Parashá en síntesis: Ki Tetzé

Israel salió en guerra contra una nación enemiga. Al estar en su territorio había la posibilidad de contacto con las mujeres de la nación ajena, quienes eran llevadas al frente para distraer a los soldados. 

Para que un soldado pudiera llevar consigo una mujer de otra nación a Israel, tenía que darle la oportunidad de acostumbrarse al nuevo país, su nueva casa y nueva religión. 

Si no se acostumbraba y decidía no convertirse, el judío debía dejarla en libertad y no tenía derecho a esclavizarla ni venderla a otro.

La Torá enseguida trata el problema del “hijo rebelde” y da ciertas pautas a seguir en la educación de los hijos. Los padres no pueden dejar pasar las pequeñas fallas de un niño, porque terminarán agravándose. 

El énfasis es que la educación no empieza a la edad en que el niño ya puede razonar, sino aun antes de su nacimiento. La madre se prepara para recibir al niño, con las leyes de Taharat Hamishpajá (pureza familiar). Al nacer, al niño se le da un nombre judío. La decoración de su cuarto y los objetos que ve deben ser aptos para un niño judío. Desde la cuna, sus primeras palabras deberán ser de contenido judío, como Shemá Israel y el Modé Aní y así sucesivamente; el niño va llevando un tesoro de conocimientos y sentimientos adecuados, un respaldo que durante toda su vida le ayuda a identificarse como miembros del pueblo de Israel. 

En esta Parashá también tenemos la mitzvá de no dejar un cuerpo sin enterrar por más tiempo del absolutamente necesario. En Israel, la mitzvá es que no pase la noche sin ser enterrado. Se considera una falta de respeto al Todopoderoso dejar al cuerpo sin sepultura más tiempo de lo imprescindible. 

El primer Departamento de Objetos Perdidos fue descrito en la Torá, ya que se considera una mitzvá especial la devolución de la propiedad perdida. En el Templo existía un lugar específico donde uno podía ir a reclamar o buscar las cosas perdidas. 

La Torá pide respetar la distinción entre los sexos: al hombre no le es permitido vestirse con ropa que usan las mujeres, ni viceversa, tampoco puede buscar maneras de lucir afeminado. 

El judío que encuentra un nido no puede quitarle los huevos, ni los pichones, sin alejar primero a la madre. Maimónides explica que este precepto nos enseña buenos rasgos: aprendemos a ser más comprensivos y así merecemos la comprensión y la bondad de Di-s. 

En el calendario judío, el mes de Elul está dedicado al análisis y autoevaluación de nuestros sentimientos, modo de vida y conducta en relación con Di-s y con el prójimo. Es el tiempo propicio para conectarnos con nuestra esencia judía y acercarnos a Di-s quien en este mes – más que en ningún otro – está a la disposición de todos aquellos que lo buscan.

Este período tiene sus orígenes en el tiempo de Moshé Rabeinu, después de la salida de los judíos de Egipto.

Un noble propósito

En Ki Tetzé aprendemos que el acreedor puede exigir garantías antes de ofrecer un préstamo, aunque el deudor sea pobre. Pero la Torá nos ordena no exigir un artículo que el deudor requeriría durante el curso normal de su día. Por ejemplo, si usa su única almohada, el acreedor debe devolverla durante la noche.

La Torá concluye con las palabras, “y él te bendecirá, y será para ti como un acto de caridad ante Di-s”. Rashi explica que incluso si el deudor no lo bendecirá por este amable acto, será meritorio ante Di-s.

Reb Levi Itzjak de Bardichev, amplió la idea de Rashi: algunos realizan una acción amable porque buscan la bendición del destinatario. Este versículo nos enseña que la mejor manera de realizar una mitzvá no es por la recompensa, aunque inevitablemente vendrá, sino por el bien de Di-s. Debemos realizar la obra de caridad porque Di-s nos lo ordenó, no por interés. Es decir, se debe dar caridad solo por la mitzvá, ni siquiera por la recompensa prometida por Di-s.

A Rabi Israel Baal Shem Tov una vez le informaron, por decreto Celestial que había perdido su parte en el mundo venidero, por lo que declaró alegremente que tenía la oportunidad de servir a Di-s sin motivo oculto, ni por la recompensa. Pronto se le informó que su porción Celestial le había sido restaurada y se había duplicado.

¿Cómo debería funcionar la Justicia?

La Torá nos advierte sobre una serie de “Prohibiciones para el Juez”que de ser cumplidas harían de este, un mundo mucho más justo…

· DE TERGIVERSAR EL JUICIO (“AVEL BADIN LASHOFET”) 

Es la advertencia con la cual se previno al juez’ de no cometer engaño en el juicio1. Es lo que El dijo2: No hagáis engaño en el juicio. El concepto de este precepto negativo es que no contravenga los lineamientos que trazó la Torá en la condena de una cosa o en la absolución de ella4.

(1) Ver Mitzvá Asé 176. (2) 0 sea, pervertir o retrasar la justicia, o interpretar la Torá de manera diferente a su sentido verdadero. (3) Levítico ~ Kedoshim” 19:15. (4) Es decir, absolver al culpable o sentenciar al inocente (Mishné Taré, Leyes del Sanhedrín, Cap. 20, Ley 6).

El juez no sólo es responsable de la convivencia pacífica entre los hombres que conforman la sociedad, sino que su actuación afecta y repercute en las más altas esferas de la espiritualidad. Tal es así, que nuestros Sabios no han tenido reparos en decir que ‘un juez que administra justicia con total honestidad hace que la Presencia Divina more en el seno del pueblo de Israel, en tanto que el que no lo hace ocasiona que Di-s lo abandone’. Deberá verse siempre como si una espada pendiera sobre su cabeza y las puertas del infierno estuvieran abiertas bajo sus pies. Y si toma injustamente los bienes de uno y los entrega a otro, obliga a Di-s Mismo a restituirlos a su legítimo dueño, de modo que su proceder ha constituido una acto de injusticia ante Di-s (Talmud, Sanhedrín 7a).

· DE ACEPTAR SOBORNO (“SHOJAD LASHOFET”) 

Es la advertencia con la cual se previno al juez de no tomar soborno de los litigantes, incluso para juzgar con equidad.

Es lo que Él dijo’: Y soborno no tomarás. El precepto negativo en este sentido ya fue repetido2 (en la Torá). Y en el Sifrí (se dijo): “No tomarás soborno — incluso para eximir al inocente y condenar al culpable”.

Las leyes de este precepto han sido explicadas ya en varios lugares (del Tratado Talmúdico) de Sanhedrín.

(1) Éxodo “Mishpatim” 23:8. (2) Deuteronomio ~ Shoftim” 16:19.

El juez que acepta soborno no tiene posibilidad de hacer enmienda perfecta cuando se arrepienta de su pecado, pues no conoce el alcance de la injusticia ni el de sus consecuencias; además, estimula al litigante que lo soborna y lo hace pecar Mishné Torá, Leyes del Arrepentimiento, Cap. 4, Ley 5). El que hace entrega de soborno, a su vez, transgrede Mitzvá Lo Taasé 299 (Ibíd, Leyes del Sanhedrín, Cap. 23, Ley 2).

Mitzvot Lo Taasé — Preceptos Negativos (274-276) 375

· DE FAVORECER EN ESPECIAL A UNO DE LOS LITIGANTES (“NESIAT PANIN LASHOFET”)

Es la advertencia con la cual se previno al juez de no favorecer en el juicio a uno de los litigantes, incluso si se trataba de una persona muy honrosa y de alto rango. Que el juez no lo honre si vino al juicio junto a su litigante, y que no muestre que lo enaltece y honra.

Es lo que Él, exaltado sea, dijo’: Y no favorezcas al grande. En el Sifrá (dijeron): “Que no digas: este es rico, este es hijo de grandes, ¿cómo he de avergonzarlo y ver su bochorno?’ y cuánto más (entonces) que (se cuida y) no lo (lleva él mismo a) vergüenza. Por eso fue dicho: No favorezcas al grande”.

Las leyes de este precepto han sido explicadas ya en varios lugares de (los Tratados Talmúdicos de) Sanhedrín y Shevuot2.

(1> Levítico “Kedoshim” 19:15), (2> Pág. 30a).

¿Cuál es el plano de igualdad que debe tener presente el juez según lo exige la ley judía? Al respecto es muy clara la Mishná (Avot l:8 )

“Cuando los litigantes están parados frente a ti, considera a ambos como culpables; mas cuando partan de ti, habiendo aceptado la sentencia, considera a ambos como inocentes”.

· DE DEJARSE AMEDRENTAR EN UN JUICIO (“LO TAGURU”)

Es la advertencia con la cual se previno al juez’ de no temer a un hombre dañino, insolente y de mal carácter, hasta que (por ello) no dictamine sobre él un veredicto justo. En cambio, debe dictaminar y no ha de tomar en cuenta qué daños puedan ocurrirle de aquella persona.

Dijo Él, exaltado sea2: No temáis ante (ningún) hombre.

Dice el Sifrá: “No temáis ante (ningún) hombre —quizás has de decir: ‘Temo a fulano, no sea que mate a mi hijo, incendie mi parva, corte mis plantíos’ —para enseñarnos (que está prohibido) fue dicho: No temáis ante (ningún) hombre”.

(1) Un juez nominado sobre la comunidad. Si no es un juez público, y ve que una de las parte es dura y dañina, puede negarse a juzgar antes de escuchar sus argumentos, o incluso luego si no tiene en claro a quién beneficia el dictamen. Silo tiene claro, está obligado a emitir su opinión, incluso si no es un juez nominado sobre la comunidad (Mishné Taré, Leyes del Sanhedrín, Cap. 22, Ley 1). (2) Deuteronomio “Devarim” 1:17.

· DE APIADARSE DEL POBRE EN SU JUICIO (“JEMLAT HADAL LASHOFET”) 

Es la advertencia con la cual se previno al juez de no apiadarse del desdichado durante el juicio, de modo que, por piedad, le dispense lo que no le corresponde. En cambio, debe imponer igualdad entre el rico y el pobre y menesteroso, y lo obligará a pagar lo ~ que sobre él ha de imponerse.

Es lo que Él dijo: Y al pobre no favorezcas en su litigio. Ya repitió (en la Torá) el precepto negativo en este sentido con otra expresión, y dijo2: No muestres consideración especial hacia el pobre. En expresión del Sifrí:

“Que no digas: ‘Este es pobre; puesto que yo y este rico estamos obligados a mantenerlo, lo privilegiaré, resultando que se mantiene con decoro’. Para enseñarnos (que ello está prohibido) fue dicho: Y al pobre no favorezcas en su litigio”.

(1) Éxodo ~ Mishpatim” 23:3. (2) Levítico ~ Kedoshim” 19:15.

Aquel que muestra piedad cuando se requiere firmeza, terminará siendo cruel cuando se requiere misericordia (Kohelet Rabá 7:33).

· DE TORCER EL JUICIO EN CONTRA DE UN PECADOR (“IVUT DIN HARASHA LASHOFET”) 

Es la advertencia con la cual se previno al juez de no torcer (premeditadamente) el juicio en contra de uno de los litigantes porque sabe que es un hombre perverso y pecador.

Él, exaltado sea, advirtió respecto de castigarlo con la tergiversación del juicio, y es lo que Él, exaltado sea, dijo: No tuerzas el juicio de tu pobre, en su litigio.

Dice el Mejilta: “(Si) un malvado y un (hombre) honesto están parados delante de ti para el juicio, que no digas: ‘Dado que aquél es malvado, torceré el juicio en su contra’ — para enseñarnos (que ello está prohibido) fue dicho: No tuerzas el juicio de tu pobre en su litigio; (con) ‘pobre’ (se pretende que) es él en (el cumplimiento de) los preceptos. Es decir: a pesar de que él es pobre en Mitzvot — no tuerzas su juicio.

(1) Éxodo “Mishpatim” 23:6. (2) Razón por la cual, tácitamente, miente; mientras que su interlocutor, tácitamente, no adultera sus palabras (Mishné Torá, Leyes del Sanhedrín, Cap. 20, Ley 5).

· DE SER COMPASIVO CON CIERTOS DELINCUENTES (“RAJMANUT AL MAZIK LASHOFET”) 

Es la advertencia con la cual se previno al juez de no conmiserarse de quien mató a su compañero o lo disminuyó en uno de sus miembros —es decir, con el pago de las multas (1)—. Que no diga: ‘Este es pobre, y segó la mano de aquél o le hizo perder su ojo sin intención’, y se apiade y se compadezca de él en el pago íntegro de los montos de su daño.

Es lo que Él, exaltado sea, dijo (2) respecto de esto: No conmiseres tus ojos. Vida por vida, ojo por ojo’, diente por diente, mano por mano, pie por pie.

El Precepto Negativo en este sentido ha sido repetido ya (en la Torá), y dijo (4) El: No conmiseres tu ojo (por él) y erradicarás de Israel (a quien vertió) la sangre inocente.

(1) Ver Mitzvá Asé 236. (2> Deuteronomio ~ Shoftim 19:21). (3) En el Talmud se explica que ‘ojo por ojo, etc.’ no significa quitar el ojo al que ocasionó el daño —como entendieron los Caraítas— sino la compensación monetaria —multa— equivalente al daño. Ver Mitzvá Asé 236, Nota 4. (4> Deuteronomio “Shoftim” 19:13).

Llenando espacios

¿Cuántos estudiantes universitarios pueden caber en un smart car? ¿Cuántas cosas absolutamente esenciales puede colocar una mujer en su cartera? ¿Cuántos objetos puede meter un hombre en el bolsillo de su traje y todavía tener la chaqueta puesta correctamente?

Apretarse  en  el ascensor cuando ya está lleno; apretar la arena en un balde, una y otra vez para dejar espacio para más; una maleta tan llena que tienes que sentarte sobre ella para lograr cerrarla.

La gente parece estar obsesionada con abarrotar tantas cosas como sea posible en una cantidad mínima de espacio. Desde los organizadores del armario hasta las bolsas que comprimen el aire, queremos aprovechar al máximo el lugar, tanto tangible como intangible.

El mes de Elul, en el que nos encontramos actualmente, es precisamente eso. Elul es el tiempo de balance del año anterior. Es la época de “inventario”, “tiempo de contabilidad de fin de año”.

Además Elul es un enfoque hacia el futuro, una oportunidad para planificar con la sabiduría adquirida con la experiencia. Elul nos da la oportunidad de concentrarnos en cómo haremos las cosas de manera diferente en el próximo año.

Pero también hay un tercer aspecto para Elul. Mientras estamos recordando el pasado y considerando el futuro, seguimos viviendo en el presente. Y en este presente, las enseñanzas judías nos invitan a usar todo el mes de Elul para llenar nuestro espacio espiritual con tantas mitzvot (mandamientos) como    podamos. Nos 

anima a agregar más mitzvot a nuestro repertorio y realzar la manera en la que las realizamos.

En Elul, se nos exhorta específicamente a dar caridad adicional; Pasar más tiempo conectados con Di-s a través de la Tefilá- oración; que nuestras mezuzot y Tefilín sean revisados por un Sofer- escriba  experto (y poner mezuzot en aquellas puertas que pudieran  necesitarlas);  observar  las leyes de kashrut con más cuidado; bendecir a nuestros amigos, vecinos y parientes con un año bueno y dulce.

Utilizar el espacio espiritual que se nos da durante Elul en su máxima capacidad sólo será para nuestro beneficio para el próximo año. Que tengamos un año dulce, feliz, saludable y de redención para todos nosotros!

Adaptado del L’Chaimweekly

¿Eres un monarca?

La percepción pública de la realeza se ha denigrado en los últimos tiempos. Con las familias Reales de Europa descollando sólo en público por sus vidas personales, deshonrando sus posiciones heredadas, desde mi perspectiva como “hombre común”, considero que el mundo podría arreglárselas sin ese “paquete de ingratos”.

Uno puede preguntarse qué bien público fue otorgado por parte de la Familia Real. ¿Acaso no han habido Reyes y Reinas en la historia que sólo han representado la profusión, decadencia y gobierno déspota? Si (como es comúnmente aceptado), el poder absoluto es absolutamente corrupto, ¿No estamos mejor como una meritocracia democrática?

Leemos esta semana uno de los últimos mandamientos escritos en la Torá: “Al llegar a la Tierra…debes designar un Rey…de entre tus hermanos, un Rey debe gobernar” (Deuteronomio 17:15). ¿No parece extraño que Di-s promueva la noción humana de la realeza, ordenándonos subyugarnos a una majestad mortal?

Es incluso más extraño: Una vez asentados en la Tierra de Israel y listos para rodearse con todas las características de un Estado, los judíos le piden al profeta Samuel que los ayude a designar a “un Rey, para que seamos como las naciones de alrededor nuestro”. A lo cual Samuel reaccionó con enojo y disgusto, asumiendo que su pedido por un rey era equivalente a rechazar a Di-s (Samuel I, capítulo 8).

Liderazgo

Hay un método académico conocido como “El Gran ‘Hombre escuela’ de la Historia”, en donde las guerras, convulsiones políticas y otros movimientos en masa son descritos en términos del liderazgo prevaleciente en esa época. Batallas militares son estudiadas puramente desde la perspectiva de los generales, sin tomar en cuenta los pensamientos y acciones individuales del soldado común que equivalen al sentimiento de un peón en un tablero de ajedrez.

Este método de examinar la historia tiene su mérito. La fe de las naciones está co relacionada casi exclusivamente con la cualidad del liderazgo que ellos disfrutan, y nada puede estancar a todo un país más rápido que las decisiones tomadas por un partido egoísta o incompetente.

Lo mismo es cierto con la noción acerca que una estructura fuerte la provee un gobierno organizado y que éste crea una sensación de libertad y oportunidad para todos, permitiendo que prospere el individualismo.

Sígueme

Sin embargo, desde una perspectiva de la Torá, es imposible aceptar que la mera función de un líder es proveer ley y orden. Cuando se reconoce que la Presencia eterna de Di-s prevalece, las normas aceptadas sobre cierto comportamiento son proveídas directamente por la Torá y no es necesario reforzar la regla de la ley.

Desde esta perspectiva, el desafío del liderazgo no es asustar a la nación, sino inspirarla. Un verdadero líder está parado por sobre toda la gente, presentando y mostrando un sentido de misión y propósito. Cuando designamos a un líder o a un Rey, debe ser con la expectativa que las buenas cualidades personales que el líder posee, y la grandeza que muestra el monarca, despierte en nosotros un correspondiente sentido de entusiasmo que nos comprometa con el programa de la Divinidad al que el Rey mismo se ha comprometido.

Cuando el profeta Samuel criticó a la nación por pedir un rey, su enojo estaba dirigido a los motivos más que a la razón del deseo. Su pedido “desígnanos un rey para que seamos igual que las naciones de alrededor nuestro”, demostró que no era la inspiración de una majestad como una representación Divina lo que ellos deseaban. Sino que lo suyo era más bien un pedido prosaico; siendo que no tienen confianza en la regla de Di-s o en las expectativas de la Torá para dirigir la sociedad; optan por confiar en el nombramiento de una majestad mortal que imponga arbitrariamente sobre ellos la regla de la ley.

Muéstrame qué hacer

A pesar que vivimos en una era de egoísmo e individualidad, en donde cada uno de nosotros desea imponerse, hay mucho más para recomendar sobre acudir al consejo de un mentor. Podemos no tener más reyes y reinas que nos inspiren a seguir los caminos de Di-s y a comprometernos con su Torá, pero cada uno de nosotros debe buscar una guía o un mentor espiritual que nos ayude a dirigirnos en el camino de la vida.

Por Elisha Greenbaum

Mordejai y su mentor, Rabi Levi Itzjak

Frecuentaba la casa del Gran Rabino de la ciudad, Rabi Levi Itzjak Schneerson.

Mordejai era uno de los más brillantes estudiantes en la escuela secundaria. Sus pares y maestros advirtieron que era un judío observante y lo atormentaban. En cada conversación, sus maestros mencionaban lo fútil de la religión. Pero Mordejai permanecía firme en su observancia. Mordejai no estaba sólo en sus dificultades, pues su mentor, Rabi Levi Itzjak, lo apoyaba y animaba.

Aunque Rabi Levi Itzjak era el rabino oficial de la comunidad, el regimen comunista no le permitía  mantener una discusión de Torá con la gente, ni tampoco influir en los jóvenes para seguir los Preceptos. Pero esto no lo detuvo. Usó cada oportunidad para hablar al público sobre fortalecer y conservar el Judaísmo, aunque hubiera delatores presentes.

 

Cuando Mordejai completó la secundaria, decidió asistir a la universidad, pero no fue aceptado.

No podía entender por qué, pues sus calificaciones eran excelentes.

Habló con el rector de la universidad, y éste le dijo: “Ve a preguntarle a Schneerson, nosotros no podemos ayudarte.” Finalmente, Mordejai fue aceptado, pero lo enviaron a una granja donde los estudiantes trabajaban y estudiaban. Mordejai seguía en contacto con Rabi Levi Itzjak.

 

Los estudiantes iban a la ciudad para comprar suministros para la granja. Todos aprovechaban la oportunidad para vender sus productos y ganar dinero. Pero Mordejai usaba sus visitas de otra manera. Indagaba sobre los judíos de la ciudad, y verificaba qué artículos religiosos les faltaban. Cada vez que iba allí, llevaba su bolso lleno de Mezuzot, Tzitzit y Libros de Oración. Los distribuía de acuerdo a las instrucciones de Rabi Levi Itzjak. Todo en secreto.

Cada día Mordejai se ponía sus Tefilín. Mientras los demás dormían, salía furtivamente a los campos. Allí, entre los tallos de maíz, rezaba rápidamente.

 

Todo fue bien hasta que una tarde de Janucá, un inspector judío llegó al lugar, y descubrió velas ardiendo. Al otro día Mordejai fue enviado a casa. Allí continuó estudiando Torá y observando las mitzvot. También visitaba la casa de Rabi Levi Itzjak. 

Un día de verano, Mordejai fue a nadar al mar, y nunca volvió…

El rector de la universidad quería hacer el entierro por cuenta del gobierno. Preguntaron a la hermana de Mordejai, una comunista declarada con una importante posición gubernamental. Ella se excusó diciendo que sus padres eran tradicionales y no podía intervenir. Luego fue deprisa a lo de Rabi Levi Itzjak y le dijo: “La voluntad de Mordejai es su voluntad, lo que usted diga, haremos”.

 

El entierro fue de acuerdo a la ley judía. La gente acudió de todas las puntas de la ciudad. La universidad envió a estudiantes y profesores al entierro. Rabi Levi Itzjak empezó su discurso: “Mordejai, en su corta vida, nos mostró el camino. No temió de lo que sus amigos o el gobierno dijeran. No prestó atención a quienes buscaron dañarlo. Mordejai resistió por su fe y observancia”

La muchedumbre estaba muy agitada por las palabras del Rabino. Se sorprendieron al oír del sacrificio de Mordejai para distribuir artículos religiosos, y cómo oraba en secreto entre los tallos de maíz. El rabino los instó a seguir el camino de Mordejai y no olvidarse de su Padre Celestial.

 

Cuando Rabi Levi Itzjak concluyó, todos estaban asustados porque el Rabino se atrevió a hablar así, ignorando a las autoridades y sus amenazas. Tres años después, en 1939, fue arrestado, torturado, y desterrado.

Rabi Levi Itzjak falleció en el exilio. Pero nunca lograron quebrar el espíritu del gran hombre que fue el padre del Lubavitcher Rebe.

 

(Publicación de ufaratzta) de “Em BeIsrael”




Birkat HaMazón, el agradecimiento después de las comidas

“La Reina del Shabat vendrá realmente hasta India”? preguntó la pequeña Miriam de seis años, con sus ojos profundos y jubilosos llenos de preguntas…

“Si tenemos todo listo para ella, seguramente vendrá”, contesté esperanzadamente. Empezamos a hacer jalá, amasando la masa en la mesa de madera. Miriam quiere hacer el trenzado, y ella es la que se acuerda de separar una porción para Di-s.

Ella trenza una jalá chiquita para su muñeca y me cuenta que Di-s tomará todos los pedazos de jalá y los convertirá en una gran jalá para la comida de Shabat de los ángeles.

Las llevamos afuera bajo el sol abrasador de nuestro prolongado verano indio – esperando al Monzón, rezando para que venga pronto este año y se lleve el hambre. 

Todos estamos ansiosos.

Después de la cena siento una gran necesidad de decir el Birkat HaMazón (agradecimiento después de las comidas).

El Birkat HaMazón siempre me había parecido muy engorroso hasta que llegué a la India. Desde ese momento, la experiencia de estar satisfecha después de una comida siempre me produce un sentimiento de culpa, consciente de los millones que viven aquí y nunca están llenos.

Parecía requerir algún acto de voluntad en mi parte para expiar esta culpa, y la idea de elevar cada comida a lo sagrado, naturalmente me hizo pensar en el Birkat HaMazón, que asumió una nueva y trascendental importancia en el contexto de mi vida aquí.

Aun así, todavía no estaba satisfecho de cómo empieza con la alabanza “Quien sostiene y nutre a todas Sus creaciones” con el regalo del alimento, y llevando la súplica hacia el cuidado especial para la Casa de Israel. Mientras rezo, sé que todo no está ni mantenido ni nutrido aquí, donde yo como furtivamente puertas adentro. Sé que la rica abundancia rica de G-d permanece atada herméticamente a los puños de unos pocos, mientras el manso y callado sufre y no se atreve a hacer ninguna pregunta.

Anhelo que “Tu Pueblo” extienda su mano e invite en su plegaria a los niños valientes y silenciosos de la India que viven en la miseria perpetua y desesperada desde su nacimiento hasta la muerte y nunca se llenan de comida. Sé que Di-s no tiene la culpa, y no hay ninguna razón para dejar de alabarlo. Así que yo expío mi culpa en la plegaria, y esto me lleva a un nuevo tipo de inquietud persistente.

En los últimos días, empecé a dar las pocas sobras de pan a los mendigos, envolviéndolos meticulosamente en plástico y depositándolas con cierta incertidumbre en manos siempre extendidas que me siguen cada día por todas partes. El mendigo elegido siempre se confunde y se asoma dudoso a través del plástico. Yo me voy rápido y luego volteo para verlo partir un pedazo y masticarlo, primero con vacilación y luego con obvio deleite. La alegría que me envuelve cuando miro a una mujer u hombre con harapos y hambriento comer mi pan es un regalo indescriptible, y yo recibo infinitamente mucho más de lo que doy. En cierto sentido, yo soy el mendigo y él el dador…

Después del desayuno leemos la porción de la semana en mi gran Torá y en la brillante Biblia coloreada para niños de Miriam.

Le leo sobre el milagro del maná. Ella está encantada pero ligeramente confundida por qué Di-s no ha enviado algo de maná aquí para los niños hambrientos de la India. Sigo leyendo, y el problema del hambre y el pan me siguen incluso hasta aquí. Me atormenta dondequiera que me mueva. Nos enseñan que en el cruce del Mar Rojo incluso la sirvienta más humilde vio la Presencia Divina más claramente que el más grande de los profetas que vinieron después. Sin embargo, vemos que unos días de sed y hambre casi hacen olvidar a las personas lo que habían presenciado.

“Mejor ser esclavos en Egipto que perecer aquí en el desierto por falta de comida”, clamaban de hambre “los elegidos”. ¿Qué esperanza hay para nosotros?, me pregunto, ¿hay alguien que pueda ayudarme a través de este laberinto de oscuros pensamientos?

Esa noche, cuando Miriam vino a anunciarme que había encontrado las tres primeras estrellas, yo hice Havdalá para los niños y para mí. Mientras titubeante cantaba las antiguas palabras de la bendición que separa el séptimo día del resto de los días, nuestro Shabat llegaba calladamente a su fin. La dulces y preciosas hierbas de Modiin, apresuradamente empacadas por mi amiga Emuna, pero todavía frescas, nos unió con otros judíos lejos de aquí.

La promesa del Mashiaj estaba alrededor de nosotros. Emergió con la urgencia particular como el incienso de sándalo que lanza su fuerte y profunda fragancia, a través de nuestra casa pequeña y a través de las ventanas abiertas, hasta que se funde con la profusión alegre del jazmín y el aire de tristeza que se expande como una manta andrajosa, estrellada sobre nuestro pueblo del sur indio, llevándonos hacia otra semana de lucha y esperanza.

La inminente venida del Mashiaj se ha vuelto muy real para mí desde que vine a la India. Lo que una vez fue símbolo de un adorno poético un concepto religioso, se ha transformado en una real espera, con la fe perfecta en un evento inminente. Parecía bastante natural e inevitable que la redención viniera de algún modo, algún día, aquí, donde tanto se la necesita.

Estoy llena de admiración y sorprendida del callado sufrimiento; las masas sumisas de la India que continúan sus febriles vidas sin pensar en alguna esperanza, alguna vindicación. La alarma y el desánimo por lo que veía aquí, había crecido en mí hasta que se volvió un lamento urgente y doloroso de anhelo del Mashiaj para que llegue y transforme la interminable miseria y oscuridad, en luz y alegría.

Cada vez con más las palabras de Maimónides surgen de mis labios: ““Creo con fe perfecta en la venida del Mashiaj” y más fuertemente, “y aún si él tardara en venir, a pesar de ello, cada día continuaré esperándolo cada día”.

Wendy Dickstein

Comprometerse con el Amor

El casamiento está compuesto por dos elementos integrales: el compromiso y el amor.
Debajo de la Jupá, el novio y la novia se prometen mantenerse fieles y leales uno con el otro; comprometiéndose a traer alegría y estabilidad a su relación. Mientras que el compromiso mutuo constituye la fundación de la relación, es la pasión, amor y sentimientos mutuos los que traen el color y la vida a la relación, y lo que hace que el casamiento sea tan atractivo. Es este último elemento el que causa a los solteros entregar su “libertad” y sus solterías.
La necesidad de estos ingredientes para asegurar un matrimonio estable y feliz no se discute. Cuáles de estos dos valores forman la base del matrimonio, sí es punto de contención entre los valores de la Torá y las normas Occidentales.

¿Debería el amor llevar al compromiso, o el compromiso lidiar al amor?

La tendencia en la sociedad sobre esta área está clara.Conoce a una persona durante unos años, quizá vive con ella durante un tiempo, y el salto se toma si es aparente y obvio que los sentimientos mutuos garantizan el compromiso del matrimonio. En contraste, la tradición Judía se avoca al acercamiento casi opuesto. Relaciónate con el individuo lo suficiente, como para determinar si sus valores y temperamento van en concordancia con los tuyos. Asegúrate que las dos personalidades (la del otro y la tuya) no chocan, y percibe si hay una atracción. Si todo esto encaja, entonces se realiza el compromiso. El amor se desarrollará y se profundizará luego del compromiso. Basado en el compromiso.

Si la “prueba está en el pudding”, este pudding ciertamente demuestra que el enfoque judío funciona. Está claro que conocer y amar a alguien antes de casarse, no aumenta las posibilidades de sub secuentemente tener un matrimonio feliz. Esto es totalmente lógico. Si el compromiso está basado en el amor, entonces, puede muy bien desaparecer y el amor comienza a apagarse o desaparece. Si el amor está basado en el compromiso, entonces si sucede que el amor comienza a apagarse, el compromiso asegurará que ambos hagan el esfuerzo de enamorarse otra vez. 

De acuerdo a la ley Bíblica, el matrimonio es un proceso de dos pasos. El primer paso se llama “Kidushin”, y el segundo paso es conocido como “Nisuin”.

El Kidushin hace que el novio y la novia se conviertan en marido y mujer. Luego de este punto, si Di-s libre y guarde deciden separarse, precisarían un “get” (divorcio Judío). Sin embargo, el novio y la novia todavía no pueden vivir juntos como marido y mujer hasta que no se complete el segundo paso, que es, Nisuin. En los tiempos modernos, el Kidushin y el Nisuin se realizan seguidos debajo de la Jupá; el Kidushin es efectuado cuando el novio le da a la novia la alianza, y el Nisuin, a través de la unión del marido con la mujer bajo un mismo techo por el bien del matrimonio. Primero viene el Kidushin, el compromiso. Sólo después es que viene el Nisuin, y todas las expresiones de amor. 

*La receta para un matrimonio feliz y entregado*
El 15 de Av, “Tu Be Av”, observamos y celebramos la más alegre de las festividades. Este día, marca el aniversario de varios eventos, todos ellos asociados con la revocación de un evento trágico. Esta festividad, viene seis días después del día más triste del año, Tishá be Av, y es simbólica a la resistencia de nuestra nación, a nuestra capacidad de recuperarnos de todas las tragedias que nos han azotado.
Es también una festividad asociada con el matrimonio; el Talmud describe cómo en los tiempos de antes, éste era un día dedicado a la unión de jóvenes. Esto es porque el casamiento representa la recuperación de la tragedia más terrible ocurrida en Tisha be Av, la destrucción de los Templos Sagrados y el subsecuente exilio de nuestro pueblo. 

Nuestra relación con Di-s también está compuesta por estos elementos básicos; el compromiso y el amor. Antes de que se manifieste el amor, debemos someternos a la etapa del compromiso, el Kidushin. Por eso se debe la destrucción de los Templos y los exilios. Pero luego de 2.000 años de sufrimiento y opresión, hemos asegurado nuestro compromiso sin duda alguna. Es tiempo ahora del Nisuin, el Nisuin cósmico entre Di-s y Su pueblo, que se celebrará con la inminente llegada del Mashiaj.

Por Naftali Silberberg

Fundamentos de la tzedaká

Cada de lo que poseemos es nuestro: Di‐s nos lo da para que podamos dárselo a los demás.
 
El recipiente:

Se debe dar tzedaká (caridad) a los necesitados, escuelas de Torá, instituciones judías y / o causas humanitarias. Un miembro de la familia en una situación financiera difícil tiene prioridad sobre los que no son familiares. Las organizaciones benéficas y pobres locales tienen prioridad sobre sus contrapartes lejanas. Y las causas benéficas en Israel tienen prioridad sobre las organizaciones benéficas (no locales) en la Diáspora.

El resultado:

Nuestros Sabios enseñaron que la tzedaká trae expiación y protege contra los duros decretos celestiales. El rey Shlomó escribió: “Cuando le das a un pobre, le estás prestando a Di‐s”. Eso es porque Di‐s reembolsa todos los fondos de caridad, junto con bonitos dividendos en este mundo. Según el profeta Malaji, Di‐s nos desafía diciendo: “Pruébame y verás”.

Hacerlo bien:

La forma más elevada de tzedaká es proporcionar autosuficiencia. Extender un préstamo a un amigo, permitiéndole embarcarse en un proyecto empresarial; ayudar a un conocido a encontrar un trabajo o incorporarlo a su negocio.

Nadie debe pagar con su dignidad la ayuda de otro. Por eso es mejor donar de forma anónima. Dé antes de que se le pida. Evítele al sujeto la vergüenza de tener que mendigar. Regalar con una sonrisa y calidez genuina. ¡Cómo das, enseñaron nuestros Sabios, es más importante que cuánto das!

El momento adecuado para hacerlo:

Siempre es adecuado dar. Pero ciertas épocas son más auspiciosas. Colocar tzedaká en la alcancía de caridad antes de la Plegaria. Las mujeres y niñas deben hacer lo mismo antes de encender las velas de Shabat y festividades.

Es una tradición milenaria prometer dinero para tzedaká en mérito de las almas de los seres queridos fallecidos mientras se dice Izkor. En su morada celestial no pueden hacer Mitzvot, así que depende de nosotros.

El resultado de hacerlo:

Cuando Di‐s hizo el mundo, nos dejó la tarea de inyectarle espiritualidad y significado. Nuestros Sabios nos dicen: “¡Grande es la caridad, porque acelera la Redención!

Inspiración interna


Cuando nos encontramos con algo nuevo, algo que enciende nuestra imaginación o nos inspira, nos emocionamos. Nos lanzamos. Nos volvemos entusiastas, incluso fanáticos, con ganas de saberlo, hacer y compartirlo todo.

Por ejemplo, si descubrimos los placeres del ajedrez, o nos volvemos fanáticos de un escritor, o nos interesamos en un deporte, o nos dedicamos a la jardinería, o nos interesamos en la cocina vegana, compramos libros, navegamos por la web, estamos en redes sociales, y reclutamos amigos, familiares, vecinos.

Y luego, con el tiempo, nuestra energía y entusiasmo disminuyen. Seguimos interesados e involucrados, pero nuestra actividad adquiere cierto tono mecánico. No queremos que sea así. Queremos el entusiasmo porque la actividad todavía nos interesa, tiene valor y significado para nosotros.

Este mismo sentimiento y proceso, se aplica a nuestro importante encuentro con el judaísmo. Cuando nos encontramos por primera vez con una mitzvá (mandamiento), o un tema o maestro inspirador de la Torá, nuestra energía y entusiasmo no conocen límites, ya que estamos sedientos de la experiencia. Y luego, después de un tiempo, aunque la experiencia es una parte tan importante de nosotros que ni siquiera se nos ocurre detenernos, nos preguntamos dónde está esa maravilla que nos puso en marcha. ¿Debemos experimentar un entusiasmo aburrido? ¿La inspiración solo es buena para comenzar, y luego todo es solo rutina?

Rabi Aarón de Karlin ofreció una parábola para explicar la situación. Un rico comerciante decidió ayudar a dos personas pobres de su ciudad. Dio a cada uno 5.000 rublos con la condición de que se reembolsara en cinco años. El primer indigente salió inmediatamente y compró una casa nueva y elegante, ropa nueva para su familia, y un coche caro. Vivió bien hasta que se le acabó el dinero.

Al final de los cinco años regresó al comerciante, confiado en que obtendría un nuevo préstamo, o al menos una extensión del que había recibido. El comerciante estaba furioso. “Ha abusado del préstamo”, dijo, “desperdiciando la oportunidad y los recursos que le proporcioné. El préstamo debe ser reembolsado”

El segundo pobre compró solo lo necesario y con precaución. Se llevó el resto y, después de investigar un poco, invirtió en un negocio que se sentía competente para dirigir. A medida que el negocio comenzó a crecer, apartó parte de las ganancias como reembolso del préstamo. Él y su familia trabajaron duro, apreciando el préstamo. De manera lenta pero segura, fue capaz de apartar lo suficiente para poder pagar el préstamo. Su negocio también creció, por lo que él y su familia ya no eran pobres y vivían modesta pero cómodamente.

Al cabo de cinco años fue al comerciante y, después de agradecerle profusamente el empréstito, le explicó cómo lo había utilizado y le devolvió el dinero. “Guárdalo como regalo”, dijo el comerciante, “porque has invetido sabiamente y no puede haber un mejor uso de mi dinero”. La lección es clara: debemos interiorizar esa inspiración inicial, invertirla, asimilarla en nuestro propio ser para que, cuando la necesitemos, podamos encontrarla, dentro de nosotros mismos.