Un corazón

“En el tercer mes luego de la salida de los Hijos de Israel del Éxodo de Egipto, ese mismo día fueron al desierto de Sinai…Y allí Israel acampo en frente de la montaña (Exodo 19:1-2)

En todos los otros campamentos, el versículo dice: Vaiajanu (y acamparon), aquí dice: Vaijan (y acampó). Esto es debido a que en todos aquellos campamentos, Israel estaban en desacuerdo unos con los otros, mientras que en éste, todos acamparon como un solo ser humano, con un corazón. (Mejilta, Rashi)

¿Cuándo el ser humano comenzó a ver y experimentar el universo como una entidad unificada? Muchos pensadores argumentan que nuestro entendimiento del universo ha evolucionado de ser una visión pluralista a una singular.

Hoy en día, sin embargo, hemos desarrollado una apreciación mas sofisticada del universo como un todo unificado. Todos los sistemas y organismos son parte de una entidad singular.

¿Cuándo exactamente cambió esta percepción?

De acuerdo a la Tora, sucedió hace 3300 años, cuando Israel acampó frente a la montaña de Sinai.

¿Qué poder tenía el Sinai para unir al Pueblo cuando “acamparon frente a la montaña”?

El Midrash explica que sucedió un acontecimiento que cambiaría el curso de toda la historia. Hasta tal punto que aquello que estaba arriba no descendió hacia abajo y Vice Versa. Lo espiritual estaba separado de lo material y mundano. Espíritu y materia eran dos fuerzas que no podían unirse. Obviamente, incluso antes de Sinai, la materia y energía eran esencialmente uno, pero los seres humanos no eran capaces de integrarlos.

Sinai cambió todo eso. Unió el cielo y la tierra, integrando lo sublime y lo mundano.

En una palabra: Fusión. Ahora podemos tomar un objeto físico inanimado, y convertirlo en una energía sublime. Lo temporal se puede transformar en permanente, y lo mortal, en inmortal.

Esta fusión no solo ha cambiado el paisaje global, sino que también ha transformado nuestra experiencia personal.

El ser humano es un universo en microcosmo. Nosotros también tenemos dos fuerzas, nuestros cuerpos y nuestras almas. ¿Podemos integrar estas dos?, ¿o estamos condenados a una vida de compartimientos en donde la mayor parte del tiempo estamos implicados en la lucha por la supervivencia?

Sinai introdujo a nuestras vidas una nueva forma de ser: no tienes que separar tu vida en dos o más partes. Tienes el poder de espiritualizar los material y fusionar tu cuerpo con el alma.

Ésto se hace transformando nuestro cuerpo y actividades físicas en vehículos para expresar y cumplir la misión del alma. En vez de controlar tu vida espiritual, tu vida material sigue los deseos de tu alma. El conductor dirige el vehículo, no al revés.

No significa que sea fácil. Es por esto que nos tapamos los ojos cuando recitamos el Shema, al declarar “Hashem ejad”, que Hashem es uno. Nos cubrimos nuestros ojos porque son ellos los que nos llevan a percibir un universo pluralista.

Cuando piensas en eso, realmente tiene más sentido que todos los aspectos del universo y nuestras vidas están conectados.

Cierra tus ojos, escucha una melodía, y te sentirás uno contigo mismo, uno con otros y uno con el universo

Cuando el Pueblo llegó a Sinai, de pronto fueron tomados por un nueva “música” que los rodeaba. Todas sus diferencias fueron disueltas en ese increíble momento. Se convirtieron es “un ser humano, con un corazón”.

Ahora que se acerca Shavuot, ve a una sinagoga y escucha la lectura de los Diez Mandamientos. Lleva a tu familia. Recrea la experiencia de Sinai. Cierra tus ojos. Visualiza el cielo encontrándose con la tierra.

Imagina lineas imaginativas que te conectan a ti con tus familiares y otras personas.

Cuando abras tus ojos, pregúntate:

¿Quién estará en el lugar del conductor? ¿Mi cuerpo y sus necesidades, o mi alma?

Por: Simon Jacobson

¿Por qué la Torá fue entregada en el desierto?

Si la Torá se supone que representa bendición y conexión con Di-s en este mundo, ¿por qué no fue presentada al mundo en un lugar de abundancia física revelada?

1. Igualdad de oportunidades y capacitación

El hecho de que los Diez Mandamientos fueron dados en el desierto, en una montaña, no fue coincidencia. Todo tiene una razón y enseñanza. El desierto es un lugar que no le pertenece a nadie. Así también la Torá, es accesible a todos.

2. El viaje es también parte de la diversión

La Torá es una vibrante y profunda vía hacia la Santidad. Es una herramienta de transformación para quienes la abrazan.

La tradición Judía nos enseña que en la entrega de la Torá, el monte Sinai floreció. Con la introducción de la Torá, la tierra estéril se convirtió en un exuberante jardín lleno de flores. Por lo tanto, la dinámica del poder transformador de la Torá fue revelada, incluso en mayor medida de lo que podría haber sido si se hubiera dado en una manifestación ya establecida de bendición.

La Torá es un sendero, no un destino. El camino que nos conecta con el Infinito Creador nunca debe ser estático o habitual. Para demostrar esto, se nos fue presentada en el camino hacia la Tierra de Israel.

Por: Rab Baruj E. Erdstein, Nejama Dina Kumer

Lag Baomer 2023

Desfile, juegos, música y mucha diversión en el festejo de Lag Baomer organizado por Jabad  

Con un gran desfile de más mil personas por el barrio de Once, alumnos de escuelas primarias judías comenzaron el martes 9 de mayo los festejos de Lag Baomer. Encabezados por la Banda de Música de la Prefectura Naval Argentina, los chicos recorrieron las calles con pancartas y maquetas vinculadas a esta fecha tan especial de unión y orgullo judío. La fiesta continuó después en Super Park, el parque de diversiones de Avellaneda, donde se unieron las instituciones educativas participantes para disfrutar de una jornada de encuentro con el show musical de Tiembla el Mohel, las palabras del Rabino Tzvi Grunblatt, la actuación de alumnos en el escenario, sorteos, y todo el entretenimiento de los juegos mecánicos. 

El martes desde las 10.30 horas, las calles del barrio de Once se llenaron de música y color con la marcha de chicos y chicas de la escuela Oholey Jinuj desde Boulogne Sur Mer al 600 hasta la plaza ubicada en Córdoba y Anchorena. Tras un enorme camión con grandes maquetas de las campañas del Rebe, seguido por la banda militar, marcharon las bandas infantiles de Tzivot Hashem y chicos con maquetas y carteles con Mitzvot.  

La fiesta siguió en Super Park, el parque de diversiones de Avellaneda. Mil chicos se unieron en el Acto Central para disfrutar un show de música y las palabras del Rabino Grunblatt. También actuaron los bajurim de la Ieshivá y la banda de Tzivot Hashem. Después del sorteo de dos monopatines, un juego y una bicicleta, se encendió una fogata. ¡Todos los chicos tuvieron su momento para divertirse en los juegos mecánicos del parque! 

El Rabino Tzvi Grunblatt, Director General de Jabad Argentina, dirigió unas sentidas palabras a los chicos señalando la importancia de ese gran Hakhel –reunión– en honor a Rabí Akiva y a Rabí Shimón Bar Iojai. Lag Baomer es una fiesta de bendición y de alegría, explicó, que nos habla de la relación con nuestros pares y con Di-s: “Rabí Akiva nos enseña a buscar siempre el bien de todos, que nadie se sienta mal, que nadie se sienta excluido. Rabí Shimón Bar Iojai nos enseña que estudiar Torá nos une a Hashem”.  

Las actividades fueron organizadas por el Departamento de Eventos y DIfusión de Jabad Argentina dirigido por el Rabino Levi Silberstein y Etti Silberstein, y por Tzvivot Hashem liderado por el Rabino Shlomo Taubenfligel, con la supervisión y dirección general del Rabino Tzvi Grunblatt. Agradecemos la colaboración de DAC por el sistema de seguridad brindado para el evento, y a todas las escuelas que participaron de esta gran fiesta. ¡Lag Baomer saméaj!  

¿Por qué? ¿Por qué?…

Todos sabemos que los 10 mandamientos fueron entregados por Di-s en el Monte Sinaí. Pero ¿por qué el Monte Sinaí en particular? El Monte Sinaí no era el más majestuoso e importante.

Di-s eligió ese monte para entregarnos la Torá, para enseñarnos un importante mensaje: la humildad es un requisito para estudiar Torá.

La Torá proviene de Di-s, y cuando escuchamos una instrucción de la Torá debemos tener la habilidad de “escuchar”. Esta es una rara cualidad, ya que generalmente nuestro ego no nos deja oír más que nuestras propias ideas. Por eso se requiere de la humildad para recibir la Torá.

Sin embargo este mensaje sería más enfático si la Torá hubiese sido entregada en la planicie. ¿Para qué entonces elegir una montaña, que sin ser majestuosa simboliza la fuerza?

Esto se puede explicar del siguiente modo: si bien la humildad es importante, muchas ocasiones en la vida judía demandan una actitud más determinante y fuerte. Auto-sacrificio, voluntad férrea ante los que nos ridiculizan, la predisposición a sufrir por el judaísmo (tal como lo hicieron los judíos en la Rusia comunista por muchos años) son respuestas que a veces son requeridas.

Es interesante que el Código de Leyes judío en su comienzo declara “no te avergüences por las burlas y el ridículo”. Si uno va a titubear en el cumplimiento de un precepto simplemente por la crítica burlona de los demás, ¡pronto no quedaría nada para observar del judaísmo! Por ello se necesitan ambas cualidades: humildad y fortaleza. La aptitud de escuchar y también la firmeza de poder ir contra la corriente cuando es necesario. Ambas cualidades están simbolizadas en el Monte Sinaí.

¿POR QUÉ PERMANECEMOS DESPIERTOS LA NOCHE DE SHAVUOT?

El motivo es que muchos de los integrantes del Pueblo de Israel durmieron la noche anterior a la entrega de la Torá, y su sueño fue muy tranquilo y placentero, hasta el punto tal que Di-s mismo tuvo que venir a despertarlos. Para corregir este hecho, acostumbramos a permanecer despiertos toda la noche estudiando la Torá.

¿POR QUE INGERIMOS COMIDAS LÁCTEAS EN SHAVUOT?

Uno de los motivos de esta costumbre es el hecho de que al haber recibido el Pueblo Judío la Torá, donde se les ordenó sobre los Preceptos de Kasher, descubrieron que no tenían carne Kasher, puesto que de acuerdo a los rituales de Kasher, ésta debe faenarse de un modo específico y con cuchillos especiales, no tuvieron otra alternativa que consumir sólo comidas lácteas de fácil y rápida preparación.

¿POR QUE SE ADORNAN LAS SINAGOGAS CON PLANTAS?

En muchas comunidades se acostumbra adornar las Sinagogas con ramas de árboles y flores. El motivo de esta costumbre es para recordar al Monte Sinaí, el cual se cubrió de hierbas durante la entrega de la Torá.

El denominador común

La historia judía resume entre otras cosas, las diferentes corrientes que existieron dentro del pueblo. Desde que salimos de Egipto hasta nuestros días somos testigos de discusiones y debates entre diferentes franjas de la comunidad. Sólo una vez fuimos meritorios de una unión verdadera y completa: al prepararnos para recibir la Torá en Shavuot. Cuando el pueblo judío estaba parado frente al Monte Sinaí “como un solo hombre con un solo corazón”.

Esto no es solamente una realidad histórica, sino un mensaje profundo. La unión del pueblo judío puede lograrse sólo a través de la base sólida de la Torá. Sin ella, quizás podemos pensar que somos un grupo de personas, o comunidades que no tienen nada en común.

Es imposible catalogar al pueblo judío de acuerdo a los parámetros comunes a las naciones. Por ejemplo, el pueblo francés está compuesto por personas que viven en Francia, hablan francés, se identifican con la cultura francesa, etc. Aquel cuyo abuelo emigró a los Estados Unidos de Norteamérica y nunca visitó Francia, no habla su idioma y no conoce su cultura- no puede considerarse francés. Sólo el pueblo judío puede mantenerse en una situación anormal. Sus integrantes viven en diferentes países, hablan idiomas distintos, y viven de acuerdo a culturas disímiles – y sin embargo todos son considerados parte de un solo pueblo. ¿Quizás se trate de una raza? No es correcto, ya que a lo largo de las generaciones se unieron a nuestro pueblo (a través de la conversión de acuerdo a la Halajá-Ley Judía-) miembros de todas las razas, y son considerados judíos completos. Entonces ¿podemos alinearlos como miembros de una misma religión (en los términos del mundo)? Tampoco, pues también aquel que no es religioso, y no lleva a cabo ninguno de los preceptos de la Torá- es judío. Incluso quien se haya convertido en ‘apóstata’ no requiere de ningún acto especial para retornar a sus raíces.

¿Cuál es entonces el punto que une a todos los judíos?

Nuestra identidad no está delimitada por parámetros terrenales. La identidad judía se desprende del alma que nos heredaron nuestros antepasados Abraham, Itzjak y Iaakov, y del pacto que sellaron con Di-s. Somos judíos pues nuestro fuero íntimo lo es. Nuestra condición no depende de otros factores. Si naciste judío, llevas dentro de ti ‘el puntito judío’, el alma judía, y eres parte inseparable del pueblo de Israel (al igual que lo son quienes se convierten de acuerdo a la Halajá)

Esta es nuestra fuente de unión. Para que nuestro judaísmo sea notorio y reconocido, se necesita de vida judía: Torá, Mitzvot, cultura judía, Eretz Israel, etc. De esta forma llenamos nuestro mundo de contenidos judaicos, creando una armonía entre nuestra esencia interior y nuestra forma de vida y sentimientos. Y aunque existen grandes abismos entre algunas partes de nuestro pueblo, esto no cambia en absoluto la unión esencial que nos ata. El mejor momento para expresarla y reforzarla es Shavuot.

Adaptado del Sijat Hashavua

Shabat el objetivo de la vida

“Cuando vengáis a la tierra… descansará la tierra un Shabat para Hashem” (Vaikrá 28,2)

En el comienzo de nuestra Parshá, la Torá dice1: “cuando vengáis a la tierra…descansará la tierra un Shabat para Hashem”. Esto se refiere a la mitzvá de Shmitá, el año sabático, que el texto detalla a continuación: “seis años sembrarás tu campo…y en el séptimo año un Shabat de Shabatón será para la tierra”.

La secuencia presentada por el versículo genera una pregunta2: del lenguaje de la Torá parecería como que “cuando vengáis a la tierra” de inmediato debe cesarse el trabajo del campo- “y descansará la tierra un Shabat para Hashem”. Pero en realidad esto no es así, ya que primero vienen los seis años de trabajo, y sólo después el año sabático de Shmitá.

TRABAJO EN ARAS DE LO SACRO

El orden de cómo nos presenta la Torá el tema, viene a enseñarnos cuál es el objetivo y la meta de toda la labor durante los seis años. El hombre podría pensar que el objetivo principal es el trabajo del campo durante los seis años de actividad agrícola, y el año sabático es un tema más allá de ella. Nos enseña aquí la Torá que todo el objetivo de “cuando vengáis a la tierra” y la actividad del arado y la siembra es “descansará la tierra un Shabat para Hashem”.

Es cierto que la secuencia real es en primer lugar los seis años de trabajo del campo y recién a continuación el año sabático; pero del judío se requiere que recuerde constantemente que el año sabático de Shmitá es el objetivo y la meta.

El judío debe tener siempre presente que toda la labor de los seis años no es sino para llegar al séptimo, al año de santidad y espiritualidad. Con ese fin Di-s nos dio la Tierra de Israel, para que introduzcamos en ella santidad- el “Shabat para Hashem”- en el seno de la vida cotidiana.

HACIA EL SÉPTIMO MILENIO:

En un aspecto más amplio, hay aquí una referencia a la vida del hombre en su sentido global. Es sabido3 que la vida en este mundo está compuesta de seis mil años de acción y de un séptimo milenio que es un “Shabat y descanso de vida eterna”4.

Nos indica aquí la Torá: “cuando vengáis a la tierra”- cuando el alma desciende a esta tierra inferior, a este mundo, a los seis mil años de acción, debe ésta saber que el objetivo es- “y descansará la tierra un Shabat para Hashem”- llegar al séptimo milenio, a la era del ‘Shabat’.

El judío debe estar compenetrado con la convicción de que todo el objetivo de su vida sobre la tierra es preparar al mundo para a su objetivo Divino- que el mundo se convierta en una morada para Él, Bendito Sea5, algo que alcanzará su concreción más íntegra, en el séptimo milenio.

CADA DÍA ES SHABAT:

Así ocurre también con la vida cotidiana: por la naturaleza de cómo está estructurado el mundo, la mayoría de las horas del día están dedicadas a temas mundanos- al trabajo, las diferentes necesidades materiales, etc. Sin embargo, uno debe tener presente que el objetivo es el ‘Shabat’ – la santidad.

El verdadero objetivo de toda la actividad diaria son las horas dedicadas al estudio de la Torá, a la plegaria y a las mitzvot.

Con esta conciencia, el judío debe comenzar su día, como dice el Shuljan Aruj (Código de Leyes), que “de inmediato cuando uno despierta de su sueño debe recordar frente a quien se encuentra acostado”, y debe expresar esto diciendo “Modé ani lefaneja”- agradezco frente a Ti. Esta es efectivamente la meta de toda la vida- servir a Hashem y hacerlo morar en el mundo de la acción.

(Sefer HaSijot 5750, Tomo 5, Pág. 471)

Los diferentes tipos de Sacrificios

Hay cinco tipos de korbanot (sacrificios):

1.  Olá / La ofrenda quemada en su totalidad

2.  Minjá / La ofrenda de harina

3. Shelamim / La ofrenda de paz

4.  Jatat / La ofrenda por el pecado

5. Asham / La ofrenda por la iniquidad

Los tres primeros tipos de korbanot pueden ser traídos voluntariamente por un judío como regalo a Hashem. Los dos últimos deben ser ofrecidos por un judío después de cometer una averá (pecado). Hashem se siente especialmente complacido por los korbanot que son ofrecidos libremente, y no a causa de un pecado. Por esta razón, se los menciona en la Torá en primer término.

Consideramos a continuación — en ese orden — estos cinco tipos de korbanot.

1.  Olá/ La ofrenda olá que es totalmente quemada

La ofrenda Olá puede ser tanto un animal como un ave. Los detalles varían según de cuál se trate.

A. Un Olá animal

Si una persona desea donar un korbán, puede decir: “He de traer un sacrificio Olá para Hashem.”

Elige entonces un ejemplar macho de los animales de granja kasher — un buey o carnero, o un macho cabrío. El animal no puede tener un mum (defecto) en el cuerpo. El dueño lleva el animal a la Azará, el patio del Bet Hamikdash. Allí apoya ambas manos sobre la cabeza del animal al tiempo que pronuncia Vidui — el reconocimiento del pecado o los pecados por los que trae este korbán.

Aunque el judío debe traer el olá por voluntad propia, ésta le ayuda a obtener perdón por algunas de sus averot (pecados).

¿Cuáles averot perdona Hashem a una persona por traer un sacrificio Olá?  Tres tipos de averot:

1.  Si una persona tuvo malos pensamientos e hizo teshuvá (se arrepintió) por ellos, el korbán Olá expía sus malos pensamientos.

2. Si, por error, una persona no cumplió con alguna mitzvá de la Torá que debería haber cumplido, y hace teshuvá , la ofrenda Olá ayuda a que su pecado sea perdonado.

3. El Olá también expía las averot (pecados) que pueden corregirse mediante el cumplimiento de una mitzvá.

Olá es uno de los korbanot más sagrados: recibe el nombre de Kodesh Kodashim.

B. Un ave Olá

Naturalmente, un sacrificio animal es mucho más costoso que un ave. Si un judío desea donar un Olá a Hashem pero no tiene los medios para comprar o regalar un animal, puede en cambio donar una de las aves kasher, una paloma o tórtola.

Trae el ave al kohen, pero no apoya las manos (semijá) sobre el ave como lo haría con el animal.

El kohen mata el ave haciendo una incisión sobre la parte posterior del pescuezo (meliká).

Antes de que el ave sea quemada sobre el mizbeaj (el altar), el kohen le saca el estómago, ya que no puede ser quemado como parte del korbán.

Nuestros Sabios enseñan esta norma: “No es importante para Hashem el que una persona esté en condiciones de ofrecer un korbán costoso o barato. Lo que Él desea es que la persona traiga el korbán leshem shamaim, por amor a Hashem, y no en busca de honores.”

2. Minjá / La ofrenda de harina.

Hashem dice: “Un judío rico debe ofrecer un animal como sacrificio de Olá. Uno que no está en condiciones de ofrecer un animal, puede ofrecer un ave en su lugar. Y un judío que es demasiado pobre como para dar un ave, puede en cambio traer aceite y harina al Beit Hamikdash. Parte de la masa que se hace con estos ingredientes será quemada sobre el mizbeaj.  La ofrenda de harina recibía el nombre de minjá. La palabra “minjá” significa regalo. Aunque el regalo del pobre a Hashem cueste mucho menos que el animal o el ave del más rico, Hashem lo atesora. Porque Hashem sabe que el pobre podría haber utilizado ese aceite o esa harina para hornear su propio pan, y sin embargo, donó su alimento como regalo a Hashem. Podría hasta pasar hambre a causa de su ofrenda de harina como minjá. Así entonces, Hashem dice: “¡El korbán minjá es tan precioso para Mí como si el pobre me hubiera ofrecido su propia vida sobre el mizbeaj”

Al igual que el Olá, el minjá pertenece al grupo de korbanot que son Kodshei Kodashim, los sacrificios más sagrados. Hashem desea que el pobre piense: “Aunque no tengo dinero para un korbán animal, puedo traer un korbán del tipo más sagrado.” Por eso, Hashem puso la minjá entre los korbanot más sagrados.

3. Shelamim / La ofrenda de paz

Hasta ahora hemos examinado dos tipos de korbanot: el Olá y el Minjá. A continuación la Torá explica las leyes de korbán shelamim, la ofrenda de paz.

¿Cuándo ofrece un judío Shelamím? Cuando se siente dichoso y desea compartir un plato de carne con su familia y amigos — pero también desea santificar su comida compartiéndola con Hashem y con Sus kohaním. Si alguien ofrece Olá o Minjá no le está permitido comer ninguna porción del korbán. De modo que puede ofrecer un buey o una vaca, un carnero o una oveja, o una cabra como korbán Shelamim.

El dueño trae el animal a la Azará y apoya las dos manos sobre la cabeza del animal (semijá). Puesto que el korbán Shelamim no expía un pecado sino que expresa alegría y gratitud a Hashem, el dueño del animal no pronuncia Vidui (confesión). En cambio, agradece y ensalza a Hashem al tiempo que apoya las manos sobre la cabeza del animal.

El kohen salpica una gotas de la sangre del korbán sobre el mizbeaj. Luego una parte del animal es quemada sobre el mizbeaj, una parte es entregada a los kohanim, y el resto es consumida por el dueño y su familia dentro de la ciudad de Ierushalaim.

Una de las razones por las cuales este korbán recibe el nombre de Shelamim, es que trae  “shalom”, paz, a todos los que participaron en él. El dueño ha compartido su alegría con los kohanim, y él y su familia comen la mayor parte del korbán. Puesto que el korbán es compartido por todos, hace que todos ellos vivan en paz y amistad.

4. Jatat / La ofrenda por el pecado

Hasta ahora la Torá consideró tres korbanot : el Olá, el Minjá, y Shelamim. Estos eran traídos por el judío que deseaba hacer un regalo a Hashem.

Ahora la Torá trata del korbán que el judío debe traer por la averá  (pecado) que cometió. Este korbán recibe el nombre de “Jatat”. La palabra Jatat se origina en la raíz “Jet” que significa “pecar”. Este korbán debía ofrecerse por cierto tipo de pecado  que un judío cometía por equivocación ¿Qué significa pecar “por equivocación”? Esto puede ocurrir de dos formas:

1. La persona no conoce la halajá (ley judía). Por ejemplo, cocina en Shabat porque no sabe que está prohibido cocinar en Shabat.

2.  La persona está equivocada respecto de los hechos. Por ejemplo, sabe que está prohibido cocinar en Shabat, pero olvidó que hoy es Shabat y cocinó en Shabat.

En ambos casos el judío simplemente se equivocó. Sin embargo, en la Torá dice que cometió una falta, por lo tanto debe traer un korbán Jatat para que Hashem le perdone su pecado.

5.  Asham guezelot / La ofrenda por la iniquidad

Además de jatat, la Torá nos enseña sobre otro korbán que se ofrece por cometer una falta: Asham. Hay seis razones por las cuales una persona debe traer Asham, y tres de ellas son mencionadas en nuestra parshá:

1.  La ofrenda de Asham por robar dinero:

Digamos que una persona robó dinero de otro judío y luego juró en falso en el Bet Din. Luego se arrepiente y quiere hacer teshuvá.

Debe devolver el dinero que robó, más una multa equivalente a una quinta parte. También debe ofrecer un sacrificio llamado Asham Guezelot, la ofrenda de Asham por robar dinero.

2.   La ofrenda de Asham por utilizar la propiedad del Bet Hamikdash:

Está prohibido a los judíos utilizar para su uso personal cualquier objeto que pertenezca al Bet Hamikdash. No puede tomar ninguna parte del korbán que debe ser quemado sobre el mizbeaj o que debe ser comido por los kohanim. Tampoco puede emplear el dinero o los objetos pertenecientes al Bet Hamikdash. Si utiliza cualquier objeto de propiedad del Bet Hamikdash para sí, su pecado recibe el nombre de Meilá, uso indebido de lo que pertenece a Hashem.

Para enmendar este pecado, debe devolver el objeto, pagar una multa equivalente a una quinta parte sobre el valor del objeto y luego ofrecer un sacrificio Asham denominado Asham Meilot.

3. El Asham de la incertidumbre:

Un judío debe ofrecer un Asham Talui en caso de pensar que cometió cierto tipo de averá (pecado), pero no está seguro de haberlo cometido realmente. Por ejemplo, comió carne que contenía grasa. Luego descubrió que la grasa podría haber sido jelev (grasa prohibida). El castigo por comer esto  es karet (muerte prematura y sin descendencia). La persona no está segura de si la grasa que comió era prohibida o no. En ese caso, debe traer un Asham Talui, un Asham de la duda, al Beit Hamikdash. Este korbán recibe el nombre de “Talui” pues retiene el castigo de Hashem hasta que la persona averigua si pecó. Si más tarde descubre que la grasa no era kasher, debe traer un korbán Jatat.

El único animal que puede traer una persona como Asham es un carnero. El pecador lo lleva al Beit Hamikdash, coloca las manos sobre la cabeza del animal (semijá), y dice Vídui por su pecado. Este korbán pertenece al grupo de los Kodshei Kodashim, el tipo más sagrado de Korbanot.

Extraído de “El pequeño midrash dice”  editorial Bnei Sholem.

¿Es aun relevante la religión?

Tarjetas inteligentes, bombas inteligentes, células madre y teléfonos celulares. No se puede negar: vivimos una nueva era. La ciencia ficción se transformó en hechos científicos. Y se formula una pregunta: En este nuevo orden mundial, con la ciencia y la tecnología cambiando nuestra forma de vivir, ¿es relevante la religión? ¿Aún necesitamos adherirnos a un antiguo y aparentemente muy obsoleto código de leyes, cuando estamos mucho más avanzados que nuestros antepasados?

Esta cuestión me recuerda al pequeño y viejo Hymie Levy de Londres, que se encontraba asistiendo a un coktail en compañía de la aristocracia. El pobre Hymie estaba completamente fuera de lugar alternando con los caballeros y damas de la realeza y alta sociedad británicas. Una duquesa estaba tan irritada por la presencia de ese ordinario judío que lo enfrentó directamente. Rezumando sarcasmo, con su mejor lenguaje, le dijo a Hymie “¡Sabe usted que el linaje de mi familia se remonta a aquellos que estuvieron presentes en la firma de la Carta Magna!” Hymie Levy se mantuvo inmutable. Se encogió ligeramente de hombros y susurró en el oído de la duquesa “¡Y mi abuelo Moishe estuvo presente en la entrega de los Diez Mandamientos!”

¿Los Diez Mandamientos han pasado la “fecha de vencimiento”? ¿La fe, la duda, el asesinato, el adulterio, el robo, la mentira y la envidia están fuera de moda? A pesar de todos los maravillosos descubrimientos médicos y científicos, ¿el ser humano mismo ha cambiado? ¿Los mismos temas morales que enfrentaron nuestros antepasados no desafían a nuestra generación?

Tanto si es una carreta de bueyes o un Mercedes, cólera o cortes coexistencia son aún una elección que debemos hacer. Cuidar de padres ancianos no es un problema nuevo. Tanto si son Adán y Eva o Miguel y Susana, el pasto siempre parece algo más verde en el otro lado. Por algún motivo inexplicable, la esposa, la casa, el caballo o el auto de la otra persona, aún son más atractivos y deseables que los nuestros.

Los mismos temas que trata la Biblia —rivalidad rampante, socios celosos y aun asesinato —son los titulares de los diarios de hoy. ¿Así que, qué hay de nuevo? ¿Ha cambiado algo? Si, hoy tenemos astronautas y estaciones espaciales y proyectores láser y laptops, pero los temas básicos y las elecciones que el ser humano debe enfrentar siguen siendo iguales. Antes la pregunta era ¿debo golpearlo con mi garrote o degollarlo con mi espada? Hoy la pregunta es ¿debo enviar los submarinos nucleares o enviarle misiles guiados?

La tecnología ha avanzado a pasos agigantados. Pero los temas principales, los dilemas morales básicos no han cambiado un ápice. Aún luchamos para conocer la diferencia entre correcto e incorrecto, moral o inmoral, ético o tortuoso, y ni siquiera la más potente computadora de la tierra puede respondernos estas preguntas.

La ciencia y la tecnología pueden hacer maravillas para la humanidad. Pero también pueden hacer que explotemos para llegar más rápido que Atila el huno, al otro mundo. La ciencia y la tecnología responden Cómo y Qué. No responden al Por Qué. 

¿En primer lugar por qué estamos aquí? ¿Por qué debo ser bueno con mi prójimo? ¿Por qué mi vida debe ser más noble que la de mi perro doberman? La ciencia y la tecnología han revelado muchos misterios que nos intrigaron por siglos. Pero no han respondido a una sola pregunta moral. Solo la Torá se dirige al campo minado de la moral. Y esos temas son quizás más urgentes hoy que nunca antes en la historia.

La Torá es verdad y la verdad es eterna. Los escenarios cambian. El estilo de vida varía con la geografía. El desarrollo histórico es diferente, pero los temas a nivel interior son muy familiares. Aunque nunca necesitamos la religión —o en nuestro lenguaje, Torá —hoy la necesitamos igualmente o quizás mucho más. Que continuemos encontrando guía y claridad en las verdades eternas de nuestra santa y eterna Torá. Amén

Por Yossy Goldman

La esposa el “Hogar” de uno

Al describir el servicio del Sumo Sacerdote en Iom Kipur, la porción de la Torá Ajarei nos dice que el Cohén Gadol “expiará por él mismo y por su casa”. Nuestros Sabios explican que “su casa” significa su esposa.

Al declarar que el Cohén Gadol está por expiar tanto por el mismo como por su esposa, el versículo implica que el Sumo Sacerdote debía estar casado.

Sin embargo, el requerimiento de que el Cohén Gadol fuera casado es pertinente solo a Iom Kipur, durante el resto del año, un Cohén Gadol podía servir aún si era soltero.

Iom Kipur representa la cima del servicio espiritual, cuando el más santo del pueblo judío —el Cohén Gadol -servía en el lugar más santo —el Santo de los Santos —en el día más santo del año.

¿Por qué era necesario que el Cohén Gadol fuera casado para poder cumplir su servicio más sagrado? Esto es aún más asombroso a la luz del hecho que era necesario para el Cohén Gadol separarse de su esposa durante la semana precedente a Iom Kipur.

El hecho de que la Torá se refiera a la esposa del Cohén Gadol como “su casa” antes que simplemente como “su esposa” muestra que no solamente debía ser casado el Cohén Gadol, sino que también en el momento de su servicio en Iom Kipur también debía tener una esposa que es su casa .

¿Qué cualidad superior hace a la esposa la “casa” de uno? Además, ¿qué significa exactamente que la esposa del Cohén Gadol era su “casa”?

El gran Sabio Rabí Iosi dijo una vez: “Nunca me he referido a mi esposa como ‘mi esposa’ sino como ‘mi casa'”. La declaración de Rabí Iosi acerca de cómo se refería a su esposa es una de las numerosas declaraciones referidas a cuán cuidadosamente se conducía de un modo ejemplar. ¿Qué era tan especial que siempre se refiriera a su esposa como “su casa”?

Al referirse a su esposa de esa manera Rabí Iosi buscaba indicar su toma de conciencia de que el propósito final del matrimonio es cumplir el mandamiento “se fructífero y multiplícate” —para establecer una casa judía llena de hijos. Por lo tanto, él vio a su mujer no como “su esposa” sino como “su casa”.

La conducta de Rabí Iosi difería de la conducta de los otros Rabs, quienes se referían a sus mujeres como sus esposas. Los otros Sabios no se referían a sus esposas solo como “sus casas” pues ellos se dieron cuenta que tener una esposa —aún sin hijos para hacerla “la casa de uno” —es un fin deseable en sí mismo.

Así encontramos que durante el primer año de matrimonio —cuando no hay hijos —un esposo está exceptuado del servicio militar así puede “alegrar a su esposa”. Así también un esposo está libre de ciertas obligaciones durante las festividades así podrá “alegrar a su esposa”.

Claramente la Torá reconoce el valor de la relación entre marido y mujer en sí misma.

El grado de santidad de Rabí Iosi, sin embargo, era tal que su visión de la vida de casado se centraba alrededor del hecho de que el matrimonio le posibilitará tener hijos. Por ellos, cuando pensaba en su mujer, él avizoraba el resultado de su matrimonio —un hogar judío repleto de hijos.

En Iom Kipur, el Cohén Gadol estaba cargado con la aterradora responsabilidad de lograr la expiación no sólo en su beneficio y en beneficio de su “casa”, sino —lo más importante —en beneficio de todo Israel.

Comprensiblemente, para cumplir esto, tenía que elevarse a las más grandes alturas espirituales. Parte de este proceso estriba en santificarse él mismo hasta el grado que él —igual que Rabí Iosi —viera a su esposa solamente como “su casa”.

(Likutei Sijot, Vol. XVII, págs. 172-176)

Parashá en síntesis: Ajarei Mot-Kedoshim

Durante el período que se extiende desde Pesaj hasta Shavuot (costumbre sefaradí) o hasta Rosh Hashaná (para los ashkenazìes) se lee cada Shabat – antes del rezo de MInjá – el Pikei Avot (Ética de los Padres), tratando contenido en el tomo de Nezikim, uno de los seis que componen la Mishná. Contiene una serie de reglas, pensamientos, principios de conducta y aforismos atribuidos a sesenta sabios que vivieron hace unos 2000 años (1330 a.e.c. hasta 200 e.c.)

Los principios morales  y éticos que se desprenden de estas enseñanzas difieren de aquellos expresas por sabios de otras nacionales, porque las enseñanzas del judaísmo están inspiradas en la Torá, que tiene el carácter de Revelación Divina y, por tanto, no son el resultado de reflexión, análisis o sabiduría personal, como sucede con otros pueblos. 

Los preceptos de vida contenidos en Pirkei Avot se leen en esa época del año, después del invierno, para canalizar las pasiones que renacen en primavera, a fin de que la persona no tenga la impresión de que todo depende de ella y está bajo su poder. También se considera parte de la preparación espiritual a la cual se tiene que dedicar este período de Sefirat haOmer (Conteo del Omer), que culmina con el recibimiento del a Torá en Sinaí.

“Después de la muerte” (Ajarei mot) de los hijos de Aharón, Di-s le da instrucciones detalladas a Moshé sobre el servicio especial y los sacrificios del día de Iom Kipur, que sería llevado a cabo por Aharón en su carácter de Cohén Gadol (Sumo Sacerdote), quien solo entraría al Kodesh Hakodashim (Santo Santuario, el lugar más santo del Templo) en esa ocasión. 

Siendo Eretz Israel la tierra más santa del mundo, era necesario que sus habitantes observarán una conducta de alta moralidad, pues, de lo contrario, la tierra los expulsaría y quedarían exilados, tal como se prevé en esta Parashá. 

Di-s estipula el carácter de Santo (Kedoshim) del Pueblo Judío en su doble acepción: como “santo”, en el sentido de los altos parámetros de moralidad que le son exigidos, a través del cumplimiento de las mitzvot, y como “separados” de los demás pueblos y de todas aquellas cosas que estén en contradicción con la Torá. 

Se advierte al Pueblo Judío que no debe imitar a los demás pueblos. Aún en la actualidad debemos estar alertas sobre nuestro modo de vida, porque técnicamente podríamos estar observando los preceptos (como el kashrut, por ejemplo), pero es necesario que lo hagamos según nuestros cánones de restricción y moralidad, porque tal como decía Rabi Shneur Zalman de Liadi: “Todo lo que está prohibido no se permite, pero mucho de lo que está permitido no es necesario”, por lo cual debemos actuar siempre con moderación y autenticidad. 

El pueblo escogido por Di-s para ser Santo debe actuar como modelo para las demás naciones, para demostrar en la práctica la posibilidad de una sociedad deseable. Esta escogencia no implica superioridad respecto a otros grupos, ni impunidad en las acciones, ni privilegios especiales, sino obligaciones y responsabilidades especiales de aquellos que están destinados a servir al mundo, a ser “luz entre las naciones”; servidores, mas no amos. 

Parashat Kedoshim, colmada de Mitzvot (aproximadamente 70) fue transmitida a todo el pueblo reunido en asamblea, porque en ella se incluyen los preceptos equivalentes a los Diez Mandamientos y, además, principios fundamentales tales como “amarás a tu prójimo como a ti mismo”, que consagra la unidad de la nación, donde cada judío es considerado como parte del gran cuerpo que es el pueblo entero.