La teoría de la Evolución

La óptica del judaísmo tradicional frente a Darwin y Lamarck

La óptica de la Torá es clara, pues uno de los motivos para el cese laboral en el séptimo día de cada semana es “pues en seis días Di-s hizo los cielos y la tierra y en el séptimo día cesó de trabajar y descansó”. De lo que se desprende que los seis días de la creación son días literales y no como aquellos quieren interpretar que con ellos se alude a seis períodos. Así resulta también evidente de las palabras de nuestros sabios en diferentes lugares, que los seis días del Génesis fueron, cada uno de ellos, días de 24 horas (véase Pirkei deRabí Eliezer cap 3 y ss.; Midrash Rabá Bereshit; Sanhedrín 38b, y en otros sitios

a)En el relato acerca de la Creación se especificó también el orden de éstas, qué cosas fueron creadas en el tercer día, cuáles en el cuarto, cuáles en el quinto y cuáles en el sexto. Esto quiere decir que las especies fueron creadas, cada una de ellas, individualmente. Tal como lo indica en el sentido literal de los versículos, que la tierra produjo vegetación, peces, seres acuáticos, seres voladores, bestias y animales, y luego fue creado el hombre, y no que evolucionaron uno del otro.

Nota: Son conocidas las interpretaciones que se encuentran en ciertos libros, particularmente en el ensayo titulado “Or Hajaim” que puede vincularse con la teoría de la evolución. Pero quien examine con detenimiento lo expresado en esos libros y ensayos podrá ver que los mismos no fueron escritos basándose en un conocimiento cabal de lo acertado de la teoría sino en aras de una intención específica que encontramos en la literatura apologética: quisieron mostrar al mundo gentil que es posible encontrar sus opiniones y teorías incluso en las Sagradas Escrituras y en los enunciados de nuestros sabios. Sus propios redactores sabían que éstas no eran más que una respuesta en extremo forzada, una respuesta coyuntural, sólo que se vieron obligados a escribir de este modo para mejorar la óptica y relación del mundo hacia nuestra Torá, pese a que ellos mismos eran concientes de que esta interpretación no era la verdadera

¿Quién mejor que Maimónides, sobre el cual los grandes de Israel dijeran “de Moshe hasta Moshe no hubo como Moshe”? Pues, bien, quien examine críticamente su obra Iad Jazaká verá en qué medida las interpretaciones de Moré Nevujím –La Guía de los Perplejos- particularmente respecto de las razones subyacentes a los preceptos, no constituían sistema en la Torá

Análogamente sucede con varios de los pensadores Judíos temerosos Di.-s de la Edad Media y de nuestros días que creen un deber santificar el nombre de Di-s alterando la interpretación de las palabras de nuestros Sabios a fin de armonizar con las teorías “científicas”, pues de esa manera se verán enaltecidos a los ojos de diversos círculos judíos y también gentiles.

Otro ejemplo: bien se sabe cuán sufrido empeño han puesto algunos de los Grandes de Israel para armonizar la interpretación literal de los versículos que describen el movimiento del sol y la luna, y “la tierra está parada siempre”, con la teoría de Cpérnico considerada durante un tiempo verdad absoluta, hasta que surgió la teoría de la relatividad de Einstein y demostró que desde la perspectiva científica es imposible probar de manera alguna, en la relación astro Tierra, cuál se mantiene estático y cuál está en movimiento. Por consiguiente también es posible que sea la tierra la estática y los astros los que giren alrededor de ella, y no hay necesidad alguna de despojar a los versículos, ya los enunciados de nuestros Sabios de su sentido literal y torcerlos con interpretaciones difíciles y forzadas, sino que deben entenderse en su sentido textual.

b) En lo que hace la Teoría de la Evolución propiamente dicha, el enfoque de la ciencia al formular una teoría es que esta debe nacer de la necesidad de brindar respuestas a fenómenos y cuestiones incomprensibles observados en la realidad, y que la teoría debe basarse en fundamentos recogidos de la naturaleza y los sentidos.

En otras palabras, el objetivo de una hipótesis científica es interpretar un fenómeno de difícil comprensión por intermedio de explicaciones comprobadas en la naturaleza misma, que conviertan a este fenómeno en algo más sencillo. Y una de las exigencias iniciales del método científico es que pueda comprobarse en la naturaleza si sus propias conclusiones son coherentes o no.

Lo mismo se aplica a nuestro caso: hubo quienes preguntaron como se creo y de donde vinieron los varios tipos y especies que se encuentran en la naturaleza, ya sea en el reino mineral, el vegetal, el animal, como también la especie humana. Y pretendieron disipar la magnitud del interrogante con una teoría según la cual al principio no hubo mas que organismos en extremo elementales, a partir de los cuales, con el correr del tiempo, se desarrollaron organismos compuestos más complejos, hasta que de los primeros inicios de un organismo unicelular se desarrollaron los animales de orden superior, incluyendo a la especie humana.

Ahora bien, para que esta teoría pueda llamarse científica debe cumplir varios requisitos. Entre ellos como se dijera antes:

1-La evolución de un ser compuesto y complejo a partir de un organismo simple debe ser un fenómeno visible en la naturaleza, o al menos debe de haber alguien digno de confianza que testimonie haber visto este fenómeno en varias oportunidades.

No obstante, es un hecho por todos conocidos que no hay siquiera un único testimonio fidedigno de quien fuera que hubiera visto la evolución de un organismo a partir de otro. Lo que sí vieron, e incluso lo que el mismo Darwin relata en su celebre libro, fueron mutaciones leves en algunos órganos, así como también que encontraron esqueletos que guardan similitud con alguna especie viviente, y dijeron que seria una conjetura lógica sostener que una especie evolucionó de otra, y lo mismo es valido para las especies de la paloma y el caballo sobre las cuales se apoya en gran medida la teoría de la Evolución.

2-La situación y la descripción basadas en la teoría de la Evolución debe ser más comprensible y sencilla que la creencia de que todo se creo a partir de nada. (creatio ex nihilio).

Sin embargo, no hay evidencia alguna en la naturaleza que nos permita decir que fuera más fácil que un organismo simple se convierta en un ser humano, que decir que el hombre fue creado a partir de la nada. O, en otras palabras: la interpretación de que un grupo de átomos y moléculas se unieran de una sola vez de manera tal que dieran lugar a la existencia del hombre no es más conflictiva que decir que un grupo de células elementales que sufrió mutaciones en sus condiciones de vida se alteraran con el paso del tiempo hasta convertirse en órganos totalmente diferentes uno del otro, como el cerebro que esta en la cabeza, el globo ocular, y el talón del pie.

c) Existen seres tanto entre los vegetales como entre los animales inferiores, cuyo tiempo de vida es extremadamente breve, por lo que el hombre puede observar el curso de los cambios que se producen en sus organismos en varias generaciones suyas.

Asimismo, el observador tiene la posibilidad de alterar sus condiciones de vida en la mayor medida. Pese a todo esto los hombres de ciencia no han logrado desarrollar una especie a partir de otra, y su único logro se reduce a haber alterado las características del vegetal o animal en cierta medida o a haber integrado una especie con otra produciendo una intermedia. Pero no han llegado a desarrollar una especie de nivel superior a partir de una de nivel inferior.d) Todos los científicos conocen y aceptan la sí llamada “Ley de Conservación de la Materia” o, conforme las mas recientes conclusiones de la ciencia, la “conservación” de la suma total de materia y energía. En consecuencia, en base a esta ley, todos los átomos y sus partículas estaban ya presentes en el momento de la Creación (o lo estuvieron siempre en opinión de los agnósticos).

La llave maestra

“Las kavanot son llaves, que abren otra puerta en nuestras almas”….

Un año, Rabi Israel Baal Shem Tov dijo a Rabi Zeev Kitzes, uno de sus mayores discípulos: “Tú tocarás el Shofar para nosotros este Rosh Hashaná. Quiero que estudies todas las kavanot, ( meditaciones cabalísticas) pertinentes al Shofar, pues deberás meditar en ellas cuando lo estés tocando”.

Rabi Zeev se dedicó a la tarea con la alegría y trepidación: la alegría por el gran privilegio que se le había otorgado y estremecimiento por la inmensa responsabilidad. Estudió las escrituras cabalísticas que discuten la importancia multifacética del Shofar y lo que sus sonidos logran en los diferentes niveles de realidad y en las distintas cavidades del alma. También preparó una hoja de papel en la que anotó los puntos principales de cada kavaná, para poder referirse a ellas cuando tocara el Shofar.

Finalmente, el gran momento llegó. Era la mañana de Rosh Hashaná, y Rabi Zeev estaba de pie en la Bimá, en el centro de la Sinagoga del Baal Shem Tov, rodeado por un mar de cuerpos, cada uno envuelto en su Talit. En la esquina sudeste del salón, su maestro, el Baal Shem Tov- estaba de pie, su cara en llamas. Un silencio intimidador llenó el cuarto en anticipación del clímax del día–las explosiones penetrantes y sollozos del Shofar.

Rabi Zeev metió la mano en su bolsillo y su corazón se heló: ¡el papel había desaparecido! Recordó haberlo puesto esa mañana allí. Furiosamente, investigó en su memoria lo que había aprendido, pero el dolor por las notas perdidas parecía haber incapacitado su cerebro: su mente estaba en blanco. Lágrimas de frustración llenaron sus ojos. Había defraudado a su maestro que le había confiado esta sagrada tarea. Debía hacer sonar el Shofar simplemente, sin kavanot. Con corazón desesperado, Rabi Zeev sopló la letanía de sonidos requerida por la Ley y, evitando los ojos de su líder, volvió a su lugar.

Al finalizar las Plegarias del día, el Baal Shem Tov se acercó a Rabi Zeev, que sollozaba bajo su Talit. “¡Gut Iom Tov, Reb Zeev”! llamó. ¡Ha sido un extraordinario sonido del Shofar el que oímos hoy!”

“Pero Rebe… yo…”

“En el palacio del rey,” dijo el Baal Shem Tov, “hay muchas verjas y puertas, que conducen a muchos vestíbulos y cámaras. Los guardianes del palacio poseen grandes llaveros y muchas llaves, cada una de las cuales abre una puerta diferente. Pero hay una llave que encaja en todas las cerraduras, una llave maestra, que abre todas las puertas.

“Las kavanot son llaves, que abren otra puerta en nuestras almas, cada una que accede a otra cámara en los mundos superiores. Pero hay una llave que abre todas las puertas, que nos abre las más profundas cámaras del Palacio Divino. Esa llave maestra es el corazón roto.”

De Rabi S.Y Zevin, del Sipurei Jasidim.

¿En que idioma debemos rezar?

Se acercan las Altas Festividades y muchas personas preguntan: Puedo leer del Majzor (Libro de Rezos de Rosh HaShaná y Iom Kipur) en hebreo, pero no. comprendo lo que digo. ¿No es mejor que rece en español?

Al ser que nos encontramos frente al Todopoderoso en el momento en que rezamos, se entiende que es sumamente importante que comprendamos el idioma en el que  rezamos.

Existen determinadas situaciones aisladas en las que sólo sirve expresarlas en hebreo. Por el otro lado existen aquellas en las que deben ser dichas en el idioma en el que la persona entiende; por ejemplo: la anulación del Jametz en la víspera de Pesaj o la anulación de las promesas antes de Rosh Hashaná, ya que al tratarse de declaraciones en las que cedo mis derechos sobre el Jametz o me arrepiento y pido la absolución de las promesas por mí efectuadas, es menester entender.

En el caso de la Tefilá (rezo), si no entendemos el Shemá Israel y la primera bendición de la Amidá, no cumplimos con este mandamiento. Para poder cumplir, entonces, debemos recitarlos en el idioma que comprendemos o en el hebreo tal como está escrito en el Sidur (libro de oraciones) pero sabiendo la traducción de estas frases. Con respecto al rezo en general es mejor conducirnos de una de las dos maneras mencionadas.

Existe una ventaja muy importante en rezar en hebreo, ya que no existe ningún idioma que lo pueda traducir correctamente ya que el idioma hebreo puede albergar en una sola palabra múltiples conceptos.

Tomemos a modo de ejemplo la palabra Ejad (con la que finaliza el Shemá Israel); Ejad consiste de tres letras Alef (*1) – Jet (*8) – Dalet (*4), a su vez la Alef (1) representa a Di-s que es uno, la Jet (8) representa los siete cielos y la tierra y la Dalet (4) los cuatro puntos cardinales, significando con esto que Di-s es uno, que hace existir y se encuentra tanto en los cielos como en la tierra, y en sus cuatro puntos cardinales. 

El valor numérico total de la palabra es trece y representa los trece atributos de misericordia de Di-s. No existe forma ningún idioma que nos permita traducir en una palabra todos estos contenidos y de este modo es con cada palabra del rezo.

* Valor numérico de esta letra.

Menú de Rosh Hashaná

Ensalada de los Simanim- las comidas simbólicas de Rosh Hashaná

Ingredientes:

Ensalada

3 zanahorias peladas y ralladas

1 remolacha pelada y rallada

1 manzana pelada y rallada

2 puerros (solamente la parte blanca)

1/4 taza de aceite vegetal

2 cucharadas de semillas de granada

3 dátiles picados

3 tazas de lechuga

Aderezo

1/4 taza de aceite vegetal

2 cucharada de jugo de lima

3 cucharadas de miel

1 cucharada de mermelada de frutilla

1 cucharadita de canela

1 cucharadita de sal

1/4 cucharadita de pimienta

Preparación:

1. En una taza pequeña batir el aceite, jugo de limón, la miel, la mermelada de frutilla, la canela, la sal y la pimienta. (Puede prepararse 5 días por adelantado, mantener bien tapado en el refrigerador.)

2. En una sartén pequeña, calentar el aceite y freír los puerros hasta que estén doradas, 3-5 minutos, y escurrir sobre papel de cocina. Dejar enfriar y guardar en un recipiente tapado.

3. En un bowl mediano, mezclar las zanahorias, remolacha y manzana con suficiente aderezo para cubrir. Guardar hasta que esté frío. (puede prepararse un día antes)

4. Al momento de servir, montar la ensalada ya sea en platos individuales o en una fuente de servir. En una cama de lechuga, el montículo zanahoria, remolacha y manzana, espolvorear con semillas de granada, dátiles y puerros fritos.

Tzimes kugel

Ingredientes:

1 taza de batata rallada,

1 taza de zanahoria rallada

1 tazas de manzanas verdes ralladas

1 taza de azúcar negra

100 g de margarina, derretida

1 taza de harina

1 huevo batido

1/2 cdta. canela

1/4 cdta. sal

1/2 taza de pasas de uva rubias (opcional)

Procedimiento:

Mezclar todos los ingredientes juntos. Añadir en una fuente para horno (previamente aceitada) y cubrir con aluminio y hornear a 175 grados durante 45 minutos. Retirar el aluminio y continuar la cocción durante 20 minutos más.

Pollo con manzanas y miel

Ingredientes:

-1 pollo cortado en ocho sin piel

-2 manzanas verdes cortadas en rodajas

-2 manzanas rojas cortadas en rodajas

-8 cucharadas de miel

Procedimiento:

Colocar en una olla profunda las manzanas verdes y rojas en forma de colchon . Distribuir el pollo sobre las manzanas con los huesos para abajo. Cocinar a fuego lento hasta que el pollo se ponga blanco (20 minutos aproximadamente). Poner una cucharada de miel sobre cada pieza de pollo y dejar que se siga cocinando hasta que esté dorado.

Helado de miel

Helado

2 tazas de crema neutra

1 cucharaditas de esencia de vainilla

2 huevos

1/4 taza de azúcar

1/3 taza de miel

Relleno

7 rebanadas de leicaj congelado

1/3 taza de azúcar

1/2 cucharadita canela

2 cucharadas margarina derretida

Para el relleno torta: Precaliente el horno a 175 Cº. Cortar el leicaj en cuadrados. Combinar el azúcar, la canela y la margarina derretida en un tazón pequeño. Vertir esto sobre el pastel equitativamente. Hornear en una bandeja forrada por 12 minutos, revolviendo ocasionalmente. Dejar que se enfríe.

Para el helado: Batir la crema neutra y el extracto de vainilla hasta que esté punto chantilly . En un recipiente aparte, batir los huevos con el azúcar durante 5 minutos. Agregar la miel a los huevos y batir 1 minuto más. Mezclar la crema batida y los huevos juntos cuidadosamente y agregar de apoco el leicaj hasta que esté todo bien integrado. Congelar en formas de silicona o en cualquier recipiente.

El llanto del Shofar

Nos cuenta el TANAJ que durante la guerra de Barak contra los Cnaanim, juzgaba en ese entonces la profetiza y jueza Devorá.

Por ese entonces, el Rey Cnaaní, Iavín, dispuso como ministro de su ejército al malvado Sisrá, quien ya había conquistado en sangrientas guerras gran parte del mundo.

Fue cuando Devorá, esposa de Lapidot (se dice que era de la familia que preparaba las mechas para la Menorá, de ahí el nombre “antorchas”-Lapidot) profetizó la caída de Sisrá y del dominio Cnaaní.

Y fue cuando salieron a la guerra, que Sisrá, en su intento de huída, fue detenido en la tienda de Iael, quién, nos cuenta el Tanaj, lo adormeció con leche tibia y luego lo mató con una estaca en su frente.

La cabeza de Sisrá fue entregada como trofeo de guerra.

Durante el desarrollo de este episodio, el Tanaj relata que la madre de Sisrá al caer la tarde de ese día se aproximó a la ventana de su casa a esperar la llegada de su hijo que, como era su costumbre, después de cada día de batalla pasaba por la casa de su madre a saludarla. Y ese día… Sisrá no pasó.

Fue en esa angustia que la madre de Sisrá lloraba con un sollozo profundo y desgarrador.

La Guemará en el Tratado de Rosh Hashaná aprende que el sonido quebrado del Shofar es como un llanto o como un sollozo, de ahí los sonidos Shevarím y Teruá y dice que eran como los sollozos de la madre de Sisrá.

La pregunta es: ¿Acaso no hay ningún otro lugar de donde aprender lo que es un llanto, que de la madre de este personaje?

¿Tiene el Talmud que inmortalizar a este malvado y su madre aprendiendo de esta historia cómo son los sonidos del Shofar?

En Rosh Hashaná tocamos el Shofar, para despertar la misericordia Divina, para despertarnos nosotros del letargo y hagamos Teshuvá. ¿Pero por qué con un llanto?

Explican los Sabios que representa el llanto de quien pide sin saber cuál será la respuesta.

La madre de Sisrá lloraba porque no sabía qué pasaba, su angustia era por no saber qué ocurría. Es ese llanto genuino que hay que tener cuando pedimos, y si bien no sabemos cuál será la respuesta, pedimos de todo corazón lo que queremos y lo que necesitamos.

Confiados en que Hashem responderá con bondad todos nuestros pedidos, deseamos que sea la voluntad de Él que responda con abundancia infinita a todos ellos  ¡Y que el sonido del Shofar se transforme de llanto, en alegría y risas para dar recibimiento al Mashiaj YA!.

Con deseos de Ketivá ve Jatimá Tová Le Shaná Tová U Metuká.

Rab Nejemia Grodzicki

Fe y razón

No sólo son antagonistas naturales, sino que parecen habitar en diferentes planos, nunca se cruzan. La fe es inequívoca: la razón es razonable. La fe es supra-humana y por lo tanto (para nosotros) irreal; razón es carácter real hecha a medida humana, que se define y limita,
drenada de la maravilla y de la vida. Durante muchos siglos, cada cual moraba en su plano, viendo al otro con desconfianza, desprecio.

Hasta que llegó un hombre que era un ciudadano de dos mundos. Pasó libremente de uno al otro, construyó puentes
entre ellos, describiendo un universo ferazón simbiótica en la que cada uno de los flujos, alimenta y contrafuertes de la otra.
Su nombre era Rabi Shneur Zalman de Liadi, nacido en Li’ozna, Rusia Blanca en 1745. En su juventud se unió al movimiento jasídico, fundado por el Baal Shem Tov. En 1772, fue desarrollando su propia rama del jasidismo, que llegó a ser
conocida como “Jabad”. En 1796 publicó el Tania, libro que contiene los fundamentos de sus enseñanzas, sobre las
que trabajó durante 20 años – un libro que llevó a uno de sus grandes contemporáneos a exclamar: “¿Cómo puso un Di-s
tan grande en un libro tan pequeño!” En el momento de su fallecimiento en el invierno de 1812, había sembrado las semillas de las siete generaciones de enseñanza Jabad y el activismo que iba a revolucionar la vida de los judíos en todo el mundo.

La inteligencia y los poderes de la mente juegan un papel central en el sistema de Rabí Shneur Zalman. El estudio, la comprensión y la meditación son las herramientas con las que la fe se internaliza y se convierte en realidad, por lo que
se respira en la persona, desarrolla y orienta sus emociones y motiva sus acciones. De hecho, el nombre “Jabad” es un acrónimo de las palabras hebreas “sabiduría”, “comprensión” y “conocimiento”, y Jabad se conoce como la “rama intelectual del jasidismo”

Rabí Shneur Zalman no era un “intelectual” – por lo menos no en el sentido común del que se refiere a la inteligencia como el árbitro final de la verdad. Por el contrario, él enseñó que la verdad última está en nuestras convicciones profundamente arraigadas, de las cosas que sabemos sin entenderlas – en las creencias que están arraigadas en nuestra conciencia, nuestra alma es una chispa de lo Divino.

De hecho, en el intelecto a menudo se suprimen y distorsionan estas verdades.
Pero eso es sólo cuando se aplica erróneamente la función del intelecto – cuando ve sus propios límites como absoluto, y lo que está más allá de ellos, más allá de su alcance. El intelecto, dijo Rabi Shneur Zalman, es receptivo a lo supra-racional,
y aprovecha sus propias herramientas para aprehender e “internalizar”.
El hecho de que no se puede entender racionalmente algo, no es motivo para no estudiarlo. Uno sabe que es verdad – tu yo más profundo lo dice. Así que contemplarlo, analizarlo, meditar sobre ello.

No te dejes intimidar por la incapacidad inicial de tu mente.

  • Por Ianki Tauber

Cómo la revolución Jasídica sacudió la sociedad

De vez en cuando la sociedad cambia con tanta fuerza que una transformación volcánica tiene lugar. Tomemos, por ejemplo, la Revolución Industrial de los siglos XVIII y XIX. Los cambios en la agricultura y la manufactura fueron tan profundos que con el tiempo todos los aspectos de la vida fueron influenciados de alguna manera. Casi al mismo tiempo, otra gran revolución se estaba desarrollando: la “Revolución Jasídica” del siglo XVIII. 

Una persona es responsable de esta revolución: Rabi Israel Baal Shem Tov (1698-1760). 

Recibió el apoyo de un grupo de cabalistas clandestinos que seguían la tradición del gran cabalista, el Arizal. El grupo instó al Baal Shem Tov para que fuera el mentor global.

Diferente a otras revoluciones, la Revolución Jasídica no introdujo nuevas creencias. Solamente volvió a enfatizar algunos principios básicos de la creencia y filosofía Judía. 

Dentro de los principios básicos que volvió a introducir, el más conocido es, quizás, hacer énfasis en la alegría. Luego, uno de los discípulos del Baal Shem Tov expresó este sentimiento diciendo: “A pesar que la depresión no es un pecado, es lo que conduce a los peores pecados”. Canta, baila, sonríe, haz que lo que haga falta para sentirte alegre. 

En la última parte del libro de Deuteronomio, Di-s reprende a su pueblo, diciendo lo siguiente:

“Porque no han Servido a Di-s, su Di-s, con alegría de corazón cuando habían tenido abundancia en todo, servirán a sus enemigos que Di-s enviará contra ustedes…” (Deuteronomio 28:47-48)

¿Cuál es la crítica de Di-s? No de que no había sido Servido, sino que no lo habían hecho con alegría. 

Los maestros Jasídicos dicen que es imperativo tener una auto generación de alegría. Es lo que nos permite sobrepasar los desafíos que enfrentamos en nuestras vidas. 

Se han hecho recientes estudios sobre el efecto de ser positivos en el cerebro. Gente positiva muestra más creatividad. Científicos de la Universidad Cornell, experimentaron con médicos, y encontraron que cuando los pacientes le daban un pequeño regalo a sus médicos, eran mejores en integrar la información del caso y menos probable que se obsesionaran con sus ideas iniciales.

En 1988, el Rebe dijo que la manera de traer nuestra redención es aumentando en alegría. Sólo estando contentos, tenemos el poder de romper nuestras barreras personales y las del exilio.

Sé feliz. Te beneficiarás a ti y al mundo.

Basado del Tania, capítulo 26, y en el discurso del Rebe en Shabat Parashat Ki Tetzé 5748.

Por: Rojel Holzkenner

¿De qué se trata el Tania?

¿De qué se trata el Tania?

Un vecino de Jabad me acaba de presentar el libro y tengo interés en explorar esta nueva área.

Mazal Tov en tu descubrimiento del Tania. El Tania es la obra fundamental del movimiento de Jabad. Allí esta escrito los fundamentos prácticos y místicos de la filosofía de Jabad.

El autor es Rabi Shneur Zalman de Liadi (1745-1812), fundador del movimiento Jabad-Lubavitch.

El tema central del Tania es la Crisis de Identidad:

Hay días en el que uno se siente inspirado por el Judaísmo y espiritualidad, y otros en el que nos aburre. Hay días en los que nada parece más importante que estudiar Torá o rezar, y otros en los que nada es mejor que jugar fútbol. 

Entonces, ¿quiénes somos?, ¿Debemos ignorar las tentaciones fisicas, o llegar a un acuerdo con ellas?, y ¿Cómo es que gente que posee un alma Divina puede sentir estos deseos?

Es el Tania que nos guía a través de nuestra doble personalidad. Nos ayuda a entender y poder sobrepasar los desafíos de nuestra vida diaria.

Sí, tenemos un Código de Ley Judía que nos dice cómo vivir cada aspecto de nuestra vida. Pero incluso asumiendo que podemos perfectamente cumplir con estas leyes, hay más. Todavía nos faltaría el ingrediente clave en nuestro Servicio al Creador.

Mi comportamiento puede ser perfecto. Puedo hacer exactamente lo que se me ha dicho. Pero no es mi verdadero ser. Todavía estoy yo y mi Torá.

El Tania nos enseña cómo unir este espacio, para crear una unidad entre mi Judaísmo y mi psique. Hace que mi Torá y Mitzvot sean una verdadera representación de mi personalidad. Me permite realmente sentirme, y no actuar, como un Judío.

Déjame aclarar unos puntos importantes:

  • El Tania no es fácil de leer. Requiere concentración y dedicación.
  • El Tania no es inspiración instantánea. No contiene historias cortas.
  • El Tania no arregla las cosas rápidamente. Es un trayecto que requiere tiempo y energía.
  • El Tania es un camino largo-corto. Puede ser largo, pero cuando llegas, te encuentras realmente en casa.
  • El Tania es un par de anteojos. Cuando se usan correctamente, todo se verá diferente.
  • El Tania es un corazón. Dará vida y energía a tu Torá y Mitzvot.

Dos puntos mas: El estudio correcto del Tania requiere  de un maestro que entienda el tema. Si lo lees en su texto Hebreo original, o su traducción, sólo llegarás a la superficie. Ante todo, el Tania está lleno de términos místicos que el principiante no entenderá. Un entendido en Tania puede explicar estos términos, y lo más importante, hacerlos prácticos y relevantes. Segundo, hay significados escondidos detrás de cada palabra.

Rab. Yisroel Cotlar

La palabra que cambio al mundo: Mamash

En el segundo capítulo de su trabajo seminal, Tania, el fundador del jasidismo de Jabad, Rabi Shneur Zalman de Liadi
(1745-1812), cita un versículo del libro de Job que describe el alma como “una parte de Di-s de Arriba”; Y luego agrega una palabra que revolucionó la forma en que pensamos acerca de nosotros mismos y nuestras vidas: mamash.

Mamash es una de esas ricas palabras hebreas que desafían una simple definición de diccionario. Sus significados incluyen “literalmente”, el inquisitivo “realmente”, E incluso el materialista “tangible”, junto con una multitud de otros, cada uno matizado por el contexto y la inflexión.
Nadie, se atrevió a sugerir que cada alma es realmente una parte de Di-s. Un poco de historia: A finales
de 1790 Rabi Shneur Zalman tomó el paso atrevido de publicar el pensamiento jasídico, poniéndolo a disposición incluso de los no iniciados Y, quizás incluso más arriesgado, al público no letrado. Esta movida le valió una buena cantidad de escépticos e incluso enemigos. Algunos se enfurecieron lo suficiente como para calumniarle ante el zar y hacerle prisionero, y fue sólo por un milagro que su vida se salvó y sus enseñanzas se expandieron.

Ahora volvamos a esa cita de Job. Parece bastante benigno; ¿Por qué la adición enfática de mamash? ¿Qué agrega y por qué la necesidad de “mejorar” las Escrituras? Es con esta palabra que Rabí Shneur Zalman cambió el mundo.

Antes de la introducción del pensamiento jasídico al público en general, la gente se contentaba con entender este versículo como una vaga referencia a las similitudes del alma y su Creador. ¡Nadie se atrevió a sugerir que cada alma es realmente una parte de Di-s! Ni el simple obrero ni el comerciante exitoso se atreverían a pensar que contenían una verdadera pieza de D-s dentro. Tal vez el erudito ocasionalmente arrogante podría imaginarse un regalo de Arriba Mamash enriquece nuestra comprensión de la cita, cambiando radicalmente su interpretación así como su aplicación. Es “muy literalmente” – mamash – cierto que cada alma es una parte real de Di-s mismo. El infinito de Di-s impide cualquier noción de disminución de lo Divino y comunica un vínculo universal entre todos los que lo comparten. Y así el mundo fue iluminado.

Primero, la erradicación de la noción de que los logros de uno eran la medida de la relación esencial de uno con Di-s, y las consecuentes divisiones percibidas que afligían a la comunidad. Todas las almas son parte de Di-s mismo, y como Él es indivisible, así son las inversiones de Sí mismo en la creación escogida. Ni la erudición ni el fracaso pueden reconstituir la esencia de la identidad.


Y luego vino el desafío; Con mamash vienen las expectativas. Ha desaparecido la resignación a la mediocridad. En su
lugar está la oportunidad y la demanda. Usted equilibrará su chequera, perderá peso, reparará sus relaciones; Sí, mamash lo hará. Todas las cuestiones por las que nos escondimos detrás del pretexto de la mediocridad personal deben ahora ser enfrentadas y resueltas. Bajo las viejas reglas, el éxito era relativo y reservado para los afortunados y los dotados. Rabi Shneur Zalman borró esa defensa cómoda y autojustificada, atreviéndonos y capacitándonos para hacer los cambios necesarios tanto dentro de nosotros mismos como en el mundo en general. Tania pone la responsabilidad y la oportunidad ante nosotros. Abandona títulos competitivos; Expresa tu auténtica identidad sumiéndote en algo más Alto que solo tu yo, en tu pedazo de Di-s -mamash.

A medida que nos acercamos a la meta y transmitimos esta llamada, hemos sido testigos del cambio. Hemos derrotado al comunismo, erradicado las antiguas enfermedades biológicas y sociales y hemos alertado al mundo sobre su poder inherente para el bien.
Juntos vamos a cambiar el mundo, anunciando la llegada de Mashíaj, rápidamente en nuestros días… mamash

Una creencia racional

¿Cómo puede uno creer en la necesidad de seguir una Ley Divina si no cree en lo Divino? 

El primero de los 613 mandamientos en la lista de Rabí Moshé ben Maimón (Maimónides), tanto en su Sefer Hamitzvot como en su Mishné Torá, es el mandamiento de creer en Di-s y conocerlo. También aparece primero en la lista de principios cardinales del judaísmo de Maimónides, así como en las listas de sus sucesores filosóficos, Rabí Hasdai Crescas y Iosef Albo. Es el primero de los Diez Mandamientos, y es llamado por el Zohar “primera de todas las leyes”.

Parecería ser que hay razones suficientes para que sea así.

Si la creencia en Di-s es un fundamento absoluto; ¿cómo puede uno creer en la necesidad de seguir una Ley Divina si no cree en lo Divino?, ¿cómo puede uno aceptar la Torá si no hay quien la entregue?. Hay que “creer que hay una causa que provoca cada existencia”, la Deidad que es la razón y fuente de todo lo que es llamado a ser. Tan básico es este concepto, que algunos Sabios hasta se rehusaron a enumerarlo como un mandamiento, diciendo que no tiene sentido hablar de un mandamiento sin el reconocimiento previo de la existencia de un Comandante.

Es cierto que incluso gente que profesa el ateísmo realiza actos de bondad y generosidad, y podría ejemplificar la rectitud en muchos campos de la vida. Los Sabios reconocieron esto en la antigüedad, enseñando en el Talmud: “Deja que la persona siempre se involucre en la Torá y sus mandamientos aun cuando fuere por razones equivocadas, pues al hacer estas cosas siquiera por razones equivocadas, llegará a hacerlas por las correctas” (Pesajim 50b). 

En otras palabras, hay en una buena acción un valor que es más importante, y eventualmente más poderoso, que el pensamiento consciente detrás de esa acción.

Esta evaluación de la acción, como algo más importante que el pensamiento, parece estar en conflicto con el centralismo y la primordialidad de la creencia en Di-s. Un poco de pensamiento adicional, sin embargo, indica que lo contrario es lo cierto.

Es precisamente porque la creencia en Él está estructurada en cada mandamiento, que los Sabios pueden estar tan seguros de que eventualmente surgirá el pensamiento correcto. La fortaleza de la creencia en Di-s no es que uno no pueda intentar arreglárselas sin ella, sino que aun si uno lo intenta, se revelará a sí misma mientras tanto se aferre a cualquier cosa que sea buena.

La tendencia secular de la civilización occidental ha intentado, bastante y conscientemente, centrar la atención en lo bueno y no en Di-s. En cierta medida, ha funcionado. 

No obstante, la conciencia del Uno detrás de todo busca resurgir constantemente. Di-s y el bien no pueden permanecer separados. La persona pensante, consciente del enorme poder del pensamiento secular, sensible al aún mayor poder de lo Divino que busca manifestarse en su conciencia, e inconsciente de cualquier pensamiento disciplinado que puede dar a cada cual su papel apropiado dentro de su mente, puede sentirse conflictuada y acobardada.

El pensamiento surge: ¿Quizás la creencia en Di-s obstaculice la mejor percepción del mundo?, ¿quizás lo que yo creo, que es conocimiento de Di-s, es sólo una ingenua imaginación?, ¿quizás está contraindicada por las emergentes verdades de la física y la biología, o quizás impida la responsabilidad autónoma que necesitamos asumir a fin de ser seres verdaderamente morales?.

Lawrence Kelemen ha escrito un libro en inglés, Permission To Believe (“Permiso para Creer”), para enfocar la turbación y el malestar ocasionados por dudas tales y para resolverlas de manera intelectualmente creíbles.

Kelemen delimita claramente el problema que enfoca. El libro se centra únicamente en la creencia en Di-s. Es una defensa al fundamento del judaísmo, no a su estructura. Tampoco intenta presentar una demostración estricta de la existencia de Di-s, tomando cuenta de que primero hay que probar como posible aquello que uno demostraría como necesario. Por consiguiente, intenta mostrar cómo la creencia en Di-s es una respuesta creíble –incluso la más creíble- a los desafíos de la ciencia moderna, la historia, y el pensamiento moral.

La habilidad de Kelemen para centrarse sólo en esto brinda a su pensamiento agudeza y claridad, y sus líneas de razonamiento se sienten intuitivas y para nada forzadas. El se siente cómodo en las áreas más eruditas del pensamiento moderno así como también en su propia bien desarrollada fe religiosa. Y la sustancia y tono racional de su obra demuestra tanto en la práctica como también en la teoría el nexo entre la mente pensante y Di-s, permitiendo al lector arribar por sus propios medios a la conclusión de que Di-s es no solamente creíble sino conocible.

Kelemen afirma su principal propósito en su introducción:

“Mucha gente creería en Di-s mañana si sólo su intelecto se lo permitiera. Esta gente sospecha intuitivamente la existencia de un Ser Omnipotente. No obstante, el admirablemente alto valor que nuestra sociedad atribuye a la razón, combinado con la desafortunada equivocación difundida que la creencia en Di-s es necesariamente irracional, sofoca su espiritualidad potencial. Estos individuos deberían permitirse examinar el caso en aras de Di-s. Debería otorgarse el permiso para creer”.

Implícito en las palabras de Kelemen está que la mejor demostración de la existencia de Di-s es una sospecha intuitiva que se rehúsa a ser permanentemente suprimida. Sólo espera nuestra disposición para reconocer que esta intuición no es una aberración, no es algo que no esté relacionado con la verdad, para florecer y crecer en una creencia genuina y en un conocimiento de Di-s.

Esta es una posición poderosa para ser tomada, pues implica una epistemología que regresa a la meta medieval de observar todo conocimiento como conduciendo a, y culminando en, el conocimiento del Ser Supremo. Semejante sistema corre contra la posición secular usualmente sostenida de que la creencia en Di-s es, o irrelevante a, o incompatible con, la ciencia moderna.

Sabiéndolo, Kelemen se propone inspeccionar varias áreas principales que han sido percibidas como impulsoras de conflicto, y muestra cómo una correcta comprensión de la ciencia no solamente la revela como compatible con la creencia en Di-s, sino que incluso indicaría que semejante creencia es la explicación más razonable para los datos a mano.

Su repaso por las implicancias cosmológicas de la física moderna y la astronomía tocan a Einstein, Hubble, Friedmann y Hawkig, la relatividad general, los agujeros negros, el zumbido 3K, el universo en expansión y el Gran Estallido (Big Bang), llevando a una estupenda cita del Dr. Robert Jastrow de la NASA:

“…El científico que ha vivido por su fe en el poder de la razón… ha escalado la montaña de la ignorancia, está por conquistar su más alto pico; mientras se arrastra sobre la roca final, es saludado por una banda de teólogos que han estado sentados allí durante siglos”.

Kelemen es similarmente brillante en su crítica de los intentos de explicar a Di-s a partir del orden natural. El intento más persuasivo en este sentido ha sido la teoría de la evolución, y sus adherentes han sido notablemente exitosos en crear la impresión de que la emergencia de vida en todas sus ricamente interrelaciones puede ser mejor acreditada por un mecanismo simple que por un poder inteligente sobrenatural.

Kelemen inspecciona nuevamente el campo, e informa las cosas que los mejores científicos (no los teólogos) dicen. La posición de que la vida evolucionó enteramente partir de mecanismos no-inteligentes es sometida a análisis matemáticos en base a la concreta complejidad química de los bloques enzimáticos constructores de la vida. Basándose en los resultados de químicos y biólogos contemporáneos de las principales universidades de investigación, y citando todas sus fuentes sin ningún intento de prestidigitación.