es extremadamente breve, por lo que el hombre puede observar el curso de los cambios que se producen en sus organismos en varias generaciones suyas.

Asimismo, el observador tiene la posibilidad de alterar sus condiciones de vida en la mayor medida. Pese a todo esto los hombres de ciencia no han logrado desarrollar una especie a partir de otra, y su único logro se reduce a haber alterado las características del vegetal o animal en cierta medida o a haber integrado una especie con otra produciendo una intermedia. Pero no han llegado a desarrollar una especie de nivel superior a partir de una de nivel inferior.d) Todos los científicos conocen y aceptan la sí llamada “Ley de Conservación de la Materia” o, conforme las mas recientes conclusiones de la ciencia, la “conservación” de la suma total de materia y energía. En consecuencia, en base a esta ley, todos los átomos y sus partículas estaban ya presentes en el momento de la Creación (o lo estuvieron siempre en opinión de los agnósticos).

La llave maestra

“Las kavanot son llaves, que abren otra puerta en nuestras almas”….

Un año, Rabi Israel Baal Shem Tov dijo a Rabi Zeev Kitzes, uno de sus mayores discípulos: “Tú tocarás el Shofar para nosotros este Rosh Hashaná. Quiero que estudies todas las kavanot, ( meditaciones cabalísticas) pertinentes al Shofar, pues deberás meditar en ellas cuando lo estés tocando”.

Rabi Zeev se dedicó a la tarea con la alegría y trepidación: la alegría por el gran privilegio que se le había otorgado y estremecimiento por la inmensa responsabilidad. Estudió las escrituras cabalísticas que discuten la importancia multifacética del Shofar y lo que sus sonidos logran en los diferentes niveles de realidad y en las distintas cavidades del alma. También preparó una hoja de papel en la que anotó los puntos principales de cada kavaná, para poder referirse a ellas cuando tocara el Shofar.

Finalmente, el gran momento llegó. Era la mañana de Rosh Hashaná, y Rabi Zeev estaba de pie en la Bimá, en el centro de la Sinagoga del Baal Shem Tov, rodeado por un mar de cuerpos, cada uno envuelto en su Talit. En la esquina sudeste del salón, su maestro, el Baal Shem Tov- estaba de pie, su cara en llamas. Un silencio intimidador llenó el cuarto en anticipación del clímax del día–las explosiones penetrantes y sollozos del Shofar.

Rabi Zeev metió la mano en su bolsillo y su corazón se heló: ¡el papel había desaparecido! Recordó haberlo puesto esa mañana allí. Furiosamente, investigó en su memoria lo que había aprendido, pero el dolor por las notas perdidas parecía haber incapacitado su cerebro: su mente estaba en blanco. Lágrimas de frustración llenaron sus ojos. Había defraudado a su maestro que le había confiado esta sagrada tarea. Debía hacer sonar el Shofar simplemente, sin kavanot. Con corazón desesperado, Rabi Zeev sopló la letanía de sonidos requerida por la Ley y, evitando los ojos de su líder, volvió a su lugar.

Al finalizar las Plegarias del día, el Baal Shem Tov se acercó a Rabi Zeev, que sollozaba bajo su Talit. “¡Gut Iom Tov, Reb Zeev”! llamó. ¡Ha sido un extraordinario sonido del Shofar el que oímos hoy!”

“Pero Rebe… yo…”

“En el palacio del rey,” dijo el Baal Shem Tov, “hay muchas verjas y puertas, que conducen a muchos vestíbulos y cámaras. Los guardianes del palacio poseen grandes llaveros y muchas llaves, cada una de las cuales abre una puerta diferente. Pero hay una llave que encaja en todas las cerraduras, una llave maestra, que abre todas las puertas.

“Las kavanot son llaves, que abren otra puerta en nuestras almas, cada una que accede a otra cámara en los mundos superiores. Pero hay una llave que abre todas las puertas, que nos abre las más profundas cámaras del Palacio Divino. Esa llave maestra es el corazón roto.”

De Rabi S.Y Zevin, del Sipurei Jasidim.