Vaerá: ¿por qué justo diez plagas?

Cuando el Faraón insistió en su negativa a liberar a los hijos de Israel , Moisés y Aarón le advirtieron que Di-s lo castigaría a él y a su pueblo. Y, en efecto, Di-s envió las diez plagas, una tras otra, hasta que el Faraón cedió. A continuación se presenta una lista de las diez plagas en hebreo y un resumen de cada una de ellas.

¿Hay algún significado en el número de las plagas?

¿Por qué fueron necesarias las diez?

El número es significativo. En una ocasión, Moisés se acercó a Paró y le dijo: Así dijo el Amo de Israel, “Deja salir a mi pueblo, y déjalos que me celebren en el desierto”. (Shemot 5:1)

Paró respondió: “¿Quién es el amo, que debo escucharlo para dejar salir a Israel? Yo no lo conozco y tampoco dejaré salir a Israel” (Shemot 5:2)

Pero de hecho, Paró sí conocía el concepto de Di-s. Los Egipcios adoraban ídolos de todo tipo, y hasta Paró se consideraba uno de ellos. Pero no creía en un omnipresente, ni en un todopoderoso Di-s quién creó absolutamente todo.

Sabemos que Di-s creó el mundo con Su palabra; para ser más precisos, con diez expresiones. Pero Paró negó estas diez.

Y así también las diez plagas corresponden a los diez elementos con los cuales Di-s creó el mundo, cada uno demostrando un aspecto independiente de la creación, algo que fácilmente podría ser atribuido a la “naturaleza”, y fue enteramente de las manos de Di-s.

Las plagas probaron que Di-s realmente es el omnipresente, y el todopoderoso Creador.

  1. Sangre: La primera plaga, la cual eliminó el agua potable, estableció que Di-s manda sobre el agua.
  2. Ranas: Durante la plaga de las ranas, éstas llegaron a meterse dentro de los hornos de piedra, lo cual probaba que Di-s está por arriba de las creaciones de hombre físico.
  3. Piojos: Con la tercera plaga, piojos, que comenzó desde el polvo, fue sabido que Di-s está por arriba de todo el polvo de la tierra.
  4. Animales salvajes: La cuarta plaga, en la cual los animales salvajes destruyeron todo lo que se les aparecía en el camino, demostró que Di-s está por sobre todos los animales de la tierra.
  5. Pestilencia: A través de la enfermedad esparcida por todos los animales, fue sabido que Di-s controla todo el aire que respiramos.
  6. Sarpullido: El sarpullido en todo el cuerpo de los egipcios establecieron que Di-s puede causar que las personas sufran o sean curadas.
  7. Granizo de fuego y hielo:Esta plaga declaró que Di-s controla el elemento de fuego.
  8. Langostas: Cuando las langostas consumieron todos los cultivos, fue claro que Di-s controla toda la vegetación de la tierra.
  9. Oscuridad: Con la oscuridad que permaneció en los Egipcios por varios días, Di-s demostró que solo Él puede cambiar lo que se encuentra en el cielo.
  10. Muerte de los primogénitos: Con esta plaga se demostró que Di-s está por arriba de los ángeles y mundos espirituales.

Asará B’Tevet

El ayuno de Asará BeTevet, que es llamado el décimo ayuno ya que cae el día 10 de Tevet, que es el décimo mes del año.

En este día el emperador babilónico Nabucodonosor comenzó el sitio a la ciudad de Jerusalén en el año 3.336 ‐ 424 Antes de la era común que concluyó posteriormente con la destrucción del Primer Templo.

El ayuno comienza a las 3:59 Hs y se extiende hasta las 20:37 Hs.
Estos son algunos de los acontecimientos desdichados que ocurrieron en el mes de Tevet:

a) Un 1 de Tevet fue exiliado Iejonia rey de Iehudá con los Sabios de Israel a Babel en el año3327.

b) El 8 de Tevet del año 3515 Talmai rey de Iavan ordenó a los sabios judíos traducir la Torá al griego.

c) Un 9 de Tevet fallecieron Ezra y Nejemia, quienes reconstruyeran el segundo templo en Jerusalem.

d)El día 10 de Tevet Nabucodonosor rey de Bavel cercó la cuidad de Jerusalem en el año 3336, y a los 3 años la conquistó en el día 9 de Tamuz.

e) El día 23 de Tevet del año 5277 los Judíos fueron expulsados por la inquisición de Portugal.

Dado que estos ayunos se consideran menos estrictos que los de Yom Kippur y 9 de Av (que comienzan al atardecer del día anterior), hay lugar para la indulgencia para las mujeres embarazadas y las madres lactantes, y otras personas con condiciones médicas específicas.

Al igual que el 17 de Tamuz , el ayuno de Gedalías (3 de Tishrei ) y el ayuno de Ester (13 de Adar ), este ayuno comienza al amanecer y concluye al anochecer, cuando tres estrellas de tamaño mediano aparecen en el cielo.

Único entre los ayunos judíos, el 10 de Tevet se observa incluso cuando cae en viernes, aunque interfiere un poco con los preparativos de Shabat , haciendo que ayunemos hasta que hacemos kidush el viernes por la tarde .

Iehudit, la mujer que trajo la salvación

No se sabe con claridad cuándo sucedió la historia que estamos por contar. La historia apareció por primera vez en un libro muy antiguo que lleva el nombre de su heroína, Iehudith (Judith) y estaba escrito en hebreo. Sin embargo, el texto original se perdió y sólo quedó una traducción al griego, y no una muy precisa.

La historia se volvió a contar con versiones diferentes. Según una versión, sucedió durante una revuelta de los Macabeos contra sus opresores sirios y Iehudith era la hija de Iojanán, el Sumo Sacerdote, padre de la familia de los jashmonaim. De todas formas, el acto heroico de Iehudith ha inspirado fe y coraje en el corazón de los judíos a lo largo de la historia.

La ciudad de Betulia, en la tierra de Judea, cayó bajo las manos de un enorme ejército, con Holofernes, un general greco-sirio, a la cabeza. Los hombres de Betulia lucharon heroicamente y con desesperación. Holofernes cortó los abastecimientos de alimentos y agua, y muy pronto la ciudad estaba a punto de rendirse.

Uziá –-el comandante de las fuerzas de defensa– y los Ancianos de la ciudad imploraron a los habitantes que no se rindieran. “Denos cinco días más para hallar alguna solución”.

Reluctante, el pueblo aceptó. Todos menos uno.

“¿Por qué ponéis a Di-s a prueba? Si realmente tenéis fe, jamás debéis deponer vuestra confianza en Di-s. Además, bien sabéis que la rendición a Holofernes es peor que la muerte”. Así hablaba Iehudit, la hija de Iojanán, el Sumo Sacerdote. Era una joven viuda bendecida con maravillosa gracia y belleza. Sus palabras causaron honda impresión en Uziá y los Ancianos.

“¿Qué podemos hacer?”, le preguntaron. “Reza por nosotros, Iehudit, y quizás Di-s acepte tus plegarias”.

“He pensado en un plan. Quiero ir a ver a Holofernes”, dijo Iehudit. Uziá y los Ancianos estaban asombrados. “¿Sacrificarías tu vida por la posibilidad de que quizás logres ablandar el corazón de Holofernes?”

Iehudit, no obstante, insistió, y luego de mucha discusión Uziá y los Ancianos decidieron permitirle hacer el intento. Iehudit cruzó los portones de Betulia, vestida en sus prendas más finas. Estaba acompañada por su fiel doncella, quien portaba una cesta llena de panecillos, queso y un par de botellas de vino.

Antes de ingresar al campamento enemigo fueron interceptadas por los centinelas, exigiendo saber quiénes eran y quién las enviaba.

“Tenemos un importante mensaje para el valiente Holofernes”, dijo Iehudit. “Llévennos a él de inmediato”.

“¿Quién eres, y por qué estás aquí?”, preguntó Holofernes, deleitando sus ojos con la inesperada y encantadora visitante.

“Soy Iehudit, una simple viuda de Betulia. He venido a decirte cómo capturar la ciudad, en la esperanza de que tratarás con piedad a sus habitantes”. Iehudit contó a Holofernes lo que éste ya sabía, que la situación en la sitiada ciudad era desesperante, que sus habitantes contaban con escasas raciones de alimento y bebida. Con todo, dijo, su fe en Di-s se mantiene firme y, mientras conserven su fe, no se rendirían. Muy pronto, sin embargo, por desesperación, comenzarán a comer animales no-kasher, prohibidos por la Ley Divina. Ello despertará la ira de Di-s en su contra y la ciudad caerá.

“¿Cómo sabré cuando esto sucede?”, preguntó Holofernes.

“Ya lo he organizado con uno de los centinelas a la entrada de la ciudad. El me informará lo que sucede en su interior”, respondió Iehudit.

Holefernes se sentía totalmente cautivado por Iehudit. Dio órdenes de que ella y su doncella tuvieran total libertad para moverse por el campamento, y quienquiera intentara molestarlas de cualquier manera sería ejecutado de inmediato. Cada noche Iehudit caminaba hasta los portones de la ciudad y comunicaba al centinela que todo estaba en orden, funcionando como lo había planeado. “El pueblo debe mantener firme su confianza en Di-s”, le dijo.

Al tercer día Holofernes y sus hombres comenzaron a inquietarse. Cuando Iehudit entró a la carpa de Holofernes con su inseparable doncella, le preguntó: “¿Qué información me traes hoy?”

“Tengo muy buenas noticias, general. Ya no queda más alimento kasher. En un día o dos el hambre los llevará a comerse sus mulas y perros. ¡Entonces Di-s los entregará en tus manos!”

“Maravilloso”, dijo Holofernes. “Esto exige una celebración. Esta noche tendremos una fiesta. Solamente nosotros dos”. Esa noche Holofernes recibió a Iehudit en su carpa y le ofreció de las delicias que cubrían su mesa. “He traído mi propio vino y comida, preparados especialmente para esta ocasión”, dijo Iehudit. “Mi queso de cabra es célebre en todo Betulia”.

A Holofernes le agradó el queso salado y el fuerte vino. Muy pronto, estaba estirado en el suelo, totalmente ebrio.

Iehudit recitó una plegaria silenciosa y desenvainó la pesada espada de Holofernes. Tomado puntería, la hizo caer sobre el cuello del general con todas sus fuerzas. Luego ocultó la cabeza del general en su cesta y caminó tranquilamente hasta su carpa.

“Ven pronto”, dijo a su doncella. Las dos mujeres caminaron serenamente, como lo solían hacer cada día, hasta llegar a los portones de la ciudad. “Llévenme con Uziá de inmediato”, ordenó al centinela. Uziá no podía creerlo, y observaba el macabro premio que Iehudit le había traído.

“No hay tiempo para perder”, dijo Iehudit al comandante. “Prepara a tus hombres para un ataque sorpresa al amanecer. Cuando los soldados de Holofernes corran a su carpa y encuentren su cuerpo decapitado, huirán para salvar sus propias vidas”.Eso es exactamente lo que sucedió. El enemigo huyó despavorido, en confusión y terror. Y fue la valiente Iehudit, temerosa de Di-s, quien salvó a la ciudad.

En su memoria, y en el de su heroica actitud, tenemos una tradición de comer alimentos lácteos en Januca.

¿Por qué tantas velas?

Todo niño judío sabe la historia: los griegos habían impurificado las reservas de aceite de oliva del Santo Templo.

Entonces cuando los Macabeos liberaron el Templo, no podían encontrar el aceite ritualmente puro con que encendían la Menorá.

Sólo una vasija de aceite puro fue encontrada, suficiente para mantener la Menorá encendida durante un solo día.

Milagrosamente, el aceite duró ocho días, hasta que el nuevo aceite pudiera ser preparado. Nada de esto era necesario. La ley que prohíbe el uso de aceite ritualmente impuro en el Templo no se aplicaba bajo las circunstancias que prevalecían entonces.

Según la ley de Torá, la prohibición de impureza, si afecta a la comunidad entera es inaplicable -si la comunidad entera, o todos los Cohanim (sacerdotes), o todos los recipientes del Templo son ritualmente impuros, es permisible entrar en el Templo y dirigir los servicios del Templo bajo las condiciones de impureza.

No obstante, Di-s quiso mostrar su amor por los iehudim: Él suspendió las leyes de la naturaleza para permitirles reinaugurar el Templo sin ningún compromiso con relación a las normas de pureza- aún cuando es un compromiso.

 

¿Cuántas luces deben encenderse en la Menorá de Janucá?

La mayoría contestaría: una, en la primera noche, dos en la segunda, y así sucesivamente. La ley, sin embargo, dice otra cosa. Según el Talmud, la Mitzvá de Janucá es cumplida con una sola luz en cada hogar. Hay quienes hacen más de lo obligatorio, algunos encienden una sola luz por cada individuo.

Y hay quienes hacen más de lo obligatorio… encienden una luz el primer día y agregan una luz adicional cada día subsiguiente. Hay quienes compran los Tefilín que salen el mínimo costo del mercado, que dan el mínimo de lo que dicen las leyes de caridad (tzedaká).

¿Pero cuándo fue la última vez que usted vio una sola luz en la ventana de una casa judía en la sexta noche de Janucá?

En Janucá, todos hacemos más de lo obligatorio- después de todo, Di-s hizo lo mismo con nosotros. El nombre Janucá viene de la palabra Jinuj que significa la inauguración. Janucá celebra la renovación del servicio en el Santo Templo, después de que se liberó de los griegos, que se purificó, y se reestableció como el sitio de la Presencia Divina en nuestro mundo. Janucá sirve así, como un modelo para todas las inauguraciones, incluso la inauguración más significativa de todas -la educación, una inauguración de los niños en la vida (de hecho, jinuj también significa educación).

La insistencia inflexible en pureza y perfección de Janucá representa una lección importante con respecto al ser de los educadores. El no comprometerse es el anatema a la educación. A un árbol maduro, una cuchillada le produce una pequeña o ninguna consecuencia.

Pero el arañazo más pequeño en la semilla, la mella más ligera en el arbolillo, resultará una deformidad irrevocable, una falla que los años por venir ahondarán en lugar de desaparecer.

Virtualmente, cada vida se enfrenta con las demandas de los compromisos algunos tolerables, otros no. El educador que desea impartir un cúmulo de valores y prioridades que lo curarán todo, debe entregar, en la palabra y el ejemplo, un mensaje de pureza impecable, libre del más ligero y más aceptable error.

Basado en las enseñanzas del Rebe de lubavitch cortesía de MeaningfulLife.com

Comprendiendo el milagro de Januca

La festividad de Janucá (la fiesta de las luminarias), en la cual encendemos la janukía por ocho días para agradecer y recordar el milagro que Hashem nos hizo, que las velas permanecieron prendidas esos 8 días a pesar de que el aceite encontrado (un único tarrito con el sello del Kohen Gadol, que esto significaba que no había sido impurificado por los griegos) sólo alcanzaba para un día.

Ahora, surge una pregunta acerca de este milagro que celebramos, en el Beit Hamikdash, el Kohen todos los días ponía siempre la misma cantidad de aceite en la menorá, y ¿ cuánto tenía que poner? la mitzvá era que las velas perduren MEEREV AD BOKER, es decir, desde el anochecer hasta el amanecer, dentro de ese momento hay 2 tiempos llamados BEIN HASHEMASHOT, que es desde cuando el sol se pone hasta la salida de las estrellas en la tarde y desde el alba a la salida del sol en la mañana, tiempo en el cual hay duda si es día o noche.

Todos los días el Kohen llenaba todos los tarritos con la misma cantidad de aceite necesario para ese tiempo, pero la única que permanecía encendida también en el tiempo de Bein Hashemashot era el NER HAMARAVÍ, la vela occidental, las otras no.

De acá vemos, que el milagro de permanecer encendidas las velas ya existía, con el Ner Hamaraví.

Entonces, ¿qué diferencia hubo entre el milagro de janucá, que las velas permanecieron encendidas 8 días, con el Ner Hamaraví del Beit Hamikdash?

En Janucá, TODAS las velas permanecieron encendidas también en el tiempo de Bein Hashemashot, mientras que en el Beit Hamikdash solo el Ner hamaraví.

De aca, que en el Beit Hamikdash había milagro dos veces, en el Bein Hashemashot de la noche y en el del día, ya que al día siguiente tenía que rellenarlos nuevamente, en cambio en janucá hubo milagro 8 días, ya que todas las velas permanecieron encendidas también en el tiempo de bein hashemashot todos los días sin apagarse en ningún momento con solo 1 tarrito de aceite.

Encendemos la Menorá de Janucá al atardecer y es costumbre de Jabad incluso encenderla al momento de la puesta del sol, es decir, justo al comienzo de Bein Hashemashot.

La Halajá (Ley) establece que para cumplir la Mitzvá, las velas deben estar encendidas un mínimo de ½ hora aproximadamente una vez entrada la noche, y ese tiempo es exactamente el tiempo de 2 Bein Hashemashot (de aproximadamente 15 minutos cada uno, el de la mañana y el de la tarde).

La Luz de las velas de Janucá representan la Luz milagrosa que iluminó a nuestros antepasados justamente en los tiempos de duda, tiempos donde no se sabe si es día o noche, tiempos de confusión.

Esa misma energía se renueva cada año en Janucá y es un momento propicio para alegrarnos por la Luz que ilumina y despeja todas nuestras dudas.

Quiera Hashem que la luz de este Janucá disipe toda duda y perdure por siempre.

 

Por Shulamit Grodzicki

Janucá 5785/2024

Janucá comienza en vísperas del 25 de Kislev y dura ocho días. En el calendario civil, generalmente coincide con el mes de diciembre.  Janucá en 2024 se celebra del 25 de diciembre al 2 de enero.

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A la luz de las velas

“Y Di-s habló a Moshé, diciendo; Habla a Aharón y dile; cuando alces (enciendas) las lámparas, las siete lámparas iluminaran hacia la menorá…” (Números 8: 2)

Antes de encender su menorá en Jánuca, el maestro jasídico Rabí David de Tolna se volvió repentinamente a uno de los jasidim y le preguntó: “Dime una cosa: vos sos una persona muy alta, y tu esposa es una mujer muy baja. ¿Qué hacen cuando desean hablar uno con el otro? ¿Te inclinás hacia ella, o ella se estira hacia vos?” Sin esperar respuesta, el Rebe volvió su atención a su menorá, colocada sobre un taburete en el vano de la puerta, y vela en mano, recitó la bendición.

El Talmud cuenta que por norma, “La Presencia Divina no desciende más que diez tefajim (aprox. 80 cm) encima del suelo. Con todo, las leyes de Jánuca especifican que es preferible colocar la menorá debajo de esta altura. El cabalista Rabí Itzjak Luria expresa que esta ley es para manifestar el inmenso amor de Di-s por Su Pueblo: el Novio Divino se inclina para conversar con Su novia Israel.

Los dos padrinos

El matrimonio es producto del esfuerzo de cada uno de sus participantes. Si Di-s se “inclina” para relacionarse con nosotros pese a nuestras deficiencias, esto no nos exime de esforzarnos por estirarnos para ascender a El.

Esto, también se refleja en las luces de la Menorá. “El alma del hombre es la vela de Di-s”. Como la danzante llama mira arriba, esforzándose siempre por liberarse de su atadura material, así también, el alma del hombre pugna por escapar al cautiverio de lo material y conectarse con la realidad superior de su esencia y fuente. Esto explica por qué las instrucciones acerca del encendido de la menorá en el Santuario fueron dirigidas a Moshé, aunque éste era un rol encomendado a Aharón y sus hijos.

En éxodo 27, Di-s dice a Moshé que los judíos debían traer el aceite puro de oliva a Moshé, para que Aharón y sus hijos la enciendan ante Di-s, desde el anochecer hasta la mañana.

¿Por qué traer el aceite a Moshé, si es Aharón quien deberá encender la Menorá?

Nuestros sabios explican los roles de Moshé y Aharón en el marco de nuestra relación “marital” con Di-s. En una boda, tanto el novio como la novia son conducidos al palio nupcial por sus padrinos, cuyo papel consiste en ayudarles a llegar al lugar de su boda. En la unión entre Di-s e Israel, Moshé sirve de “Padrino del Rey”, aquel que trae al Todopoderoso a la boda, y Aharón de “Padrino de la reina”, aquel que asiste al pueblo de Israel en la tarea de lograr su unión con Di-s.

Moshé es el maestro de Torá, transmisor de la sabiduría y voluntad de Di-s, a la mente humana. Aharón es el Sumo Sacerdote, quien encamina a cada individuo en su servicio a Di-s. La Torá es Di-s llegando a nosotros, transmitiendo Su esencia en un medio que es perceptible e implementable por nuestro ser material finito.

El servicio del hombre a Di-s por medio de los sacrificios, las ofrendas y las plegarias, es el esfuerzo humano por llegar a Di-s: entregarse, elevarse, llevarse a sí mismo más cerca de su Creador.

Del anochecer hasta la mañana, siempre

Esto explica también una evidente contradicción en los versículos: ¿La menorá debe “arder siempre” o solo “desde el anochecer hasta la mañana”? En realidad, las luces de la menorá, abastecidas por Moshé y encendidas por Aharón, adrián con una llama que era tanto temporal como eterna. Moshé representa el elemento Divino de la relación – el que “arde siempre” de manera ilimitada e inmutable.

Aharón personifica nuestro esfuerzo humano caracterizado por las inconsistencias y equivocaciones de nuestra naturaleza, fluctuaciones entre “anochecer” y “mañana”, oscuridad y luz.

Pero es este esfuerzo humano lo que hace de esta relación un “matrimonio”, una unión basada en los compromisos de cada uno de sus participantes.

¿Qué es el Shabat Bereshit?

¿Por qué se llama así este Shabat?

Por Menachem Posner

Ya pasaron los Iamim Noraim. La alegría de Sucot y de Simjat Torá ya pasó, pero todavía queda algo importante antes de que termine el emocionante mes de Tishrei. Se trata del primer shabat después de las fiestas, conocido como el shabat Bereishit (o shabos Bereishis, en ídish).

¿Por qué se llama así?

Cada semana del año leemos una porción de la Torá. El ciclo termina y empieza de nuevo en la alegre fiesta de Simjat Torá, cuando leemos la parte final de Haazinu y las primeras líneas de la primera porción, Bereishit. En el siguiente shabat se lee de la Torá toda la porción de Bereishit.

Se dice en nombre del tercer rebe de Jabad (conocido como el Tzemaj Tzédek) que la manera en la que uno se conduce a sí mismo en el shabat Bereishit marca el tono para el resto del año.

En consonancia con esto, este shabat se suele reservar para inspiradores farbrenguens y resoluciones respecto de estudiar más Torá. Estos farbrengens tienen una función adicional, porque este shabat también es el shabat Mevarjim, momento en el que bendecimos el próximo mes de Jeshvan.

Durante el farbrenguen del Rebe en este shabat tan especial, lo tradicional era que se remataran los “honores”. Adornado con un shtreimel de piel, el gabbai de la sinagoga guiaba el proceso, y la gente competía por el honor de pagar la iluminación de la sinagoga, el vino de kidush y otros gastos.

Como furgón de cola de un largo tren, este shabat nos ayuda a juntar la energía espiritual del mes que se termina, y nos asegura mantenernos en nuestro carril para el largo viaje que tenemos por delante.

Sin techo

La falta de vivienda es uno de los fenómenos sociales más tristes. No importa cuán miserable sea una persona, su casa le proporciona una necesaria sensación de seguridad y pertenencia. De hecho, la necesidad de una casa es tan grande que el Talmud dice que “el que no tiene un hogar no es una persona.” Físicamente, tal vez se puede sobrevivir sin un hogar, pero emocionalmente hablando, una casa es la necesidad humana más básica.

No hace falta decir, que la falta de vivienda no se trata de dónde uno puede encontrarse en un momento dado. Se puede estar en el trabajo, visitando amigos, atrapado en el tráfico, o de vacaciones a miles de kilómetros de su casa. Pero el conocimiento de que hay un pequeño rincón del mundo al que puede llamar propio, le da la tranquilidad que un hogar proporciona.

El hecho que durante siete días estamos involucrados con una mitzvá, independientemente de dónde nos encontramos o lo que estamos haciendo, explica el Rebe, es lo que es tan especial acerca de la mitzvá de Sucá. Normalmente, estamos conectados a una mitzvá en particular (y a través de la mitzvá, a Aquel que ordenó la mitzvá), siempre y cuando estamos involucrados en su ejecución. Pero Sucá es una excepción. Durante siete días se nos ordena vivir en una Sucá; durante siete días el refugio sagrado de la Sucá se convierte en nuestra casa. Y como se ha explicado anteriormente, la asociación a su casa no se limita al tiempo dedicado en la misma. Es una conexión siempre presente.

Durante siete días estamos íntimamente involucrados con una mitzvá. Y no se trata de una participación periférica, justo como nuestra relación con nuestra casa, que nunca es periférica, y que es tan básica para nuestra identidad.

Tal vez podemos tomar la lección de la Sucá un paso más allá.

Rosh Hashaná y Iom Kipur acaban de pasar

El tema de estos días de fiesta, así como el mes de Elul, preparatorio que les precedió, es Teshuvá. Generalmente se traduce como “arrepentimiento”, pero su significado literal es “retorno”. Después de un año de vagar a la deriva, volvemos. A los brazos de nuestro Padre, a nuestro hogar, al lugar al que siempre pertenecimos.

Un año más nos convoca. Una vez más, nos veremos obligados a salir de casa para un prolongado viaje. Una perspectiva desalentadora, un pensamiento deprimente para el individuo que ahora está saboreando su breve estancia en el hogar. Pero nuestro GPS interno tendrá siempre su flecha apuntando al mensaje de la Sucá. Una vez que establecimos nuestro verdadero hogar, nunca debemos perder nuestro apego a casa, no importa dónde estemos. Y el conocimiento nos proporcionará tranquilidad y seguridad.

No tenemos que esperar hasta el próximo Rosh Hashaná para volver. Hacernos un poco de tiempo para escaparnos a casa todos los días, ya sea de la Tefilá de la mañana en la sinagoga, o incluso lo pocos segundos que tarda en recitarse una bendición sobre una manzana que estamos a punto de morder.

¡Si esa es la tranquilizadora lección que tomamos de Sucot, no es de extrañar que es la más alegre de las festividades! ¿Hay algo más edificante que el conocimiento que nunca estamos sin hogar?

Por Naftali Silberberg

Las Cuatro Especies

“Ulekajtem lajem baiom harishon pri eitz hadar, kapot tmarim, veanaf etz avot, varvei nachal”

“Tomarán para ustedes el primer día (de Sucot) el magnífico fruto del árbol, la hoja de palmera de dátiles, ramas de árbol trenzado, y sauces de los arroyos”

(Levítico 23:40).

Te encuentras sentado en la Sucá. Las paredes hechas con madera aromática. En el suelo detrás de ti hay un juego de luces y sombras generado por el Sjaj, el techo de hojas que se encuentra sobre tu cabeza. Respira profundo. Vive la paz dentro de las paredes de la Sucá.

El Sjaj en la sombra proyectada por un árbol celestial. Es antiguo, amplio y con vida. Dentro de las ramas puedes ver una fruta, un Etrog. Es el corazón dentro del corazón del Árbol de la Vida, y late con el amor infinito de Di-s, para ti.

Toma tiempo interiorizar este amor. Respira profundo. Siente cómo tu columna se estira. Tiene la forma de la hoja de palmera, el Lulav. Trasciende tu mente racional, llegando más arriba, más allá del Sjaj, dentro del corazón del árbol. Siente el punto de contacto del Lulav con el Etrog. El amor de Di-s comienza a bajar a través del Lulav-columna, hasta tu sacro.

Tu sacro está caliente. El amor comienza a sentirse. El amor del Lulav penetra tu corazón. Te lleva a tu ser más elevado. Tu corazón se ha convertido en un todo. Es un Etrog que late con amor hacia Di-s, por la chispa de Divinidad que hay en tu alma. La alegría se despierta cuando este amor es liberado.

El amor viaja a través de tus pulmones llegando a tu boca. Tus labios tienen la forma de una hoja de sauce. No tienes necesidad de hablar, simplemente deja que tu alma se eleve.

La energía fluye incluso hasta más arriba, entrando a los ojos y así llegando hasta tu frente. Ojos de mirto iluminados. Tómate un momento en visualizar tu vida a través de los lentes de abundancia y alegría. Observa la forma en la que te despiertas cada mañana, interactúas con otros y rezas cuando estás lleno de amor y felicidad.

Por: Shimona Tzukernik