Shavuot 2024

Shavuot 2024

Shavuot significa “semanas”. Se refiere a las siete semanas que contamos por orden Divina a partir del segundo día de Pésaj. Conmemora, entre otras cosas, las siete semanas que contaron nuestros antepasados al salir de Egipto en anticipación y preparación para la entrega de la Torá en el Monte Sinaí, hace 3336 años.

Este día celebramos la única vez que Di-s se manifestó con Su Presencia Divina ante toda la nación judía, para entregarle la Torá. Así, de ser un pueblo de escla­vos nos convertimos en el pueblo al que se le encomendó la misión cósmica de traer luz Divina al mundo entero, a través del estudio, cumplimiento y difusión de Sus preceptos

En profundidad 

La entrega de la Torá activó la esencia del alma judía para la eternidad. Nuestros sabios la definen como la “boda” entre Di-s y el pueblo judío. Shavuot también significa “juramentos”, porque este día Di-s juró devoción eterna por nosotros, y nosotros a su vez le prometimos lealtad eterna a Él. 

Fiesta de las primicias

En la antigüedad, en este día se ofrecían en el Templo Sagrado de Jerusalem dos panes de trigo. También se comenzaba a traer Bikurim, las primeras frutas. como agradeci­miento a Di-s por la generosa cosecha producida por la Tierra de Israel. Anhelamos la inminente reconstrucción del Beit Hamikdash para poder volver a cumplir estos dos preceptos.

Costumbres de Shavuot 

Revivi la experiencia : Es costumbre escuchar el primer día de Shavuot (miércoles 12 de junio) la lectura pública en la sinagoga de los Diez Mandamientos para revivir la entrega de la Torá y renovar nuestra aceptación del regalo de Di-s.

 

Disfrutá de una comida láctea

La Torá se compara con la leche por varias razones. Una de ellas es que el valor numérico de la palabra hebrea “jalav” -leche- es cuarenta, la cantidad de días que Moshé pasó en el Monte Sinaí cuando recibió la Torá.

 

Toda la noche

Para rectificar el error de nuestros antepasados, a quienes llegado el momento de la entrega de la Torá Di-s encontró dormidos, nos quedamos despiertos la primera noche de Shavuot estudiando Torá hasta el alba para demostrar nuestro entusiasmo por recibir nuevamente el regalo más preciado de Di-s.

 

El Libro de Ruth

Se recita como parte del programa de estudio de la primera noche de Shavuot. En muchas comunidades se lee públicamente el segundo día de la festividad, ya que el Rey David, quien falleció ese día, desciende de esta gran mujer.

 

Flores y plantas

Decoramos el hogar y la sinagoga con flores y plantas en recuerdo de la abundante vegetación que por milagro floreció temporalmente en el Monte Sinaí, ubicado en medio del desierto.

 

Izcor

El jueves 13 de junio a la mañana se recita, en el Templo, la plegaria con memorativa por los difuntos.

 

Encendido de velas

Las dos noches de la festividad, las mujeres y niñas encienden las velas de lom Tov.

 

Al pronunciarse los Mandamientos en el Monte Sinaí cada uno percibió la presencia Divina. Utilicemos la Torá y sus enseñanzas, el único medio que se nos entregó para abrirnos -a nosotros y al mundo que nos rodea­hacia la Divinidad. 

 

Adaptado de las enseñanzas del Rebe de Lubavitch 

Símbolos y costumbres de Shavuot

Shavuot quiere decir no sólo “semanas” (Shavúa) sino también “juramentos” (Shevuá).

El nombre indica los dos juramentos que Di-s e Israel intercambiaron el día de la Entrega de la Torá, de permanecer fieles el uno al otro, por siempre.

A Shavuot se lo llamaba “Pentecostés” (“Quincuagésimo”) por los judíos griegos, porque se celebra cincuenta días después de la ofrenda del Omer.

Los Dos Panes de Trigo que eran traídos como señal de gracias en la época del Bet Hamikdash, simbolizaban la naturaleza dual de nuestra Torá: la Torá Escrita (Torá Shebijtav) y la Torá Oral (Torá Shebeal pé) que se dieron simultáneamente en el Monte Sinaí.

El día en que se dio la Torá fue un Shabat.

Si la Torá hubiese sido entregada en un día de semana, algunos judíos hubieran pensado que, dado que el Shabat es un día de descanso, deberían tener un descanso también del estudio de la Torá.

Al darnos la Torá en un Shabat, Di-s nos mostró que, no sólo se nos permite estudiar la Torá en Shabat, sino que debemos dedicar el día Santo por entero para estudiarla y dedicarnos al culto Divino.

En muchas comunidades se acostumbra decorar la sinagoga con yuyos, flores y plantitas para el festival de Shavuot. La razón es doble:

a) Shavuot es el Día del Juicio para los árboles frutales.

b) En recuerdo al Monte Sinaí que estaba rodeado de verdes pastos, evidenciado por el hecho de que se ordenó que el ganado y las ovejas no pastaran al pie de la Montaña de Di-s.

En la primera noche de Shavuot, es costumbre regresar a la sinagoga luego de la comida, para leer el “Tikún leil Shavuot”.

El libro (“Preparativos para la Noche de Shavuot”), contiene: los versos iniciales y finales de todas las Secciones semanales del Jumash

—Pentateuco—, los párrafos primeros y últimos de los Profetas y las Sagradas Escrituras, las Mishnaiot, partes del Zohar, etc.

Algunos capítulos especiales de la Torá (como el Cruce del Mar Rojo, la Entrega de la Torá, los Diez Mandamientos, el Shemá, etc.) se dan completos.

También la enumeración de los 613 preceptos, tal como los enumera Maimónides con su división en “positivos” (Mitzvot Asé) y “negativos” (Mitzvot Lo Taasé). Muchos judíos pasan toda la noche recitando el “Tikún”.

Para la lectura de los Diez Mandamientos de la Torá, el primer día de Shavuot por la mañana toda la congregación se pone de pie y la escucha.

Algunos judíos observan la costumbre de comer en Shavuot pasteles de crema o miel porque la Torá se asemeja a la leche y la miel.

Se acostumbra escuchar la lectura de los 10 mandamientos el primer día de Shavuot, para revivir la entrega de la Torá y renovar nuestra aceptación del regalo de Di-s. 

No importa las circunstancias en las que nos encontremos, estamos recibiendo la Torá! Ponete en contacto con tu Beit Jabad para recibir el material de lectura.

La costumbre de comer “blintzes” de queso en Shavuot se basa en un juego de palabras hebreas.

La palabra hebrea para queso es “Gueviná”, que nos recuerda la “controversia” de las montañas más altas, cada una pretendiendo ser ella más merecedora que la de Sinaí para el privilegio de recibir la Torá.

Por eso se las llamó “Gavnunim” (Salmos 68:17) — “jorobas”, por su falta de modestia, mientras que la de Sinaí fue elegida por su humildad (Talmud, Meguilá 29a).

Algunos judíos observan la costumbre de comer “Kreplaj” (ravioles de tres puntas) en Shavuot.

La razón es recordarnos la Torá aún durante las comidas. Pues todo lo que tenía relación con la entrega de la Torá es de naturaleza triple:

La Torá —que consiste en el Jumash, Profetas y los Hagiógrafos— (Tanaj) fue dada a Israel —compuesto de Sacerdotes, Levitas e Israelitas— a través de Moisés —el tercer hijo de Amrám— luego de tres días de preparación, en el tercer mes (Siván).

La costumbre, observada en muchas sinagogas, de leer el Libro de Ruth en el segundo día de Shavuot tiene varias razones:

a) Shavuot es el cumpleaños y también aniversario del fallecimiento del Rey David, y el Libro de Ruth da la información sobre sus antepasados. Boaz y Ruth fueron los bisabuelos de David.

b) Las escenas de la cosecha son apropiadas para el Festival de la Cosecha.

c) Ruth fue una conversa sincera, que abrazó el judaísmo con todo su corazón. Similarmente, en Shavuot, todos los judíos eran prosélitos, habiendo aceptado la Torá y todos sus preceptos.

Shavuot ¿místico o físico?

En conexión con Shavuot y el recibimiento de la Torá, hay una gran sección de discusión en el Talmud (Shabat 88b), que relata lo siguiente: Cuando Moshé ascendió a los cielos (para recibir la Torá), los ángeles le dijeron a Di-s “Dueño del Universo, ¿Qué hace un “nacido de una mujer”-mortal- entre nosotros? Di-s respondió: “Recibe la Torá”. Los ángeles contrarrestaron: “Este tesoro escondido, ¡Se lo quieres dar a alguien de carne y hueso!” ¿Por qué merecen ellos más que nosotros? ¡Danos Tu Gloria a los cielos!”, rogaron. Di-s le dijo a Moshé que les respondiera a los ángeles. Dijo entonces Moshé: “Dueño del Universo, está Torá que nos quieres dar, ¿Qué es lo que hay escrito en ella? “Yo soy el Señor, tu Di-s que te sacó de Egipto”, ¿Alguna vez los ángeles fueron a Egipto? ¿Fueron ustedes esclavos del Faraón? ¿Han vivido entre las naciones que sirven ídolos? ¿Trabajan, hacen negocios, tienen padres, tienen una vil inclinación?” Inmediatamente Di-s aceptó la posición de Moshé. La discusión finalizó.

A primera vista parece una tontería. ¿Qué haría un ángel con la Torá, si está llena de mandamientos físicos que los ángeles no pueden cumplir? Pero desde una perspectiva de la Torá, hay algo de lógica en su pedido de querer recibir la Torá basado en una ley conocida como “baal metzra”.

Cuando una persona quiere vender su propiedad, el “Baal Metzra” (vecino contiguo), tiene los primeros derechos de adquirirla ya que es provechoso para él tener su campo junto al de su vecino. Éste era el argumento de los ángeles: estudiarían la Torá como un texto espiritual, ya que la Torá es en su fuente un documento Celestial, así que por qué no ser ellos los que reciban la Torá.

Para refutar el argumento de los ángeles, varios comentaristas proveen respuestas: Baal metzra se refiere sólo a tierras, y la Torá no es una tierra. Se aplica sólo a algo que se vende, y la Torá es un regalo. El pueblo judío son los hijos de Di-s, y las leyes de baal metzra no se aplican a transacciones con los hijos de la persona. Moshé era casi como un ángel, así que él también era un baal metzra para la Torá.

Baal metzra no se aplica a un socio, y Moshé era como un socio con Di-s (Ver Shabat 10a).

Sea como fuere, resulta ser que cada una de estas respuestas defensivas puede ser refutada, dándoles la razón a los ángeles. Pero eso es porque ninguna de ellas tomó en consideración la respuesta original, la respuesta que de hecho fue la dio Moshé a los ángeles, que el lugar de la Torá debe estar con un receptor físico, que vive con los desafíos del mundo material y que puede cumplir con las mitzvot físicas.

El Rebe de Lubavitch explica que el propósito de la Torá es crear una morada para Di-s en este plano, el mundo más bajo de todos los creados. Y así como la esencia de la persona está en su casa mucho más que en cualquier otro lado, así también Di-s quería que Su esencia baje a este mundo para convertirlo en Su “casa”. Este deseo Divino sólo puede ponerse en práctica al cumplir con la Torá en este mundo. Cuando cumplimos con los preceptos de Di-s, y estudiamos Su Torá con nuestras mentes y cuerpos físicos, estamos trayendo literalmente la esencia de Di-s en este plano, algo que un ángel es incapaz de hacer.

Este hecho niega automáticamente la preeminencia del ángel también en una base legal. Cuando una persona tiene la opción de elegir vender su propiedad a uno de dos compradores, siendo uno de ellos un vecino que quiere plantar en el campo, y otro alguien que no es vecino y quiere construir una casa, la ley establece que hay que venderlo al constructor de la casa. La razón es que morar en una propiedad es superior a plantar, y la ley de Baal Metzra es inválida.

Esto es lo que Moshé le respondió a los ángeles. Siendo que los ángeles no tienen un cuerpo con el que puedan cumplir con los preceptos y hacer de este mundo físico una morada para Di-s, todo el argumento de “un vecino” se vuelve irrelevante.

También, es los planos espirituales más elevados, precisamos tener la Torá. Cuando este mundo bajo es iluminado por la esencia de Di-s, todos los mundos superiores se iluminan como resultado, así como cuando elevas una pila de cajas, las levantas desde la de abajo. Es por eso que la Torá nos fue dada a los humanos en este mundo, para que podamos elevar toda la creación en todos los mundos.

Este año, cuando celebremos la Entrega de la Torá en Shavuot, recordemos que para poder cumplir con el propósito de hacer que nuestro mundo sea un hogar para Di-s, debemos actualizar a la Torá en este plano. Que seamos meritorios de recibir la Torá con alegría y de hacerla una realidad en nuestra esencia y en nuestras vidas.

Por Shaul Yosef Leiter

Un milagro de Lag Baomer

Un mayo de 1948, el ejército jordano rodeó Jerusalém con sus fuerzas armadas y la selló de todo contacto externo. El incipiente ejército israelí intentó romper el sitio, pero fracasó trágicamente y, después de un tiempo, los judíos de la ciudad sufrían hambre y sed.

Unos pocos cientos de soldados judíos con armas ligeras defendían el barrio judío de la “ciudad vieja” y sabían que en cualquier momento los jordanos atacarían y todos sus habitantes serían masacrados (como había ocurrido en Kfar Etzion unas semanas antes).

Milagrosamente los intentos que hcieron los árabes fracasaron.

Pero todos sabían que esto no duraría mucho. Cada día, otro judío moría a causa del incesante fuego de mortero árabe y los jordanos tenían el ejército y armamento más modernos y mejor organizados, incluida la artillería de las 6 o 7 naciones árabes que atacaban a Israel.

Ese jueves era Lag BaOmer cuando, hace casi 2.000 años, Rabi Shimón Bar Iojai reveló sus secretos místicos más profundos y lo declaró un día de regocijo antes de morir.

Querían encender una fogata y regocijarse… pero ¿cómo? Fuego en la noche atraería a la artillería enemiga y todos serían blancos fáciles. Entonces alguien tuvo una idea. En Jerusalém es costumbre encender velas de Shabat 40 minutos antes del anochecer; ¡Podrían hacer lo mismo con el fuego de Lag Baomer! Lo harían temprano cuando todavía era de día y bailarían un poco, en silencio, para no llamar la atención.

Alrededor de 30 jasidim compraron botellas de aceite, varias bolsas de trapos viejos e incluso algunas piezas de madera para el fuego y bailaron, cantando en voz baja, temiendo cada paso, desde la Sinagoga hasta el patio.

De repente ya no tenían miedo… estaban felices! Cantaron más fuerte, comenzaron a aplaudir, a bailar y saltar con la alegría de Rabi Shimon. ¡Había pasado media hora! ¡Estaba oscureciendo!

De repente, los cañones abrieron fuego y las explosiones los despertaron de su éxtasis. La destrucción estaba en todas partes. Cada hombre corría a su casa con su familia.

Los edificios caían; Las bombas estallaban con una fuerza destructiva. Cerca de cien judíos, se apresuraron al lugar más seguro que conocían: ¡la Sinagoga! ¡Allí Di‐s los salvaría!

Después de más de una hora, el bombardeo cesó. ¡Nadie resultó herido! El temido ataque jordano nunca llegó.

De repente, uno de los soldados judíos, entró corriendo agitando los brazos. “¡¿Qué hicieron? ¿Encendieron la fogata y cantaron? “¡No saben lo que sucedió! ¡Los jordanos se retiraron! Debieron estar mucho más cerca de lo que suponíamos, pero cuando escucharon el canto y vieron el fuego, se asustaron. Pensaron que festejaban la llegada de refuerzos con nuevas armas y estaban a punto de atacar! ¡Así que huyeron! ¡Uno de los árabes nos contó!”¡Dispararon todos sus cañones porque su comandante les ordenó que cubrieran el retiro…”

El libro de la luz

Lag Baomer, el día treinta y tres de los cuarenta y nueve de la “cuenta del Omer” desde Pesaj hasta Shavuot, es el día que más se asocia con las enseñanzas de la Kabalá. Es el aniversario del fallecimiento de Rabi Shimon Bar Iojai, autor de la obra más básica de la Kabalá, el Zohar. (Literalmente: “Iluminación”, “Radiación”, comúnmente traducido como “El libro del Esplendor”). Rabi Shimon le instruyó a sus alumnos celebrar el día de su fallecimiento, como si fuera el “día del casamiento” (Iom Hilula). Ya que el día del fallecimiento de una persona es la culminación de su vida en esta tierra; en el caso de un individuo justo, es también el punto más alto, el punto en el cual una misión perfectamente realizada en la vida, llega a su última realización.

La Kabalá es el alma mística de la Torá, el elemento de la Torá que más íntimamente se relaciona con su Divina esencia. Todo en la Torá, incluidos pasajes Talmúdicos que tienen que ver con las leyes de “dos personas que se sostienen en una vestimenta”, o “uno que hace trabajar a una vaca en vez de a un burro”, son sabidurías y deseos de Di-s, y la mente que los contempla y los integra hasta unirse con ellos, es entonces un recipiente que puede concebir Divinidad; pero de esa manera, uno entiende por sabiduría Divina como algo investido en “prendas” mundanas, cómo Él se ha investido dentro del mundo, en temas y lugares corrientes.

 Por el otro lado, el alma de la Torá, en su forma así como también en su esencia, es Divina: La Kabalá no discute sobre problemas financieros u obstáculos en la vida, sino que habla sobre los mundos espirituales, atributos supremos y formas de energías Divinas. Si el estudiante de Talmud sabe que la temporalidad del tema en cuestión es sólo una caja que esconde la Divina esencia implícita dentro de ella, la mente Kabalista ingiere la sabiduría Divina en una cápsula más traslúcida, en un recipiente que irradia espiritualidad y Divinidad.

De vista y de oído

Cuando el Talmud cita una prueba para decidir la disputa entre dos sabios o para resolver una cuestión en una ley, generalmente lo introduce con la frase “Ta Shemá”, “Ven, escucha”, o “Ve y entiende”. (En Hebreo la palabra Shemá significa “escucha” y “entiende”). En contraste, la común frase con la que comienza el Zohar es “Ta jazi” “Ven, ve”. La diferencia entre ambos es que las dos formas de la Torá son parecidas a la diferencia entre ver por un lado, y escuchar y comprender por el otro.

Mientras que mirar y escuchar son ambas herramientas de percepción, absorbiendo estímulo y relacionándolos con la mente para interpretar, hay una gran diferencia entre la manera en las que ambas nos impresionan con sus “descubrimientos”. La vista es la facultad que más nos convence: una vez que hemos visto algo con nuestros “Propios ojos”, es virtualmente imposible que refutemos lo que otro sentido nos demuestre. Por el otro lado, cuando escuchamos y comprendemos, nos impresionamos menos con la información proporcionada. Nos convencerán de ciertas verdades, pero no como lo hacen inequívocamente nuestros ojos. Lo que oímos y entendemos son hechos que nos han sido “comprobados”; lo que vemos es una realidad.

 Uno contempla el “cuerpo” de la Torá y gana conocimiento de la realidad Divina. Pero esto permanece “escuchado”, una información de segunda mano convenida vía el medio del tema mundano en cuestión. Sólo al estudiar el alma de la Torá es que uno “ve” Divinidad, percibe la realidad de la forma más inmediata e inequívoca.

Basado en una directiva del Rebe, Lag Baomer 5711 (1951).

¿Todo es reparable?

Te has perdido el vuelo. Se te olvidó presentar el informe antes de la fecha límite. Perdiste tu contacto. Descargaste un virus. Pensaste que tu aniversario era la próxima semana. Has dejado las llaves dentro del coche. Te olvidaste de colgar el teléfono antes de mencionar lo que realmente piensas sobre el…

No todos los errores son reparables, algunas equivocaciones son para siempre. Es una desafortunada consecuencia de la existencia de que cada error y oportunidad perdida es registrada con tinta indeleble. Puedes intentar olvidarlo, o negarlo, pero tú eres el que lo estropeó y siempre tendrá sus consecuencias.

Nuevamente Bienvenido

Hubo un grupo de Judíos que se acercaron a Moshé con un problema. Ellos habían estado ritualmente impuros en Pesaj, y por ende, no pudieron ofrendar el sacrificio Pascual. ¿había algo que Moshé podía proponer al respecto?

Di-s le dijo a Moshé que les diera una segunda oportunidad.

Un mes más tarde del siguiente día de Pesaj, celebramos “Pesaj Sheini”, por todos aquellos que no pudieron observar la festividad la primera vez.

“Pesaj Sheini” se ha convertido en una especie de festividad que celebra la segunda oportunidad de la vida. En las palabras del sexto Rebe de Lubavitch, y elaborado muchas veces por el Rebe, “Es iz nito kein farfalen”, nunca es demasiado tarde. Siempre puedes arreglar los errores del pasado. Di-s está constantemente esperando a que expresemos un arrepentimiento sincero.

Pero, ¿es realmente cierto? ¿Todos los errores pueden ser reparados?.

Algunos errores son permanentes. No todas las manchas son removidas al lavarse, y no todas los divorcios pueden recomponerse. ¿Por qué debo pensar de que siempre es posible reparar el pasado cuando la evidencia de mis propios ojos me muestra lo contrario?

El Botón de Rebobinado de la Vida

Está claro que la explicación de “Es Iz Nitoh Ken Falfalen”, debe ser más sofisticada del hecho que “todo puede ser reparado”. No todo puede arreglarse, pero sí puede ser mejorado. El primer Pesaj ya ha pasado, pero tu nuevo momento para brillar es ahora. Puede que no seas capaz de recuperar el pasado, pero tus acciones futuras pueden llevarte a un lugar mejor.

El dolor que causaste en sus relaciones fue real, pero, al comprometerte en empezar de nuevo y hacer todo lo posible para cambiar, tienes la oportunidad de construir una nueva relación, fundada en el fundamento de un compromiso compartido y un nuevo crecimiento.

Di-s nunca prometió que no caeríamos, pero nos ayudará a volver a subir. El pasado es mi señal para el futuro, y las lecciones que he aprendido de mis tropiezos anteriores me protegerán mientras busco mi nuevo camino a través de la vida. Todo lo que se necesita es resolución, coraje y mucho trabajo.

Todos cometemos errores y todos nos arrepentimos. El desafío no es detenernos en los pecados del pasado sino buscar un camino hacia adelante para el futuro. Nunca es demasiado tarde para empezar de nuevo. Siempre hay una oportunidad. Al comenzar de nuevo y comprometernos a mejorar, nos encontramos con un nuevo mundo de oportunidades y seremos consolados por Di-s en nuestro viaje hacia el futuro.

Por: Elisha Greenbaum

Matan Tora shel Pnimiut Hatora

Existe una profunda relación entre Lag baOmer y la Redención. Entre los jasidim Lag BaOmer es llamado, “Matan Torá shel Pnimiut HaTorá” (día en que nos entregaron la profundidad de la Torá).

Este es el día en el que se nos dio la fuerza para revelar en este mundo inferior, la luz profunda de la Torá y de esta manera comenzó la preparación concreta para la revelación de la verdad íntima y profunda con la Redención verdadera y completa.

Si bien antes de Rabi Shimon bar Iojai ya existía la profundidad de la Torá y grandes sabios se dedicaban a su estudio, en Lag BaOmer sucedió algo similar a lo sucedido en Shavuot…

Antes de la revelación en el monte Sinaí, ya había Torá pero también existía una barrera que separaba el mundo físico del mundo espiritual, con la entrega de la Torá se nos dio el potencial de unir la Torá con lo material, introduciendo santidad dentro de este mundo inferior.

También Lag BaOmer nos da el potencial para que la profundidad de la Torá sea recibida con los recipientes del mundo material y se haga parte del mismo.

La fuerza de los primeros

Se cuenta acerca de Rabí Iosef Caro, (autor del código de leyes judías, el Shuljan Aruj) que se hallaba concentrado tres días con un fuerte interrogante, hasta que finalmente y luego de un gran esfuerzo encontró la respuesta.

Cierto día, entró a la casa de estudios y escuchó a un simple estudiante, analizando aquel mismo tema que tanto lo había ocupado, grande fue su asombro cuando escuchó que este hombre, que no era un erudito, halló la respuesta inmediatamente. Esta situación le produjo una gran amargura, hasta que le fue revelado desde el cielo, que una vez que él halló la respuesta con tanto esfuerzo, la “trajo” al mundo, y les abrió el camino a las personas sencillas para que puedan descubrir la respuesta de manera más sencilla.

Este concepto se conoce como “apertura del canal”. De esta manera se explica, por ejemplo, la gran admiración que nos produce la entrega total de Abraham a Su Creador, a pesar de que posteriormente hubo personas mucho más simples, a las que Di-s no les hablo ni se les reveló como lo hizo con nuestro primer patriarca y sin embargo estuvieron dispuestos a entregar sus almas santificando el nombre de Di-s. La explicación es que la grandeza de Abraham Avinu, fue la de ser el primero y la de abrir ese canal para que otras personas simples pudieran llegar a ese nivel.

La revelación del Mashiaj

Rabi Shimon Bar Iojai, autor del “Zohar”, fue quien abrió el canal de parte más íntima de la Torá (Incluso en el Zohar, muchas veces aparece la expresión “abrió”, “abrió Rabí Shimon”, frases que sugieren la apertura del canal para la recepción de tanta abundancia.)

Tenía el don especial de estudiar la Torá en un nivel de “visión”, es decir que cuando se dedicaba al estudio, podía “ver” los asuntos de la Torá como son en la realidad y en su aspecto más profundo, hasta su raíz superior.

En Lag BaOmer, día de su fallecimiento, su trabajo llegó a la plenitud, por eso estaba tan contento y ordenó que todos se alegraran en el aniversario de su desaparición pues ese día completó su misión en el mundo.

En el día del aniversario de su fallecimiento, (como en el de todos los tzadikim) se elevan y se revelan todas las buenas acciones de su vida.

Ruth, la elección de ser

El Libro de Ruth fue escrito por el profeta Shmuel.

Es apropiado leer el Libro de Ruth en Shavuot, por dos razones:

Primero, porque nos da una visión de la cosecha, y cómo eran tratados los pobres durante esta época, con bondad y amor.

En segundo lugar, porque Shavuot es el aniversario de la muerte del rey David, y en el Libro de Ruth tenemos el origen de la Casa de David. El Rey David fue el bisnieto de Ruth y Boaz.

Pero quizás la razón más importante para la lectura del Libro de Ruth en este festival sea el hecho de que nos brinda una vivida descripción del perfecto Guer Tzedek, el prosélito o converso al judaísmo.

Shavuot es la época de la “Entrega de Nuestra Ley”, y cuando la recibimos, nosotros también, como el Guer Tzedek, juramos aceptar la Torá y cumplir sus 613 Mitzvot —mandamientos—.

La aceptación sin vacilaciones de la Torá y sus magníficas enseñanzas es nuestro orgullo. A pesar de todas las aparentes restricciones y responsabilidades, que coloca sobre los hombros de todo judío adulto, tenemos conciencia del privilegio de formar parte del “pueblo elegido” por Di-s.

Sin embargo, no buscamos prosélitos, o conversos.

Cuando un Guer viene y dice que quiere abrazar el judaísmo, nuestra Torá nos dice que es deber nuestro indicarle todas las dificultades y el peso de la responsabilidad que cabe a cada judío para cumplir dignamente la Torá. Debemos demostrarle que está eligiendo un camino muy difícil, y un modo de vida que no es popular en el resto del mundo.

Si, a pesar de todas estas consideraciones y advertencias, el Guer insiste en su deseo de abrazar el judaísmo, entonces sí podemos estar orgullosos de aceptar a un hombre así en nuestra congregación, pues seguramente será un judío devoto y sincero.

Onkelos, el famoso autor del Targum (traducción de la Biblia al arameo), fue un Guer Tzedek, y también lo fue Ruth.

Ruth era una princesa Moabita que profesaba altos ideales.

No estaba satisfecha con la adoración de ídolos en su propio pueblo, y cuando se presentó la oportunidad, abandonó los privilegios de la nobleza en su tierra para aceptar una vida de pobreza entre el pueblo que admiraba.

He aquí cómo ocurrió.

Eran los días en que los Jueces regían Israel.

Los hijos de Israel se habían alejado de la observancia de la Torá, haciéndose acreedores al castigo de Di-s. El hambre reinaba en toda la tierra.

Había un cierto personaje en Judea llamado Elimelej. Era un rico mercader que no estaba acostumbrado al hambre y la pobreza, y pensó que podía escapar a la miseria yéndose a otro lado. Junto con su esposa, Naomí, y sus dos hijos, emigró a Moav.

Ruth se hizo amiga de la familia judía, y comenzó a comparar su modo de vida, diferente, con el que ella llevaba.

Aprendió a admirar las leyes y costumbres judías, y la desazón que había sentido ante la vacía adoración de ídolos por parte de su pueblo se transformó en abierta crítica.

De esta manera, cuando uno de los hijos de Naomí le propuso matrimonio, se sintió feliz y orgullosa de aceptar.

No tuvo remordimientos por lo que dejaba atrás, su vida plena de lujos en el palacio, su título real, las posibilidades de riqueza y honores en el futuro. Todo lo que veía era el egoísmo y la crueldad de su gente, y la diferencia notoria con los judíos, a quienes ya se sentía profundamente ligada.

Elimelej y sus dos hijos murieron, y Naomí se convirtió en una pobre viuda, sin saber hacia dónde ir o qué hacer.

Por eso, Naomí dijo a Ruth y a su otra nuera, Orpá (también moabita): —Hijas mías, debo irme, y he decidido regresar a mi ciudad natal, Bet-Lejem. Las cosas no pueden estar muy bien allí, y no hay razón para que vosotras también sufráis. Aceptad mi consejo, entonces, y regresad a la casa de vuestros padres. Vuestros esposos están muertos, y quizás, si os quedáis en vuestra propia tierra, podréis encontrar otros hombres y volver a casaros. Yo he perdido a mis hijos para siempre, pero vosotras sois jóvenes, y podréis encontrar nuevos maridos.

Orpá se entristeció, besó a su bondadosa suegra y se despidió de ella. Ruth se aferró a Naomí llorando y le suplicó que le permitiera ir con ella. Se lo imploró con palabras emocionadas, diciendo: —No me pidas que te deje y me vuelva, pues donde tú vayas, allí iré yo, y donde tú te hospedes, allí me hospedaré yo; tu pueblo es mi pueblo, y tu Di-s mi Di-s; donde tú mueras yo moriré, y allí seré enterrada; que ésto y más me haga el Señor si nada más que la muerte nos separa.

Ruth era perfectamente consciente de lo que hacía. Naomí le había recordado las dificultades que el judío enfrentaba en todo momento, pero con todo, permaneció firme en su propósito de seguir a su suegra y aferrarse a la fe de su adopción, que se había vuelto tan preciosa para ella. El futuro probaría que Ruth sería recompensada con justicia por su resolución, mas, aún en su pobreza, Ruth no tuvo remordimientos. Era la época de la cosecha cuando Ruth y Naomí llegaron a tierra de lehudá —Judea—.

Ambas estaban cansadas de su viaje, y Ruth insistió que Naomí descansara, mientras ella salía a los campos de Bet-Lejem para encontrar algo con qué paliar el hambre.

Ruth penetró en un campo donde muchos hombres estaban ocupados cortando trigo, mientras otros los ataban con hojas y otros más los apilaban en carretas para su transporte.

Un poco vacilante, pero alentada por el hambre y el pensamiento de que debía obtener algo de comer para su suegra, Ruth ingresó al campo y se sentó a descansar, y ver si allí tenía suerte. —¡Di-s sea contigo, extraña!

Ruth hizo señas de haber recibido el amable saludo. Se sintió aliviada al escuchar a la misma persona bondadosa —¿Por qué no te adentras más en el campo? No temas. Junta algo de grano para satisfacer tu hambre.

Boaz mismo, el dueño del campo era el que así hablaba a Ruth. En ese momento, él era el Juez de Israel.

Ruth le agradeció y recogió algunas mazorcas.

Estaba por retirarse cuando la misma voz bondadosa le instó a quedarse y juntar aquellas que los hombres habían dejado de cosechar en las esquinas del campo, como “Pea”.

—¿Qué es pea? —preguntó Ruth.

Nuestra Torá nos dice que cuando el dueño de un campo ha cortado el grano, debe dejar las esquinas para los pobres, los necesitados y los extranjeros, quienes pueden venir a cosecharlo ellos mismos y llevarse el fruto de su trabajo —contestó Boaz.

—¡Qué maravilloso! —exclamó Ruth.

Se quedó pues a cortar el grano de una punta del campo, y culminada su labor se preparó para retirarse.

—No necesitas irte todavía —insistió Boaz— ¿Por qué no te quedas y te beneficias con Léket?

—¿Qué quiere decir Léket? —preguntó nuevamente Ruth.

—Según nuestra Torá, si un cosechador no corta de un solo golpe la espiga, o no la ve, no puede volver atrás, sino que debe dejar el grano que no ha cortado, o se le ha caído, como beneficio para los pobres y extraños —explicó Boaz pacientemente.

Ruth no dijo nada, pero no vio razón alguna para rehusar beneficiarse con las leyes de la Torá que ella misma había abrazado sin reservas.

Cuando hubo recogido toda una canasta, volvió a Boaz, le agradeció muy sinceramente por su bondad y se dispuso a partir.

—Aún puedes quedarte —insistió Boaz—. Puedes tomar Shijejá.

—La Torá es verdaderamente ilimitada al velar por aquellos menos afortunados —dijo Ruth— ¿Ahora dime por favor qué es ‘Shijejá”?

—Cuando el propietario de un campo lleva su carga de grano hacia los depósitos, es posible que haya dejado por olvido algunos fardos en el campo. Pues bien, la Torá le prohíbe regresar y recogerlos, y debe dejarlos para los pobres, las viudas, los huérfanos y los extraños.

Ruth se alegró con su buena fortuna.

Había juntado casi más de lo que podía llevar. Naomí y ella estarían ahora a salvo del hambre, por un buen tiempo. Agradeció a Boaz una vez más, y éste le hizo prometer que volvería.

Ruth estaba llena de emoción mientras se dirigía en busca de su suegra. Le relató todo lo que le había sucedido en los campos de Boaz. Naomí se sintió feliz con el éxito de Ruth y con el hecho de que ésta hubiera agradado a Boaz, el generoso terrateniente. Además, le dijo a Ruth que Boaz era pariente de Elimelej.

Entretanto, Boaz había hecho averiguaciones sobre la extraña que había capturado su corazón, y descubrió que era la nuera viuda de Naomí. Debido al parentesco existente, y de acuerdo a las leyes de la Torá era recomendable que Boaz contrajera enlace con Ruth y así se lo hizo saber. Cuando Boaz pidió a Ruth que se casara con él, Naomí le recomendó aceptar.

De esta manera Ruth fue imprevistamente recompensada con riqueza y felicidad.

Ruth y Boaz tuvieron un hijo llamado Oved, quien fue padre de Ishai. El hijo menor de Ishai fue David, quien se transformó en el ungido del Señor y querido rey de todo el pueblo judío.

La mentalidad de la Matzá

Si queremos maximizar nuestra experiencia de Pesaj, debemos conectarnos con el alma de la Matzá, el conocido Pan Ázimo.

Para eso, hay que conocer un poco la historia.

Los Judíos eran esclavos en Egipto. Di-s le dijo a Moisés que era la hora de liberar a los Judíos y luego le presentó el plan del Éxodo:

En la noche del día 15 del mes de Nisan, los Judíos tendrían una comida especial, la ofrenda de Pesaj, Matzá y hierbas amargas.

  1. Más tarde esa noche, Di-s enviaría la plaga final sobre los Egipcios.
  2. Los judíos luego abandonarían Egitpo a las primeras horas de la mañana

A medida que se fueron llevando las cosas, los judíos tuvieron que apurarse para irse, y el pan que estaban preparando para su viaje no tuvo tiempo de leudar, por lo que se transformó en Matzá.

Vemos que los judíos tuvieron dos veces Matzá, la planeada para el menú de la noche, y la segunda que surgió del apuro.

El ego superficial representa la mayor amenaza a nuestra libertad interna. Este sentimiento es representado por el pan leudado.

En cambio la Matzá, representa la humildad: el antídoto para el ego. La Matzá es simple, hecha sólo de harina y agua.

La Matzá también representa la fe, porque esto hace que reconozcamos que no tenemos el control de todo.

Entonces, Di-s le dice a los Judíos que encuentren el significado de la Matzá, para poder dejar su Egipto personal. No era fácil.

Pero lo hicieron, y tuvieron una exitosa comida de Pesaj espiritual.

Esto abrió un segundo nivel de Matzá, una dimensión más profunda.

El primer nivel era la sumisión generada internamente a la Divino, el segundo, generado por lo Divino.

¿Qué harías si Di-s se te revelara? ¿Acaso te quedaría algún interés personal?

La intensidad te sacará todo el ego

Eso es lo que pasó cuando los judíos dejaron Egipto.

Una vez que habían trabajado con ellos mismos para encontrar humildad y fe, Di-s les concedió Divinidad en su lucha contra ego.

En las palabras de la Hagadá: “La masa de nuestros ancestros no tuvo tiempo de leudar (mientras) el Rey del rey de los reyes, el Santo Bendito Sea, se reveló a ellos y los redimió”.

La segunda Matzá no estaba planeada, y no estaba en nuestras manos crearla.

Fue un regalo Divino.

Este año, en el Seder, podemos vivenciar ambos niveles de Matzá, y la preparación comienza de antemano.

Por:  MENDY HERSON