¿Cómo puedo ser feliz?

PREGUNTA:

Sé que se supone que un judío siempre debe estar alegre, pero cuando me miro no veo ninguna buena razón para estar feliz. Por el contrario, tengo muchas razones para sentirme miserable. ¿Se supone que debo ser capaz de cambiar mi estado de ánimo a voluntad?

RESPUESTA:

Sí, enfrentamos algunos desafíos difíciles en la vida, y los sentimientos de desesperación son comprensibles. Pero podemos dar vuelta nuestra situación. La felicidad nunca está más allá de nuestro alcance.

Esto se debe a que la felicidad es el estado humano natural. Sólo mira a los niños pequeños. Los niños no necesitan aprender estrategias para vivir positivamente, y no necesitan motivos para estar felices. Necesitan motivos para estar tristes. Si un niño llora preguntamos “¿Qué está mal?” Si un niño ríe, juega y baila alrededor del cuarto, no preguntamos “¿A qué se debe la gran celebración? ¿Por qué estás feliz?” Un niño es feliz por necesidad, si no son felices es porque hay un motivo, o porque están hambrientos, sedientos o cansados, o necesitan atención. Pero mientras no pasa nada malo, un niño es feliz sin motivo.

En algún lugar, las cosas cambian. Crecemos y nos volvemos más exigentes, difíciles de complacer, y perdemos esa alegría infantil. A medida que nos cansamos de las decepciones de la vida, sentimos que necesitamos una razón para estar felices. Si ves a un adulto caminando con una gran sonrisa, te preguntas “¿Qué pasa, por qué está sonriendo?”

La diferencia es que los niños no tienen conciencia de sí mismos. Son libres de ser felices. Es solamente cuando maduramos que nos volvemos más conscientes. Tenemos problemas y preocupaciones, deseos no cumplidos y sueños no realizados. Ninguno de nosotros puede decir honestamente que lo tiene todo, y siempre podemos encontrar un motivo para estar deprimidos. Pero un niño no está molesto por lo que le “falta”, así que tiene todo. La falta de auto conciencia del niño lo deja libre para disfrutar de la vida y ser feliz.

Cuanto más nos preocupamos por nuestra propia felicidad, más lejos estamos de lograrla. Cuando nos olvidamos de lo que necesitamos y comenzamos a concentramos en para qué somos necesarios, y el bien que podemos hacerle a los demás en lugar del bien que podemos conseguir para nosotros, nuestra alegría infantil vuelve y somos felices.

Esta es la alegría de la festividad de Purim: un tiempo para dar regalos, donaciones, decir “Lejaim”, y agradecerle a Di-s por la oportunidad de estar vivos. Aún en los momentos más oscuros, concentrándonos en la misión en lugar de uno mismo, podemos acceder a nuestra alegría interior.

La felicidad no está en un lugar ahí afuera, sino que se encuentra en el interior, en esa parte nuestra que es para siempre joven y por siempre dada, nuestra alma.

Por Aron Moss

Hombres y mujeres; ¿diferentes pero iguales?

Luego de miles de años de dominación masculina, ahora nos enfrentamos con el principio de la era feminista, cuando las mujeres se elevan a su nivel apropiado, y todo el mundo reconocerá la armonía que existe entre hombre y mujer.

-El Rebe

Una pareja que estaba teniendo problemas de comunicación, fue a ver al Rebe. La mujer dijo que su marido estaba consumido por su trabajo, y que cuando finalmente encontraba tiempo para hablar con ella, la criticaba y le daba órdenes. El marido dijo que su mujer no le tenía respeto y que no escuchaba ninguna de sus sugerencias.

“¿Por qué piensas que tu mujer debería escucharte?” le preguntó el Rebe. “Porque una mujer debe escuchar a su marido”, respondió.

“¿Pero por qué una mujer debería escuchar a su marido?”, preguntó el Rebe. “Porque el hombre es el dueño de la casa”.

“No”, dijo el Rebe. “Lo primero que debes hacer es seguir, como hombre, es el edicto que “un hombre debe honrar a su mujer más que a sí mismo”. Así la mujer piadosa tendrá un marido a quien pueda respetar y amar. Si el hombre no cumple con su rol como tal, entonces es la mujer quien debe respetuosamente, llamarle la atención”.

La sociedad contemporánea está comenzando a investigar las verdaderas distinciones entre hombres y mujeres. Además de las diferencias fisiológicas obvias, hay también diferencias entre sus formas de pensar, hablar, y comportarse.

Para poder comprender la esencia de la naturaleza del hombre y la mujer, debemos dejar de lado la subjetividad humana y mirar a través de los ojos de Di-s. Cada ser humano, hombre y mujer, ha sido creado con el mismo propósito: unir cuerpo y alma para poder hacerse a ellos mismos y al mundo un lugar mejor y más sagrado. En su servicio a Di-s, no hay ninguna diferencia entre hombres y mujeres; la única diferencia es la manera en la que el servicio se manifiesta.

¿Cuáles son las diferencias entre los hombres y las mujeres?

Hombre y mujer representan dos formas de energía Divina; están los elementos masculinos y femeninos en una sola alma.

Di-s no es ni masculino ni femenino, pero tiene dos formas de emanación: la forma masculina, que es más agresiva, y la forma femenina, que es más sutil. Para que un ser humano pueda llevar una vida total, debe tener las dos formas de energías: el poder de la fuerza y el poder de la sutileza; el poder de dar y el poder de recibir. Idealmente, estas energías emergen sin problemas.

Los hombres son físicamente más fuertes. Por naturaleza, son usualmente más agresivos y más externamente orientados. En contraste, la mujer generalmente personifica la ideal dignidad profunda. Algunas personas confunden dicha sutileza con debilidad; en verdad, es más fuerte que la fuerza física más agresiva que se pueda imaginar. La verdadera dignidad humana no grita; es una voz fuerte y segura que habla desde adentro. La naturaleza de la mujer, incluso que es sutil, no es débil. Y la naturaleza del hombre, incluso que es agresiva, no es bruta. Para que el hombre y la mujer sean completos, deben poseer ambas energías.

La respuesta no es que el hombre y la mujer deben intentar ser iguales. Todos los hombres y las mujeres deben ser ellos mismos, percatarse que Di-s nos dio a cada uno habilidades únicas para poder alcanzar nuestra meta, y que nuestra responsabilidad primordial es aprovechar al máximo estas habilidades.

¿Qué se considera la verdadera liberación para ambos sexos?

A pesar que el feminismo legalmente pide un fin a la dominación y abuso masculino, y pide derechos iguales para la mujer, es vital llegar a la raíz de la distorsión: que nuestro foco en la vida, tanto de los hombres como de las mujeres, no es simplemente satisfacer nuestros egos y necesidades, sino servir a Di-s. La verdadera liberación de las mujeres no es meramente buscar igualdad dentro de un mundo machista, sino liberar los aspectos Divinos femeninos de la personalidad de la mujer y usarlos para el beneficio de la humanidad.

Luego de tantos años de dominación machista, nos encontramos ahora en el alféizar de la verdadera era feminista. Es tiempo ahora para que la mujer eleve su verdadera prominencia, cuando el poder sutil de la energía Divina permita nutrir el poder abierto de la energía masculina. Ya hemos comprobado que podemos usar nuestra fuerza para eliminar a los demonios alrededor nuestro; aprendamos ahora a nutrir la Divinidad que hay adentro.

Acción

Los hombres y las mujeres deben darse cuenta de sus respectivos roles iguales e intentar complementarse uno con el otro en su lucha en común para mejorar la vida. Para poder corregir el abuso de la dominación machista, los hombres deben concentrarse en usar sus cualidades dominantes para bien. Deben usar su fuerza para proteger y preservar el carácter femenino, ayudando a las mujeres a darse cuenta de su verdadero potencial para revelar Divinidad que tanto se precisa hoy en día.

Aprendamos qué es lo que significa ser hombre o mujer, sobre las energías masculinas y femeninas. Aprende a aprovechar tu potencial, balancear estas energías para llevar una vida con sentido y productiva: una vida Divina. Y finalmente, aprende a apreciar y a respetar a tu compañero masculino o femenino.

Buscando a Di-s

¿Se puede seguir jugando a las escondidas si el que busca deja de buscar? 

De las enseñanzas del Rebe de Lubavitch, Rabí Menajem M. Schneerson. 

…Muchos judíos están desanimados, exhaustos por la dificultad del exilio. Y su disconformidad está justificada… ¿ad matai?! (¿Hasta cuándo tenemos que esperar?). 

Hay una conocida analogía que los Jasidim repiten en nombre del Magid, Rabí DovBer de Mezritch, que compara al exilio con un padre que se oculta de su hijo. Ciertamente el padre desea estar junto a su hijo; el propósito de su ocultamiento es despertar dentro del hijo el deseo y las ganas de encontrar a su padre. Después de todo, cuando el hijo está constantemente enfrente de su padre, su deseo de estar con él no está revelado, ya que “continuo placer no es placer”. 

Ahí surge una situación, que es cuando el hijo cesa de buscar a su Padre… Clama que “los signos de nuestra redención no se han visto…que no hay nadie entre nosotros que sepa cuánto va a durar (el exilio)”, por lo tanto, concluye que Di-s lo ha abandonado, pierde las esperanzas y deja de buscar a Di-s. 

Cuando un padre ve que su hijo ya no lo busca… es cuando el verdadero exilio comienza. Ya que todo el tiempo que el hijo busca al Padre, todo el tiempo que la búsqueda de la Redención mantiene ocupado al hijo, está constituyendo una preparación, un comienzo y una chispa de la redención. Pero cuando el hijo ya no busca, estamos cumpliendo con el versículo: “Y Yo me esconderé, de hecho ocultaré, Mi rostro aquél día”. El Baal Shem Tov explica que el versículo está insinuando que el ocultamiento mismo está oculto, ya que el hijo no se da cuenta que el Padre se está escondiendo. 

Prácticamente hablando: El hijo no piensa en Di-s, piensa en cosas mundanas. Es verdad, hace todo de manera “Kasher” como está dictaminado en el Código de la Ley Judía, incluso estudia Torá correctamente. Pero ya no piensa en el Dador de la Torá o sobre cómo conducir sus negocios, porque se ha olvidado que Di-s solo es el que “te da fuerzas y prosperidad”. 

Y cuando se lo critica, el hijo responde: “¿Qué te quejas a mí?…La queja debe ser dirigida a Di-s… ¿Cuánto tiempo más tenemos que estar en exilio?…” 

De hecho, es cierto que el padre debe esconderse de su hijo para poder despertar dentro de él un deseo por su padre…Pero ¿Qué debería hacer el hijo cuando el padre lo sitúa en una increíble oscuridad?…Y especialmente si el hijo está en un nivel muy bajo. Y luego Él nos demanda que debemos buscar constantemente… el domingo debemos buscar… el lunes debemos buscar…. 

Y cuando buscamos en los Libros Sagrados una explicación, encontramos que está explícitamente escrito en el Talmud: “Todos los tiempos designados (para la llegada del Mashiaj) ya han pasado, y ahora (su llegada) solo depende de la Teshuvá (arrepentimiento)“. Y es una Halajá (ley) clara que a través de pensar un solo pensamiento de Teshuvá, uno se convierte en un Tzadik (hombre justo), y no hay ningún judío que no haya pensado pensamientos de teshuvá, no solo una vez, ¡sino muchas veces! 

¿Cómo uno puede quejarse de un ser de carne y hueso que es finito y limitado? ¡Así es como Di-s lo creó, no es su culpa! ¿Cómo uno puede criticarlo por no pensar sobre la Redención? Di-s mismo dice: “Sólo les pido conmensurarse a las capacidades de uno” 

Por lo tanto, debemos aumentar la luz, específicamente la luz de la Simjá (alegría). Siendo que la Simjá “rompe todas las barreras y limitaciones, rompe las limitaciones de la persona, las del mundo y las impuestas por esta terrible oscuridad…

¿Cómo es que el agente de la destrucción se convierte en un agente curativo?

El veneno de la serpiente mamba negra africana es uno de los más mortíferos para el ser humano. La mordida se siente al principio como una ligera picadura, luego como un hormigueo. Luego de unos pocos minutos, el sistema nervioso comienza a apagarse, lo que culmina en una parálisis, convulsiones y una muerte sofocante.

Investigadores han descubierto recientemente que este veneno letal también contiene dos potentes analgésicos, conocidos como mambalgins, tan efectivos como la morfina. Además, a diferencia de la morfina, los mambalgins no generan tolerancia ni adicción, y no tienen efectos colaterales peligrosos. La misma serpiente que causa una muerte horrible también tiene la clave para un alivio extraordinario.

De manera similar, en la parashá de esta semana, cuando el pueblo judío está rodeado de serpientes venenosas, Di-s le dice a Moshé que fabrique una serpiente de cobre y la coloque en el campamento. Todos aquellos que contemplaran a la serpiente estarían curados. (Esta es la fuente de la conocida imagen de la serpiente en una vara).

¿Cómo es que el agente de la destrucción se convierte en un agente curativo?

Sucede que no hay maldad absoluta. Cada manifestación de la maldad lleva oculta en sí el potencial para el bien. Un ejemplo excelente de esto es que la guematria (el valor numérico) de la palabra hebrea para “serpiente”, najash, equivale al valor de la palabra Mashíaj. El mashíaj dará fin al exilio y reparará el daño hechos en el mundo a partir del pecado del Árbol del Conocimiento, provocado por una serpiente.

“Muy bonito”, dirás tú, “pero no lo veo. Lo que veo es un mundo lleno de maldad y dolor. ¿Por qué Di-s crearía la maldad sólo por la potencialidad del bien?”

Podría argumentar que el sufrimiento nos ennoblece, nos vuelve más compasivos y sensibles al sufrimiento de los demás. Podría sostener que el sufrimiento provee el contraste que nos permite apreciar el bien. Podría afirmar que necesitamos descender si queremos ascender. Incluso podría aseverar que el sufrimiento en realidad es una forma sublime y oculta del bien.

Pero esto no te satisfaría. “Di-s es el amo del universo”, dirías. “Él diseñó este mundo y todo lo que hay en él. Nos podría haber permitido alcanzar el ascenso sin el descenso, el perfeccionamiento sin el sufrimiento, la redención sin el exilio. Fue su elección crear el mal, o al menos aquello que percibimos como el mal. Él creó el veneno, y Él creó el antídoto”.

Y yo no podría responderte.

Cuando el Rebe de Lubavitch, Rabí Menajem Mendel Schneerson, de bendita memoria, habló de este concepto durante una reunión jasídica, las lágrimas afectaron su voz: “¿Por qué debemos tener esta aflicción… la Shejiná en el exilio… el Mashíaj en el exilio… todos los judíos en el exilio, sin final a la vista?”.

El Rebe concluyó que no podemos entender el dolor porque Di-s no quiere que lo entendamos. Él no quiere que lo aceptemos, lo justifiquemos o lo racionalicemos bajo ningún concepto. Quiere que protestemos contra él y que trabajemos para acabar con él. Y si entendiéramos el dolor, incluso en lo más mínimo, se reduciría nuestra motivación para acabar con él.

En el libro de Ieshaiau está escrito que cuando venga el Mashíaj nosotros diremos: “Gracias, Di-s, por haber estado enfadado conmigo”. En otras palabras, nos daremos cuenta entonces de que los sucesos dolorosos que hemos experimentado, las manifestaciones de la ira de Di-s, eran en realidad el bien supremo.

Pero aún es muy pronto para valorarlo. Mientras el sufrimiento siga vigente, mientras haya alguna criatura viva que sufra o esté en el exilio, no estaremos listos para agradecer a Di-s por el dolor. Sólo cuando el exilio acabe tendremos el lujo de mirar hacia atrás y agradecer a Di-s por todas las bendiciones ocultas. Por ahora, sólo podemos pedirle que cumpla su promesa de “destruir la muerte para siempre; y enjugar las lágrimas de todos los rostros”.

(Basado en una charla del Rebe, Hoshaná Rabá 5744).

Por Chaya Shuchat

¿Por qué las mujeres no son consideradas herederas de acuerdo con la ley de la Torá?

HISTORIA JUDÍA- LAS HIJAS DE TZELOFJAD Y SU AMOR POR LA TIERRA DE ISRAEL

Un hombre llamado Tzelofjad falleció en el desierto, dejando cinco hijas – Majlá, Joglá, Noáh, Milká, y Tirtzá. Las cinco eran rectas, inteligentes, y cultas. En el tiempo de la muerte de Aharón, después de la cual sucedieron los eventos relatados aquí, ellas no estaban casadas, dado que no pudieron encontrar esposos dignos.

Cuando oyeron a Moshé explicar que Eretz Israel sería distribuida de acuerdo con el número de varones, discutieron la materia entre sí.

“El nombre de nuestro padre será olvidado,” se dijeron una a la otra, “porque ningún heredero varón recibirá una porción en Eretz Israel asociada con su nombre. Dado que nosotras no tenemos hermanos, reclamemos la porción de nuestro padre en la Tierra, de tal modo su nombre será perpetuado.”

Las hijas de Tzelofjad eran descendientes de Majir, una familia de la Tribu de Menashé que había pedido permiso a Moshé para asentarse en el lado oriental del Jordán. Así ellas sabían que podrían obtener territorio fácilmente en aquel lado, dado que la tierra allí no era distribuida por la suerte Divina sino por Moshé personalmente. No obstante, amaban Eretz Israel, no estaban satisfechos con una porción en el lado oriental del Jordán, sino que decidieron pedir una parte apropiada en Eretz Israel.

Ellas se aproximaron a los jueces designados por cada diez personas y presentaron su petición. Dado que ésta era una cuestión legal sin precedentes, los jueces no pudieron decidirse. Ellos remitieron a las hijas de Tzelofjad a los jueces designados sobre cincuenta.

“Nosotros dejamos la decisión a más grandes,” dijeron también estas autoridades. Las hijas de Tzelofjad entonces abordaron a los jueces designados sobre cien, pero de allí fueron enviadas a los jueces de mil. Ningún juez se sintió competente para decidir la materia, hasta que finalmente las hijas de Tzelofjad fueron referidas a Moshé mismo.

Las hijas de Tzelofjad esperaron en presentar su caso hasta que Moshé comenzó a explicar las leyes de ibúm (matrimonio de levirato) en el Beit Hamidrash. En aquel punto ellas entraron y dirigieron la palabra a Moshé, Elazar (quien oficiaba después de la muerte de su padre Aharón), y los Ancianos.

A pesar de ser renuentes a presentarse en público, las hijas de Tzelofjad vencieron su natural modestia porque su cuestión era fundamental. Ellas la presentaron en un estilo culto.

La hija mayor comenzó, “Nuestro padre falleció en el desierto (y no en Egipto. Dado que él pertenece a la generación que abandonó Egipto, él tiene derecho a una porción en Eretz Israel)”.

La segunda hija continuó, “El no estuvo entre los querelladores o la malvada congregación de Koraj (quienes perdieron el derecho a sus partes en la Tierra)”.

La tercera resumió, “El no indujo a otros a pecar, (lo cual le causaría perder su porción), sino murió a causa de su propio pecado”.

La cuarta hija concluyó, “¿Por qué debería el nombre de nuestro padre ser olvidado de la familia porque él no dejó ningún hijo? ¡Permitídnos a nosotras, sus hijas, heredar todas las porciones que le eran debidas a él!”

Replicó Moshé, “Vosotras no tenéis derecho a la herencia de vuestro padre.”

¿Por qué?” ellas inquirieron.

“Porque las mujeres no son consideradas herederos de acuerdo con la ley de la Torá,” declaró Moshé.

Las hijas de Tzelofjad entonces argumentaron, “Si muchachas no son consideradas herederos, nuestra madre debe volver a casarse con uno de los hermanos de nuestro padre, de acuerdo con las leyes de ibum. Quizá ella tendrá entonces un hijo quien heredará la porción de nuestro padre.”

“Una vez que hay hijas,” replicó Moshé, “ibum no se aplica. Ella no puede casarse con uno de los hermanos de vuestro padre.”

“¿Qué razonamiento es éste, Moshé Rabeinu?” preguntaron estas cultas mujeres. “Si nuestro estatus es igual a hijos en cuanto concierne a ibum, ¿no debería la misma regla aplicarse en relación a la herencia de la Tierra?”.

De acuerdo con un parecer (Shabat 96), Tzelofjad era el mekoshesh, el hombre que recolectó leña en Shabat (15:32); de acuerdo con otra opinión él estaba entre los maapilim (quienes intentaron entrar a Eretz Israel sin permiso (14:44)).

Inmediatamente, Moshé se volvió para preguntar a Hashem para confirmar el reclamo de las hijas de Tzelofjad.

¿Por qué no reconoció Moshé la verdad de su argumento, prefiriendo esperar la decisión de Hashem?

Hay varias opiniones:

1.La ley de la Torá en esta materia fue ocultada de Moshé.

Dos tzadikim se alabaron a sí mismos de que ellos eran bien versados en Torá y Di-s les causó olvidar una ley.

El Rey David proclamó, “Tus leyes eran mis cantos en la casa donde yo era un extraño” (Tehilim 119:54). David implicaba que aún mientras él estaba en huida y en exilio, la Torá estaba constantemente sobre sus labios. A pesar de que en aquellos penosos tiempos él no podía concentrarse tan profundamente como cuando estaba en paz, incesantemente repetía las palabras de la Torá como quien lleva un canto sobre sus labios. Dijo Hashem, “David, no compares la Torá a un canto, alabándote tú mismo de que sus palabras son tan familiares para ti como un canto! Tú errarás todavía concerniente a una ley conocida incluso por niños pequeños.”

Cuando David trajo el Arón (arca) a Ierushalaim, no se lo cargó sobre los hombros de sus portadores, sino él ordenó que fuera colocado sobre una carreta. Hashem se enojó y causó a los bueyes que empujaban la carreta temblar. Un hombre llamado Uzá, quien estaba parado muy cerca, pensó que el Arón estaba a punto de caer y lo tomó. Di-s mató a Uzá por este acto (porque él debía haber entendido que el Arón que transporta a sus portadores, ciertamente se transporta a sí mismo). David se dio cuenta tristemente que esta tragedia había sido causada por su error, porque él había errado en colocar el Arón sobre una carreta. El Arón sólo podía ser cargado sobre los hombros de los portadores.

Cuando Moshé designó jueces sobre el pueblo, él anunció, “Cualquier materia que es demasiado difícil para vosotros, traedla ante mí” (Devarim 1:17). Él debería haber dicho, “En cualquier materia difícil, yo inquiriré sobre la ley a la Shejiná.”

Consecuentemente, Hashem ocultó de él una halajá la cual aún las mujeres sabían.

2. De acuerdo con un parecer diferente, Moshé sabía la correcta decisión halájica. No obstante, cuando él escuchó que los jueces sobre diez habían diferido el caso a una autoridad más alta, y todo Beit Din de turno se había abstenido de pronunciar una decisión, Moshé pensó, “Permitídme actuar de la misma manera. Hay Uno más grande que yo. Permitídme preguntarle a Él.”

Moshé con eso enseñó a los jueces de todas las generaciones venideras a no vacilar para consultar a una más grande autoridad si es necesario.

De acuerdo con este parecer, Moshé conscientemente corrigió su previa declaración presuntuosa de que él decidiría materias difíciles por sí mismo. Su teshuvá (arrepentimiento) consistió en presentar públicamente su pregunta a Hashem.

3.Moshé sabía que las hijas heredan las posesiones de su padre si no hay descendencia masculina. No obstante, él estaba inseguro acerca de si Tzelofjad, quien era un primogénito, tenía derecho a una doble porción en este caso. La ley de la porción doble podría no aplicarse aquí, dado que Eretz Israel no estaba todavía en la posesión de Benei Israel.

4.De acuerdo con el Zohar, Moshé no estaba seguro acerca de si el pecado de Tzelofjad, (el mekoshesh) había sido completamente perdonado en el Cielo. Él pensó que Hashem podría no querer conceder a las hijas de este hombre una porción en la Tierra. La réplica positiva del Todopoderoso indicó que el pecado de Tzelofjad había sido expiado. Hashem replicó a la pregunta de Moshé, “Las hijas de Tzelofjad argumentaron correctamente. Esta fue la ley apuntada ante Mí en lo Alto.

Un enfoque de la Torá acerca de la ansiedad

No hay duda de que vivimos en un mundo de alta presión, y no sólo lidiamos con el estrés que la sociedad pone en nuestras cabezas, sino que también tenemos en nuestro propio interior una olla a presión, de nuestras expectativas personales, responsabilidades, trabajo , familia, relaciones, y nuestros objetivos para la felicidad y el éxito.

Así que, ¿cómo podemos tratar prácticamente con la ansiedad en nuestras vidas, las dificultades que surgen en nuestro camino, las mismas cosas que nos hacen sentir como si estuviéramos atrapados en una rutina e incapaces de superar los desafíos básicos de la vida?

En primer lugar, tenemos que saber que una cierta cantidad de ansiedad en nuestras vidas es normal. Es parte de la vida. Se nos muestra en el pasaje del comienzo de la Torá: “En el principio. . . la tierra estaba desordenada y vacía. . . y las oscuridad estaba sobre la faz del abismo. . . Y Di-s dijo: “Hágase la luz, y hubo luz. Di-s vio que la luz era buena, por lo que Di-s separó la luz de la oscuridad. . . Y fue la tarde y la mañana, un día. “(Génesis 1:1-5)

De este pasaje fundamental, vemos que:

La oscuridad precedió la luz.

Para que la luz existiera, tuvo que ser creada. No existe por sí misma. E incluso cuando la luz fue creada, estaba mezclada con la oscuridad y tuvieron que ser separadas.

Una fase completa de revelación: “un día”, sólo se completa cuando se incluye tanto la oscuridad (noche) como la luz (por la mañana).

Y en el quinto verso de la Torá leemos, “Vaikrá Elokim la’or yom”, “Y Di-s llamó a la luz día”.Lo que esto nos enseña es que “día”, que consiste de luz y oscuridad, es la misma palabra que se utiliza sólo para la luz. Esto significa que a pesar de que la luz y la oscuridad existan, lo que es dominante y lo que define el día es la luz.

Se sabe que la parte más oscura de la noche es justo antes del amanecer. Muchas veces es fácil pensar que la vida sería tan bonita, y tan fácil, si fuera simplemente una vida llena de luz sin oscuridad. Así como en un electrocardiograma, el latido del corazón va hacia arriba arriba y abajo. . . así también nuestra vida tiene obstáculos en el camino, y los altibajos son parte de la vida. La cuestión no es si va a haber baches, sino más bien cómo vamos a lidiar con los golpes, cuando se nos vienen encima.

Hay muchas veces que la Torá habla sobre la ansiedad, pero hay un pasaje importante que nos enseña algunos aspectos muy prácticos del manejo de la ansiedad en nuestras vidas. Claramente, esto no va a ser una solución para alguien que sufre de depresión o enfermedades mentales que está en necesidad de ayuda profesional y tal vez medicación. Es para los golpes típicos que encontramos en nuestras vidas.

La declaración se encuentra en Proverbios, que fue escrito por el rey Salomón. Dice así: “La ansiedad en el corazón de una persona provoca el abatimiento, pero una buena palabra lo convierte en gozo” La palabra hebrea para esto es: Da’agah Belev ish yashjena, vedavar tov yesamjenah (Proverbios 12:25).

Aquí vemos la complejidad de la lengua hebrea, y cómo la comprensión de sus diferentes niveles de significados conducen a las enseñanzas múltiples del sujeto en mano. La palabra “melancolía”, yashjena, tiene tres significados diferentes, dependiendo de cómo se lee la palabra. Puede significar: 1. suprimir. 2. ignorar. 3. articular.

ETAPA 1:

 Suprimirlo

 Primero está la idea de tratar la ansiedad a través de la supresión. Aquí el texto se lee como una pregunta y una respuesta: Da’agah Belev ish? Iesijena, es decir, “Si hay ansiedad en el corazón de una persona, suprímela”.

 ¿Qué significa para suprimirla, y por qué es este el primer nivel? 

La represión es algo que es necesario tanto en nosotros mismos, nuestro ego, y la situación. Muy a menudo nos obsesionamos tanto con una situación que nos olvidamos que hay otras cuestiones importantes y más preocupante por ahí también. Todos sabemos que podemos estar lidiando con las dificultades de nuestras vidas, pero cuando oímos hablar de una tragedia nacional, pone todo de nuevo en perspectiva. Tratamos de dar un paso atrás y reducir al mínimo nuestro problema, para darnos cuenta y reconocer que no es tan enorme y abrumador como lo estamos haciendo parecer. Reconociendo que no somos la única persona con un problema en este mundo, y disminuyendo su intensidad, llegamos al concepto de represión. 

La supresión de los resultados de ansiedad en la sensación liberadora que no todo está perdido. El problema todavía puede estar allí, pero se ha cortado a medida y ya no amenaza con aplastarnos. Sólo una vez que nos hayamos liberado de esta carga podemos proceder a la siguiente etapa de la curación.

ETAPA 2:

INGNORARLO

La segunda manera de entender esta afirmación es del Talmud. De nuevo, es una pregunta y la respuesta. Da’aga Belev ish? Iesjena. “Si hay ansiedad en el corazón de una persona, ignóralo.” (Gramaticalmente, se lee la letra shin en la palabra como un pecado, y tiene el significado, “ignorarlo”).

Esto no es sólo ignorar una situación, sino que también separarnos de ella. ¿Por qué es necesario? Porque es fácil definirse a uno mismo a través de sus propios problemas. Nunca debemos permitir que una situación se convierta que somos. Cuando estamos separados de los problemas, e ignoramos la oscuridad, luego somos capaces de centrarnos en la luz.

Está el concepto de que sólo se puede tener una cosa en la mente. Así que si su cabeza está llena de algo negativo, es necesario eliminarlo por completo, e inmediatamente reemplazarlo por lo positivo.

Esta lección se aprende de la historia de Iosef. Se cuenta que él estaba en un pozo vacío, y no había agua en ella. Pero ¿por qué dice que no tenía agua, si ya sabemos que estaba vacío? La explicación es que el pozo podría haber estado vacía de agua, pero estaba lleno de serpientes y escorpiones. El agua representa la verdad, que representa la Torá (ein maim ela Torá-la única agua es la de la Torá), y el pozo es un símbolo de nuestras mentes. Podemos centrar nuestra atención en la Torá, con cosas positivas, pero si no, automáticamente se llena de serpientes y escorpiones, los aspectos psicológicos negativos. Con la serpiente, el veneno está en la cabeza, lo que significa que te muerde en el comienzo de cualquier proceso. Pero el escorpión tiene su aguijón en su extremo. Esto significa que algunas personas nunca puede conseguir comenzar algo, y otras personas pueden empezar cosas, pero nunca acabarlas. . .

La lección aquí es que al igual que usted nunca puede tener un pozo vacío, así también, la mente nunca está vacía. De acuerdo con las leyes de la física, la naturaleza aborrece el vacío y el vacío va a atraer algo. Si no lo llena con algo positivo, automáticamente se inundaría con pensamientos negativos. Por lo tant, alejémonos de lo negativo y abracemos lo positivo.

ETAPA 3:

Articular la ansiedad:

El tercer significado de la frase se entiende de la siguiente manera: “Si hay ansiedad en el corazón de una persona, exprésalo, habla de ello, y una buena palabra traerá alegría. Da’agah Belev ish, Iesijena.

Afortunadamente, vivimos en una sociedad que no sólo es aceptada la terapia como algo  de no avergonzarse, sino que en realidad se ha vuelto aceptable e incluso respetable  hablar con un terapeuta.

La Torá siempre ha defendido la idea de tener a alguien con quien hablar. En el jasidismo, se hincapié en la idea de que cada persona necesita, para encontrarse a uno mismo, un mashpia, básicamente, un consejero, alguien con quien usted puede hablar y así recibir ayuda a través de la orientación. En la ética de nuestros padres, leemos: “ASÉ lejá rav”, házte para ti mismo un maestro, “uk’né lejá Javer”, y consigue a un amigo. Esto significa que  tenemos que tener gente en nuestras vidas que respetemos, admiremos, y recurramos en busca de consejo.

En algunos casos es posible que tengamos que pagarle a alguien para este consejo, pero en realidad no importa cómo lo conseguimos, siempre y cuando se trata de alguien cuya prioridad es nuestro bienestar y que se de cuenta de que no son más que una ayuda en esta curación, no el verdadero sanador. A menudo, los terapeutas se puede equivocar jugando a ser Di-s, y cuando lo hacen, no pueden ofrecer verdadera curación, ya que el aspecto más crucial en cualquier proceso de curación es suprimiendo el ego.

Cuando hablamos de algo, lo traemos a la luz pública y permitimos que otros nos ayuden. Además, hablando de una situación difícil con una persona que entiende, por lo general nos da un gran sentido de esperanza.

Hay una costumbre en Israel que, tras un ataque suicida, en el primer día de luto, cuando en general, sólo la familia inmediata viene a visitar, otras víctimas del terror vienen también. La razón es porque no hay nada más fuerte que alguien pueda entrar y decir: “Sé cómo te sientes”. Y hablando de ello con alguien que entiende y se preocupa, significa que ya no están solos, no son los únicos frente a esta situación. Tiene el apoyo y la ayuda de ellos.

El mayor obstáculo frente a una situación es admitirlo, si lo puede reconocer, ya tiene ganada la mitad de la batalla. Una vez que hemos llegado al punto en que estamos dispuestos a hablar, podemos decir con seguridad que estamos listos para comenzar el proceso de curación.

Así que vemos que lidiar con la ansiedad en nuestra vida es un proceso de tres pasos que comienza con la supresión de la ansiedad, así como nuestro ego, y tratar de disminuir la intensidad de la misma. A continuación, debemos eliminar temporalmente el problema y volver a definirnos como algo separado de lo que es el objetivo de traernos abajo. Y, por último, con una fuerza renovada, tenemos que hablar de ello con los que nos apoyan y nos ayudan.

Mi problema, tu problema

Esa noche estaba de muy mal humor. 

Las cosas no salían bien últimamente…

Algunos de mis familiares no se comportaban bien; mi estado de salud no era de lo mejor; dos de nuestros parientes estaban internados en el hospital y nos sentíamos preocupados por ello. Acerca de todo esto hablaba con a mi marido durante el viaje. Llegamos al lugar buscado, de muy mala gana, por los inconvenientes que nos acosaban.

Era un enorme edificio con rampas para discapacitados por todas partes. Tocamos el timbre y esperamos ser atendidos.

La mujer que nos recibió estaba sentada en su silla de ruedas. Su cuerpo era tan enorme que apenas cabía en ella. Llevaba puesto un pañuelo sobre su cabeza y evidentemente era una persona observante. 

Hacía mucho calor a pesar del ventilador que estaba funcionando. Mientras nos hablaba no nos miraba a la cara. Mientras mi esposo se dedicaba a retirar las Mezuzot de los marcos de las puertas, me senté a charlar con la mujer. Comenzó a contarme sobre su vida:

Tenía graves problemas en sus huesos y una infección espinal; un simpático rabino le había ayudado a obtener una dama de compañia las 24 horas del día, a cargo del gobierno; esta mujer dormía en el living porque el único dormitorio que había lo ocupaba la dueña de casa. Ella, en realidad, no salía mucho, casi nada, ya que en las sinagogas no hay rampas y la dama de compañía no tenía fuerzas para empujar la silla de una persona tan pesada.

En medio de la conversación mi esposo se acercó a nosotras para mostrarnos como la letra “shin” debe ir en el frente de la Mezuzá. Comenzó a decir “esta letra debe ir…” cuando la mujer lo interrumpió: “Lo siento, soy ciega, así que sólo descríbalo con sus palabras”. ¡Por eso que no nos miraba al hablar! Luego nos señaló una de las paredes, sobre la que había muchos diplomas y certificados colgados. Nos dijo: “Soy estudiante graduada en sociología y ciencias políticas; aunque el gobierno no entrega empleo a los discapacitados!”.

En ese instante pensé: “¿Qué otra cosa le puede suceder a esta mujer en la vida? 

No puede leer libros, no puede salir, no tiene familia; aunque su departamento fuera hermoso, no puede verlo, pero de todas formas es pequeño y caluroso”.

Pero lo más admirable de toda la situación fue que ella era optimista. 

Cree en Di-s y siente que Él la ayuda; siempre ve el lado positivo de las cosas. “¡Después de todo estoy viva!” Y agregó “¡Muchos de los héroes y protagonistas de la Torá fueron discapacitados! Itzjak era ciego, Moshé tartamudeaba, Iaakov quedó rengo, y miren cuántas cosas importantes lograron.

Nunca fueron menos por su discapacidad”. Al finalizar la visita me di cuenta de que no podía siquiera invitarla a pasar un Shabat con nosotros. Ni bien abandonamos el edificio, mi marido me miró y me dijo: “¿Shoin arop ale problemen?” (¿Ya pasaron todos los problemas?).

Entonces, vi mis inconvenientes desde una perspectiva correcta. Ellos estaban allí, pero además tenía mi vista, mi cuerpo funcionando, mi familia, amigos, mi cómoda casa; podía ir a la sinagoga o donde deseara; podía trabajar… no había límites para todas las Brajot (bendiciones) que tenía. El viaje de regreso esa noche, fue diferente a todos. En lugar de estar sólo conforme, le agradecí a Di-s por todo… también por mis problemas…

Por Yanki Tauber

Entrar a la Tierra

Vivimos en una era de acción. Incluso hay momentos en el que tenemos que detenernos a pensar. Una acción es más significativa y poderosa cuando es precedida por una preparación, aunque a veces este proceso puede generar errores también.

La historia de los Espías presenta un ejemplo de este concepto: la necesidad de la preparación, y también los aspectos personales y creativos de esto. Más allá del evento histórico, que tuvo lugar hace más de tres mil años, este acontecimiento nos ofrece una guía útil para nuestras vidas en cualquier era.

El pueblo Judío estaba por entrar a la Tierra de Israel. En otras palabras, estaban a punto de emprender un gran proyecto, algo central y fundamental que claramente fue ordenado por Di-s: el cumplimiento de todo el curso de la salida de Egipto. Antes de tomar este gran paso, enviaron a un grupo de doce hombres a la Tierra, para que investigaran la situación.

Los Sabios dicen que esto no fue una orden de Di-s, sino algo que el pueblo Judío decidió por si solo.

Esta historia tiene dos dimensiones paralelas: nos está contando sobre el pasado y también guiándonos en el presente. Como es explicado por el Rebe de Lubavitch, la Torá nos está diciendo que hay una verdadera necesidad de detenernos, pensar y prepararnos antes de tomar acciones en nuestras vidas. Estas acciones incluyen el cumplimiento de las órdenes de Di-s todos los días. “Entrar a la Tierra de Israel” representa todo lo importante en el Judaísmo y en el vida. Antes de la acción debemos investigar y reflexionar.

Como en el caso de los Espías, esta reflexión tiene una cualidad personal e individual. No es una “orden” reflexionar. No hay instrucciones. Uno necesita el poder para utilizar nuestra mente y pensar creativamente para poder hacer la adecuada preparación. Una persona que solo sigue las reglas no va a poder pensar claramente sobre todos los temas.

Hay un equilibrio sutil. La reglas las tenemos que cumplir. De hecho, ese fue el error de los Espías. En el transcurso de su investigación ellos decidieron que no había necesidad de intentar cumplir con la orden de Di-s de ir a la Tierra. Sería imposible. Dijeron que se den por vencidos.

Esto nos muestra que en su caso, la preparación no fue la correcta. En vez de investigar cómo cumplir con la orden de Di-s, se trasformó en una discusión si cumplir o no con la orden de Di-s.

El desastroso efecto que tuvo ese caso fue cuarenta días de retraso para entrar a la Tierra, de hecho, fue la pérdida de toda una generación. A pesar de esto, el Rebe comenta, y la enseñanza positiva queda para nosotros.

Las buenas acciones requieren preparación, y esa preparación necesita una dimensión personal y creativa, combinada con la fe de que si Di-s nos ordenó que lo hagamos, podemos hacerlo y es lo correcto. La pregunta es cómo hacerlo de la manera más significativa.

A través de esta pausa para reflexionar, y teniendo el balance entre la estructura y creatividad, cada individuo puede entrar a su Tierra Prometida, y así también ayudar al resto de la humanidad.

Por: Tali Loewenthal

No existe algo así como un antisemita

La Torá relata cómo cuando los Hijos de Israel levantaban el campamento para embarcarse en sus viajes por el desierto, Moshé proclamaba: “Levántate, oh Di‐s, dispersa a Tus oponentes y haz que Tus enemigos huyan de delante de Ti…”
El emperador romano Adriano era un odiador de judíos incurable.
Una vez, mientras paseaba con gran pompa, visitando a sus súbditos, observó a un judío entre la multitud de simpatizantes; “¿Qué, un maldito judío insulta a mi Majestad saludándome en público? ¡Llévenselo y crucifíquenlo!”

Rápidamente corrió la voz de la acción despótica de Adriano, y la próxima vez que Adriano salió de gira, un judío que tuvo la mala suerte de estar en las inmediaciones se aseguró de mantenerse alejado de la multitud, no pronunciar palabras de saludo y permanecer agazapado al borde del camino. Una actitud de sumisión total.

“¿Qué, un maldito judío insulta a mi Majestad ignorándome en público? ¡Crucifíquenlo!” gritó el emperador.
Cuando los consejeros del emperador preguntaron sobre la flagrante inconsistencia de sus acciones, Adriano respondió: “No me enseñen cómo tratar con mis enemigos”.
Pero, ¿realmente los judíos eran sus enemigos? ¿Podría un simple pueblo haber suscitado tal odio sin fundamento?

Es significativo que, en el versículo citado anteriormente, Moshé no llama a Di‐s para que nos defienda de aquellos que nos son hostiles, sino para “dispersar a Tus oponentes… Tus enemigos”

La antigua lucha entre los judíos y los que odian a los judíos es un nombre inapropiado.
Recuerdo, cuando visité el campo de exterminio nazi de Dachau, lo irritante que fue ver en el crematorio el gran cartel que dedicaba el lugar “a los que murieron en la lucha contra el nazismo”.

El memorial puede ser algo apropiado para los opositores políticos del régimen que sufrieron y murieron allí, pero el tío de mi abuelo, los primos y miles de otros mártires no murieron luchando contra nada.

En lo que a ellos respecta, estaban felices de llevar una vida privada antes de que Hitler y sus secuaces los buscaran.
Calificarlo como una “lucha” entre la víctima inocente y el verdugo es tan inapropiado como describir el esfuerzo de la sociedad moderna para protegerse de los terroristas suicidas como un “ciclo de violencia”.
La lucha no es entre nuestros enemigos y nosotros.

Más bien, los antagonistas de Di‐s nos atacan como peones en su batalla contra la rectitud y la Divinidad.
El odio a los judíos está tan arraigado y generalizado que no se puede atribuir ninguna explicación lógica o racional al fenómeno, aparte de definirlo como la eterna lucha del hombre malvado contra la Divinidad.
Si no están luchando contra nosotros sino contra Di‐s, nuestra única respuesta viable es vivir y actuar como judíos sin importar la provocación.
Cuando es evidente que su odio hacia nosotros se basa en nuestra relación especial con Di‐s, se convierte en la responsabilidad de Di‐s defenderse de Sus enemigos y acudir a nuestro rescate, liberándonos para reanudar nuestra misión histórica de representar Divinidad
para el mundo.

Un católico que sabe de Jasidut

Domenico Lepore es una anomalía. Al igual que muchos judíos, estudia la porción semanal de la Torá, generalmente con comentarios del nivel de Maimónides hasta mísiticos. Como muchos Jasidim de Jabad, se adhiere al estudio diario de Jumash, Tehilim (Salmos) y Tania, conocido como Jitas.

Sus mañanas comienzan con el Haiom Iom (el “Pensamiento del día” recopilado por Rabi Menajem Mendel Schneerson, el Rebe de Lubavitch en el año 1943 de las charlas del sexto Rebe de Jabad, Rabí Iosef Itzjak Schneerson, de bendita memoria).

Los trabajos de Rabí Menajem M. Schneerson, tienen una particular resonancia para él. En una conversación, Domenico hace referencia a las ideas del Rebe, y en su calendario personal anota cada fecha importante de la historia de Jabad.

Pero Domenico no es judío. Este hombre italiano de 51 años fue criado como católico en Italia en donde él y su esposa Angela Montgomery, escritora y socia de negocios con su marido trabajaron y vivieron. Cuando se mudaron a Brooklyn Heights se cruzaron con Jabad, e hicieron de sus enseñanzas el fulcro de sus vidas profesionales y académicas.

En su nuevo libro, SEJEL; Lógica, Lenguaje y Herramientas para organizar cualquier Organización como Network, Lepore, el fundador de Intelligent Management Inc, introduce a los lectores a un modelo de organización que considera a la economía y a la política desde el punto de vista de la cooperación más que de la competición, simbiosis en vez de supervivencia de los más aptos.

Basado principalmente en el trabajo de W. Edwards Deming y la Teoría de las Limitaciones de Eli Goldratt, es un modelo que demanda un cambio en la matriz de los procesos cognitivos. Mientras la mayoría de los negocios continúan adhiriéndose a las antiguas estructuras, lo hacen ignorando la nueva realidad; el cambio a una red dinámica de interdependencias e interrelaciones.

Pero el cambio demanda disciplina, primordialmente, disciplina intelectual. Específicamente, requiere de una nueva inteligencia, las tres facultades del intelecto: intuición, entendimiento y sabiduría.

En otras palabras, JaBaD.

“La primera vez que leí las obras del Rebe, discerní un patrón de razonamiento que el Rebe desarrolla que sigue un proceso de pensamiento preciso”. Lepore traduce este proceso como un diagrama que transmite las ideas del Rebe de manera gráfica, “Como una fotografía lógica llamada ´nubes de conflicto´, que puede aplicarse en casi cualquier situación”.

Lepore reconoce la relevancia de las ideas del Rebe a su trabajo y quiere ayudar a llevar a cabo su aplicación a las estructuras organizativas, y a integrarlas en su carrera profesional como consultor de negocios.

Específicamente, está interesado en desarrollar un nuevo paradigma en el proceso de la toma de decisiones, reconociendo los supuestos que limitan posibilidades por ninguna razón que no sea que son tomadas de la manera en la que se dan. Él se inspira en su propia investigación sobre la sobreconductividad para explicar el ideal: “Cuando una materia física existe cuando no hay fricción, tienes energía ilimitada”.

Aplicándolo a las gestiones de organización, la idea es romper las barreras y límites antiguos que hacen difícil a la organización producir su flujo máxima.

“El Rebe nos enseñó a eliminar suposiciones que obstaculizan el proceso de la toma de decisiones y limitan las posibilidades para mayores logros. Él toma todos los temas básicos y fundamentales de la existencia humana y los elabora en conflictos básicos, y desde ese punto, manda soluciones personalizadas a su gente”.

Según el pensamiento Jasídico de Jabad, el último conflicto es aquel entre el cuerpo y el alma, el cual debe ser satisfecho.

El Rebe, quien dirigió algunas de sus enseñanzas también al público no judío, de hecho ha instado a la gente a “abrir sus ojos” y a percibir una visión más deseable de la sociedad, el primer paso necesario para hacerlo, de hecho más deseable.

“El Judaísmo trata de traer los cielos a la tierra. Ésto es lo más excitante de Jabad, el Rebe presenta posibilidades para que tu mente sea ilimitada. Por supuesto, como seres finitos, tenemos limitaciones, pero la idea es que podamos insertar elementos infinitos en nuestra finitud”.

Extraído y adaptado de collive.com